Política y Economía

Retronostalgia peligrosa en Alemania. AfD, neonazis, Reichsbürger y Reino de Alemania: cómo desestabilizar un país con (no tan) viejas ideas (y 2)

Retronostalgia peligrosa en Alemania. AfD, neonazis, Reichsbürger y Reino de Alemania
Manifestación contra la ultraderecha alemana, Berlín, enero de 2024. Foto Cordon.

Viene de «Retronostalgia peligrosa en Alemania. AfD, neonazis, Reichsbürger y Reino de Alemania: cómo desestabilizar un país con (no tan) viejas ideas (1)»

Los Reichsburger (RB)

¿Recuerdan el intento de Putsch en Alemania (fallido) hace no tanto (2022)?

Todos amanecimos sorprendidos y preocupados por la noticia de un intento de golpe de Estado en Alemania… más de cincuenta detenidos y tres mil policías implicados en la operación. Los conspiradores tenían planeado usar medios militares incluso. La organización responsable son los Reichsbürger. En realidad, la Patriotische Union (conocida también como el Consejo, Der Rat), uno de los muchos grupúsculos del movimiento RB. Fue una chapuza, todo hay que decirlo. En fin… eso está todo en las noticias, tampoco es necesario glosarlo aquí.

De momento, no se sabe mucho la relación con lo anterior (el plan de deportaciones), pero a buen seguro esta gente no le haría ascos. 

Esbozo histórico: los distintos «imperios» alemanes

Sobre los Reichsbürger, procederé a una serie de puntualizaciones:

En primer lugar, lo de Reichsbürger (para quien no lo sepa, en alemán los nombres tanto propios como comunes se escriben con mayúscula inicial; una manía que tienen). Reich (pronúnciese «raij», no como algún político) significa imperio. Bürger significa ciudadanos. Ellos son viejos (ultraderechistas) conocidos en Alemania, y reivindican una Alemania que ya no existe. Volvemos después sobre ellos.

En segundo lugar, hablamos ahora de «Reich». Es cierto que muchos de nosotros asociamos ese Reich con los nazis, que estaban siempre dando la matraca que si Reich para acá, que si Reich para allá. Pero, en fin: ese en concreto es el tercero, el III Reich, nombre un tanto rimbombante, pero es que Hitler tenía esas fijaciones grandilocuentes. Por lo que vimos en las noticias, a más de uno le gustaría un cuarto Reich (la expresión existe, por supuesto). De momento —y esperemos que siga siendo así— no va a ser posible. 

Volviendo al III Reich; es decir, el tercer imperio ¿dónde quedan el primero y el segundo? No hay uno solo, y esto es muy importante porque ahí radica el quid de la cuestión. Entonces ¿cuáles son los otros dos? ¿De qué imperio hablan los mencionados RB? Llevaremos a cabo, en este sentido, un breve resumen sobre el recorrido histórico de tales formaciones estatales, advirtiendo que se llevará a cabo un ejercicio de simplificación histórica. Vaya por adelantado que la palabra «imperio» no significó siempre lo mismo, a lo que hay que añadir las connotaciones políticas de quien emplee tal vocablo, como es el caso que nos ocupa en este artículo.

El Primer Imperio se corresponde con el viejo Sacro Imperio Romano Germánico.

Heiliges Römisches Reich Deutscher Nation (Sagrado Imperio de la Nación Alemana) es como lo denominaban. En realidad, era un «imperio de alemanes». Los alemanes por entonces eran gente que hablaba alemán, punto: es algo muy del ámbito cultural en exclusiva. No hay que tomarlo como una nación en el sentido actual. Tampoco es que fuera «sagrado» siempre, por lo menos, en los primeros trescientos años: ello es un añadido de Federico I de Hohenstaufen (el Barbarroja) a mediados del siglo XII para atribuirse mayor legitimidad en tiempos en que el concepto de «soberanía popular» no tenía demasiado predicamento. 

