(Una travesura epistémica de Guillermo Brown)
Non ha l’ottimo artista alcun concetto
c’un marmo solo in sé non circonscriva…
Michelangelo Buonarroti
Guillermo estaba muy ofendido. Sentado en la cerca de una granja próxima a su casa, se desahogaba con su fiel perro Jumble, el único que parecía dispuesto a escuchar sus quejas.
-¡No hay derecho! -exclamó con indignación-. No paran de decir que soy muy desordenado, y para una vez que ordeno dicen que siembro el… el…
-¿El caos? -terminó por él la frase alguien que se había acercado sin que Guillermo se diera cuenta. Era un hombre de unos sesenta años, alto y delgado, de penetrantes ojos azules y nariz aguileña.
-Eso, el caos -asintió el niño-. Y yo lo único que he sembrado es una judía en el patio de mi casa, junto al rosal, para ver lo del tropiezo grave.
-Supongo que te refieres al gravitropismo… ¿Y cómo es que te han acusado de sembrar el caos precisamente cuando habías ordenado? Disculpa mi curiosidad, muchacho, pero es que me interesan mucho las paradojas -dijo el hombre
Guillermo no tenía muy claro lo que eran las paradojas; pero no quería quedar como un ignorante, así que contestó con aplomo:
-Pues esta es una paradoja de las gordas. Mis padres tienen un montón de libros, unos mil o así, y los tenían metidos de cualquier manera en una estantería del salón. Y esta mañana los he ordenado con la esperanza de que me dieran una propina, media corona por lo menos, con lo que me ha costado ordenarlos todos por tamaños, en los estantes de abajo los más grandes y los más pequeños arriba. Y en vez de agradecérmelo me han echado una bronca.
-Interesante -dijo el hombre llevándose a la boca la pipa apagada que sostenía en la mano derecha-. Un bonito ejemplo de un conjunto cuyos elementos admiten distintas ordenaciones relevantes…
-¿Eres un profe o algo así? -preguntó Guillermo con suspicacia. No solía llevarse bien con los profesores.
-Algo así. Dora, mi mujer, y yo hemos fundado un colegio en Beacon Hill, cerca de Londres, donde no se obliga a los niños a hacer nada que no quieran hacer.
-¡¿En serio?! ¡Yo quiero ir a ese cole!
-Queda un poco lejos de aquí. Pero si pudieras venir, serías bien recibido, necesitamos chicos inquisitivos como tú… Si te parece, volvamos al desconcertante asunto del orden…
Guillermo no sabía lo que quería decir «inquisitivo», aunque por el contexto supuso que sería algo bueno. Pero sí que conocía el significado de la palabra «desconcertante».
-¡Y tan desconcertante! -exclamó-. Como que me han echado una bronca cuando me merecía media corona. Por lo menos.
-Supongo que tus padres habían ordenado los libros por autores -dijo el hombre-, es decir, habían puesto juntos los escritos por la misma persona, independientemente de su tamaño.
-Pero así quedan muy mal. Y no se aprovecha bien el espacio poniendo un libro pequeño donde cabe uno grande.
-Es cierto; pero así es más fácil encontrar el libro que buscas, y eso es una gran ventaja si no tienes problemas de espacio. Sin embargo, cuando hay muchos, realmente muchos libros y hay que aprovechar al máximo el espacio, como en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, que es la mayor del mundo, los colocan por tamaños, como has hecho tú. Así que el concepto de orden es relativo y depende de consideraciones de muy diversa índole.
-¿Y eso vale para más cosas o solo para los libros?
-Vale para casi todo. Piensa en una baraja sin estrenar. Las cartas están ordenadas por palos: corazones, diamantes, tréboles y picas, y dentro de cada palo, de menor a mayor: as, dos, tres, cuatro… Si las barajamos, diremos que ahora las cartas están desordenadas; pero ¿no sería más correcto decir que ahora están ordenadas de otra manera? Siguen estando todas en un mismo mazo, una detrás de otra y mirando hacia el mismo lado. Tú podrías colocar las cartas de acuerdo con tus preferencias personales: las que más te gustan delante y las que menos detrás; para mí estarían desordenadas, pero para ti no.
-Eso pasa a menudo con mi habitación -dijo Guillermo asintiendo con la cabeza-. Para mí está ordenada, pero para mi madre no.
-Mi amigo William James considera que orden y desorden son invenciones humanas, y pone el ejemplo de los garbanzos dispersos. Si tiramos al azar mil garbanzos sobre una mesa, luego podemos ir quitando garbanzos de manera que los restantes formen una figura geométrica, y podríamos decir que la figura ya estaba ahí y que los garbanzos que hemos quitado eran irrelevantes, mero material de relleno. Es como lo que dice Miguel Ángel en un famoso soneto: que la escultura ya está contenida en el bloque de mármol y el artista solo tiene que quitar lo que sobra. Yo no estoy totalmente de acuerdo con James, pienso que hay un orden real ahí fuera; pero, desde luego, es muy difícil definirlo al margen de nuestras valoraciones subjetivas.
