Política y Economía

La irresistible ascensión de un gran capitán: las metamorfosis de Abu Mohamed al-Golani

Abu Mohamed al-Golani. Imagen Al Jazeera.
Abu Mohamed al-Golani. Imagen: Al Jazeera.

Abu Mohamed al-Golani

La principal mano ejecutora de la liquidación del régimen sirio y del derrocamiento del último gran dictador Bashar Háfez al-Ásad el pasado 8 de diciembre es la de Abu Mohamed al-Golani.

Hijo de una familia siria, nacido en Riad, Arabia Saudí en 1982 (cuando su padre trabajaba allí como ingeniero), cualquier intento de reconocer su trayectoria personal hasta ese momento conduce, como se verá, a la conclusión de que su participación en este hecho histórico puede obedecer a todo menos a la casualidad.

El destino, formidable, espectacular, de este personaje está construido sobre excepcionales capacidades, esfuerzos y también a … baraka.

Enrolado por Al Qaeda

Su primer empleo como principiante fue el de terrorista, al ingresar en 2003 en la organización de Al Qaeda en Irak, a donde se había trasladado desde Damasco, a los veintiún años, para luchar contra las fuerzas invasoras estadounidenses.

¿En qué consistió su mandato? ¿En qué actos participó? Quién sabe.

¿Se manchó las manos de sangre actuando al margen de las reglas debidas de la guerra? Es más que probable.

Se ha escrito que lo había enrolado personalmente el trágicamente legendario Abu Musab al-Zarqawi, pero esto no es seguramente cierto.

Encarcelado en la guerra de Irak

Lo que sí se sabe es que en 2004 fue detenido y encarcelado por las fuerzas estadounidenses y que recorrió cuatro centros penitenciarios: el tristemente famoso Abu Ghraib, los «camps» Bucca y Cropper y la prisión al-Tajji.

Al parecer fue en Bucca donde conectó con otro personaje central de esta historia: Abu Bakr al-Baghdadi, quien acabaría siendo cuarto emir1 «de facto» y primero «de iure» (Sharía) del ISIS (en 2013) y después califa2 (en 2014).

En 2010 al-Golani salió de prisión y recuperó su dependencia operativa de Al Qaeda a través de su organización filial en Irak (que se convertiría en el ISIS).

Desgaste de Al Qaeda en el frente terrorista en Irak

Durante sus cinco años de cautiverio, la organización terrorista había entrado en combate permanente con las fuerzas estadounidenses y con otros grupos locales de diferentes filiaciones y tendencias, dentro del enorme caos iraquí a partir de 2003. En esos combates y en la supraguerra transnacional de «la lucha antiterrorista» posterior al 11 de septiembre 2001, el ISIS, es decir Al Qaeda-Irak y sus líderes, estuvieron sometidos a gran desgaste, con el sucesivo fallecimiento violento de todos sus jefes: al-Zarqawi (2006), al-Masri (2007), al-Baghdadi (no Abu Bakr, sino al-Rashid) (2010).

El sucesor de este último (por cierto no pariente suyo), Abu Bakr al Baghdadi (que no sería eliminado hasta 2019), tomó las riendas de la organización con grandes proyectos y ambiciones.

Es por ello que cuando el emir de ISIS se proclamó califa adoptó el nombre propio Abu Bakr, precisamente el del sucesor de Mahoma.

Un primer gran encargo. Al-Nusra

Una de las primeras iniciativas de Abu Bakr al-Baghdadi fue encomendar al joven al-Golani (2011) su regreso a Siria para fundar la organización Al Qaeda-Siria (por supuesto englobada en su gigacélula iraquí).

Con el fin encomendado al-Golani fundó, el 23 de enero de 2012, Jabhat Fateh al-Sham («Frente de la liberación del pueblo de la Gran Siria»), denominado comúnmente Frente Al-Nusra («La victoria») que inmediatamente el propio al-Baghdadi quiso filializar y fiscalizar.

La reacción de al-Golani fue resistente a estas presiones y las relaciones entre jefe y subordinado empezaron pronto a deteriorarse.

Por otra parte, las agresivas actividades de Al-Nusra (atentados suicidas, entre otras) llevaron al Departamento de Estado de EE. UU. a calificarla como «organización terrorista».

