Sociedad

La heroína y la empanada mental

Fotografía: Apetitu (CC).
Fotografía: Apetitu (CC).

Dijo el sabio que todas las generaciones se creen el eje de la historia. Un sentimiento absurdo que no conduce a nada bueno conforme se envejece. Los viejos rockeros nunca mueren, pero dan mucho mal. En el caso que nos ocupa, el del boom español de la heroína de finales de los setenta y principios de los ochenta, no es extraño encontrarnos con el delirio de que todo aquello respondía a un plan maestro. Había que anular a esa juventud contestataria, una amenaza potencial para el sistema, y los poderes fácticos introdujeron la heroína a gran escala donde más revolucionaria era. Hay mucha egolatría en esa percepción de la propia generación. Hasta cierto mesianismo. Un exceso tanto en la atribución de peligrosidad para la jerarquía social como en la falta de asunción de responsabilidad en las consecuencias del consumo irresponsable de drogas. Pero es un mito asumido por mucha gente. Por los supervivientes que se quieren dar lustre, por el yonqui que en esa teoría pasa a ser una víctima, herido de guerra nada menos, y por los palmeros de las conspiraciones políticas que, a fuerza de repetirlo con toda naturalidad y pleno convencimiento, se la cuelan a los que vienen detrás.

Comentamos en su día cuando apareció Fariña de Nacho Carretero, la guía sobre el narcotráfico gallego de cocaína, que había que complementar su lectura con ¿Nos matan con heroína? (Libros Crudos, 2015) de Juan Carlos Usó, otro trabajo meticuloso y desapasionado que recorre los años duros de la epidemia del caballo con el fin expreso de desmontar la aludida leyenda urbana de que esta droga fue empleada como arma de Estado. Un asunto, nos explica, por el que pasó «de puntillas» cuando publicó su Drogas y cultura de masas; España 1855-1995 y al que quería meter mano seriamente.

Este trabajo comienza con un repaso histórico a las acusaciones de intoxicación a gran escala de un pueblo. Porque los nacionalistas vascos no fueron los primeros. Karl Marx y Friedrich Engels ya acusaron a Inglaterra en el siglo XIX de inundar China de opio. Eso sí, Usó añade el matiz de que la propia Inglaterra era entonces una gran importadora de opio turco e indio y que su venta era libre en las farmacias del reino como opio, láudano o morfina. De modo que cuando llegaron noticias del decreto imperial chino que imponía penas de muerte por estrangulamiento a todo traficante o usuario de opio, la información fue recibida «con asombro y estupor» por la opinión pública británica. El autor explica que antes de un «plan maquiavélico» para apoderarse del Imperio chino mediante un «envenenamiento sistemático de la población», habría que preguntarse por qué el opio ya causaba antes tanta pasión entre los chinos. Si no tendría que ver con su necesidad de evadirse de una vida plagada de miseria y penurias. O también con la mera necesidad del Gobierno británico de nivelar su balanza comercial con China. En cualquier caso, cuando Marx y Engels protestaron, condenaron al «asesino inglés» pero también al «suicida chino». Lo plantearon como una responsabilidad compartida.

Después la heroína pasó a ser un «arma terrible del fascismo japonés», su empleo contra el enemigo «un refinamiento de crueldad» y, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, las acusaciones se dieron la vuelta y recayeron sobre la antigua víctima, los chinos, que ahora pasaban a verdugos. Vicisitudes de hacerse comunista. Primero, se decía, el maoísmo pretendía minar la sociedad occidental distribuyendo opiáceos por todo el orbe, como si fueran supervillanos de tebeo. Después, que los norcoreanos, maoístas de pro, empleaban narcóticos para que sus tropas obedecieran órdenes ciegamente. En 1960, Estados Unidos llegaba a acusar formalmente a Cuba de ayudar a China en su plan para inundar Estados Unidos de drogas. Nuestro diario ABC habló de «opio rojo» hasta 1970, aunque en 1972 lo que se puso de manifiesto fue que la CIA estaba implicada en operaciones de narcotráfico en las guarrerías que tenían montadas por Indochina.

¿Cuál fue el papel geopolítico de la heroína en aquellos años? Usó nos responde:

La guerra de Vietnam obró el efecto de poner en contacto directo a la mayor zona productora de heroína del planeta con el principal país consumidor del producto en aquellos momentos. Y esto fue así en sentido literal, hasta el punto de que durante años la heroína procedente el sudeste asiático entraba en Estados Unidos en los ataúdes que se utilizaban para repatriar los cadáveres de los soldados norteamericanos. Por no mencionar el hecho de que la Central Intelligence Agency (CIA), al igual que había hecho anteriormente su equivalente francés, el Service de Documentation Extérieure etde Contre-Espionnage (SDECE), aprovechó la coyuntura que ofrecía el conflicto bélico para involucrarse en el tráfico de opio y heroína con el fin de financiar operaciones encubiertas y apoyar económicamente a guerrillas, paramilitares y ejércitos irregulares de signo anticomunista.

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Fotografía: José María Mateos (CC).

En este mismo sentido habría que entender las operaciones que los servicios de inteligencia americanos desarrollaban en su propio territorio. El programa CointelPro, dedicado expresamente a «incrementar el faccionalismo, causar confusión y conseguir deserciones» en grupos antisistema para «exponer, desbaratar, descarriar, desacreditar o de lo contrario neutralizar» sus actividades. El ejemplo más comentado es el de los Panteras Negras, que fueron un objetivo del CointelPro, pero como también lo fueron el Ku Klux Klan, el Partido Comunista de EE.UU., el Partido Nazi Americano y otros. La droga podía estar presente en esta guerra sucia, pero más bien para fabricar acusaciones o forzar detenciones. Hasta llegaron a plantar marihuana en el jardín de alguno, cita el libro. Un uso de la droga que dista mucho del fomento interesado y consciente del envenenamiento de un grupo social. No obstante, sobre el evidente elevado consumo de heroína en los barrios negros, Usó sostiene que el caballo ya circulaba por sus calles desde hacía décadas y que, tras consumarse las escisiones en los Panteras Negras y desarticularse el movimiento, el lugar que dejó su red asistencial la ocuparon matones y camellos que se convirtieron en los nuevos modelos a imitar, lo que agravó el problema.

El quid de la cuestión es que lo que causaba el consumo de heroína era la demanda, que ya existía. Había factores culturales que la estimulaban y la llegada de miles de soldados que se habían enganchado en el sudeste asiático también contribuyó. Pero fundamentalmente, lo que se esfuerza por subrayar el autor, es que el factor verdaderamente determinante para que existiera esa demanda era la prohibición: «El valor simbólico que se le atribuye a la heroína viene determinado por su condición de fruto prohibido. Podemos decir que en Estados Unidos durante los setenta era una sustancia rodeada de un glamur y una fama que fue perdiendo en los ochenta para pasar a ser percibida como una droga de zombis y de perdedores… Sin embargo, la heroína no es un arma, sino un fármaco proscrito y exiliado a la fuerza de su lugar de origen: las farmacias».

En España, como en Gran Bretaña, también fue legal. En las farmacias de Barcelona se podía encontrar «morfina, éter, hachís, opio y cocaína» y, según el artículo «Los que envenenan. La felicidad está en un tarro de la farmacia» de Mateo Santos, de 1915, en el diario radical Germinal, los adictos eran «pobres borrachos de ideal», que seguían la «pose» bohemia de «determinados espíritus selectos» de aquella época como Verlaine, Baudelaire, Carrere, Bonafoux, etc… Con una oferta ilimitada, la demanda estaba reducida. Como explica Usó:

Nunca hubo mayor oferta de heroína —y de cualquier otra droga— que antes de su prohibición, ya que estaba disponible —totalmente pura y a precios bastante asequibles— en todas las farmacias, y sin embargo no parece que su consumo fuera tan problemático como después de que se generalizaran las políticas prohibicionistas. Para que se dé un aumento del consumo de un producto, sea el que sea, no basta con la existencia de una oferta abundante, hay que estimular la demanda.

