Política y Economía

Retronostalgia peligrosa en Alemania. AfD, neonazis, Reichsbürger y Reino de Alemania: cómo desestabilizar un país con (no tan) viejas ideas (1)

Retronostalgia peligrosa en Alemania. AfD, neonazis, Reichsbürger y Reino de Alemania
Manifestación contra la ultraderecha alemana, Múnich, enero de 2024. Foto Cordon.

Manifestaciones algo deslucidas

En la semana del 20 de enero, Alemania vio en sus calles numerosas manifestaciones por toda su geografía. Allí las llaman Demos (abreviatura de «Demonstrationen»; o sea: manifestaciones). Hubo cien mil manifestantes en Düsseldorf (lo cual tiene mérito en una ciudad un poco más grande que Málaga), dos mil en Osnabrück (comparable a Marbella). En otras ciudades hubo cien mil (Berlín): no es Düsseldorf, pero es que esta última es la capital de Renania del Norte-Westfalia (NRW para abreviar) y el oeste suele estar siempre mucho más comprometido con el asunto. El este o neue Bundesländer (nuevos estados federales, en tanto que antes de la reunificación eran parte de la República Democrática Alemana) es distinto. Hay mucha gente que odia a la ultraderecha, pero también mucha gente que la ama. Como veremos después, opta a primera fuerza política en más de uno de estos Länder. En Berlín coreaban lemas como «nazis fuera de casa» o algo intraducible que podría muy libremente significar «Molesta a tu nuera/ AfD, vete fuera»1

En Colonia asistieron unos setenta mil según algunas fuentes, pero no más de treinta mil según otras, más cercanas quizá a la realidad. Algo decepcionante, pues es la cuarta ciudad de Alemania, que supera el millón de habitantes. Uno de las consignas más utilizadas era «Toda Colonia odia a la AfD». En otras urbes alemanas también hubo concentraciones. En términos generales, el éxito de convocatoria fue bastante exitoso. No obstante, no podría afirmarse que, si hablamos del conjunto de Alemania, sea masivo.

Los participantes en todas estas concentraciones clamaban conta AfD y sus contactos con otros medios no oficiales que sí están fuera de la legalidad, razón por la cual lo servicios secretos germanos llevan tiempo siguiéndoles la pista. Vamos a ellos.

Una reunión secreta

Hace unas semanas, se descubrió un complejo entramado entre la ultraderecha institucional y legal y el extremismo no legal o rayano en ello en Alemania. Es un secreto a voces que los «no-nazis» del AfD, partido muy bien representado en el parlamento federal de Berlín, coquetean con los nazis sin complejos de otras formaciones. En cualquier caso, que estuvieran preparando algo tan gordo siempre sorprende. Se trata de una reunión que la revista alemana Der Spiegel llama «la Cumbre de la deportación». Todo hunde sus raíces en una investigación de la ONG Correctiv2. Según esta, políticos de la AfD (Alternative für Deutschland, Alternativa por Alemania) partido de ultraderecha con gran presencia de diputados en el parlamento alemán), neonazis y empresarios habrían departido en el encuentro sobre la expulsión masiva de personas de Alemania. El evento se llevó a cabo en noviembre de 2023 en un hotel cerca de Potsdam, donde presuntamente extremistas de derecha presentaron un plan maestro para deportaciones masivas. Pero, como veremos, hubo otros encuentros en otros Länder3, especialmente, los del este alemán, más pobres y donde la extrema derecha tiene más predicamento.

Vamos con la «cumbre». Representantes de la AfD participaron en una reunión secreta donde se habló de la deportación de millones de personas de Alemania, incluso ciudadanos alemanes4.

Correctiv descubrió que altos cargos de la AfD estuvieron en esa reunión confidencial, donde se aglutinó lo más granado del neonazismo alemán. Algunos de estos asistentes son los siguientes:

Martin Sellner, pez gordo de la Identitäre Bewegung (Movimiento Identitario), que ya sabemos—solo por el nombrecito— que las identidades las carga el diablo y, lo que es peor: llevan aparejadas en muchas ocasiones, víctimas (mortales, no hace tanto, en Alermania).

