Política y Economía

Alex

Imagen cortesía de Charles Peattie & Russell Taylor.
Imagen cortesía de Charles Peattie & Russell Taylor.

Inventen un personaje egoísta, cínico, arrogante y, en general, perfectamente despreciable. Luego introdúzcanlo en un ambiente oscuro y antipático en el que solo se hable con jerga y siglas, como el mundillo de la banca de inversiones en la City londinense. Conviertan eso en una tira cómica. Utilícenla para descojonarse de su público natural, la gente de la City y los lectores de información financiera. Ahora consigan que se publique a diario durante veintisiete años y se convierta en una adicción para millones de personas. Suena a misión imposible, ¿no? Realmente parecía una misión imposible en 1987, cuando el dibujante Charles Peattie y el guionista Russell Taylor publicaron la primera tira sobre Alex Masterley. Tan imposible que el diario que la acogió, el recién creado London Daily News, duró solo cinco meses. Pero ya ven. Alex Masterley, que el 24 de febrero de este año, 2016, cumplió cincuenta y seis años, ocupa un lugar de preferencia en la City y su influencia sigue creciendo. Alex y sus autores, Peattie y Taylor, han demostrado que se puede hacer periodismo (sarcástico, feroz, fidedigno: periodismo) con dos o tres viñetas. Les admiro por ello.

Vayamos al principio. Charles Peattie era un dibujante de veintinueve años que publicaba viñetas en la revista musical Melody Maker y preparaba una colaboración estable con Private Eye, modelo y orgullo de las revistas de sátira política. Russell Taylor tenía veintisiete años, había estudiado ruso y composición musical e intentaba abrirse camino como periodista. El equipo fundacional del London Daily News, un diario popular con el que el magnate, espía y estafador Robert Maxwell aspiraba a competir con el vespertino Evening Standard, pensó que podría tener gracia burlarse de los entonces llamados yuppies, los jóvenes ambiciosos dispuestos a lo que fuera para llevarse una porción del dineral que movía la City. Liberalizaciones, privatizaciones, big bang bursátil y el new deal turbocapitalista que proponían al mundo Margaret Thatcher, desde el Reino Unido, y Ronald Reagan, desde Estados Unidos, estaban multiplicando el dinero y la pobreza. En ese año, 1987, se estrenó la película Wall Street. ¿Recuerdan? Greed is good. «La codicia es buena». Peattie y Taylor recibieron el encargo de crear un personaje que caricaturizara todo aquello.

Como se ha dicho, el London Daily News duró muy poco. Pero la tira cómica de Peattie y Taylor, Alex, inicialmente centrada en el tipo de vida de los yuppies (la obsesión por disponer de uno de los primeros y enormes teléfonos móviles o el mejor BMW, el derroche, el desprecio por los pobres) había alcanzado cierta notoriedad y el gran fenómeno periodístico del momento, el diario The Independent, les ofreció cobijo. El fundador y primer director de The Independent, Andreas Whittam Smith, había dedicado toda su carrera profesional al periodismo financiero y decidió que el lugar de Alex había de estar en las páginas de economía. Eso obligaba al dúo Peattie-Taylor a alejarse del humor costumbrista y a adentrarse en una materia especializada. Llevaban semanas en The Independent cuando la realidad les sometió a un cursillo intensivo. El 14 de octubre de 1987, la Bolsa de Londres cayó un 3,8 %, la mayor caída de su historia. Al día siguiente, Irán hundió un petrolero estadounidense. El viernes 16, luego conocido como Viernes Negro, con la City prácticamente cerrada por un extraordinario temporal de nieve, la caída bursátil fue del 4,6 %. La semana siguiente fue desastrosa en los mercados financieros mundiales. Fue el crash del 87. Hubo quien predijo (erróneamente, porque eso había de llegar veinte años más tarde) una depresión económica peor que la de 1929.

Peattie y Taylor tuvieron que aprender a toda prisa. Yo llegué a Londres como corresponsal cuatro años más tarde, el 13 de julio de 1991. Mi oficina estaba en la sede de The Independent y acudía cada mañana a la reunión en la que se decidían los contenidos del periódico, para enterarme un poco, en mi condición de novato, de qué ocurría en el Reino Unido. Peattie y Taylor, para quienes Whittam-Smith ejercía de benigno profesor, estaban en esa reunión y pasaban luego horas con los reporteros especializados en la City. Necesitaban seguir aprendiendo. Aunque estaba produciéndose ya un fenómeno curioso: la gente de la City, enganchada al diario (el mejor de la época) y al personaje que les caricaturizaba, llamaba a los autores para contarles anécdotas sobre el funcionamiento real de los mercados y de las personas que los manejaban. Seguir las aventuras de Alex Masterley se convirtió en una obligación para quienes querían estar bien informados.

En 1992 llegó la sorpresa. El Daily Telegraph, el gran diario conservador de la Inglaterra profunda, sacó el talonario e hizo ricos a Peattie y Taylor para llevárselos a sus páginas financieras. Los dos autores se escudaron en «el conocido carácter traidor de Alex Masterley» para justificar su cambio de periódico, acompañado de una gigantesca campaña publicitaria. Hasta entonces, nunca un personaje de tira cómica había protagonizado anuncios en vallas y autobuses. El fichaje de Alex mejoró las ventas del Telegraph y marcó el inicio de la decadencia del Independent.

