Cine y TV

Mad Max, un Indiana Jones de poblado de la heroína

Mad Max 2 El guerrero de la carretera. Imagen Warner Bros.
Mad Max 2: El guerrero de la carretera. Imagen Warner Bros.

Siempre se dijo —al menos hasta la llegada de Fury Road— que Mad Max era el perfecto ejemplo de héroe fascista. Pero si asesinan a tu mujer y a tu hijo de dos años por diversión y queman vivo a tu mejor amigo, en el contexto además de un mundo en el que está a punto de desencadenarse la guerra nuclear, pues lo natural es coger la recortada y cargarse a los que lo han hecho. Hay que decir, por tanto, que el Mad Max de la primera entrega no era un apologeta ultraderechista, sino una persona normal que, ante la adversidad, eso sí, actuaba de forma, digamos, resolutiva.

Otra cosa son los que hicieron esta película consagrada, pero que en inicialmente iba a ser un divertimento de serie B. Los australianos George Miller y Mel Gibson, director y actor, que con esta humilde cinta de persecuciones de coches lanzaron su carrera hasta el estrellato internacional. Cuenta la leyenda que a Gibson se le eligió en el casting porque venía con la cara amoratada de una pelea en un bar la noche anterior. Que no quiso un doble porque no le importaba recibir los golpes y las caídas. O también, que durante el rodaje murió un extra en un accidente y las escenas se dejaron tal cual. Y esto ya es menos normal. Porque ese equipo de debutantes entendía el cine como sus personajes la vida.

Pero, sea como fuere, hicieron caja con una película que habían rodado en solo un mes y rápidamente se pusieron manos a la obra con la secuela. Para El guerrero de la carretera cuidaron más el argumento. Se adentraron de lleno en el género posapocalíptico, la tercera guerra mundial había destruido la humanidad. Esta era una trama recurrente durante los años de existencia de la Unión Soviética y el riesgo de confrontación nuclear. Todo podía saltar por los aires en cualquier momento, desaparecer la civilización, sumergirse en el caos la sociedad y la imaginación morbosa del momento se preguntaba cómo sería «el día después» —que así se llamaba una de las mejores películas postapocalípticas jamás filmadas—. El género era menos ciencia que ficción, pero al fin y al cabo entraba dentro de lo que se conoce como «anticipación», aunque lo que adelantase fuesen mundos dominados por una especie de músicos de heavy de tercera división con su laca, su rímel y su cuero.

Sin embargo, El guerrero de la carretera se convirtió en una de las obras de referencia en ese estilo. En el mundo posnuclear se peleaba a muerte por la gasolina y el agua y Mad Max termina defendiendo a una comuna de «hombres buenos», que atesoran estos bienes, frente a una pandilla de adorables criminales de estética punk —concretamente, como el grupo Plasmatics— dirigidos por un supervillano glorioso, Humungus, que les acosan sin piedad. Cuando cogen algún convoy, crucifican a los hombres y violan a las mujeres. Tiemble, es como un mundo dominado por fans del heavy alemán.

La película no es un prodigio de giros argumentales, pero la acción sin freno puede acercarse a la emoción de un más aseadito Indiana Jones. Lo mejor es la estética. Ese empeño de los supervivientes de la tercera guerra mundial por ataviar se con cascos y protecciones de fútbol americano. Los coches desvencijados que alcanzan velocidades pasmosas. Y el detalle simpático, que Mad Max tiene un perrillo. Un chucho que nunca se separa de él como en otra obra cumbre del género, 2024: Apocalipsis nuclear (un muchacho y su perro), que lanzó al estrellato a otro guapo hasta el momento desconocido, Don Johnson.

Con Mad Max 2 volvieron a triunfar. Y millonarios perdidos, prepararon la tercera entrega de la saga en plan superproducción. Con Tina Turner actuando y firmando una banda sonora ideal para hacer karate delante del espejo de tu habitación cuando tienes nueve años y hacen aparición tus primeros problemas de autoestima. Esta vez, la civilización ya no son unos pocos supervivientes bienintencionados, sino Negociudad, un centro económico con normas medievales, como el libre mercado internacional de hoy en día más o menos. Su célebre sistema de justicia es ya un icono de la cultura popular, la Cúpula del Trueno», en la que dos entran, uno sale.

Esta tercera parte de la trilogía fue discutida entre los fans por el giro que mete cuando Mad Max, por no cumplir su parte de un trato, es condenado en Negociudad a la ruleta de la fortuna y le sale «gulag», palabra con la designan al destierro. En mitad del desierto se encuentra con unos niños llenos de amor que viven en plan new age y dan más dentera que los ewoks. Nada, de todas formas, que una buena batalla final no pueda solucionar, como en efecto así ocurre. Y nuestro héroe se vuelve a quedar solo, tirado, en el desierto.

Porque, de hecho, en esta película ya apuntaba a lo que sería décadas después, no es solo un asesino justiciero, si usted quiere un fascista, sino que lo pintan como una especie de Jesucristo de cuero, el mesías posapocalíptico. Y volverá a empezar de cero en el año cero. Esto es, a hacernos soñar con salir adelante en un futuro de ruinas polvorientas, esqueletos de edificios, infraestructuras rotas y oxidadas en el que impera la ley del más sádico o, en su defecto, el que tenga el pelo más cardado. El lugar más hermoso que uno jamás pueda imaginar.

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6 Comments

  1. Pingback: Mad Max, um Indiana Jones de uma cidade de heroína - HOTNEWS.PT

  2. Ángel

    Buen titular. Lástima que no esté un poco más desarrollado en el texto. 😜

  3. El articulo es interesante pero…

    … me estoy acordando de lo que me contesto Jotdown cuando colenté que en un articulos de autopromocion que los articulos habían descendido su calidad y su longitud con un vehemente « no es cierto ». Pues esta es la viva prueba : hace 10 años un articulo que se termina de leer antes de hacer un ciclo completo en el Water-Closet era impensable. A dia de hoy, es habitual. Y las sagas han desaparecido, salvo en aquellos articulos que son una aliteración de citas o referencias.

    Por otro lado: no se queda un poco pobre el artículo ? Es casi una columna de opinión que no cuenta nada especialmente interesante ni novedoso si no que referencia un par de anécdotas bien conocidas.
    Eso si, bien hiladas, porque el autor ha demostrado sobradamente saber escribir en otros articulos mas inspirados

    • Sergio Dueñas

      Desde la Muy noble y Muy leal CDMX (antigua Ciudad de México).
      Muy de acuerdo con su opinión.
      A Don Alvaro: «ni pedo! Ahora sí te la dejaron caer carnal!!» Y que conste que, desde hace varios años, suelo disfrutar bastante de sus artículos.

  4. Y eso sin entrar en el hecho de que no habla de Mad Max: Fury Road, lo cual me lleva a pensar que este sea un artículo «rescatado» con ocasión del estreno de la última peli de la saga y que fue escrito antes de que se estrenara Fury Road. Jejejeje

  5. Pingback: 'Furiosa': postapocalipsismanía - Jot Down Cultural Magazine

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