(Contiene SPOILERS de todas la películas de Alien jamás rodadas)
Alien: Romulus iba a ser una película polémica hiciesen lo que hiciesen sus creadores. Y en parte se debe a que, como sucede casi siempre en el cine, no nace de una voluntad puramente artística. Hay una intención clara en su narrativa destinada a corregir el rumbo de la franquicia, volver a las convenciones de los primeros filmes, ignorar sin despreciar Prometheus y Covenant y fijar unas bases suficientes para alcanzar un éxito masivo que le venía siendo esquivo al xenomorfo. Y el afecto forma parte inevitable de esta fórmula. Durante la promoción, su director ha expresado frecuentemente su amor por todas las películas anteriores y ha llegado a decir que quiere que Romulus sea «el anillo único» de la franquicia, capaz de unirlas a todas.
En suma: tienen razón todos los que han dicho ya que Romulus es el Despertar de la Fuerza de Alien, pero creo que han hecho más y mejor.
La misma referencia a conceptos como «saga» o «franquicia» puede ser un elemento suficiente para muchos a la hora de desdeñar lo que nos ofrece Fede Álvarez. Pero empecemos analizando qué nos está presentando exactamente.
Alien: Romulus hace una labor minuciosa a la hora de limpiar, fijar y dar esplendor a las películas previas, en una trama que incluye toda una serie de elementos que fueron claves en entregas anteriores. Aquí depende de cada uno optar por la expresión «carta de amor», «copia descarada y pastichosa», «delicado collage» o «fan service para evitar algunas de las críticas que recibieron Prometheus y Covenant». ¿No querías un Alien más Alien? Pues toma tres tazas.
Creo que en Romulus es justo utilizar cualquiera de las expresiones anteriores en función de cuánto te haya gustado, cuánto aguante tu suspensión de incredulidad o cómo de grave te parezcan ciertos problemas de guion indiscutibles. Personalmente, la disfruté mucho porque me metí en la historia, Fede Álvarez me parece un director inteligente, y tenía mimbres suficientes como para esconder los agujeros más obvios, y una construcción de personajes que llevaba arrinconada desde tiempos de Ripley.
¿Pero qué coge Romulus de cada película? Y no me refiero a los guiños, sino a la cosmogonía.
Alien
De Alien, como del cerdo, se aprovecha todo. La película original es una obra maestra fundamental para entender la ciencia ficción en el cine y de la que salieron secuelas razonablemente buenas, con Aliens como la mejor de todas. El nivel de cariño en el diseño, de grandes artistas involucrados con libertad en casi cada apartado de la producción y de originalidad en el planteamiento, el guion o la dirección no puede ser superado por ninguna de sus sucesoras.
Hablando de otra franquicia distinta puedo decir que, a diferencia de mi mujer, no me interesaron ninguno de los libros posteriores a Dune porque me pareció una obra perfecta y no tenía demasiado interés en ir más allá. Eso no quiere decir que los libros subsiguientes no tuviesen mérito o no debiesen hacerse. Simplemente no me interesaba ir más allá. Con esto tampoco quiero dar a entender que la originalidad lo sea siempre todo. Terminator fue, por ejemplo, un film muy inferior a su secuela, y ofrecía muchas menos novedades en casi cada apartado, siendo mucho menos redonda.
Si quieres ver algo realmente original quizá el lector no debería ver la sexta entrega de algo (o séptima, si cuentas Prometheus, aunque no lleve «Alien» en el título). Para los buscadores de la originalidad suprema, esta no será su película y dejó de serlo desde hace cuarenta años. Para ver algo original con fundamentos similares y ecos de Metal Hurlant puedo recomendar la primera temporada de Raised by Wolves. Los primeros episodios, dirigidos precisamente por Ridley Scott, son de lo más original que hemos visto en la sci-fi de este siglo.
