Jot Down para el CCCB
(De Watchmen)
Estoy viendo las estrellas. Están muy lejanas y su luz tarda mucho en llegarnos. Lo único que vemos de las estrellas son fotografías viejas. Pero estamos en abril de 2019 y voy a ser padre. La niña nacerá dentro de una semana. Pienso en la cercanía del suceso mientras visito una exposición sobre física cuántica. Un grupo de alumnos escucha con atención —¿forzada, impostada, o tal vez genuina?— las palabras del guía. Les habla de los estados cuánticos, de la paradoja de medir y, con ello, afectar a lo que observamos. Una paradoja que afecta la propia naturaleza del conocimiento. Del saber. De la realidad. No existimos si no se nos observa, y al observarnos se influye en nuestra existencia. Nunca sabremos cómo es un elemento no observado.
Es el 18 de octubre de 2018. El médico no ha dejado de mantener ese gesto grave durante toda la ecografía. Nos habla de probabilidades, escenarios posibles y porcentajes. Enfermedad genética. Anomalía cardíaca. Muerte. Solo soy capaz de sentir la fuerza con la que mi pareja aprieta mi mano para no gritar de rabia en mitad de la consulta. Nos habla de una medida para descartar riesgos que a su vez es un riesgo para el feto. Medir supone conocer pero también afectar al objeto de interés. Miro al frente y lloro, porque la medida nos está afectando incluso antes de realizarse.
Es el 24 de marzo de 2036. Nuestra hija nos presenta a su pareja. No deja de buscarle de reojo durante toda la cena, preocupada por saber cómo se encuentra en nuestra compañía. Un rato después bromeo con mi mujer en la cama sobre lo nerviosa que estaba nuestra no-tan-niña. Hablamos de los estudios de física que empezará el año siguiente. Quiere seguir los pasos de Katie Bouman, científica cuya contribución fue esencial en la obtención de la primera imagen de un agujero negro el mismo año en que nació. Un horizonte de sucesos cuya singularidad oculta hubiera sido un completo misterio para la humanidad de no ser por los avances en la teoría cuántica de la gravedad para todas las escalas posibles. Aquel agujero, aquel oscuro borrón rodeado de luz, aquella fotografía que hace años revelaba la frontera entre lo conocido y lo desconocido, empieza a difuminarse y desaparecer.
Es el 10 de abril de 2019. Dos científicos del Event Horizon Telescope comentan eufóricos el descubrimiento que acaban de revelar al resto del mundo. Hace más de cuarenta años Stephen Hawking predecía el efecto cuántico por el que algunas partículas son capaces de escapar de la fuerza de atracción de los agujeros negros. Partículas entrelazadas y que a pesar de estar alejadas unas de otras comparten un estado común. Espacio y tiempo son una ilusión. La distancia es algo relativo. Si un par de partículas entrelazadas se separaran y una cruzara el horizonte de sucesos… no, no se trata de eso. Tiene que haber algo más.
(Del CCCB)
Dejo atrás a los alumnos y sigo paseando por la exposición. Las oscuras paredes me cuentan frases de antiguos científicos. El científico pionero debe tener una imaginación creativa artísticamente, Max Planck. Si la mecánica cuántica no te deja completamente confundido es que no la entiendes, Niels Bohr. Lo que observamos no es la naturaleza en sí, sino la naturaleza que muestra nuestra manera de preguntar, Werner Heisenberg. Físicos filosofando y artistas interpretando conceptos de física cuántica. Artistas residentes en el CERN cuyas obras fueron creadas durante su estancia en el epicentro de la experimentación de física de partículas. No hay distancia entre teorías sustentadas por el método científico y propuestas sobre misticismo. Veo una animación generada por un experimento tántrico de meditación kundalini llevada a cabo en una de las oficinas vacías del CERN. Se proponen técnicas espirituales como procedimiento alternativo de adquisición de conocimiento sobre el mundo. Ciencia y espiritualidad colapsan en el pequeño volumen de un neutrino imaginado. Lo esotérico siempre trajo oscuridad a nuestra civilización.
Superposición, aleatoriedad, indeterminación. La física cuántica nos dice que si existen dos historias posibles que se interfieren, debemos trabajar con la suma de las dos. Una partícula al otro lado de una rendija no puede elegir por qué rendija ha pasado. Ha sido por una y por la otra. No busquemos determinismo donde solo hay azar, un azar genuino que hace irreconciliables la física cuántica y la física clásica. El mundo cuántico no permite medir todas las magnitudes a la vez. Si capturas una, la otra se escapa. Porque cuando mides, modificas lo que mides. Y lo que estaba aquí delante ya no lo está. Y no sabes si has sido tú o los cambios de los estados cuánticos, que serán previsibles siempre que no sean observados. Todas las historias se interfieren y la lógica se convierte, así, en un parámetro cuántico.
Salgo de la exposición y bajo las escaleras que me llevan al patio del CCCB. Todo se mezcla en mi memoria. Acercamientos poéticos a la materia oscura. Futuros lejanos allá por el 4250 donde el lenguaje matemático es una herramienta arcaica. Exploraciones que relacionan cadáveres con humanismo y otras formas de existencia. O la exploración de la aleatoriedad como fuente de preservación de la diversidad. Todo se superpone en mi mente. Se entrelaza. Tanta relatividad me hace preguntarme si entro o si salgo. Suena el teléfono. En la pantalla leo el nombre de mi mujer. Hoy es el día en que nacerá mi hija. ¿Lo es? Mientras no responda, todo puede ser. No, todo es. Soy y a la vez no soy padre mientras el teléfono no deje de sonar. Una completa incertidumbre lo rodea todo. Pero tengo que responder. Para saber. Para conocer. ¿Qué habrá al otro lado del horizonte de sucesos de un agujero negro?
La exposición «Cuántica» aporta las claves para entender los principios de la física cuántica, y lo hace a través del trabajo creativo conjunto de científicos y artistas. El proyecto invita al público a explorar los nuevos paradigmas de la ciencia moderna, despertar su curiosidad y valorarlos críticamente. Por un lado, se exponen diez proyectos artísticos que evidencian que el impacto de la cuántica va más allá del dominio de la ciencia. Por otro lado, se presentan nueve ventanas que introducen el trabajo de investigación en el laboratorio y sitúan al visitante ante el logro intelectual que suponen las teorías de la física en contacto con el alcance de los experimentos avanzados. Del 10 de abril al 24 de septiembre de 2019 en el CCCB.
Sublime.
Muy bien todo, pero… ¿Qué haces visitando una exposición mientras está naciendo tu hija?
Eres un genio Arturok
Ponerse a reflexionar sobre ese estado de la realidad produce vértigo. Tal vez sea la esencia de lo espiritual, que se manifiesta, como en este caso, en la sensibilidad del escritor. Me hace recordar una poesía de Wislawa Szymborska, en la cual consideraba todas las posibles Wislawa que se podrían haber generado si sus padres se hubieran casado con alguien distinto. Y encuentra varias con características distintas y algunas muy divertidas. El final es inesperado porque las incluye en la foto de fin de curso. “Estáis todas?, pregunta el fotógrafo. Sí, estamos todas, señor”. Muchísimas gracias por la lectura.