Guillermo no acababa de entender algunas de las palabras que utilizaba aquel profesor tan peculiar; pero una cosa estaba clara: lo que para algunos era orden, para otros podía ser desorden, y viceversa. Por lo tanto, la bronca que le había echado por ordenar los libros por tamaños era injusta.
-A los científicos no deja de sorprendernos el contraste entre el desorden aparente de muchos fenómenos naturales y el orden que encontramos en cuanto profundizamos un poco -prosiguió el profesor-. ¿No es asombroso que una cuantas fórmulas matemáticas, admirablemente sencillas, expliquen el funcionamiento de la naturaleza en toda su complejidad? -añadió abriendo los brazos, como para abarcar cuanto había a su alrededor.
Era una pregunta retórica; pero Guillermo, a pesar de no tener ni idea de las admirables fórmulas matemáticas, contestó con entusiasmo:
-¡Es asombroso, sí, muy asombroso!
-Y por si fuera poco, nos aguardaba otra sorpresa: si bajo el desorden aparente hay orden, bajo el orden hay un nuevo tipo de desorden -dijo el hombre mientras se sacaba un globo del bolsillo y lo hinchaba. Se lo lanzó a Guillermo, que lo cogió al vuelo, y prosiguió:
-Ese globo es una esfera casi perfecta, un objeto ordenado y en equilibrio estable; pero en su interior hay trillones de moléculas que se mueven caóticamente en todas direcciones, y que al chocar con la envoltura elástica la empujan hacia fuera y la mantienen tensa de manera uniforme… Un caos invisible bulle por doquier, y por eso, a veces, una pequeña variación en las condiciones iniciales provoca cambios enormes en los resultados finales, como demostró Henri Poincaré, con quien yo solía discutir sobre los fundamentos de la geometría.
-Eso me recuerda una poesía que leímos en el cole… Por un clavo se perdió una herradura, por una herradura se perdió un caballo, por un caballo se perdió un caballero, por un caballero se perdió una batalla y por una batalla se perdió un reino.
-¡Sí, eso es! Es un poema de George Herbert, escrito en el siglo XVII, que anticipa uno de los desarrollos más prometedores de la matemática del siglo XX. Un simple clavo puede acabar provocando la caída de un reino, tan delicado es el equilibrio entre el orden y el caos.
Absorto en lo que decía aquel insólito profesor, Guillermo no se dio cuenta de que por el camino se acercaba un hombre de aspecto familiar. Muy familiar.
-¡Guillermo! -exclamó el hombre al verlo.
-¡Papá! -respondió el niño, sorprendido.
-Espero que no estés molestando a este caballero -dijo su padre.
-Todo lo contrario, señor -se apresuró a decir el forastero-. Su hijo ha tenido la amabilidad de deleitar a este paseante solitario con una amena conversación sobre el orden y el caos.
El padre de Guillermo, que era algo miope, enfocó la vista en el hombre que acababa de hablar y, tras pestañear con incredulidad un par de veces, exclamó:
-¡No es posible! ¡Usted es… sir Bertrand Russell!
-A su servicio -respondió el aludido con una leve inclinación de cabeza-. Ha sido un placer conversar contigo, Guillermo -añadió dedicándole al niño una amplia sonrisa-. Lo de los libros ordenados de distintas maneras me ha dado una idea en relación con una sutil paradoja de la teoría de conjuntos. Ya te contaré…
Hay al menos dos maneras de entender la razón. Por una parte, a la manera de Occam, Locke, Hume, Comte, el conde Russell, el primer Wittgenstein y Popper. Esta manera es la versión pro del sentido común que se ajusta a lo dado. Las categorías de la lógica clásica inherente a tal forma, estabilizan y perpetúan una realidad falsa. A la sombra de tales juegos de ingenio fomentan la santidad de lo dado.
Hay otro modo diferente de comprender la razón, que se encuentra el Platón, Aristóteles, Descartes, Rousseau, el primer Kant, Hegel, Marx y Husserl para quienes la existencia de algo no prueba su verdad. Por el contrario: es casi la manifestación de todo lo que es sustancialmente falso. Para ellos la correlación que exige lo verdadero no consiste en la “adaequatio” estática, sino en el dinamismo inherente a la razón para la que lo racional es real y viceversa. Si lo real se manifiesta irracional, entonces no es real: es falsedad y fantasía que alguien trata de hacer pasar por racional.
Lo malo del amigo Guillermo es que convierte el impulso hacia la libertad y el desarrollo de las potencialidades humanas en meras ocurrencias de un párvulo. Hay algo chungo en esa clase de literatura.
A su edad (11 años), el mero hecho de no reprimir el impulso sin convertirlo en violencia (de la mala) es positivo, y hasta ejemplar. Otrosí, me fascina tu repertorio de alias.