A la hora de construir su película, Fede Álvarez utiliza, literalmente, al xenomorfo fundacional. Y juega, además, a algo peligroso, como es hacer convivir al alien casi inmortal de la primera con los aliens felizmente acribillables de James Cameron. En la misma película se confirman y se ponen en duda las palabras del androide Ash cuando explicaba a la tripulación que no podían matar al xenomorfo porque era ¡la perfección! y cuando expresaba admiración por su «pureza», por su cualidad de «superviviente no retenido por la conciencia». De verdad, encontrad en la vida a alguien que os quiera como los androides Hyperdyne Systems 120-A/2 quieren a esos puñeteros bichos.
Los aficionados nos hemos pasado años diciendo que no era el mismo el Alien de Scott que los Aliens de Cameron. Pues Fede Álvarez ha hecho carne esa dicotomía, reconociendo visualmente como a un Cristo crucificado de los xenomorfos a la criatura de Scott, pero haciendo que sus siervos de carne y sangre ácida sean mucho menos perfectos. Es atrevido, pero a mí me parece efectivo e inteligente tanto en su planteamiento como en su ejecución.
Además, vuelve a salir la Aspen Beer, la cerveza oficial de la Weyland-Yutani 🙂
Aliens
La segunda mejor entrega asociada con las criaturas de Giger ya nos planteaba muchos de los aspectos de la Weyland-Yutani como corporación malévola y codiciosa especialmente interesada en recuperar la vida alienígena. En aquellos momentos, Carter Burke planteaba claramente el concepto de utilizar a los xenomorfos como armas biológicas, una idea que se redifinirá completamente en Romulus, como veremos después.
En Aliens vemos que se ha instalado en el planeta Acheron (LV-426) la colonia de terraformación, Hadley’s Hope, con algo más de un centenar de habitantes y que se encuentra en una fase muy temprana de desarrollo. En la película no la vimos, pero Fede Álvarez ha mencionado en entrevistas una escena eliminada en la que se muestra la vida en la colonia antes de la llegada de los marines y conocemos a algunos niños. Este retrato de la infancia en una dura colonia es importante en Romulus.
Para compensarnos por la eliminación de esta escena, en Romulus nos permiten echar un vistazo a una colonia ya establecida, la Jackson Mining, enfrentada a problemas graves de salud pública y burocracia que servirán de palanca argumental para justificar muchos de los manejos de la malvada corporación monopolista.
Hay incorporaciones muy obvias emanadas de Aliens en Romulus, como ese «get away from her, you bitch» que puntúa alto como fanservice gracioso pero difícil de justificar argumentalmente. O aquella otra cita popular, aquella de «prefiero el término persona artificial» de Andy. Incluso el rescate del posicionamiento de producto de Reebok como proveedor de zapatillas oficial de la Weyland-Yutani.
Pero quizá la más importante es la concepción del alien como plaga conformada por numerosas criaturas, y el uso de la tecnología como herramienta clave para derrotarlas. En la nueva entrega tenemos unas armas de autoapuntado muy divertidas y algunos elementos coloniales que beben de la entrega de Cameron. Y aunque es Ian Holm quien interpreta al robot ‘Rook’ (La torre del ajedrez), el tributo también va en dirección de Lance Henriksen y su Bishop (alfil).
Alien³
Diría que es, de todas las películas de Alien, la que menos inspira a Romulus. Hay homenajes velados en el trazado de una geografía visual de puertas que se abren y cierran, de modo similar a lo que pasaba en la tercera entrega, en la que utilizaban las puertas para crear una trampa para el bicho. El aparato portátil de rayos X es una versión mejorada de una máquina similar que nos encontramos en la peli de Fincher.
Quitando eso, y su clara voluntad de construir personajes en lugar de limitarse a dejar que mueran, la película de Fincher sirve básicamente como la posibilidad de dar una salida digna a la teniente de primera Ellen Ripley, dibujando así una despedida heroica.
Álvarez ha declarado que no pudo hablar con Fincher sobre su película, pero valoró positivamente su valentía a la hora de rodar una película menos brillante y más sucia, con una Sigourney Weaver comprometida a raparse la cabeza. Me sigue encantando aquella escena en la que trastoca expectativas añejas de género asociadas al cortejo y nuestra heroína dice aquello de:
—¿Me encuentra usted atractiva?
—¿De qué manera?
