La querella española Arte y Letras Filosofía

Una cuestión de fe

una cuestión de fe
San Jerónimo escribiendo, de Caravaggio.

Empecemos desdiciendo una impostura: la filosofía no es la ciencia de hacer preguntas que después alguna Ciencia (en mayúscula) responderá. Otra más: la filosofía no es una ciencia con un método de pasos organizados para probar empíricamente una hipótesis. Aún más: que la filosofía sea (o deba ser, incluso) ciencia, según lo que hoy entendemos por ella, es discutible. Otra: no existe una definición universalmente aceptada sobre qué es la filosofía, a pesar de la vehemencia con que cada cual defiende su idea de lo que debería ser. La última: la filosofía española existe más allá de cualquier duda razonable, aunque la gran mayoría de españoles la desconozcan, aunque (y esto es mucho más sangrante) no pocos profesores de universidad la desestimen, aunque en el currículum de las facultades de filosofía apenas se les dedique —con suerte— un cuatrimestre y la especialización reglada de posgrado se concentre en dos másteres presenciales en Madrid, doblando y cuadriplicando el precio de cualquier otro máster público con orientación práctica; aunque las estanterías de Barnes & Noble no den cuenta de ella.

La filosofía española existe, decimos, lo que pasa es que de tan española que es se pierde dudando de sí misma, sobre sí misma, justificándose y defendiéndose antes, incluso, de ser atacada. Por eso no se entiende la filosofía española sin el llamado «Problema de España» o, mejor, la pregunta por «el Ser de España», formalizado como tal tras la crisis finisecular del siglo XIX y los consiguientes enfrentamientos del XX, pero que venía desarrollándose desde el XVIII, herencia del erial dejado por el XVII, lo cual sirvió de base a Julián Marías para escribir ese ensayo, de acertadísimo nombre, La España posible en tiempo de Carlos III. Pero por eso, también, en lugar de hablar de filosofía española tiramos del título «pensamiento hispánico», anticipándonos a las acusaciones de chovinismo, de patriotismo torticero o de ilusos irredentos, haciendo alarde de esa prudencia estudiada y difundida por Gracián en 1647 en el Oráculo manual y arte de la prudencia. Libro que, por cierto, tuvo un resurgir inesperado en 1992 tras ser traducido al inglés, publicitado con las estrategias propias del marketing enfocado a mercadear con la autoayuda y vender cincuenta mil copias en varias semanas consecutivas, como se encargó de notificar The Publisher Weekly en su tirada del 23 de marzo de aquel 1992, y recogió en 2001 Juan Domínguez Lasierra en «El año en que Gracián fue best-seller en los USA».

Bien, nos cubrimos con (o tras) el manto de penitentes del pensamiento hispánico, pero sigue sin resultar suficiente la condena, pues que en poquísimas ocasiones podemos comenzar una conversación sobre ella sin antes justificar el porqué. Valga como ejemplo la reflexión de José Luis Abellán en la introducción de su Historia del pensamiento español:

Al recoger el vocablo «pensamiento» mejor que el de «filosofía» al frente de nuestro volumen, estamos dando entrada a dos rasgos indiscutibles de nuestro decurso intelectual. El primero es lo que nuestro pensamiento tiene de «autognosis» (…). Según el pensador alemán [Dilthey], en la autognosis se da «el conocimiento de las condiciones de la conciencia mediante las cuales se efectúa la elevación del espíritu a su autonomía», lo que, aplicado al caso español, no puede ser más pertinente, ya que con frecuencia se ha entendido el pensamiento español como autognosis del «problema de España». El segundo rasgo de nuestra evolución intelectual es precisamente lo que tiene de conciencia colectiva (…). Desde este punto de vista, la palabra pensamiento recoge elementos y figuras que no entrarían en una consideración demasiado estricta de la filosofía. He aquí una indudable ventaja para nuestra obra.1

Filosóficamente, el dar razones siempre es provechoso, pero tener que darlas siempre hace que se vuelva obstáculo, un escolio inacabable, un escollo molesto que posterga el acto de tratar la cuestión en sí, que ralentiza y nos devuelve al punto de partida ad nauseam.

Autognosis, en palabras de Abellán. Practicantes devotos de una «obsesión secreta por sí mismos», según dejó escrito el lector de Miguel de Molinos, de san Ignacio de Loyola, de santa Teresa de Jesús, de María ZambranoEmil Cioran. La querella española ahora, podrían pensar, ¿no? Bueno, realmente no, no del todo. Hay dos diferencias sustanciales e imbricadas, que explicaremos tras darles enunciación: la primera, el carácter coral de la propuesta; la segunda, el hecho de haber sido denominada «querella», lo cual es toda una declaración de intenciones.

Empezando por lo segundo: poner dicho término al frente, a modo de mediador entre los distintos filósofos, escritores y lectores activos, supone superar su significado exclusivamente jurídico, reinante en la contemporaneidad, a base de recuperar la polisemia detentada en la historia de España desde el siglo XVI, punto de inflexión político, filosófico y literario de la nación. Gustavo Bueno realizó un detallado análisis de estos significados en «Sobre las querellas, en general, y las querellas barrocas, en particular», diferenciando entre «querellas idiográficas (como suelen serlo las querellas jurídicas que pretenden acabar en sentencia firme, que resuelva «de una vez por todas» el conflicto)» y «querellas nomotéticas, que son aquellas que se reproducen una y otra vez en sucesivas generaciones, con nuevos enfoques y argumentos, como son las querellas tan frecuentes en la época de la «República de las letras» de los siglos XVII y XVIII».2

Nos quedamos, por hoy, con la última de las categorías, pues que no se trata de dar carpetazo a la causa, sino, por el contrario, de abrir el horizonte, escarbar más allá de lo inmediato, reubicar al Ser convertido en problema por verse desligado del pasado extenso e infatigablemente escupido de un futuro, cualquier futuro sincronizado con el de los países donde se da el anhelado progreso. Cuando solo queda el presente, la conciencia y las soluciones a los interrogantes se mantienen flotando alrededor de la nada fronteriza.