En España, conforme la demanda iba aumentando durante los setenta, la heroína o los opiáceos no entraron siempre de contrabando. La gran mayoría se consiguieron en las propias farmacias. Entre 1975 y 1977, al menos la mitad de las cantidades que intervino la policía procedían de las boticas. Sin embargo no eran noticias que tuviesen demasiada relevancia durante la Transición, cuando en política todos los días pasaba algo. El consumo fue repuntando en silencio, mientras el país estaba en vilo con el ruido de sables, el terrorismo, la legalización del PCE y toda aquella efervescencia política.

No obstante, Usó sugiere una serie de hitos históricos en la cultura popular que pudieron influir en el crecimiento de la demanda. En 1976 se publicó en España Yonqui de William Burroughs, con un detallado y colorido chute en primer plano en la portada. En 1977 llegó al mercado español Rock and Roll Animal de Lou Reed con la leyenda en portada «Versión original íntegra incluyendo el tema «Heroin»». La prensa contracultural, como las revistas Ajoblanco, Ozono y muy especialmente Star —que incluía testimonios de heroínomanos sobre su cotidiano día a día— empezaron a tratar el tema sin moralismo. ¿Qué ocurrió? En palabras de Usó: «Sin que sepamos muy bien por qué, un número indeterminado de jóvenes decidió empezar a inyectarse antes incluso de tener acceso a la primera dosis de heroína». Hasta el escalofriante o, cuando menos, grimoso uso de la jeringuilla para drogarse «estaba perfectamente interiorizado en un imaginario colectivo que, antes de llegar el consumo masivo, ya había sido aleccionado culturalmente».

Siguiendo con la cronología, el año clave fue 1978, cuando la prensa empezó a dar un tratamiento sensacionalista al problema de la heroína que sufrían otros países europeos, pero todavía no España. «El miedo y la exageración alimentaron el interés y la fascinación de los jóvenes». Se extendió la convicción entre los jóvenes y adolescentes, especialmente interesados en «conductas arriesgadas», de que «algo muy caro, perseguido y peligroso, alberga placeres inmensos».

El primer consumo empezó a darse entre jóvenes de la alta sociedad. De hecho, las primeras cantidades confiscadas por la policía en Bizkaia fueron en la margen derecha, donde están los barrios bien. Luego sí que es cierto que el consumo se fue extendiendo y también que la heroína empezó a emplearse en los barrios obreros como antes se tomaba alcohol «para embriagarse, para pertenecer a un grupo social, para adquirir una imagen intimidatoria asociada a conceptos como temeridad, fortaleza o resistencia», explica. En las clases populares, muchos jóvenes, tras ver a sus padres pringar toda una vida sin recompensas muy atractivas, habían tomado la decisión de buscarse la vida en lugar de ganársela. La forma de vida del adicto al caballo encajó como un guante en estos esquemas.

Entre 1979 y 1981, la población reclusa creció más de un 50%. En 1984, España fue el país de todo el mundo con más atracos a bancos: 6 239. Un total de 4 014 millones de pesetas. «El dinero fácil permitió un consumo exagerado», alude Usó. Si bien es cierto que el lamentable espectáculo al que asistieron los españoles en las calles de sus barrios, junto con la aparición del sida, hicieron que a partir de mediados de la década los que se incorporaran al consumo endovenoso fueran solo aquellos que la heroína formaba parte de su ambiente.

De forma simultánea, los cuerpos de Policía y Guardia Civil se iban corrompiendo con esa sustancia tan lucrativa. Se registraron numerosos casos en todo el país, pero el aspecto más escandaloso fue el pago con droga a confidentes, un delito tipificado. Esta mala praxis, por referirnos a ella benevolentemente, estuvo tan extendida que hasta el luego ministro de Defensa Eduardo Serra propuso regular estas retribuciones en especie para proteger con una cobertura legal a los agentes que las hicieran.

En 1983, el periodista Melchor Miralles denunció en Diario 16 que la policía compraba información a cambio de heroína. Treinta años después, cuando apareció el vídeo de Juan Carlos Monedero acusando a las fuerzas de seguridad del Estado de introducir la heroína en el Euskadi para aplacar a la juventud rebelde, Pablo Iglesias se apoyó en esta exclusiva de Miralles, presente en el plató y que le dio la razón, para defender al que entonces era su compañero de partido. El líder de Podemos escuchaba a Miralles mirando fijamente a la cámara con media sonrisa de satisfacción, pero la relación entre los pagos irregulares a confidentes y un plan para desmovilizar a la población incómoda mediante la droga estaba por demostrar. Vamos, que no estaban trayendo a colación ninguna relación entre ambas. Por eso la cara de satisfacción de Pablo Iglesias con semejante incoherencia fue difícil de olvidar para los que lo vimos en directo y ya conocíamos los trabajos de Juan Carlos Usó, como el artículo que dio pie a este libro. Esto es lo más lejos que han llegado la demostración de la teoría, al fenómeno de los confidentes.

Fotografía: B.A.D. (CC).
Fotografía: B.A.D. (CC).

En todo caso, otro problema para alimentar el monstruo del mito fue la exageración del número de heroinómanos. Por ejemplo, Fermín Muguruza se refería a una «masacre». El poeta Antonio Orihuela hablaba de «carnicería». Muchas veces escuchamos lo de «generación desaparecida», «todos cayeron», etcétera. Pronunciamientos, precisa Usó, que corresponden más a una percepción subjetiva de lo que ocurrió que a su verdadera repercusión. Con entre 6 619 y 15 910 fallecidos de sobredosis entre 1983 y 1997, y 35 000 muertos por sida (que también correspondían a infectados por contacto sexual y transfusiones de sangre) entre 12 494 808 de nacimientos entre 1946 y 1965, es exagerado hablar de «toda una generación enganchada», sentencia.

En el caso particular vasco, según los datos de las diputaciones forales de Bizkaia y Gipuzkoa en sus Mapas de Servicios Sociales, entre 1988 y 1989, el total de consumidores de heroína en aquellas fechas era de 4 862 en Bizkaia y 2 980 en Gipuzkoaa. A principios de los años noventa, la epidemia de heroína tocó techo en España y el número total de adictos fue de 150 000 en todo el país. En Euskadi no hubo un consumo superior. El sociólogo Javier Elzo ya concluyó en el Libro Blanco de las drogodependencias en Euskadi del Gobierno Vasco que este no era «un problema específico de Euskadi, ni tiene en Euskadi características especiales en cuanto a magnitud».

Pero la impresión era otra. Películas como El pico parte uno y parte dos, 27 horas de Montxo Armendáriz o el cómic El zestas entremezclaban el terrorismo, la política vasca y la heroína en un totum revolutum. La percepción de que allí el problema se manifestaba con mayor virulencia que en ninguna otra parte fue elevada a rango de verdad por el Movimiento de Liberación Nacional Vasco con sus denuncias; incluso a rango de dogma, pues en 2008, señala en la investigación, todavía en un mitin en Bilbao ante miles de personas se describía la situación política del momento con la de «la introducción de la heroína para aniquilar a la juventud vasca rebelde en los años ochenta».

Esta situación derivó en que ETA, como el IRA, inició una campaña en contra de los camellos con una serie de atentados que acabaron con la vida de varias personas puede que vinculadas al tráfico o al menudeo, o puede que no, porque no se pudo demostrar. Para Usó no hubo ninguna incidencia de estos crímenes en el caudal de la droga en circulación, pero sí en el de leyendas urbanas:

No me consta que la ofensiva de ETA contra la droga repercutiera en el tráfico de las mismas. No obstante, tengo un amigo que asegura que las prevalencias de consumo de speed en Euskadi desde mediados los ochenta son proporcionalmente más elevadas que en cualquier otro lugar y que este fenómeno tóxico es el resultado de las estrategias de contraataque que tomó el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) en el ámbito de la guerra psicoactiva que había iniciado el Estado español inundando el País Vasco de heroína. Su tesis es que Herri Batasuna (HB), Jarrai y todo el entramado abertzale —enlazándose y sacando provecho de la escena proto-punk-radical-vasca de principios de los ochenta— favorecieron, por activa y por pasiva, la expansión del uso de esta droga de combatientes para contrarrestar la expansión de la droga de zombis por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. O sea que la juventud vasca fue doblemente víctima del uso de drogas como arma política… Desde luego, la mente conspiranoica no conoce límites.