—De esa manera
—Es usted muy directa
—Llevo mucho tiempo ahí fuera.
Me sigue pareciendo una de las mejores citas de Ripley, entronca con el feminismo irrenunciable de estas películas y termina con la protagonista haciendo el delicioso con el doctor Clemens, lo que no está nada mal después de lo que ha pasado la pobre.
Es una peli más feota en muchos aspectos, lo que demostraba una voluntad explícita de desarrollar su propio lenguaje visual, y sin ser perfecta, o incluso buenísima, tiene muchas cosas que agradecerle. Intentad ver esta peli y, a continuación, el Alien vs Predator de Paul W. S. Anderson y entenderá el Atento Lector a qué me refiero.
Alien Resurrección
La película de Jeunet, con guion de Josh Whedon, me gusta mucho más que a la mayor parte de la gente a la que conozco. De hecho, hay mucha gente que la detesta.
Ambientada doscientos años después de la segunda entrega, es la película más satírica de la serie, con un Dan Hedaya que a menudo resulta desternillante, además de una precursora indiscutible del Universo de Firefly y Serenity. Con la Weyland-Yutani fuera de la ecuación, entra el conglomerado de sistemas militares, la USM, como nuevo agente dedicado a la preservación e intento de convertir en arma al xenomorfo.
Creo que tuvo menos aceptación por momentos como aquel en el que el científico, fascinado por la monstruosidad alienígena, hace ademán de besarla, para después intentar someter su voluntad. Mezcla el sadismo con un cierto componente xenófilo. Es una película en la que uno de los héroes tiene más fetichismo por los pies que Quentin Tarantino y otro es Dominique Pinon. ¿Qué esperaban de Jean-Pierre Jeunet? ¿Amélie? Es una peli que bebe de Delicatessen y La ciudad de los niños perdidos y que en muchos momentos recuerda más al horror de un primer Peter Jackson que al de Fincher o Scott. Es normal que apele más a los aficionados a la casquería borrica, pero eso no quiere decir que carezca de una sensibilidad artística notable.
Después de revisarla, sigo pensando que es una película maravillosa en muchos momentos, con un diseño de producción realmente innovador en la saga y que se salía completamente del tiesto. Y creo que es importante señalar que esa voluntad de ruptura radical, que Scott siguió a su manera con Prometheus y Covenant, es lo que sustenta la misma existencia de Romulus. Romulus admira los esfuerzos de pasados creadores, pero trabaja para encarrilarlos.
Me atrevería a decir que, descontando la primera, la película de Fede Álvarez bebe de Resurrection más que de ninguna otra, tratando de recuperar sus planteamientos desde un punto de vista más digerible para el aficionado. Quiere volver a hacer una película de Alien que le guste a todo el mundo, pero sin renunciar a todas las ideas que han alimentado nuestra imaginación durante décadas.
Sigo entendiendo como un acierto el amor por el body horror extremo de Resurrección y defiendo que tiene algunas de las mejores set pieces. La persecución submarina, la escena de las escaleras o el atroz descubrimiento de Ripley cuando conoce a sus «hermanas» son magníficas, por más que se toparon con un final extremadamente complicado. La película termina cuando la reina alien que le extrajeron a Ripley tiene un bebé ligeramente rebelde y conocemos a una hibridación muy interesante, un gigantesco niño humano-alien tan especial que le hacía algo a nuestras cabezas. Más que un valle inexplicable era una cueva en la que nunca quise entrar. No funcionó conmigo en la sala y, al revisarla, sigue sin hacerlo del todo. Pero defenderé siempre la valentía de sus creadores al intentarlo.
Si solo hubiese querido hacer un pastiche de lo más popular, Álvarez hubiese tenido muy fácil esquivar Resurrección. Pero ha respetado su papel en la cosmogonía iniciada por Bannon y Shusset, el mundo espacial de los productores de Brandywine —Walter Hill, David Giler y Gordon Carroll—. Y, de hecho, todo el tercer acto es una apuesta por un horror corporal algo más comedido y adaptado a nuestra cultura popular. Si la reina alien parió un bebé con instintos fieramente humanos que buscaba a Ripley como su madre y por el que casi terminabas sintiendo cierta pena, Kay da a luz a un bebé del que hablaremos más adelante, pero que definitivamente es más alien que humano. Un creepypasta de la factoría de coger actores espigados y convertirlos en monstruos atroces. Y como Javier Botet estaría liado, cogieron a un estupendo Trevor Newlin para darle vida.
