Sueño. Impacto corporal de la actividad onírica
Estoy en el comedor de la casa de mi tía Carmen, pero no en la casa actual… en la antigua. Estoy sentado detrás de mi hija que tiene tres años. Ella juega con un pequeño piano de juguete, es de madera, como los que utiliza el músico Pascal Comelade en sus conciertos… Yo lloro como un niño, como hace muchos años que no lloro, con fuerza, con una profunda emoción, rozo la satisfacción al llorar… Pero en ese mismo momento comprendo que estoy solo, empiezo a confundir a mi hija, sentada delante de mí, con mi hermano pequeño, no sé qué nombre ponerle…
Mi madre aparece a mi derecha y yo termino por comprender que llorar no sirve para nada. Mi madre sigue haciendo sus cosas sin hacerme caso, más bien quiere que yo me ocupe de sus cosas. Me voy a otra habitación para generar un hueco que mi madre rellene buscándome, pero ella no viene y yo lloro y lloro, pero ahora con fuerza de voluntad. Y mientras insisto en llorar me doy cuenta de todo y poco a poco… me despierto.
Me despierto con satisfacción por lo soñado, con conciencia de que he descansado y también con un agudo dolor en las articulaciones… por anquilosamiento, por inmovilidad. O quizá el sueño ha sido un reflejo de mi incipiente dolor de rodillas.
(L’Eliana. febrero de 2010)
La palabra afecta a la respiración y al tono muscular
La relación entre el pensamiento y la autopercepción corporal es intensa y constante. Muchas veces el sueño es inducido por una sensación corporal determinada y otras veces nuestro diálogo interno genera una cadena de sensaciones corporales que le dan sentido.
La separación entre el cuerpo y la mente es una de las paradojas más artificiales que el ser humano ha realizado.
Piensa en la serie de palabras que vienen a continuación y detente con atención para calibrar en qué parte del cuerpo impactan cada una de ellas. Calibra también si la palabra te da fuerza o te la quita. Comencemos:
-Jefe
…
-Líder
…
-Amo
…
-Gurú
…
-Capitán
…
-Coordinador
…
¿En qué parte del cuerpo te impacta cada una de ellas? ¿Qué te hacen sentir? ¿Qué pensamiento viene a tu cabeza? ¿Con qué otra idea, emoción o persona lo relacionas? Cada una de estas palabras ¿te dan fuerza o te la quitan?
Una de las funciones de la palabra es su impacto en el cuerpo. El discurso verbal tiene una implicación directa en la respiración y en el tono muscular. Esta es uno de los principios del lenguaje hipnótico.
Toda palabra crea una reacción física. Los pensamientos están directamente relacionados con las funciones corporales. El cuerpo acusa el efecto resonante de las ideas, que pueden provocar emociones o sensaciones perceptibles o bien reacciones bioquímicas o nerviosas de las que apenas podemos ser conscientes.
La profecía autocumplida tiene este funcionamiento. A veces ocurre lo que más pensamos que pasará porque nos predisponemos corporalmente hacia donde dirigimos la atención.
La palabra como expresión de la percepción sensorial de la realidad
Patrón de inducción a trance: visita un lugar sin responsabilidad
Cuando te consideres suficientemente relajado, quiero que dejes que tu imaginación te traiga el recuerdo de un lugar que sea para ti muy agradable. Un lugar en el que no tengas ninguna responsabilidad. Un sitio en el que no tengas nada que hacer… solo respirar y vivir. Y quiero pedirte que percibas la luz tal y como se percibe allí, el tamaño de los objetos, los colores. Los sonidos de ese lugar, su temperatura, los olores de ese sitio.
Quiero que estas imágenes se instalen en tu cuerpo y sientas esa sensación muscular tan agradable que tan bien conoces.
Y cuando te encuentres en contacto con ese lugar con esa sensación corporal, deja que tu inconsciente te recuerde una experiencia que haya sido satisfactoria para ti.
¿Cómo la experimentas? ¿Qué te sugiere?
La primera percepción de la realidad es sensorial. Es lo que vemos, oímos y sentimos lo que constituye la información de estructura profunda del lenguaje y que permite la construcción del discurso o estructura superficial.
Procesos conscientes e inconscientes en cualquier acción o aprendizaje
A veces no recordamos cómo hemos aprendido algo. Los aprendizajes más significativos los realizamos de modo inconsciente. Existen multitud de acciones que realizamos sin darnos cuenta. Montar en bicicleta, por ejemplo, incluye muchos comportamientos que no registramos conscientemente. Incluso si en el momento de montar pensamos en las acciones que debemos ejecutar para mantener el equilibrio, es probable que llegáramos a caer al suelo. Las competencias conscientes no deben interferir en el desempeño de tareas inconscientes. Lo mismo ocurre cuando tecleamos un ordenador y con tantas y tantas actividades en las que concurren acciones no conscientes.
Milton Erickson preguntaba a veces, a sus clientes: cuando se pone en pie, ¿qué músculo mueve primero? Muchas acciones se realizan sin permiso de la voluntad consciente.
Una de las funciones que tiene el inconsciente es proteger al consciente de lo que le puede hacer daño, según su criterio de defensa de la vida. Todo se controla por procesos inconscientes. El inconsciente tiene almacenadas todas las experiencias que hemos tenido y existe un momento en el que se realizó la impronta, en el que ocurrió esa experiencia por primera vez.
Relato. Aprendizaje corporal de la primera vez
—Riiiing.
—¿Quién?
—¡Yo! ¿bajas?
—No puedo, Loli, tengo un dolor fuerte de cadera. No puedo ir.
—¡Joder! ¿Y ahora qué?
—Pues ahora nada, yo no puedo ir.
—Vale, ya te llamo a la vuelta.
—Vale.
Me iba con Loli y sus hermanos a dar una vuelta al jardín de los Viveros. Estamos en Valencia. En el barrio de la Olivereta. Tengo diez años, ella trece, estamos en 1969. Tengo sentimientos encontrados porque ellos son pandilleros y provocadores, pero son mis amigos y ella mi amor (sin declarar).
Es la primera vez que un plan se trunca por una enfermedad. Por la enfermedad de hueso que empieza a debutar y que me acompañará toda la vida.
Paso la tarde de ese domingo mirando la evolución de la luz de la tarde, por la ventana de mi habitación.
Recuerdo que esta fue la primera vez que un deseo se detiene conscientemente por una enfermedad. No es que no hubiera estado enfermo antes, pero aquí abandono mi infancia porque mis planes se truncan y tengo la sensación de que ya no puedo descansar sobre mis padres.
Es la impronta contra la ansiedad, experimento el paso del tiempo sin vértigo. Cómo se apaga la tarde y se enciende la noche. Creí que era imposible sentir el paso del tiempo en silencio.
(Denia, 3 de agosto de 2012)
La mente olvida, el cuerpo lo recuerda todo.
(Wilhelm Reich)
El poder del lenguaje en nuestra mente y el impacto de él en la percepción del cuerpo y los sueños ,aunque alguien no muy familiarizado con el tema puede alejar al lector demasiado teórico, faltarían ejemplos más concretos pero es muy interesante.
Gracias por su comentario. lo tendré en cuenta