Encadenado a esto, el carácter polifónico se presenta como una oportunidad para romper con la tendencia al monólogo desafiante que a menudo se volvió crítica demoledora o defensa de lo propio hasta el punto de constituirlo en hermetismo, tornando ese refrán autoexpiatorio que reza «lo que hay en España es de los españoles» en profecía autocumplida y restrictiva. Nos aqueja una suerte de sordera severa en concordancia con el diagnóstico proporcionado por María Zambrano en Delirio y destino, puesto en boca de su padre, Blas Zambrano: «los españoles nunca escuchan»3. Sordera selectiva, hemos de reconocer, a veces aplicada a los movimientos extranjeros y a veces al autóctono, pero siempre responsable de esa incómoda sensación de fragmentariedad, de falta de coherencia interna, de tantas quiebras, reinicios forzosos y olvidos forzados. O, dicho de otro modo: en España, desde el siglo XVI, se ha pensado desde la constancia (por no decir consciencia) de una carencia, sea la de la modernidad, la de la ilustración radical, la de un núcleo duro que, sin esfuerzo, haya llegado a constituirse en identidad, como aparentemente sucede en el resto de Europa —con Europa misma—, o carencia de un pensamiento fuerte tras la llamada Reconquista que pueda ser calificado de tradición. La única constante, que es al par nuestra asignatura pendiente y cruz a ojos foráneos, ha sido la influencia de la religión, sea para ir a favor o en contra de ella.

Nos referimos, claro está, a la Contrarreforma, a «la España de las tres religiones», a la escolástica, a la apropiación del sentimiento religioso por los conservadores, y por la dictadura de Francisco Franco, al corte místico en la idea de unidad, destino, misión y trascendencia proclamado por el fundador de la Falange Española… pero también a las movilizaciones provocadas por la invasión de almorávides y almohades de las cuales surgió la Escuela de Traductores de Toledo, a la Compañía de Jesús durante el llamado Siglo de Oro, a la expulsión de los «infieles» en el XV, en el XVII, en el XX, al neoplatonismo de Avicena, de Ibn Hazm, a la Fons Vitae de Ibn Gabirol, al neoaristotelismo de Averroes, a la acusación de ateísmo que llevó al exilio y posterior retiro a Ibn Masarra por instruir sobre Empédocles, al krausismo, a la aportación jurídica de ley natural fundada por la razón —que no es de, ni por Dios— de Francisco Suárez, a la persecución de la Inquisición hacia los novatores, hacia Diego Mateo Zapata, condenado a abjurar de vehemente, a El Zohar de Mosé ben Sem Tob de León, a la mística sufí de Ibn Arabī, a las similitudes con la mística cristiana de santa Teresa de Jesús a pesar de los siglos y las restricciones de lecturas que los separan, a la ontología de Zubiri, de Santayana, de Unamuno, de Zambrano, a la filosofía del límite de Trías, al humanismo de Vives, y de Julián Marías, y de Francisco de Vitoria, al Religio est libertas de Eugenio d’Ors, al Sentire cum Ecclesia de san Ignacio de Loyola, a la secularización…

No estamos, pues, valorando en términos absolutos lo religioso en tanto que beneficioso o nocivo por sí mismo. Sería un error, teniendo ejemplos tan claros como el de fray Benito Jerónimo Feijóo, benedictino, quien, al ser preguntado por las «Causas del atraso que se padece en España en orden a las ciencias naturales», alegó:

No es una sola, señor mío la causa de los cortísimos progresos de los españoles en las Facultades expresadas, sino muchas (…). La primera es el corto alcance de algunos de nuestros Profesores. Hay una especie de ignorantes perdurables, precisados a saber siempre poco, no por otra razón, sino porque piensan que no hay más que saber que aquello poco que saben. (…) La segunda causa es la preocupación, que reina en España contra toda novedad. (…) La quinta causa es un celo, pío sí, pero indiscreto, y mal fundado: un vano temor de que las doctrinas nuevas, en materia de Filosofía, traigan algún perjuicio a la Religión. (…) Doy que sea un remedio precautorio contra el error nocivo cerrar la puerta a toda doctrina nueva. Pero es un remedio, sobre no necesario, muy violento. Es poner el alma en una durísima esclavitud. Es atar la razón humana con una cadena muy corta. Es poner en estrecha cárcel a un entendimiento inocente, sólo por evitar una contingencia remota de que cometa algunas travesuras en adelante. (…) La sexta, y última causa es la emulación (acaso se le podría dar peor nombre), ya personal, ya Nacional, ya faccionaria.4

Es decir, que religión no es sinónimo de institución religiosa, ni de inmovilismo; tampoco la panacea, ni la única (vía de acceso a la) Verdad. Lo que sí que ha sido, seguro, es el motor encargado de mover las ideas en España, la idea misma de España, como proyecto o como actualidad, a lo largo de los siglos. Y más que la religión, lo religioso; más que una repetición de temas teológicos, un vínculo establecido por la forma de proceder propia de la experiencia religiosa con raíces senequistas: la soledad, el pensamiento que nace de la individualidad fecunda dada a la colectividad, tan íntimo que, a menudo, solo desde sí mismo puede explicarse en totalidad, dificultando su acogida pluralmente. Si la colectividad no lo abarca, o si se hace exclusiva de una categoría estanco, se produce un aislamiento, una cadena de islas que ni llegan a congregarse, ni cuentan con el apoyo o fuerza suficiente para remar más allá de sus contornos, para proyectar una sombra perceptible. Así, a solas con la sombra impenetrable bajo los pies, se produce el asedio de críticas desde una ira no cainita, como escribiese Unamuno, sino más próxima a la contenida en las burlas del profeta Elías frente a los profetas de Baal, cuando los reta, desde el monte Carmelo, diciéndoles: «Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle»5. Cambien la partícula «dios» por «filosofía española», «pensamiento hispánico» o cualquier otra materia contenida dentro del mismo orden, y les vendrán a las mientes un centenar de voces repitiendo el mismo sermón.

Se convierte en proceso trágico circular, encerrado en una perplejidad insuperable, clamando por ser descubiertos por lo ajeno, enajenarse, enajenarnos. Y, como no se llega a dar, se busca otro modelo imitable, perdida la fe en el anterior, que era el propio, con la esperanza puesta en que, invirtiendo el proceso, yendo de lo colectivo a lo individual sin entrar ni salir de sí, se produzca la codiciada transubstanciación: que el hacer conduzca al ser, no como respuesta, mas sin preguntas.

El problema de ese remedio es el desfase temporal, porque, mientras unos aprenden a imitar, los otros ya han cambiado de tema. Y, sobre todo, que no hay una réplica categórica a la interrogación por la finalidad, al «¿para qué?» (invocar al todopoderoso cosmopolitismo es el equivalente a llevarse la pelota, no vale), y entonces ya contaríamos con dos imposibles de resolver.

En realidad, no existe una solución propiamente dicha, porque lo que Benito Jerónimo Feijóo señaló en el siglo XVIII sigue siendo casi igual de válido en el XXI (casi, porque ahora el temor y la sospecha se dirigen hacia «lo antiguo») y seguimos empeñados en no verlo, porque todas las dificultades que apuntan el resto de autores firmantes en esta querella son igualmente ciertas, y porque hemos vuelto a dejar un hueco, un cráter bastante generoso allí donde estaba la tradición del pensar metafísicamente, o acorde a la experiencia de lo religioso, o de lo trascendente, si prefieren; una oquedad horadada por el pensar raciocinante, anulando el resto de facultades que componen la existencia y que median en la tarea del saber y del crear, entre las cuales santa Teresa, o Ibn Arabī, o Balmes, o Juan Larrea, u Ortega y Gasset, o Julián Marías, contaban la imaginación y el sentimiento.

