Cine y TV

Sobre la materia oscura y la ciencia ficción cuántica

Materia oscura. Imagen Apple TV.
Materia oscura. Imagen: Apple TV.

La capacidad de sorpresa, de provocación incluso, intrínseca a la ciencia ficción en su origen se ha trasladado de forma desigual a películas y series. Hay casos, sin embargo, que logran romper el adocenamiento que habitualmente embarga al género en su manifestación audiovisual y Materia oscuraBlake Crouch, 2024— es uno de ellos. «¿Cómo se relaciona mi posición actual con las decisiones que he tomado, en particular las más relevantes? ¿Estaría aquí sentado si ciertas cosas de mi vida hubieran ido de otro modo?». Preguntas de calado con las que Joel Edgerton, su protagonista por partida múltiple, nos resume la premisa de la más reciente de las serie hi-concept a las que últimamente nos tiene habituados Apple TV.

(Este artículo contiene SPOILERS para toda la primera temporada de Materia Oscura)

Blake Crouch es un escritor norteamericano que está dando un decidido salto al audiovisual —como Gaiman o Martin en su día, o como intenta hacer Hugh Howey, el autor de Silo—. Crecido al albur del misterio detectivesco, en revistas como Ellery Queen o Alfred Hitchcock Mystery Magazine, pronto se volvió a temas cercanos a la ficción más especulativa… y a su traslado al streaming. Su trilogía Wayward Pines —2012-2014— fue la primera en ser adaptada al medio, con el espaldarazo que supone tener a M. Night Shyamalan en la producción ejecutiva. Al año siguiente, otra novela suya —Buen comportamiento, 2016— también se llevó a la televisión.

De regreso ante el teclado, Crouch publicó en sucesión tres novelas de éxito —Materia oscura en 2016, Summer Frost y Recursión en 2019—, que casi inmediatamente pasaron a convertirse en proyectos audiovisuales. Las tres. Para Materia oscura, el autor decidió ir más lejos y ocupar el rol de showrunner, un hecho que resulta bastante novedoso: no es raro ver novelistas actuando como productores ejecutivos o guionistas, pero en pocas ocasiones se da esta dualidad, que asegura, evidentemente, el control completo sobre la adaptación. Ni siquiera series como The Expanse o Game of Thrones en la que los autores estaban muy implicados en los guiones, llegaron a ese extremo.

La caja cuántica (gato no incluido)

Materia oscura narra la historia de Jason Dessen, un profesor de física de Chicago que es secuestrado por quien parece ser su sosias exacto y termina en una versión distinta de nuestro universo, en la que él mismo —una versión suya, llamémosle Jason 2— ha inventado la Caja, un mecanismo que utiliza la incertidumbre cuántica para desplazarse por el multiverso. Si Jason 1 vive una vida anodina, pero plenamente realizada en el aspecto familiar, Jason 2 conoce las mieles del éxito, pero no ha conseguido, o eso cree él, alcanzar la felicidad. Esta disyuntiva constituye la base de la novela, el lema con que se lanzó y el título del primer capítulo de la serie: ¿eres feliz en tu vida?

Como los grandes clásicos de la ciencia ficción de los 50, Materia oscura utiliza una premisa más o menos científica —la teoría de los muchos mundos, en la que cada decisión genera versiones alternativas de nuestro cosmos— para plantear una pregunta que resuena con fuerza y que todos nos hemos hecho alguna vez: ¿qué habría pasado si hubiéramos escogido otro camino? El tema ha sido tratado con profusión —desde el Qué bello es vivir de Capra al Family Man de Cage— pero Crouch lo lleva un paso más allá, de una forma en la que solo una genuina obra de ciencia ficción puede hacerlo: enfrentando en pantalla, simultáneamente, más de una versión del personaje, cada uno con sus motivos para considerarse el original.