Finalmente, el libro analiza todos los argumentos de la conspiración, desde los del periodista Pepe Rei, los más serios que se traen siempre a colación, a los testimonios de los miembros de grupos de punk vascos. Y también entra en las teorías surgidas en Cataluña, donde Terra Illure siguió el ejemplo de ETA y destrozó cinco bares e hirió a tres personas en su particular y peculiar cruzada contra la droga. Por supuesto, al final no aparece ninguna conexión que demuestre la trama ni prueba alguna que sostenga que todo respondía a una operación del Estado.

Juan Carlos Usó concluye que, al margen de que los guardias civiles involucrados en el tráfico fueron descubiertos y enjuiciados por el propio Estado, para establecer un plan de intoxicación sistemática y selectiva de la población haría falta probar la coordinación por parte de esos poderes y también una incidencia del problema mayor que en otros lugares allá donde supuestamente se produjo, pero lo más sólido que hay hasta la fecha son sospechas de fundamentos más o menos caprichosos. Hay hasta silogismos infalibles del tipo «si el Estado es tan cruel ¿cómo no iba a hacerlo». Pero la realidad es tozuda. Hasta la plataforma Bizitzeko, un foro vasco para la legalización controlada de las drogas, vio como Egin se negó a publicar uno de sus artículos —como venía haciendo hasta ese momento— en el que decía «la única diferencia es que donde la derecha ve valores tradicionales que serían destruidos por el consumo de drogas, ETA ve jóvenes rebeldes que abandonarían su rebeldía en busca de paraísos artificiales». En ese mismo texto, más adelante, afirmaban que la supuesta desmovilización de la juventud vasca por la heroína era «una tesis por demostrar». Así sigue.

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75 Comments

  1. I. Pulido

    Estupendo artículo. Me gustaría saber dónde se puede consultar la serie de artículos «Los que envenenan» de Mateo Santos. Gracias.

  2. Pingback: La heroína y la empanada mental

  3. Pingback: Ya a la venta «¿Nos matan con heroína?» | Libros Crudos

  4. Jesus

    El mayor problema con las drogas que tiene este país es con el alcohol y su fenómeno del botellón,que seria de la industria turística española si el alcohol estuviera prohibido como en los países musulmanes,hay muchos intereses económicos en relación con el alcohol ya que el estado recauda sus impuestos a través de esta droga legal

  5. Jesus

    Hay también otras drogas que se venden en las farmacias como pueden ser los tranquilizantes,hipnoticos,sedantes,analgesicos,antidepresivos,barbituricos etc, a las que están enganchados miles de personas pero los medios de comunicación ignoran el poder económico de las grandes multinacionales farmacéuticas,tienen que buscarse un enemigo en la guerra contra las drogas y le ha tocado el papel de malo en las películas a la marihuana,que seria de Ámsterdam sin sus coffeeshop y sus escaparates una ciudad muy aburrida

    • Es tu pendo

      Muy bien, Jesús. Descubriste el verdadero complot: son las farmacéuticas las que han pergeñado el plan. No dejes que te digan que no has entendido nada.

  6. Elias Monroy

    Creci en Portugalete, Vizcaya y la heroína se vendía en el bar «El quinto pino» que era muy frecuentado por policías y que estaba junto al cuartel de la Policía Nacional. Esto era a finales de los 70 y primeros de los 80.

    • ¿Es posible ampliar más esa información? ¿Queda algún superviviente que pueda corroborarlo?

  7. Por un lado, es un hecho que la heroína ayudó al Estado a desmovilizar la lucha social de los 80. Por otro lado, no es necesario pensar en conspiraciones judeomasónicas, basta decir que la lucha contra el narcotráfico por parte de la Policía y la Guardia Civil se relajó conscientemente para permitir la consecuente desmovilización de una parte de la juventud. Una cosa es criticar las declaraciones sensacionalistas acerca del asunto y otra muy distinta tratarla como una conspiranoia más.

    • Es tu pendo

      Si Jota dice que es un hecho, no hay más que hablar. Aunque no lo sea. Curioso que la Policía «se relajara» en un problema que era absolutamente nuevo, como si anteriormente hubieran perseguido el narcotráfico sañudamente.

      • Si Es tu pendo dice que no es un hecho, no hay más que hablar. ¿Cúando un problema deja de ser «absolutamente nuevo»? ¿En 1977? ¿En 1980? ¿En 1983? ¿En 1986? ¿…? Me lo podrías aclarar.

    • Califa

      Bien dicho.

    • Todas esas monsergas son las que desmonta Usó en su libro. Leálo o cierre la boca.

  8. Deiviz82

    Yo crecí en Elgoibar y mi percepción sí que era la de que toda una generación se iba a la mierda. En mi mismo portal murieron dos de SIDA y otro más de sobredosis.

    El recuerdo más impactante de mi infancia está precisamente asociado a todo esto. La Guardia Civil abandonó el cuartel y para nosotros, los niños, era un filón, íbamos a menudo. Una noche entramos y estaba repleto de yonkis. Recuerdo las miradas perdidas y una persona tirada en la mitad de la sala. No se me olvida.

    He buscado algo relacionado y he encontrado este artículo de por aquel entonces: http://elpais.com/diario/1987/07/20/espana/553730417_850215.html

    • Más ha buscado Usó, que el libro tiene exactamente 638 notas bibliográficas y hemerográficas.

      • Deiviz82

        De hecho le doy la razón. Hablo de mi percepción, de la percepción de un niño de 5-8 años por aquel entonces. Y sí, me impresionaba muchísimo porque tocaba cerca. Y tengo ganas de leerlo al igual que leí el de Carretero sobre el contrabando de cocaína. Un saludo.

    • Bartlebloom

      Y mis padres vivieron en Carabanchel durante los 80 y también vieron demasiados jóvenes enganchados a la heroína y atracos diarios en el barrio. Carabanchel, Madrid. Bastante lejos del País Vasco. Y en Galicia. Y en todos lados. Todavía hoy en Oviedo puedes ver a algunos «sobrevivientes» de aquella época. Me remito al primer párrafo del artículo: «Hay mucha egolatría en esa percepción de la propia generación. Hasta cierto mesianismo. Un exceso tanto en la atribución de peligrosidad para la jerarquía social como en la falta de asunción de responsabilidad en las consecuencias del consumo irresponsable de drogas». Pero nada, el País Vasco fue víctima del Estado español que inundó de droga sus calles. En el resto de España no hicieron falta subvenciones para mover la heroína.

      • Emilio Recio

        Desde luego que cuando queremos ver fantasmas, los vemos, y da igual lo que digan los demás.

      • ¿Alguien ha negado que hubiera connivencia policial en Carabanchel? El autor del libro Fariña (2015) sobre el narcotráfico en Galicia, Nacho Carretero, afirma “cualquier crimen organizado tiene que contar con la connivencia política y de las fuerzas de seguridad”

  9. Hay un caso paradigmático y al que no se ha prestado atención alguna propaganda por parte de los poderes públicos hacia el consumo de estupefacientes. Y el protagonista de este singular y macabro contra ejemplo va a ser -a título póstumo, obviamente- homenajeado próximamente por el actual Ayto. de Madrid erigiendo a su memoria una estatua nada menos que en la Plaza de Cibeles. Se trata de «el viejo profesor», Enrique Tierno Galván, quien por desconocimiento, quiero pensar, animaba a la juventud siempre que tenía ocasión y se dirigía a ella, al consumo de alcohol y drogas. «Al loro y a colocarse», fue una de sus máximas más repetidas. Una frase que hoy día abochornaría a cualquier representante público y que le pondría en más que serios aprietos, y que era repetida por este hombre cada vez que tenía ocasión. Han pasado muchos años desde aquellos dislates y decenas de miles de jóvenes han muerto o destrozado sus vidas -y las de sus familias- víctimas del consumo de drogas. Y a día de hoy, nadie ha salido aún a la palestra a pedir perdón por aquellas políticas «sociales» tan progresistas y tan modernas que animaban a la juventud a colocarse y que formaban parte del ideario socialista de los años 80.