Enfrentamiento con al-Baghdadi

Una muestra clara de la fuertísima personalidad de al-Golani se manifestó cuando en 2013, teniendo él treinta y un años, al-Baghdadi hizo uso de poderes (sharía) originales e instó la disolución de Al-Nusra.

El joven terrorista respondió inmediatamente declarando oficialmente su lealtad al egipcio Ayman al-Zawahiri (sucesor de Osama Bin Laden) jefe supremo de Al Qaeda (en paradero desconocido).

De hecho «pasó por la derecha» a quien le había encomendado su alta misión terrorista en Siria. Así manifestaba no solo esa fortaleza, sino un extraordinario sentido de la oportunidad y una gélida medición de riesgos.

Confrontación Al Qaeda – ISIS

En ese mismo mes de abril (2013) el ISIS se había institucionalizado, incluyendo en su nombre la palabra «levante» (Siria) y esa ruptura Golani-Baghdadi tuvo trascendencia histórica, ya que significó el arranque del enfrentamiento entre las dos grandes instituciones terroristas Al Qaeda e ISIS, a partir del momento en que al-Zawahiri apoyó explícitamente a al-Golani, cosa que el egipcio había hecho inmediatamente, desencadenando la furia de al-Baghdadi.

Al-Baghdadi fundó el califato el 29 de junio de 2014 y se consagró como califa, casi omnipotente.

Al poco tiempo al-Golani realizó declaraciones por audio contra Estados Unidos (28 septiembre).

Ruptura con Al Qaeda

Al frente de Al-Nusra, al-Golani se encontró combatiendo eficazmente en tres frentes de la guerra civil siria simultáneamente: contra el Gobierno de al-Ásad, contra el aliado de este, Hezbolá, y contra el propio ISIS.

En mayo de ese año 2015 mantuvo una entrevista con Ahmed Mansour, de Al-Jazeera, en la que apuntó a nuevos objetivos, casi dando por descontadas las inmediatas victorias pendientes, pero siempre hablando desde la oscuridad, con su cara cubierta.

Se fueron cumpliendo etapas inexorablemente y en 2016 el protagonista de esta agitada historia se desligó también de Al Qaeda.

Se fue cumpliendo así la regla de que los grandes personajes de la tragedia terrorista internacional (Abu Bakr al-Baghdadi y Ayman Al Zawahiri) no resultaban, en definitiva, para al-Golani, más que «compañeros de viaje» para una sola y breve etapa del periplo, mucho más largo, que le esperaba.

Al fin independiente

Trece años después del inicio de sus actividades terroristas y de insurgente profesional, al-Golani había conseguido, por primera vez, su independencia cuando por otra parte ya disponía de una organización curtida en el combate y la supervivencia.

El próximo paso debería ser, como ocurre en el mundo corporativo, el del crecimiento externo, es decir el de ganar tamaño.

En 2017 el gobierno estadounidense añadió a la calificación de al-Golani un precio de diez millones  de dólares a quien pudiera colaborar con información relevante que condujera a su captura.

Creación de Hayat Tahrir al-Sham (HTS)

Ya en el inicio de ese año 2017, el 27 de enero, al-Golani había conseguido fusionar su organización Al-Nusra con varias otras a la vez. En primer lugar con la Ahrar al-Sham, liderada por el jefe Abu Jaber Shaykh, y también con Jaysh al-Sunna y con Liwa al-Haqq, etc., para formar la nueva organización actora decisiva en el mundo de la insurgencia salafista siria: Hayat Tahrir al-Sham (HTS) («Organización para la liberación del Levante»).

El primer jefe de HTS fue Abu Jaber Shaykh. La primera aparición del protagonista al-Golani de la fusión, fue el 27 de febrero, cuando inició públicamente un viraje desde el yihadismo hacia planteamientos más pragmáticos.

El propio al-Zawahiri (¡que había sido, caso único, seducido y abandonado!) manifestó públicamente su crítica a la modernización de al-Golani, quien no perdería más que unos pocos meses (el 1 de octubre de 2017) en sustituir a Abu Jaber como emir de FHT.

En ese momento su instrumento ya estaba preparado, él era independiente y además la organización estaba bajo su exclusivo control personal directo.