Este señor presentó —indica Correctiv— un plan para deportar a millones de personas, incluidos ciudadanos alemanes con antecedentes migratorios (recuerda: Migrationhintergrund, ver nota 3). También habló de promulgar «leyes a medida» para torpedear la adaptación e inclusión de los migrantes. Esto es algo que muchos gobiernos de distintos signos llevan a cabo, pero ponerlo por escrito son ya palabras mayores.

El lugar pensado para el destino de los deportados es el norte de África. No se ha preguntado a estos países si están de acuerdo, claro. Tampoco se pidió su parecer, en fin, a los palestinos hace setenta y cinco años y no hay más que ver lo bien que nos va ahora. En esta región pueden meterse dos millones de personas según los cálculos los ultraderechistas. También podrían incluirse refugiados, cómo no. Estas personas o, mejor dicho, la no aceptación de las mismas, es siempre una monserga muy insistente: nunca llevaron bien la política de Angela Merkel de aceptar tanto refugiado sirio desde 2015. Con los ucranianos es distinto, pero, ojo: no es menester ser neonazi para no aceptar ayudas a Ucrania para liberalizar el comercio de cereales, por ejemplo, lo que a su vez genera rechazo a sus ciudadanos. A la asunción de refugiados e inmigrantes se oponen, como no, las ultraderechas nacionalpopulistas de Hungría o Polonia. Y —detalle importante— no hablamos solo del gobierno ultramontano de PiS y Konfederacja, por suerte expulsados del poder el año pasado en Polonia: hasta la nueva esperanza, el nada sospechoso nuevo presidente Donald Tusk, viejo conocido de las instituciones comunitarias, ha clamado contra la inmigración… no del mismo modo que los otros, pero oye, que no se diga, que parte de su electorado —conservador y liberal, como él— no es, digamos, superproclive a la inmigración. 

Otro de los asistentes es Roland Hartwig, exjefe del grupo parlamentario de la AfD en el Bundestag (Parlamento, antes se llamaba Reichstag, el que quemó Hitler). Hoy trabaja para la actual jefa de dicho grupo parlamentario, Alice Weidel5. Ejerce como profesor en la Akademie Schwarz Rot Gold6, fundación de la AfD. Correctiv afirma que Hartwig se comprometió durante la reunión a llevar los planes de Sellner a la AfD.

Todo el mundo sabe que la AfD es en teoría no nazi. Claro: no se puede, es inconstitucional en un país en el que, si quieres leer el Mein Kampf en una biblioteca, tienes que ir a una sala aparte y pasar varios filtros (aunque se puede conseguir en Amazon, claro). Sin embargo, el bombillazo de Sellner de deportar ciudadanos alemanes contradice la misma doctrina de la AfD (recordemos que no es nazi, dicen): la Declaración sobre el pueblo alemán y la identidad alemana7 oficial de la AfD, que establece que la formación política, como partido que respeta el Estado de derecho, considera que el pueblo alemán es la suma de todas las personas que poseen la ciudadanía alemana: seguro que sí.

Ulrich Siegmund, líder del grupo parlamentario de la AfD en Sajonia-Anhalt8, también fue partícipe del encuentro del que hablamos. 

Sajonia-Anhalt es estado que formaba parta de la antigua RDA, el este, donde el AfD y nazis varios de todo pelo son fuertes. Acogió positivamente la proposición de Sellner. Declara que hay que hacer «lo menos atractivo posible» para ciertos grupos vivir en Alemania. Él afirma que asistió de forma privada, no como diputado (como quien va a jugar un partido de fútbol o a las cartas) nada tiene que ver con su partido (que no es nazi y tal: te creemos, Ulrich). A través de sus abogados, sostiene que en ningún momento pretendía expulsar a ciudadanos alemanes o personas con residencia válida (¡vaya usted a pensar!, que no somos neonazis ¿lo he dicho ya?), y que no había escuchado ni respaldado tales demandas en la reunión. El problema es que le habían pillado: había micros. Nada que no se pueda solucionar, hombre: un día después, sostiene que se trataba de una «increíble conspiración de mentiras». Nada del otro jueves: estamos ante un «aforismo» muy manido, ya desplegado por Trump, Bolsonaro, Milei, Vučić, etc. El diputado-no-nazi afirma que es un encuentro más, que ha celebrado miles de reuniones por toda Alemania con la AfD durante años con muchos temas, no solo ese. Además, negó que los asistentes a la «cumbre» fueran neonazis. No son tan así, esa gente —explica: es «distorsión pura del término» y está «fabricado de la nada». Es que todo lo que lleve la etiqueta nazi está mal visto en Alemania: aunque creas que tampoco fueran tan malos, es mejor no usarlo.