Dicho imperio, muy a bote pronto, es el resultado de la desintegración del Imperio Carolingio. Se desarrolló de los siglos IX-X a 1806, cuando Napoleón lo liquidó. No se trataba de un imperio como tal, ni de un Estado nación en términos actuales, sino más bien de una confederación que fue evolucionando hacia un mayor control imperial en determinados momentos o no. En cualquier caso, es muy común hablar de imperio en el sentido del romano en cierto nacionalismo alemán. Existía un titular de la mencionada salsa de estados: un emperador, sí, pero no pintaba demasiado. El territorio se dividía en cientos de territorios con un señor feudal a cargo de cada uno, que era quien mandaba en realidad. Comprendía territorialmente el centro de Europa y parte del sur: desde el sur de la actual Dinamarca al Tirol italiano y la hoy región italiana Friuli-Venezia Giulia, pasando por los territorios que hoy forman parte de Bélgica, Francia, Austria, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia y Polonia. 

Acelerando la historia, dicho «imperio» fue sucedido por diversos Estados dentro del imperio hasta 1806, en que Napoleón lo disuelve (se termina el Primer Imperio) y crea una Confederación del Rin (1806-1815) a su medida, una red de estados vasallos. Quedando los estados alemanes más poderosos como Prusia independientes. Se corresponde bastante con la Alemania actual con Austria.

Vencido Napoleón, ve la luz la Confederación Germánica (1815-1866), una extensión similar al Primer Imperio sin Prusia. Es escenario del nacionalismo alemán que llevará a la Unificación Alemana en la que tiene especial protagonismo Otto von Bismarck

El llamado Canciller de Hierro (con permiso de la otra, Angela Merkel) se desarrolla de 1871 a 1914. Acaba de nacer el Segundo Imperio o II Reich (proclamación oficial). Se trata de un estado larga y pacientemente pensado, planificado y construido por el astuto canciller, hombre cabal que sabía cuándo guerrear, cuándo negociar, cuándo no precipitarse (sus sucesores, visto lo visto, no aprendieron nada de él). Así logró unificar en torno a Prusia, el estado más pujante, a toda Alemania, una salsa heterogénea de estados hasta entonces, como se ha dicho. Bismarck, tras ganar guerras a austriacos, franceses o daneses, proclamó entonces en Versalles el Deutsches Kaiserreich, Imperio alemán, nombre oficial, aunque todo el mundo lo llamaba Deutsches Reich, que significa casi lo mismo. Este es el imperio y la Alemania a la que aspiran los Reichsbürger. Verdaderamente, en este caso, sí se puede hablar de un imperio como tal. 

Es el punto álgido de Alemania. Como ya se sabe, a partir de entonces Alemania no hizo sino perder guerras y territorios. Tras la I Guerra Mundial, Alemania dejó de ser un imperio para convertirse en la República de Weimar (1918-1933). Bueno, no es verdad: oficialmente, la denominación oficial del Estado seguía siendo Deutsches Reich o Imperio Alemán. De hecho, seguía existiendo «Reichsmark» o «marco imperial» como moneda. Lo de Weimar es una categorización histórica para distinguirlo de la Alemania nazi.

Alemania había perdido algunos territorios y la superviviente había quedado dividida en dos partes. Con todo, no estaba mal. Siempre se podía estar peor, como la historia se preocupó de enseñar.

Retronostalgia peligrosa en Alemania. AfD, neonazis, Reichsbürger y Reino de Alemania
Así quedó el Imperio alemán tras la I Guerra Mundial: aún no estaba nada mal. Wikicommons/Putzger – Historischer.Weltatlas

Sin embargo, la avaricia rompió el saco. Para que conformarte con unas pérdidas territoriales mínimas cuando puedes perder aún más. Llegó, a partir de 1933, la Alemania de Hitler, conocida por él y sus acólitos de entonces —y de ahora— como III Reich. 

