El pasado enero se publicó en nuestro país la novena y última novela de The Expanse —o «La Expansión», aunque vamos a usar el término inglés, más reconocible—, uno de los grandes eventos de la ciencia ficción de la década pasada. Nacida en el muy exclusivo entorno de George R. R. Martin, alzada a la gloria en el momento álgido del streaming y rescatada del olvido por los aficionados —y si hacemos caso a la habladurías, el hijo de Bezos—, su historia ejemplifica el nacimiento, éxito y zozobras de una IP en nuestro tiempo.
El concepto de IP —Intellectual Property— o «franquicia» puede remontarse hasta Edgar Rice Burroughs y su Tarzán, pero solo alcanzó plena relevancia a finales del siglo pasado. En ese momento, se convirtió en objeto de deseo de las grandes corporaciones del entretenimiento. La aspiración de todo contenido era —es— convertirse en IP. El Señor de los Anillos, Star Wars, Harry Potter, Juego de tronos… Dejando a un lado la discusión de si esto es bueno o malo para otro día, está claro que este es el caso de The Expanse.
Mediada la primera década del siglo, Ty Frank, experto contable y gran aficionado al rol y los videojuegos, consiguió su trabajo soñado al convertirse en asistente financiero de George R. R. Martin. Gracias a ello, se incorporó al esplendoroso círculo de ciencia ficción y fantasía de Nuevo México, que gravitaba en torno al autor de —la inconclusa [suspiro]— Canción de Hielo y Fuego. Frank estaba afinando un juego de rol con ambientación espacial, que intentaba vender como base para un MMORPG. Su profundidad llamó la atención de otro miembro del grupo, el prometedor escritor de fantasía Daniel Abrahams. «¿Quién se trabaja tanto un mundo?», cuenta la leyenda que exclamó. Y le propuso crear una novela ambientada en dicho mundo.
A medida que Frank se implicaba más en la confección de la novela, deciden buscar un pseudónimo que los vincule como autores, uniendo sus segundos nombres y las iniciales de sus hijos: nacía así James S. A. Corey, una de las grandes sagas de la ciencia ficción de todos los tiempos y la IP que es nuestra protagonista. El primer libro, El despertar del Leviatán, se publicó en 2011, alcanzando un éxito inmediato, incluyendo su nominación al Hugo. En seguida, ambos planificaron convertir su creación no en una trilogía, sino en una serie de trilogías. Algo después, el propio Frank confesaría que la principal influencia de Martin en los libros —aspecto por el que les preguntan mucho— fue fundamentalmente económica: les orientó para convertirla en algo rentable.
Bienvenido a la Expansión
The Expanse se desarrolla unos trescientos años en el futuro —la fecha nunca se concreta—. La humanidad ha colonizado todo el sistema solar y, fiel a su historia, se ha organizado en sendos bloques antagonistas. Por un lado, las Naciones Unidas de la Tierra y la Luna, el planeta madre, ecológicamente al límite y superpoblado por una multitud en lucha por obtener algún tipo de trabajo. Por otro, la belicosa República Congresual de Marte, fuertemente militarizada y aglutinada alrededor del objetivo nacional de la terraformación del planeta rojo.
Entre ambas, centenares de pequeños asentamientos, distribuidos por el cinturón de asteroides y las lunas de los planetas exteriores. En ellos, la humanidad está evolucionando cultural y físicamente para adaptarse a la baja gravedad: los cinturonianos, estilizados, incapaces de sobrevivir en el fondo de un «pozo gravitatorio», una amalgama de todo tipo de bajo fondo humano. Y sobre todo, explotados por los habitantes de los planetas, ferozmente independientes y difusamente organizados alrededor de un grupo que muchos acusan de terrorista, la Asociación de Planetas Exteriores —OPA en sus siglas inglesas—.
Este es el escenario en el que se desarrolla el juego de rol original, pero la trama de las novelas se centra en sus compases finales, cuando ocurre un suceso revolucionario: el descubrimiento de una sustancia de origen extraterrestre —la protomolécula— que parece tener voluntad propia, conducirá a la humanidad más allá de las fronteras del sistema solar. Asistiremos al desarrollo de los acontecimientos a través de las miradas privilegiadas de la tripulación de la nave Rocinante —bautizada en honor de una prostituta, aunque en último término también sea una referencia a nuestro Quijote—, compuesta por individuos de las diversas facciones en liza.
