Aquí no vamos a ponernos de acuerdo. En la época actual de fiebre desmesurada por el streaming, y en un panorama donde la comodidad de las plataformas de contenidos ha torpedeado a la piratería clásica, es dificilísimo encumbrar con total seguridad a una única producción seriada como lo mejor del año. Porque la oferta ha sido tan numerosa y ha ofrecido tanta calidad durante los últimos doce meses como para que cualquier podio posible pueda ser objeto de crítica. Pero, aun a sabiendas de que esta guerra no tiene vencedor claro y sí mucha gresca entre el jurado, vamos a intentarlo con la pregunta que ya anuncia el título de la presente encuesta: ¿Cuál ha sido la mejor serie de 2019?
Obviamente, y como el espacio en internet es infinito pero la paciencia de los lectores no tanto, en la lista sugerida a continuación no están todas las que son. Por eso mismo, se anima a todos los lectores que lo consideren oportuno a añadir sus series favoritas en la sección de comentarios ubicada al final del texto.
(La caja de voto se encuentra al final del artículo)
Watchmen
Después de colársela a la audiencia con cosas como Lost o Prometheus ya nadie se fiaba un pelo de cualquier producción que llevase la rúbrica del guionista Damon Lindelof. Como en su nueva empresa anunciaba su intención de toquetear el universo de uno de los cómics más reverenciados de la historia, aquel Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons al que todos los críticos se acercan con rodilleras, el asunto ya olía a catástrofe desde cuatro calles más atrás. Lindelof pretendía agarrar el material original (que no la película de Zack Snyder) y continuar la historia treinta y cuatro años después de lo narrado en aquellas viñetas, en el 2019 de una realidad alternativa. La sorpresa llegó cuando la gente decidió darle una última oportunidad a todo aquello y descubrió que en esta ocasión el hombre había estado a la altura de su propuesta. Watchmen resultó ser la hostia, un What if… de calidad irrebatible que no solo era inteligente en sus guiones sino que además venía empacado de un apartado técnico espectacular, y de una banda sonora firmada por Trent Reznor y Atticus Ross.
After Life
Cuando Ricky Gervais se presentó con After Life en el regazo a todo el mundo le sorprendió que la criatura estuviese menos empapada en el cinismo y fuese más propensa al drama de lo que era habitual en su padre. Pero daba igual, el tono de comedia oscura y profunda melancolía funcionaba estupendamente, y era difícil no hacerle ojillos a la fabulosa premisa: tras la muerte de su mujer, un hombre (Tony, interpretado por el propio Gervais) decide que se la bufa todo y que antes de seguir siendo un buen chico es preferible dinamitar el mundo en el que vive a base de decir y hacer lo que le sale de las gónadas. Para su desgracia, todos los que le rodean tratan de ayudarle a ser mejor persona.
Chernobyl
Chernobyl sufrió el efecto Rosalía: en un determinado momento de 2019 era imposible entrar en un espacio público (físico o virtual) sin que alguien se te abalanzase encima para agarrarte por las solapas del abrigo y espetarte que si no la habías visto ya estabas tardando. Pero, pese a la pereza que suelen dar las cosas infladas a base de hype y altas expectativas, Chernobyl se las apañó para destacar por méritos propios más allá de las loas de los fans. Ideada y escrita por Craig Mazin, dirigida por Johan Renck y con un reparto liderado por Jared Harris, Emily Watson y Stellan Skarsgård, esta crónica de la catástrofe acontecida en la central nuclear de Chernóbil hilo finísimo a la hora de retratar una tragedia tremenda, diseccionando los embustes y corrupciones institucionales que la rodeaban. Y todo eso a pesar de que no había actores negros en el reparto.
