Ciencias

El Capellán de la Virgen y el perro de Pavlov

El Capellán de la Virgen (1623). Imagen: Biblioteca Nacional de España.
El Capellán de la Virgen (1623). Imagen: Biblioteca Nacional de España.

Este artículo ha obtenido el primer premio del concurso DIPC de divulgación del evento Ciencia Jot Down 2015

Van siendo cada vez más conocidas las similitudes entre la famosa magdalena de Proust y el más famoso todavía perro de Pavlov. También se ha escrito sobre la relación del perro de Pavlov con la tolerancia a las drogas, el café, y los refrescos, por poner algunos ejemplos recientes. Podríamos incluso destacar la importancia de Pavlov, y toda la investigación posterior que siguen generando sus propuestas, en el tratamiento de desensibilización de los niños alérgicos, así como, de forma más general, en el condicionamiento de la función inmunológica. Son solo algunos ejemplos de la importancia del trabajo pionero de Pavlov y su influencia posterior en la psicología y fisiología. Lo cierto es que Pavlov fue galardonado con el Premio Nobel en 1904 y a día de hoy está en todas partes. Solo hay que mirar la realidad con un poco de cariño, e ir un poco más allá del detalle de que el perro salivaba al escuchar el sonido del diapasón y preguntarse por qué salivaba, ¿qué era lo que realmente llamó la atención de Pavlov?

Si el perro saliva es porque ha pasado por un proceso de aprendizaje. Los perros no nacen salivando ante sonidos. El perro que saliva ante un sonido ha tenido que aprender antes que ese sonido predice comida. Y esto es un tipo de aprendizaje complejo y vital. El perro, al igual que los humanos y los demás animales, aprende a predecir lo que ocurrirá a continuación fijándose en señales sencillas de su ambiente que han sido bien condicionadas. Y una vez que el animal entra en contacto con la señal, predice que va a recibir comida, y se ponen en marcha de manera inmediata, y sin requerir el control voluntario, las primeras fases del sistema digestivo, la salivación en este caso, preparando al organismo para recibir la comida. Es así de sencillo y así de bonito. Aprendemos a predecir nuestro entorno, y nuestro organismo se anticipa respondiendo adecuadamente a los eventos ambientales que están por llegar. Se adapta al ambiente anticipándose a él. Esta capacidad de aprender a predecir lo que ocurrirá a continuación es muy valiosa en la vida de cualquier animal, también en la especie humana. Un organismo que no sea capaz de aprender a predecir los eventos importantes de su entorno y prepararse adecuadamente para ellos morirá joven. Como es lógico, además, la respuesta anticipatoria del organismo no será siempre la salivación, sino que se adaptará a la perfección a lo que el organismo espera que vaya a ocurrir. Si fuera un estímulo doloroso en lugar de alimento lo que el organismo espera que ocurra tras una señal determinada, se pondrá en marcha una reacción de miedo condicionado que hará que se produzca inmediatamente una respuesta de huida. Y lo mismo para otros estímulos biológicamente significativos (estímulos sexuales, frío, calor, drogas, medicamentos, cobijo, etc.). Todos ellos producirán una respuesta del organismo que, de manera automática, se anticipará a la llegada del estímulo biológicamente significativo utilizando para ello señales del ambiente que ayudarán a predecirlo gracias al proceso de condicionamiento clásico o pavloviano. Ejemplos de este proceso son, como mencionábamos al principio, la felicidad que evocaba la famosa magdalena de Proust, y, también, las reacciones de tolerancia a las drogas. Y tantas, tantas cosas.

Pues bien. En estas andaba yo, leyendo experimentos pavlovianos para pasar la tarde, cuando resulta que me encuentro que existe una carta en la que el filósofo René Descartes (1596-1650) mencionaba la posibilidad de hacer un experimento de condicionamiento como los de Pavlov. También con perros, sí. Sin magdalenas, de acuerdo. Pero ojo, ¡en el año 1630!  Pavlov vivió entre 1849 y 1936. Proust entre 1871 y 1922. No sabemos aún si se leyeron mutuamente o fue casualidad que escribieran los dos sobre el condicionamiento clásico, el uno con perros, el otro con magdalenas. ¡Pero es que el bueno de Descartes andaba ya, mucho antes que ellos, nada menos que en 1630, describiendo en una carta cómo podrían hacer el experimento! A punto estuvo monsieur Descartes de pisar el experimento a Pavlov. Eso sí, tratándose de un experimento imaginario, Descartes pensó en utilizar un violín, nada de un mundano diapasón como el que usó después Pavlov. Experimentos con violines. Eso es glamour y lo demás son tonterías. Pena que no llegó a realizarlo. Esto ocurría más de doscientos años antes de que nacieran Pavlov o Proust. ¡Habría adelantado la historia de la humanidad! Estaríamos ahora en el mismísimo futuro. Igual. O no. Quién sabe. No sé si importa realmente.

