Cine y TV

‘El valle secreto’: aventuras de flamencos y koalas en las antípodas

El valle secreto. Imagen TVE.
El valle secreto. Imagen TVE.

«Waltzing Matilda» es sin lugar a dudas la balada australiana más famosa. Considerada por muchos el himno extraoficial del país, fue compuesta en 1818 en Escocia hasta que más tarde, en 1895, el poeta Banjo Paterson le puso letra. Cuenta la historia de un trabajador itinerante en Australia que caza una oveja con dueño por error y termina como fantasma tras ahogarse huyendo de la policía. Precisamente el título se refiere a uno de los oficios tradicionales de la vida de frontera en Australia: el viajar caminando (waltzing) cargando un saco (matilda) con tus pertenencias. El romántico viaje de nuestro australiano itinerante terminó en tragedia pero es que ¡lo mismo le pasó a la canción! ¡Porque esta querida serie se encargó de cambiarnos su letra para siempre! 

Porque quién no escucha sus primeros acordes habiendo visto la serie en los ochenta y no suelta a los pocos segundos aquello de «¡esa es la canción de El valle secreto. Pues sí, toda una generación con el «I know a valley / I know a valley / My Secret Valley the world has to see…» metido en la cabeza. Claro que el trauma podría haber sido incluso mayor. La letra nos da una pista: «From the hills of Spain to the city streets of Germany». Y es que esta sencilla serie juvenil, de guiones tan simples como entretenidos, era una coproducción entre Australia y España, ahí queda eso. También participaba una productora francesa, pero nuestro país era la estrella invitada por excelencia. El cómo lo hicieron es aún materia de estudio en las más prestigiosas facultades de psicología forense. 

Para empezar, la presencia de España no debía limitarse a esa mención en la canción, así que los guionistas se inventaron el papel de Rosa Ortega, miembro del grupo de chicos que a modo de adultos independientes y resolutos administran el campamento de Valle Secreto. Rosa y su familia son españoles afincados en el área. Su padre se dedica a criar caballos andaluces (podría haber sido peor: haber sido torero) y su madre, una mujer con mucha morriña que fue la protagonista de un inolvidable episodio en el que, para que se sintiera mejor, es agasajada con una fiesta flamenca con palmeros, guitarras flamencas y otros elementos del imaginario ibérico que quitaba to’l sentío y olé.

Recuerdo que fue uno de los momentos cumbre de la serie, sin duda, algo que debió dejar bien marcados a otros niños de mi generación de similar decencia y sensibilidad artística cultural. Curiosamente, los caballos andaluces son una conexión real entre la serie y España, porque en la zona (cerca de Perth, Australia Occidental) aún se crían, todos descendientes de un único ejemplar traído por un empresario local directamente desde Jerez de la Frontera en 1972. 

Todo este contenido folclórico kitsch no debió parecerles suficiente a los productores españoles que decidieron pisar fuerte apostando por una estrella en la época: ¡¡Curro Jiménez!! Concretamente, era el actor que lo encarnaba, Sancho Gracia, el que hacía un cameo en al menos un episodio que yo recuerde. 

El paso de Sancho Gracia y otros españoles o supuestamente españoles no fue muy memorable, pero sí lo fueron otros entrañables personajes como el villano William Whopper con su mano mecánica (¡histórica precursora de otras como la del Dr. Gang del Inspector Gadget!) siempre buscando el fracaso del Valle Secreto con el fin de apoderarse de sus tierras. Para este malvado trabajaba el muy torpe Claude Cribbins, quien continuamente respondía con un «sí, mi amor» a su dominante esposa, una de las frases jocosas de la serie. El señor Cribbins era el epicentro de la vis cómica de Valle Secreto, mucho más perdurable en la memoria que todos los muchachos del campamento que de tan buenos y perfectos que eran carecían de demasiado interés, por mucho que pudieran fardar de tener su propia radio, camisetitas azules como uniforme o fantásticos karts para desplazarse por la playa.

Por otro lado, el verdadero protagonista e ídolo de la serie era el Araña, que se dedicaba a intentar sabotear todas las actividades de los chicos del Valle Secreto instigado por el señor Cribbins, a cambio de dulces y pasteles. El Araña era a Valle Secreto lo que el Coyote era al Correcaminos de Chuck Jones: un continuo pero divertido fracaso. Siempre me quedé con las ganas de que el Araña ganara al guna vez, se lo merecía.

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3 Comments

  1. Antolín Picos

    Hombre, y salía él gran José María Caffarel!

  2. Abruptus

    Yo recuerdo que cantaban el tema en español «Valle secreto, Valle secreto…etc» Además me despistaba mucho que salieran españoles en una serie australiana (¡!) Ahora entiendo por qué era.
    Por otro lado…¡qué grande el Araña!

  3. SirArthur

    Si no recuerdo mal Sancho Gracia salía en La isla de los condenados, otra coproducción hispano-australiana.En Valle secreto el español que criaba caballos era Aldo Sambrell.

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