Arte y Letras Filosofía

Los tiempos del tiempo

Sueño. Despedida

Quedo citado con mi hijo en una playa para bañarnos en el mar y para hablar. No tiene su edad actual, es mucho más mayor. En realidad, podría ser de la edad de mi padre. 

Es una zona muy ruidosa, aunque la tierra forma un puerto natural en torno al mar que la protege del oleaje.

Intento meterme en el mar, pero no lo consigo. No es solo que las olas me expulsen del agua es que la densidad de la masa acuosa y la tensión interna que tiene no me permite penetrar en ella y casi no logro mojarme aun estando dentro. Rápidamente el mar me saca una y otra de vez de su interior.

Rendidos en la orilla, mi hijo me dice que no va a volver más a casa, ni a hablar con su madre ni conmigo.

Me despierto en la casa de la playa y me alegro de comprobar que tan solo era un sueño. Busco oír el rumor de las olas para justificar esta pesadilla, pero no oigo nada.

De repente, mi mente visita varias edades de la vida de mi hijo. Incluso algunos fragmentos de cuando era muy pequeño.

(Denia, abril de 2010)

La percepción del tiempo es esencial en el análisis de los sueños. Soñamos situaciones que ocurren en otro tiempo o con edades de los protagonistas muy diferentes de las que tienen actualmente y que nos sugieren otra perspectiva, otra forma de ver la situación que nos preocupa.

Del detalle a la totalidad

El lenguaje hipnótico es capaz de relacionar un pequeño estímulo con grandes percepciones conscientes del espacio y el tiempo.

Al igual que el sueño, el trance puede movilizar un análisis complejo a partir de un detalle.

Aquí tienes un ejemplo:

La palabra nos hace visitar tiempos pasados y futuros

Al sentarte aquí, quiero que mires fijamente este lápiz y mientras lo miras te puedes dar cuenta de que ahora estás haciendo lo mismo que hiciste cuando fuiste al colegio por primera vez y aprendiste el trabajo de escribir números y las letras del alfabeto. 

Estás aprendiendo… aprendiendo sobre algo que de hecho desconoces. Y aunque no te hayas dado cuenta, tu respiración ya ha cambiado y empiezas a sentirte más a gusto, enfocado y relajado.

(Milton Erickson)

 

Los tiempos del tiempo
El primer día de escuela. Ilustración: Trinidad Ballester.

La imaginación nos hace visitar escenarios similares o complementarios a los que nos producen dificultad, tanto en el pasado como en el futuro. Por eso es importante visitar la línea del tiempo, una producción imaginaria de la evolución de nuestra vida en la que podemos visitar momentos similares a los que ahora nos preocupan y, también, otros momentos de solución que pueden antidotar el conflicto. 

Revisitar instantes en los que hemos experimentado soluciones o episodios en los que se ha fundado la impronta o escenas imaginarias de solución futura son de vital importancia para proveernos de recursos.

Te propongo un ejercicio: elige un tema relevante para ti, como el hecho de dormir y soñar. Describe qué es lo que pensabas al respecto en distintas etapas de tu vida: a los cinco años, a los doce, los dieciséis, los veinte… En estos momentos de tu vida actual y lo que crees que pensarás cuando seas más mayor, a los ochenta años, por ejemplo.

Aquí tienes unas líneas a modo de sugerencia, del «Relato de un niño que perdió un juguete»:

Con dos años lloró desesperadamente,

con cinco lo añoraba,

con diez se acordaba con cierta indiferencia,

con quince se burlaba de la situación,

con ochenta recordaba el juguete con ternura.

La experiencia hipnótica frecuenta a menudo la percepción del tiempo. Y lo hace de modo involuntario e inconsciente varias veces al día. Te propongo un relato para visitar tu biografía de un modo rápido y experiencial.

Visita al pasado

Ve a tu pasado, atrás muy atrás, hasta llegar a la infancia.

Y mira las imágenes que tienes en tu pasado.

Muchas veces a estas imágenes las denominamos recuerdos.

Pero solo son imágenes.

Realmente no sabemos con exactitud qué es lo que hubo.

Y ahora miramos esas imágenes una tras otra.

Y nos permitimos olvidarlas.

Son solo imágenes.

Y las olvidamos una tras otra.

Les permitimos que salgan de nosotros.

Hasta que se diluyen en la nada.

Y, con esas imágenes, olvidamos los sentimientos que se quedaron pegadas a ellas.

También permitimos que esos sentimientos salgan de nosotros.

Que se disuelvan en la nada. Uno tras otro.

Hasta que hayamos olvidado.

Este olvido es un movimiento de amor.

También una enfermedad es una imagen.

Un diagnóstico es una imagen.

Un hecho doloroso del pasado es una imagen.

