Su modo de frotar vivamente la capellada de un zapato después de otro contra la pantorrilla de su media. La mañana después del baile del bazar donde la banda de May tocó la Danza de las horas, de Ponchielli. Explicar eso: las horas de la mañana, mediodía, luego viene la tarde, después las horas de la noche. Ella lavándose los dientes. Eso fue la primera noche. Su cabeza bailando. Las varillas de su abanico repiqueteando. ¿Es pudiente ese Boylan? Tiene dinero. ¿Por qué? Noté al bailar que tenía buen aliento. No valía la pena canturrear entonces. Aludir a ello. Extraña clase de música la de anoche. El espejo estaba en la sombra. Ella frotó su espejo de mano vivamente sobre su tricota de lana, contra su amplio seno oscilante. Atisbando en él. Arrugas en sus ojos. Imposible prever resultados.
Fragmento de Ulises de James Joyce
En el vasto y a menudo insondable mundo de la literatura, dos titanes se erigen no solo como colosos de la narrativa sino también como maestros del arte de la tediosidad: la saga de Dune de Frank Herbert y el Ulises de James Joyce. Ambos son admirados y reverenciados, no tanto por su accesibilidad, sino por su habilidad para invocar en el lector un sentido profundo de… bueno, ¿aburrimiento? Pero vamos, no cualquier tipo de aburrimiento. Hablamos de ese aburrimiento elitista, ese que viene con un certificado de esnobismo literario que uno puede colgar orgullosamente en la pared de su salón, junto a la reproducción enmarcada de alguna obra de arte abstracto que nadie entiende realmente.
Primero tenemos el Ulises de Joyce, una obra que desafía cualquier intento de lectura casual con su densa maraña de alusiones clásicas, juegos de palabras y una estructura narrativa que parece diseñada para confundir más que para contar una historia. Es el santo grial de los amantes de la literatura que gustan de proclamar su amor por el libro en fiestas, con la secreta esperanza de no encontrar a otro alma valiente que haya pasado de la tercera página. Pero ah, cómo disfrutan al alardear de su «comprensión» de Joyce, mientras toman sorbos de un excelso «pinot noir» y discuten sobre la perdida naturaleza de la narrativa moderna.
Por otro lado, está Dune, esa epopeya de ciencia ficción que se extiende a través de un número aparentemente infinito de páginas y secuelas, cada una más enigmática y cargada de jerga que la anterior. Dune es a los nerds lo que el Ulises es a los literatos: un testamento de su perseverancia -o masoquismo-, una medalla de honor en el campo de batalla de las conversaciones sobre ciencia ficción. Con cada mención de las complejidades políticas de Arrakis o las sutilezas de la ecología de los gusanos de arena, los seguidores de Herbert buscan esa mirada de admiración -o es ¿confusión?- en los rostros de sus interlocutores, esa señal inequívoca de que han trascendido a un nivel superior de aburrimiento. En en el despliegue de sus vastos conocimientos no tendrán ningún pudor a la hora de argumentar como George Lucas se «inspiró» -guiño, guiño, codazo, codazo- en el universo de Herbert para crear Star Wars.
La filósofa Josefa Ros, estudiosa del aburrimiento -probablemente interesada en este campo tras leer alguna de estas dos obras- sugiere que la presión por ser productivos en todos los aspectos de la vida, contribuye significativamente al sentimiento generalizado de aburrimiento. Esta necesidad de «sacarle productividad» a cada actividad, incluso al ocio, como ver una película o leer una gran obra literaria, alimenta un ciclo de insatisfacción y aburrimiento. Por lo tanto, este teatro de la erudición no es más que un reflejo de nuestro tiempo, donde incluso el placer de la lectura debe ser cuantificable, compartible y, por supuesto, digno de ser publicado en las redes sociales con la mística de los Illuminati y el desdén de Fitzwilliam Darcy.