Se Frabetti; ¿se molestará si le digo que este artificio narrativo me parece absolutamente encantador? Suerte con su nueva serie, en cualquier caso.
Gracias, TXH, te aseguro que no me molestan los elogios, siempre que no sean oficiosos ni desmedidos (y por ende inverosímiles, lo que anula su efecto estimulante). Y, por favor, nada de Sr, en este foro prevalece un saludable tuteo. A mí también me parece un artificio encantador (en ambos sentidos del término), y puedo decirlo sin pudor porque no es mío, lo he copiado de maestros como Dumas o Twain.
¡Genial! Doy por hecho que tratas de abrir una nueva serie…
Lo intento, sí, pero no es fácil. Se admiten -y agradecen- sugerencias.
Si me permites una sugerencia (probablemente se trate de osadía), aunque es probable que ya lo hayas tenido en mente, no desvelaría en el propio artículo la identidad de la persona. Creo que las pistas eran suficientes para identificar a BR antes de llegar al final del mismo, y creo que la búsqueda de detalles mientras se avanza en la lectura puede enriquecer el artículo. Quizá se podría decir que permite tejer una pequeña red en torno a él. Salvando la enorme distancia, diría que incluso nos permite saltar del rol de lector/a a uno ligeramente más cercano al de la escritura.
Teniendo en cuenta que hay muchas etiquetas disponibles en los títulos de Guillermo, podría resultar interesante ir asociándolas a algunas personas (o personajes) concretas. Además, como para cada etiqueta hay múltiples opciones…
Tienes razón. No tuve en cuenta que, con toda probabilidad, el texto se publicaría en un medio cuyos lectores identificarían a BR con relativa facilidad. Y quienes no lo identificaran tendrían la sospecha de que era un «sabio» famoso y tal vez indagaran para descubrir su identidad. Gracias por tu acertada sugerencia.
Mi caso es el de los del segundo grupo, y me parecía que la lectura invitaba a ir buscando mientras avanzaba en ella. Supongo que el hecho de desvelar la identidad al final no es tan relevante respecto a esa búsqueda, aunque sí que podría serlo a nivel de intercambio en los comentarios.
Me ha encantado.
Son cosas que entiende un niño más pequeño que Guillermo, como la teoría de conjuntos y la topología y que se pueden explicar con lo que hay en un aula de niños con mesas de colores y además jugando. Me acabo de dar cuenta de que la profesora que nos entretenía con eso en el colegio era la mujer del profe de mates que ya nos tocó años después en séptimo. De EGB.
Gracias, Jose. Efectivamente, dando clases a niñas/os me he dado cuenta de lo fácil que es entender algunas cosas cuando están bien explicadas y lo oscuras que se vuelven cuando se explican mal. Como decía Cicerón, enseñar es la mejor forma de aprender.
Resulta curioso que la forma geométrica que se asocie a la idea de orden sea la de la esfera. Me pregunto dónde se podría percibir mayor sensación de orden, si en el romesco o en una naranja.
Hay razones físicas y geométricas (aunque William James diría que ambas son subjetivas). Todos los puntos de la superficie de la esfera equidistan del centro, todos sus diámetros son iguales, la relación entre superficie y volumen es óptima, la gravedad hace que los cuerpos (desde las gotas de agua hasta los astros) adopten formas esféricas…
Disculpa, Carlo, en el comentario anterior me refería a la coliflor romanesco. Lo que intentaba decir es que una esfera, pese a ser un objeto que podría representar la perfección, podría llegar a enmascarar la idea de orden.
En una estantería repleta de libros completamente iguales, del mismo tamaño y forma exactamente, el hecho de intercambiar algunos de ellos no sería perceptible, pero en una estantería en la que los libros han sido ordenados por altura, por colores, o alfabéticamente, se podría detectar el criterio seguido para la ordenación, y un intercambio se apreciaría. Aunque, pensándolo mejor, creo que esto último que comento sería precisamente una justificación de ese mayor orden en la esfera.
Es difícil rebatir a William James: en nuestro concepto de orden influyen consideraciones subjetivas de las que a menudo ni siquiera somos conscientes.
Es una interesante reflexión, quizas la idea de igualdad y de justicia que tenemos arraigada los humanos, entre otras, es la que asociaríamos a un orden ideal. Nada más igualitario que todos los puntos de la superficie a la misma distancia al centro.
Por eso para Platón verdad, belleza y bondad son conceptos -ideas- inseparables.
