Cine y TV

‘Entrevista con el vampiro’: el oscuro placer de beber sangre

Entrevista con el vampiro. Imagen AMC.
Entrevista con el vampiro. Imagen: AMC.

Anne Rice —1941-2021— comparte con Tolkien una curiosa coincidencia: ambos tienen un hijo llamado Christopher convertido en albacea de su legado creativo. Durante la última década de la vida de la escritora, madre e hijo intentaron asegurar una adaptación televisiva «respetuosa» del oscuro universo, formado por vampiros y brujas, que la norteamericana había desarrollado desde mediados de los setenta del siglo pasado. Para ello, Rice jr. escribió un piloto televisivo que arrastró por numerosas productoras y que cosechó negativa tras negativa. Finalmente, la pareja llegó a un jugoso acuerdo por el que vendían los contenidos a cambio, eso sí, de perder todo control creativo. 

El resultado, posiblemente, no convencería a la autora, pero se está convirtiendo en todo un fenómeno televisivo que a nosotros nos llega con cierta sordina, ya que en nuestro país solo es accesible a través de AMC+, una suscripción adicional en Prime y Apple TV, presente también en las ofertas de varias operadoras de telefonía. Actualmente, este «Immortal Universe», como se le conoce, lo conforman dos series activas, una de reconocida calidad —Entrevista con el vampiro— y una segunda con potencial, aunque recibida con menor entusiasmo —Las brujas de Mayfair—. Una tercera, cuyo guion no se basa directamente en ninguna novela y que gira alrededor de la Talamasca, una misteriosa organización de investigadores de lo sobrenatural, se les unirá durante 2025.

El nacimiento de un universo inmortal

En 1975, Rice publicó su primera novela, la conspicua Entrevista con el vampiro, una obra neogótica que actualizaba el mito vampírico, ambientada en su natal Nueva Orleans primero y en un confuso París decimonónico después. El libro es oscuro, sensual, de pasiones desatadas y, quizá, un tanto pretencioso. Está empapado de un sentimiento de culpa muy católico —la tormentosa relación de la autora con esta religión es esencial en toda su obra— e incluye claras sugerencias homosexuales, que se subliman en el acto de la succión de sangre. La obra tuvo cierto éxito y casi inmediatamente se vendieron los derechos para su adaptación audiovisual. 

Lamentablemente, estos entraron en ese «infierno productivo» que aqueja a muchas obras en el complejo ecosistema hollywoodiense y no se concretaron durante las dos décadas siguientes. Así, el título no alcanzaría un auténtico impacto hasta que Rice, tras flirtear con poco éxito con la novela histórica, la retomó en dos secuelas, El vampiro Lestat —1985— y La reina de los condenados —1988—. Este fue el origen de una prolífica saga y de un muy devoto fandom. Los volúmenes fueron acumulándose hasta llegar a la nada despreciable cifra de trece títulos —el último publicado en 2018—, enmarcados bajo el paraguas de las «Crónicas vampíricas». 

Si se incluyen las dos novelas pertenecientes a las «Nuevas crónicas vampíricas» —protagonizadas por vampiros que no aparecen en las anteriores— y la trilogía alrededor de la familia Mayfair, completaremos el llamado «Universo Inmortal» de Anne Rice, dieciocho novelas que en conjunto han vendido no menos de ciento cincuenta millones de ejemplares en su historia editorial. 

Este éxito permitió que, en 1994, Neil Jordan consiguiera por fin llevar a las pantallas la película de la novela original. Gracias al olfato comercial de David Geffen y también al camino allanado por el Drácula de Francis Ford Coppola —1992—. Aunque los créditos lo atribuyen a la misma Rice, Jordan asegura ser en realidad el autor de un guion que plasma con gran efectividad el ambiente decadente y triste que empaña la obra. Con un diseño de producción espectacular y un elenco envidiable —Pitt, Cruise, Banderas—, empequeñecido por la memorable actuación de la jovencísima Kirsten Dunst en el papel de Claudia, la película cosechó un decidido triunfo y asentó a sus antihéroes como iconos contemporáneos para toda una generación.