Centrado en Idlib

La culminación preparatoria de su incipiente carrera política, a lo largo de la que el protagonista se irá transformando personalmente, tuvo lugar en la región de Idlib, en el noroeste de Siria junto a la frontera que separa el país de Turquía. Esta es una zona clave en la guerra civil, presionada desde el sur por las fuerzas gubernamentales de al-Ásad apoyado por los rusos, amenazada desde el oeste, según las fases, por parte de Kurdos o del ISIS, constreñida en el este por el territorio chiita alauita (con apoyo de Hezbolá) y limitada por el norte por una frontera con Turquía, un confín problemático y solo permeable a las masivas corrientes migratorias de sirios aterrorizados por las violencias de una guerra poliédrica.

A sus casi dos millones de habitantes originarios, en ese cuadrilátero de Idlib, se vinieron a añadir más de dos millones de refugiados que no sabían dónde caer rendidos, cuatro millones en total.

El cometido inmediato de al-Golani fue precintar este territorio para defenderse de los varios enemigos, pero al propio tiempo gestionar el desastre humanitario que significaba mantener vivos a más de cuatro millones de personas entonces depauperadas con muy pocos recursos disponibles.

Nuevos retos de gestión y cambio de planteamientos

Todo parece indicar que las nuevas necesidades influyeron en la progresiva transformación de la visión vital de al-Golani. Su cometido y su actitud iban transitando progresivamente desde la insurgencia hacia lo militar, desde los trances de la acción armada a los de la dedicación humanitaria, desde un propósito reductor y redentor de costumbres al de facilitador de soluciones y de gestor, desde la ideología y la religión hacia el pragmatismo.

También todo parece indicar que, al propio tiempo, conservaba intactos su mismo instinto de supervivencia, su misma sagacidad y capacidad de anticipación, su mismo oportunismo, su misma frialdad implacable, y su mismo desconocimiento de la lealtad…

Una de las primeras medidas que tomó, en noviembre de ese mismo 2017, fue instar la creación de un Gobierno de Salvación Nacional de Idlib, que puso inmediatamente en manos de profesionales, con el cometido de institucionalizar y administrar un territorio en un estado permanente de emergencia, de alarma y de necesidades apremiantes. Por motivo de estos propósitos y de los resultados efectivos que se empezaron a hacer visibles en aquella época, se le llegó a denominar «salafotecnócrata» al insurgente.

Nace un Estado

Todo parece apuntar a que, al propio tiempo en Idlib se estuvo diseñando un estado con todas sus facultades y responsabilidades en pie. Desde la vertiente de origen de los fondos necesarios al-Golani decretó la aplicación de impuestos a los comerciantes, instituyó aduanas en los pasos montañosos hacia Turquía y organizó la producción controlada y la distribución ilegal en Arabia Saudí de un estupefaciente de bajo coste (captagon).

En la vertiente del gasto se organizó la planificación de la asignación de lo disponible para atender las necesidades civiles: alimentación, capacidad de habitación, salud, educación, transporte público, seguridad ciudadana, etc.

Dentro del Idlib gobernado por FHT se produjeron algunas revueltas (ideológicas, desde un islamismo más rígido o sociales, por motivo de necesidades apremiantes aún no resueltas) que fueron reprimidas disciplinariamente. Como consecuencia de la dureza aplicada al-Golani decretó la constitución de una conciliadora Comisión de Análisis de los Hechos. 

Hay que tener en cuenta que la comunidad de Idlib ha incluido (y sigue incluyendo) una masa de población flotante enorme (prácticamente el cincuenta por ciento de la población total de cuatro millones aproximadamente) y además variable según los ánimos prevalentes, en cada fase, ante la presión militar desde el sur por parte del Gobierno de al-Ásad con el mencionado apoyo ruso.

Reconstrucción de imagen

A lo largo de 2018 y 2019 esta labor administrativa y de gestión interna dieron frutos visibles y al-Golani se dejó ver y filmar progresivamente, relacionado con sus fructíferas actividades civiles.

De hecho inició una campaña prudente pero incesante de profunda reforma de su imagen, procurando que su pasado terrorista quedara poco a poco sustituido por un presente de gestión, administración pública y política tolerante (no represión del tabaco, respeto a minorías étnico religiosas, concesión de algunas ventajas relativas para las mujeres).

Nuevo objetivo nacional

Al propio tiempo y desde la vertiente militar delimitó su objetivo prioritario centrándolo en conseguir que FHT llegara a Damasco y aniquilara el régimen de Al-Ásad.