Si fueran inseparables, no habría modo de diferenciarlas. Además, a Platón le acontece como a Dante, a quien guiaba la idea del paraíso y, sin embargo, no sabía qué decir del mismo. Ahora bien, el infierno lo describe con gran variedad de detalles. Análogamente, las narraciones platónicas tratan de definir virtudes, pero lo que describen con profusión suelen ser los vicios. Buscan la verdad, pero se desvían con singular ahínco por los arrabales de lo falso. Hay un párrafo hegeliano en el que se pregunta qué persiguió realmente Platón. Dice Hegel que Platón y Aristóteles oponen esencia a apariencia y sustancia a accidente. Sin embargo, las apariencias y los accidentes, que no dejan de ser lo que sentimos, lo que pensamos e intuimos, muestran cualidades. Y éstas o son comunes a muchas clases de cuerpos o, incluso, a todos (por ejemplo, la inercia o la extensión). De manera que lo aparente es lo esencial y lo accidental, lo verdaderamente sustancial. Tratamos de investigar las cosas empleando antítesis y lo que encontramos es al sujeto que pone la contraposición. De manera que al pretender analizar los objetos nos encontramos a nosotros mismos… y del mundo seguimos sin saber nada.
A mí me conozco, en lo demás creo: esta contradicción me separa de todo (Kafka).
Algunos dijeron que antes de que tengamos experiencia sensible, nuestra mente es una habitación vacía que pintan, amueblan y alfombran otros. De ser el caso, nada conocemos peor que a nosotros mismos.
La teoría de la tabula rasa no se sostiene. La habitación está llena -y muy llena- desde el principio. Y vivimos en ella, nos guste o no. Lo cual no significa que nos conozcamos bien, ni mucho menos. Se tarda toda una vida en explorar -un poco- la habitación interior.
¿Y se puede definir objetivamente qué es bello, verdadero y bueno? Son conceptos que tu amigo Fernández Liria dice siempre (platónicamente) que sí son definibles… Pero yo a veces me encuentro con obstáculos: me perturbó mucho leer (alguna vez lo he comentado aquí) el libro «Qué es la justicia», de Kelsen, en el que Kelsen viene a defender que no se puede argumentar objetivamente (científicamente) qué es justo, sino que el concepto de justicia depende de qué sistema de valores tengamos. No quiero aquí abrir este debate… pero tengo curiosidad por saber si crees que hay manera objetiva de determinar qué es justo, qué es bello…
Depende de lo que entendamos por «objetivo». Lo verdadero, dentro de un sistema bien definido (como la matemática o lo fenoménico observable), es relativamente fácil de determinar. Lo bello tiene que ver con el binomio placer-dolor y con nuestras formas y medidas corporales. En cuanto a lo bueno y lo justo, la cosa se complica… La «moral natural» propugnada por la religión es un oxímoron: la moral es, por definición, un constructo cultural.
Gracias por el artículo. Sí, lo he releído (lo leí en su momento… ¡cómo pasa el tiempo!). Perdona que saque esta cuestión que quizá se desvía demasiado de Guillermo el ordenador, pero es un tema al que le doy vueltas siempre.
Por ejemplo: Kelsen dice algo así como que lemas como «de cada uno según sus posibilidades y a cada uno según sus necesidades» o «lo justo es dar a cada uno lo que le corresponde» no son más que sistemas de valores relativos que no son demostrables «objetivamente» como justos.
Sin embargo yo creo que puede haber criterios objetivos para saber qué es justo y qué no lo es: por ejemplo, basándonos en la biología: un ser humano ha nacido con extremidades para poder moverse (no para estar en una jaula), lo mismo que un pájaro ha nacido con alas para volar (no para estar en un jaula), y el hecho de haber nacido en cautividad no sería razón para justificar el enjaulamiento de un ser humano o de un pájaro (hay gente que defiende el enjaulamiento de animales con ese argumento peregrino).
Esto que digo se parecería un poco a una especie de «Derecho natural» (bastante diferente del de Adela Cortina).
Y me surge también la duda de: ¿qué otros criterios podríamos emplear para tratar de demostrar QUÉ ES JUSTO? ¿O piensas que toda moral sería un constructo cultural? Esa idea me inquieta.
Por si te aclara algo: https://www.jotdown.es/2019/10/godel-y-euripides-anagnorisis-e-indecidibilidad/
Si la habitación estuviera tan llena, cada uno comenzaría a hablar cualquier lengua espontáneamente y no necesariamente la nativa. Ya es curioso que los hablantes tengan como lengua materna la misma de sus padres y su idiolecto de clase.
Pero hay una estructura básica -e innata- que nos permite asimilar el lenguaje (en alguna de sus variantes, todas básicamente iguales) con asombrosa facilidad.
Me vas a permitir que discrepe de la metáfora de la casa porque es demasiado estática. Se van configurando ambas cosas más bien como los corales crecen de una forma u otra dependiendo de la temperatura del agua, los nutrientes y el sol aportando ellos mismos cambios a su ambiente. Vamos recibiendo estimulos externos desde que estamos en el vientre de nuestra madre. Biología y cultura o ambiente están más entrelazadas y no veo que sea posible separarlas. Lo de que hablemos el lenguaje de nuestros padres es normal si nos desarrollamos oyéndolo. Admiro mucho a Chomsky pero su gramática innata puede explicarse de manera más natural que unas estructuras innatas que empíricamente no se han encontrado nunca.