Hemos depuesto lo anterior seducidos por las bondades predicadas desde ultramar hacia la filosofía analítica, el pragmatismo, los post- y los neo- que nos echen. Sucede con estas corrientes lo mismo que dijéramos con la religión: ni buenas ni malas per se, en principio; ni El Futuro, ni la única vía de acceso al conocimiento en un presente infinito, porque ya sabemos, por experiencia, que toda nueva expresión filosófica cree haber llegado para ser la salvadora que redima de los fallos atribuidos a las anteriores, la única, la última y la definitiva verdad, pero que —por suerte— siempre se desvela como ingenua.

Ingenuo sería, asimismo, creer que los autores llegan al porvenir movidos por su propia inercia, que aquellos citados, y otros tantos nombrados por nuestros queridos lectores al echarlos en falta, han llegado a traspasar su límite espaciotemporal por arte de birlibirloque y no porque fueron, siguen siendo, realmente relevantes, con independencia de los rankings de citaciones con los que actualmente medimos el «impacto» (horripilante término fuera de la deseada filosofía a martillazos de Nietzsche). Tal vez no lo apreciemos de tan profunda que es su circulación, aunque sea con un hilillo subterráneo de agua, traslúcido, trasparente. Tal vez, por eso, podamos darle la razón a Unamuno cuando proclamó que «la filosofía española, está líquida y difusa en nuestra literatura, en nuestra acción, en nuestra mística, sobre todo, y no en sistemas filosóficos. Es concreta»6, a lo habría que añadírsele el increíble legado de imágenes que son, también, «expresión de un sentimiento doloroso»7.

Quizá tendríamos que dejar de tirarnos de la coleta como el barón de Münchhausen para sacarnos de las arenas movedizas, dando por sentado que estas son nuestra ausencia en los debates contemporáneos. A lo mejor ello es carta blanca, un tiempo de gracia para volver la mirada hacia el pasado y el futuro con confianza, reubicarnos en el presente que busca trascenderse a sí mismo, y darle la vuelta al tablero. ¿Por qué, en lugar de seguir preguntándonos sobre el porqué de la ausencia de voces hispanas en el panorama internacional, no nos preocupamos por ser quienes generemos esos debates? Ni por ser la novedad, ni por la presunción de genialidad que lleva implícito el ser pionero de algo (estamos advertidos de que, incluso en ese supuesto, no se otorgaría tal reconocimiento), ni por excluir a nada ni a nadie, sino por ir a la fuente, por volver a plantear lo que surge desde la tierra, del ser que se sabe siendo, proyectado a lo humano general, y no a la inversa.

Es una cuestión de fe, de gnosis entendida como conocimiento del pasado edificado, pero tal vez ello sea mejor que la expansión del silencio, el vacío y la nada. Mejor es, sin duda, ser en acto que disolverse en la actualidad.


Ana Rosa Gómez Rosal es filósofa y escritora. Doctora en Filosofía por la Universidad de Sevilla, con mención internacional tras realizar una estancia becada en Temple University (Filadelfia, EE. UU.). Miembro de la Asociación de Hispanismo Filosófico. Autora de Metasandman (Jot Down Books), publica asiduamente en las revistas Jot Down y Mercurio.

La querella española 

Ensayistas, filósofos, historiadores e intelectuales abordan uno de los grandes enigmas de la cultura española: el motivo por el cual permanece apartada del fecundo diálogo de los pensadores europeos.

  1. «Un terco y doloso complejo», por Basilio Baltasar.
  2. «La lengua de Ortega y Gasset», por Víctor Gómez Pin.
  3. «Sin asiento en la Gran Jerga», por Miguel Herrero de Jáuregui.
  4. «Debilidad y fortaleza de la filosofía en España», por Norbert Bilbeny.
  5. «Por qué no existe la »Spanish Theory»», por Antonio Valdecantos.
  6.  «Pensar no es cualquier cosa», por José Enrique Ruiz—Domènec.
  7. «Un asunto delicado», por Anna Caballé.
  8. «Una cultura que se desprecia a sí misma», por Ignacio Gómez de Liaño.
  9. «Una cuestión de fe», por Ana Rosa Gómez Rosal.
  10. «Las voces de las diversas periferias», por Sonia Contera.
  11. «Las dimensiones ocultas y el lado oscuro de la ciencia en España (que inventen ellos)», por Juan José Gómez Cadenas.
  12. «La obstinada singularidad ibérica», por Carlos Collado Seidel.
  13. «En las orillas del Sena», por Almudena Blasco Vallés.
  14. «La España de la insignificancia tecnológica», por Pablo Artal.
  15. «La excepción baladí», por Jorge Freire.
  16. «La periferia del imperio», por Raffaele Simone.

Réplicas a La querella española

  1. «Filosofía española por el mundo», por David Teira.
  2. «La situación actual de la filosofía española en el contexto internacional», por Antonio Diéguez.

Notas

(1) José Luis Abellán, Historia del pensamiento español. De Séneca a nuestros días, Espasa Calpe, Madrid, 1996, p. 24.

(2) Gustavo Bueno, «Sobre las querellas, en general, y las querellas barrocas, en particular, Reconstrucción de la lección primera sobre La querella de las artes y las ciencias (Escuela de Filosofía de Oviedo, lunes 26 de octubre de 2015)», El Catoblepas, núm. 164, octubre 2015, p. 2. Disponible aquí.

(3) María Zambrano, Delirio y destino, Alianza editorial, Madrid, 2021, p. 157.

(4) Benito Jerónimo Feijóo, «Causas del atraso que se padece en España en orden a las Ciencias Naturales», en Cartas eruditas, y curiosas, tomo segundo, carta XVI, en la Imprenta Real de la Gaceta, Madrid, 1745. Disponible aquí.

(5) 1 Reyes, 18: 27-28.

(6) Miguel de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida, en Obras Completas, XVI, edición de Manuel García Blanco, Vergara, Barcelona, 1958, pp. 217-218.

(7) Primera acepción de «querella» en Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., Real Academia Española [versión 23.7 en línea]. Disponible aquí.

