Es realmente injusto, por no decir un verdadero escándalo, que la serie de anime japonesa Dr. Slump no llevara el nombre de su auténtica protagonista: Arale Norimaki, robot y figura hasta la sepultura.
Senbei Norimaki, así se llamaba el enano bigotudo Dr. Slump, inventor y constructor de Arale y que daba nombre a la serie, era claramente el personaje secundario que, por su afición a las braguitas femeninas, debería estar encerrado en alguna prisión de máxima seguridad y con Hannibal Lecter de compañero de celda. Si la serie se produjera hoy en día, lo estaría seguro. Un auténtico enfermo sexual capaz de excitarse viendo un capítulo de Heidi y al que un juez con dos dedos de frente le quitaría la custodia de forma inmediata de cualquier criatura, robot, animal o vegetal que estuviera a su cargo. Sería carnaza de la crónica de sucesos de cualquier rotativo amarillo y podría ser colaborador de una tertulia televisiva sin ningún problema. Tenía más peligro que Charles Bukowski en una licorería, vamos.
Lo mejor de Arale era su inocencia surrealista, su nobleza, la lógica aplastante de una niña androide de diez años y su afición por las caquitas ajenas que se iba encontrando por estos mundos de Dios. Arale sublimó el arte de pinchar con un palo una boñiga y nos descubrió que los japoneses eran casi tan aficionados a la escatología como los catalanes. La caca convertida en un icono al que adorar. Lo que nunca quedó claro es quién o quiénes eran los autores de esas defecaciones tan fascinantemente divertidas. Hagan sus apuestas.
Arale también nos descubrió, y hasta que algunos no hemos sido padres no lo hemos corroborado, que los niños pueden transformar un moco en burbuja cuando están durmiendo. Es absolutamente real. Aviso de que el tamaño del susodicho moco depende bastante del perímetro de la fosas nasales del niño en cuestión y de la magnitud del resfriado. Avisados estáis. Lo que se aprende viendo los dibujos animados, ¿no?
Arale tenía una fuerza sobrenatural que le ayudaba en sus aventuras diarias y que le permitiría formar parte, sin desentonar, de la Patrulla X. Ara le era indestructible, invencible e incansable como Jordi Hurtado, pero a lo bestia. Otro personaje clave de Dr. Slump era la profesora de Arale, Midori Ya mabuki. Motor fundamental en la trama de la serie por ser el objeto de tensión sexual del Dr. Slump y futura madrastra de Arale. Simpática, bellísima, comprensiva, con una paciencia infinita pero también con un carácter explosivo que era mejor no poner a prueba. Si todas las maestras fueran como ella, los estudiantes españoles obtendrían mejores resultados en el Informe Pisa. Os lo aseguro. Cada episodio de Dr. Slump comenzaba con un mítico: «La mañana ya ha llegado a la Villa del Pingüino» anunciado con pompa imperial por un cerdo con un megáfono en la cabeza y subido a un árbol. Algunos darían mucha pasta por conocer al camello del creador de la serie, Akira Toriyama. Una frase que muchos seguimos diciendo todavía hoy ante la incredulidad y sorpresa de nuestros interlocutores, pero que nos genera complicidades entre los más frikis y nos asegura la entrada gratuita en el Salón del Cómic de Barcelona aunque no vayamos disfrazados de Doraemon o de Bob Esponja.
Dr. Slump fue una serie gamberra, transgresora e irreverente que sería un buen banco de pruebas para el gran éxito de Akira Toriyama: Bola de Dragón. Dr. Slump transcurría en la Villa del Pingüino, plagada de personajes absurdos —policías incompetentes, animales parlantes, superhéroes frustrados, criaturas alienígenas, peluqueros con la cara de Clint Eastwood, y otra gentuza de diversa índole— pero a la vez carismáticos y entrañables, y que debería haber presentado su candidatura para organizar unos Juegos Olímpicos. Nos habríamos reído casi tanto como con la «relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor» de la ilustrada exalcaldesa madrileña Ana Botella.
Quizá por lo de la escatalolgía fue un gran éxito en Cataluña. Así como «Dragon Ball» fue un éxito mundial, no pasó lo mismo con «Dr. Slump». ¿Se emitió en todas las autonómicas?
En Galicia sí que la emitieron. Todo el mundo (de una cierta generación) conoce a Arale aquí.
Ahora que mencionas lo de la generación. La serie se repuso varias veces y varias generaciones la conocen y admiran, pero creo que las últimas ya no las han visto, lo cual es una lástima, porque me parece una serie magsitral.
Voy a soltar una pedanteria : creo que la Villa del Pingüino es inspiración directa para el Valle de las Zarzamoras del Mondo Lirondo del Colectivo La Penya (Albert Monteys &Co.): personajes surrealistas, totalmente idos de la olla pero con carisma intachable.
Que no viene a cuento?
A mi que me cuenta !
Digo yo que la serie se llamará como al autor le dio la gana.
Enorme el cameo en Dragon Ball.