En 2020 el acuerdo entre Turquía y la Federación Rusa facilitó la situación para el Gobierno de Salvación de Idlib y al-Golani decidió dar el golpe de gracia militar para la eliminación de cualquier estructura residual de Al Qaeda en las inmediaciones de su zona de control. Dicho y hecho.

Preparación para el gran salto hacia adelante

En 2021 al-Golani mantuvo una entrevista con el canal estadounidense PBS «Frontline», en la que comentó detalles de su transición hacia una posición política conciliadora y tolerante. Se estaba preparando para un ambicioso futuro al que esperaba poder acceder a no tardar. Pero para conseguir sus fines debía exigirse mejor preparación militar.

A tal efecto creó una academia en Idlib, en la que se profundizó en nuevas técnicas de combate, con especial atención a las operaciones nocturnas. 

Se trabajaba, por lo visto, muy intensamente en la adecuación de un ejército con mejores capacidades de movilidad y de elasticidad logística.

Esta preparación a marchas forzadas para el gran paso siguiente también se produjo, al parecer, en la vertiente política, administrativa y civil.

En 2022, Mohamed al-Bashir, nacido en la región de Idlib en 1983, ingeniero eléctrico y licenciado en derecho y en sharía, fue designado por al-Golani Ministro de Desarrollo y Asuntos Humanitarios dentro del Gobierno de Salvación Nacional de Idlib (y en enero de 2024 habría de ser nombrado Primer Ministro de ese Gobierno).

Este también debe interpretarse como un paso preparatorio para el gran salto hacia adelante.

Entorno favorable

El 7 de octubre de 2023 se produjo el atentado en Israel al norte de la franja de Gaza y se inició una dinámica vertiginosa. Como consecuencia del nuevo enfrentamiento entre Israel e Hezbolá se desencadenó un proceso que terminó por limitar fuertemente la capacidad de actuación del grupo chiita y, en cualquier caso, le obligó a concentrar su atención en el enfrentamiento con Israel, olvidando cualquier problema que pudiera surgir en la retaguardia siria.

Mientras tanto, de la misma manera, la atención de Rusia se había encontrado durante este 2024 centrada en darle un giro definitivo a la campaña en Ucrania. El propio jefe del Estado Mayor del ejército ruso (el gran experto en los frentes sirios) sin perder ese puesto había sido designado, sin embargo, además como jefe del ejército ruso en el campo de batalla.

Así, cuando resultó evidente el debilitamiento de Hezbolá, al-Golani determinó que había llegado el momento para llevar a buen fin su plan: llegar hasta Damasco, tomar la plaza y derrocar a Al-Ásad.

Acopio de instrumentos

Al-Golani tenía en la mano el brazo militar preparado y así mismo el civil, es decir el proyecto de Gobierno Provisional de la nueva Siria, incluido su futuro Presidente al-Bashir.

Sería un gobierno provisional de breve duración, para gestionar la transición hacia una estructura política permanente inclusiva de todos los grupos y tendencias (con la excepción de cualquier residuo del régimen anterior).

A partir de ahí (fin de noviembre de 2024) se prepararon los primeros pasos. La toma de Alepo sería el primer eslabón.

Arranque de la «Blitzkrieg» hacia Damasco

La operación militar se lanzó el 27 de noviembre. Parecía claro, aunque nunca se puede dar algo por seguro, que al final del pretendido viaje triunfal hacia el sur los muros de Jericó caerían otra vez ante el clamor de las trompetas. El ejército de Al-Ásad, se encontraba privado de sus contundentes apoyos tradicionales desde Líbano, desde Moscú y desde Teherán.

A la vista, también, de la pulsión expansiva de las fuerzas israelíes, una vez comprobada, por el camino, la incapacidad de resistencia del ejército de al-Ásad ante la primera embestida de FHT, se podría conseguir que Damasco depusiera enseguida las armas.

En ese caso el avance hacia el sur podría ser, casi, una marcha militar. Pero esto estaba todavía por ver.

Toma de Alepo

Pero al-Golani no podía estar seguro de conseguir un desenvolvimiento tan favorable y prueba de ello es que al acercarse a Alepo, el 29 de noviembre en la zona de Hamdaniyah, lanzó, para abrir brecha, dos ataques suicidas motorizados (que, de alguna forma, eran poco compatibles con la nueva imagen que se había empeñado, de un tiempo a esta parte, en crear para sí y para FHT).