Peeero: es que sucede que uno de los participantes de la «cumbre» es un tal Mario Müller, que había también estado en el cónclave de Postdam y que forma parte del Movimiento Identitario mencionado. No solo teoriza, sino que es una persona violenta, condenada varias veces por agresión (a extranjeros, a ser posible). La policía y los servicios de inteligencia tienen en él el punto de mira desde hace tiempo.

También pasó por aquel festivo encuentro —suponemos que de casualidad—Alexander von Bismarck, exalcalde de Insel. La ciudad se ubica en el mismo estado que el anterior. Ya ha sido denunciado por «incitación al odio y coacción» en 2011, después de atacar a dos delincuentes condenados que habían sido puestos en libertad tras años de detención preventiva.

Ulrich Siegmund, muy favorecido. Fuente: Grupo Parlamentario de AfD https://afdfraktion-lsa.de

Del mismo modo, fortuitamente, se hallaba allí Gerrit Huy, diputado de la AfD en el Bundestag, que aseguró que ya había hablado de la deportación («remigración)» desde hace tiempo: de hecho, aseguró que presentó un «concepto de remigración» al afiliarse a AfD: el examen de ingreso, suponemos.

No podían faltar en tal foro las juventudes de la AfD, la Junge Alternative (Alternativa Joven), otro viejo conocido del servicio de inteligencia alemán. Nada, lo de siempre, que persigue objetivos de extrema derecha y metas contrarias a la constitución9. Tienen ideas muy interesantes, como «justicia propia», denominándose «Nueva Policía». Son asimismo negacionistas climáticos. Algunos de sus dirigentes formaron parte de organizaciones muy de tinte neonazi como Burschenschaft Danubia München, una especie de tuna de extrema derecha de actitudes esotérico-nazis.

Por último, para cortar por algún lado, está igualmente metida en el ajo la ilegal Die Artgemeinschaft (Comunidad Racial, un rollo muy biológico entendido en muy mal sentido (léase nazi)10.

La AfD, por supuesto, niega tener vínculos con los aludidos Identitarios y demás filonazis y declinan responder preguntas sobre la «cumbre». 

En realidad, tiene muy difícil toda esta gente llevar a cabo sus planes de limpieza étnica, pues se encuentran muy monitoreados por la policía, aunque ¡quién sabe! Puede que consigan algún día adquieran la capacidad de infiltrarse de tal forma en las instituciones civiles y el Estado (explicamos abajo que algo parecido ya ha tenido lugar) que entonces ya no haya remedio. Es de suponer que es la meta de la inteligencia alemana es justo que ello no suceda.

(Continúa aquí)


Notas

(1) «Eene Mene Meck, die AfD (Alternative für Deutschland =Alternativa por Alemania) muss weg». Eene Mene Meck no significa nada, es una expresión infantil que puede extrapolarse como «pito, pito, gorgorito», pero rima con Weg, que es «camino», en sentido del italiano «vía» (=lárgate) . Para nosotros, «fuera».

(2) CORRECTIV Recherchen für die Gesellschaft (Investigaciones para la sociedad) es una organización de medios sin ánimo de lucro que tiene como objetivo fortalecer la democracia. El reportaje se titula «Plan secreto contra Alemania».

(3) En alemán, «estado», algo similar a una comunidad autónoma española, en plural. De hecho, nuestro Estado autonómico está inspirado en el alemán un poco.