Alex Masterley ya estaba rodeado de un puñado de personajes secundarios. El principal, el timorato Clive Reed, amigo, colega de trabajo y víctima habitual de Alex. Más Penny Wright Masterley, que empezó como novia y es hoy la madura y desengañada esposa; Christopher Masterley, el hijo, ya convertido en joven estudiante de Artes; Rupert Sterling, jefe de Alex y presidente de Megabank; Sir Stewart Hardcastle, un industrial del norte asesorado por Alex y Clive desde Megabank; y un largo etcétera. Alex y compañía se han convertido en los últimos años en obra de teatro, en serie radiofónica y en industria de merchandising. Desde hace algún tiempo se habla de una posible película. Sus tiras han aparecido en diarios de todo el mundo, entre ellos la edición alemana del Financial Times.

Para seguir las peripecias de Alex Masterley basta con entrar en la edición digital del Daily Telegraph. Es gratis. En inglés, obviamente. Si no quieren tomarse la molestia, propongo una muestra del 5 de febrero de 2015, que explica muy bien lo que está haciendo parte de la industria europea.

Alex y Clive están en el despacho del industrial Sir Stewart Hardcastle, cliente desde hace años.

Alex: —Felicidades, Sir Stewart. El precio de las acciones de su compañía está más alto que nunca.

Sir Stewart: —Es gracias a ti, Alex. Nos aconsejaste que aprovecháramos los tipos de interés ultrabajos para recomprar nuestras propias acciones, lo que ha disparado su valor y los bonus del consejo de administración.

Alex: —Es puro sentido común. Y este año pinta incluso mejor. Sus costes operativos bajarán gracias al descenso de los precios del petróleo y de los salarios, lo que incrementará los beneficios y hará subir aún más las acciones.

Sir Stewart: —Ah, qué bien.

Alex: —Bueno, seamos francos, a ustedes nunca se les dio bien lanzar nuevos productos o gestionar adecuadamente su compañía.

Clive: —Por eso es estupendo que puedan pagarse a sí mismos grandes bonus por no hacer nada.

Alex: —Es parte del nuevo paradigma económico.

Imagen cortesía de Charles Peattie & Russell Taylor.
Imagen cortesía de Charles Peattie & Russell Taylor.

Son solo cuatro viñetas. Y explican mejor que un artículo sesudo un típico fenómeno de estos momentos: el dinero barato no se destina a créditos productivos, sino a la especulación bursátil. Lo curioso es, como siempre, que los mismos financieros que perpetran estos abusos disfruten con la tira cómica y no dejen de mantener contactos con Peattie y Taylor, cuyas fuentes confidenciales en la City superan a las de cualquier periodista especializado.

¿Otro ejemplo? Este se publicó el 12 de febrero. Alex y Clive están en sus puestos de trabajo ante las pantallas.

Clive: —Parece cada vez más probable que Grecia tenga que abandonar el euro. ¿Crees que habrá un cataclismo en los mercados, Alex?

Alex: —Lo que no gusta a los mercados, Clive, son las sorpresas, las noticias inesperadas. Pero la posibilidad de una quiebra griega o su salida de la moneda única lleva años sobre la mesa. Todos vivimos esta nueva normalidad desde 2008 y hemos tenido tiempo de sobras para analizar y hacer nuestros planes para el caso de que la crisis griega llegue a ese desenlace. La clave son las expectativas.

Clive: —Claro. Y las expectativas son que habrá un pasteleo en la Unión Europea, un nuevo rescate o simplemente se aplazará cualquier decisión, como de costumbre, ¿no?

Alex: —Exacto. Por eso, si esta vez ocurre realmente el grexit pillará a todo el mundo por sorpresa. Calculo que será como lo de Lehman Brothers, elevado al cubo.

Imagen cortesía de Charles Peattie & Russell Taylor.
Imagen cortesía de Charles Peattie & Russell Taylor.

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5 Comentarios

  1. Excelente nota

  2. ¿ Os imaginais algo así en nuestro país ? me encantaría.
    Todo esto lo explica muy bien V. Navarro en su libro «Los amos del mundo, las armas del terrorismo financiero». INteresantísimo, explicado para todo el mundo ( no es preciso ser un entendido ). En fin, que se entiende todo.

  3. Josefa Pinto Buenache

    Bueno, ¡interesantísimo! ¡Menudo tostón esos diálogos sobre economía que inducen al sopor! Debe ser que no llegamos a ser tan «greedy» para disfrutarlos como todos esos ladrones de la especulación y la banca. Que por cierto, deberían estar tras rejas en vez de riendo mientras leen la apología de sus fechorías.

  4. Sargento100x100Algodon

    Soy un lector impenitente de Alex desde 1999 y tengo varios de sus recopilatorios. Actualmente su obsesión (y la de la City) son los Muros Chinos y las políticas de compliance que les impiden llevar a cenar, cazar o de bailarinas exóticas (y traficar con información privilegiada) a sus clientes y colegas.

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