Louis-Ferdinand Céline
DeBolsillo
Han leído bien: no pone Viaje al fin de la noche. Y es que, aunque no se suela tener en cuenta, en los escasos ratos libres que le dejaba la digestión de judíos este señor dedicaba su tiempo libre a escribir obras maestras. Para muchos fans de Céline este es su mejor libro, con diferencia. En él nos explica la infancia y juventud de Bardamu, el protagonista de su obra de cabecera. Es un libro tremebundo donde se junta todo lo mejor de Céline: su capacidad para tejer historias apasionantes, su nihilismo y desprecio hacia toda la humanidad, una trama firme, sólida y lineal y un brutal sentido del humor en todas y cada una de sus facetas; desde el más inocente hasta el más negro que pueda uno imaginarse. Y un final realmente sensacional. Todo ello jalonado con una galería de personajes irrepetibles. Una obra grandiosa, se mire por donde se mire. Según Amélie Nothomb, un escritor con buena pluma es Víctor Hugo. Uno que además de buena pluma tiene buena polla se llama Sartre y te escribe La náusea. Un escritor con buena pluma, buena polla y un buen par de cojones es el que te escribe Muerte a crédito. Y si lo dice una diosa como la Nothomb, no seré yo quien le lleve la contraria. Léanlo: para bien o para mal, seguro que no les deja indiferentes. ¿Me dejo algo? Pues sí, que este señor no gustaba demasiado de usar el punto y aparte. Pero llegados a estos niveles de maestría, no pasa de mera anécdota: sería como discutir la pierna derecha de Maradona.
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