Complejas dinámicas entre potencias opuestas se entrelazan con historias individuales intensas y personajes bien definidos. Todo el mundo encontrará alguno con el que empatizar en la obra. Los autores utilizan múltiples puntos de vista —recurso idéntico al que se usa en Juego de tronos—, lo que dota de gran variedad al relato, contado con un estilo sin florituras, pero muy eficiente. Hay algún altibajo, como es inevitable en un relato tan extenso, pero comienza y termina muy en alto. El tratamiento de la sociedad futura y el escenario espacial adquiere niveles de plausibilidad pocas veces alcanzado y la califican como ciencia ficción hard.
Una advertencia: es mejor —siempre— leer primero las novelas, ya que la serie televisiva, siendo una adaptación fiel, adelanta acontecimientos y destripa buena parte de la trama.
Una serie SyFy
En 2014, con tres títulos ya publicados, la cadena SyFy anunció que había adquirido los derechos para su conversión en serie televisiva, encargando diez episodios a la productora Alcon Television Products. Dos aspectos apuntalaron su posterior éxito: la implicación de Frank y Abrahams en el proyecto, quienes firmarán muchos de los guiones; y la contratación de Naren Shankar como showrunner. Shankar es doctor en física aplicada e ingeniería eléctrica, guionista asesor en Star Trek —The Next Generation, Deep Space Nine y Voyager— y ha participado en For All Mankind y otras series de género, siempre aportando la aproximación más científicamente correcta.
Para los papeles principales se buscó un plantel de actores relativamente poco conocidos, pero sólidos. Steven Strait da vida al reluctante héroe, Jim Holden, Dominique Tipper a la beligerante cinturoniana Naomi Nagata, Wes Chatham —uno de los grandes descubrimientos de la serie— a Amos Burton, peligroso y de oscuro pasado, y Cas Anvar al marciano Alex Kamal. Completarán el elenco principal Frankie Addams (Bobbie Draper), Cara Gee (Camina Drummer) y Shohreh Aghdasloo, quien construye quizá al personaje más carismático, la explosiva e intrigante Chrisjen Avasarala.
Hay muchos más nombres en una serie que resulta más coral de lo que muchos esperarían y en la que la química entre los diversos personajes constituye sin duda uno de los ingredientes principales para su atractivo. Mencionamos tan solo a uno más: el incombustible Thomas Jane, encarnando al cínico detective Joe Miller, que juega un papel esencial en las primeras temporadas.
La serie tuvo su premiere en la ComicCon de 2015, e inició una andadura triunfante —y rentable— durante sus tres primeros años. La crítica saludó su excelente trama, la ambición de sus temas sociopolíticos, un magnífico nivel actoral y los impactantes efectos visuales. Además, se creó un núcleo duro de aficionados muy entregados, convenciones y parabienes generalizados. Por eso resultó tan sorpresivo el anuncio, en mayo de 2018, de su cancelación por parte de SyFy.
El motivo hay que buscarlo en el cambio que se estaba produciendo en la manera de consumir contenidos de mediados de la década pasada. Y por la manera en que los autores habían cerrado los derechos de emisión. Alcon se reveló como una compañía hábil en la gestión de este tipo de derechos —actualmente, posee otra franquicia que está intentando resucitar, Blade Runner—. Así, mientras que SyFy emitía The Expanse en abierto, la distribución en streaming la tenía Amazon Prime —y Netflix en el resto del mundo, dónde nosotros la vimos—.
En los años diez, la audiencia fue poco a poco abandonando la televisión lineal, dando el salto a las plataformas y el bingewatching. Cuando llegó el momento de la renovación, SyFy intentó renegociar los derechos de transmisión para rentabilizar su cada vez más menguante parte. Al no conseguirlo, anunció su cancelación, en parte como modo de presión sobre la productora. Esto provocó una fuerte reacción de la base de aficionados con el hashtag #SaveTheExpanse, respaldado por Martin y otros pesos pesados del fandom, como Will Wheaton o el astronauta Andreas Morgensen.
Existe la leyenda de que fue el hijo de Bezos el que presionó a su padre para recuperar la serie, pero lo cierto es que, con The Expanse ya disponible en su catálogo, el aumento de la inversión que suponía a Amazon hacerse con el total del contenido suponía un esfuerzo relativamente menor y un buen negocio. Así que se firmó un acuerdo para la cuarta y la quinta temporadas.
