Cuando hace pocos días supimos que el joven director de opinión del diario ABC, el estimable profesor Diego S. Garrocho, había abandonado su puesto en el periódico decano de la prensa española, nos preguntamos en qué lugar podríamos a partir de ahora leer sus artículos y seguir la pista de su notable carrera periodística.
Cual no sería nuestra sorpresa al ver anunciada su incorporación como colaborador del diario El País. Tener tan a mano la opción de conocer sus reflexiones sobre los temas que amenizan la siempre convulsa actualidad de nuestros días y saber así cómo analiza la nueva generación el curso de las cosas, fue sin duda algo que quisimos celebrar.
Aunque más importante nos pareció entonces que la directora de El País, Pepa Bueno, contratara a un articulista encargado de diversificar el denso tono monocorde que a veces parece sonar entre la mayoría de los colaboradores de la casa. Que un joven no adicto a los lugares comunes del discurso dominante enriquezca las mañanas de los lectores lo entendimos como un guiño de inteligencia estratégica que beneficiaba al periódico y un admirable gesto de tolerancia liberal que dignifica la misión del periodismo. ¡No todo debe recaer en los hombros del hercúleo Daniel Gascón!
El primer artículo de Diego S. Garrocho se publicó el lunes 7 de octubre. A nuestro juicio no pudo empezar con mejor pie su nueva etapa profesional ni presentarse ante el lector con mejores galas. A cualquier otro le habría parecido muy imprudente debutar en las páginas de El País poniendo en cuestión al director de cine Pedro Almodóvar, pero Diego S. Garrocho asumió con templado nervio el envite y compartió con el lector de El País su estupor.
Al parecer, en una reciente comparecencia Pedro Almodóvar dejó dicho, no se sabe si a cuenta de algo o a cuento de cualquier cosa, que «engendrar un hijo propio es un gesto egoísta».
Diego S. Garrocho lamenta que Almodóvar se invista de nuevo con los hábitos laico-sacerdotales que tan alegremente asumen las celebreties e incurra en la tentación de sermonear, amonestar y reprender a los impertérritos parroquianos que atienden sus instrucciones morales. El autor del artículo desvela la beata sentencia de Almodóvar como una temeraria frivolidad e identifica en su dictamen ese secreto placer con que algunos aprovechan las tribunas de la fama para dar lecciones a los demás.
La airada respuesta al sacrílego artículo de Diego S. Garrocho no se hizo esperar. Apareció al día siguiente en la sección de opinión de El País. Lo firma el adjunto a la directora, Jordi Gracia, y el lector entendió enseguida, incluso antes de leerlo, que la voz de la autoridad tronaba sobre el nuevo colaborador: recordándole la prudencia con que debe hablarse de los héroes culturales.
Comienza Jordi Gracia su texto («Almodóvar ante la muerte») lamentando el estado de precariedad de los enfermos terminales que no pueden dar fin a su padecimiento y celebra que la Ley de Eutanasia haya sido la conquista de una sociedad emancipada de las creencias religiosas. Al mismo tiempo, a fin de abarcar de un plumazo el amplio espectro de conflictos que atormentan la vida de los hombres, Gracia celebra que el Gobierno de España esté impulsando «un plan de acción indispensable contra el suicidio». En un solo artículo no consigue resolver el autor la complejidad legislativa que se adivina detrás de tan contradictorios impulsos, pero a fin de cuentas este es el prólogo que ha elegido para elogiar «la luminosa película de Pedro Almodóvar».
Afirma Jordi Gracia que la valentía de la película «es política, moral y vital». «Es un canto a la plenitud de la vida», dice, y así se ve «la inteligencia moral de Almodóvar». Sostiene Gracia que «la exaltación que le debemos a Almodóvar por sus películas explosivamente contagiosas de vitalidad, se trueca hoy en gratitud». Aunque sorprendentemente el autor no menciona lo que ha sido tan celebrado por los más flipados de los espectadores: ¡una película rodada íntegramente en inglés!
Al finalizar el artículo al lector le consta que Jordi Gracia está, en efecto, deslumbrado por la «honestidad ética y estética» de Almodóvar y por haber hablado de la muerte «con sensibilidad macerada, delicadeza exquisita, belleza suntuosa y virtuosa sensatez».
A nosotros, que seguimos con agrado desde el primer día las películas de Almodóvar, nos cuesta trabajo recordar haber leído un elogio que pueda superar en énfasis conceptual la exaltada gratitud que siente Gracia por el director manchego. El artículo es el más desbordado panegírico que se ha dedicado a su obra y a la vez el más entusiasta, sincero y urgente alarde de verdadera y profunda emoción. Un encomio sentimental insuperable y nunca antes proclamado con tan vehemente y bondadosa veneración (a ver qué piensa Carlos Boyero de todo esto). La admiración con que Jordi Gracia celebra la película la enmarcará Almodóvar en su particular museo de alabanzas: «sensibilidad macerada, delicadeza exquisita, belleza suntuosa y virtuosa sensatez».
