Ciencias Entrevistas

Enrique Fernández Borja: «Que la ciencia me permita entender que el universo aparece de la nada me quita muchos quebraderos de cabeza sobre quién me mira cuando me toco»

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Enrique Fernández Borja (Madrid, 1978) se doctoró en Física por la Universidad de Valencia con una tesis sobre agujeros negros y gravedad cuántica. Ahora desarrolla su labor investigadora en el ámbito de la evolución de las redes complejas. Cordobés de adopción, combina su trabajo en la universidad con la divulgación científica. Es el creador e impulsor del blog Cuentos cuánticos, participa en el podcast Los 3 chanchitos y es el director científico del programa de TVE Órbita Laika. Asimismo es autor de varios libros de divulgación entre los que destacan Un Universo en 174 páginas y Las matemáticas vigilan tu salud.

Entrevistamos a Enrique en el marco de las jornadas sobre el #FuturoImperfecto, en el centro cultural Espai Rambleta, para conversar sobre los últimos hitos en la física como son la detección de las ondas gravitacionales o la reciente fotografía de un agujero negro. Enrique es cercano, divertido y un absoluto enamorado de la ciencia que sabe transmitir la pasión por todo «lo guapo»que nos rodea, incluido el grupo musical Camela.

¿Cuándo y cómo comenzó tu atracción por los agujeros negros?

Desde muy pequeño. Esa es una historia guay porque la primera vez que leí sobre agujeros negros fue en una cosa que se llamaba El libro gordo de Petete. El libro gordo de Petete era una colección de libros a los que mi padre estaba suscrito. Eran revistillas semanales o mensuales, no recuerdo porque era muy pequeño, con las que luego te hacías unos tomos. Básicamente todo lo que soy es por El libro gordo de Petete. Para los que sois jóvenes: El libro gordo de Petete también era un programa de televisión con un pingüino rosa y amarillo que no tenía ningún sentido, pero que era muy listo.

Hace unas semanas se realizó la primera fotografía de un agujero negro. ¿Cómo lo has vivido? ¿Es realmente una fotografía o es un montaje?

Siendo estrictos es una imagen construida con ordenador, pero para mí cualquier cosa que sea coger radiación electromagnética y ponerla en un papel o en una pantalla es una foto. Cuando vi el anuncio se me saltaron las lágrimas igual que se me saltaron las lágrimas cuando dijeron que habían encontrado las ondas gravitacionales, porque son esas cosas por las que siempre apostaba que no se iban a poder hacer y al final pierdo la apuesta contento. Fue muy emocionante, es que estamos haciendo cosas increíbles en los últimos tiempos. Estamos llegando a los límites del conocimiento, estamos empezando a abrir ventanas que no podíamos ni imaginar. Por ejemplo, fotografiar lo que, en principio, no es fotografiable, o que no se puede ver y ahora somos capaces de verlo. Y ahora, también, somos capaces de ver cómo se ondula el espacio-tiempo con esto de las ondas gravitacionales. Eso es maravilloso. Eso es una cosa increíble. Porque todo eso salió de unas ecuacioncitas que a alguien se le ocurrieron, y luego otro alguien dijo «qué pasa si construimos este aparato tan grande para medir este efecto que dice esta ecuación que va a poderse producir», y lo hacemos y lo encontramos. Eso es guay.

Tu tesis la dedicaste precisamente a los agujeros negros y en ella empezamos a ver tu tendencia por llevar la contraria a las modas, también en física. ¿Por qué decides apostar por la gravedad cuántica de bucles en lugar de la teoría de supercuerdas, que es la que molaba?

No lo sé muy bien. Lo que sí recuerdo es que yo quería hacer cosas sobre agujeros negros y gravedad cuántica y eso era lo que me motivaba. Me acuerdo de que en el verano de quinto tenía que decidir qué tesis quería hacer. Lo pasé buscando sobre estos temas en internet y descubrí lo de la gravedad cuántica de lazos. Me moló mucho que fuera una cosa ultradesarrollada de la cual no había oído hablar nada y que estaba en contra o de peleítas con los de supercuerdas, que eran los tíos guais del barrio. Y dije «pues yo quiero hacer eso». Tuve la suerte que quien me iba a dirigir la tesis en aquel momento estaba tan loco como yo. Era Joaquín Oliver, ya fallecido. Este señor era una enciclopedia andante de física y matemática, y me dijo: «Haz lo que quieras». A partir de ahí contacté con gente que trabajaba en ese campo en el extranjero, en México y en Estados Unidos, y me dijeron: «Pues sí, te codirigimos la tesis». Y a partir de ahí la hicimos.

En la temporada 2 de The Big Bang Theory, Leslie, la que era novia de Leonard, se ríe de Sheldon precisamente por él era investigador de supercuerdas. Me gustaría saber tu opinión sobre la serie y sobre todo si los físicos son unos frikis como aparecen en la serie. Porque tú no lo eres, ¿no? 