La era Amazon
Además de las vicisitudes habituales, la serie sufrió su propio caso de abusos sexuales. Cas Anwar, que encarnaba a Alex Kamal, fue acusado en mayo de 2020 de conductas sexuales inapropiadas en varias convenciones de aficionados, incluyendo casos con menores de edad. La productora y los autores decidieron prescindir del actor. Hay cierta controversia acerca de si se llegó a rodar la despedida del piloto marciano o si simplemente se hicieron trabajos de postproducción para eliminarlo de lo rodado al final de la quinta temporada. La desaparición de Kamal es el punto en el que más se separa la serie de lo escrito por Corey.
Este suceso complicó aún más las ya difíciles negociaciones para la renovación, que coincidieron con lo peor de la pandemia. Aunque The Expanse tenía estupendas valoraciones en IMDB (8,5) o en Rotten Tomatoes (95%), estos números no se reflejaban en las cifras de visionado. Amazon —como el resto de plataformas— no publica cifra alguna, pero está claro que las audiencias que registraba no justificaban mantener un plató de más de 7000 m2 en Toronto o los carísimos efectos visuales que caracterizaban la serie.
Finalmente, se consiguió cerrar el rodaje de una sexta temporada, aunque algo más comprimida: tan solo seis episodios, frente a los diez o doce habituales. Con esto se consigue adaptar la segunda trilogía completa, cerrando la trama en un momento en el que se produce un salto temporal de treinta años, así como un cambio importante en el estilo de la narración. La temporada adaptó no solo el sexto libro, sino uno de los cuentos cortos, «Perros extraños», que es una clara preparación hacia la tercera trilogía. También se incluyeron pequeñas viñetas de los personajes, los llamados «Rayos X», triste sucedáneo de una temporada completa.
«En estos días, una serie de seis temporadas es un milagro en sí mismo —comentó Shankar—. Tuvimos un gran apoyo en Amazon y Alcon para finalizar en el sexto libro, que siempre fue una posibilidad… porque hay una conclusión satisfactoria en ese punto. La puerta queda abierta a otras cosas —continúa—. Y si los astros se alinean, encontraremos mucha gente dispuesta a participar».
Entretanto, más allá de las plataformas…
Abrahams y Frank habían seguido escribiendo la saga literaria a un ritmo cercano al libro por año. En 2017, el conjunto de libros fue nominado al Hugo a la mejor serie continuada, que finalmente recibiría en 2020. Además, la pareja se dedicó a crear una serie de relatos adicionales —que van desde cuentos hasta novelas cortas— que ampliaban ciertos detalles de la trama o profundizaban en el pasado de algunos personajes. Estos relatos, muchos de ellos publicados en revistas del género, actuaron como una magnífica puerta de entrada a nuevos lectores/consumidores a la IP.
El juego de rol también se hizo realidad, gracias a un crowfunding, como no podía ser de otra manera —uno de los relatos de James S. A. Corey, «The Last Flight of the Cassandra» es exclusivo del juego—. En 2019 se publicó en formato digital, para tener una edición física al año siguiente. Inicialmente, se sitúa en el tiempo que transcurre entre la primera y la segunda novela, aunque posteriormente se amplía a otros momentos de la saga. Sigue activo y se publican de manera regular expansiones y materiales adicionales.
En 2017 también llegó a publicarse un juego de tablero, que nunca llegó a España y actualmente está agotadísimo. Es un juego abstracto, basado en la conquista política del sistema solar, que llegó a tener ampliación (Doors and Corners, a partir de una famosa cita de Joe Miller).
La IP también ha llegado al cómic, con diversa suerte. Por un lado, los orígenes de los personajes se publicaron en una colección de valor cuestionable. Una novela gráfica —titulada, un tanto equívocamente, The Expanse— vinculó la tercera y la cuarta temporada. Y en la actualidad se está publicando una interesante nueva novela gráfica —Dragon Tooth—, escrita por Andy Diggle, —Adam Strange, Hellblazer— que continúa directamente el final de la serie televisiva, alrededor de un misterioso grupo de piratas que la Rocinante ha sido encargada de atrapar.
Quizá el producto derivado más interesante hasta el momento sea el videojuego publicado en 2023 de la mano de Tell-Tale Games —de la que todo el mundo recuerda su magnífica adaptación de The Walking Dead—, con el apoyo decidido de la productora Alcon. Se trata de un juego narrativo que actúa como precuela y está protagonizado por Camina Drummer. La actriz Cara Gee, una de las favoritas de los aficionados, retomó su papel en la serie. Estamos al mando de una nave cinturoniana pirata y nos enfrentamos a una serie de duras decisiones para recorrer una aventura cuyo principal problema es que se hace extremadamente breve. A destacar la mecánica de gravedad cero en pecios espaciales, quizá algo desaprovechada.