    • No creo que nadie estuviera esperando al grito de Tierno para drogarse ni que nadie empezara a drogarse por culpa de Tierno. Desde luego que su responsabilidad en el desastre causado por las autoridades sanitarias de la época (al no aplicar medidas de reducción de riesgos contra la expansión del SIDA intravenoso) fue nula.

    • Cuando Tierno pronunció esas palabras (el 29 de enero de 1984), la crisis de la heroína andaba por su tercera fase, así que hay que ser muy idiota, muy ignorante o muy canalla -o las tres cosas a un tiempo- para echarle esos muertos encima.

      «La expansión de la heroinomanía en España tuvo su primera fase en los años 1977 y 1978, cuando los primeros yonquis se hicieron visibles y la atención pública se concentró por primera vez en el uso local de esa droga. La expansión alcanzó niveles «epidémicos» en la segunda fase, entre 1979 y 1982, para llegar a su cénit en la tercera, entre 1983 y 1986, en unas condiciones político-jurídicas específicas, que produjeron la definitiva institucionalización del problema.»

      Heroína en España, 1977-1996. Balance de una crisis de drogas

  10. Gonzalo

    El artículo carece de una perspectiva del marco histórico-económico para lo que ocurrió en la segunda mitad de los 70 y en la primera mitad de los 80. En 1973 la situación de conflicto entre judíos y árabes debida al sionismo llevó a la primera crisis del petróleo, la cual dejó secuelas económicas, y por tanto sociales, internacionalmente. En 1979 el derrocamiento del Shah de Irán llevó a la segunda crisis del petróleo.
    Ambas crisis económicas mundiales por supuesto hicieron temer a los gobiernos y oligarquías occidentales un brote generalizado de descontento entre las clases populares y medias que llevase a una ruptura del status quo. La ingeniería social se puso en marcha para frenar este descontento contestarario creciente, ya palpable desde 1968 en las protestas del Mayo francés. Así, el giro a la izquierda de la opinión pública fue atacado con una ola del llamado «bioterrorismo», «terrorismo médico-farmacéutico-gubernamental», en la definición del filósofo francés. Se habla de ingeniería social, bioterrorismo, por no decir envenenamiento y embrutecimiento masivo, con el alcohol, el cannabis, y otras drogas como la heroína, el LSD, y tal vez como novedad histórica, las drogas de laboratorio, progresivamente disponibles en momentos clave para los barrios obreros. Así, en los 80, además de la terrorífica y genocida ola de heroinomanía, que diezmó a los más contestatarios de toda una generación. Ahí están los ejemplos de los inicios y caída del punk, o punk-rock, y la emergencia de la música «disco» y techno, directamente influenciadas por esta ingeniería social. Entre estas drogas, no olvidaremos mencionar a la cocaína, ni a la cocaína de los pobres, la metaanfetamina o «speed». Estas drogas excitantes, tremendamente disruptoras de cualquier grupo social, por generadoras de comportamientos violentos y esquizoides dentro del grupo, y por su elevado poder adictivo, y bajo precio -en el caso del speed- en son auténticas armas de destrucción de movimientos sociales.
    Hoy, en la tercera crisis del petróleo (posiblemente estemos en el año cero, tras el final de dicha crisis económica, y por tanto narcótica, tras los hechos de la invasión de Irak desde 2003 -ver libro «La Tercera Crisis del Petróleo: La crisis económica mundial como consecuencia d ela invasion de IRak desde 2003», de quien escribe estass líneas), vemos de nuevo los mismos esquemas de disrupción social deliberada. De nuevo nos han inundado desde los poderes de drogas peligrosas. Se ha vuelto a poner de moda el speed, además de muchas otras drogas (el cannabis, el crital, el MDMA, el éxtasis, la cocaína…), y de nuevo el auge de los movimientos contestatarios de indignación popular se ve contrarrestado por una intencion demagógica.
    No hay duda alguna de que son los propios Estados corruptos, en connivencia con el crimen organizado, quienes han promovido y promueven estos pulsos de envenenamiento social.
    Lo grave es que desde los medios de comunicación se llame a estos análisis (Chomsky, en «El miedo a la democracia», sin ir más lejos, prueba la conexión directa CIA-narcotráfico) «empanadas mentales».
    Dígane si en nuestro propio país no tuvimos ya una República derrocada por un narcotraficante llamado Joan March, y si ese apellido no ha estado desde entonces presente no sólo en las oligarquías clave de nuestro país, sino también en las organizaciones de la mafia médico-farmacéutica, con incluso un hospital con ese nombre en Mallorca (el colmo). Aún recuerdo ese programa de TVE de Carta Blanca, donde Escohotado entrevistaba entre otros al médico de tal apellido criptojudío mallorquín, quien afirmó que ellos mismos habían solicitado y tenido libre accceso a la distribución de heroína, pudiendo como se intuye tanto crear la crisis sanitaria como desactivarla. Hasta hace poco, en la propia página web de inicio de la Banca March se leía un apartado de «Ingeniería social». ¿Hace falta decir más?
    Hoy, la falta de conciencia y conocimiento social sobre la identidad común de las mafias internacionales que actúan desde una moral paralela sigue siendo objeto de tabú. Así nos va. ¿Desinformados estamos? En unos sitios más que en otros. No sé si me sorprendió hace ya unos diez años o más ver en el casco viejo de San Sebastián carteles de Jarrai con la foto del filósofo Sabater, con las palabras «Judíos Kampora», «Judíos Fuera». Algo vieron.
    Pero este no es un tema nuevo. Ya hace milenios, los pueblos sedentarios de Occidente nos vimos confrontados a unos nuevos llegados que llegaron tras rebaños de ovejas. Tras de ellos no volvió a crecer el pasto. Y sus venenos vinieron ya entonces dulcificados por músicas y bailarinas odaliscas. Ritos de Eleusis los llamaron. Hoy se llama mafia del narcotráfico en ambientes de ocio. Pero el resultado ha sido siempre el mismo: El desequilibrio social y ambiental, y la aparición de las desigualdades y de las oligarquías. Ello se ha conseguido envenenando a los más capaces (atraídos siempre por el orden de las matemáticas, y por tanto por los ambientes musicales), bien envenenándoles directamente con drogas (mortíferas o estupefacientes), bien envenenando el ambiente en que se mueven (intoxicando a los de su entorno, quienes acaban siendo psicóticos manipulables, agresores teledirigibles). Y eso nunca funciona si no se controla también desde la deseducación, la corrupción de las fuerzas de seguridad, la corrupción de la Justicia, la corrupción de la política, la desactivación de los medios de comunicación, la economía, la guerra.
    Hablemos ahora de empanada mental.

    • Isismoking

      A ver si lo he entendido: La Banca March y Savater, criptojudíos descendientes de pastores de ovejas acabaron con la II República con el objeto de introducir heroína de baja calidad para liquidar el punk y a la ETA, cuyo efecto mas inmediato fue la supremacía de la música Disco o Techno, versión 2.0 de los ritos de Eleusis.

      BRILLANTE.

    • martillo de mediocres

      Y el libre albedrío, dónde queda? Es que nadie piensa en el libre albedrío???

      La gente podía decir NO, creo que a nadie le dosificaron a la fuerza para inducirle una toxicomanía. Pero es más fácil, más gratificante, más amable con uno mismo pensar que la culpa es de los demás, y no del que consiente primero en probar, y en seguir consumiendo, después.

      Hacía falta, y sigue haciendo, más pedagogía del asunto. Menos gente se hubiera chutado y menos gente hubiera dejado lavarse el cerebro para quemar contenedores y poner bombas.

    • Vaya flipada del quince se ha marcado el amiguete.