La aproximación escogida exige un trabajo de actores especialmente cuidado. De ahí la importancia de encontrar a un protagonista capaz de encarnar una misma persona con actitudes y personalidades muy diversas. La elección, sin duda acertada, recayó en el australiano Edgerton. Aunque la mayoría lo conoceremos por su bastante anodino papel de Owen Lars, el tío de Luke Skywalker en la saga Star Wars, es un actor, director y productor de larga y prestigiosa carrera —en 2019 dirigió la notable Identidad borrada, con Nicole Kidman—. Adusto pero eficaz, Edgerton se echa a la espalda la serie. Su relevancia se pone de manifiesto en que, además del papel protagonista, actúa como productor ejecutivo de la misma

Tras diversos avatares con Sony, en 2022 se inició la producción de la serie, con el propio Crouch como guionista jefe y Jacob Verbruggen dirigiendo los primeros episodios y estableciendo el libro de estilo, una de sus especialidades: Verbruggen ya lo hizo en series como Invasion —2021— o El alienista. Y también empezaron a reclutarse nombres de cierto peso en el género, empezando por Jennifer Connelly, en el papel de Daniela Vargas, la mujer de Jason 1 y principal motor de la trama. Desde Dentro del laberinto hasta Snowpiercer, pasando por Dark City, Connelly constituye un icono para cualquier amante del género fantástico. Aquí la vemos participar en varias de las escenas más impactantes, alguna de las cuales involucrará su muerte… en más de una ocasión.

La serie presenta una estructura muy marcada —algo también poco frecuente— y aparece dividida en tres tramos con estilos bien diferenciados: los tres primeros episodios mantienen la incertidumbre de lo que está pasando en realidad y tienen el empaque de un buen thriller y el timing necesario para no caer en el síndrome de la serie-enigma, tipo Perdidos o From. Una vez enfrentados a la realidad que nos plantea el guion, el tono cambia claramente para adentrarse sin complejos en la ciencia ficción, mostrándonos varios de esos mundos alternativos, aunque sin abandonar su tono dramático. Y cuando las consecuencias de la Caja se manifiestan, ya en el último tramo, nos tropezamos con un giro inesperado y notablemente original.

Crouch ha aprovechado la oportunidad para crear una segunda instancia de su novela, manteniendo la organización original pero profundizando en los dilemas que afrontan sus personajes. «El libro contiene un solo punto de vista (…) —comentó en una entrevista—. Me di cuenta de que hay una versión mejor de esto con preguntas del estilo: ¿cómo es para Daniela vivir con el impostor? ¿Cómo son esos momentos en los que tu esposo está haciendo cosas que nunca ha hecho? Algo tan simple como escoger el cepillo de dientes equivocado… Cuando se me presentó la oportunidad de hacer una serie, pensé tratarla como una revisión de la obra».

Así, en efecto, Jason 2, que apenas pasa de villano arquetípico en el texto literario, recibe un tratamiento mucho más relevante en su lucha por encajar en un mundo nuevo y descubrir que incluso cuando cambias de universo llevas una muy personal mochila contigo. Esto nos permitirá disfrutar mucho más de las dinámicas con Connelly —cada vez más angustiada ante los cambios incomprensibles de su marido— y su hijo Charlie —Oakes Fegley—. Otro personaje, Ryan Holder —Jimmi Simpson, conocido por su papel en Westworld— actúa como antagonista en este impasse y sirve de magnífica excusa para mostrarnos la Caja como el mecanismo definitivo para librarnos de nuestros problemas.

Una miríada de universos

Una vez que Jason 1 consigue entender la situación, utiliza la Caja para lanzarse a la búsqueda de su familia. Contará con la ayuda de la psicóloga Amanda Lucas —amante de Jason 2, abandonada por este e interpretada por la brasileña Alicia Braga, quien encarna uno de los personajes que mejor recuerdo deja—. Atrapada en un pasillo en el que se abren infinitas puertas, la pareja se enfrentará a una notable panoplia de versiones de la ciudad de Chicago. A medida que entienden su funcionamiento, descubren cómo los sentimientos de la persona son los que determinan lo que va a aparecer en el otro lado —una metáfora que aprovecha otro concepto científico, acerca de cómo el observador influye en lo que ocurre.