Siguiendo con la metáfora, se podría decir que la mente es una casa a estrenar, pero lista para vivir en ella, con sus electrodomésticos y servicios básicos operativos. Pero amueblarla, avituallarla y decorarla es tarea de toda una vida, y el resultado final varía mucho de una persona a otra.
La primera pintura, la primera moqueta, las primeras cortinas y los primeros muebles determinan lo que sea esa habitación. Si antes de los 25 años no aprendiste una lengua, jamás te manejarás con soltura en ella. No es la conciencia del individuo la que determina el ser social, sino al contrario.
De acuerdo; pero no porque la habitación estuviera vacía, sino porque los añadidos socioculturales no son menos importantes que lo que viene dado al nacer.
Pero esto nos llevaría también a suprimir toda responsabilidad individual. A mí me educaron en el nacionalcatolicismo y el franquismo por un lado, y en el marxismo vulgar, simplón, machacón y obrerista por otro. Al cabo del tiempo me desembaracé de ambas influencias. Hace falta un esfuerzo personal, pero creo hay que animar a la gente a obligarse a sí misma a cuestionarse en qué les educan y bajo qué influencias viven. De lo contrario nunca podré responsabilizar a un votante de Vox o el PP de votar a esos partidos con el pretexto de que es la influencia que han recibido, o a un marxista ortodoxo de repetir los postulados del partido como si se trataram un libro sagrado.
La habitación no es una parcela de campo. Es ya la dotación acotada de tu mente, con su techo, sus paredes, su ventana (quizás), su suelo… y sus propietarios.
http://tinyurl.com/mky8cmyv
Menos analítica y más dialéctica.
Hay algo radicalmente falaz en la mentalidad analítica. Se presenta como neutral y, sin embargo, aspira a ser moral. ¿Cabe algo más analíticamente inconsecuente? Eso es jugar en la misma mesa y al mismo juego de las religiones. ¿Cómo criticar al cristianismo por sus inconsistencias siendo a la vez igualmente incoherente? Aquellos que deseen erradicar la maldad deben evitar que su empeño se vea contaminado por motivo moral alguno. La ética es la bandera del quien precisa propaganda. Tengo un amigo, profesor de filosofía, y se lo digo muchas veces: de los tuyos, el que no vale para nada se dedica a la ética. Lo que Hegel o Heidegger escribieron a propósito de la moralidad cabe en una cuartilla y sobran renglones.
Pero ¿por qué tratar de hacer una teoría al mismo tiempo «neutral» y «moral» debería ser incoherente?
No «debería». Lo es. Y es obvio. Lo moral es subjetivo. Si es subjetivo, imposible que sea neutral. Lo moral es sólo expresión de la anarquía de los individuos que en el fondo sólo persiguen ciegamente su propio interés.
Ahora mismo la gente que condena las barbaridades que se están cometiendo en Gaza no lo hacen objetiva, sino subjetivamente. Les parece injusto no porque la barbarie lo sea en sí misma, sino porque ansían un mundo en el que ell@s no puedan ser víctimas. El destino de los gazatíes les es en el fondo indiferente. Se lamentan por sí mismos, porque se ponen en el lugar del otro, pero no por el otro. Empatizan con sí mismos tanto como los nazis sionistas. Un espectáculo similar acontece cuando la gente acude a un entierro. Están allí por sí mismos, porque les aterra un mundo en el que terminarán muertos. Se idolatran a sí mismos, aunque se convenzan de que desean honrar a la persona que ha fallecido.
Eso es en sí mismo una incoherencia.
No estoy de acuerdo. Y veo alguna incoherencia en lo que dices:
Si la moral es subjetiva… entonces podemos hablar de ÉTICA, si lo prefieres. ¿También te parecería subjetiva la ética?
Creo que la gente se horroriza con lo que pasa en Gaza porque, yo, por ejemplo, me horrorizo al ver a un niño al que han tenido que amputar las dos piernas, ¡¡con ocho años!!, por los bombardeos. Sí, me pongo en su lugar y, por momentos, siento el dolor psíquico que debe de sufrir él (que no es ni la centésima parte del que él estará sufriendo). ¿Qué hay de malo en eso, qué hay de subjetivo? Aunque sé casi con toda certeza que a mí Israel nunca me bombardeará.
Lo mismo me ocurre cuando siento el dolor de un toro en una plaza de toros o de un explotado en un fábrica textil: yo no moriré en una plaza de toros nunca y quizá tampoco en una fábrica textil capitalista, en un sótano de Bangladesh, pero siento el dolor que sufre el toro o el explotado en la fábrica de Bangladesh.