He tenido muchas conversaciones con mi santa sobre esta escena. Ella la ve como un recurso barato al tropo del bebé monstruoso, una reconstrucción del bebé zombi de la Dawn of the Dead de Snyder y Gunn. Algo que tiene raíces profundas que van desde Braindead hasta It’s Alive. Personalmente, creo que el tema del ‘fetus terrible’ es connatural al concepto mismo de Alien, que explota el miedo de los hombres al embarazo y que el rompepechos es una metáfora razonablemente obvia. Tanto, que en cierta forma ya la vimos en Prometheus.
Para ella, precisamente por eso, en el momento en el que se anuncia un embarazo en la película tenemos un feto de Chéjov clarísimo y sabemos que va a tener un papel evidente en la trama, por pequeño que este sea. Mi mujer nunca ha sido muy fan de la instrumentalización del parto en el terror, de la misma manera que a mí me enerva bastante el uso de la tercera edad con los mismos fines. Pero funcionar, funciona.
Finalmente, coincidimos en que el pringue negro convierte a Kay en una suerte de supergallina de la que el bebé se alimenta al nacer. Al final, Romulus no deja de combinar de forma rápida pero terrible nuestros instintos de mamíferos con una matrifagia que nos recuerda a arañas del desierto y otros bichos zampaprogenitoras.
¿Podrían haber hecho algo que pusiese al personaje de Kay en una posición menos chunga y más empoderada, haciéndola el monstruo de la función? Posiblemente. Pero no es un personaje fuerte, todo lo contrario: es uno de los más tontos. En lo que tiene toda la razón mi doña es en que si las mujeres se pasan la vida sin tomar vino o café para no hacer daño al feto, la moza no se corta en inyectarse porque patatas el chute negruzco que le da el científico loco. En su (tibia) defensa solo pude aducir que fue una especie de «último deseo» de su hermano. Pero admito que cuela regular.
Ella cree que la madre podría haber tenido un papel más importante y no le falta razón. Un híbrido madre-feto podría haber molado. Pero entonces se te rompía el efecto espejo que consigue armar con Resurrección y, al mismo tiempo, probablemente habría sido repetirse a sí mismo. Su Evil Dead ya iba sobre una madre «complicada». Entiendo que haya preferido fijarse en la progenie. Además, la maternidad tiene algo que ver desde el título. El triste final de Kay nos muestra a una especie de mamífero que termina bebiendo de otra distinta, a fin de cuentas. Un lobo que se alimenta de una humana y corrige la historia de Roma.
En suma, diría que la mayor parte de los conceptos de hibridación, ingeniería genética avanzada humano-alien y, sutilmente, las posibilidades futuras para la conquista del espacio, vienen de Resurrección. Y que eso es bueno.
La ‘Ripley’ de la película de Jeunet, por cierto, hace un esfuerzo actoral fascinante para dejar claro que no es humana del todo. Y me costaría imaginar que Summer Glau no hubiese visto la peli antes de ver Firefly y Serenity, porque los parecidos entre su River Tam y esta Ripley son más que evidentes.
Prometheus y Alien: Covenant
No soy el mayor fan del regreso de Scott a la trilogía. No porque no tuviese buenas ideas o una dirección solvente. Simplemente me parecía que tenían más y mejores ideas que argumento, propiamente dicho. Me interesaba mucho el lore que proponían y lo que aportaban en términos de la construcción de su universo ficticio, y vería un anuncio de Apple dirigido por Ridley Scott (¿veis lo que he hecho aquí? :-)
Puedes construir un mundo llamativo y plagarlo de conceptos desafiantes, sin caer en la sobreexposición, que obliguen al espectador a desarrollar ideas al respecto de lo que está viendo. Pero lo que te cuentan tiene que ser más entretenido. Y en ambas películas pasaba lo mismo: las ideas no dejaban espacio a una caracterización verosímil o a que te importasen sus muertes un carajo.