Potencias occidentales: ya se calmará el hombre

Alemania, con la aquiescencia de Francia y el Reino Unido, fue poco a poco rearmándose (algo que tenía prohibido por los tratados internacionales) y recuperando y adquiriendo territorio. Los (muy deficientes) estrategas de ambos países pensaban que a Hitler se le acabarían pasando las apetencias expansionistas: estamos ante la política de apaciguamiento. Vamos a darle lo que pide, no nos vaya a declarar la guerra y ya tuvimos bastante: no hace ni veinte años de la última guerra ¿Quieres Austria (Anschluss (Österreichs)? Veeenga. Total… si al fin y al cabo hablan alemán allí. ¿Que los Sudetes también? Bueeeno… vale que son checos, pero de habla alemana… mira tú Kafka, lo bien que escribía el hombre en alemán siendo de allí. También son buenos con las salchichas y las cervezas… ya más alemán que eso, imposible. Hay eslavos por medio, pero son cosas que pasan. En cuanto al resto de (más o menos) la actual Chequia, se convierte en protectorado y ponen a uno de los nazis más sanguinarios al mando en Praga: Reinhard Heydrich, un chaval que promete (se dice incluso que sería el sucesor de Hitler cuando el jefazo pasase a retiro). Luego, Polonia (que se repartieron entre Stalin y Hitler). Stalin decía que no es que le guste, pero es para ganar tiempo y tal por si Alemania ataca, no es que quiera Polonia, que antes formaba parte del Imperio ruso, ¿eh?, qué va.

Oye, lo de Polonia ha sido pasarse un poco ¿no?, empezaron a dudar Reino Unido y Francia. Entonces proceden a declarar la guerra a Alemania, pero con la boca pequeña. Pensaban que la cosa aún podía resolverse hablando: te amenazo con guerra, pero en realidad no quiero atacarte, ¿lo entiendes? Vamos a llegar a un acuerdo. Dime cuáles son tus necesidades. Qué necesitas: no sabían que Hitler lo quería todo.

No hicieron nada. Lo peor de lo aludido es que las divisiones que tenía Hitler en la frontera occidental eran ínfimas en septiembre de 1939, cuando invadió Polonia. Si Francia y Alemania hubieran actuado entonces, no hubieran tenido mucho que hacer los efectivos alemanes. Pero, en fin. Ya se calmará, pensaron. Si todos llegamos un acuerdo, evitamos la guerra. Ya verás. Sin embargo, en mayo de 1940, Alemania se había reforzado en el oeste. Lo siguiente es que, gracias a la inacción de los anglofranceses, la Wehrmacht arrasó Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Francia. Estados Unidos iba muy a lo suyo, no intervino pese a que Reino Unido era atacada sin parar por la Luftwaffe, el único país que conseguía resistir a los alemanes. Fue hasta finales de 1941. De repente, año y medio después, Washington se dio cuenta de que la democracia había que defenderla. Bueno… más vale tarde que nunca. 

El II Reich de Hitler constituyó un efímero imperio que culminó con la derrota total alemana en 1945, la pérdida de un tercio del territorio y un país dividido en cuatro sectores (estadounidense, británico, francés y soviético). Los aliados no sabían qué hacer con el antiguo Reich: si dividirlo, si repartirlo entre los aliados, si convertirlo en un protectorado-ocupación perpetuos. Verdaderamente: los alemanes no tenían remedio. Al final, se optó por la reunificación de los territorios de los aliados occidentales en la República Federal Alemana, sin soberanía y tutelada por ellos, y la formación de Alemania Oriental después, tutelada por la URSS.

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pérdidas territoriales y división de Alemania entre los aliados tras la II Guerra Mundial. A la tercera sí va la vencida. En amarillo claro, las áreas cedidas a Polonia y a la URSS. Wikimedia Commons.

Cuando pierdes una guerra, todos los gatos son pardos

Hay que decir que Alemania se pasó de frenada en la Segunda Guerra Mundial —eso nadie lo pone en duda… salvo algún ultraderechista negacionista—, que fue autora del Holocausto de judíos, gitanos, homosexuales y opositores. Sin embargo, los vencedores, en especial los soviéticos, cuyo dirigente Stalin no era necesariamente más «buena gente» que Hitler, aplicaron la ley del vencedor, rediseñando el mapa del este europeo y arrebatando a Alemania territorio que tradicionalmente era de su titularidad para agregarlo a una Polonia a la que también se le había amputado una importante porción de la superficie que poseía antes de la invasión nazi-soviética (ver mapa en blanco y negro, abajo). Occidente, que ya había acordado eso mismo con los soviéticos en Teherán, Yalta y Postdam desde 1943 a 1945, dejaron hacer a Moscú. 