Es que es incoherente ¿Cómo se puede pretender hacer el bien no siendo moral o ético? Para hacer el bien antes necesitas saber qué es el bien y el mal y éso está la esfera de la que reniega. Es como el apolítico, que no sabe que ya está haciendo política.
Y lo de no hacer la barbarie porque esté mal en sí misma es Kant. Está moralizando.
Acerca de Kant, la KRV fue una cosa y lo que vino después, otra bastante diferente. Federico “el Grande” existía cuando fue escrita y von Zedlitz, su ministro estrella, protegía a Kant. Sin embargo, en 1876 Federico muere, a von Zedlitz lo mandan a casa y sube al poder el rosacrucista Wöllner, un luterano que consideraba a Kant un inmoral, un ateo que ni siquiera acude a los oficios religiosos. En ese clima de acoso laboral y opresión aparecieron la KP y la KU, en donde se mete la moral con una palanca a pesar de lo dicho en la dialéctica transcendental. Kant estaba a la defensiva y como funcionario, no le quedaba otra que emplear el “uso práctico de la razón” y acatar las órdenes que venían de arriba. Habla de algo que hasta 1877 le era completamente indiferente: lo moral. Todos los que han tenido un algo que decir en eso de la filosofía dejaron siempre de lado de alguna manera el ámbito de lo ético y lo moral. Todos sin excepción siguieron la senda de Platón. Hasta Aristóteles, que opone un paradigma distinto, en lo relativo a la ética marcha detrás de Platón. Las virtudes interesantes son las deliberativas (que tienen que ver con lo transcendente), no las éticas. Aristóteles dedica un tratado a su hijo Nicómaco, lo que irónicamente significa que el muchacho le salió poco listo, y otro a su discípulo Eudemo, lo que indica ya la razón de que dejara el Liceo en manos de Teofrasto. Pero volviendo al pobre Kant, en la introducción de “El Conflicto de las Facultades” expresa que se ha visto tan acosado que reproduce la carta de Wöllner (1796) en donde, a pesar de su fama creciente por toda Europa, se le anticipa de modo sibilino su destitución, encarcelamiento o ejecución. Por fortuna para Kant, el mojigato Federico Guillermo II falleció en 1797 y Wöllner regresó al cubil de donde nunca debió salir. Por desgracia, para entonces el cerebro de Kant hacía agua.
Después de la KRV lo que preocupó a Kant no fue la ética, sino más bien cómo salvar su vida. El tema del imperativo categórico y de los postulados de la razón pura fueron recursos para evitar la soga. Yo evito citar a Kant más allá de la KRV por decencia, por recordar su pensamiento cuando era libre. Lo otro me parece un desastre. Lo he leído, pero cualquiera que haya comprendido la dialéctica transcendental advertirá que es contradictoria con lo que le tocó manifestar en su producción posterior. Me quedo con el primer Kant, el grande.
Siente menos y piensa más. ¿Alguna vez has escuchado la expresión “el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones”? Ocurre que el ámbito de lo ético es individual y, como mucho, doméstico, pero tiene relación con el propio interés, no con el bien. Es una manifestación de anarquía individual. Como todos somos individuos, tendemos a simpatizar con lo ético, pero la dimensión monadológica refleja el mundo, sí, pero sólo distorsionadamente. Por decirlo en términos morales: somos socialmente unos depravados.
Ahora mismo está en la calle la protesta de los agricultores. ¿Son sus demandas justas? De antemano te lo digo: ¡NO! No por accidente Marx consideró que la revolución socialista no se produciría en un país agrícola y no erró; ocurrió que los soviéticos tomaron el poder e hicieron la revolución desde arriba, porque desde abajo, allí era imposible. La mentalidad de los agricultores es la manifestación más genuina de lo moral: yo defiendo mi pedazo de mierda de tierra, aunque el resto del mundo reviente. Es en donde arraiga en modo mayor y de peor forma el fascismo. Ahí tenéis Castilla y León, comunidad agrícola por excelencia y no por accidente la primera que ha caído en las garras del fascismo.