Durante el cambio de siglo, muchos creadores tuvieron que enfrentarse al fenómeno de la apropiación por parte de los aficionados de sus obras, a través del floreciente entorno digital: foros, páginas webs, fanfics, ilustraciones… Rice fue una de estos y, quizá, la que peor lo llevó. Por muchos años, la escritora se opuso con rotundidad a que aficionados crearan y compartieran historias no oficiales sobre sus personajes. Llegó incluso a tomar medidas legales para que se retiraran estos escritos de plataformas especializadas en su momento: consideraba aquel mundo su propiedad creativa y que cualquier reinterpretación ajena comprometía su visión artística.

Esto tuvo un enorme impacto en la muy relevante comunidad que seguía su obra, ya que fue una de las pocas autoras de renombre que expresamente desaprobaron el trabajo de los fans de esta manera —pese a que, seguramente, muchos otros autores compartían su postura—. Su ofensiva en los 2000 resultó extremadamente agresiva, con numerosas comunicaciones de «cease and desist» a todo tipo de contenido web —incluso aquel de no ficción, tipo wikimedia— alrededor de sus Crónicas vampíricas. Aún hoy se le reprocha en las redes muchas de estas acciones. Con el tiempo, suavizó su posición y ya en 2014, la escritora levantó la prohibición de fanfiction sobre sus personajes, declarando que respetaba la libertad de los fans para expresarse a través de estas historias, aunque siempre mantuvo que no estaba interesada en leerlas.

El camino a la pequeña pantalla

En el mundo de Rice, los vampiros están unidos por una «línea de sangre» con un origen sobrenatural singular que se remonta al antiguo Egipto, tal y como se detalla en La reina de los condenados —que también tuvo una adaptación fílmica, bastante olvidable, en 2002 y que se salta la segunda novela, considerada una de las más interesantes de toda la saga—. Todos los vampiros están relacionados entre sí por sus creadores, quienes los convierten al hacerles beber su sangre, otorgándoles así el don oscuro, la inmortalidad y una insaciable sed de sangre.

En Entrevista con el vampiro seguimos la no-vida de uno de ellos, Louis de Pointe du Lac, tal y como se la relata al periodista Daniel Molloy en una habitación de San Francisco, a principios de los 70 del siglo pasado. Conoceremos así su origen como terrateniente sureño, su trauma por la muerte de su hermano y la tormentosa relación que le une tanto a su creador, Lestat de Lioncourt, como a Claudia, convertida en vampiro siendo aún niña; sus viajes por la vieja Europa en busca de otros de su clase; su llegada a París, donde une su sino al del antiguo vampiro Armand, director del Théâthre des Vampires; y cómo allí le alcanza finalmente su destino.

Rice está lejos de ser una escritora mojigata —no en vano es la autora del Cuarteto de la Bella Durmiente, en el que los cuentos de hadas de mezclan con fantasías BDSM—, pero la homosexualidad de sus vampiros nunca llega a explicitarse: sus relaciones son complejas, fluidas, profundamente emocionales y, eso sí, sin distinción de género, aunque con cierta predilección hacia relaciones entre hombres. Esto hizo que la comunidad queer de finales del siglo XX adaptara muy pronto como suya a estos seres marginales y perseguidos que protagonizaba aquellas novelas. Hasta hoy, los vínculos entre la comunidad LGTBIQ —de la que forma parte Christopher Rice— y la saga vampírica son profundos.

En 2018 se publica la novela final de la serie —La comunidad de la sangre— y de forma casi inmediata, se pone a la venta el paquete de los dieciocho títulos que forman el Universo Inmortal para su adaptación cinematográfica y televisiva. A principios de 2020 se anunció que el grupo AMC se había hecho con ellos por una cantidad que se calcula entre los treinta y los cuarenta millones de dólares, parte de ellos para Warner, que retenía los de la primera novela. «Siempre ha sido mi sueño —comentó la escritora en su momento— ver los mundos de mis dos series principales unidos bajo un mismo techo, para que los cineastas puedan explorar el universo expansivo e interconectado de mis vampiros y brujas».

Rice falleció en 2021 a causa de un ataque al corazón. Tanto ella como su hijo aparecen como productores ejecutivos en todas las obras derivadas de este paquete, aunque sin control creativo, una de las condiciones de la venta. Christopher tiene su propia producción literaria, con varias novelas publicadas en diversos géneros, incluyendo dos colaboraciones de terror histórico con su madre —ambas continuaciones de la novela de 1989 Ramsés el maldito—. Muy raramente ha manifestado su opinión acerca de las series.