    • Tiro al narco

      El mejor comentario sin duda de de todos, y de largo. Basta ver el nivel de las réplicas (que ni a contestación llegan). Un saludo

      • Es que a la mierda no se le contesta. Simplemente, se tira de la cadena. Por cierto que tu réplica es un simple #metoo a una colección de soplapolleces, así que espabila un poco.

  11. Minded

    Si la heroína fue un medio del Estado para desmovilizar a la «juventud alegre y combativa» de la Euskadi de finales de los 70 y principios de los 80, hay que decir que fue un medio bastante estéril, por no decir imbécil.

    Nunca ETA, Herri Batasuna, Jarrai y demás satélites del Movimiento de Liberación Nacional Vasco tuvieron tanto poder, atracción e influencia entre los jóvenes como en esa época. Si algunos estaban idiotizados por la heroína, un montón más estaban dispuestos a enrolarse en la banda, o al menos a colaborar de cualquiera de los múltiples modos que tenían a su disposición.

    Así que menos paranoias y excusas para disimular lo obvio: el que se metió a drogadicto en aquella época, fue porque le dio la puta gana.

  12. fernando

    Ya, y el Plan ZEN sólo es un disco de Eskorbuto que jamás existió…

  13. Juventud rebelde, pfffffffffff. Más rebelde que tomar drogas no ha habido nada, para que se vea lo que es la rebeldía juvenil. Y en el terreno político lo mismo: la militancia y el carisma de la juventud como protagonistas de ‘movimientos sociales’ debería cuestionarse, es un tema bastante fantástico. Por otra parte si los movimientos sociales consisten en ser maoista o filoetarra, pues ya veo el nivel de seriedad.

  14. Hay un sesgo de percepción, como sucede con la gripe. El porcentaje para que ésta se considere epidémica es de un caso por cada mil habitantes. ¿A qué parece ridículo?. Sin embargo, nuestra percepción es distinta, y si un diez por ciento de la población estuviese contagiada, creeríamos que lo está todo el mundo, salvo casos que creeríamos poder contar con los dedos de una mano. Y en el caso de la generación de la heroína se añade otro sesgo, que es el hecho de que la mayoría de nosotros, por edad, estábamos una buena parte del dia desocupados, por las calles y los parques, como ellos -aparte de los que ya buscaban adrede a los crios para robarles- y los veíamos contínuamente. Uno se puede pasar meses sin coincidir con los vecinos cuando se está trabajando, pero cuando se está sin curro, uno se encuentra siempre a los mismos -los otros que también están sin curro, lo que refuerza la impresión de que está todo el mundo en el paro, etc.-

    Un plan maestro para desmovilizar a la juventud, con policias y guardias civiles metidos en redes de distribución, eso suena a racionalización -paranoide- a posteriori… Yo sí creo en una falta de celo en la persecución del tráfico según dónde éste se diese, por eso tan ‘humano’ de no menearlo si no me está afectando directamente, en plan por ejemplo: ‘no vayamos a desmantelar este foco de venta que está donde las casas de los gitanos (¿La incidencia de la heroina entre los gitanos no es por cierto del interés de los ‘patriotas’ vascos?), no vaya a ser que se traslade al parque enfrente de casa que es donde juegan nuestros crios, así que allá ellos se las compongan’.

  15. Javier

    Que el Estado juzgó a la red de Intxaurrondo que traficaba con heroína? Me troncho.
    Lo de la falta de pruebas. Pues es relativo. Este mismo verano el antiguo jefe de la Policía Municipal de Arrasate/Mondragón en una entrevista relataba que a petición del alcalde -el posterior Lehendakari Ardanza- llevó a cabo una investigación que apuntaba directamente a la Guardia Civil. Por supuesto, nadie les ayudó cuando pidieron ayuda. En fin, me temo que las cosas son más complicadas de lo que pretende Usó, o que se lo pregunten a Madres contra la Droga de Madrid.

    • Si las cosas son más complicadas de lo que pretende Usó, alguien debería escribir un libro, a ser posible tan minucioso y riguroso como «Nos matan con heroína», para demostrar la autenticidad del supuesto complot.

  16. Cao Wen Toh

    Para cualquiera que haya leído ‘1984’ de Orwell, el concepto de «doblepensamiento» se puede aplicar tanto a la prohibición de las drogas como a la reducción de costes en la Fórmula 1: quien la impone obtiene todo lo contrario manteniendo en el rostro una expresión imperturbable.

    https://es.wikipedia.org/wiki/Doblepensar

  17. Es dificil aportar pruebas cuando la justicia española (un oximoron) se niega a hacer su trabajo. No investigaron la denuncia de la policía municipal de Arrasate, ni la trama del informe Navajas ni lo que denunció un traficante turco que se autoinculpó y se ofreció a aclarar la implicación de la GC en el tráfico de heroína. Este tipo, que en cualquier otro país se podría considerar un «arrepentido» dispuesto a colaborar con la justicia, fue ninguneado.
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    “Yo transportaba cada semana quince kilos de heroína hasta un punto de la autopista que va desde Bilbao hasta Donostia. Viajaba en un coche que conducía un guardia civil de paisano, mientras que por delante otro coche nos iba abriendo camino. El cargamento lo recogía otro guardia de Intxaurrondo, que se encargaba después de su distribución. Cuando le pregunté a mi acompañante cuál era el motivo de aquel envío continuado y masivo de droga, su respuesta no pudo ser más clara: Para castigar a la juventud vasca por su apoyo a ETA”.
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    Declaraciones del traficante turco Vedat Çiçek, publicadas en el libro de Pepe Rei y Edurne San Martin “Egin investigación. Otra forma de periodismo”.

  18. Sr. Corazón:
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    Es FALSO que Marx y Engels condenaran al «suicida chino». Lo que hizo Marx, en un artículo del New York Daily Tribune del 20-09-1858, fue citar como muestra de la mala conciencia inglesa por lo que estaban haciendo con el opio en China, nada menos que al primer tesorero colonial de Hong Kong en 1844, el inglés Montgomery Martin: “Pues si, la trata de esclavos era un acto de caridad comparada con el comercio del opio; no destruíamos los organismos de los africanos, porque estábamos directamente interesados en conservarles la vida; no humillábamos su naturaleza humana, ni corrompíamos su espíritu, ni destruíamos sus almas. Pero el vendedor de opio mata el cuerpo después de haber corrompido, degradado y aniquilado el ser moral de los desdichados pecadores; un Moloch insaciable se lleva cada hora nuevas víctimas, y el asesino inglés y el suicida chino compiten en ofrendar sacrificios a su altar.”
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    https://www.marxists.org/archive/marx/works/1858/09/20.htm

  19. Pingback: Más prensa de ‘¿Nos matan con heroína?’: Cáñamo, Jot Down y Efe Eme – Juan Carlos Usó

  20. En la web Efe Eme dicen: «En el futuro comprobarán como periódicamente seguiremos escuchando la teoría del plan trazado desde el poder para atacar mediante la intoxicación farmacológica a un determinado sector de la población».
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    Lo que está comprobado es que en el pasado ya escuchamos esa «teoría» por boca del más alto poder. En 1988 el antropólogo norteamericano Jack Weatherford, en su libro “El legado indígena. De cómo los indígenas transformaron del mundo” habla sobre el uso del alcohol con fines de dominación:
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    A pesar de todas las bebidas alcohólicas (que los antiguos sabían producir), la intoxicación fue rara entre los indios. El alcohol era empleado como otras drogas, en un contexto esencialmente religioso. Como una indicación de cuan seriamente las culturas indígenas se tomaban el uso riguroso de tales sustancias, los aztecas ejecutaban a cualquier noble, estudiante o sacerdote que fuese descubierto bebido en publico.
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    Ingleses, holandeses, franceses y españoles, todos comprendieron que el alcohol destilado era una potente herramienta para dominar a los indios, a la vez que se hacia dinero con ellos. El virrey mexicano Bernardo de Gálvez, por ejemplo, dijo en 1786 que el alcohol era tan eficaz para domesticar a los indios y proporcionar dinero al Estado que quizás se podría emplear en la conquista de los indómitos apaches del norte. Gálvez proclamó que crearía “una nueva necesidad, que fuerce a reconocer muy claramente su obligatoria dependencia de nosotros».