Undone
La sinopsis reza: «Después de un accidente de tráfico que casi resulta fatal, Alma descubre que posee una nueva forma de percibir el tiempo y decide utilizar dicha habilidad para investigar la muerte de su padre». Detrás de la idea se encuentraba Raphael Bob-Waksberg, creador de BoJack Horseman, y por la pantalla se desplegó un imaginario visual, animado gracias a la técnica de la rotoscopia que vimos en A Scanner Darkly, tan poderoso como para convertirla en una de las experiencias televisivas más sorprendentes del año.
Lo que hacemos en las sombras
En principio, sonaba sospechoso lo de trasladar al formato serie Lo que hacemos en las sombras, aquella descacharrante película dirigida por Jemaine Clement (el 50 % de Flight of the Conchords) junto a Taika Waititi (director de Jojo Rabbit o Thor: Ragnarok) y protagonizada por un grupete de vampiros idiotas que compartían piso en Nueva Zelanda. Ocurría que la cinta original funcionaba tan bien por sí misma como para que revisitarla para expandirla, en una versión que trasladaba la acción a Norteamérica, se antojase sobre el papel como un intento perezoso de masticar demasiado el chicle. Pero la propia cinta original ya tenía tablas en eso de exportarse hasta la pequeña pantalla tras alumbrar en el 2018 un spin-off (por aquí no muy conocido) titulado Wellintong Paranormal, y centrado en una pareja de policías que se asomaba por el film. Finalmente, cuando Waititi y y Clement mudaron Lo que hacemos en las sombras a las calles neoyorquinas y al formato episódico, el resultado fue de lo más entretenido y desternillante. Sobre todo, gracias a la tremenda genialidad de incluir un nuevo tipo de criatura, tan sobrenatural como terrorífica, entre el reparto de chupasangres: el vampiro emocional.
Paquita Salas
Tercera temporada de lo que empezó como una serie de nicho y ha acabado convertido en un fenómeno. Con Brays Efe, Belén Cuesta, Anna Castillo, Terelu, Belinda Washington y Topacio Fresh en el reparto e Isabel Pantoja en la cabecera porque nuestra ensalada pop era esto. Javier Ambrossi y Javier Calvo supieron darle nueva cuerda a su artefacto estrella, una producción que sigue jugando a rebozarse en lo meta y que apuesta por agitar más el componente emocional que en las dos anteriores remesas. Paquita Salas III: Los Javis with a Vengeance.
Euphoria
Basada vagamente en una serie israelí de idéntico título, Euphoria se presentó con una cantinela que ya habíamos escuchado numerosas veces: adolescentes, sexo, drogas, redes sociales, amistades, traumas y amores. La diferencia es que en esta ocasión todo lo anterior no daba vergüenza ajena, como suele ocurrir en las radiografías de la juventud, sino que estaba maravillosamente contando y tenía muchísimo estilo propio.
Muñeca rusa
El concepto sobre el que se construyó Atrapado en el tiempo, presentar a un personaje atrapado en un bucle temporal y juguetear con sus desventuras dentro de cada repetición, ha sido explotado tantas veces en películas (Feliz día de tu muerte, Las últimas supervivientes, Código fuente o Al filo del mañana) y capítulos televisivos (Expediente X, Star Trek, Buffy, cazavampiros o Embrujadas) como para acabar convirtiéndose en un género propio. Muñeca rusa se enganchó a aquella premisa y la convirtió en su razón de ser: una mujer revive una y otra vez el día de su trigésimo sexto cumpleaños, una jornada donde siempre la acaba palmando de manera inevitable. Humor negro, filosofía pop y existencialismo en un loop ideado por Natasha Lyonne (que también ejerce como protagonista principal) junto a Leslye Headland y Amy Poehler.
State of the Union
Ideada por Nick Hornby (autor de la novela Alta fidelidad), dirigida por Stephen Frears (director de Las amistades peligrosas), protagonizada por Rosamund Pike junto a Chris O’Dowd y con una duración por episodio de insultante brevedad británica (diez minutos), State of the Union ha pasado desapercibida para el gran público porque la gente disfruta más tragándose tostones eternos de no muertos o tronos de hierro que dos horas de diálogos espléndidos. No pasa nada, aquí estamos nosotros para recordar que existe.