En concreto, para hacer que la acción avanzase se basaban siempre en la incompetencia de personas que no deberían ser tan imbéciles. ¡Geógrafos que no saben orientarse! ¡Científicos que contaminan ambientes que deberían ser estériles! ¡Gente que toquetea pringues negros alienígenas!
Al menos, los protagonistas de Romulus son jóvenes tontorrones que actúan siguiendo criterios de lealtad o de conveniencia.
¿Puedo decir que Álvarez ha ayudado a explicar con unas cuantas frases algunas cosas de estas dos películas que se le escaparon a buena parte de la audiencia? Porque creo que es así. El papel del pringue negro como un mutágeno utilizado para la guerra biológica que permite la generación de nuevas especies es crucial en Romulus, y el hecho de que nuestro «bebé creepypasta» recuerde poderosamente a uno de los Ingenieros es una referencia imperdible y un regreso a los orígenes. Porque parte del encanto de este universo tiene que ver en esa ilustración del Space Jockey de Giger. Es bonito que se haya tenido en cuenta y que no se haya querido meter en un cajón.
Alien Isolation
Fede Álvarez ha recurrido al videojuego, que está en la continuidad oficial, con algunos guiños menores, como los famosos teléfonos, ubicados estratégicamente a lo largo de la geografía de la estación espacial. Pero, más aún, ha reconocido públicamente que no solo jugó a Isolation sino que la experiencia se convirtió en el núcleo de lo que quería hacer en la gran pantalla. Devolver a Alien a una atmósfera opresiva que ya se había encontrado en el entretenimiento interactivo.
Para sorpresa de nadie, con el lanzamiento de Romulus la popularidad de Isolation se ha disparado del mismo modo que ya pasó con la serie de Fallout y la adaptación next-gen de su cuarta entrega.
Alien vs Predator
Pasaré muy por encima de ambas películas, no solo porque son las peores de Alien (y las peores de Predator), sino porque no creo que hayan aportado gran cosa a los creadores de Romulus, aunque no dudo que las hayan visto.
De la primera, creo que aporta una duración muy razonable y mucho brío a la hora de contar la historia. En su día me gustó mucho porque te la bebías en el cine. La segunda, quizá, puede haber hecho pensar a Fede Álvarez sobre la conveniencia de mezclar a protagonistas más jóvenes y guapos con el monstruo. Pero Álvarez viene del terror y sabe perfectamente que es una combinación eficaz.
Quizá el motivo crucial para mencionar estas pelis es que la combinación de ambos monstruos es realmente poderosa y extremadamente rentable, por mal que se haya hecho hasta ahora, y que el propio Álvarez ha dicho en una entrevista con Deadline que estaría dispuesto a codirigir la tercera entrega junto con Dan Trachtenberg (Prey), mencionando incluso como ejemplo la colaboración de Tarantino y Robert Rodríguez en Abierto hasta el amanecer,
Cómics
Los tebeos han sido una influencia definitiva para todas las entregas sucesivas, pero hay un detalle que no conoce todo el mundo y que sirve para zanjar algunas discusiones absurdas. El hecho de que el xenomorfo de Scott sobreviviese a la película original no es una ocurrencia idiota de Fede Álvarez y su guionista, Rodo Sayages. Todo lo contrario. Desde el primer cómic sobre el bicho, el Dark Horse Presents #24 y la miniserie Aliens, de 1988, Mark Verheiden y Mark A. Nelson ya estipularon que el xenomorfo había sobrevivido a la expulsión.
De hecho, como anécdota, Mark Verheiden ha sido tan importante para Alien y Predator en los tebeos, que uno de los mercenarios de Alien vs Predator se llamaba como él. Y es difícil imaginar todos los cruces entre especies que se plantean en Romulus sin pensar en algunas de esas primeras páginas en las que se recrea el ciclo de vida del xenomorfo. La hibridación es tan poderosa que, como vimos en AVP Requiem, permite la generación de rastas automáticas.
