Se habla mucho de los bulos que difunde la derecha para atacar a sus adversarios, pero poco se dice de las bulas que concede la izquierda para proteger a sus partidarios.
Bien se sabe cuánto provecho saca la derecha al enfangar y embarrar el mundo con bulos de variada índole, pero no llega a entenderse bien la indulgencia que la izquierda presta a los suyos. ¿Qué beneficio sacará de tan vergonzoso encubrimiento?
Por lo que sabemos, parece inminente el escándalo que estallará al conocerse la historia del flagrante acoso padecido por una mujer durante veinticinco años: a plena luz del día, con jolgorio, descaro y desfachatez. Sin que haya cesado el escarnio, la befa y la ofensa ni institución alguna haya salido en su defensa.
Si el lector recuerda el estrepitoso hundimiento de Rubiales por dar un beso no solicitado a la deportista Jenni Hermoso, podrá imaginar el estruendo cuando las autoridades competentes se hagan cargo de la denuncia presentada por una valerosa mujer de provincias.
Según anunció el ministro de cultura Ernest Urtasun a principios de año, se ha puesto en marcha La Unidad de Prevención y Atención contra las Violencias en el Sector Audiovisual y Cultural. La misión declarada por la entidad es prestar atención psicológica y jurídica a las mujeres que hayan sufrido algún tipo de violencia machista en el sector cultural. Subraya el comunicado oficial que será la Fundación Aspacia, una organización no gubernamental feminista, la encargada de garantizar el anonimato de las denunciantes. Asegura el ministerio de Cultura que las entidades que han puesto en marcha la iniciativa e integran el Observatorio de Igualdad de Género en el Ámbito de la Cultura, no podrán acceder a los datos de las mujeres “que pidan cita”. Las mujeres que hayan sido víctimas de violencia sexual, acoso o abuso, abuso de poder y humillación, o incluso cualquiera que haya sido testigo de estas situaciones, podrá acudir con total confianza a la oficina ministerial, cursar su denuncia y obtener amparo.
La primera denuncia presentada en el ministerio de Cultura la firma la viuda del poeta Rafael Alberti, María Asunción Mateo. Se dirige así al máximo responsable de la entidad:
Distinguido Ministro:
Ha sido muy alentador para todas las mujeres asediadas y desmentidas que el Ministerio de Cultura abra una unidad de atención contra la violencia machista en el sector cultural. Me dirijo por ello a usted para solicitar su amparo y denunciar el acoso, difamación y calumnia padecidos durante más de veinticinco años. Una campaña denigrante dirigida por conocidos escritores y sostenida hasta el día de hoy en un incomprensible estatus de impunidad. La descarnada destrucción de mi dignidad moral que se ha llevado a cabo pasará a la historia de nuestro país como uno de los más lamentables episodios de la infamia machista en el dominio cultural. Los peores y más dañinos tópicos lanzados desde siempre contra la mujer han sido usados a lo largo del tiempo para humillar a la esposa y viuda de un honorable poeta español por el simple hecho de no corresponder mi matrimonio con las expectativas.
Quedo a disposición del Ministerio que preside para testificar o aportar información complementaria a todo lo que consigno en el resumen de la penosa injuria sufrida por mí como viuda del poeta Rafael Alberti.
El larguísimo inventario de agravios padecidos por la denunciante se extiende a lo largo de un voluminoso informe, con detalles, citas textuales, fechas, recortes de periódico y declaraciones públicas de desprecio y hostilidad.
El informe empieza recordando el libro que publicó en 1996 Luis García Montero, actual director del Instituto Cervantes, junto al poeta Felipe Benítez Reyes: Impares, fila 13.
Denuncia María Asunción Mateo “la sangrienta parodia que se hace en este libro de mi marido, el poeta Rafael Alberti y de mi (…) Se me trata y describe con todo género de insultos: “buscona, lagarta, viciosa, chupona, querendona, lianta…” Se habla de mi como una mujer que se ofrece en la prensa a hacer felaciones gratuitas en los cines de barrio… Los autores de la novela afirmaban en público que “en Cádiz todo el mundo sabe quiénes eran los aludidos”.
El informe cita los artículos, conferencias y entrevistas publicados a lo largo de 25 años y dedicados a destruir, ofender y difamar la imagen de la demandante. Es tan abrumadora y sonrojante la relación de insultos que sin duda el Observatorio de Igualdad de Género en el Ámbito de la Cultura activará su agenda y demostrará cómo se debe amparar y proteger a las mujeres víctimas del acoso perpetrado por el machismo enquistado en las estructuras del poder cultural.
Con motivo del reciente caso Errejón, Luis García Montero, Director del Instituto Cervantes, dependiente del Ministerio de Cultura, publicó en el periódico digital Infolibre una carta que puede leerse como una melancólica confesión, un arrepentimiento camuflado, una compungida solicitud de indulgencia y piedad.
Pienso en Íñigo con tristeza porque lo siento como un compañero de viaje. Espero que en su vida personal le vayan las cosas lo mejor posible. Es lo que siento también al pensar en otras muchas personalidades de la izquierda española que se han roto en los últimos años.
Quizá habiendo leído ya la reclamación de María Asunción Mateo, aunque el Observatorio dice garantizar el anonimato de las denunciantes, Luis García Montero afirma:
Se puede opinar sobre las cosas sin dejarse llevar por el resentimiento, la indignación, la soberbia o el egoísmo. La crisis abierta por el desgraciado caso de Íñigo Errejón me hace escribir desde la tristeza.
A diferencia de tantísimos colegas y compañeras de Iñigo Errejón, que se apresuraron a hacer leña del árbol caído, el director del Instituto Cervantes, quizá entendiendo demasiado bien lo que está a punto de ocurrir, se hace cargo de la congoja que padece su “compañero de viaje” y sospechando que quizá no todos puedan entender su tolerante y amistosa comprensión, afirma:
Defender la justicia no significa alegrarse del mal ajeno.
El autor no puede evitar pensar en lo que puede ocurrir cuando el Observatorio de Igualdad de Género en el Ámbito de la Cultura examine con la debida presteza su caso y se consuela por anticipado creyendo que el curso de la justicia es irreparable:
Tenemos motivos para exigirnos resistir en la esperanza. Por ejemplo: cuando el PSOE se enteró de los asuntos turbios del exministro Ábalos, comprendió que debía exigir su salida del partido y de la política socialista. Ahí está.
Todo el mundo sabe que las bulerías son un palo del flamenco, de estilo vibrante, espontáneo y festivo, con carácter alegre, divertido y espontáneo. De ahí el asombro que uno siente al leer bulerías tan tristes y compungidas.