Volver a Nueva Orleans

AMC tiene una larga trayectoria previa a su presencia en las plataformas de streaming. Nació como un importante canal por cable, dedicado a la emisión de películas clásicas —este es el origen de sus siglas, American Movie Classics— y ha pasado diversas transformaciones hasta su forma actual, con un conglomerado de canales lineales y plataformas digitales. Supo aprovechar la «edad de oro» de la televisión con algunas de las series que la marcaron como tal: Mad Men, The Walking Dead, Breaking Bad, Better Call Saul… Precisamente uno de los responsables de estas dos últimas, Mark Johnsson —un tipo que empezó su carrera rodando espagueti wésterns con Jose Luis Borau— recibió el encargo del grupo para actuar como supervisor del recién adquirido Universo Inmortal, en un papel similar al de Filoni o Feige en otras IP. Enseguida se encargaron dos series: una nueva versión de Entrevista con el vampiro y otra centrada en La hora de las brujas, primera novela de la trilogía Mayfair.

Para afrontar la adaptación televisiva de la primera, Johnsson escogió a Rolin Jones —creador de la maravillosa Boardwalk Empire— a quien pidió que planteara no ya un piloto, sino un análisis completo para «saber qué demonios era aquello —comentó el showrunner— y durante cuánto tiempo podríamos mantenerlo en emisión». Entre ambos decidieron dar una aproximación original a los libros, que mantiene la esencia de la historia pero la mueve cien años adelante, hasta principios del siglo XX. Además, conocedores de su base de aficionados, convirtieron la relación de Lestat y Louis en plenamente gay, sin tapujo alguno. Y como giro final, escogieron a un británico de raza negra para el papel de este último: Jacob Anderson, el «Gusano Gris» de Juego de tronos

Para el icónico Lestat se buscó a un algo más normativo y desconocido Sam Reid The Newsreader—. Daniel Molloy, que por mor de los cambios cronológicos es ahora mayor —y mucho más interesante— lo encarna el polifacético Eric Bogosian. De hecho, la parte contemporánea resulta mucho más elaborada que su correspondiente literario y se desarrolla en un sofisticado ático de Dubai, en plena pandemia, donde asistimos a una segunda entrevista, aunque la narrada en la novela también se dio en su momento en este mundo. De hecho, aquella se convirtió en la obsesión de Molloy, que es ahora un cínico, amargado, con un matrimonio fracasado a sus espaldas y asaltado por los primeros síntomas del parkinson. Este segundo encuentro aporta una decidida frescura narrativa a la serie.

La primera temporada se estrenó en octubre de 2022 y constó de siete episodios. En ella asistimos a la primera mitad de la novela: la transformación de Louis, que ahora es —en aras de cierta verosimilitud— el preeminente propietario de varios prostíbulos de Nueva Orleans; su profunda sensación de culpa tanto por las muertes que exige su condición vampírica como por la relación con su maestro, el fascinante, manipulador y abusivo Lestat; la conversión de Claudia y los sucesos que harán que ambos abandonen precipitadamente la ciudad camino a Europa en busca del origen de su estirpe.

Tras una razonablemente buena acogida en su paso por el canal lineal —600 000 espectadores en el primer episodio, que luego se estabilizaron en unos 450 000—, su auténtico éxito vino cuando se pasó al streaming. AMC, en todo caso, ya había encargado una segunda temporada antes de iniciar la emisión. Por su parte, la crítica la recibió con entusiasmo, marcándola como una brillante actualización de la historia, fiel, pero que profundiza mucho más en la complejidad emocional de sus protagonistas. El juego de poder, amor y abuso entre la pareja titular, cuya química en pantalla es arrolladora y que mejora enormemente el retrato literario, se mezclan con un inédito tratamiento de temas raciales y de género. La recreación de una Nueva Orleans gótica, siempre sumida en la oscuridad de la noche y la de sus habitantes, es deslumbrante. 

Otro decisión narrativa bien recibida fue optar por una representación de Claudia algo mayor —es una niña de cinco años en la novela, algo imposible de llevar a la pantalla con credibilidad o de modo aceptable— y convertirla en una adolescente. Esto permitió, además, traer temas relacionados con tan complejo periodo vital a la serie. La actriz escogida fue Bailey Bass, quien compatibilizó el rodaje con el de la segunda parte del Avatar de Cameron. Quizá por esto —la razón no se ha hecho pública—, abandonará la serie en la segunda temporada, donde sería sustituida por una desconocida Delainey Hayles, un cambio que, lejos de suponer un problema, aportará una encarnación más intensa y salvaje del personaje.

