Arte y Letras Filosofía

McMahan y la controversia sobre la (des)igualdad moral de los combatientes en guerra

Ilustración Pablo Amargo. guerra
Ilustración de Pablo Amargo.

1. De guerras justas e injustas

¿Sería mejor un orden internacional donde los agresores triunfaran sin encontrar resistencia por parte de sus víctimas o de terceros, donde el precio de la paz fueran las peores violaciones de derechos y la injusticia?

(Manuel Toscano)

A nadie debe escapar que la guerra es un fenómeno de gran complejidad y fuente de incontables sufrimientos. Grosso modo, los realistas la consideran inevitable, mientras que para los pacifistas resulta execrable. Entre ambas posturas, la larga tradición sobre la guerra justa ha constituido un conjunto de reflexiones morales que pretende servir de guía orientativa para navegar estas aguas turbulentas. Con el tiempo, el éxito de las ideas que contiene se tradujo en su traslado al derecho internacional.

Como ha señalado Manuel Toscano, el calificativo «injusto» referido a la guerra no es redundante. Del mismo modo, el sintagma «guerra justa» no es un oxímoron. Tampoco es una coartada para justificar la violencia a gran escala. En una misma contienda puede librarse una guerra justa y otra injusta. Más aún, esta suele ser la tónica habitual. Por desgracia, no hay que irse muy lejos, ni al pasado, para tomar buenos ejemplos. Existen, por lo general, ataques injustos y defensas justas, pero también pueden darse defensas injustas a ataques justos (para vencer estos, por ejemplo, una amenaza de extrema gravedad).

En las últimas décadas se ha desarrollado una corriente revisionista de la teoría de la guerra justa que cuestiona principios clave de la visión tradicional, como es el caso de la asumida igualdad moral de los combatientes. En concreto, el filósofo de Oxford Jeff McMahan ha propuesto su desigualdad moral.

2. La revisión de McMahan

Esto tiene una implicación inmediatamente paradójica: a saber, que, si los combatientes injustos luchan sin violar las reglas que rigen la conducción de la guerra, todos sus actos de guerra individuales son permisibles; sin embargo, estos actos individuales juntos constituyen una guerra que es injusta y por lo tanto inadmisible. Pero, ¿cómo una serie de actos individualmente permitidos pueden ser colectivamente inadmisibles?

(Jeff McMahan)

Si hay un aspecto de la teoría tradicional de la guerra justa que fundamenta el núcleo de la revisión moral que McMahan hace de la misma, ese radica en la supuesta separación lógica entre los principios que rigen el ius in bello (el derecho que fiscaliza los comportamientos en la guerra) y los que rigen, en antelación cronológica, el ius ad bellum (el derecho que versa sobre la justicia del recurso a la guerra). McMahan enfatiza la independencia del ius in bello que propone la tradición, deslindándolo del ius ad bellum con efectos dramáticos para el estatus moral de los combatientes: «lo que está permitido que un combatiente haga en la guerra no se ve afectado por si su guerra es justa o injusta».

Esta igualdad moral de los combatientes devendría en una injustificable equiparación de responsabilidades, permisos y derechos, dando como resultado la misma legitimidad a todos los combatientes, siempre y cuando respeten las condiciones que dan cuerpo al ius in bello.

La teoría tradicional solventa esta paradoja aplicando en exclusiva al Estado (o a sus dirigentes) la responsabilidad en el recurso a la guerra. Sin embargo, no es de extrañar que para McMahan esta «solución» no sea satisfactoria: no debería ser posible que un grupo de combatientes injustos arrase limpiamente a otro ejército recién alistado, en justa defensa de su vida y su libertad, y que los únicos individuos que hayan actuado incorrectamente sean «un puñado de líderes políticos agresivos que pasaron la guerra en sus oficinas y nunca mataron a nadie».

3. Razones para mantener la igualdad moral

Rommel era un servidor, no un gobernante.