Se cuenta que hay físicos y físicas que han ligado y de hecho alguno hasta se ha reproducido… hay constancia de ello [risas]. Son estereotipos. Es cierto que en los mundos estos de la física y de las matemáticas y de las cosas ultratécnicas las personas que tienen menos habilidades sociales no encuentran problemas para ser reconocidos. No es raro encontrarte tipos muy raros porque básicamente en estos campos del conocimiento lo que interesa es lo que tiene la gente dentro de la cabeza a nivel intelectual. Que luego tenga más o menos habilidad social solo influye en que puedas hacer más o menos amigos. Hacer amigos en ciencia es muy importante porque no solo tú tienes que ser muy buen,o sino que te tienes que apoyar en otros. Si estás aislado no se puede llegar muy lejos. Tener cualidades que te permiten desarrollarte socialmente bien es importante, pero no es fundamental. En resumen, conozco gente que puede pasar por Sheldon perfectamente.

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Hablando precisamente de esto, una de las personas que más te apoyó en tu tesis fue el otro director, José Adolfo de Azcárraga. ¿Cómo te ayudó y qué ha significado para ti? 

José Adolfo fue profesor mío en tercero y me dio física cuántica. Me dio una física cuántica tan acojonante que básicamente cuando llegamos al siguiente curso todo era repetir otra vez lo que nos enseñó. Luego me dio unos métodos matemáticos superavanzados de la muerte donde él es un experto. La historia es que a mí me empezó a dirigir la tesis Joaquín Oliver; despues, tras haber publicado unos cuantos artículos, tuve problemas con la beca y eso significaba para mí abandonar la tesis. Entonces apareció José Adolfo y me dijo: «Vente conmigo, yo te voy a contratar y después buscamos becas». Así que me cambié de director. José Adolfo estaba muy centrado en las supercuerdas y la matemática asociada, con lo que fue una apuesta personal suya permitirme seguir con mi investigación. Lo primero que me hizo fue una cosa simpática. Bueno, ahora me resulta simpática, antes no tanto. Me dijo: «Te tienes que ir al Instituto de Física Teórica de Madrid», que eso es uno de los institutos gordos de física teórica a nivel mundial en supercuerdas. «Y tienes que ir a dar una charla sobre Loop Quantum Gravity»Entonces, me presenté ahí con diecinueve años y delante de los popes de las supercuerdas de España di una charla de Loop Quantum Gravity. Me dieron palos a todos los niveles, pero me sirvió porque aprendí que no hay piedad en esto de la ciencia. Y además eso te curte porque luego cuando vas a los congresos te das cuenta de que van a por ti, muchas veces.

¿Y siendo de Córdoba por qué te fuiste a estudiar física a Valencia?

Porque era un cordobés con ansias de vivir, pero con demasiadas ansias de vivir. Entonces…

Pero la ruta de bacalao se había acabado ya.

Bueno, estaba pegando los últimos estertores, Chimo Bayo ya no era esa figura emblemática que había sido. La cuestión era que yo fui un tipo de adolescencia difícil…

Conocido como el Churruco.

El Churruco [risas]. Vengo del extrarradio de Córdoba y yo ahí era el Churruco. Todo el mundo tenía mote y a mí me decían el Churruco porque estaba todo el día comiendo quicos de Churruca. No tuve que delinquir para adquirir el apodo. Mi travesía universitaria comenzó en Córdoba, empecé haciendo Química. Empecé el primer curso de Química porque en realidad lo que me interesaba era la biología molecular

De hecho te ofrecen una beca en Harvard, ¿no? 

Me ofrecieron una beca, sí. Fue una de esas cosas jodidas que te pasan por no tener ni idea de cómo funciona el mundo. Yo empecé a estudiar biología molecular por mi cuenta desde muy jovencito, y con dieciséis años entré en un laboratorio de biología molecular en la Universidad de Córdoba. Allí ayudaba a hacer experimentos, de hecho trabajé en una cosa que se llamaba mutagénesis. Alguien se fijó en mi potencial y vinieron a entrevistarme. Me ofertaron una beca que me cubría ir a vivir a Harvard y una parte importante de lo que cuesta la matrícula, pero había que pagar otra parte que ahora vendrían a ser unos treinta mil euros.

Cuando llegué a mi casa dijeron: «Pues muy bien todo, pero aquí no hay treinta mil euros anuales para pagar tus estudios». Además, la casa familiar la llevaba sola mi madre porque era y es viuda. Que es una leona, es una mujer increíble, pero claro, me dijeron que no y yo renuncié. Luego con el paso del tiempo me enteré de que había un programa aparte de la beca que te permitía trabajar en la cafetería o donde fuera para poder complementar los costes asociados a los estudios, pero yo no tenía idea. También tengo que decir que en aquella época sabía menos inglés que el que sé ahora y lo que contaban en la carta no me quedaba muy claro. Yo solo vi Harvard y me puse muy nervioso, pero tuve que decir que no.