En este escenario, Josefa Ros podría mirarnos con una sonrisa irónica, señalando cómo incluso nuestra fuga a los vastos desiertos de Arrakis o a las intrincadas calles de Dublín no escapa a la incesante demanda de productividad y reconocimiento. Al final, nos quedamos preguntándonos, ¿leemos para explorar nuevos universos y entendernos a nosotros mismos un poco mejor, o simplemente para tener algo impresionante que decir en el próximo podcast? La ironía, por supuesto, es que en nuestro afán por sacarle «productividad» a nuestras lecturas, podríamos estar perdiendo el verdadero tesoro: la experiencia misma de leer.
En cuanto a la gran pregunta: ¿Cuál es más aburrido? ¿El laberinto literario de Joyce o el desierto interminable de Herbert? La respuesta, por supuesto, depende de qué tipo de masoquismo literario prefieras. Si te inclinas por los monólogos interiores confusos y las referencias oscuras a la Odisea, Ulises podría ser tu taza de té -o jarra de cerveza, para ser más fiel al espíritu de Joyce-. Pero si te ponen más las extensas descripciones de paisajes desérticos y las complejidades de una economía basada en «la especia», entonces Dune te espera con sus arenas infinitas.
Al final, tanto Dune como Ulises son testimonios de la habilidad humana para encontrar orgullo en la conquista de lo incomprensible, para revolcarse en el barro de la pretensión y emerger, no más sabios, sino definitivamente más aburridos. Y ahí yace su verdadera belleza: no en las historias que cuentan, sino en las que sus lectores cuentan sobre ellos. Así que, ya sea con una copa de vino en mano mientras se lamenta por la perdida simplicidad de la narrativa, o con una camiseta de Dune proclamando tu lealtad a los fremen, recuerda: en el reino del esnobismo literario, el aburrimiento no es un defecto, sino un distintivo de honor.
Se trata evidentemente de un artículo en el que consigue todo lo que crítica. Es pretencioso, aburrido y snob.
Un intento más para demostrar una pretendida originalidad
Patético.
Espero que sea ironía. No sé cuáles serán las lecturas del autor, pero sí que parece que sus criterios dejan mucho que desear. Claro que ahora veo que el artículo está etiquetado como de «Humor». Otra cosa es que tenga gracia…
Sting dando brincos con ese traje de cuero y esos peinados… Villeneuve es el que equivocó su vocación y debería ser monje cisterciense.
No sé que me hace más gracia si el humor puñetero de Ledesma o la caterva de comentaristas que se toman sus textos como un ataque. Espero atento el siempre anodino comentario sobre Eva L. sobre el artículo.
No sé si conoce los derechos del lector, enunciados pr Daniel Pennac.
Son estos : https://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/proyecto/38008675-0001/los-diez-derechos-del-lector-por-daniel-pennac/
En el caso de la saga Dune he ejercido los derechos número 1, 3, 4 (sólo con el primor libro), 5 y 6.
Con Ulises, sólo el 1.
El primer libro de Dune me pareció entretendisimo. El segundo me entretuvo mucho menos, el tercero, prácticamente nada y no pude pasar del primer capítulo del cuarto.
Muchas gracias por esperar mis comentarios y lamento que le parezcan anodinos. Intentaré mejorar en el futuro.
Aunque, como solía decir mi padre: «Quien hace todo lo que puede, no está obligado a más»
No los conocía a pesar de ser miembro postizo de la familia Malaussène. Gracias por compartirlos.
Y sí, el lapsus es significativo.
Por cierto, he asumido que, donde ha puesto «el siempre anodino comentario sobre Eva L.», quería decir «el siempre anodino comentario de Eva L.» y que ha sufrido un «lapsus calami», como me ha ocurrido a mí con «primer libro» y «primor libro»
Un saludo
Jajajaja…
Si separas la paja del grano, Dune es la historia de imperialistas que roban a los autóctonos sus recursos, añadiendo cosas de elegidos, propio de la fantasía más que de la ciencia ficción.