Volviendo a los alemanes, el laissez-faire de los aliados occidentales conllevó una inmensa operación de limpieza étnica de toda región donde existía alguna minoría alemana, que eran muchas en Europa: unos doce millones de (civiles) alemanes fueron obligados a evacuar zonas en las que habían habitado, bien se tratara de antiguos territorios alemanes en el este (los llamados Ostgebiete o «territorios del este» poblados por alemanes hasta que los tratados establecieron la línea de los ríos Oder y Neisse como frontera oriental de Alemania) o de otros estados donde los alemanes étnicos habían residido durante siglos. De igual modo existían minorías alemanas en Rusia, Hungría, las actuales Polonia, Bielorrusia, Ucrania, Rumanía o la antigua Yugoslavia. Los alemanes de Rusia padecieron el furor criminal de Stalin, que veía espías por todas partes antes y durante la guerra. Tras dejar sus territorios de origen, los que quedaban al término del conflicto, hubieron de enfrentarse a una Alemania con la que no tenían nada que ver, por mucho que fueran germanoparlantes. 

Una parte no muy bien narrada de la historia —porque la historia la suelen escribir los vencedores, como se ha dicho— es la de los Wolfskinder, los «niños lobo». Fueron infantes refugiados que vagaron por los bosques hoy polacos y rusos sin sus padres, desde la antigua provincia alemana de Ostpreußen (Prusia Oriental) y otras regiones. En el mapa de abajo, la zona del oeste de la que emigraron 1.95 millones de alemanes. La Alemania nazi fue un estado tan criminal que por desgracia hay hechos que pasaron desapercibidos entre tanta barbarie que ocasionaron al este europeo. Quedan bastantes hoy, todos octogenarios como mínimo, y llegaron a las zonas alemanas de ocupación soviética u occidental, habiendo perdido toda identidad y vínculo familiar. Simplemente atravesaron los bosques como animales hasta llegar a un sitio seguro que nunca fue «casa». 

Alemanes refugiados o expulsados de antiguos territorios alemanes, Polonia y otros países. Fuente: bpd

Los Reichsbürger y el Reino de Alemania. Su organización y creencias

Este conjunto de grupúsculos no reconoce las fronteras actuales de Alemania. No aceptan las amputaciones territoriales que sufrió su país tras la última conflagración mundial. Injustas estas o no, el canciller Willy Brandt tomó cartas en un asunto muy espinoso. En los años 1960 la guerra y sus consecuencias estaban aún frescas y había muchos exrefugiados alemanes que habían tenido que abandonar los territorios que antaño poblaron durante centurias. Pero Brandt era consciente de que la provisionalidad no llevaba a ninguna parte y de que el objetivo era reunificar lo que quedaba de Alemania. Entabló conversaciones con la RDA, se disculpó en Varsovia por las atrocidades cometidas por su país en la guerra1. No solo eso: reconoció el territorio polaco actual, gran parte del cual perteneció a Alemania y aseguró a polacos y soviéticos que no habría reivindicaciones territoriales por parte de Alemania en el futuro. Este movimiento magnánimo es «declarado nulo» por los Reichsbürger.

Los RS tienen montada toda una parafernalia que funge como Estado imaginario. Tienen pasaportes propios, bandera y constitución.

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Imperio alemán al que aspiran los Reichsbürger: Alemania actual y media Polonia. Wikimedia Commons.

El «Reino de Alemania» es uno de sus objetivos y existe (en sus cabezas, claro). Se trata de una simulación de Estado por parte de los «Reichsbürger» (también conocidos como «Selbstverwalter»). Más bien como un juego de rol en vivo, pero más peligroso.

Mantienen una fundación (2012). Hay fotos: se trata de una onda surrealista-masónica .