  21. Sr, Corazón, me puede decir de dónde ha sacado que «Hasta llegaron a plantar marihuana en el jardín de alguno». ¿Tambien iban los «pigs» a regarla? ¿Se ha inventado más cosas en su artículo?
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    A Martin Sostre, anarquista negro de 52 años, la policía le colocó marihuana en su librería de Buffalo y pasó más de seis años en la cárcel donde fue apaleado diez veces por los guardas y pasó tres años en confinamiento solitario hasta que Amnistía Internacional intercedió por él. Según la versión del historiador Howard Zinn, le acusaron de vender heroína por valor de 15 dólares a un confidente, que más adelante se retractó de su testimonio. En cualquier caso, un montaje policial.

    • Álvaro Corazón Rural

      Txus, es una cita del libro de Usó que dice: «y la Policía llegó a plantar yerba en la librería especializada en temas afroasiáticos que dirigía el segundo [Martin Sostre] en Búfalo, Nueva York, con el fin de acusarlo».

      Y aquí lo que yo me he inventado: «La droga podía estar presente en esta guerra sucia, pero más bien para fabricar acusaciones o forzar detenciones. Hasta llegaron a plantar marihuana en el jardín de alguno, cita el libro»

      • Desde luego, ese es un invento menor que lo único que prueba es que usted puede creer que la policía puede plantar marihuana en el jardín de alguien para incriminarle pero no ve factible que esa misma policía promueva el consumo de heroina entre sus enemigos políticos. Es mucho más grave este otro invento suyo: «al margen de que los guardias civiles involucrados en el tráfico fueron descubiertos y enjuiciados por el propio Estado», cuando el propio Usó dice en la página 110 que: «El que pronto sería conocido como «informe Navajas» no fue objeto de ninguna investigación judicial, ni incorporado a ninguna causa, y fue sistemáticamente saboteado desde la Guardia Civil».
        Sr. Corazón, ¿a usted qué le mueve a hacer esto? ¿algún prejuicio le impide ver la realidad?

  22. –TEST– (marque con una X la respuesta elegida)
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    En 1967 el Black Panther Party de Nueva York denunció a la policía a cinco traficantes de heroína que la vendían a miembros de su organización a un precio 20% más barato. Los cinco camellos resultaron ser agentes del FBI.
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    1. La explicación oficial fue que los funcionarios, infieles a su deber y corruptos, habían abusado de su autoridad.
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    2. Según el periodista Hans-Georg Behr, la heroína estaba dirigida estratégicamente contra las Panteras Negras para despolitizar el movimiento de los negros.
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    3. Antonio Escohotado dice que cabe poner en duda esta pretensión, pero no que vendiesen heroína y fueran agentes federales.
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    4. Juan Carlos Usó califica de leyenda la interesada distribución de heroína entre los afroamericanos.

    • Siempre estás descubriendo la pólvora mojada, Txus. Ni Behr ni Escohotado (que se limita a hacerse eco de lo que dice el primero) profundizan en absoluto en lo de los Panteras Negras, asunto al que Usó dedica todo un capítulo repleto de notas.

      • En el tema de los Panteras Negras de Nueva York y la heroína del FBI, Usó, como Behr y Escohotado, da su opinión. A mi esas cuatro respuestas me sugieren:
        1. Falso
        2. Plausible
        3. Honesto
        4. Forzado

        • Das el mismo valor a un párrafo con una nota al pie que a un capítulo, insisto, repleto de notas.

          • Pierdes el tiempo. Los datos son los que son. La versión oficial y la de Usó coinciden. Entiendo que lo diga el gobierno yanqui. Pero, ¿en qué pruebas se basa Usó para afirmar eso?
            La cantidad de notas no prueban nada. También te cita a ti -insisto- como un «siempre bien informado» cuando la has cagado pero bien.

  23. Siempre recordaré una noche de verano, años ochenta, paseando por la playa de Laredo, zona turística de muchos vascos, dibujada en la arena una enorme jeringuilla y en su interior escrito «ETA».

    • ¿Y cómo lo interpretaste, Agustín? Se parece a la pancarta «Gora Alka-ETA» utilizada por el madero para incriminar a la bruja.

      • Averigua tú lo que pasase por la cabeza del autor del dibujo. Pero creo que se puede hacer una primera interpretación «literal»: entonces se trataba de experimentar (heroína) y, al tiempo, demostrar oposición al » sistema». Lo que los dirigentes de ETA verían como contrario a su estrategia (drogas), unos chavales podían integrarlo en su imaginario sin más problemas.
        Lo que me lleva a pensar que aquí falta un análisis sociológico, o mejor etnográfico, del asunto, más allá de suposiciones indemostrables como las que se han argumentado por aquí.
        Saludos

  24. –PASATIEMPOS– (busque la diferencia)
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    «Tenemos precisas acusaciones que hacer por los jóvenes que mueren de heroína. El tráfico internacional de heroína está en manos de la CIA y de las grandes mafias (protegidas por la DC). La heroína es un producto del capitalismo: no es casualidad que su máxima difusión se dé en EEUU, es decir, en la sociedad burguesa más desarrollada. La única perspectiva que puede dar el capitalismo a los jóvenes es la muerte de las ganas de vivir, la sumisión y la autodestrucción para quien no se «integra» o las guerras imperialistas.
    En Italia, la venta de heroína está dirigida por la unión mafia-fascistas
    que han encontrado una manera muy cínica de incrementar el capital y de
    callar individualmente a quien se rebela.
    -Nanni Balestrini y Primo Moroni: La Horda de oro, p. 525
    .
    «Por ejemplo, dos reconocidos puntales de la izquierda extraparlamentaria como Nanni Balestrini y Primo Moroni se han mostrado rotundos al asegurar que el tráfico internacional de heroína en quellos momentos se encontraba «en manos de la CIA y de las grandes mafias (protegidas por la Democracia Cristiana)» y que su venta en Italia estaba «dirigida por la unión mafia-fascistas». Sin embargo, lejos de denunciar abiertamente la existencia de un plan oculto para desmovilizar a los jóvenes mediante una calculada diseminación del opiáceo, el único objetivo de su discurso se ha limitado a presentar a la heroína como «un producto del capitalismo», algo que bien podría decirse de cualquier otro artículo sometido a las leyes de la oferta y la demanda en el mercado».
    -Juan Carlos Usó: ¿Nos matan con heroína?, p. 83

  25. Juan Carlos Usó también afirma: “En la práctica las redes dedicadas al hachís y la marihuana y las organizaciones dedicadas al comercio de heroína siempre han sido diferentes”.
    .
    Siempre es mucho decir. Algunos narcos gallegos como los Charlines le daban al tabaco, hachís, cocaína y heroína.
    El Chapo Guzmán alardeaba de suministrar más heroína, metanfetamina, cocaína y marihuana que nadie en el mundo y añadía que empezó a cultivar, cosechar y vender marihuana y amapola en 1969. Ayer mismo.
    .
    ¿Nos matan con heroína? p.89
    https://www.youtube.com/watch?v=-7gzl2ZI1kE (min. 2:00)

    • Una sobrina de Manuel Charlín, no el clan como tal. Y te quemarás las pestañas buscando antes de encontrar algo más sobre clanes gallegos y heroína en los ochenta -no a mediados de los noventa, que es cuando empezó a actuar Yolanda.

      Narcos turcos y gallegos crearon en Valladolid un laboratorio de heroína | Galicia |

      • La llegada de las mafias de la heroína a España es muy anterior a las de la cocaína hasta que los estragos de la jeringuilla y el tirón del consumo dieron la alternativa a los temidos cárteles de Medellín y Cali, a mediados de los años ochenta. Mientras los opiáceos penetraban en España por la única ruta de los Balcanes —bajo el control de las redes turcas— que permanece intacta hasta hoy, la cocaína comenzó a viajar imparable por el océano Atlántico hasta las costas de Galicia.