Jajajaja la verdad es que si quería que el artículo fuera tedioso y aburrido para no desentonar con el tema, lo ha logrado.
Leí Dune, el primer libro, en 1975 con 15 años, cuando se publicó en español, y tanto este como los dos siguientes, me parecieron maravillosos y muy fáciles de leer, y no soy ningún nerd. De hecho, nunca me he atrevido con el Ulises de Joyce ni con En Busca del Tiempo Perdido, de M. Proust, por ejemplo.
Yo tampoco pude con el Ulises ni con En busca del tiempo perdido. Ademas como me había gustado Lolita de Nabo kob, crei que to er monte era organo y quise leer Ada y el ardor y acabé cagandome en su puta madre.
Con el ‘Ulises’ no me he atrevido. De «En busca del tiempo perdido» me pasó como con la serie de «Los Soprano», que me leí el primer libro y me vi la primera temporada y me parecieron obras incuestionablemente bien facturadas, pero no tenía suficiente interés en sus protagonistas y lo que me tuvieran que contar de sus vidas como para seguir adelante.
Con Dune diría que me pasó más bien lo contrario; no soy un gran fan de la prosa de Herbert, ni sus inquietudes pseudofilosóficas y religiosas resuenan mucho conmigo, pero aún así me he leído los seis libros (de hecho, por error empecé por el sexto, y si creéis que leer Dune es árido tendríais que probar a leer Casa Capitular: Dune sin haber leído los cinco primeros libros). Al final, como con casi cualquier otra cosa relacionada con los gustos personales, ya sea música o amantes, algunas cosas hacen ‘click’ contigo y otras no encajan. Y punto.
Soy un yonki de la CF y la fantasía épica, aunque últimamente prefiero el grimdark (o como se escriba)…
Dune es espeso, pero entretenido,al más puro estilo Ecco, pero creo que no es lectura para alguien a quien no le gustan ése tipo de novelas.
Personalmente, dudo mucho que lea a Joyce,ni ganas, pero de ahí a echar pestes,hay 3 pueblos.
El autor del artículo, básicamente, parece arremeter en su cruzada contra ambas obras, desde lo más profundo de una tensión sexual no resuelta; me hace pensar que no fue capaz de pasar del primer capítulo,lo que dice poco de un lector.
El resto de novelas de Herbert sí me parecen prescindibles…
Otro producto fresco de la huerta de la España mas profunda…
…gente sin ni puñetera idea de lo que estan escribiendo, ya es lo normal en Jotdown desde hace mucho…
Mas que revista cultural, parece un sitio foro de coches….
10/10, me aburrió
Ahh.. los comentarios.. ¡ese placer que da verlos tratando de escribir sofisticado para atacar un artículo!
Qué Weá xD
Yo Dune me lo JALÉ WN!
y no podía hablar de eso en ningún podcast porque soy una vieja ql y no había Internet cuando lo leí.
Ya, las continuaciones son pajeras, pero Dune, wn???? Me estai webiando.
Creo que fue al eximio Javier Gomá al que leí en una ocasión algo parecido a que España destaca en su fiereza contra la —real o pretendida— pedantería; como alguien aspire, no digamos ya logre, a elevar mínimamente el nivel cultural de este yermo en que vivimos, verá indefectiblemente que su posición es tachada de pedante, elitista, snob y un largo etcétera (bueno, no tan largo, los autores de tales reproches no tienen un vocabulario tan amplio). El autor del artículo se inscribe orgullosamente en el censo de aquellos que no solo reconocen no comprender y guardan silencio ante lo que podría ser una incomprensión por su parte, sino que se lanzan a atacar a quienes dicen sí comprender porque, razonan, si ellos no entienden/disfrutan/admiran una obra artística, es absolutamente imposible que otros sí lo hagan; tienen que estar fingiendo a la fuerza.