La Agencia Federal para la Protección de la Constitución (AFPC), describe la foto esta peculiar ceremonia: «Un hombre frente a un piano y candelabros pesados recibe una capa de armiño. Con rostros solemnes, jóvenes —más o menos vestidos de manera festiva—avanzan hacia el escenario sosteniendo insignias del Reich en las manos y las entregan al «rey».

El coronando luego lee, apoyado en una espada, un «certificado de fundación« y se esfuerza por sonar lo más digno posible. Con el «Así habló Zaratustra» de Strauss de fondo, se arrodilla ante una corona y coloca la espada delante. Más tarde, sentado en una especie de trono, recibe los homenajes de sus «súbditos». Puede parecer una frikada o una broma, pero se lo toman totalmente en serio.

El estado ficticio «Reino de Alemania» (Königreich Deutschland (KRD)) fue «proclamado» en septiembre de 2012 en la ciudad de Wittenberg (Sajonia-Anhalt) y, ni que decir tiene, despliega una interesante página web donde se habla de la verdad verdadera, entre otros asuntos. El fundador del KRD se autodenominó «Supremo Soberano» en un «acto de fundación del estado». El soberano del KRD, convencido de haber fundado un «nuevo estado conforme al derecho internacional», se dio también una «constitución» (ver abajo). En ella, se afirma que el KRD combina «las formas de una democracia directa ascendente en la forma organizativa de una república de consejos con una monarquía constitucional electiva».

Con este constructo similar a un estado, el KRD intenta presentarse como una alternativa al sistema de la República Federal de Alemania, el enemigo construido traicionando a la patria.

En la delineación de la imagen del mencionado enemigo, también juegan un papel decisivo las connotaciones antisemitas, como cuando se afirma que el «sistema de dinero de deuda y tasas en conexión con la creación de dinero de la nada», que hace evidente alusión a la imagen entre el antisemitismo atávico del «judío usurero». Es —siempre según su web— uno de los pilares centrales del «sistema destructivo» que «mantiene a todas las naciones de la Tierra en deuda y, por lo tanto, en dependencia» y en el cual se produce una redistribución «de las personas trabajadoras hacia el cártel bancario»: una de Protocolos de Sion, por favor.

El «sistema de bienestar común» establecido por el KRD quiere, en cambio y frente al sistema usurario judío, «crear libertad y verdadera prosperidad en una base amplia». ¿Me pone otra de neo-nacionalpopulismo, por favor?: ¿quién no quiere libertad y verdadera prosperidad para su pueblo? Que sepamos, no se ha registrado nunca alguna formación política que se denomine Partido por la Miseria del Pueblo o algo similar. Estamos ante un recurso muy sobado ya del nacionalpopulismo de ultraderecha.

Las actividades del KRD están enfocadas en la dignidad del «Supremo Soberano» como persona, que ostenta el polémico Peter (I de Alemania) Fitzek2. Se define por un culto a la personalidad en torno al líder. Su figura carismática, gracias a la cual se ha logrado construir una comunidad sectaria y persuadir a personas una y otra vez con sus promesas de salvación. Se les persuade más bien de cobrar por realizar un trabajo que debería ser objeto de remuneración: así, los acólitos trabajan de manera gratuita, por ejemplo, en las renovaciones de propiedades del KRD, o gastan varios cientos de euros en los seminarios3 ofrecidos para su «formación», como se verá más adelante. La organización vehiculiza, de la misma manera, que los seguidores de su estado ficticio donen sumas significativas de dinero. El dinero, al final, siempre es el objetivo. 

A través de la «constitución« y las diversas estructuras del KRD, se posibilita un estado mental que hace sentir que realmente se pertenece a una comunidad estatal por encima del individuo. Dichas «estructuras de estado» son de diversos tipos y funcionalidades: desde la «Asistencia Médica Alemana» (similar a una compañía de seguros de salud), a la «Caja de Pensiones», pasando por una «Oficina de Registro/empadronamiento» y un «banco real», designado como «banco estatal» del KRD. Del modo descrito, el KRD simula un estado aparentemente autónomo. Sugiere con toda intención a sus seguidores que pueden eludir la aplicabilidad de las leyes alemanas —que no les vinculan, pues la República Federal Alemana está fundado sobre un acto nulo— y les faculta a liberarse, entre otras cosas, de la obligación tributaria, ya que, según su propia opinión, no son parte del «sistema financiero internacional». El KRD se presenta, de acuerdo con lo dicho, como la única alternativa al sistema actual.