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31 Comments

  1. MacNaughton

    Siempre flores por lo español en estás páginas, nunca un acercamiento crítico, coño…

    «La filosofía española existe, decimos, lo que pasa es que de tan española que es se pierde dudando de sí misma, sobre sí misma, justificándose y defendiéndose antes, incluso, de ser atacada.» –

    Si, la esencia de los españoles que estáis en la duda siempre, que no tenéis confianza en vosotros mismos, sois un pobre pueblo adolescente y en la duda siempre para nada responsable por haber tenido alguno de los Imperios más grandes de la historia, anexando Portugal, Holanda, Italia y medio continente americano por qué si…

    Pobrecillos sois, eso es… España como ´victima de la Historia… Buah… ¿Qué serían los polacos o los irlandeses o los italianos entonces sin salir de Europa?

    Víctimas ustedes…. hay que ser un enfermo mental…

    La Universidad de Edimburgo creo que quedó numero 4 o 5 de las mejores del mundo en el ultimo ranking, St Andrews era número uno, y Glasgow y Aberdeen estaban en los primeros 20 0 30.

    La 40% o algo así de las cátedras están ocupados por no escoceses, es decir, EXTRANJEROS. En España, la cifra será un 0.4% (la mayoría ausente más de la cuenta por cuestiones de salud sin duda, porque les duele la cabeza o la espalada o «España» directamente)…

    Vuestro nacionalismo es completamente insoportable para mi a estas alturas. Sois un país de ultranacionalistas que pasáis de aplicar los Tratados de la Unión Europea en materia de gastos publico del Estado…

    Y solo los ingleses son más presumidos en toda Europa, solo los ingleses creen más en su «excepcionalidad»…

    PS: Mejor que no se apliquen los Tratados, si se llegasen a hacer, el voto de Vox se dispara al 40%… quedemos con lo menos mal, por favor…

    • Joseph

      Coño, siempre igual.
      Cada vez que sale un tema español, este señor o bien raja si hablan bien de España o raja si no hablan mal de ídem.
      Es insoportable. Nadie lo ha llamado (o sí, y su pareja lo tiene cogido por las gonadas y no lo suelta).
      Si no le gusta esto, que se vaya a otro sitio.
      Pero si no le gusta y sigue aquí, eso tiene un nombre: MASOQUISMO.

      • MacNaughton

        Ya, me perdonaras, pero me exaspera totalmente ese discurso nacionalista medio victimista, medio prepotente y ese hincapie que hemos vistos estos dias en Jot en revindicar la Generacion de 98 por enesima vez…

        La Generacion de 98 ha sido desarticulado intelectualmente por españoles como Juan Goytisolo en los 60 («El Furgon de Cola») por Vazquez Montalban en los 80 («El Escriba Sentado») y mas recientemente por Jose Maria Ridao en «Republica Encantada» entre otras cosas porque su pensamiento hizo tanto para dar un soporte intelectual al golpe de Franco, tal cual, fueron ellos Franquistas o no…

        Que se les este revindicando de nuevo en el 2024 me parece simplementec alucinante y muy mala señal..

    • Simplicísimo

      «Vuestro nacionalismo es completamente insoportable para mi a estas alturas. Sois un país de ultranacionalistas»
      Hombre, más bien un país de catetos…
      Que hay nacionalistas, por supuesto, y oiga, para todos los gustos: españolistas color mahón y separatistas arcoíris.
      Pero país de nacionalistas…, nahh, que no, aquí no se pasa de ser catetos indepes a babor y españolistas a estribor. Y últimamente los indepes también son fachas…
      Todo es una ruina, pero te echas unas risas.

    • jopé

      Joder, con la de escoceses e irlandeses simpáticos que hay por el mundo nos tuvo que tocar este plasta. Desde luego estamos gafados. Mc naughton, el otro problema de españa, que diría Ortega.

    • @MacNaughton
      Los únicos «NAZI-onalistas» de la CORRUPTA Universidad «Española» son los regionalistas sectarios-racistas-supremacistas: Cataluña, País Vasco y Galicia (por ese orden).
      La Universidad Pública Española adolece de clientelismo, nepotismo y mediocridad intelectual, NO precisamente de «nacionalismo español»; el Pensamiento (Único) Hegemónico es el Woke, la «izquierda divagante o indefinida» y los regionalismos del Privilegio (económico y «racial») anterorimente mencionados.
      Usted, citando a VOX («asustaviejas» de todo progre indocuemtnado) ya se retrata.

  2. javibaz

    Un profesor de matemáticas no es un matemático. Es simplemente un profesor. Un matemático a veces es un físico (Newton), a veces es un abogado (Leibniz), a veces es un filólogo y teólogo (Euler).
    Un profesor de filosofía no es un filósofo. Es simplemente un profesor. Un filósofo a veces pule vidrios (Spinoza), a veces es un teólogo (Hegel y Heidegger), a veces no trabaja en nada (Marx y Nietzsche).
    Un académico no es un filósofo. Está en sus antípodas. Un académico es un personaje que se dedica a producir una dudosa literatura meritológica que sólo lee él y Dios. Y Dios no existe.
    Después de «disolverse en la actualidad» aparece un amplio pedigrí y un montón de citas. Bueno. Un filósofo no precisa de esos anclajes. Un académico o un profesor, sí. Yo es lo primero que miro: si hay citas y si aparece la meritología. En ese caso, espero a MacNaughton. Tiene al menos algo genuino que decir. Escocia al menos dio a Hume, un gigante. Inglaterra dio a otro, Locke. España, a Ortega, un enano. Y todos esos personajillos que cita el artículo son profesores y académicos, lo mismo que la autora del mismo: la tercera división. Eso sí, tocante a darse aires…

    • Redio Dell'Oro

      Buf, eso de que Marx no trabajaba es fake.
      Otra cosa es que fuera pobre.

    • @javibaz
      -Newton plagió la «teoria de la gravedad» a Domingo de Soto. Además el inglés era un fanático religiosos que la mayoría del tiempo se dedicaba a la alquimia y a interpretar la bilbia, rozando siempre la locura.
      Domingo de Soto fue citado por Galileo, Newton, a sabiendas, siempre evito citarle por la cuenta que le traía…
      -Leibniz no seria nada sin «Las disputaciones metafísicas» de Francisco Suarez, al igual que Kant. Leibniz fue un gran defensor del Catolicismo (Teodicea) y del Imperio Español; es más mucha de su carrera diplomática estuvo encauzada por y para éste.
      -Hume, de gigante tiene poco; si acaso Kant o Hegel podrían serlo; Locke, aparte de un cínico moralista, era un empresario esclavista y tomó muchas «cosas» prestadas de la Escuala de Salamanca.
      -Descartes, otro «gigante», también plagió el «Cogito ergo Sum» a Gómez Pereira:
      «Conozco que yo conozco algo. Todo lo que conoce es: Luego yo soy, (Nosco me aliquid noscere: at quidquid noscit, est: ergo ego sum)».
      -Darwin, otro «gigante», dedicó la primera edición de su obra fundametal Féliz de Azara; a partir de la segunda, los editores británicos obliteraron el nombre del español…). Sin el trabajo previo del militar, ingeniero, explorador, cartógrafo, antropólogo y naturalista español Darwin no sería un «gigante».
      En fin, podríamos seguir; pero, teniendo a los «genios» Hume o Locke, para qué…

      • Joseph

        Jav, está hecho usté un nacionalista español.