El rechazo tuvo un efecto rebote en mí, y me puse rebeldón, en plan «el mundo es una mierda y muy injusto». Y me apunté a Química, pero pasaba muchísimo de aquello; aun así aprobé cuatro de las seis y dije «paso de la química, paso de la biología molecular y me voy hacer la otra cosa que me gusta, que es física». Y empecé Física en Córdoba. Duré dos meses en la carrera. Ahora doy clases en Córdoba con los profesores que me aconsejaron que dejara la carrera. Ellos no se acuerdan [risas]. Total, que abandoné los estudios, me puse a trabajar y, claro, me fui al mundo de la noche, como no podía ser de otra manera. Empecé organizando fiestas, despedidas de soltero, de soltera, cabalgatas a los Reyes Magos, etc. No sé cómo, pero en poco tiempo acabé con sesenta personas a mi cargo y yo solo tenía dieciocho años. Aquello era un desquicie. Afortunadamente en aquella época ni fumaba, ni bebía, no consumía drogas, y además no me compré un piso con todo el dinero que estaba ganando. Un día dije: «Pues nada, me voy a ir a estudiar». Llegué a mi casa y le dije a mi madre: «Voy a volver a estudiar, mamá». Le entró la risa y me dijo «sí, sí, haz lo que quieras, cariño, tú ya eres mayor». Por mi trabajo en la noche tenía muchos amigos en Madrid, en Barcelona, en Granada y por supuesto en Córdoba. Así que decidí irme al único sitio donde no conocía nadie: ese sitio era Valencia.

Eso ha cambiado ya.

Eso ha cambiado muchísimo. Pero ahora ya tengo la carrera y el doctorado, por lo que ya puedo salir de fiesta sin preocuparme [risas].

En la Universidad de Córdoba estás ahora con modelos matemáticos.  ¿Cómo se emplean las matemáticas avanzadas en física? 

A mí no me interesa probar teoremas o demostrar que algo existe. Yo quiero emplear herramientas matemáticas para demostrar comportamientos. Entonces, lo que estamos haciendo, o intentando hacer ahora, es estudiar procesos de crecimiento de redes sociales, como por ejemplo, Facebook o Twitter, pero empleando tecnologías o matemáticas que vienen de física cuántica. Es una cosa muy guapa.

Tenemos es un modelo en que asociamos una relación social como que tú me sigas o que yo te siga con que aparezca o desaparezca un tipo de partícula y eso es básicamente lo que hace la teoría cuántica de campo. Con la teoría que estamos desarrollando, y la matemática que estamos empleando, somos capaces de reproducir resultados conocidos. Ahora, además, estamos estudiando cómo se propaga un rumor o una enfermedad también con herramientas de física cuántica. Estamos haciendo cosas muy chulas.

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Bueno, tú ya tuviste una época de investigación antes, estuviste en Lyon, pero se truncó. ¿Qué pasó? Y, ¿en qué situación está la ciencia ahora con respecto a aquello que tu viviste? ¿Por qué tuviste que dejar de investigar?

Bueno, tuve que dejar de investigar por razones personales, caí en una depresión. Estaba en el extranjero y había pedido una partida de nacimiento en España porque había perdido la que tenía. Al pedirla desde el extranjero te mandan la extensa con todos los datos porque si la pides desde aquí te dan la corta: con tu nombre, dónde vives y quiénes son tus padres. Pero si te mandan la extensa, claro, con la extensa viene todo. Y viene tanto que cuando abrí el sobre pensé que se habían equivocado; el nombre y apellido no coincidían con el mío. Luego seguí leyendo ya por curiosidad y resulta que me cambiaron el nombre y tal, lo típico. Resulta que había nacido en Madrid en una de las clínicas de sor María. Posiblemente fuera uno de esos niños robados. Intenté hacer un amago de encontrar a mi familia biológica y se negaron. Yo quería saber si tenía hermanos. Total, la movida me costó una depresión y básicamente lo dejé todo. Salí del pozo gracias a la divulgación científica, me refugié ahí.

Vaya historia, y yo que quería que criticaras los recortes… 

También, también [risas].

Siempre se habla de la importancia de conectar la ciencia con la sociedad, pero ¿se valora en la carrera del investigador su capacidad y su trabajo en divulgación de la ciencia en España?

Bueno, en España no, y en Europa tampoco. Cada vez hay más divulgación y está muy bien porque hay que informar a los ciudadanos de lo que se está haciendo en ciencia, y cada vez hay mejores medios y mejores divulgadores y divulgadoras y eso es maravilloso. En los proyectos de investigación te exigen que tengas divulgación. Así que yo creo que sí. Nosotros investigamos con el dinero del contribuyente. Hay que explicarle a la gente qué se hace con ese dinero, que está muy bien que sus impuestos vayan a curar el cáncer o el alzhéimer, pero estudiar ecuaciones hiperbólicas o sobre espacios de operadores no compactos, aunque parezcan cosas intangibles, puede que el día de mañana sea clave precisamente para curar el cáncer o el alzhéimer. A Faraday, cuando le preguntaron para qué servía el electromagnetismo en el Congreso de Inglaterra, contestó: «Bueno, no sé para lo que sirve, pero estoy seguro de que dentro de un año ustedes le podrán un impuesto». Y claro, hoy pagamos el impuesto por la electricidad.

En 2011 empiezas junto a un grupo de amigos imaginarios el blog de cuentos cuánticos para divulgar sobre física, y una de las primeras cuestiones que tratas es la importancia de la ciencia básica.

