Corría la temporada 93/94, vivíamos libres y felices en el pueblo y empezábamos a forjar los primeros recuerdos de fútbol. Tendríamos diez años. Al principio escuchábamos los partidos por el Carrusel en el horno de los García, pero pronto nos supo a poco y decidimos hacernos sitio en un bar. Un domingo por la tarde, timoratos y expectantes, nos sentamos a una de las mesas de hierro negro y piedra blanca del bar Elías. Pedimos una coca-cola y vimos impresionados nuestro primer previo del Canal +. Osasuna recibía al Barça en El Sadar. El paseo por Pamplona con aquella música tan sutil y sugestiva nos llenó de emoción antes de conocer sobre el césped a Martínez y Robinson.
En un partido vibrante, el Barça ganó por 2 a 3 con dos goles de ensueño de Romario. Aún recuerdo cómo, entre los pitidos que anunciaban goles en otros campos, el señor Modesto imitaba con el codo el control orientado con el tacón de Romario en el primer gol. Quizá pedimos otra coca-cola antes de salir, un poco más grandes, un poco más hombres, orgullosos de haber estado donde debíamos estar, de la victoria del Barça y, seguramente sin saberlo, admirados por el espectáculo de la retransmisión.
Porque mi generación aprendió a disfrutar el fútbol con el espectáculo de Canal +. Hasta entonces sólo conocíamos la sobriedad de TVE, el fallerismo efectivo de Canal 9 y la pedantería funcionarial de TV3. Como los catalanes, la gente del Plus sabía que el juego es sólo una parte del fútbol, y como los valencianos daba a sus programas el aire festivo y distendido que debe tener cualquier diversión pública. Y todo con una elegancia inédita en las retransmisiones deportivas de España.
Por primera vez lo popular no tenía el olor a puro del Carrusel. El color de los personajes grotescos se aprovechaba con mesura y buen gusto. Y aquellas músicas, que empotraban el partido del domingo a la cadencia de la vida.
Bravo, creo que todos recordamos el 0-2 de Laudrup y Romario, me temo que fue un gol que marcó a una generación (y ojo a la cintura de Koeman en el 1-2) un saludo!
Un dato, supongo que lo sabrás, la sintonía de esos momentos futboleros es ni mas ni menos que la banda sonora de «Desafío total», de nuestro admirado chuache.
Por cierto, ¿sabéis cómo se llamaba -o dónde encontrarla- la canción que ponían para el paseo previo por las ciudades?
«Y aquellas músicas, que empotraban el partido del domingo a la cadencia de la vida..»
No se puede expresar más nostalgia con menos palabras, que bien dicho y qué bonito!