¿Que habéis visto en las carreteras estos días? Tractores de 100.000€ haciendo putadas. Muy proletarios no parece que sean. Ni civilizados. 100.000€. Son empresaurios. Añadid la nave y los periféricos que precisa esa clase de tractores. Llegan fácilmente a los 250.000€ sólo de equipamiento. Esos tractores gastan por 10 coches cada uno. ¿El gasóleo? Subvencionado. ¿La cosecha? Siempre es mala. Cuando llueve, porque llueve y cuando hace sol, porque hace sol. Al parecer la cosecha no sigue en su caso jamás las leyes del mercado que implica que cuando un producto escasea sube de precio y, por lo tanto, lo que no va en cantidad va en el encarecimiento. Cuando tienen animales, mal, porque los tienen y dan mucho trabajo. Cuando no los tienen, mal, porque no los tienen y justo entonces es en donde está el dinero. Tienen subvención por cada hectárea que siembran. Con el seguro agrario, si pierden la cosecha, se la abonan igualmente. ¿Que ellos venden los productos más baratos que lo que se paga por ellos en el súper? Cierto, pero si se los vas a comprar a ellos tienes que pagar el mismo precio que en el súper más el transporte. ¿Hijos? Todos becados. Todos cobrando la tasa de desplazamiento, aunque vivan en el piso de su propiedad en la ciudad. Normalmente los hijos son los que se ocupan de cobrar el alquiler de los inmuebles que tengan en la ciudad, porque rara vez se trata de un solo piso. La mayoría de sus descendientes continúan con el negocio familiar. Si tan mal les va, lo normal será cursar estudios. No es el caso de la mayoría. Acuden al instituto como un período de recreo previo a la incorporación al mercado laboral, por lo que suelen ser un dolor de huevos para los profesores que hayan de aguantarlos. Además son ecoterroristas. Matan la vida salvaje porque sí. Podan árboles a lo bestia, pues sólo conservan aquello que les produzca alguna ganancia. A favor de fertilizantes y pesticidas todos ellos. ¡He ahí una manifestación de lo ético en el mundo!
Aristóteles diferenció entre virtudes éticas y dianoéticas. Las primeras no conducen al bien por sí solas, sino a no hacer demasiadas putadas y a temer. Las interesantes para el bien de la humanidad son las segundas, que no tienen que ver con lo moral, sino con la esfera del derecho y la cultura (o, en términos hegelianos, con el espíritu objetivo y absoluto respectivamente).
Creo que es muy discutible lo de atribuirle a todos los que se manifiestan en un problema, con tantas aristas, facetas y casuística, un monolitismo en sus intenciones. Ya sé que sí no lo haces el relato hobbesiano no es tan efectivo, pero creo que si me estás pidiendo que piense más y sienta menos deberías, honestamente te lo digo, estar a la misma altura que lo que exiges.
Ocurre lo mismo con el ejemplo de Gaza que has puesto antes, y te hago ver otra cosa que es problemática: Alejas tanto la idea de bien de cualquier posible interés humano en el asunto que al final acabas añorando un bien metafísico, platónico, que no es de este mundo. Entre el egoísmo y éso, hay muchas grados y matices, y los seres humanos somos como somos. Con este material hay que buscar soluciones consensuadas, escuchando y observando, porque si el mundo está como está no es por el (escaso) interés en la ética sino por el olvido premeditado y cínico del poder. Es a ése poder al que hay que pedirle explicaciones, y no me estoy refiriendo sólo al político, sino al que aceptamos que rija nuestros planteamientos de vida y tenemos interiorizado.
Estoy de acuerdo en que vivimos en el contexto hiperindividualizado y capitalista, pero no todo ha quedado subsumido por éso, lo digo también por ése determinismo cultural que parece que se desprende de tu metáfora de la casa.
En fin, hablando se entiende la gente.
Lo de “siente menos y piensa más” se lo decía a Óscar por su “siento el dolor que sufre el toro o el explotado en la fábrica de Bangladesh”. Eso no es siquiera un argumento, porque se trata de algo que él no puede sentir realmente. Puede imaginarlo, pero sentirá bastante más si se hace un rasguño al afeitarse. Ibáñez lo expresó en una caricatura de Mortadelo, quien tras ver frustrado su intento de atrapar un caco y habiendo recibido un sopapo épico decía: “Ha sido un tremendo golpe moral, pero me duele más el otro”.
Platón me vale: el bien es algo que se alcanza a través de la razón. Ésta no es algo particular, ni subjetivo, pero es más de este mundo que el mundo mismo. Eso significa que es “trascendente”. Por poner un ejemplo también platónico: los números primos seguirán siendo los mismos cuando no exista ningún ser humano sobre la faz de la Tierra ni ninguna criatura inteligente en el universo capaz de pensar en ellos. El número pi tampoco parece que vaya a cambiar mucho próximamente. Con el bien acontece igual. El “bien” que depende de una persona (ético y subjetivo) es sólo el resplandor del interés. Y el que depende de un grupo de presión, tanto peor (es una reificación que trata de pasar por algo objetivo). Ahí aflora lo peor de cada casa. En el caso de los agricultores parece que estos señoritos (que lo son) ignoran que la única expresión legítima de la voluntad popular radica en el Congreso y el gobierno. Todos sabemos que de arrancada las algaradas de estos fascistas están “mal”. Ahí no entra en danza nuestra moral, sino nuestra razón.
Platón terminó expresando en su último diálogo que es preferible estar sometido a una legislación jurídica por mala que sea (objetiva) a depender de la voluntad de un tirano por muy ilustrado que esté (subjetivo). La codificación jurídica irá mejorando racionalmente, mientras que la voluntad del tirano de turno estará siempre sometida a su capricho. Lo dado es siempre negativo y contradictorio. El bien se realiza a lo largo del curso histórico, pero jamás en la conciencia moral individual. Es político. Hegel lo llama “la marcha de Dios en el mundo” y te aseguro que esa expresión espanta a los frailes y a los exponentes de la derecha por igual.