Y a las imágenes se les pegan los sentimientos.

Se les pegan emociones.

Y cuando logramos sacarlos fuera de nosotros, esperamos una ayuda.

Y los soltamos hacia un movimiento de amor.

Al movimiento del espíritu.

A esa fuerza del espíritu que está detrás de todo.

Ese movimiento del espíritu no lo detiene nada, está en continuo fluir.

Todo lo que intentamos sujetar también nos sujeta a nosotros.

Todo aquello que podemos dejar ir, que soltamos,

también en el sentido de olvidarnos,

nos conecta de forma profunda con este movimiento.  

Y en sintonía con ese movimiento, nos sumergimos en el olvido.

¿Y qué hay al final?

La libertad del amor completo.

 (Bert Hellinger)

El primer contacto que tenemos con la vida es la respiración. Con ello aprendemos a relacionarnos con el mundo. Con cada inspiración aceptas la vida tal y como es, con cada expiración, te entregas a la vida tal y como tú eres. 

Cada emoción tiene un estilo respiratorio. El miedo corta la respiración para permanecer invisible ante el posible enemigo. La rabia produce una respiración entrecortada y rápida para lanzar fuerza muscular a brazos y piernas por si necesitamos repeler un ataque o salir corriendo. El amor hace una respiración lenta que nos ayuda a sentir con calma lo que nos está ocurriendo.

Te propongo un modo de explorar esto.

Experimentar la primera respiración

Cierra los ojos.

Ve atrás en tu vida, muy atrás.

Hasta entrar en el vientre de tu mamá.

Y vuelve a salir… respirando por primera vez.

Esta respiración es tu primer acto de independencia, respiramos por nosotros mismos.

Y ahora, inspira y expira y nota ese acto de independencia.

Y nota cómo tu madre te mira: mira si respiras bien, si tienes todos los dedos, si la miras…

Dile: —Mamá, mi mamá, querida mamá—.

Y respira, inspira, expira.

Cada vez que inspiras, tomas la vida tal y como es.

Cada vez que expiras, te entregas a la vida tal y como tú eres.

Tomando la vida (inspirando) y entregándote a la vida (expirando).

Sueños, relatos y trances nos hacen visitar otros tiempos

La atención suele centrarse en lo que nos preocupa. Es un mecanismo para defender la vida. solo que a veces la alarma se extralimita y ocupa toda nuestra conciencia. 

A veces, los sueños nos llaman la atención para contemplar detalles que también estaban presentes en la situación de conflicto, pero a los que no dimos importancia.

Los aprendizajes más profundos que hacemos tienen que ver con la integración de ambos elementos. Fusionar las dificultades con las posibilidades de solución configura las bases del aprendizaje significativo y profundo.

Patrón de trance hipnótico. Hay algo que ha pasado por alto

Siéntese cómodamente y adopte una actitud introspectiva. Relájese mientras evoca una situación en la que usted sufrió por algo desagradable.

Note cómo alguna parte de su cuerpo se tensa mientras piensa en esto. Quizá su espalda, o su mandíbula… Quizá su pecho se detiene y deja de respirar por unos instantes.

Ahora note alguna otra parte de su cuerpo que permanece neutral a todo esto, que no participa de la tensión que le produce este episodio de su vida… Quizá sus codos… o las corvas… sienta esa zona del cuerpo y experimente su des implicación del problema.

Al mismo tiempo puede cambiar su mirada a otro sitio en ese mismo lugar y observar algún objeto que se mantiene inmóvil y ajeno al problema. Deténgase a notar ese objeto que había pasado por alto…

Quizá, si pudiera ver más allá del lugar en el que está, muy cerca podría haber una pareja de enamorados que se juran amor eterno, que sienten cosas hermosas el uno por el otro. Dos enamorados dispuestos a darlo todo.

Si mientras la observa puede, haga una cosa, mire hacia el cielo en ese mismo lugar, quizá está pasando un avión en el que viajan personas que han depositado en ese vuelo todas sus energías. Personas que viajan a un lugar que les resulta muy agradable, en el que van a desarrollar un proyecto muy importante para ellos y que respiran profunda y satisfactoriamente mientras el avión se dirige a su destino.

También puede notar que en ese mismo lugar hay personas que en otros momentos han vivido cosas maravillosas, que han pasado momentos muy agradables, quizá en el mismo lugar en el que usted se encuentra ahora… Note la expresión de esas personas y su sensación de agrado al estar allí…

Quizá usted mismo en ese mismo lugar, en otro momento, ha tenido experiencias hermosas. Incluso es posible que en el futuro pueda tener en este mismo sitio vivencias que le traigan las mejores sensaciones…

Los relatos nos ayudan a percibir la realidad de un modo global e integrado. En ocasiones nos centramos excesivamente en el afrontamiento de las dificultades vitales y eso nos hace olvidar nuestros puntos fuertes. La percepción temporal de nuestra biografía es un medio interesante para rescatar nuestros recursos.