        Gracias por las referencias. Las investigaré y estudiaré.

      • javibaz

        Todo lo que comentas es falso. Todo.
        – Newton, plagió, una intuición de Robert Hooke, que éste no desarrolló matemáticamente. Mala suerte. Hay documentación para aburrir al respecto.
        – Leibniz era un genio, eso sí, obsesionado por Spinoza, un supergenio. Consulta Patrick Stewart «El cortesano y el hereje», por ejemplo.
        – Hume es el primer filósofo que criticó la noción de causalidad. Por no hablar de la falacia naturalista. Primer antecedente del postulado de la objetividad. Antecesor de la psicología de pa percepción y precursor de Jaspers. De Locke no tienes la menor idea, tarugo. Es el padre de la psicología.
        – Descartes no pudo plagiar el «Antoniana Margarita» porque éste sólo sugiere la duda metódica, pero Gómez Pereira era un filósofo de regional, aristotélico y sin la menor idea de las matemáticas. Es un parlanga que emplea sólo silogismos. Te invito a que consultes la «Geometría» de Descartes, el DM o las «Regulae», en el dudoso caso de que sepas leer más que las bobadas que no arruinen tus teorías. Por cierto, San Agustín fue el primero en decir «Dudo, luego existo» y San Agustín no era español.
        – No tienes la menor idea de Darwin. Ni contesto tu pijada. No dices más que estupideces. Eso sí, nacionalista español, un rato.
        – Te ha faltado decir que Heidegger era un nazi, que es a lo que se agarran todos los enanos mentales de esta país para evitar leer su obra.
        Infórmate antes de hacer más el payaso, aunque no creo que puedas evitarlo.

        • @javibaz
          «Todo lo que comentas es falso. Todo.»
          Solo sé que no sé nada…
          No sé si usted se creerá poseedor de la Verdad Absoluta, o simplemente será un «mandarín anglófilo» de los que abundan en España.
          -Domingo de Soto: “En 1551, Domingo de Soto fue el primero en afirmar que un cuerpo en caída libre acelera uniformemente. Este concepto clave en la física fue fundamental para los estudios posteriores de las leyes de la gravedad por parte de Galileo y Newton.”
          Le repito: Galileo tuvo la HONESTIDAD de citar a Soto; el fanático esotérico-alquimista, Newton, no lo cito a sabiendas; luego vino la Leyenda Rosa anglosajona y luego vino usted, un pobre incauto que «cree» que sabe algo…
          -Leibniz, era un genio, coincido con usted; solo apunté que era Católico y estaba muy influenciado por Francisco Suárez; también apunto la labor diplomática de Leibniz a favor del Imperio Español, que por cierto, está bastante explicada en el libro «El cortesano y el hereje»; debe ser que su comprensión lectora no dio para tanto, o que su sesgo cognitivo le traicionó….
          -Locke, “vaya por Dios”, un esclavista racista puritano dando lecciones sobre psicología; será que los indios y los negros no tenían «tabula rasa» en su “psyche”…
          Francisco de Vitoria o Juan de Mariana lo hicieron bastante antes que el calvinista inglés, respetando además la vida de los indígenas, es decir del “otro”.
          -Hume tiene un pase en su época; pero, repito no le llega ni al tobillo a Kant o Hegel.
          En todo caso, Hume siempre se resistió a negar del todo la existencia de la uniformidad, pues hacerlo implicaría subordinar la autoridad de la experiencia a la razón; la «noción de causalidad» no es más que una CREENCIA para el sujeto y tiene su origen en el hábito; ahí es cuando entra Kant y distorsiona a Hume por completo preguntando por nuestra experiencia de los fenómenos, NO por su constancia.
          La brecha entre filosofía analítica y continental empezaba a labrarse.
          -Descartes es otra figura idealizada muy a posteriori por la «Grandeur francesa»; Gómez Pereira es uno más de los desheredados de la Escuela de Salamanca y el Siglo de Oro Español (del que los franceses plagiaron no solo a nivel teórico, también teatral, poético, literario, etc.).
          -San Agustín era africano-romano y ya ve usted que problema; Séneca era hispano-romano y era apodado por Nietzsche el «torero de la virtud»; usted sabrá si entiende la metáfora o no.
          -De Darwin NO argumenta nada, solo insulta; usted sigue retratándose.
          -Lo de Heidegger viene a cuento de su obsesión personal; yo respeto a Heidegger y su obra me parece muy a tener en cuenta; le repito:
          Heidegger sobre de Francisco Suárez:
          “Suárez es el pensador que ha influido más fuertemente en la filosofía moderna. Descartes depende directamente de él“ Heidegger, 1975, p. 112 Según Heidegger a Suárez se le debe la primera exposición sistemática de la metafísica, así como su división y ordenación que, según él llega hasta Hegel”.
          Ya puede seguir hablando de Descartes, en sus manuales de auto-ayuda divulgativos lo explican muy bien; no podrá hacer lo mismo con las más de 7.000 paginas (12 tomos) de las “Disputaciones Metafísicas” de Suárez…
          Aquí ya no hablamos de «nacionalismo español», hablamos de hacer una réplica sin faltar al segundo; usted como «poseedor de la Verdad Absoluta”, como creyente fanático, tampoco tendrá un mínimo de autocrítica, ni intelectual ni personal; ahí ya cada uno, el que sea capaz de mirarse al espejo y el que no.
          Un cordial saludo.