Sí, el dinero invertido en proyectos como el LHC puede parecer una barbaridad, pero al final esa inversión viene devuelta de forma ampliada. Evidentemente, los países tienen que pagar para ponerlo en funcionamiento, pero en cuanto se empiezan a generar patentes se amortiza la inversión. Imagina la cantidad de gente que tiene que hacerse una tomografía por emisión de positrones (PET). Pues es una tecnología que no sería posible si no hubiéramos invertido antes en dos cosas: en investigación básica, donde un zumbado desarrolla una ecuación en la que se pone de manifiesto que por cada partícula hay otra que se llama antipartícula y que cuando se juntan, se aniquilan y crean la luz. Y luego, otros que han construido aceleradores de partículas que crean esa antimateria o materiales que generan antimateria, que es la materia básica con la que funcionan los PET. Lo que nos inyectan para realizarnos una tomografía es un material que se descompone generando positrones, que son las antipartículas de los electrones. Esos positrones se encuentran con nuestros electrones y se aniquilan y emiten luz. La máquina PET lo que hace es capturar esa luz. Y lo que es más curioso, ese componente que nos inyectan y emite positrones se mete en glucosa. Por eso se pueden detectar cánceres, porque los cánceres están formados por células que consumen mucha glucosa, entonces, si observamos mucha radiación en una zona, es porque puede ser que haya un tumor. Claro, todo eso es guapísimo porque nos ayuda a detectar cánceres muy incipientes, y esto no hubiera podido ser posible si alguien no hubiera ideado un acelerador de partículas en su día.

¿Hay vida tras encontrar el bosón de Higgs y cuál esperas que sea el próximo descubrimiento de la física a la velocidad que vamos?

A la velocidad que vamos, yo espero que se descubra que el neutrino es su propia antipartícula.

¿El descubridor será valenciano o de otro país?

Sí, algún valenciano. Que sea aquí. Aquí hay gente que está involucrada en proyectos muy prometedores que yo espero de verdad que tengan éxito, porque supondría un espaldarazo a la ciencia y la física española de unos niveles inimaginables. Y segundo porque aprenderíamos un montón de cosas. El neutrino es una partícula que básicamente se produce en reacciones nucleares como las que hay en el sol. Cuando se teorizó su existencia se pensaba que, por sus características —es pequeñísima y sin carga—, sería indetectable. Y pasó lo que ya ha pasado en más ocasiones en el campo de la física, que cuando alguien te dice que no se puede hacer, tú acabas construyendo cañones de esa cosa. Hoy en día tenemos cañones de neutrinos que se usan para detectar petróleo. Bolsas de petróleo. Entonces, claro, esa partícula no tiene carga, tiene una masa ínfima y no interacciona básicamente con nada. Nos atraviesan continuamente y no nos enteramos. Así que hay que poner detectores muy grandes con materiales específicos para poder captar sus señales.

Antes comentaba que cada partícula tiene su propia antipartícula. Con los neutrinos podemos tener dos opciones: o que el neutrino y antineutrino son partículas diferentes, que sería muy interesante, u otra cosa mucho más guapa: que sea su propia partícula. Eso generaría un tipo de reacción que se llama doble beta sin neutrinos y es justo lo que van a demostrar unos valencianos. Si observan esa doble beta habrán demostrado experimentalmente que el neutrino es su propia partícula, y eso nos ayudará a entender cosas tan fascinantes como por qué estamos aquí. Me explico: en teoría en el inicio del universo se deberían haber generado tantas partículas como antipartículas. Las partículas y las antipartículas, cuando se encuentran, se funden en radiaciones electromagnéticas, en fotones. Si en el inicio del universo se hubieran creado exactamente las mismas cantidades de partículas y antipartículas no estaríamos aquí porque no quedaría nada para formarnos. El universo solo sería una sopa de fotones. Pero estamos aquí, entonces una de las posibles vías de entender esa asimetría entre la materia y la antimateria es gracias a que el neutrino sea su propia antipartícula.

Esperemos que se consiga.

Ojalá. Y que me inviten a la ceremonia del Nobel

Una de las noticias más comentadas del CERN fue cuando por error adelantaron que habían encontrado un neutrino que viajaba más rápido de la luz. Finalmente no fue así.

Fue un cable roto

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¿Existen o pueden existir partículas que viajen más rápido que la luz? ¿Qué son los taquiones?

Si, podrían existir. No hay nada en física que prohíba que algo se mueva a una velocidad superior a la velocidad de la luz. La relatividad especial te dice que la velocidad de la luz tiene que ser la misma para todo el mundo y que si algo tiene masa no puedes acelerarla hasta llegar a la velocidad de la luz. También dice que si algo que se mueve a una velocidad superior a la velocidad de la luz no puedes frenarla hasta llegar a la velocidad de la luz. Es decir, que siempre se tiene que mover por encima. Esas hipotéticas partículas denominadas taquiones podrían existir, pero tienen varios problemas. Lo primero es que algunos observadores verían esas partículas antes de que hubieran salido. O sea, si nosotros construyéramos un cañón de taquiones, alguien podría decir que ha detectado el taquión antes de emitirlo, con lo cual podría decidir no enchufar la maquina y ya tendríamos una paradoja temporal como la de Regreso al futuro. Pero lo peor de todo no es eso. La cuántica postula que los taquiones son inestables. Es decir, se descomponen en otras cosas, y posiblemente no existan los taquiones por razones cuánticas y no por razones relativistas como todo el mundo dice.