España, ese país donde la cultura sigue siendo sospechosa, donde es excepcional —lo digo con pesar pero también con una pizca de orgullo— llevar un libro en el transporte público, a poder ser en formato físico, donde la masa conduce a despreciar al que no se conforma con el acervo cultural del español medio, desolador para los estándares de cualquier país de nuestro entorno y donde siempre es bienvenida una chanza que ridiculice al listo de la clase. Lo peor es cuando tales invectivas, no precisamente infrecuentes, ni siquiera tienen gracia, como pasa en esta ocasión.
Uno se pregunta hasta dónde llegará JD en su deriva, pero estamos realmente a pocos pasos de leer un artículo ponderando las virtudes de artefactos pseudoculturales de telebasura o de algún premio Planeta, al tiempo. Recuerdo cuando lo habitual eran artículos de hondura, complejidad y extensión que permitían aprender disfrutando; a bote pronto me vienen las series sobre Maquiavelo o Crommwell, el artículo sobre las guerras del opio, algunos artículos que afortunadamente sigue firmando Basilio Baltasar o entrevistas a personajes de interés.
No sé si JD superará la desaparición de su fundadora, pero con firmantes como los del presente artículo, le auguro un futuro de lo más banal, quizá exitoso, pero desde luego poco interesante.
Mmm no he podido pasar de los primeros párrafos. Este artículo sí que es aburrido.
Hipólito, te ha quedado muy elitizado. Pon emojis o algo (Guiño, guiño, codazo, codazo).
Ya me puedo ahorra el tiempo de leer debajo tu firma.
Excelente artículo. Alguien tenía que decirlo y por fin se dijo! Felicitaciones Hipólito. Hubiera sido bueno incluir a toda la filosofía/literatura posmoderna también, desde Heidegger en adelante, grandes maestros del bostezo!
Me gustan mas las pelis (villeneuve) que los libros y me gusta mas Hyperion que Dune. Lo siento, prometo volverme mas culto, ya he comprado Ulysses.
Aunque creo haber comprendido el tono irónico del artículo (sugerido ya en su título) y comparto su crítica a la solemnidad de la «gran literatura» (si «Guerra y paz» es un tostón, se dice y no pasa nada), creo que me voy a meter en el jardín de la defensa del «Ulises» de Joyce. En contra de lo que se suele decir es una obra llena de humor que empieza con una misa-afeitado y que incluye múltiples y logradas parodias de estilos literarios como el periodístico, las sagas irlandesas, la novela rosa o el catecismo. El tono general es burlón, irónico y muy crítico con el insufrible ombliguismo del patriotismo-nacionalismo irlandés, lo que explica que el autor se exiliara en Trieste. Aunque entiendo que no le haga gracia a todo el mundo y que tiene algunas partes de difícil lectura, creo que su fama está justificada y no me pareció en absoluto aburrida. Espero releerla algún día. Saludos.
Pero el presente artículo, también aspira a entrar a ese elitista círculo del aburrimiento. Artículo demasiado soporifero y elitista
Ciertamente no has leído Dune y en cuanto a Ulises no deja de ser una crítica de copia pega que he leído multitud de veces. Resumiendo: entrecomilla lo que copias y leéte los libros.
Dudo que alguien que haya leído Dune pueda calificarlo de tostón.
Jactarse de no haber leído un libro, especialmente un clásico de la literatura universal, porque te resulta denso y aburrido es mucho menos edgy de lo que se piensa, y más bien está cerca de ser una apología de la ignorancia. Pero supongo que la ignorancia está de moda, o por lo menos muy extendida. Hoy por hoy son más los que se vanaglorian de no haber leído algo, y van por la vida orgullosos de sus carencias.
¿»Edgy»? ¡Estoy hasta los huevos de tanto anglicismo! ¿O debería decir «hasta los eggs»?
Mis eggs también están a full. Cerca de una red flag a jotdaun!
No se. Yo amo lo libros. Y amo estos libros mencionados. Dune es demasiado entretenido y Ulises es de digestión lenta. Me acuerdo de un amigo que se leyó el primer libro de los no se cuantos volumenes de en busca del tiempo perdido de Proust, sentado en el baño (otro libro clásico de digestión lenta).