Cristal oscuro: la era de la resistencia
Pese que la película Cristal oscuro se ha convertido en un icono ochentero con estatus de culto, lo cierto es que aquel film era muy poquita cosa narrativamente hablando. De hecho, si a la película de Jim Henson se le demuestra tanto cariño eso es porque sabía compensar lo sosaina que era la aventura principal a base de utilizarla como excusa para el porno de marionetas. Para el desfile continuo de todo tipo de títeres y criaturas fabulosas por la pantalla. Y nosotros teníamos que conformarnos con eso, con un apartado artístico maravilloso y algunos destellos de cuento oscuro por encima de una historia emocionante. Hasta que llegó Cristal oscuro: la era de la resistencia y demostró que se podían tener las dos cosas. Absolutamente espectacular y trepidante, esta continuación en formato televisivo de la historia original es todo lo que aquella tenía que haber sido. Aquella era porno de marionetas, está lo es más aún. Para ver con la boca abierta y sentir que en el fondo seguimos teniendo diez años.
Así nos ven
O la fascinante contundencia de Ava DuVernay (Selma, Un pliegue en el tiempo) al narrar en formato miniserie la historia de los Cinco de Central Park, un grupo de chavales que fueron acusados y condenados falsamente por violación y otros crímenes sucedidos en el Central Park de Manhattan durante 1989. Un retrato, estupendamente ensamblado e interpretado, de la pesadilla americana, de un país fracturado y repleto de desigualdades sociales, discriminación, brutalidad policial y pobreza. Curiosamente, la gestación de la propia serie comenzó con una pregunta en un tuit, una lanzada por uno de los protagonistas de la historia real.
Vida perfecta
Con lo incómoda que resulta la figura de Leticia Dolera para cierto tipo de público (mayoritariamente con pito) y tras el ruido mediático de las polémicas durante su producción, muchos deseaban que el estrenó de Vida perfecta sonase a batacazo gordo. Pero ocurrió lo contrario, y aquella producción que Dolera ideó, escribió, protagonizó y dirigió se llevó todos los halagos posibles, y de paso el premio a la mejor serie y mejor actriz en Canneseries. Tres mujeres, ocho capítulos, treinta minutos por sesión, sexo despreocupado, un libreto inteligentísimo (al que solo se le puede reprochar tocar demasiados palos al mismo tiempo) y ningún tabú. Un prodigio dentro de las producciones patrias del que ya está confirmada una segunda temporada.
Good Omens
Aquí somos muy de Terry Pratchett y muy de Neil Gaiman, por lo que andamos encantados con el hecho de que la adaptación de la novela Buenos presagios escrita a cuatro manos por ambos autores (o la película que Terry Gilliam nunca llegó a lograr levantar) acabase convertida en un entretenimiento bastante divertido. Es cierto que esta aventura apocalíptica con ángeles y demonios no es la producción más redonda del año, pero también es verdad que lo compensa teniendo como protagonista a la pareja más imposible y más molona de toda la temporada: David Tennant y Michael Sheen.
Creedme
Basada en el artículo, ganador de un premio Pulitzer, «An unbelievable story of rape» firmado por T. Christian Miller y Ken Armstrong. Creedme es una miniserie demoledora que nos arroja a dos líneas argumentales paralelas: por un lado, la denuncia de una violación que en 2008 que realiza una joven (Kaitlyn Dever) ante unos policías que no acaba de creerse el relato. Y por otra parte, la investigación de una serie de casos de violación llevada a cabo por dos detectives (Merritt Wever y Toni Collette). Ruda, metódica, bien ensamblada en el respeto a las víctimas y poderosa, Creedme fue lo que nunca suelen ser las historias basadas en hechos reales.