          • javibaz

            A ver si dejamos de cometer falacias y hacerlas pasar por conocimiento.
            El primer tipo que formuló una teoría de la evolución fue Anaximandro. Genial, ¿no? Pues no. Porque no aportó más prueba que su imaginación. ¿Cómo puede formular una teoría científica alguien que no presenta hechos o adolece de aparato matemático suficiente? Cuánto mal han hecho la literatura aretalógica y los cómics de Marvel al mundo.
            Galileo no descubrió la ley de la gravitación. ¿De me hablas? La intuyó Hooke (otro genio con “G” mayúscula). Newton odiaba a Hooke y casi a cualquier otro y evitó citarlo. Hasta destruyó su retrato en la Royal Society.¿Entiendes la diferencia entre imaginación y demostración? Evidentemente no. No vayas a permitir que los hechos arruinen tu bonita y nacionalista teoría de mierda.
            Leibniz era un genio, pero un oportunista y su obsesión fue siempre Spinoza. Todo lo que pensó e hizo Leibniz tuvo por objeto evitar como sea la propagación del spinozismo y negar cualquier crédito al judío de Ámsterdam. Hasta Russell se dio cuenta de lo sinvergüenza que fue.
            Estoy harto de tus descalificativos hacia Locke, no sólo padre de la psicología moderna, sino del liberalismo que llega hasta nuestros días (cristalización teórica de la muy libre ciudad de Ámsterdam de los tiempos de Joann de Witt). Argumento ad hominem. Aunque una puta trabaje en lo suyo, sus juicios pueden ser ciertos. No así los tuyos, que son juicios de valor. Por cierto, Leibniz no para de plagiar a Locke haciendo suyos montones de conceptos que hoy en día siguen vigentes en la psicología y en el habla común: percepción, aprendizaje, motivación, cognición, emoción, asociación, etc.
            Menos mal que ya hemos arriado velas en lo relativo a Hume. Vaya logro. Pues hay bastante de Locke en Hume, aunque éste tuvo una visión genial para ir de lo psicológico a lo epistémico y de lo epistémico a lo metafísico.
            Gómez Pereira es un medieval. Leer su “Antoniana Margarita” es para horrorizarse y aburrirse hasta la saciedad. Matemático nulo. Lógico nulo. Físico nulo. Químico nulo… y filósofo teocrático y medieval. Nada que ver con Descartes. Atribuyes la fama de éste a los franceses (?) cuando fueron los suecos los que lo ponderaron. Descartes era mercenario, trabajó para los suecos y en la guerra de los 30 años mataba franceses. Lo que estás más o menos diciendo es que Putin condecora a Navalni. Pues vaya.
            De Darwin no sabes nada, ni de lo que significa. Teorías de la evolución como las de Anaximandro había muchas. Buffon, Maupertuis y, sobre todo, Lamarck, pero, mala suerte, la mayoría no son científicas, se trata de impresiones. No se ajustan ni en forma ni en contenido a lo que una teoría científica es. Salvo en el caso de Lamarck son el género de intuiciones que tiene un conserje a propósito del fútbol.
            Lo que dices de Heidegger me lo creo. Le dedica una línea a Suárez… y tres tomos a Hegel. Según tú son equiparables la mosca cojonera y la ballena. Ve y tómate una tila.
            Suárez escribió más de 7000 páginas. Enhorabuena. Los académicos y profesores españoles habrán rellenado millones de páginas de dudosa literatura que no ha leído nadie más que sus autores.
            Al igual que la autora de este tristísimo artículo tienes el valor de pretender que en España, país asolado desde siempre por dictaduras y monarcas, el libre pensamiento y la libre expresión ha campeado a sus anchas por sus ciudades (???). La repera. Confundís la patria de la teocracia (de esto sí que sabía el “bello” Suárez) con la ciudad libre de Ámsterdam. Tu sales, además, diciendo verdaderas barbaridades a propósito de genios de la humanidad a ver si agrandamos a los nuestros dando por culo a los foráneos. Gran actitud multicultural. Ánimo, campeón. Es obvio, énterate, que en lo relativo a la cultura España sólo obtiene lo que merece: diplomas olímpicos.

            • @javibaz
              Debe ser muy triste odiar tanto a su país; ya no solo por el hecho deformar todo el conocimiento histórico-científico-filósofico para dar salida a sus traumas y odios personales, sino por la sinrazón venenosa que llevará usted el resto de su vida; hay locuras que no tienen curas…
              Toda la Historia (incluida la científica e intelectual) está labrada a base de mitos; en muchos casos mitos nacionalistas fundacionales. Es INNEGABLE el «barrido para casa» histórico que han hecho tanto Francia como Gran Bretaña. En España, en concreto, a partir de los Borbones, se hizo borrón y cuenta nueva y empezó el afrancesamiento y el auto-odio de las élites, posteriormente traspasado al vulgo (usted es claro ejemplo de ello).
              -Anaximandro no tiene vela en este entierro, quizá en el suyo.
              -«¿Cómo puede formular una teoría científica alguien que no presenta hechos o adolece de aparato matemático suficiente?»
              ¿Cómo Domingo de Soto fue el primero en establecer que un cuerpo en caída libre sufre una aceleración constante sin «presentar o adolecer de aparato matemático suficiente?
              Será que tenía comunicación directa con el altísimo (como Newton…).
              -Yo no he dicho que Galileo «descubriera la Ley de Gravitación», revise su compresión lectora; solo apunté que Galileo si cita a Domingo de Soto, cosa que Newton nunca hizo.
              Las «bonitas y nacionalistas teorías de mierda», perdone la zafiedad del vocabulario, pero, es el suyo, se llevan manufacturando en la Pérfida Albión desde mucho antes que en España.
              -Leibniz, ya le he dicho que, era un «Genio», al igual que todos los que estamos citando; ya se que para usted los hispanos son analfabetos, purria intelectual que apesta a «nacionalismo español»; eso ya son sus traumas personales…
              “El sueño de Leibniz” (Juan Arnau, 2019) merece la pena, se lo recomiendo.
              -Con Locke no me meto más, que usted debe tener filias que exceden lo sentimental…
              Freud ha aportado mucho más a la «Psicología Moderna» que Locke; si Leibniz plagiaba a Locke, Locke plagiaba a la Escuela de Salamanca (Azpilicueta, Covarrubias, Ledesma, Luis de Molina, Mariana, Tomás de Mercado, y un largo etc.).
              Los ingleses siempre han tenido un complejo de inferioridad histórico; piense que la mayoría del tiempo fueron bárbaros fuera de la órbita civilizadora de Occidente (Grecia-Roma); posteriormente, han revertido la tostada mediante Propaganda, Leyenda Rosa y Poder Blando.
              «Arriando velas con Hume»: otro «ilustrado británico» racista y a favor de la esclavitud; de un empirismo que le he refutado en el anterior comentario, basado fundamentalmente en la creencia.
              -Gómez Pereira era un «medieval»; ya empezamos con la estigmatización del término «medieval»; seguramente no sepa ni qué significa…
              En fin, que alguien utilice el término medieval como peyorativo, ya dice mucho de su nivel y de lo lobotomizado que esta por el MITO de la Ilustración.
              Usted ni sabía de la existencia de Pereira, seguramente, y mucho menos leerlo; eso no quita para que le trate de «nulo», de cero a la izquierda; hace como la mayoría de mandarines españoles; usted no es más que un fiel reflejo de la media, con ínfulas de creer saber algo, eso sí…
              -Descartes fue creado como Mito por los franceses mucho después de su muerte; todo el mundo sabe que era un mercenario; pero, como te dirá un chovinista francés era «nuestro mercenario»; la clave está en hacerlo pasar como el Mito Fundacional de la filosofía moderna.
              -Sigue sin refutar la relación de Darwin con el español Félix de Azara; sigue creando hombres de paja para no responder.
              -Heidegger salió a la palestra porque lo sacó usted (su paranoia más bien) aduciendo que un servidor lo iba a calificar como nazi…
              Como ve, se monta más películas que Hollywood; ya le he dicho que respeto tanto a Hegel como a Heidegger; no como usted, que desprecia a Suárez; no se muerda la lengua que igual se envenena con tanto odio…
              -Por último, no se conforma con intentar difamar a un servidor, también lo hace con la autora de este artículo; de nuevo, intente no morderse la lengua…
              España país asolado por «dictaduras y monarcas», ya no ha podido controlar su prejuicio Negrolegendario…
              España como país “oscuro, intolerante, inquisitorial”; buff, que pereza debatir con alguien embebido con esos prejuicios; en su caso no solo hablamos de prejuicios, también de odio.
              «Ciudad libre de Amsterdam» jejeje, menudo chiste… es que leían mucho a Locke, el «superhéroe de la «Psicología Moderna»…
              Sigue llenándose la boca con los «Genios de la Humanidad», será en todo caso, Genios de Occidente; no sabe ni diferenciar…
              En fin, creo que su odio ha quedado bastante palpable, no solo hacia terceros, también hacia su propio país; algunos nos conformamos con exponer a gente de su calaña y con descubrir nuevos autores a todo aquel que no se conforme con el Mito de la “Ilustración británica y francesa”.
              Un saludo.