Pero el caso es que, cuando te encuentras con que hay una carta de Descartes describiendo el experimento de Pavlov con doscientos años de antelación, no te queda más remedio que seguir investigando. Y una web te lleva a otra y esta a otra, y la otra a un artículo y… al final te acabas encontrando con El capellán de la Virgen, una obra de D. Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635). Sí. El mismo.

Parece ser que nuestro gran Lope, el «Monstruo de la Naturaleza», como lo llamaba Cervantes, se adelantó a todos ellos, a Proust, a Pavlov, a Descartes, y a todos los demás. Nada menos que en 1623, has leído bien, 1623, publicó ya nuestro SuperLope la primera descripción del condicionamiento clásico. (Ay, qué poquito le faltó también para pisar el experimento a Pavlov).

Pero como me seguía pareciendo bastante increíble todo este lío de cartas, experimentos y novelas, continué investigando un poco más en internet, y me encontré, esta vez, con un artículo escrito en 1970 por R. J. Laurenza, donde menciona al profesor Arjona, de la Universidad de Connecticut, en Estados Unidos, que atribuye a Lope de Vega la primera descripción conocida de los reflejos condicionados. ¿Sabéis lo que eso significaría, verdad? ¡Que tendríamos que cambiar todos los libros de texto de psicología!

Evidentemente mi reacción fue pensar que esta historia no tiene ni pies ni cabeza y que Laurenza o Arjona, o quizá los dos, sencillamente no tienen mucha idea de lo que son los reflejos condicionados y pretenden atribuírselos a Lope de Vega con más buena intención y orgullo patrio que con rigor científico y conocimiento de causa. Sigo leyendo a Laurenza, pues, sin esperar mucho. Y para mi enorme sorpresa, así resume Laurenza la escena del condicionamiento Pavloviano en la obra El capellán de la Virgen (1623), de Lope de Vega:

texto
Imagen: Biblioteca Nacional de España

Maravilloso.

Tiro un poco más del hilo, y resulta que existe incluso un artículo publicado en 1955 en el American Psychologist, una de las principales revistas de psicología del mundo, con el título: «Lope de Vega on early conditioning». ¡En 1955! Ahí os dejo eso. A cambiar los textos.

Y ya para los más románticos, pero sin que sirva de precedente, que no suele ser buen consejo, he aquí el original de Lope, en verso:

El Capellán de la Virgen (1623). Imagen: Biblioteca Nacional de España.
El Capellán de la Virgen (1623). Imagen: Biblioteca Nacional de España.

Para saber más:

Bousfield, W. A. (1955). «Lope de Vega on early conditioning». American Psychologist, 10 (12), 828. doi: 10.1037/h0046749. Enlace

Domjan, M. (2003). Principios de aprendizaje y conducta. (5.ª Edición). Madrid: Paraninfo.

Laurenza, R. J. (1970). «La poesía como intuicion y conocimiento: Lope de Vega y los reflejos condicionados». Perspectivas de la UNESCO, 569 (II), 29-31. PDF

Lope de Vega, F. (1623). El Capellán de la Virgen. Edición digital. Biblioteca Nacional de España.

Matute, H. (2003). «La magdalena de Proust y el perro de Pavlov». E-ciencia. Enlace

Matute, H. (2015). «Las drogas, el café y el perro de Pavlov». Cuaderno de Cultura Científica. Enlace

McNamee, R. V. & Parker, D. (2013). «Descartes’ dog». OUPblog. Oxford University Press. Enlace

Pavlov, I. (1927). Los reflejos condicionados. Traducción de Editorial Morata, Madrid, 1997.

Ribera, A. (2011). MATERNITY (LXX): M. vale millones y el día de San Huevo Frito.Cosas que (me) pasan. Enlace

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14 Comments

  1. Y además en verso

  2. aqui ya doblan la apuesta y predatan en unos 400 años (1240 aprox.) la intuicion sobre los reflejos condicionados, en unos sermones de Jaques de Vitry:

    http://web.stcloudstate.edu/gcmertens/behavioral_prin/BehavioralPrinciples-ClassicalConditioning.htm

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