(4) En Alemania se habla de Migrationshintergrund. Gente con «origen/antecedentes migratorios». En suma, personas que no han nacido con la ciudadanía alemana. Según el «Reglamento que recoge las características que definen a las personas con antecedentes migratorios (Migrationshintergrund-Erhebungsverordnung – MighEV) existe trasfondo migratorio en los siguientes casos

  1. Si la persona no posee la ciudadanía alemana, o
  2. el lugar de nacimiento de la persona está fuera de las fronteras actuales de la República Federal de Alemania, y la migración al territorio actual de la República Federal de Alemania ocurrió después de 1949, o
  3. el lugar de nacimiento de al menos uno de los padres de la persona está fuera de las fronteras actuales de la República Federal de Alemania, y la migración de este padre al territorio actual de la República Federal de Alemania ocurrió después de 1949.

Las personas con trasfondo migratorio del apartado 2 se consideran adicionalmente en las estadísticas del mercado laboral como repatriados o repatriados tardíos (…). Se trata de los refugiados y/o expulsados de los Ostgebiete, los territorios orientales que perdió Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Ver abajo el apartado de este reportaje «Cuando pierdes una guerra, todos los gatos son pardos»

Es bastante sorprendente que se sigan manteniendo esos registros. Se trata de personas que han nacido en Alemania o son alemanes porque adquirieron la nacionalidad. En muchos casos, son hijos de inmigrantes que, aún nacidos de padres con ciudadanía alemana no originaria, no nacen con la nacionalidad. Muchos «turcos alemanes» son alemanes en todo, con más o menos sentimiento identitario respecto a Turquía, que hablan un turco nativo, pero en contacto con la lengua alemana, idioma en el que han cursado la educación primaria y secundaria. De hecho, se dan en Turquía chistes de «turcos alemanes» que cuando van al país de sus progenitores hablan turco «raro»: lo pueden hablar muy bien, pero se nota mucho que son alemanes y no hablan con naturalidad. Aunque en muchos casos se sientan turcos, y muchos de ellos se nieguen a adquirir la ciudadanía alemana, son alemanes en todos los sentidos.

En el año 2005, se empiezan a incluir preguntas sobre migración en el censo. La razón de es «el interés en la integración de los nacionalizados y los hijos de inmigrantes (segunda generación de inmigrantes)». Desde entonces, la población se distingue en muchas estadísticas no solo por su nacionalidad u origen migratorio. La presentación oficial del término «Migrationshintergrund» fue en 2006.

El término «Migrationshintergrund» ya se utilizaba con anterioridad. Apareció, por ejemplo, en el Décimo Informe sobre Niños y Jóvenes, así como en la versión alemana de la segunda evaluación del «Programme for International Student Assessment (PISA) » y en el «Estudio sobre la Salud de Niños y Jóvenes en Alemania (KiGGS)«, si bien no fue hasta 2006 cuando se oficializó el concepto.

Supone distinguir alemanes sin antecedentes migratorios de los que sí tienen. El concepto es bastante polémico y la «Comisión especializada para las capacidades de integración» ha propuesto otro término como el de «Inmigrantes y sus descendientes (directos)»: lo comido por lo servido o aún peor, porque si dices «gente con trasfondo migratorio» eres más abstracto, «clasificas» en menor medida. Pero si lo denominas «Inmigrantes y sus descendientes (directos)» se está categorizando mucho más.