Alguien que ama la lectura y recuerda la sensación de los libros cuando no había casi digitalización sabe que se trata de placeres más lentos, personales, intimos donde una puede ser una nerd y erudita al mismo tiempo. No es nuestra culpa que estas cosas que una gozaba en la adolescencia se hayan convertido en carne para el mainstream. Me resulta triste pensar que todo sea una reflexión cínica sobre la superficialidad del esnobismo y nada sobre la pasión y goce verdadero de loa mundos, las letras, la inteligencia y la posibilidad.
Aclarando además que el distintivo «humor» en el meta del articulo no termina de cerrar lo que el texto trasmite.
Ulises es un caso agudo de envidia del pene cuantico. Se nota incluso más en Finnegans Wake.
Dune es un caso de envidia del pene relativista.
Toda la gente de letras ha tenidon una envidia supurante de la gran revolucion de la fisica del siglo XX.
Hasta los matematicos andan perdidos y lo sufren las generaciones actuales.
Veo mucha graforrea sin nada interesante que contar por aqui. Sobre todo en el articulo. Los comentarios cínicos al menos son maliciosos. Eso ya es algo
Wow! Cuánta frustración denota el auto de esta crítica. Tal vez porque sabe que es un don Nadie que jamás escribirá algo más que artículos en la web y gracias a Dios por ello. Supongo que la Ilíada también se le hace aburrida por todas esas oscuras menciones a dioses y héroes de la antigüedad.
Para opinar de lo que se, me he leído Dune, y me gustó bastante, conste que me encanta la ciencia ficción.
El segundo y tercero de Dune, tampoco están mal, para seguir profundizando en una historia que te gusta.
Dentro de lo que cabe, el primero de Dune, es bastante entretenido y fácil de leer, a pesar de su extensión.
Al fin y al cabo es un libro hijo de su tiempo, en plena eclosión del LSD, en el libro usan la especia para alcanzar estados alterados y ver el futuro.
Para mí es un libro solido y muy bien hilado.
Como anciano y empedernido lector, estoy mas de acuerdo que en desacuerdo.
Nunca he podido caminar mas allá de «Por el Camino de Swann». Y solo he picoteado
el «Ulises», puede hacerse según Pennac y nunca creo, iré mas lejos. ¡Pero! con
Frank Herbert es distinto, una cosa es lo que ha hecho Villeneuve con su obra y otra
muy distinta el texto escrito por Herbert. Acervo publicó «Duna» en 1975, 701 páginas
mas apéndices varios: El resto de la «saga» no es de la autoria del maestro y la lata es de
autoría de Villeneuve.
Encontré esta publicación cuando busqué en Google «Ulises de Joyce demasiado aburrido» y me siento totalmente identificado.
No he leído a Dune, pero todo el que lo ha hecho que conozco solo alaba a la seria. Ahora, en cuanto a Ulises, ¡Dios mío! tengo meses martirizándome con su lectura, obligándome a terminarlo, primero, por una cuestión de principios (no dejar nada inconcluso), pero ahora solo quiero terminarlo para criticarlo junto con todo el que lo alabe en mi presencia. No hay placer en su lectura. Las risas ocasionales que saca, porque las hay, no compensan el costo de su lectura. Lo voy odiando por ser como es: como una obra inconclusa.
De Proust, que lo refieren en comparación, contrario a Ulises, no me pareció malo o aburrido «En Busca del Tiempo Perdido», me leí incluso el segundo libro, que tampoco me desagradó, sin embargo, solté el tercero sin remordimientos; quizá lo remote alguna vez si me sobra el tiempo.
Voy leyendo el infame Ulises en iPad, llevo 800 y tantas páginas de 1300 y pico (porque además de aburrido, es aburridamente largo), su lectura es masoquismo, y en mi caso que soy un lector lento, es casi una tortura.
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