7 Comments

  1. Gabriel

    No veo que la gente vea «encanto» en la política, sinó preocupación y de ahí el interés. A los medios les sale también rentable porque el formato de tertulia tiene pocos costes, y a raiz del 15 M aprovecharon el filón. Todo se retroalimenta. Si se fomenta la resignación los números podrían volver por dónde solían.

  2. gulberri

    Discrepo, parcialmente, del análisis: no hay más interés en la política, sino más preocupación por las consecuencias devastadoras de la crisis económica; no hay más disposición a confiar en los políticos, sino todo lo contrario: hay más disposición a participar, de ahí el surgimiento de los nuevos partidos y el fuerte ‘castigo’ a los ‘viejos’ partidos.
    No se confía en los políticos, más bien al contrario: se desea eliminar sus ‘privilegios’, su ‘capacidad decisora’, su doble función de ‘juez y parte’, su ‘poder’, para que éste resida, por fin, en los ciudadanos

  3. En una reciente encuesta, sólo al 1% de los españoles le preocupaba que no hubiera gobierno.

    Esas cosas me devuelven la fe en este país.

  4. Cada vez que se argumenta que lo que demanda la gente es un pacto que genere «estabilidad» se tiende a ignorar un pequeño detalle: no todos somos iguales ni tenemos los mismos intereses. Por lo tanto, habría que ir un poco más allá y ver a qué se debe el aumento de capital social, que como el mismo autor reconoce tiene un componente muy generacional. Por poner un ejemplo práctico, mis preocupaciones y demandas como mujer joven, desempleada y con un pie puesto en la triste alternativa de la emigración no son las mismas que las que puede mostrar un gran empresario con su posición consolidada. Lo malo es que mi caso no constituye ni mucho menos una rareza, sino que es el retrato de miles de personas. El conflicto de intereses existe, e ignorarlo o supeditarlo a la necesidad de un pacto sólo contribuye a beneficiar a los de siempre.
    En resumidas cuentas: no es el todo vale. La acumulación de capital social o de confianza debe estar sustentada en la exigencia de un cambio real, pues esa demanda (expresada en el 15M) fue la que generó todo este nuevo tiempo político. En cambio, la alternativa de gobierno que se propuso en el último intento de investidura representa más de lo mismo (siempre y cuando nos fijemos en el argumento de fondo y no sólo en los nuevos actores).
    Teniendo en cuenta esto último, tan amenazante para la estabilidad del capital social podría ser una convocatoria de nuevas elecciones como una desafección masiva tras la presumible aprobación de las primeras medidas antisociales de un gobierno PSOE-Ciudadanos (continuación de la reforma laboral, privatizaciones, triple ración de las mismas prácticas que provocaron esta última crisis).
    No obstante, estoy de acuerdo en que la convocatoria de nuevas elecciones puede provocar mucha frustración, pero creo que eso se puede deber a una clamorosa falta de cultura democrática: votamos a tecnócratas y a líderes mesiánicos y no nos paramos a analizar el proyecto de fondo.

    • Votamos mal. Perdónanos, Ana.

    • Epicureo

      Lamentablemente, más del 60 % de los votantes ha elegido estabilidad y más de lo mismo, «la casta» tiene más votos que «la gente». Yo lo lamento tanto como usted, porque estoy en la misma situación, con el agravante de que yo ya no soy joven. Pero la democracia es así.

  5. Pingback: Magia hasta que se acaba |

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