Familias de brujas y troupes vampíricas

En diciembre de 2021 se anunció el inicio de la producción de Las brujas de Mayfair, que adapta la otra saga importante de Rice y que se estrenó en enero de 2023, muy poco después del final de la anterior. Esta Spalding y Michelle Ashford —productoras y guionistas ambas de Masters of Sex— firman como cocreadoras. La historia gira alrededor de Rowan Fielding—encarnada por una muy destacable Alexandra Daddario—, neurocirujana que se descubre como parte de una poderosa familia de brujas. Al poco de descubrir que posee habilidades sobrenaturales, es contactada por una misteriosa entidad llamada Lasher —Jack Huston, de la cuarta temporada de Fargo—, que ha estado unida a su familia por generaciones. Mientras Rowan trata de adaptarse a sus recién descubiertos poderes, se enfrenta tanto a su parentela como al oscuro control de Lasher sobre el linaje de las Mayfair

La serie introduce y potencia uno de los elementos favoritos de los fans: la Talamasca, una sociedad secreta dedicada a investigar —o controlar— fenómenos sobrenaturales. Esto añade una capa adicional de intriga en la vida de Rowan y el complicado equilibrio entre proteger a su nueva familia y, a la vez, resistir el poder de Lasher. Como en el caso anterior, los showrunners introdujeron cambios importantes en la narrativa original, el más llamativo de ellos la fusión en la figura de Ciprien — Tongayi Chirisa, de la malhadada Another Life— de dos personajes literarios relevantes y muy queridos —Michael Curry y Aaron Lightner—. Ciprien tiene en la adaptación televisiva habilidades psíquicas y pertenece a Talamasca, con lo que la interacción entre él y Rowen es completamente inédita.

Además, en la serie se hace un énfasis distinto en algunos elementos y eventos familiares, como el papel de Carlotta —Beth Grant— en la crianza de Rowan y el contexto que rodea a Deirdre, su madre —Anabeth Gish—. La atmósfera y la conexión entre las generaciones de brujas de los Mayfair siguen ahí, pero se han encajado en una estructura mucho más lineal que en la versión literaria, que intenta potenciar su impacto visual, con cierta artificiosidad. La adaptación también suaviza notablemente el tono oscuro-erótico de Rice —que en esta ocasión incluía numerosos incestos, pedofilia y una pizca de necrofilia—, levantando una fuerte resistencia entre los fans, quienes consideran que esto diluye la personalidad que caracterizaba la historia: como muestra, Prime la califica como «young adult», cuando debería estar dirigida a adultos.

Quizá por ello, Las brujas de Mayfair, en general, se considera inferior a Entrevista con el vampiro por crítica y público —en este último caso, un tanto injustamente—. Tanto Daddario como Huston dan la talla, aunque es verdad que el personaje de Rowan tiene menos gancho que el de la novela. Como es norma de la casa, la ambientación está muy lograda, con valores de producción destacables. Pero es cierto que resulta confusa en ocasiones y el intento de «cocción lenta» se convierte en ocasiones en un problema de ritmo, derivado quizá de meter las casi mil páginas de la obra en una sola temporada, en lugar de dividirla en dos como se hizo con su serie hermana, algo de lo que se lamentaron las dos showrunners.

Por su parte, la anunciada segunda temporada de Entrevista con el vampiro vio la luz en mayo de 2024, con el muy adecuado subtítulo de «Parte 2», ya que, bueno, adapta la segunda parte del libro. En sus ocho episodios, primero, seguimos a Louis y Claudia por una Europa en plena Segunda Guerra Mundial, para finalmente recalar en un sugerente París de postguerra. Aquí, Louis encontrará el amor en otro de los grandes vampiros icónicos, Armand —un lánguido pero sugerente Assad Zaman—, mientras la joven —solo en apariencia— intentará encajar en la oscura troupe teatral del Teatro de los Vampiros. La historia repite prácticamente el equipo creativo, con mayor implicación por parte de algunos de los directores de la primera, como el sueco Levan Akin, convertido ahora en productor.

