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En busca de la palabra perfecta

En busca de la palabra perfecta
Ilustración: Trinidad Ballester.

El origen de los cuentos se remonta a la costumbre de relatar los sueños.

(C. G. Jung)

Sueño. El Origen

Hoy he soñado con un torrente de colores, tamaños, formas, brillos y sombras. He soñado con un océano de sonidos como voces sin palabras, con sensaciones y temperaturas… He sentido un pensamiento trabajoso y pesado que rondaba mi cuerpo como un viento circular de ideas repetidas. 

Tengo conciencia de que he soñado con el origen de la vida, con lo que había al principio, antes de que las cosas fueran nombradas. Y lo sé como se saben las cosas en los sueños.

De repente, mi imaginación comenzó a destilar palabras. Es el momento en el que los colores, los sonidos y todas las cosas comenzaban a nombrarse.

Tengo la imagen de un gran reloj de arena desde cuya parte superior caen las figuras, los colores, las voces, las sensaciones y emociones… Todo lo que había antes del lenguaje.

En la parte de abajo del reloj de arena todo se va transformando en las palabras que las nombran, de algún modo pasaban de estar a existir.

Tengo plena atención a ese momento de transición y ahora comprendo cómo las cosas adquieren su nombre y lo sé porque lo veo, lo oigo pasar por la breve cintura de cristal del reloj de arena.

Y en ese instante vívido de mi conciencia, en el que me hallaba más despierto que nunca…

Me he despertado. 

(Bernardo, 12 marzo 2004)

Cuando recupero la conciencia y recuerdo este sueño, me conecta con la doble estructura del lenguaje que defendía Noam Chomsky a principios de los años setenta. La primera es la que él denomina Estructura Superficial y se atiene a las reglas de la lengua que debe respetar el mensaje que queremos transmitir.

Por otro lado, está la Estructura Profunda del lenguaje que tiene relación con el gesto del hablante, la forma de presentar el mensaje y especialmente, el intento permanente que realiza para darle palabras al conjunto de imágenes, sonidos y sensaciones que experimenta y le movilizan a nombrar lo que siente.

A veces estas dos estructuras pedalean juntas y convierten la comunicación en un acto creativo y transformador de la realidad. Pero en otras ocasiones juegan una contra otra y el mensaje se resiente, e incluso desaparece.

El sueño está más instalado en esta parte profunda del lenguaje. También es la base de la creatividad. Incluye un desorden que busca y aspira a la armonía.

Tener una experiencia y saber relatarla son cosas diferentes. El cerebro humano se pasa el tiempo intentando contar lo que le ocurre en su vida una y otra vez. Y en parte suele conseguirlo, pero suele quedar un porcentaje de insatisfacción que guarda para la próxima vez que tenga que expresarse. 

Este mecanismo garantiza y moviliza el deseo que tenemos de expresarnos continuamente. Cuando hablamos de lenguajes persuasivos, lo esencial radica en que busques y generes la mejor versión del discurso que exprese tu experiencia de la vida. 

Concretamente, el lenguaje hipnótico también busca este acercamiento a la palabra perfecta. Y en este sentido se parece a la poesía y al lenguaje de los sueños. 

El lenguaje onírico

1. Si nos detenemos a analizar nuestros propios sueños o los que nos cuentan, podemos identificar algunos patrones lingüísticos que suelen aparecer en ellos:

Empleamos distorsiones espacio temporales. Tanto en el sueño como en el trance utilizamos fórmulas lingüísticas en las que entremezclamos lugares o épocas vitales: 

Sueño que estoy en la casa en la que vivo actualmente. A continuación, abro la puerta de la calle y, desde ahí, veo una playa del mar mediterráneo a la que solía llevarme mi padre cuando yo era niño.

2. Experimentamos la interacción entre los distintos sentidos. Recordamos imágenes a partir de sonidos musicales, o evocamos lugares desde la percepción de olores. Experiencia sensorial que se conoce como Sinestesia: 

Sueño que escucho una pieza de música clásica que me transporta a los atardeceres de verano que he vivido en el Mediterráneo.