No podemos saber todavía si Diego S. Garrocho habrá tenido tiempo de asumir la amonestación de las altas esferas, tan dolidamente ofendidas por su imprudente crítica a Pedro Almodóvar.
Menudo tostón moralista el señor Almodóvar. Lo mejor que hizo fue ¿Qué he hecho yo para merecer esto?
No ha vuelto a llegar a ese nivel.
Dos cosillas:
La frase de Almodovar esta sacada de contexto, luego todo lo demas.
Garrocho esta cubriendo el hueco del virojo q los lectores del Pais sacaron a palos. Yo apostaba por Jose Errasti, otro del palo, pero no.
Contexto
V. F.: ¿Cree entonces que el hecho de dar vida es justificación suficiente para engendrar más seres en un mundo en crisis?
P. A.: Depende. En los años setenta, la época en que yo era bisexual, cuando tenía una aventura con una mujer tenía mucho cuidado de evitar el embarazo, porque rechazaba totalmente la idea de traer un nuevo ser a un mundo que a mí ya me parecía lleno de injusticia. Y, sin embargo, cuando tenía 40 años y mi vida no era ya bisexual, sino solamente homosexual, y por tanto ya no tenía la ocasión de engendrar un nuevo ser, tuve mucha envidia de mi hermano por tener hijos, y la idea se me pasó bastantes veces por la cabeza. Pero inmediatamente lo rechazaba, porque yo no llevaba una vida como para tener un niño. Desde que empecé a hacer cine mi vida se basa en escribir y hacer películas, y el tiempo que sobra vivir para poder inspirarme y seguir escribiendo y rodando. Igual que hay mujeres cuya vida sería muy infeliz sin hijos, hay muchas otras que se niegan a tenerlos, y es perfectamente lícito. Pero luego en España, especialmente lo que llaman la España vaciada, no hay gente. Pues ese problema enorme que parece que tenemos con la inmigración, en lugar de un problema debería ser una solución. Yo, que nunca he tenido vocación política, si pudiera abriría las puertas a todos los inmigrantes. Les diría que buscaran el lugar que les guste para vivir. Porque, si no, pronto este será un país de viejos. Pero sí creo que en engendrar un hijo propio hay un gesto egoísta. El hecho de traer al mundo a alguien y que sea una prolongación de tu propia estirpe. Yo ahora mismo no traería ningún ser al mundo. ¡Si ya soy un abuelo!
Lo dice. Dice más cosas, pero dice que «en engendrar un hijo propio hay un gesto egoísta». Así que el fueradecontextismo no lo veo por ningún lado.
¿Hay grandes hijoputas que son padres?
Sí. Ponerlo en duda es absurdo.
¿Hay gente muy egoísta que no tiene hijos precisamente por serlo?
Sí. Ídem.
En definitiva, que darle un toquecito al obispo este de la santa iglesia sanchista no es para tanto.
La gracia está en que se le dé el toque desde la hoja parroquial de la susodicha iglesia.
Por cierto, hablando de egoísmo y para distinguirlo de algo mejor con lo que se le suele confundir, el virojo escribió hace tiempo «Ética como amor propio». Gran libro.
Gracias por el contexto. Me parece que demuestra lo que pretendes rebatir, y que lo de Garrocho resulta completamente exagerado.
Con ello no me declaro ni a favor ni en contra de Almodóvar, que conste.
Por buscarle una comparación al asunto, para mí es como si un cinéfilo fascinado por los fumadores clásicos en pantallla opinara a la vez que lo del tabaco es un asco; o como quien maldice la lluvia que lo cala aun sabiendo que los pantanos están bajo mínimos.
Almodóvar está haciendo una mera reflexión sobre las paradojas o contradicciones del hecho de procrear. Quien quiera ver en ello una opinión contra la procreación, pues allá él, pero parece claro que los que aquí están haciendo eso, tú incluido, le tienen ganas por otros motivos y se aferran a este clavo ardiendo para reafirmarse.
Compañero, yo solo he pretendido «rebatir» lo de fuera de contexto.
He dicho que decía lo que decía y que el contexto ni quitaba ni ponía, en este caso. También que decía otras cosas.
Es más te digo, que estoy de acuerdo en buena parte con sus reflexiones, salvo en esa, que me parece, en muchas ocasiones, pura pose de gente a la que se le pasó el arroz, gente posmo y gente muy ombliguista. Por supuesto, por otro lado, mucha gente no tiene hijos y no le es aplicable nada de lo antedicho, sencillamente ha sido una opción legítima o las circunstancias.
Eso sí, reconozco que Almodóvar me parece un moralista, cosa poco rara entre nuestros artistas y nuestra inteliguentsia. Como han dicho por aquí también, era mejor cineasta antes de hacer «obras de arte».