        Las organizaciones gallegas —junto con las del noreste de la Península— siempre han sido fieles aliadas de los traficantes de heroína, clanes emergentes del negocio del contrabando de tabaco como Los Charlines fueron pioneros en este negocio para acabar haciendo toda su fortuna con la cocaína. Pero la epidemia de los ochenta (que acabó con toda una generación de jóvenes con sida en una de las cunas del tráfico, Vilanova de Arousa) tuvo repercusiones sanitarias sin precedentes en España y marcó, desde entonces, un cambio en las tendencias del consumo.
        .
        http://politica.elpais.com/politica/2016/04/28/actualidad/1461862208_065597.html

  26. Juan Carlos Usó incluye en su libro una cita del escritor y guionista Alan Moore como un argumento de peso sobre lo autoengañados que estamos los que creemos en la diseminación dirigida de heroína en ciertos momentos y lugares:
    .
    «Lo más importante que he aprendido acerca de las teorías de conspiración es que los teóricos de la conspiración en realidad creen en una conspiración porque es más consolador. La verdad es que no es la conspiración de la banca judia, o la conspiración de los aliens grises, o la de los reptilianos de dos metros procedentes de otra dimensión la que está al mando. La verdad es más aterradora: nadie está al mando. El mundo va sin timón.»
    .
    Lastima que no haya incluido el texto que va justo antes:
    .
    «A mediados de los 80 una institución legal estadounidense conocida como el Instituto Legal Crístico me pidió compilar un libro de historietas que detallará la turbia historia de la C.I.A., desde el final de la Segunda Guerra Mundial, hasta la actualidad. Cubriendo cosas tales como el tráfico de heroína durante la guerra de Vietnam, el tráfico de cocaína durante la guerra en Centroamérica, el asesinato de Kennedy y otros puntos de interés.
    Lo que he aprendido durante la francamente horrible investigación en la que tuve que sudar tinta con el fin de lograr esto, es que sí, hay una conspiración, de hecho hay un gran número de conspiraciones que están todas tropezando unas con otras. Y todas esas conspiraciones están a cargo de fantasiosos paranoides, y payasos puño de jamón. Si estás en una lista como objetivo de la C.I.A., realmente no tienes nada de qué preocuparte. Sin embargo, si tienes un nombre similar a alguien en una lista apuntada por el C.I.A., entonces estás muerto?
    .
    http://www.goodreads.com/quotes/tag/mindscape-of-alan-moore
    .
    El mensaje cambia completamente.

  27. Manuel

    Estuve viviendo en Euskadi (Deva -Guipuzcua) en los años 79-81 y la primera
    y ultima vez que probé la heroina (brown-sugar-caballo turco) nos la ofrecieron
    en la plaza del pueblo, una noche de fin de semana,tres tipos que no los conocia
    nadie,de toda la gente joven del pueblo,totalmente gratis.Es cierto que no dejaba-
    mos de probar cualquier tipo de drogas (nunca gratis) especialmente cualquier
    variedad de tripis (LSD) por sus cualidades iluminadoras,viajeras y experienciales
    de las que guardo un grato recuerdo.Lo cierto es que pasadas unas semanas
    no sé si fue en Eibar o Elgoibar vimos a uno de estos tres,que reconocimos por
    que fue ,el que directamente se acerco a nosotros a ofrecérnosla,uniformado
    junto a un grupo de otros guardias civiles,que iban a recoger pan en una
    tahona de aquel pueblo,no quiero entrar en paranoyas conspiranoicas,pero
    desde aquel dia,me apunté a que en alguna clase de intención,iba dirigida esa
    acción, en su descargo tengo que agradecerles ,que me dieran la oportunidad
    de ver la utilidad de la heroina,solo para personas enfermas.
    Y me da que casi todas las enfermedades son producto de la sociedad

    • Estamos recogiendo testimonios de aquella época. ¿Sería posible ponernos en contacto contigo de alguna manera?

  28. Pingback: Mercancías del horror | Bakakai

  29. Si, señor Corazón, como usted dice «la realidad es tozuda». Y la hemeroteca la carga el diablo. La plataforma Bizitzeko afirmaba en su texto enviado a Egin que la supuesta desmovilización de la juventud vasca por la heroína era «una tesis por demostrar». Y usted apostilla «Así sigue».
    .
    Pero no había unanimidad para tal declaración como se comprueba en una entrevista publicada en la revista libertaria Ekintza Zuzena nº 12 (1993) en la que dos integrantes de la plataforma Bizitzeko, a la pregunta de si la introducción de droga estaba asociada a la represión política, en especial contra la juventud, responden:
    .
    Este ha sido un poco el discurso de la izquierda abertzale. Esto es cierto en alguna medida y no hay más que ver cómo en ciertos pueblos se ha desmovilizado a la juventud, pero también resulta irreal pensar que el gran mercado negro de drogas (que es el segundo en importancia a nivel mundial tras el tráfico de armas) pretenda vender su producto a un tipo de juventud y no a otra, ya que su objetivo es conseguir el máximo beneficio *.
    .
    Entonces, ¿hubo o no hubo desmovilización, señor Corazón?

  30. Alberto

    Vaya, parece que los aspirantes a plumilla que jamás estuvieron metidos en aquel ajo quieren hacer un cuádruple salto mortal y caer sobre la nariz con tal de que «mi querida España», como dijo Cecilia, quede limpia de polvo y paja en su responsabilidad en cuanto a los heroínómanos fallecidos por sobredosis y otras enfermedades, porque lo importante son las 800 y pico víctimas de ETA y los CCAA, que un servidor respeta (a las víctimas se entiende), frente a un par o tres de decenas de miles de yonquis muertos por negligencias de Estado, o terrorismo que es igual.

    Este artículo es tan tendencioso y tiene un fondo tan poco claro que ni siquiera cita de donde ha sacado las cifras esas que nos presenta. Un servidor, toxicómano durante treinta y seis años, narcotraficante, y no precisamente de papelinas, licenciado en medicina, oficio que ejerzo en un Centro de Ayuda a Drogodependientes,
    y otras cosas, cree poseer la clave para que usted vea la luz: en el asunto de la toxicomanìa no es lo principal si la repartía el Estado o no para desmovilizar a una posible juventud activa políticamente porque en ese plano el Estado Español no hizo el papel de camello sino que delinquió en dejación sus funciones, explico: en 1978 según la Organización Mundial de la Salud la toxicomanìa, como a día de hoy, era y es una enfermedad. En España tenemos un sistema público de salud que debe atender a todos los ciudadanos de sus enfermedades. Desde 1976 hasta 1998 que se habrío
    para todos los toxicómanos un sistema sustitutivo de opiaceos para la desintoxicación que paró en seco el tráfico de heroína,la metadona, pasaron 22 años. Si la metadona y una atención adecuada se hubieran dado en su momento yo no hubiera pasado desde los doce años consumiendo fundamentalmente opiaceos y no hubiera perdido a todos mis amigos y a tres de mis hermanos. Claro, que en Otxarkoaga o Pan Bendito, donde seguimos viviendo los más segregados de los españoles, tengamos mejor información que los que han vivido en barrios de la tarta de fresa como Neguri o Majadahonda al respecto es natural… y le cuento: desde la muerte del dictador y hasta bien entrados los años noventa los carceleros, llamarlos funcionarios sería demasiado, te retiraban la cuchilla de afeitar por la mañana para a la mañana siguiente repartir sin ningún control las maquinillas; a boleo, esta estupidez ocurrida cuando ya se sabía bien como se transmitía el bicho produjo miles de contagios y miles de muertes. Otra, una elevada causa de muerte de los toxicómanos nada tiene que ver con el SIDA sino con cáncer, hongos, enfermedades infecciosas etc. que era lo que quedaba registrado en el parte de defunción; habría que investigar mucho en los partes para ver si la persona era seropositiva o no. Neumonía era la causa «real» más extendida. Otra: hay toxicómanos que han tenido una muerte circunstancial, entraron en el reformatorio por robar unas pipas y allí los apuñaló un malnacido, suicidios, malas condiciones de vida e higiene. He visto personas de 30 años que han vivido 10 en la calle y aparentan 60.