3. Potenciamos el pensamiento inconsciente e intuitivo y percibimos el declive del pensamiento racional: 

Sueño que le digo algo a mi jefe, en la discusión tensa que tuvimos el otro día y que en aquel momento no le contesté porque no estuve suficientemente ágil de reflejos. 

4. Reencuadramos situaciones conflictivas soñadas en escenarios más amplios que les dan otros significados más amplios y ricos:

Sueño con la conversación tensa que tuve hoy con mi pareja y la observo desde el cielo, a varios kilómetros de distancia. Desde ahí, puedo observar las montañas que rodean nuestra discusión, el mar, el horizonte y una suave brisa que nos envuelve.

5. Convertimos el problema o síntoma en un objeto o un ser vivo que aparece en mi sueño: 

Sueño con un malestar en mi pecho que se va haciendo más grande e incontenible. Poco a poco se abre paso entre mis costillas y sale de mi cuerpo. Se coloca a dos metros de distancia de mí, tiene el aspecto de un sapo que me observa. Poco a poco noto que me voy calmando.

6. Cambiamos la percepción sensorial de la realidad. Sueño lo que me preocupó con otras imágenes u otros sonidos: 

Sueño que mi maestro me reprende en la escuela delante de todos, estoy angustiado. Poco a poco, va cambiando su voz, se parece a la de Bob Esponja, un personaje de dibujos animados que ve mi hija en televisión. También va cambiando de vestuario, aparece vestido de flamenco y sus zapatos taconean mientras me grita. La situación deja de preocuparme.

7. Percibimos la realidad en la que soñamos de un modo asociado o disociado: 

Sueño que tengo un dolor agudo en la garganta. Estoy acostado en la cama de mi habitación. Poco a poco, noto que me observo a mí mismo desde el techo de ese dormitorio. Sé que me duele, pero no lo percibo de un modo tan agudo.

8. Somos capaces de adoptar la posición perceptiva de otras personas, perspectivas, objetos, incluso de ti mismo en otro tiempo: 

Sueño que es mi padre el que me dice a mí lo que yo le decía esa misma tarde antes de dormir. Todo ha cambiado, parece más comprensivo con lo que yo intentaba explicarle. Sin embargo, yo, como padre de él, soy más severo de lo que me gustaría.

9. Experimentamos otros estados personales en el sueño. Cambios que nos indica nuestra postura o respiración:

Sueño que estoy muy preocupado con lo que me ocurre, tengo un miedo creciente que me paraliza. Progresivamente, comienzo a abrir la boca para respirar con energía, separo las piernas y fijo los pies en el suelo, abro mis brazos y mi pecho y comienzo a crecer. Mi incertidumbre se convierte en un proyecto que deseo acometer.

10. Sueño que conozco y acepto las propias emociones:

Sueño que estoy con mis amigos. Me preguntan por qué estoy tan triste. Yo les digo que nunca había estado tan alegre. Ellos se miran entre sí con desconcierto. Mi alegría se va convirtiendo en enfado con ellos porque no comprendo por qué me dicen eso. Poco a poco, la situación me produce tristeza y ellos se calman. Se acercan a mí y me abrazan. 

En síntesis, somos capaces de generar aprendizaje cuando podemos contemplar un elemento de la realidad en contextos más amplios.

El objetivo que comparten el trance, el lenguaje de los sueños y la poesía es esta ampliación del foco de conciencia. Cuando podemos encuadrar lo que nos preocupa en escenarios más globalizadores, convertimos las adversidades de la vida en aprendizajes.

Conocí a un hombre que sufría episódicas experiencias de melancolía y depresión que le paralizaban durante dos días. Esto le pasaba cada dos o tres meses. En esos momentos se retiraba a su habitación, leía comics de los años ochenta, dilataba su respiración hasta el suspiro prolongado, se instalaba en un estado de suave melancolía y paraba toda su actividad cotidiana.

Se trataba de alguien muy emprendedor que dirigía diversos proyectos empresariales y apenas disponía de tiempo para dedicárselo a sí mismo.

Si ampliamos el foco de conciencia desde sus episodios de tristeza a su contexto vital podemos inferir fácilmente que estos le defendían de un posible infarto, ya que no era capaz de proporcionarse a sí mismo de un descanso cíclico que garantizara su salud.