Las mentes de sus creadores
Tanto hablar de cómo mezclan y combinan conceptos no nos puede hacer olvidar que Romulus aporta cosas originales y lo hace con mucho sentido común. Es justo decir que, siendo los abrazacaras una parte esencial de la franquicia, aquí baten su récord de distancia recorrida en pantalla y corren más que Tom Cruise. Si el personaje que intepretaba Ewen Bremner las pasaba canutas enfrentado a una habitación llena de huevos, en la mejor escena con diferencia de la primera AVP, aquí los vemos directamente persiguiendo a la carrera a los chavales.
Toda la idea de que el combustible para las cápsulas criogénicas sea el mismo que se esté utilizando para mantener contenida la plaga está bien hecha. Y la parte que tiene que ver con la sangre ácida flotante y las purgas de gravedad está bien planteada y ejecutada.
Quizá lo que más valoro es que las mentes detrás de Romulus han marcado un centro emocional en pleno collage. No han renunciado a una pregunta: «¿Qué estarías dispuesto a hacer por tu hermano?». La relación entre Rain y Andy es más importante en muchos aspectos que las menciones a todas las películas anteriores.
Sin establecer esa relación, no funcionaría nada más. Gracias a que lo hacen, le perdonas al director no saber por qué nadie en la dirección de la colonia ha detectado una estación espacial gigante de una importancia crucial para la Weyland-Yutani; cómo pensaban llegar a otro sistema con un carguero pringoso; por qué la directiva principal de Rook no se instalaba en el sistema operativo de Andy y se quedaba en el almacenamiento externo —o por qué el androide malvado la conservaba sin tener el disco en la disquetera—, o qué diablos es ese gas azul que incapacita al androide y permite a su hermana «arreglarlo».
Puedo tragarme una historia con deus ex machina, pero no sin personajes.
Conclusión
Puedes decir muchas cosas buenas o malas de Romulus, pero reconozco que pocas películas me han hecho darle tantas vueltas al lugar que ocupan en la cultura popular o en mi vida. Después de verla me he tragado todas las anteriores, incluso las malas, y he pensado más en Alien que en los últimos veinte años.
Los datos de su estreno me hacen pensar que estaremos ante una de las películas de Alien que más facturará en salas. Prometheus fue la que más ingresó, pero jugaba con un presupuesto gigante y no creo que fuese muy rentable. Romulus, con los cuarenta y dos millones de su estreno doméstico, y más de cien a escala global, va a tener la mejor combinación de rentabilidad económica y creativa, con un presupuesto contenido y unos jugosos ingresos en taquilla.
Después de esto, no dudo que volveremos a ver al señor Álvarez y su equipo trasteando con la caja de juguetes y haciendo que pasemos, de nuevo, un muy buen rato con uno de nuestros monstruos favoritos de todos los tiempos.
Es una película divertida y disfrutable,pero su guión debería de haberse currado bastante más.Ojo, que ya sabemos por el director que tito Scott estaba para algo más que supervisar el rodaje.Digo esto sobre todo por el cameo de cierto androide,en mi opinión demasiado utilizado,o el calco casi literal de escenas icónicas del primer También los personajes, exceptuando a la prota y su biónico hermano,dejan bastante que desear.Si la muerte de estos te importan un bledo es que el guion está mal elaborado.
Una duda. Creo que Trevor Newlin hace de xenomorfo y un baloncestista hace de humano feto horrendo y larguísimo. Lo leí en el marca, así que igual me cuelo, pero revise por si acaso.
Queda muy claro que Miguel Ángel Uriondo manda en su casa, pero las decisiones las toma su mujer. ¡Como en mi caso!
La crítica es fabulosa, da datos de toda la saga y citas súper, lo ha bordado
La crítica es fabulosa, da datos de toda la saga y citas súper, lo ha bordado
Coincido en todo y aplaudo la forma en la que ha redactado el artículo. Es, además, esquemática, resumida y agradable de leer. Agradezca a su señora que le permita hablar tan bien de un bicho que entra en su casa sin permiso.