Todo esto de las instituciones del «Estado» está muy bien, aunque ¿dónde se aplica? Esto tiene fácil solución: si no tenemos territorio —entiéndase territorio legítimo, porque el de la Alemania actual no lo es— simple y llanamente se compra.

Inmobiliaria propia

Los RB adquieren diversas y cuantiosas propiedades para hacer efectivo su estado, sobre todo en ¡sorpresa! Sajonia. El KRD las considera «territorio del Estado».

En la especie de señal de tráfico puede leerse «Libertad» y «Fin de la República Federal». Obsérvense las consignas libertarias tan de moda entre la extrema derecha. Por citar un ejemplo, puede mencionarse el partido de Javier Milei: Liberta Avanza.

A principios de febrero de 2022, el KRD compró una propiedad de más de 50 000 metros cuadrados en Eibenstock-Wolfsgrün (Sajonia). Tienen absolutamente de todo: «centro de seminarios» y «salud». También se levantan edificios, incluido un hotel, y zonas agrícolas, forestales y acuáticas. El precio de compra fue de 2.3 millones de euros.

El castillo en Bärwalde (Sajonia) es otra «no propiedad» que juega un importante rol en los RB y está valorada en más de 1.3 millones de euros. Es una fortaleza más bien pequeña que hasta la fecha estaba habitada por un matrimonio de personas mayores. No consta ninguna venta y se encuentra incluso disponible. El entramado de propiedades de los RB y sus compras descentralizadas hacen muy difícil seguir el rastro. No obstante, es lugar de encuentro de los RB. Los habitantes del barrio están preocupados por la serie de reuniones que tienen lugar en el castillo y documentan la asistencia de cientos de personas encargadas de numerosos trabajos de acondicionamiento de la propiedad. La policía, alertada por las autoridades municipales, por sus actividades, les preguntó quiénes eran, a lo que respondieron que «somos de la RB. La policía les tiene prohibido celebrar más «actos» allí.

En mayo de 2023 compraron en otra propiedad en Halsbrücke (siempre Sajonia). También se han adquirido propiedades en Baja Sajonia (oeste de Alemania, zona de escaso predicamento de la ultraderecha) y Turingia, en el este. Sin embargo, no se sabe que están vinculadas a los RB hasta el año pasado. El mecanismo muy opaco de estas compras se realiza por acólitos poco conocidos de los RB para no levantar sospechas. Cuando uno se quiere dar cuenta, ya se ha creado una red de propiedades que, en teoría, no pertenecen al KRD pero que en la práctica operan como tal.

En estas «aldeas del bien común», hay instalaciones para áreas residenciales, comunitarias, de trabajo y para visitantes… pero también para actividades extremistas, algo, que, lógicamente, no se anuncia.

Existen para los súbditos del KRD ventajas fiscales: unirse al KRD es un chollo, ya que habrá exención de impuestos para ellos… cuando sean independientes, claro. Se trata de hechos que constituyen delitos, porque nadie está exento de impuestos.

El ordenamiento jurídico del Reino de Alemania

La constitución contiene «derechos fundamentales», «derechos civiles», «organización de los órganos estatales e instituciones de la vida pública, derechos de los ciudadanos» y «constitución, monetaria y financiera» El jefe de Estado de la «monarquía constitucional electiva» del KRD es el «rey de Alemania»; es elegido de por vida. Hasta la formación de un «Consejo de Estado» previsto por la constitución del KRD y la elección del primer rey, el fundador actúa, según sus propias palabras, como «Supremo Soberano»y asume todas las funciones. 