Otro hito de la física que además comentaba antes se produjo en 2016, con la detección de la  onda gravitacional que predijo Einstein justo cien años antes. ¿Por qué ha sido tan importante comprobar la existencia de estas ondas?

Porque está guapísimo. Porque vemos ondularse el espacio-tiempo. Porque Einstein dijo «la gravedad no es una fuerza, es la geometría del espacio-tiempo que se adapta al contenido de la energía» y si tú pones mucha energía el espacio-tiempo se curva a su alrededor. Nosotros eso ya lo habíamos visto con lo wue se denominan lentes gravitacionales. En principio, si tú tienes un cuerpo y yo estoy detrás, vosotros no me veríais… a no ser que el espacio esté curvado. En ese caso la luz que yo estoy reflejando sería capaz de abrazar la geometría curva y me veríais, aunque deformado.

Otra de las consecuencias de la relatividad general es que si tienes objetos que están rotando uno alrededor del otro, eso genera ondulaciones en el espacio-tiempo que se mueven como una onda. Y entonces alguien dijo «pues vamos a medirlo». Y han tardado setenta años en conseguirlo. Hemos sido capaces de hacerlo midiendo variaciones de la distancia del orden de diez mil veces menos que el tamaño de un átomo y eso es alucinante que podamos hacerlo.

Pero ahora, claro, esto es como todos los descubrimientos y todo lo que consigue la humanidad. Conseguirlo la primera vez es largo y tedioso. Pero una vez que lo has hecho, ahora descubrimos ondas gravitacionales todos los días. Todos los días hay una nueva. Y eso es maravilloso, eso es guay. Y las ondas gravitacionales tienen una historia muy buena sobre la historia de la ciencia. Einstein dijo: «Las ondas gravitacionales tienen que existir». Y después dijo «las ondas gravitacionales no tienen que existir». Y quiso publicar un artículo en Physical Review sobre la no existencia de las ondas gravitacionales. Uno de los revisores —que no se identifica porque la revisión es un proceso secreto— le dijo que el artículo estaba mal y Einstein, al que nunca le había ocurrido algo así, se enfadó y dijo que jamás volvería a publicar un artículo en esa revista. Poco tiempo después, un tal Robertson coincidió con uno de los estudiantes de Einstein que había colaborado en el artículo y le preguntó sobre lo que estaban estudiando. El chico se lo explicó y al final de la demostración Robertson le dijo «te has fijado aquí en este paso, que a lo mejor si lo haces así…». Y así el estudiante primero y Einstein después se dieron cuenta de que habían cometido un error y acabaron publicando el artículo «Sobre la existencia de ondas gravitacionales». Con el tiempo se averiguó quién fue el revisor que rechazó el artículo de Einstein.

¿Y quién era?

Robertson fue el que le corrigió. Eso es un historión, sí.

Un tema que te apasiona: ¿es lo mismo la nada que el vacío cuántico? ¿Puede surgir materia de la nada?

El vacío es una cosa física. Es una cosa física porque puedes acceder al vacío físicamente. Yo puedo quitar todo esto y dejar la mesa vacía. La mesa sigue existiendo, pero la mesa está vacía. Hay un procedimiento técnico de quitar las cosas. En física, resulta que cuando metes la cuántica, por ejemplo, cuando hablamos de campo electromagnético, el campo electromagnético se entiende que está formado por partículas que se llaman fotones. Si eres capaz de quitar todos los fotones de una región de espacio-tiempo, entonces estás en el vacío del campo. Eso es el vacío y eso se puede estudiar y además tiene propiedades. Tiene tantas propiedades como que si estudiamos el vacío de la interacción fuerte, resulta que nosotros sabemos que estamos compuestos fundamentalmente por protones, neutrones y electrones.

Los protones y los neutrones pesan básicamente lo mismo, tienen la misma masa y tiene una masa 2000 veces superior a la de los electrones. Con lo cual, nuestra masa es la de nuestros protones y de nuestros neutrones. Además, sabemos que los protones y los neutrones están compuestos por tres partículas llamadas quarks. Por cada protón y neutrón tenemos tres quarks. Si sumamos las masas de todos los qarks solo podemos justificar un 10% de la masa del protón o del neutrón. El otro 90%, cuando echas las cuentas, procede de fluctuaciones del vacío cuántico. Es decir, cuando vais por ahí y alguien os dice que estáis más gordos es falso. En realidad, estáis más vacíos. Esa es la lección. Fundamentalmente nosotros somos vacío andante, y es maravilloso.

¿Con lo cual, el vacío no es la nada? Porque el vacío tiene energía aunque sea pequeña.

No. Claro. Puede tener energía o puede interactuar con otras partículas. Si yo lanzo distintas partículas al vacío, eso interacciona con el vacío. De hecho, nosotros hemos sido capaces de perturbar el vacío de una manera que se llama efecto casimir. Este efecto se genera cuando produces un vacío en el que no haya campo electromagnético. Entonces metes dos placas metálicas muy cerquita y puedes observar cómo las placas se juntan, sienten una fuerza de atracción. Eso es que el vacío que hay ahí entre las placas tiene menos intensidad de energía que el que está fuera, que es el que las empuja. Es una cosa increíble. Esto se hace en un laboratorio y se emplea, por ejemplo, para hacer medidas de resistencia eléctrica, de resistividades, de conductividades, cosas de metrología, de precisión.