Lo peor de todo es que no sirve para detectar discriminación por motivos étnicos: no se sabe a ciencia cierta qué función cumple. En teoría, para desmitificar la inmigración, desterrar el mito de que solo se puede ser alemán si eres rubio y con los ojos azules. Hay que decir, con todo, que lo dicho, en 1962, no era moco de pavo, pues había mucho exnazi y mucho alemán que seguía con teorías en su cabeza en torno a que la raza aria es el no va más… y los demás eran infrahombres. En Serbia y también en Croacia y Montenegro siguen muchos con la cantinela victimista en virtud de la cual todo el mundo quiere eliminar a los serbios del mapa. Los musulmanes ocupan el lugar de los judíos en la Alemania nazi, con ayuda de los malvados occidentales que, por lo visto, no tienen otra cosa que hacer que meterse con los serbios. El presidente de la Serbia actual, Aleksandar Vučić, sigue pensando esto y, lo que es más grave, diciéndolo. Del mismo modo Milorad Dodik, presidente de la Republika Srpska (RS), una de las entidades que integran Bosnia-Herzegovina, piensa igual. Pero no solo ellos: Viktor Orbán en Hungría, Meloni en Italia o Mateusz Morawiecki en Polonia «ven, a veces, muertos»: todos quieren borrar a húngaros, italianos o polacos de la faz de la tierra y cambiarlos por musulmanes —o la minoría que toque—. Vox en España es otro ejemplo y no podemos olvidar a Trump con su teoría del reemplazo: igual musulmanes no todos, pero hispanoamericanos, seguro conducirán a que no se hable inglés en Estados Unidos. Lo dice él, nieto de inmigrantes alemanes que se cambió el apellido o —mejor dicho, dejó pasar la errata en la trascripción al inglés— porque sonaba menos alemán. Ello vino bien a sus antecesores durante la Segunda Guerra Mundial mientras profundizaban en el supremacismo blanco.

De hecho, y como bien estamos viendo en este reportaje, dichas ideas no han desaparecido y se retroalimentan a través de las décadas. 

Volviendo a las campañas-para-que-la-gente-asuma-la-inmigración en Alemania, las mismas datan de los inicios de los años 1960: «Antecedentes migratorios para todos» es el lema de las iniciativas implementadas por la Deutsche Plus… institución que aboga por la inclusión, de modo que el fondo no es malintencionado. La idea no es que sea mala, pero puede utilizarse mal. De hecho, la Bundeszentrale für politische Bildung (Oficina Federal para la Educación Cívica) se cuestiona aquí si tiene sentido que a día de hoy se siga utilizando la categoría de «antecedentes migratorios».

(5) Una rubia bastante pronazi. Curiosamente lesbiana y feminista, aunque no le gusta la «ideología de género», que llama «idiotez de género». Le gustan las uniones de LGTB+ pero no el matrimonio igualitario. Ella es más de «familia tradicional»… como una cabra. Lo tiene todo: euroescéptica y admiradora de Margaret Thatcher, sostiene que AfD es el único partido cristiano de Alemania (CDU, el de Angela Merkel, que significa «democristiano», no, para ella ). Quiere bonificar a la gente inteligente de Alemania para que no se vayan… también inmigrantes muy listos y cualificados: que no se diga que desperdician recursos humanos. También son partidarios de que el gobierno invierta en la población en Oriente Medio para que no vengan a molesta a Alemania que se queden allí y no emigren. Su preocupación es que se produzca un nuevo éxodo sirio como en 2015. En Alemania hay hoy casi un millón de sirios contabilizados, cuyo número empezó a aumentar debido a la guerra civil en Siria desde 2015. En 2011 eran solo treinta mil. De este aumento culpa a la ex Kanzlerin Angela Merkel. De hecho, quiere que la exmandataria sea juzgada por acoger inmigrantes en 2015. Como toda ultraderechista, se declara en contra de su particular concepción de corrección política, al estilo de algunos trumpistas, quienes consideran que la izquierda (sí: por izquierda entienden la política de Biden y la de los demócratas) oprime el ser americano, y piensan que South Park, la famosa serie políticamente incorrecta, está hecha para ellos. Con todo, y como decía mi abuela «siempre tiene que hablar un cagao»: el escándalo saltó cuando Frau Weidel fue demandada por contratar ilegalmente a una siria para la limpieza en una casa en Suiza: por la boca muere el pez.

(6) «Negro rojo oro», es decir, los colores de la bandera alemana… con eso está dicho todo. Una especie de fundación de la AfD. Su lema es «Pensamiento protestante: una declaración de tolerancia y apertura al mundo». En teoría sus principios son tolerancia y responsabilidad cristiana, sociedad responsable, justa y participativa, contribución a la sociedad civil, discurso (no dice qué discurso, claro) como medio para buscar soluciones en la sociedad (las soluciones las estamos viendo: por creatividad, que no se diga). Los temas que aborda son derecho, género, familia, educación, ética, política, arte, ciencia… de aquella manera, claro.