¿Cómo se organizan los RB? Extremismo y presencia de armas

Los «Reichsbürger» y «Selbstverwalter» (autogestores) son extremadamente heterogéneos en términos de personal, organización e ideología. Son personas sin afiliación organizativa, microgrupos, asociaciones activas que trascienden fronteras y redes virtuales. Pueden parecer unos zumbados sin más, pero la policía anda tras ellos porque los considera una amenaza al orden público alemán. De acuerdo con esto, Thomas Haldenwang, presidente de la mencionada Agencia Federal de Protección de la Constitución, no se fía de ellos y declara que «La disposición a la violencia y la recurso a diversas teorías conspirativas se entremezclan entre los Reichsbürger y Selbstverwalter en una peligrosa combinación, que intentamos neutralizar mediante la educación y la promoción de la retirada de armas».

Muy tranquilo no parece ¿y lo de las armas? Veamos unos hechos:

-Unas 23.000 personas en 2022.

-1100 de ellos tienen licencia de armas… solo desde 2016.

-Desde 2022 han cometido 1358 hechos delictivos violentos (1011 en 2022). La progresión realmente asusta, pues los casi 800 desde 2018 a 2020 son ya 1000 en 2021, como puede verse este gráfico de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución.

Peligrosidad

Son graciosos, casi tiernos… pero no son una broma. Pueden llegar a ser muy resbaladizos.

1. Sus actividades tienen como objetivo anular el orden jurídico vigente en la República Federal de Alemania y reemplazarlo por un sistema propio en el que los principios democráticos, las leyes y las regulaciones de protección estatal no tengan validez general, que el KRD cuestiona siempre

2. Puede perjudicar considerable tanto a sus propios seguidores como a posibles clientes de las «empresas en el KRD», pues se promueve un comportamiento ilegal. Se alienta a los seguidores a ignorar las disposiciones del BaFin4. Por añadidura, huele a estafa porque las GemeinwohlKassen (o cajas del bienestar) exhortan a no pagar impuestos al estado y hacerlo a ellos. Ya hay arrestados. 

3. En teoría, el KRD no fomenta acciones violentas, aunque su «Constitución de Defensa» (Sección V de la «Constitución») establece que «a cada alemán debe impartir conocimientos básicos sobre autodefensa con y sin armas, junto a los conocimientos legales necesarios para su manejo». La AFPC conecta dichas «enseñanzas» con una potencial radicalización, pues se pueden considerar a sí mismos como autorizados a la «autodefensa« contra intervenciones estatales.

Al fin y al cabo, las características y pautas de actuación descritas confiere al KRD una cualidad que encaja con lo que todos conocemos como sectas.

Cuando la policía o los servicios descubren algo, suele darse en un estado metastásico. Susceptible de ser sanado o no, es de recibo pensar que otros muchos grupos potencialmente peligrosos de los RB o el mismo KRD, continúen operando, perseverando en la opacidad como aquellos productos que tienen como fin esconder el dopaje en los deportistas. Como fin optimista, la policía va adquiriendo del mismo modo mayor experiencia y armas para combatirlos.

Retronostalgia peligrosa en Alemania. AfD, neonazis, Reichsbürger y Reino de Alemania
La muy carnavalera Colonia no se olvida de la extrema derecha en sus fiestas más importantes para la segunda parte. Foto: Antonio F. Rando Casermeiro.

Notas

(1) La Kniefall o Proskynesis: arrodillarse ante las víctimas polacas que ocasionó su país.

(2) Condenado por infracciones de tráfico, constitución de bancos ilegales y malversación del dinero de sus clientes (estafa). Es campeón de artes marciales raras y se relaciona con la ultraderecha y el negacionismo con respecto al coronavirus.

(3) Están previstos, si no existen ya «seminarios de salida del sistema». Según el KRD, donde te enseñan «conceptos legales de salida del destructivo «sistema de la República Federal». Cada seminario cuesta 374 euros por participante y hay muchos módulos formativos. Piensan en todo.

(4) Abreviatura de Bundesanstalt für Finanzdienstleistungsaufsicht, en alemán, «Autoridad Federal de Supervisión Financiera».

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