El hecho es que el 2 de diciembre los insurgentes ya controlaban Alepo, que al-Golani se dejó fotografiar humildemente triunfante en la ciudadela el 4 de diciembre y que dos días después concedía ser entrevistado y filmado por CNN, en un lugar no identificado, en plena luminosidad del día y con atuendo militar (pero no al estilo del guerrillero de Al-Nusra que él había sido, pero ya no era).

Habla a Siria y al mundo

Durante esa misma entrevista filmada le comunicaron la toma de la ciudad de Hama, en el camino hacia, pero todavía lejos de, Damasco.

A través de sus respuestas a CNN, su mensaje general no fue de carácter militar o táctico sino político y estratégico.

De hecho pidió indulgencia al referirse en general a la naturaleza humana y a sus leyes de evolución del comportamiento a medida que el individuo va cumpliendo años, instando a la audiencia a comprender que a los veinte o treinta se podían haber hecho cosas que a los cuarenta o cincuenta parecerían ya inadecuadas o erróneas.

Sus preocupaciones principales en ese momento no eran aquellas que tenían que ver con lo que quedaba por hacer para llegar y ocupar Damasco, sino los problemas de Siria, la necesidad de reconstruir las instituciones y conseguir que la población —sin exclusiones— se pudiera sentir segura y pacífica en la nueva situación que se iba a crear.

A pesar de su innata prudencia, en un momento dado no resistió e irrumpió ante CNN diciendo que él nunca había atacado a personas civiles y así mismo que en su día había roto primeramente con ISIS y después con Al Qaeda, ya que no compartía sus métodos brutales.

Comentó además que en su criterio las potencias extranjeras deberían salir del territorio sirio y que sin ellas Siria debería ser capaz de darse a sí misma un sistema político que impidiese que un solo individuo pudiera tomar decisiones arbitrarias.

Finalmente manifestó que HTS no era un fin en sí mismo, sino un medio para derrocar a Al-Ásad.

Así quedó ante CNN, intentando afianzar el paso político siguiente.

Penúltima etapa

A todas estas ya había agradecido su apoyo a Turquía, había comprobado el reconocimiento a sus recientes concesiones a favor de los kurdos (quienes, en forma de simultánea, ocuparon el aeropuerto de Alepo en apoyo de FHT) y había ofrecido a Rusia garantías verbales de respetar las bases de Tartús y de Latakia. Por si fuera poco el arzobispo de Alepo le había agradecido la no interrupción del rito religioso durante las operaciones de toma de la ciudad. 

Cae Damasco

Otras fuerzas rebeldes en el sur del país (Comando de Operaciones del Sur), informadas de la marcha triunfal de FHT, se acercaron a Damasco y por lo visto entraron en la ciudad antes que las fuerzas de al-Golani. Pero en la noche del 7 a 8 de diciembre la ciudad cayó en manos de todos sus atacantes bajo el liderato del jefe del asedio, desatándose al propio tiempo un júbilo general por una parte y por otra tumultuosas investigaciones populares de crímenes en las cárceles y otros lugares de represión del recién caído régimen.

El ejército de al-Ásad: cenizas sin incendio

(En general en el resto de este documento figuran datos que se ha intentado contrastar en un intento de aproximación a los hechos reales. En este punto sobre el aparentemente repentino desvanecimiento del ejército sirio, lo que se incluye es una hipótesis altamente verosímil pero carente de soporte documental, emitida en función de los conocimientos históricos generales del autor, con el fin de ambientar al lector en el desenvolvimiento general de acontecimientos que se relata).

¿Cómo es posible que el ejército de un país en manos, durante décadas, de regímenes autoritarios, con una comunidad de casi veinticinco millones de habitantes, situado en una de las principales zonas de fricción del mundo, que tuvo que entrar en combate previamente bajo la tutela técnica de una potencia armamentística como Rusia, se desvanezca y derrumbe, en cuestión casi de horas, ante una fuerza a todas luces aparentemente menor como FHT?

Es pertinente señalar que el fracaso del ejército sirio ante el empuje de al-Golani no ocurrió, a efectos prácticos, por un desarrollo desfavorable de las operaciones militares sino, en efecto, en virtud de un proceso de colapso provocado por la dimisión tácita del alto mando. ¿Por qué esta tuvo lugar?