    El problema hay que verlo como algo integral y sobre todo como un problema de salud pública muy mal gestionado; a los enfermos se les cura no se les encierra año tras año en una cárcel por robos de poca monta asociados a la enfermedad.

    La culpa de las decenas de muertes evitables no la tuvo la implicación de la policía, aunque tanto ellos como Guardia Civil hicieron el agosto con el tema, y lo sé porque les he visto coger millones de pesetas y kilos de droga para hacer la vista gorda con estos ojos míos.

    De Euskadi particularmente sé lo suyo pues he residido allí una decena de años y todos sabemos que la Guardia Civil de Intxaurrondo utilizaba como chivatos a traficantes,de ese mismo cuartel desaparecieron 150 kilos de cocaína y nunca más se supo, toda la Brigada de Estupefacientes de Algeciras fue empapelada y desmantelada tras la detención de 6 de sus miembros pasando unos cientos de kilos, en Sevilla desaparecieron 100kilos que fueron cambiados por harina y está harina fue vendida a unos narcos pensando que era coca por otros policías, entonces fue cuando cogieron a todos.

    Podría citarle cientos de casos de los negocios en los años de oro de la heroína manejados por las FSE.

    Vívimos en un país de arteros, mentirosos, trepas, golfos y sinvergüenzas, y así nos va que hasta nuestras mejores glorias como García Lorca se exilian a un barranco perdido para no ver que un falangista, un conmiliton de aquellos que le fusilaron, duque y Dios sabe que más, luce su nombre sobre el aeropuerto más grande de España

    PD: para aclarase usted las ideas lo mejor es que le dieran un tratamiento para el mono a base de porra en un cuartelillo o en la DGS de los años 80-90, que es lo que te daban si pedías un médico.

    A los que quedamos, la mayoría nacidos para ser carne de cañón, ya que no se estuvo con nosotros cuando hizo falta lo que se nos debe es un respeto, el que nunca nos ha tenido la mayoría del cuerpo social, y dejar de citarnos para exculpar a una generación de policías y guardias civiles que si bien no vendían caballo por las esquinas bien que apaleaban a chavales enfermos e indefensos por robar un radiocasete para satisfacer sus instintos más bajos además de utilizar su enfermedad para usarlos como confidentes. Y en lo de Euskadi deje usted ya el tema y vivir a los vascos alejados de los de la capucha y de los Galindos los Dorado, Tuda y Villalobos de turno.

    • «Claro, que en Otxarkoaga o Pan Bendito, donde seguimos viviendo los más segregados de los españoles, tengamos mejor información que los que han vivido en barrios de la tarta de fresa como Neguri o Majadahonda al respecto es natural…»

      Una cosilla de Jon Juaristi sobre el impacto de la heroína en la margen derecha del Nervión, al parecer, tanto o más devastador que al otro lado del río, por muy «barrio de la tarta de fresa» que pudiera ser Neguri.

      «Era un mundo tan delicado, tan de invernadero, con sus chalets y sus añas y sus mecánicos y sus institutrices y sus marineros y sus clubes de tenis y de golf y el Marítimo y el tiro de pichón y el hípico y sus chicas tan espléndidas y sus chicos tan deportistas y las viejas empresas familiares que se iban a pique y pedían al Gobierno que las salvase en aras de la gratitud debida a la sangre redentora vertida por España por los mártires que dieron a la Cruzada y sus ancianitas y ancianitos tronados sobreviviendo en el ensueño de la belle époque bilbaína y los pufos que familias de postín dejaban en los comercios de Las Arenas y las reverencias hasta quebrarse el espinazo ante los altos cargos y funcionarios que despreciaban y su desdén al jebo y su miedo al obrero y su radical incomprensión del mediocre mundo de las clases medias que los iba arrollando, que la burbuja se fue desvaneciendo por sí sola, sin necesidad de que nadie la pinchase. Porque no la rompió el Opus ni la rompió ETA. Las cohortes generacionales que siguieron a la nuestra fueron diezmadas por la heroína. Si abres el catálogo de Antiguos Alumnos veras aparecer, dos cursos detrás del mio, más profusión de cruces que en un cementerio americano de Normandía, y no tendré que explicarte a qué es debida, porque la némesis blanca se cebó también en ramas de nuestra abundante parentela. No insinúo que nada de eso hubiera podido evitarse de habérseles explicado por qué cambiaba el viento, pero quizá el mejor de todos no se habría dedicado a destruirse con fruición chapoteando en un mito personal de cuIpabilidades ancestrales y hoy tendríamos el gran escritor que sabría contarnos desde dentro y desde fuera de la burbuja la tragedia grotesca de la oligarquía vasca del franquismo. No desespero de ello.»

      La tribu atribulada. Jon Juaristi. Espasa. Madrid, 2002.
      Págs. 116 y 117

    • Tiro al narco

      Tú eres como el del vídeo, ¿no? Transexual, embarazada, detective, arquitecto, registrador de la propiedad, futbolista… no sé qué haces firmando aquí pudiendo trabajar de consultor para grandes gobiernos o corporaciones. Será que te lo impide tu ética.

      Y sí, es una respuesta ad hominem.

      • Más bien una respuesta mongoloide de un cobarde que no se atreve a firmar sus opiniones con su nombre y apellido, algo que, visto el percal, no es de extrañar.

  31. Tiro al narco

    Porque así sin remirar a fondo: toxicómano durante 36 años, médico en ejercicio (lo normal de los heroinómanos por 4 décadas), has vivido 10 años en Euzkadi (por supuesto), expresidiario (Medicina a distancia no hay pero supongo que la estudiaste entre pico y pico pagándola con tu sueldo de súper-narco), narcotraficante (y no de papelinas, claro, eso es de pobres… de kilos por lo menos, pero a pesar de tus ganancias preferiste dedicarte a la medicina y seguir viviendo en barrios ‘marginales’), continúas viviendo en Pan bendito (porque hablabas de Euzkadi en pasado pero de Otxarkoaga y Pambe en presente, y plural mayestático). Entiendo también que has trabajado de agente encubierto (tu modestia te impide declarar para quién, claro) porque has visto con esos ojos tuyos nada menos que robar kilos de droga a policías y estás vivo para contárnoslo a todos aquí sin miedo a que te identifiquen con los pocos y típicos datos de tu biografía que das. Luego eso sí, los datos en ese sentido que citas son los que conocemos todos.
    En resumen, que sí, que bien.
    La cuestión es que los que tanto odiáis a España no sé por qué os quedáis y no os ‘habrís’, habiendo mil países mejores. Y en todos ellos se ha dado, casualmente, más o menos los mismos procesos en relación a las drogas que aquí.
    En fin.

  32. Otra mujer que defiende la tesis del complot de la heroína, esta vez en Italia, Simona Levi:
    «Drogas he probado muchas, pero con espíritu científico, de experimentación. [Risas] Nunca me enganché, ni tuve lo que se decía «temporadas», era un consumo puramente recreativo, por probar. Pero en Turín en aquella época todo el mundo tomaba, era brutal, el propio sistema metía heroína a toneladas para acabar con la lucha obrera y los movimientos estudiantiles. En aquella época se diezmó mi generación. Me acabé yendo no solo por esto, pero también. Todo era muy sufrido; gente majísima, pero la lucha era muy triste y no veíamos ningún resultado.»
    .
    https://www.jotdown.es/2019/03/simona-levi-ser-victima-no-te-hace-ser-mejor-persona/

  33. Pingback: William S. Burroughs: el héroe y su relación con la heroína - Jot Down Cultural Magazine

  34. Santiago

    Muy buen artículo. En efecto, un dato a destacar es que la alarma social -promovida institucionalmente- sobre las drogas (años 70) antecedió al uso masivo (años 80) y probablemente lo estimuló. Conspiración o torpeza? That’s the question. Yo recuerdo con apenas 12 años, aquellos anuncios TV «di no a las drogas» que eran tan cursis, pacatos, ñoños, idiotas, que «casi» te daban ganas de probarlas para distanciarte de tanta idiotez mediática. Conspiración o torpeza? Aún me lo pregunto.

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