(7) Cuyos principios son, siempre con la coletilla «independientemente de su trasfondo étnico-cultural» (para que no les llamen nazis: 1) defensa del pueblo alemán; 2) igualdad de derechos: abogan por la igualdad de derechos para todos los ciudadanos alemanes; 3) preservación de la identidad: preservación a largo plazo de la identidad del pueblo alemán, incluyendo su lengua y tradiciones (ya la estamos liando); 4) condiciones rigurosas para la nacionalidad: se requiere capacidad del para hablar el idioma, compartir valores y aceptar el estilo de vida alemán por parte de los inmigrantes. Esto en realidad se aplica hoy en día…quizá no tanto como quieren estos pero sí que lo exigen; 5) control de la inmigración: fin de la «actual inmigración masiva», especialmente «abusos con el asilo»: demandan control cuantitativo y cualitativo de la inmigración según las necesidades del Estado alemán; 6) preservación de la identidad cultural: que dicen ellos es esencial para la democracia y el Estado de derecho: según ellos, la identidad constituye un fuerte lazo cultural que mantiene unida a la sociedad y evita —ojo al dato— la fragmentación en subgrupos hostiles; 7) no a la migración por elección: no existe derecho humano a migrar al país de elección propia, pero defienden el derecho de cada pueblo a preservar y proteger su identidad cultural, claro, como ellos; 8) oferta atractiva para la integración: actitud autoafirmativa y positiva hacia la identificación con el idioma, la cultura y la nación alemana hará que la oferta de naturalización sea atractiva para aquellos dispuestos a asumir los desafíos de la integración. Lo que se contradice con lo que estipula Siegmund sobre las mencionadas trabas a la integración que deben implementarse; 9) invitación a la construcción conjunta: invita a todos los alemanes a contribuir a la construcción de una Alemania pacífica, democrática, basada en el estado de derecho y «segura de sí misma». Te creemos, Ulrich.

(8) Composición del parlamento de este estado. Actualmente las encuestas hablan de que el AfD puede quedar mucho mejor e incluso convertirse en primera fuerza política.

(9) La AFPC les atribuye una «postura antimigratoria y especialmente islamofóbica» y asegura del grupo «ser de extrema derecha con toda seguridad», aunque la AfD recurrió en Colonia y el tribunal dictaminó que en 2023 que «ah no, perdonen ustedes, no son nazis».

(10) Profesa espiritualidad y creencias germanas (algo muy del gusto de Hitler… lo de Indiana Jones y la Última Cruzada tiene base real). Promueve creencias paganas y esotéricas muy del palo de la antigua mitología germana o nórdica. Aunque no todos son extremistas, hay mucho nazi ahí… la mayoría. Su fijación es la raza y su antisemitismo. La policía y servicios secretos tienen una unidad especializada dedicada a ellos.

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10 Comments

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  2. Sandro Fell

    Cualquiera pensaría que usted tiene ideas muy preconcebidas sobre esta gente, don Antonio. Ecuanimidad cero por ciento.

    • Juanet

      Mientras sea objetivo no debe haber problema en no ser imparcial con estos nazistoides.

    • Claro que sí, figura. Ecuanimidad entre agresor y victima, entre racista y anti racista, entre sexista y anti sexista, entre fascistas y gente que pide equiparar derechos y no ser excluidos de los beneficios sociales, que de éso ha ido todo siempre: clasismo, racismo, machismo… Ecuanimidad entendida como relativismo moral absoluto. Y luego los voxeros y las derechas trumpianas claman contra la postmodernidad en las universidades cuando son ellos los más postmodernos en el peor sentido.

      • Pues sí, Arryn: ecuanimidad=equidistancia=palmera de la ultraderecha. Esta técnica es bien antigua. Esa es la cuestión. Hay que abordar el acercamiento a la ultraderecha sin ideas preconcebidas: son buena gente, en el fondo. Son jóvenes y en algo se tienen que entretener. Di que sí, hombre. Madre mía

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