Cine y TV

‘Heavy Metal’: Sexo, Sci-Fi, drogas y rock ‘n’ roll

Heavy Metal. Imagen Columbia Pictures.
Heavy Metal. Imagen: Columbia Pictures.

No hubo, en mi modesta opinión, un tiempo mejor para crecer para el lector de cómics autóctono que los años setenta. En mi caso, la escasez de las propinas me inclinaba mas a los cómics que no a los primitivos videojuegos, en los que la valiosa moneda de cinco duros se evaporaba en un pispás. Los tebeos, bastante más económicos, me proporcionaban más disfrute con una menor inversión del dinero de mis propinas. Además, por aquella época, los tebeos de grapa infantiles y juveniles con los que había crecido empezaban a compartir espacio con publicaciones dirigidas a adultos, o al menos, a púberes deseosos de leer algo con mayores dosis de violencia y sexo de las que hasta entonces estaban acostumbrados, aunque a ello se le añadía también un cierto carácter underground y elementos de subversión política, apropiado para los últimos años de la dictadura y los primeros de la transición que le seguiría, en los que las autoridades mostraron un ligero aperturismo en cuestiones de censura y libertad de expresión. 

Las nuevas revistas de cómics nos dieron a conocer un mundo más adulto que incluía, entre otros, el trabajo de los Humanoides Asociados, artífices de la revista de fantasía y ciencia ficción francesa Metal Hurlant (que se editaría finalmente en castellano a partir de 1981), que ejercían de psiconautas, exploradores de mundos nuevos y extraños, en beneficio del lector, fascinado por la mezcla de erotismo, humor, ciencia ficción y violencia. Mezcla que también sedujo a los norteamericanos, que editaron su versión de la revista con la incorporación de autores locales, bajo el título de Heavy Metal, y que en un momento dado se plantearon trasladar a la pantalla: el resultado fue la película del mismo título, un filme de animación con carácter episódico a la manera del la revista original, cuya banda sonora que combinaba la épica partitura de Elmer Bernstein con temas de algunas de las mejores bandas de rock del momento. 

La animación más allá de Disney y con cariz adulto no era para entonces una novedad (Ralph Bashki, por ejemplo, ya había realizado por entonces varios largometrajes no aptos para menores), aunque Heavy Metal era una producción orientada a un público más amplio y, en especial, a los adolescentes que dejaban atrás los cuentos de hadas del mago de Burbank. Heavy Metal nos ofrecía un abanico de futuros posibles y evasiones a dimensiones fantásticas. Los futuros en el filme estaban lejos de la utopía: las megalópolis del futuro son lugares cochambrosos en los que la violencia y el vicio campan por sus respetos, los protagonistas de las diferentes historias tienden al desencanto cuando no, directamente, al cinismo. Son mundos en que sinvergüenzas galácticos, como el Capitán Stern, suelen salirse con la suya, en los que la ingenuidad cuesta cara. No hay respeto a la autoridad: el Pentágono se presenta como un lugar en el que cualquier camionero extraterrestre, de droga sideral hasta las cejas, puede aparcar su nave espacial. 

El sexo se practica de manera explícita y sin delicadezas: la película está poblada de féminas macizorras que apenas plantean inconvenientes para desprenderse de sus ropajes y acoplarse a los protagonistas masculinos, incluso si estos son robots del espacio exterior bajitos, orejones y parlanchines como si de un Woody Allen cibernético se tratara. En este aspecto hay que decir que el espectador del sexo masculino se ve más beneficiado que el femenino, a quien se le escamotean los encantos del Den de Richard Corben, pudibundamente ocultos con un trapo. 

La factura estilística de la película es tan variable como la temática de sus episodios: la animación del episodio «Den», por ejemplo, es tan irregular que recuerda casi más a los Masters del Universo que a la obra de Corben. En cambio, el episodio final, «Taarna», es un colofón épico de producción suntuosa en la que podemos disfrutar de la animación clásica (lo que la juventud llamaría ahora «animación en 2D») en todo su esplendor. Su protagonista, una amazona inspirada en partes iguales en el Arzach de Moebius, así como en los héroes solitarios del cine del oeste o de samuráis, lucha contra una tribu de malvados bárbaros en un escenario de wéstern postapocalíptico, aunque en las cantinas de este mundo en vez de pianistas nos encontramos a los Devo

Pese a que el filme encontró a su audiencia (jóvenes con ganas de pasar un buen rato con una antología de aventuras sin complicaciones y rebosantes de sexo, drogas y rock ‘n’ roll), no llegó a ser un bombazo de taquilla: la vena gamberra de Heavy Metal no supuso tanto un punto de inicio como un punto de inflexión. El estreno del filme coincidió con la ascensión al poder de Ronald Reagan, y los Estados Unidos viraron hacia un conservadurismo en el cual productos como Heavy Metal no podrían ser taquillazos en un negocio cada vez más orientado al mainstream: el underground y la sátira con toques futuristas volvieron al subsuelo de lo cultural, así como el Broadway canalla de los setenta y ochenta, acabó siendo ocupado por dulces musicales inspirados en éxitos de la casa Disney. 

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7 Comentarios

  1. El desencanto post 68, los coletazos de una crisis energética que señalaba el origen del crecimiento, la conciencia de los problemas ecológicos, los efectos del watergate, el miedo a un invierno nuclear, el desencanto punk y el heavy metal….los 70!

  2. Película de animación para Adultos que hoy en día sería censurada por la Inquisición Woke.
    Ni que decir tiene, que, la censura va de la mano de una sociedad de «adultos» infantilizados y ofendiditos.
    ¡Qué viva el «progreso»!

  3. José Antonio

    Una gran película, que tuvo una continuación años después, ya con una historia única, y que sin estar a altura, se disfruta igualmente. Son productos de una época, hay que encajarlas en el contexto de cuando se estrenaron. Quien no quiera verla, que no la vea, y ya está. Conocí a alguien que se negaba a ver películas en blanco y negro. ¿Qué puedes decir ante eso? Pues te callas diplomáticamente y ya está. Somos mayorcitos, no?

  4. David Mindelo

    Época gloriosa del comic, aunque estoy sesgado porque fue la mía. Metal Hurlant, 1984, Víbora, etc. Moebius, Corben, Bilal, Manara, Liberatore y Tamburini, etc. Joder!!! Me han marcado la vida más que los cientos de libros que han pasado por mí. La película la recuperé hace poco, y con sus altibajos me volvió a proporcionar un gran placer. Gracias por emerger estas sensaciones.

  5. Diego Lorente Morales

    Un comic irrepetible incluso con algún que otro discurso que hoy día podría ser calificado como de trasnochado.Era otra época y como tal quiero quedarme con la calidad artística frente a otras distinciones.Muy buen artículo, por cierto.

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