La historia sufre un tanto cuando la relación de Louis y Lestat pasa a un segundo plano, aunque los guionistas buscan todo tipo de artificios para seguir trayendo a Sam Reid ante las cámaras. Se nota especialmente en los primeros episodios, pero el ritmo se recupera cuando entra en juego el arco del teatro vampírico y en especial un histriónico y maravilloso Ben DanielsFundación— como Santiago, aunque todo el elenco de la compañía es memorable. El aspecto dramatúrgico ya presente en la novela se abraza sin complejos y se exalta en pantalla —gracias especialmente a la mano de Akin a la dirección—. Hayles como Claudia aporta una salvaje energía que contrasta con la triste desesperanza de su compañera y amante, Madelaine —la maravillosa Roxane Duran de La cinta blanca—.

La parte de la entrevista contemporánea, por su parte, toma el relevo en cuanto a proporcionar un apasionante juego de enfrentamiento psicológico: al intercambio entre Louis y Daniel se une el moderno Armand en un inesperado y emocionante trío. Además, se establece la primera relación con las Mayfair gracias a la aparición también aquí de la Talamasca, que proporcionará a Daniel información privilegiada para su interrogatorio a los dos vampiros. Las dos líneas temporales quedan unidas narrativamente en sendos finales de enorme intensidad en la que la serie, que tiene la ventaja sobre su fuente original de saber dónde va, adelanta ciertos acontecimientos y crea un magnífico caldo de cultivo para su continuación… pero no un cliffhanger como tal. 

Esto levantó ciertas dudas en la continuidad del proyecto. La recepción de esta segunda tanda, había sido algo más templada en el canal tradicional —donde rozó los 300 000 espectadores durante sus ocho episodios— aunque tanto o más apasionada cuando se puso a disposición en streaming, fuera de Estados Unidos y entre los críticos.

Queda mucho universo que explorar

Por suerte, un par de meses después del final de emisión, AMC confirmó que la «línea de sangre» no se iba a cortar y que habría una nueva entrega vampírica, definida por los responsables de la productora de la siguiente manera: «Resentido por la superficial representación en el pésimo bestseller titulado Entrevista con el vampiro, Lestat se reivindica como solo un vampiro puede hacerlo: creando una banda de rock y saliendo de gira. Gabrielle. Nicholas. Magnus. Marius. Aquellos que deben ser preservados. Todos se unirán a Louis, Armand, Molloy, Sam, Raglan, Fareed y otros de los que aún no podemos hablar en una sexi peregrinación a través del espacio, el tiempo y el trauma. Sin autotuning. Sin advertencias de contenido. Con todos los sentimientos amplificados». 

Si no estás dispuesto a ver a Lestat como una estrella de videoclip, estás en el sitio equivocado. El mismo showrunner ha adelantado que espera crear «una pequeña obra maestra pop».

Y lo que es mejor, no hay que esperar los casi dos años de rigor que nos separan de esa futurible pieza maestra: el año que viene acogerá no una, sino dos entregas del Universo de Rice. En enero se estrenará la segunda temporada de Las brujas de Mayfair, de la que recientemente se ha liberado un espectacular tráiler. Algo después nos llegará Anne Rice’s The Talamasca, la primera serie completamente original del Universo Inmortal, que tiene como showrunners a John Lee HancockAl encuentro de Mr. Banks, The Blind Side— y Mark Lafferty —cuyo impresionante currículo incluye Elegidos para la gloria, Historias del bucle o Halt and Catch Fire— que se cree que adoptará el estilo de un thriller de espionaje combinado con elementos sobrenaturales y de misterio.

Siguiendo la descripción de AMC, una fuente fiable en este momento, la serie introducirá personajes originales y explorará una organización compleja, con su propia jerarquía y secretos internos, mientras se enfrentan a amenazas antinaturales. Nicholas DentonGlitch— será Guy Anatole, un brillante agente que se une a la Talamasca y que descubre que ha sido vigilado desde su niñez. También se han confirmado a Elizabeth McGovern Downtown Abbey y William FichtnerCrash, quienes desempeñarán papeles de liderazgo en la Talamasca en sus respectivas sedes en Londres y Nueva York.

Vampiros que son estrellas del rock and roll, una familia de brujas bajo la amenaza de un espíritu oscuro y una organización secreta que los vigila a todos… un menú que hace cada vez más apetecible este Universo Inmortal. 

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