              • javibaz

                Lo propio de un español es la desafección. La españolidad, si es que eso existe, consiste en la sospecha respecto holista a propósito de todo este país de dictadores y tiranos coronados, nación en la que casi todo reluce, pero casi nada funciona. Los que nacimos aquí sabemos instintivamente que quienes desean que nos sintamos españoles es para que lleguemos a morir por sus posesiones. Y por eso a los españoles de pro, “vulgo” según el señorito, España nos importa, en efecto, una mierda.
                Reconozco que no he podido leer completamente su último post. Ni siquiera la mitad. Me entra la risa demasiado pronto y no consigo seguir leyendo. Estaba por preguntar al señorito por Einstein. No me atrevo. Seguro que considera que tampoco fue un genio. Fijo que plagiaba al profesor Tragacanto.
                Me quedo con una de sus proposiciones: «Hume, de gigante tiene poco; si acaso Kant o Hegel podrían serlo». Lo dice alguien que lo único que ha mostrado en toda su existencia es que tiene un tubo digestivo.
                Hay algo verdaderamente podrido en el sistema educativo español para que alguien ose manifestar en público algo así.

  3. MacNaughton

    En todo caso, la idea de una filosofia «nacional» es una ofensa a la propia filosofia, que significa amor por el saber o el conocimiento, no ya la bandera…

    …que mas da de donde vienen las ideas?? A diferencia de las novelas o el teatro o el cine, la filsofia viene libre de los rasgos particulares de su entorno..

    La filosofia es cuestionar las cosas mas elementales. Es muy importante. Es tal vez la actividad mas importante de todas… es el contrario de seguir ciegamente lo que dicen la clase intelectual que cobran un buen sueldo por su trabajo…

    ..lo que no se puede tolerar es que dejamos la filosofia en manos de los expertos / catedraticos…

    «Mientras no cambien los dioses, no habra cambiado nada» dijo Ferlosio,…

    La Transicion tiene sus ventajas y sus desventajas, y una de estas ultimas es la persisustencia de la supuesta filosofia de Ortega y Gasset quien ve en la democracia «una rebelion de las masas» y en el deseo de no ser asimilado por Castilla de parte de Catalanes y Vascos «una España invertebrada»…

    Los 3 hijos de Ortega y Gasset se alistaron a las filas del Generalismo encantado durante la guerra, uno de ellos luego fundo un periodico que se llama «El Pais» un periodico en el molde del propio maestro, con su elenco de escritores / novelistas, el elite intelectual, para guiarnos en las tinieblas a las «masas» que si no es por ellos, nos perderemos seguramente en el camino…

    …por lo menos ir a misa es gratis….

    En cuanto a David Hume, hay que tener la panza bien llena y una buena chiminea para dudar de tantas cosas. Y con todo lo que se ha publicado estos ultmos años sobre el papel de tantos escoceses en en negocio de la trata de esclavos durante el imperio no se si habria que meter toda la Ilustracion escocesa en entredicho la verdad…

  4. Sausalito

    La réplica que le ha dado ha sido formidable, no sólo por la precisión de datos que sostiene la argumentación de los comentarios de Jav sino también en lo referente al plano personal (al margen de que pueda o no compartir su punto de vista, que no tengo el bagaje de conocimientos en la materia para ello). La filosofía también es eso y no ir de enfant terrible con aseveraciones categóricas faltando el respeto para finalmente caer en algo parecido al ridículo. No pasa nada, a todos no ha ocurrido lo de expresarnos desde nuestra atalaya personal… hasta que comprobamos que el intercolutor sabe cosas que nuestra absoluta erudición ignora. Un saludo

  5. MacNaughton

    Estoy de acuerdo que Hume era un genio… y un buen cocinero, le gustaba cocinar para sus amigos. Detestaba Londres a la vez que amaba Francia; escribio un best seller, la Historia de Gran Bretaña, un libro con marcado sesgo whig y anti escoces, y se le negaron la catedra de filosofia que merecia por ateo, aunque el nunca dijo tajantamente que lo fuese; escribio una autobiografia muy corto y el testimomio de Adam Smith, su amigo, sobre sus ultimos dias es de lo mas conmovedor. Su Dialogo Sobre La Religion Natural es una de las cumbres de la Ilustracion…

    Su gran rival seria Thomas Reid que rebatio su escepticismo radical con sus filosofia del «sentido comun» que tuvo mucho eco en EEUU sobre todo…

    Pero las preguntas con que se forcejaban Hume y Reid y otros nunca han llegado a tener una respuesta definitiva me parece a mi: como sabemos lo que es un triangulo cuando no existen en la naturaleza? Como sabemos contar casi sin esfuerzo? Como sabemos que el yo de hoy es el mismo yo que el yo de ayer? Como explicar ese conocimiento / software con que nacimos los seres humanos?

    Y el lenguaje: los idiomas son dificiles de aprender porque son tan complejos, ricos y variados y no solo hay uno sino miles de ellos… y sin embargo el ser humano mas simple sabe manejar el suyo con total facilidad…. el tiempo condicional lo utilizamos con total naturalidad, pero ese «if» o «si» demuestra hasta que punto vivimos en nuestra imaginacion mas que en el propio mundo…cosa que entendia Cervantes mas que nadie….