(Michael Walzer)

Conviene apuntar que uno de los padres de la teoría tradicional, Francisco de Vitoria, ya mostró interés por la problemática que presenta McMahan: «Si al súbdito le consta la injusticia de la guerra, no le es lícito ir a ella, aunque el príncipe se lo ordene». La injusticia de una guerra, para Vitoria, convierte a los enemigos en inocentes, presentándose de esta manera la exigencia de la objeción de conciencia. Además, si son inocentes, resulta complicado concebir cómo podría cumplir el combatiente injusto con los requisitos in bello: «en el caso de que los enemigos sean inocentes, no se les puede matar». Sin embargo, estas consideraciones no apartan a Vitoria del esquema clásico sobre la igualdad moral de los combatientes: «Puesto que la ignorancia invencible lo excusa todo». Así, independientemente de la justicia de la guerra, será lícita en ambos bandos si los combatientes injustos actúan de buena fe, por ignorancia. En cualquier caso, Vitoria establece cláusulas a esta ignorancia, pues «pueden existir tales indicios y razones de la injusticia de la guerra, que su ignorancia no excuse a los referidos súbditos combatientes».

En nuestros días, Michael Walzer sostiene la problemática separación condenada por McMahan, pero lo hace en un sentido muy concreto, señalando que el ius ad bellum exige juicios sobre la agresión y la defensa, mientras que el ius in bello los reclama sobre el cumplimiento o violación de las reglas en la guerra: «Estos dos tipos de juicios son lógicamente independientes». Una guerra justa podría desarrollarse injustamente y una guerra injusta podría cumplir escrupulosamente los principios que rigen su desarrollo. El recurso a la agresión bélica sería un crimen, y habría un derecho a resistirse a ella, pero esto no implica que los ataques y las resistencias en la guerra no deban ser, por su parte, sujetos a examen moral: «El dualismo entre el ius ad bellum y el ius in bello está en el corazón de todo lo que es más problemático en la realidad moral de la guerra». Para Walzer es importante mantener la separación entre ambas esferas: de un lado, la guerra en sí misma, de la que el combatiente no es responsable; de otro, la conducta en la guerra, de la que sí lo es. Antes que un vulgar criminal, el combatiente injusto es aquí concebido como un leal y obediente ciudadano que expone su vida por aquello que cree correcto, y quien no entiende esto carece de sensibilidad moral para «reconocer la existencia de estructuras de autoridad y procesos de socialización en la comunidad política». Sería por ello que los combatientes de bandos enfrentados terminan reconociéndose con frecuencia como iguales: con independencia de la libertad de su elección, no es en ellos donde debe recaer el peso de la culpa: el ius ad bellum no puede ser cosa suya.

Walzer atiende así a las razones moralmente relevantes que, más allá de la causa justa necesaria para ir a la guerra, también ha de tener en cuenta el combatiente. Con ello, apuntala la mencionada solidez del estatus moral del combatiente que carece de causa justa, como ese leal y obediente ciudadano que arriesga su vida por aquello que considera bueno.

Verdaderamente, es en Vitoria donde puede encontrarse un planteamiento más afinado para dar respuesta a todo este problema. La llamada de atención que supone el revisionismo de McMahan puede ser rastreada en esos «indicios y razones de la injusticia de la guerra» que Vitoria exigía encontrar a los combatientes. Cómo de claros deben ser estos indicios y razones es ya un asunto más difícil de determinar. No en vano, los teóricos de la guerra justa eran conscientes de las dificultades para juzgar las circunstancias de la guerra. Por lo tanto, su propósito era ofrecer un guía que sirviese de orientación en asuntos tan inciertos.

Por todo ello, merece la pena incidir en que todo combatiente debe comprender que su guerra posee una elevada probabilidad de ser injusta. Si su guerra es de ataque, la probabilidad aumenta considerablemente. Por mucho que los dirigentes de un Estado empleen la carta de la grave amenaza para justificar una guerra ofensiva, el recurso a este tipo de guerras no debe ser obedecido a la ligera por los que habrían de ser sus ejecutores.


Bibliografía

Toscano, Manuel. «¿Está obsoleta la teoría de la guerra justa?», Letras Libres.

McMahan, Jeff. «Rethinking the ‘Just War’, Part 2», New York Times Opinionator.

Walzer, Michael. Just and Unjust Wars. A Moral Argument with Historical Illustrations, Nueva York, Basic Books, 1977.

Vitoria, Francisco de. Relecciones sobre los indios y el derecho de guerra, 1975.

Walzer, Michael. Just and Unjust Wars. A Moral Argument with Historical Illustrations.

SUSCRIPCIÓN MENSUAL

5mes
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL

35año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL + FILMIN

85año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
1 AÑO DE FILMIN
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.