¿Y qué es la nada? Bueno, pues la nada filosóficamente es quítalo todo. Quita el campo, quita la materia, pero quita también el espacio y el tiempo. Quítalo todo, que no haya nada. Stephen Hawking y Alexander Vilenkin son dos científicos que han trabajado sobre este tema, y han demostrado que la nada es inestable. Que si tú no pones nada, si tú pones en tus ecuaciones cero en campos, energías y demás parámetros, hay una alta probabilidad de que se convierta en algo. Lo hermoso de estos modelos es que no podemos confiar mucho en ellos, solo podemos decir que la matemática está bien, pero no podemos demostrarlo experimentalmente. Pero hay una cosa maravillosa de estos modelos. Es que partiendo de la nada la probabilidad más alta es que se cree un universo que empieza a expandirse exponencialmente muy rápido. Y eso sabemos que es lo que le ha pasado a nuestro universo. ¿Podemos confiar en lo que nos dicen estas ecuaciones? No. Pero a mí me consuela filosóficamente. Que la ciencia me permita entender que el universo aparece de la nada, me quita muchos quebraderos de la cabeza sobre quién me mira cuando me toco.

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Eres director científico del programa de ciencia Órbita Laika. ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Y el share

Muy bien. Este año estamos en el promedio de la cadena. También es cierto que este año la productora que hizo las dos primeras temporadas con Ángel Martín ha recuperado el proyecto. La consigna era no llevar a famosos, que el presentador o la presentadora no fuera periodista, humorista, cantante o no sé qué, sino que fuera un divulgador. Esto fue una apuesta arriesgada que aceptó Televisión Española, hay que decirlo. Era muy arriesgado. Y sobre todo había un compromiso total con la formalidad científica de todo lo que se contase en el programa. O sea, una coordinación absoluta entre la dirección artística y científica. Además todos los guiones, antes de enviárselo a los colaboradores, pasaban por el filtro de la cátedra de la cultura científica del País Vasco, que nos decía si estaba todo bien o no. Estamos muy contentos porque está saliendo muy bien, hemos llevado invitadas e invitados, gente científica que está haciendo ciencia en España, cosas muy buenas, cosas muy interesantes. No todo es Harvard, MIT o Kim Collins de Londres.

¿Y por qué recomendarías que viéramos Órbita Laika?

Porque está superguay. Son temas divertidos, son temas monográficos y porque hay distintos colaboradores con distintos tonos y hay que verla porque…

¿Hay una sexóloga?

Sí. Hay una sexóloga. Psicóloga sexóloga. Y se habla de sexo. Pero desde el punto de vista científico. Eso es una actividad humana, por lo tanto se puede estudiar desde el punto de vista de la ciencia.

¿Vivimos en Matrix?

A mí me incomodaría muchísimo vivir en un ordenador de un adolescente extraterrestre que está comiendo ganchitos extraterrestres…

Entonces, ¿no estás a favor de esa hipótesis?

No. Yo no la comparto. Es una idea de Nick Bostrom, filósofo en Oxford, y otros que teorizan con que vivimos en una simulación. Bostrom argumenta que las civilizaciones que sobrepasan un determinado umbral científico adquieren un poder computacional tan alto como para recrear una civilización. Con lo cual, si asumimos cuántas estrellas hay en el universo, cuántos planetas habitables puede haber y cuántas civilizaciones han llegado a ese estadio, es muy probable que haya más civilizaciones simuladas que reales. Por tanto, es mucho más probable que nosotros seamos una civilización simulada.

¿Se puede viajar en el tiempo hacia atrás?

Bueno, no hay nada que lo prohíba. Todavía no hemos aprendido hacerlo. Lo que sí es cierto y tenemos meridianamente claro es que no hay nada que prohíba el viaje hacia atrás en el tiempo… el viaje adelante es muy fácil, es dejarte llevar, es lo que hacemos diariamente. Pero hacia atrás es lo chungo. Hay ya propuestos mecanismos, máquinas o mecanismos físicos que te llevan atrás en el tiempo. Pero os tengo que dar la mala noticia: no vamos a ver nunca jamás a un dinosaurio, ni vamos a matar a Hitler y en la Biblia no pondrá «Y entró Jesúcristo a Jerusalem y había siete mil quinientos sevillanos en la puerta esperándolo». Eso no va ocurrir, porque lo que sí se ha demostrado es que nosotros solo podemos viajar hacia atrás en el tiempo hasta el instante en el que se eche a andar la primera máquina del tiempo. Con lo cual vosotros no podréis matar a vuestro abuelo pero nadie os asegura que no venga un nieto nuestro del futuro a matarnos. Lo que ciertamente me deja intranquilo.

¿Tenemos que hacer caso entonces a los científicos? ¿A los buenos científicos? 

No. Hay que cuestionarlo todo, pero cuestionándolo con conocimiento.

Linus Pauling ganó dos Premios Nobel, uno de ellos como científico, como químico, y tiempo después se empeñaba en defender que la vitamina C curaba los refriados. Creó una moda y todavía hay gente que piensa que eso es cierto, aunque está refutado por la ciencia desde hace mucho tiempo. ¿Cómo diferenciamos una evidencia de una opinión infundada cuando viene de un prestigioso científico?