El 30 de noviembre de 2021 se publicó en Estados Unidos la última novela —La caída del Leviatán, traducida en nuestro país por Nova en enero de este año—. En enero de 2022, se emitió el último episodio de la serie y el 15 de marzo siguiente llegó a las librerías el volumen recopilatorio Memory’s Legion, con la mayor parte de los relatos cortos, incluyendo el último material escrito por James S. A. Corey sobre The Expanse, el relato «Los pecados de nuestros padres».
James S. A. Corey sigue vivo y en agosto publicará una nueva novela, que iniciará una nueva trilogía —The Mercy of Gods—.
¿Es este el final de la IP?
Más allá de los anillos
Los libros de The Expanse se encuadran con naturalidad en el devenir de la ciencia ficción anglosajona. Constituyen una gran aportación, pero es cierto que no suponen una revolución, como la causada por algunos de sus contemporáneos, como la irrupción de Cixin Liu con El problema de los tres cuerpos, que pronto veremos en pantalla o las complejas tramas biológicas de Adrian Tchaikovsky.
Otro cantar es la serie de televisión. El producto televisivo sí que se sitúa como una de las escasas pero honrosas obras de ciencia ficción que se han atrevido a mostrar una visión del futuro más compleja de lo que estamos acostumbrados en el medio. En este sentido, hay que situarla al nivel de títulos tan legendarios como Babylon 5 (1993) o Battlestar Galactica (2004).
La tercera trilogía de libros contiene la que para muchos es la mejor novela —la octava, La cólera de Tiamat—. Como hemos comentado, el escenario cambia radicalmente treinta años después del momento en que nos abandona la serie y el foco pasa a Laconia, un imperio colonial que desafía la hegemonía de la Tierra y a la presencia de una amenaza cósmica —que ya nos han sugerido— que amenaza la misma existencia de la humanidad.
En estos dos años, nadie relacionado con The Expanse ha sugerido que existan planes para dar continuidad a la IP, pero es verdad que autores, productores y actores enviaron en su momento claros mensajes al respecto, llegando a sugerir más que cancelarla, Amazon había puesto en pausa la serie. Desde Alcon se mantiene un perfil bajo, aunque sigue explotando la franquicia con iniciativas como una línea de figuras de acción.
La historia de esos tres libros finales merece ser llevada a la pantalla y la Rocinante y sus tripulantes se han ganado terminar su épica epopeya espacial, sea como serie o como una trilogía de películas, —quizá en AppleTV, que se está convirtiendo rápidamente en el refugio de la ciencia ficción más inteligente—. Larga vida a la IP, beltawolda.
Maravillosa serie, después de BSG mi universo sci-fi favorito. Gracias al artículo entiendo como han podido plasmar ese realismo físico. En fin ,tiene detalles que grandes producciones como por ejemplo el universo SW jamás tendrán. Gracias por el artículo!
Extraordinaria, Celebro que no fuera contemporánea a BSG porque sería como elejir entre papá y mamá.
La rigurosidad con que abordaron las leyes de la física me hacían aplaudir de pie, la heterogeneidad racial y la babel mundial de apellidos le daban tanta veracidad Ni hablar de él carácter extremista de los marginados belters. Obra de Arte
Que sí, muy noir, y lo que quieras, sobre todo el primer libro, pero para mi una página de K. Dick es mejor que toda la saga esta.
Gracias por tan excelente artículo. Esta es mi serie sci-fi favorita, tanto asi que compre los libros en españa y vivo en Venezuela. Toda una odisea, pero valio la pena totalmente. Espero en un futuro ses retomado tan maravilloso proyecto
Pero si quieren ser veraces que quiten el sonido en el espacio, lo hicieron en Firefly Y ES ESPECTACULAR
Gracias por el artículo, ciertamente es de esas IP que merecen ser completadas
Gran artículo y mejor serie, la habré visto como 5 veces, si hubiesen tratado The Witcher con el mismo respeto…por falta de tiempo no he terminado las novelas que son geniales, pero que en su momento las percibí complementarias a la serie y no superiores como sucede habitualmente entre serie vs novela.
Me sumo a lo dicho anteriormente, junto con BSG…papá y mamá, una pena que no le hayan dado continuidad.