Cuando lo comprendió recuperó el poder sobre su propio síntoma. Le sugerí que se programara un episodio de melancolía cada sábado por la mañana, con una duración de dos horas. Semanas más tarde me confesó que se aburría y había decidido emplear los sábados en hacer deporte, salir a la montaña y cantar en un coro. La tristeza se convirtió en el mejor momento de la semana.

Una de las funciones del trance hipnótico consiste precisamente en eso. En la ampliación del foco de conciencia. Normalmente, el sufrimiento viene provocado por la insistencia en enfocar la atención solo en lo que nos preocupa, hasta la obsesión. En esos momentos el inconsciente nos sugiere que atendamos otros frentes de la realidad, para poder aportar al sufrimiento, un escenario más amplio y significativo de la realidad.

Te propongo el siguiente patrón hipnótico para explorar la atención y ampliación del foco de conciencia.

Patrón de trance para explorar la atención y el foco de la conciencia. Piensa en algo que has pasado por alto

Siéntate cómodamente y adopta una actitud introspectiva. Relájate mientras evocas una situación en la que sufriste por algo desagradable.

Nota cómo alguna parte de tu cuerpo se tensa mientras piensas en esto. Quizá tu espalda o tu mandíbula… Quizá tu pecho se detiene y deja de respirar por unos instantes.

Ahora, nota alguna otra parte de tu cuerpo que permanece neutral a todo esto, que no participa de la tensión que te produce este episodio de tu vida. Tal vez tus codos o las corvas. Siente esa zona del cuerpo y experimenta tu desimplicación del problema.

Al mismo tiempo, puedes cambiar tu mirada a otro sitio en ese mismo lugar y observar algún objeto que se mantiene inmóvil y ajeno al problema. Detente a notar ese objeto que habías pasado por alto.

Quizá, si pudieras ver más allá del lugar en el que estás, muy cerca podría haber una pareja de enamorados que se hablan de amor eterno, que sienten cosas hermosas y que están dispuestos a dárselo todo el uno al otro.

Si puedes, mientras la observas, haz una cosa: mira hacia el cielo en ese mismo lugar, a lo mejor está pasando un avión en el que viajan personas que han depositado en ese vuelo todas sus energías. 

Personas que viajan a un lugar que les resulta muy agradable, en el que van a desarrollar un proyecto muy importante para ellos y que respiran profunda y satisfactoriamente mientras el avión se dirige a su destino.

También puedes notar que, en ese mismo lugar, hay personas que, en otros momentos, han vivido cosas estimulantes, que han pasado momentos muy agradables, quizá en el mismo lugar en el que te encuentras ahora. Nota la expresión de esas personas y su sensación de agrado al estar allí.

Tal vez tú mismo, en ese mismo lugar, en otro momento, has tenido experiencias hermosas. Incluso es posible que en el futuro puedas tener, en este mismo sitio, vivencias que te traigan las mejores sensaciones.

Y ahora deja que tu atención se detenga en cada una de las cosas que han aparecido en esta historia: tu dificultad, los enamorados, los pasajeros del avión, los anteriores visitantes de este lugar y tú mismo, en otro momento en el que te sentiste bien en este escenario. Percibe tu dificultad mientras estás en contacto con el resto de estos elementos.

(Bernardo Ortín)

El cerebro no tolera bien olvidar las dificultades que tenemos en la vida. Porque para la mente, olvidar se parece mucho a recordar. Uno de los mejores libros de política que leí últimamente se titula: No pienses en un elefante1, en el que se muestra cómo el hecho de negar incluye la afirmación de lo que se niega. 

En un cartel expuesto en la calle se puede leer: Programa eficiente para NO fumar. Y cuando el fumador lo lee, se intensifican sus ganas de encender el cigarrillo.

Poema

Yo estoy en mis silencios

(Trinidad Ballester)


Nota

(1 ) De George Lakoff y Magdalena Mora Mallo. (2007). Madrid: Editorial Complutense, S.A.

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2 Comments

  1. Eso que se menciona de Chomsky al principio del artículo es un disparate.

  2. Me quedé esperando alguna aclaración de su mensaje. Disparate viene de disparar erráticamente sin objetivo. En la obra de Chomsky: La Gramática Generativa se explica el concepto. Gracias

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