    Si tuviese la posibilidad de viajar en el tiempo, me iria a Edimburgo en pongamos 1770 cuando aquello era «un hervidero de genios…»

    He tenido la gran suerte de vivir en dos ciudades con una tradicion literaria tan espectacular como son Madrid y Edimburgo… de las mejores del mundo…

    • javibaz

      “¿Cómo sabemos que el yo de hoy es el mismo yo que el yo de ayer?”
      No lo es. Pessoa lo describió con una pregunta: “¿Pero cuántos egos habré sido?”
      Spinoza define a una única sustancia, la naturaleza, de la que formamos parte, pero en la que, de sus infinitos modos, sólo distinguimos dos: el pensamiento y la extensión. Cuando pensamos en algo, nuestro pensamiento depende de procesos fisiológicos que no se presentan en nuestra representación. Tales procesos no son siempre los mismos, de lo contrario jamás moriríamos. La fisiología que produce nuestro pensamiento cuando somos jóvenes poco tiene que ver con la que lo origina de viejos. Llegará un día en que no serán posibles tales reacciones en nuestro cerebro. Habremos muerto y ya no pensaremos más. Mientras tanto, aquello en lo que pensamos discurre de espaldas al proceso de pensar hasta el punto de que “suponemos” que hay algo idéntico en dicho proceso que, sin embargo, no posee correlato físico alguno. Nos domina la ilusión de ser “alguien”.
      Locke tiene un fantástico desarrollo a partir de ahí a propósito de la lengua y Hume lo aprovecha para cuestionar la noción de causalidad y los tres absolutos platónicos de la filosofía. Esa es otra historia.
      Un placer leerte, MacNaughton.

      • MacNaughton

        Muchas gracias, javibaz, y lo mismo digo.

        En todo caso, me choca mucho el muy alto nivel de nacionalismo español en el mundo intelectual que hemos visto estos días en Jot. Para mi ha sido una revelación.

        Si llego a entenderlo bien se puede resumir así: España era /es la gran civilización de tiempos modernos, con la verdadera fe, que perdió su preemincencia debido a una mezcla de mala suerte, leyenda negra, y artimañas de la protestante Pérfida Albión / los ateos de la Ilustración Francesa… ¿Es así, no?

        Eso es lo que decía Hitler sobre la civilización alemana con los judíos en el papel de malos (y sin que la comparación se extienda más lejos), es lo que dicen los de Brexit (las burócratas de Bruselas / inmigrantes sin papeles serían el gran impedimento a «global Britain triunfante» que como era totalmente previsible, no ha llegado a aparecer) y seguramente otros casos / países más…

        Choca mucho tras 40 años de supuesta integración europea estas mentalidades tan nacionalistas que son propios del siglo XIX más bien.

        En el caso de España, incluso más, ya que la UE llegó a proporcionar 500 miles de millones de euros en ayudas estructurales desde la adhesión de España en el 86 hasta la ultima legislatura de Zapatero o la primera de Rajoy, no me acuerdo exactamente. España sería el país que más había recibido de dichas ayudas, dinero gratis, cuyos financieros eran por orden de importancia Alemania, Francia y Reino Unido… menuda trama en contra de España aquella…

        En cuanto a las pretensiones de las nacionalistas españoles o británicos lo que late detrás es el deseo de dominar a los demás como hacían sus antepasados. Tal cual.

        Y no viene mal recordar que era el propio Cervantes, un hombre siglos adelantado de su tiempo, que llegó a satirizarlos en «El Quijote» (1605) con un personaje eterno cuyas pretensiones son tan desmesuradas en comparación con sus capacidades que resulta cómico… así me suenan a mi los ultra nacionalistas españoles y británicos, ridículos…

        Cervantes sabía que las pretensiones de Felipe II de dominio total de la Europa de su época y la imposición de la fe sobre los países del norte de Europa como Inglaterra y Holanda era una causa perdida…sabía que el declive había empezado ya finales del siglo XVI, y por supuesto, como se sabe, lamentaba explícitamente la expulsión de los moriscos en nombre de una supuesta «esencia nacional» en «El Quijote»…

        Ha fallado algo muy básico en la construcción de la Unión Europea, a la vista está. Como Tony Judt, soy más bien pesimista sobre su futuro…

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  7. Iba a hacer un humilde comentario a propósito del debate de los dos javis. Que si la leyenda negra, que si la leyenda rosa, las dos españas eternamente enfrentadas a palos como en el grabado de Goya, un odio como el que se tienen servios y croatas a pesar de que nadie sabe distinguirlos (ni ellos mismos), y entonces he tenido una especia de epifanía y he comprendido la verdad: jav y javibaz ¡¡¡ SON LA MISMA PERSONA !!! Un truco barato de jotdown para conseguir clickbaits. Hipólito Ledesma o quien quiera que seas: sal de la cueva. Te he desenmascarado.

    • Hipólito Ledesma de la Candelaria

      Salgo de la cueva para decir que ni Hume, ni Ortega, al pensador que hay que reivindicar es a Niles Crane. Estoy seguro que la autora estará de acuerdo conmigo.

      • jopé

        Niles (como Hitchcock y Akenaton ) no era nadie sin su esposa. Démosle a Maris el reconocimiento que sin duda merece.

      • La autora

        La autora está de acuerdo con Hipólito y con jopé, pero rehúsa conceder más declaraciones al respecto so riesgo de resultar poco nacionalista, rompiendo así las ilusiones de algunos lectores y el buen ambiente de los comentarios. Y, para demostrar su férreo compromiso con dicha causa, propone reivindicar, más que a Niles y a Maris Crane, a Fernando Esteso y a Paquita Salas como los filósofos definitivos (o «tresesenta»).

  8. Yo soy muy ignorante y muy de pueblo, pero tengo ojos en la cara.
    Aquí hay alguno al que le chorrea mucho la arrogancia para llegar a ser sabio.

    • Les chorrea la envidia o el recuerdo patético de muchos años de universidad encallados

  9. Mcnaughton y Gómez Rosal llevan razón. Y existe, en mi opinión, un caso paradigmático como es el de Ortega que explica ambas posturas, no como contradictorias sino complementarias. En el libro que coescribió con Zambrano, Andalucía, sueño y realidad, se puede apreciar el apego de este filósofo al mainstream aleman del momento, y su disgusto por la indolencia sureña. En sus maleducadas palabras por supuesto. Lo cual significa, según pienso, que hay quien no aprecia lo que tiene y le da más valor a lo extraño. Y también que no es lícito el chauvinismo en la cultura, pues todos somos humanos.
    Mejor no busquemos más iniestas de la filosofía, porque realmente el pensamiento ya está ahí, en Séneca, Wallada, Averroes, Avicena, Góngora, Buñuel, Zambrano, Martín Gaite o la gata catana.

    Y si sale una buena poh mejóh.

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