Kingdom
¿Qué pasa cuando desatas el apocalipsis zombi en la Corea del siglo XVII de la dinastía de Joseon? Kingdom es lo que pasa: que cuando crees que un género ya no da más de sí, de repente aparece una tropa de surcoreanos y te demuestran que lo que ocurre es que estas malacostumbrado a bostezar con The Walking Dead.
Fleabag
La pluma de Phoebe Waller-Bridge es una de las cosas más interesantes que le han ocurrido al mundo del entretenimiento reciente. Porque esta mujer no solo ideó la estupenda Killing Eve, sino que también ha remendado el libreto de la nueva película de 007 después de que Sam Mendes se bajase del carro por andar a la gresca con Daniel Craig (y por lo que parece el asunto se le ha dado bastante bien, porque ya la tienen fichada para escribir el próximo Bond). Pero sobre todo, Waller-Bridge es la principal responsable del fenómeno Fleabag, aquella comedia dramática basada en un monólogo propio que ella misma escribe y protagoniza. O las desventuras, en dosis de veinte minutos, de una londinense desastrosa, inconformista, y sexualmente disparada que gusta de demoler la cuarta pared con alegría. La primera temporada se estrenó en 2016 entre las loas del público, la segunda (y última porque no habrá más) se ha hecho esperar tres años pero el consenso es unánime a la hora de sentenciar que mantuvo el nivel bien alto. Además de todo eso, es el show que ha logrado que el público deje de llamar «Moriarty» a Andrew Scott, para comenzar a referirse a él como «el cura sexy».
The Boys
A los productores y guionistas Seth Rogens y Evan Goldberg los amigos de los tebeos no les han perdonado del todo que la adaptación del Predicador de Garth Ennis para la pequeña pantalla fuese tan decepcionante. Por eso lo de lanzar la pasta para producir The Boys, otra serie de televisión basada en otro cómic con muy mala leche de Ennis, ha sido una especie de redención. Una sátira de superhéroes ultraviolenta, gamberra, retorcida y divertidísima. O lo que nos viene haciendo falta en una época donde la mojigatería acostumbra a llevar capa y lucir superpoderes.
My Little Pony: La magia de la amistad
Cuidado con esto: en octubre de 2019, My Little Pony: Friendship is Magic nos dijo adiós para siempre. La serie cuqui que logró que rudos adultos hechos y derechos se declarasen bronies (fans fatales y muy dedicados del mundo animado de Mi pequeño pony) con el mismo orgullo con el que otros se declaran trekkies o potterheads. Un programa de dibujos que tiene más de doscientos secundarios, pero también caballitos con colas arco iris junto a homenajes a El gran Lebowski de los hermanos Coen. Puede que haya sido la despedida más importante y dolorosa de todo el 2019. ¿Dragones? ¿Eso qué es?
The Boys, Cristal Oscuro, Buenos Presagios y Chernobyl. Tan diferentes pero tan disfrutables.
Metería The Expanse (ya va por la T4) y quitaros la de Kingdom
Too Old To Die Young, una serie de Amazon dirigida por Nicolas Winding Refn es la mejor serie que he visto este año. Retomando vuestras candidatas, Kingdom me gustó mucho, Watchmen apenas la he empezado pero me parece muy prometedora, Vida perfecta la aguanté quince minutos, y del resto no puedo opinar porque no las he visto. Mención aparte merece Chernobyl. Vi dos capítulos. Dejando a un lado que los actores interpretan en inglés a personajes rusos, tiene una buena factura. Pero me angustia demasiado como para poder verla entera (ya leí el libro Voces de Chernobyl y quedé un tanto tocado por el trauma nuclear soviético).
Creo que la serie de Winding Refn ha sido injustamente ninguneada (de acuerdo, no es fácil de ver, pero merecía otra acogida). Así que os recomiendo que le echéis un ojo. Tiene una fuerza visual increíble.
Feliz 2020 para todos, y a seguir disfrutando de películas y series.
Too Old to Die Young no está hecha para todo el público, pero si eres del los que «si», entonces es un serión!! BRUTAL
Cierto, Billy. Gracias por la respuesta!