Pues es muy difícil porque te dicen «un nobel ha dicho». Muy bien, pero al premio nobel ya se le dio su premio, ya está contento, pero ahora ha perdido los papeles. El premio nobel dice tonterías, y no pasa nada, se dice, se reconoce y ya está. El tío sabe mucho de química, de física, de medicina o de lo que tú quieras, pero en este tema en concreto es inútil, no se le hace caso. Yo siempre tengo un criterio de cuándo me tengo que creer algo. Si algo me resulta extremadamente fácil de entender la primera vez que me lo dicen o extremadamente complicado de entender la primera vez que me lo dicen, posiblemente me estén engañando.

A mí me gusta que las cosas estén siempre en el punto intermedio. Para entender ciertas cosas uno tiene que hacer un esfuerzo. Si alguien viene y te dice, «no te preocupes, el cáncer se cura si tomas vitamina C». ¿Esto es fácil de entender? Entonces es falso. Si alguien te dice «no te preocupes, el cáncer se cura porque tú estás conectado mediante entrelazamiento cuántico al campo de fonones de Higgs y eso haciendo una cosmología compacta sobre un espacio de cuatro dimensiones y abrazas un árbol y te curara de cáncer». Eso no es fácil de entender. Entonces es mentira. Si alguien te dice «te voy a inyectar esto que es una puta mierda, que es un veneno, pero te va salvar la vida», ¿eso es difícil de entender? Sí, porque es un veneno pero te va salvar la vida. Pero hay alguien que te dice «todos estos atrás ya han sido salvados con esto». Es la quimioterapia, la quimioterapia es un veneno. Y sí, te deja hecho polvo, pero te salva la vida.

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¿Quién divulga mejor la ciencia, periodistas o científicos? Lo que piensas de verdad…

A mí me parece que si el que divulga sabe mucho sobre ciencia entonces divulgará mejor. Los otros podrán comunicarla. Pero divulgarla es «la he entendido, la he trabajado, sé lo que estoy contando por detrás de lo que estoy contando» porque no se puede contar todo, pero cuando hablo de física, que es lo que me mola, por detrás tengo las ecuaciones y procuro no hablar de cosas que no entiendo. Y muchas veces cuando estoy escribiendo el blog o hago vídeos me lleva muchas horas de estudio.

¿Te consideras parte del movimiento escéptico?

Lo dudo. Siendo sinceros, los movimientos escépticos me parecen las chapas ultimate. Son muy chapas. Están todo el día con el escepticismo. Hay otra comunidad que me parece superchapas, la burbuja esta de nutricionistas que ha salido de debajo de las piedras y que me dicen lo que tengo que comer a todas horas. ¡Pues no! Me voy a comer este bocadillo de panceta y después me voy a tomar dos cajas de homeopatía. ¿Por qué? Porque sí. Por chapas.

¿De verdad merece tanta portada y artículos de prensa la homeopatía?

A mí me parece que es una responsabilidad de todo el mundo avisar y explicar qué es la homeopatía sin imponer nada y sin discutir. Me afecta mucho que me metan en hilos en redes sociales con discusiones a las que no tengo nada que aportar y acabo silenciándolas. Además siempre son los mismos argumentos de parte de unos y de otros, y la gente que está convencida de una o de otra cosa tú no les vas a hacer cambiar de opinión.

Lo único que se puede hacer es hablar con las personas que tienen dudas, que no están polarizadas y explicarles que la homeopatía es agua con azúcar. La medicina alternativa que funciona ya tiene un nombre, se llama medicina. Entonces es casi mejor ir al médico cuando uno está enfermo. Y si alguien quiere ir al homeópata, que vaya, que es una buena terapia; en vez de ir a psicólogo, vas al homeópata y punto. El homeópata te cobra porque está una hora contigo y te habla de lo del chacra y lo bonito que es comer melisa por la mañana.

Vamos a ver. Mi madre se levanta por la mañana, se calienta un vaso de agua y le echa un chorreón de limón. ¿Sirve para algo? No. ¿Ella está feliz? Sí. Le voy a decir yo «esto no sirve para nada, mama». Pues no. Yo le compro más limones. Ahora, si mi madre me dice «oye, tengo un cáncer y me lo voy a curar con agua y limón», pues le digo «taschalá, mama, y vámonos al hospital y que te metan lo que tengan que meter». Cuando uno está desesperado acude a cualquier cosa. Y cuando te dicen que no hay esperanza a mí me parece muy razonable que cualquiera se agarre a un clavo ardiendo, a la imposición de manos, o la homeopatía o lo que sea. Y además que somos muchos. Somos más de siete mil millones de personas.

Y una cosa parecida a la homeopatía: ¿es Camela el mejor grupo de todos los tiempos?

Por supuesto. Un tío que con un PT-1 ha montado un imperio. Un PT-1 es un organillo que yo tocaba viendo Petete, un organillo de estos de juguete que hace nino nino, y eso Camela lo ha llevado a la quintaesencia. Y además no solo eso, sino que cuando te paras a escuchar a Camela acabas cantando con Camela, si no te ha pasado algo así tú no has vivido nada. «Sueño contigo. ¿Qué me has dado? Sin tu cariño no me habría enamorado». Esto te llega… [risas].