La libertad de prensa solo existe en determinados medios. En fin, que pena de periodistas que limitan su libertad en aras de un bien común que es solo para algunos. Luego hablan de religión con suficiencia moral.
https://blogs.publico.es/otrasmiradas/87552/despreciar-a-pedro-almodovar/#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4×15-t2;mm=mobile-medium
Artículo para enmarcar, radiografía de una parte de la actualidad española con Almodóvar como excusa.
En este país sólo pueden dar lecciones morales Don Rafael Nadal (o mejor aún, sus gónadas. Que son las más grandes de Expaña), practicante del estoicismo. Y el seleccionador nacional de fútbol (practicante del pragmatismo), que ha ganado lo más grande.
Para todo lo demás, recomiendo a los autodenominados librepensadores pasarse por los ilustres foros de marca y as (los únicos lugares de verdadera libertad de Expaña)
No.
Los únicos que pueden darnos lecciones morales son el número 1 y el Marqués de Galapagar.
Decia un pensador español contemporaneo que «Quien no cree en Dios es capaz de creer en cualquier cosa»
La pena,en la España actual,no es que se crea o no en Dios sino que se cree en»cualquier cosa».
Está muy bien la frase. Con el pequeño matiz de que quien cree en Dios también cree en cualquier cosa
Este nuestro gran pope del cine, de la cultura, y por lo visto ahora de la demografía española, es el mismo que pidió a la dirección de El País la cabeza de Boyero porque no le gustaban sus críticas, no?
A mí me gustaba sus películas cundo eran solo películas. En cuanto empezó a hacer “obras de arte”…
Este Jotdown está lleno de fascistas que no aman a Pedro Almodóvar.
Son los mismos que hubieran fusilado a García Lorca o encarcelado a Miguel Hernández.
¡Tócate los huevos!
El periódico decano de la prensa española es el Faro de Vigo, salvo que por España se entienda Madrid
Siguen en Jotdown jugando a lo mismo que juegan en El País, a «hacer parecer» que juegan al pluralismo, fichando a «algún malote» que a base de argumentos «clickbait» animen el cotarro. En fin, lo hacen en todos los medios, pero al menos en El País los Gascón, Garrocho o El Hachmi firman con sus nombres, se exponen públicamente a recibir las respuestas a sus exabruptos, valentía que el pobre escribiente de estas pueriles líneas que nos ocupan no puede acreditar… el pobre Valle-Inclán lo correría a gorrazos por la pereza argumental de su vacuo intento provocador.
Nadie menciona a Ana Iris Simón.
¡Ja!
Najat El Hachmi, otra maldita fascista.
Si es que estamos rodeados…
Como ya bien ha dicho Pablo, en diario decano de España es el FARO DE VIGO. El ABC es solo el más antiguo de Madrit, Madriz o de la corte (busquen el significado de esa palabra en gallego, es lo que le aplica a la ciudad).
Si el articulista parte de un error de base tan fácil de comprobar, todo su artículo me tiene la misma credibilidad que el argumentario de Koldo + Alvise Pérez.
Almodóvar hace tiempo que se convirtió en un meme de sí mismo. Desde que se tomó a sí mismo en serio, ha ido a peor. No lo digo yo, lo dicen además los números de sus películas (fuente: https://m.the-numbers.com/).
Sigue creyéndose un guía espiritual de algo que ilumina nuestras mentes a través de sus frustaciones y complejos juveniles (y para cierta izquierda trasnochada lo es), pero gente como Amenabar, Bayona o incluso si me apuras Santiago Segura, hace mucho tiempo que le pasaron como referentes de cine (cuyo último fin debe ser entretener y ganar dinero, no lo olvidemos).
Almodóvar es un meme y se cree un guia espiritual de la izquierda trasnochada…
No como tú, que indicas cual debe ser la última finalidad del cine: entretener y ganar dinero.
Es que si el cine no entretiene, y no hace ganar dinero… ¿Qué es?
Tengo claro que el cine nos debe hacer disfrutar, pensar, sufrir, rebelarse, hipnotizar, congeniar, caricaturizar, motivar, criticar, reflejar, mirar… pero para ello, debe primero generar interés a alguien (expresión que debí usar en vez de «entretener»), y a cuanta más gente mejor. Y debe ser útil también para alguien, especialmente si ese alguien está dispuesto a poner pasta de su bolsillo.
Nada personal, simplemente es que estoy un poco en contra de que con mi dinero se le dé subvenciones a la «cultura» que despierta poco interés o ayuda a una mayor justicia social. Igual que con los toros, ojo, que también reciben su regado de subvenciones.
Y yo en cambio detesto profundamente el utilitarismo económico, la alienación de la masa y el embrutecimiento del intelecto a base de fórmulas uniformes y gastadas de entretener y no pensar. Hasta los mismísimos del cine de Marvel, de Star Wars y demás morrallas…
*o que «NO CONTRIBUYA a una mayor justicia social», quise decir.