Así, seremos testigos de mundos helados, mundos inundados, mundos abandonados, cubiertos de ceniza, en los que los edificios colapsan… En uno de ellos se encuentran con Blair Caplan, una viajera anterior de la Caja —Amanda Brugel, El cuento de la criada— y lo descubren condenado por una plaga de insectos traída a través del dispositivo. Navegar por el multiverso se revela así como una potencial amenaza para los mundos a los que se abre.

Sin embargo, más importante aún es lo que los protagonistas descubren sobre sí mismos tras cada puerta que escogen. Por ejemplo, cuando aparecen en medio de una terrible pandemia mortal —oscuro reflejo del covid, que se cruzó en la producción de la serie— que ha diezmado la población terrestre y Jason 1 tiene que tomar una terrible decisión sobre Daniela. Al parecer, la escena, muy dura, se había eliminado del guion, pero se incluyó por expreso deseo de Connelly, que la consideraba «realmente poderosa». 

A medida que los viajeros aprenden a utilizar la Caja, los Chicagos que vemos son más parecidos, sin llegar nunca a ser el original de Jason 1. En uno de los más terroríficos, Jason 1 descubrirá que su contrapartida es un maltratador que tiene aterrorizada a Daniela. El mensaje está claro: en realidad no tenemos el control; no sabes en qué puedes llegar a convertirte si las circunstancias que te han moldeado hubieran sido otras.

Otro universo importante es el llamado «Mundo 26», que muchos identificaremos mejor si lo llamáramos «Mundo Utopía», el universo que Amanda 2 decide escoger para quedarse cuando abandona la causa de Jason 1 —en un movimiento mucho más elegante que en el libro, donde desaparece en mitad de la noche, sin destino conocido—. «No queríamos llamarlo así, no existe tal cosa como una utopía, —comenta el guionista— cada lugar que mostramos tiene su lado negativo». Este universo, uno de los más elaborados de entre los que se nos muestran, puede tener cierto peso en una potencial segunda temporada.

Una vez solo, Jason 1 consigue llegar a su universo original, para descubrir… que no es el único Jason que lo ha conseguido. Durante su estancia en la Caja, cada decisión, cada puerta abierta, ha generado nuevas versiones suyas. Y de ellas, muchas —infinitas, potencialmente— han logrado llegar a este universo. Se abre entonces un enfrentamiento entre los Jason para poder quedarse con Daniela, todos con la justa reivindicación de ser «el Jason auténtico». 

«No quería que en el final de la serie quedara la duda de si estamos siguiendo a nuestro héroe todo el tiempo —dice Crouch—. En mi opinión, sí, estamos haciéndolo. (…). Por lo que sabemos, el Jason que estábamos viendo desde [los episodios] uno hasta el cinco es el Jason que se asegura de cuidarla [al final]». En todo caso, cuando ya estaba todo planificado, se añadió un capítulo adicional a la serie —nueve es un número de episodios peculiar— con el que se consiguió «tiempo para contar la historia de esta familia que se vuelve a unir en el último episodio (…), procesar lo que Daniela ha pasado, y cómo la elección que hace no arroja una sombra real sobre la reunión de la familia».

Es una pena que el autor no se atreva a llevar a su último extremo la potencialidad que le ofrecen estos múltiples Jason y concede una salida relativamente simple a nuestros héroes —en especial, a Daniela. Ninguno de los protagonistas llega a cuestionarse en realidad la corrección de la elección final y la renuncia que en última instancia hacen los Jason infinitos —ligeramente distinta en el tratamiento novelístico, pero esencialmente la misma— resulta poco satisfactoria. Esta es, quizá, la mayor crítica que se le puede hacer al autor y que hace que Materia oscura, estando entre lo mejor del año, no se alce al olimpo del género.