Y la última pregunta es para tu corazón matemático físico. ¿Qué ecuación te parece más bonita: la de Euler o la de Bekenstein- Hawking?

Por razones de amor, la de Bekenstein-Hawking. La otra es una chorrada de cuatro numeritos. Que los agujeros negros tienen entropía es una cosa alucinante y que además es proporcional al área del horizonte de sucesos eso es increíble porque…

¿Porque es tu tesis?

Bueno, el punto de partida de mi tesis es ese. Y por eso.

Pero también relaciona un montón de constantes… 

Claro, es una puerta. A mí en realidad lo que me parece alucinante es la entropía. Es lo que más me flipa de la física, el concepto y la idea de entropía, pero luego ya aplicado a agujeros negros más todavía. Así que yo elegiría la de Hawking-Bekenstein.

Enrique Fernández Borja para JD 6

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12 Comments

  1. Me cuesta todavía creer que de la nada pueda surgir algo, y esto es debido a mi educación «occidental y cristiana», pero la simple demostración de que el cero, la nada, lo nulo es el resultado del menos uno y del más uno me dice lo contrario. Pero es duro de digerir. Soy demasiado importante (ironía) como para ser el resultado de una inestabilidad cósmica o cosas por el estilo. Tal vez estábamos mejor cuando estábamos peor: con el geocentrismo no había dudas.Tendría que dejar de leer los últimos avances de las ciencias, en especial modo física, arqueología y biología molecular. Termino siempre desorientado pero es más fuerte que yo. Excelente divulgación y mis mejores deseos a este joven investigador lleno de energía y a JD.

  2. Remo con denuedo hasta el VEINTIOCHO o VEINTINUEVE de cada mes. Después me dejo llevar por la corriente de las palabras. A propósito: todavía estoy esperando el último JD, desde hace un mes. Debe de estar viniendo a pie.

  3. Morpheo

    Cientificismo, cientificismo everywhere.
    Por cierto, qué triste que diga que es importante hacer amigos para apoyarte en ellos para conseguir sus propios éxitos personales.
    La verdad, es una pena que a los chavales de hoy en día se les eduque en que el éxito y la ciencia soberbia, esa que cree entender los mecanismos del universo como si de un engranaje se tratara, esa que es incapaz de sentir con el corazón, y sólo cree que en la limitada intelectualidad está la verdad del mundo.
    Qué de collejas daría Einstein si se levantara.

    • Lilian, Azafata del Aire.

      ¿Einstein? ¿No estarías pensando en El Mesías o al menos San Pedro, por ventura?

      • Morpheo

        Pensaba en cualquier mente que dude sobre los límites de su conocimiento y la verdadera posibilidad de entender los misterios del universo. Einstein dudaba, y, aunque contrario a las religiones fundamentalistas, sentía cierta espiritualidad, cierta divinidad de la naturaleza, además de tratar de entender intelectualmente el universo mediante la física.

    • Teniendo en cuenta el trato q dio a sus hijos dudo mucho que Einstein estuviese autorizado para dar ninguna colleja, más bien al contrario…

  4. Nacho T.

    Viva Camela y la entropía..En este país hay que sufrir mucho para llegar lejos, eso está claro. Saludos al patas

  5. Popeofroma

    Y pensar que nuestros politicos le dan medallas a virgenes y van a procesiones de muñecos de madera, peineta en ristre… asi nos va.

  6. Pingback: Muerte, entropía y fe: la nada es inestable – Notas de Carolus

  7. Prof. Elio Verde

    Yo si lo creo. En un principio urgido por el positivismo estaba en tu creencia, Eduardo. Pero me ha ocurrido que un gusanillo me ha dicho que todo comenzó con La Nada. La Nada -es- nada. Y por eso, -debido a esa elucubración- ya es algo. Y ese SER, que lo impregna todo hizo reflexión (del verbo reflejar, no de reflexionar) y se miró a sí mimo. YO SOY, fue su pensamiento.
    Sucede que al pensar esta afirmación, se encuentra con una inteligencia finita, lo cual no podría ser, ya que parte de cero (0). Pues ha de ser infinita. Y he de aquí que se esa Nada lo sabe todo. Pero ese todo, al haber surgido de La Nada, tiene que ser simétrico, dual y contradictorio. Y para saber lo uno y su contrario se han creado diversas formas del ser: la materia y la inmateria (su contrario). Luego para saber esto y luego su contrario hubo que echar mano del TRANSCURRIR. Y eso es lo que llaman LA TRINIDAD FUNDAMENTAL. SER+SABER+TRANSCURRIR. Y eso eres tú: eres ser, saber y transcurrir. No existe más nada que no esté supeditado a esa tricotomía. Ejem… en la materia? sólidos, líq y gas. En la consciencia? consc, subconsc e inconsc.
    Entonces ¿de dónde sale todo eso, que es el universo? De la Nada. Es el Logos. .

  8. Pingback: RecreoNaukas 07-03-24: “Cosmología: la mayor patraña jamás contada” - Esto no entra en el examen

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