Relato. Hubo un tiempo…

Hubo un momento en el que naciste, percibiste el mundo, dormías profundamente muchas horas al día, sentías el abrazo de tu madre, de tu padre, oías voces a tu alrededor, recibías sonrisas, caricias…

Hubo un tiempo en el que llorabas cuando tenías la más mínima necesidad, era un llanto fuerte, liberador, sin pena, satisfactorio, como el de algunos sueños de la vida adulta, también reías con fuerza, con alegría…

Tantas y tantas veces te sentías muy bien, con la sensación de satisfacción plena…

Fue un tiempo en el que notabas la insatisfacción inmediata y potentemente, también la satisfacción…

Hubo un momento en el que comenzaste a explorar tu alrededor, quizá a gatas, enseguida comenzaste a caminar…

Hubo un tiempo en el que te sentías muy bien explorando todas estas cosas…

Un tiempo en el que, a menudo, sentías un placer que ahora te es familiar, en alguna parte de tu conciencia.

Hubo un momento en el que sentiste mucha curiosidad por algo, te fascinaba llenar y vaciar recipientes de agua, cubos de arena, sacar y guardar objetos, pinzas de tender la ropa, botones, herramientas, objetos, casi no podías dejar de jugar con esas cosas, te enfrascabas a fondo…

Hubo un momento en el que sentías mucha curiosidad por las cosas de tus padres, los cajones de su armario, su mesita de noche… Te llamaba la atención su forma de ordenar las cosas, el olor del interior de los armarios, la cómoda, la casa de tus padres…

Hubo un momento en el que te atrajo como un fuerte imán algún lugar de la casa, el despacho de tu padre, su taller, la leonera llena de trastos, el desván, la cocina al atardecer sin actividad, el sitio donde tu madre descansaba…

Hubo un tiempo en el que aprendiste las primeras letras, conociste los colores, las pinturas y aprendías tantas cosas…

… Y tantas veces y en tantas ocasiones tenías tantas maneras de apreciarte a ti misma/o.

Hubo un momento en el que conociste tus primeros amigos, estabas con ellos, muy juntos, sentiste la complicidad, la lealtad, la sensación de confidencia.

En esta época, hubo muchos momentos en los que te mostraste inteligente, ocurrente, en los que dejaste ver tu lucidez, tu apoyo y afecto por los demás. Hubo momentos en los que notaste que te valoraban.

Hubo un tiempo en el que comenzaste a estudiar, empezaste a trabajar… sentiste la excitación de hacer cosas nuevas, sentiste que dirigías tu propia vida.

Hubo un momento en el que notaste que tu vida marchaba hacia delante.

Hubo una época en la que descubriste que las cosas se te daban bien, que podías fiarte de tu intuición, que tu pensamiento era certero, que eras capaz de solucionar muchas cosas…

… Y tantas veces y en tantas ocasiones tenías tantas maneras de apreciarte a ti misma/o.

Hubo un tiempo en el que se enamoraron de ti y tú sentiste esa inmensa emoción… Experimentaste cómo era ser el centro de la vida de otra persona. Fueron momentos en los que notabas que tus movimientos, tus palabras, tus silencios provocaban un gran impacto en el otro y tú te sentías mirada/o, querida/o…

Fue un momento en el que te decían cosas fantásticas sobre ti, cosas que ni tú misma/o sabías, o quizá intuías.

Hubo un momento en el que te marchaste de la casa de tus padres… A vivir de otro modo, a dirigir tus cosas, a orientar tu propia vida.

Hubo un momento de grandes planes para tu vida, de emoción intensa al pensar en cómo ibas a organizarte.

… Y tantas veces y en tantas ocasiones tenías tantas maneras de apreciarte a ti mismo/a…

Hubo un tiempo en el que notaste cómo confiaban en ti, cómo apreciaban tu modo de ser, de hacer cosas, de enfrentarte a problemas.

En algún momento descubriste que eras capaz de pasártelo muy bien, de disfrutar la vida, de sentir satisfacción… en tantos y tantos momentos, contextos, escenarios de la vida, con tantas personas queridas.

… Y has tenido muchos momentos para experimentar que eres una gran persona, porque te lo han dicho, porque tú lo sabes, porque lo notas en cómo te miran, cómo se dirigen a ti.

Y con esa sensación de aprecio a ti misma/o, deja que tu pensamiento se reorganice, deja que note todos esos episodios de tu vida y, cuando tú quieras, reorienta tu atención aquí y ahora trayendo contigo ese sentido de aprecio al valor de ti misma/o.

(Bernardo Ortín)

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