Muy fuerte y muy aguerrido no demostró ser ese ejército, pero ¿qué pudo llevar a los generales a claudicar, a ni siquiera defenderse a medias, a no impedir que los atacantes avanzaran, casi, como en un desfile militar? La clave de esta situación sorprendente nos la puede ofrecer la sabiduría de Sun Tzu (El arte de la guerra).

Pocas dudas ofrece el hecho de que Estado Mayor y los generales de campo de batalla sirios eran conscientes no solamente del ocaso del régimen político, sino de la importancia de las fuerzas externas que habían defendido los pilares del Estado construido por la familia al-Ásad contra sus muchos enemigos (israelíes, kurdos, islamistas suníes, turcos, estadounidense, etcétera).

Estos aliados defensores se habían —hasta entonces— repartido bien el trabajo: los rusos en el ámbito aeronaval y misilístico, y Hezbolá con su capacidad de combate y de movilización instantánea en las operaciones terrestres, así como Irán (a través del territorio iraquí, en lo que resultara necesario) que era otra fuente solvente de apoyo militar.

Este escenario basado en una capacidad de resistir las embestidas consistente en la participación de tres aliados potentes y geográficamente cercanos, ha ido evolucionando.

La primera chispa saltó el 24 de febrero de 2022 con la guerra de Ucrania. La segunda saltó un año y medio más tarde, el 7 de octubre de 2023 con el atentado de Hamás.

La capacidad de combate rusa quedó acaparada en su guerra de invasión. La capacidad de Hezbolá quedó determinantemente diezmada por Israel. La situación de Irán quedó fijada, a la defensiva, por el alzamiento en las armas de las Fuerzas de Defensa de Netanyahu.

Y por otra parte, conscientes los jefes de la carencia de los resortes externos esenciales de su defensa, el ejército sirio se encontró frente a quien había percibido esa inseguridad militar, alguien como al-Golani al frente de FHT, que estaba resuelto a avanzar, con algún apoyo lateral no despreciable (de Turquía, de Qatar y quizá de algún otro incumbente de mayor potencia).

Además, se encontraron con un avance israelí en los Altos del Golán y bombardeos estratégicos de posibles inventarios de armas especiales sirias en el centro del país. Demasiada amenaza para una institución consciente de su debilidad.

En estas condiciones no solamente el mando estimó que sería poco útil resistir hasta el final y que el intento podría conllevar responsabilidades personales poco aconsejables.

No hubo rendición, no hubo detención, no hubo más que huida y desaparición. 

Nueva fase o nueva vida

Por otra parte, a partir de la toma de Damasco al-Golani se desprendió, de nuevo, de sus vestes y apareció bajo una nueva versión de sí mismo, en parte más auténtica, porque abandonó su nombre de guerra y recuperó el suyo de nacimiento, Ahmed Huseín al-Sharaa. Así mismo abandonó el último de sus uniformes militares y apareció en insólito y bien cuidado atuendo civil. Y antes de ese nuevo cambio de uniformes apareció escenográficamente en el corazón de la gran mezquita de los Omeyas de la capital dirigiendo a las multitudes un mensaje de triunfo, ánimo, serenidad y propósitos conciliadores.

En esa ocasión admitió ser fotografiado entre las masas.

Acto seguido pidió —en aparente secreto— que se controlase la difusión de su imagen y anunció la creación de un gobierno provisional. Exaltó al frente del mismo (10 de diciembre), a al-Bashir y permitió que se fotografiara la reunión del primer Consejo de Ministros del Gobierno de Salvación Nacional de Siria destinado a trabajar en la preparación de la transición política desde las estructuras anteriores hasta el nuevo Estado.

Y estableció un plazo de vigencia de este instrumento provisional hasta el 1 de marzo de 2025.

Influir confianza, esa es la cuestión

Mediante estos pasos claramente prediseñados, al-Golani ha pretendido hacer mella en dos frentes imprescindibles: la evitación del caos en ese mosaico étnico-religioso y cultural en ebullición que es Siria y conseguir cierta contención y, a poder ser, aceptación o colaboración internacional, principalmente por parte de las potencias occidentales y de China.

Conseguir un mínimo de credibilidad internacional desde los primeros días era necesario para prevenir cualquier movimiento de una gran potencia que pudiera perturbar el difícil equilibrio de un Gobierno provisional de transición en búsqueda de la aceptación popular de una nueva serenidad, de un proyecto de estado estable.

EE. UU. ¿Piñón fijo o cambio automático?