Más series cuánticas, por favor

En un momento donde empieza a haber más títulos «basados en hechos reales» que obras fruto de la imaginación, la ciencia ficción sigue manteniendo una cuota relevante, con un sesgo natural hacia el apartado más pulp y aventurero. Una pena que la apuesta de Netflix con Rebel Moon haya resultado tan fallida. O que Disney siga aferrada sus franquicias, intentando recuperar el brillo perdido —de nuevo, con poco éxito—. Star Trek sigue sin levantar interés entre nosotros, y eso que Strange New Worlds supo recuperar como ninguna otra serie el espíritu original de Roddenberry. Max lo apuesta todo a los dragones y la más exitosa parece Prime, que sigue apuntándose éxitos con productos como Fallout o la maravillosa y gamberra The Boys, a la espera que Los Anillos del Poder terminen de despegar al final del verano.

Así las cosas, Apple TV parece que es el servicio de streaming que últimamente más y mejor está optando por series originales de ficción con un toque cerebral y orientación más adulta. El buque insignia de esta tendencia sigue siendo esa parábola de la deshumanización del trabajo que es Severance (Adam Scott, 2022) cuya segunda temporada se ha anunciado recientemente para el 17 de enero de 2025 y que todos esperamos con ansia. Pero hay muchos otros títulos que representan esta tendencia, incluyendo la muy prometedora Sunny, de la productora A24, recién estrenada en julio.

Otros títulos recomendables son Las Luminosas —2022, Silka Luisa—, Por un mañana mejor —2023, Balla & Jansen— o la algo irregular For All Mankind. Lamentablemente, no veremos continuar la cancelada Constelación —cuya primera temporada sigue mereciendo un visionado—, oportunidad que sí se ha dado a la controvertida Invasión, cuya tercera y última temporada llegará el año que viene. Y seguimos esperando las siguientes entregas de historias tan potentes, como Silo o Fundación

¿Tendremos que sumar Materia oscura a esta lista de esperas? Lo cierto es que la serie ha agotado todo el contenido del libro con fidelidad —como no podía ser de otro modo—. De hecho, el autor ha comentado que los cambios son fruto «de estar asistiendo a un universo distinto del de la novela». Sin embargo, las últimas escenas de la temporada han dejado abiertas muchas posibles continuaciones. 

No solo no conocemos el destino final de la familia Dessen, sino que nos han mostrado a otros viajeros de la Caja, alrededor de los cuales se podrían contar nuevas historias. Así, vemos como la Amanda del «Mundo 26» recibe la visita de Ryan, quien la reconoce como perteneciente a otro universo. —Preguntado al respecto, Crouch no ha querido explicar cómo se han reconocido porque «podría ser un spoiler de cosas por venir»—. También asistimos a la huida de Blair Caplan del infernal Mundo Insecto. Y a un par de versiones de Leighton Vance —Dayo Okeniyi— explorando las puertas del multiverso.

Tanto Crouch como Edgerton o la misma Connelly se han mostrado abiertos a una potencial segunda temporada, declaraciones que ya nos resultan familiares de situaciones previas y que valen de poco hasta que se pronuncie definitivamente la productora. Lo que sí parece que está en desarrollo es la adaptación de Recursión (2019) un thriller de ciencia ficción sobre una enfermedad neurológica que produce en sus pacientes recuerdos de vidas que no son las suyas y que estaría en manos de Shondaland, la productora de Los Bridgerton y destinada a Netflix.

A nadie le disgusta una buena batalla de naves espaciales, pero que no nos dejen sin historias de esta ciencia ficción que, cuántica o no, hace que mires con más cuidado el universo, la sociedad o nuestra propia existencia.

ACTUALIZACIÓN. El pasado 16 de agosto, Apple anunció que habría segunda temporada de la serie, de la que, como es lógico, no hay ningún detalle. Así que nos volveremos a encontrar detrás de alguna de las puertas del pasillo infinito.

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