Sin duda Cristal Oscuro, por resucitar el milagro de entonces, y como aquí se dice, volver a ser el niño que fuimos durante un rato.
Son listas personales y hay que respetarlas.
PD: ¡¿Donde pollas estan The Deuce y Succession?!
Estupendas. Aunque no ha sido la mejor temporada de the Deuce perfectamente podría estar ahí
Y eso que en «The Deuce» salía más de una.
The Mandalorian.
Creo que os olvidáis de la mejor serie de Netflix hasta la fecha: Pathways, de Elazar Niedenthal. No es muy conocida entre el gran público, pero a mí me parece sencillamente perfecta. Gracias a la imaginación de dos de sus mejores amigos, los guionistas Malka Maiers y Acher Menke, junto a los rumores que lo sitúan en el círculo más íntimo de amistades de gente como Sam Mendes y Darren Aronofosky, el estilo narrativo de este chaval tras la cámara me parece alucinante. Si buceáis un poco en ‘September’ (si lográis separar el grano de la paja en esa revista, ya que hay mucho niñato neoyorquino con aspiraciones ahí metido), encontraréis información sobre los primeros cortos que hizo en Tel Aviv. He visto sus tres temporadas varias veces, y no me canso de verla. Es difícil cerrar una trama con varios puntos de apoyo (‘grietas’) en las paradojas del viaje hacia atrás en el tiempo, pero Pathways es única en su género… A mí el final me recuerda un poco al libro de Asimov «El fin de la eternidad». El espectador, si ha entendido la trama, consigue cerrar el círculo… ¡sin ver el desenlace!
Pedazo de serie, sin duda. Compleja, difícil de creer…
Te has inventado todo?
Que falta Succesion!!! Chernobyl y Watchmen son tremendas. Excelente guion y producción.
Totalmente de acuerdo con tu mención a Succesion!! Es deliciosa!
No sé si las mejores, pero de esas las que más he disfrutado este año fueron Fleabag, Chernobyl y Good Omens.
Hecho de menos «The Kominsky method» y «Mindhunter». Chernobyl, ganadora clara.
Chernobyl me encantó. No veo qué problema hay en que actores angloparlantes representen la historia. La lengua en que se transmite el mensaje no creo que sea tan importante. Y tampoco espero que lo narrado sea 100% verídico, para éso están los diversos libros y docus al alcance del que le interese.
Es que es una serie, leñe, ficción, entretenimiento.
Chernobyl es excelente. Es el George W. Bush y Donald J. Trump de las series: una obra maestra.
En esta lista hay un angustioso vacío llamado Mandalorian…
Que haya que elegir entre más de 15 o 16 es un sinsentido y un despropósito. Series buenas, de las que puedan jactarse de ser mejores que cualquiera de las otras en un año determinado, solo puede haber 3 o 4 candidatas.
Sin duda Kingdom es una bocanada fresca en en género tan trillado del que ya no se esperaba nada nuevo..y sin embargo..una gozada!!. Me uno a los que opinan que os habéis dejado en el tintero a Succesion. Enhorabuena por el artículo.
Me falta Years and Years, rediós.
Dos apuntes que me han sacado completamente del artículo.
1. Euphoria es poco más que un videoclip pretencioso de la generación Z. Pretendida mente afectada, la serie es muy aburrida, vacua y pobremente interpretada, a pesar de su efectismo y su notable selección musical. Serie mediocre que me sorprende que se considere de lo mejor del año.
2. Si hay mucha gente que no traga a Leticia Dolerá puede que sea no sólo por su feminismo cuqui trasnochado, tal vez puede ser que el personaje público que ha construido sea repelente y demencial y que en sus entrevistas diga una cantidad de tonterías y frases hechas para niños de 12 años que pueden hacer sonrojar a cualquier adulto inteligente. Además de que es una actriz muy mala… Pero digamos que es que España está llena de machitos que no soportan el éxito de una mujer feminista de Instagram