Para empezar, el lado más delicado sería el relacionado con EE. UU., el hegemón occidental, una de las partes beneficiadas por el hundimiento de la dinastía Al-Ásad, protector de Israel (otro Estado favorecido por este cambio), enfrentado con Hezbolá (organización extraordinariamente perjudicada), enemigo de Irán (el principal estado afectado negativamente).

Todo ello había resultado, obviamente, muy positivo para EE. UU., pero la realidad era que entonces y todavía hoy, al-Golani seguía calificado por el Departamento de Estado como terrorista. Y el gobierno estadounidense (al que le quedaba poco más de un mes de administración Biden) tenía fijada la recompensa de diez millones de dólares (todavía vigente) por información conducente a su captura (y las Naciones Unidas, la Unión Europea y varias naciones mantenían sus acusatorias calificaciones).

La cuestión era y es todavía al día de hoy ¿cuándo y cómo desbloquear, si hubiere que desbloquear? ¿Cómo tratar a la nueva Siria?

La decisión europea común se hará esperar (a menos que EE. UU. —«The voice of his master»— se pronuncie enseguida) ya que florecen los desacuerdos internos y también las ideas peregrinas de los que se debería suponer suficientemente cultos (p. e. la propuesta holandesa consistente en exigir que el gobierno provisional expulse a Rusia de sus bases aeronavales como condición previa a cualquier ademán ante la Siria actual). ¿Y la de EE. UU.?

Las necesidades apremiantes preceden a la estabilidad pretendida

Los protagonistas del cambio en Siria, principalmente desde luego al Golani (¿o al-Sharaa?), pero también sus principales colaboradores, al frente de los cuales el presidente al-Bashir del gobierno provisional (y el presidente Mohamed Ghazi al-Jalali del último gobierno de Al-Ásad, que se ofreció a cooperar en la transición), harán o dejarán de hacer, con su mirada puesta no solamente en conseguir adhesión de los diferentes grupos en el interior sino en tranquilizar a las grandes potencias (y a Israel).

Ese confort es imprescindible no solamente para que no se perturbe el objetivo de la necesaria calma interior, sino para que se facilite y permita la financiación vital para que el país siga, mal que bien, funcionando (al haber, de momento, perdido a sus garantes) y pueda iniciar su costosísima reconstrucción.

Y también para que se puedan levantar las sanciones económicas y comerciales que pesan sobre Siria como un gravamen más heredado del régimen anterior.

Próximo episodio

A partir de este momento clave en la historia del país y de Oriente Medio ¿cuál será el desenvolvimiento de los aconteceres en Siria?

¿Y cuáles los pasos inmediatos y siguientes del protagonista de esta historia?

¿Acaso se retirará de la escena? ¿O insistirá en seguir siendo parte de la historia?

El haber fijado mi atención, en estos últimos días, sobre este personaje no hace más que incrementar mi curiosidad por la continuación de su apasionante andadura.


Notas

(1) Los calificativos islámicos de rangos de autoridad empleados en las organizaciones paramilitares del yihadismo son, esencialmente los de emir y de califa. Se confiere la calificación de emir al responsable máximo de una unidad ejecutiva con responsabilidades civiles, políticas y militares definidas.

(2) La calificación de califa es la de un jefe máximo tanto en el ámbito político y militar como en la esfera de lo religioso. En este último aspecto se entiende que el califa es el máximo responsable religioso ante el profeta Mahoma (referido generalmente a un territorio bajo su control).


Referencias

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A. Arefi. « Qui est vraiment l’émir de Damas ». LE POINT. Décembre 2024.

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J. Karadsheh, G. Tuysuz, B. Laine, L. Kent, E. Kourdi. «Syrian rebel leader says goal is to ‘overthrow’ Assad regimej». CNN. 6 Dec 2024.

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A.Y. Zelin. «The Age of Political Jihadism: A Study of Hayat Tahrir al-Sham». The Washington Institute (Telegraph website). 3 Dec 2021.

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Redacción Washington Post. «Who is Abu Mohammed al-Jolani, the Islamist rebel leading the Syrian advance?» 6 Dec 2024.

Redacción PBS Frontline. «Interview. Abu Mohammed al-Jolani». 2 Apr 2021. 

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G. Tol. «How Turkey won the Syrian civil war. Assad’s downfall is a boon for Erdogan – at least for now». Foreign Affairs. 11 Dec 2024.

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