Agradezco tus intervenciones. Son un reto intelectual. Me obligan a pensar más.
Bien hilado.
Antes reclamabas más dialéctica y menos analítica pero veo que también te alineas con los segundos. Me parece bien.
A la manera de Wittgenstein, es cierto que el dolor que siente el toro es privado. Como el que siente Oscar. Oscar «puede imaginarlo», dices. Correcto, no lo siente como un estimulo externo. Pero creo que también podríamos afirmar, acudiendo a los datos epistémicos que nos brinda la neurociencia y que antes, me parece, has reclamado, que sabemos que los «circuitos» cerebrales que se activan cuando imaginamos son los mismos que se activan cuando actuamos. Ahí hay al menos, si no una identidad, sí una relación.
Creo que Wittgenstein tiene razón, pero no nos podemos quedar solo ahí y olvidar otras posibilidades. Acudiendo a la introspección y analizando lo que siento cuando veo torturar un animal, o una persona, está asociado todo un profundo deseo de rebelión. En eso consiste para mí la ética, en rebelarte ante lo dado, ante la injusticia, que no el caos. Porque coincido contigo, y con Goethe creo, en que es preferible la injusticia al capricho de una voluntad.
El sistema político de Platón da para muchos debates, empezando porque los sabios eran los que tenían tiempo libre para formarse porque tenían esclavos que le hacían todo el trabajo. Hay que ir con cuidado, porque por el camino de Platón ya hemos transitado.
Voy a parafrasear a mi estimado Eric Wolf. Creo que cuando hablamos de manifestantes deberíamos de ser conscientes, como cuando hablamos de nación, sociedad o cultura de que estamos abstrayendo y podemos olvidar las relaciones de donde hemos extraído la abstracción. Si no todos los intereses son iguales, tampoco todas las circunstancias son iguales. Son las microhistorias de cada uno de esos agricultores las que deberíamos tener presente, ya sé que no hay tiempo a golpe de titular pero no es justo calificarlos a todos de fascistas. El sistema turbocapitalista está demostrando sus contradicciones, enfrentando intereses en una guerra de todos contra todos. Hasta ahí creo que estaríamos de acuerdo.
Gracias.
A ver:
1) Estoy cien por cien de acuerdo con lo que dices de los agricultores. Sí, van por sus intereses… y no sólo: van contra el feminismo, el ecologismo, el animalismo. Esa es su satisfacción, su goce: poder echar la culpa de su situación no al capitalismo sino a lo que odian. O sea, no sólo es su «interés» particular, sino el poder dar rienda suelta a sus odios soterrados.
2) No estoy de acuerdo cuando dices que la moral y la ética (no son lo mismo no obstante) son por interés; por ejemplo: yo dejé de comer productos de origen animal hace muchos años no por mi interés en ese momento, sino por el de los animales. Si fuera por interés, entonces todo lo que hacemos este mundo sería mucho peor aún de lo que es.
3) Creo que sí existe la ética: ¿no podemos fundamentar que es ético y universal luchar contra un capitalismo que expolia los recursos naturales de África para satisfacer bienes de lujo en el mundo capitalista? Yo creo que sí se puede fundamentar, y no es interés personal, es ponerse en el lado del africano.
Ah, y aunque es verdad que los agricultores son unos tipos reaccionarios que van a lo suyo (quizá en eso Marx tenía toda la razón) creo que debemos dejar de confiar en la clase obrera como sujeto de cambio: a partir de cierto momento el obrero también dejó de ser un sujeto histórico de cambio: ahí lo tenemos: en el momento en que el sistema le proporcionó «intereses compensatorios» como coches, deportes a todas horas, teles, ahora teles gigantes, compras imbéciles por Amazon, etc… se acabó eso de que la clase obrera es la palanca de cambio y todo ese rollo. Ahora la clase obrera, cuando lucha, sólo lucha por poder seguir teniendo derecho a ser explotada ocho o diez horas al día.
La amoralidad es en sí misma una postura moral. Qué la moral sea subjetiva permite que sea intersubjetiva, que las personas se pongan de acuerdo, como hacen con las categorías analíticas.
La ética es monadológica y, por lo tanto, una falsedad. Huele a uno mismo. Lo que te parece justo y universal, te lo parece por lo mismo por lo que a nadie termina de olerle mal su propia mierda: porque es tuyo y porque somos unos pequeños ególatras engreídos que creemos saber todo lo necesario para ser los dioses de espacios infinitos. La ética kantiana es la hipóstasis de esta reificación. Detrás del imperativo categórico se esconde la fe en la autosuficiencia del individuo, lo que es una falsedad como la copa de un pino. Yo no soy yo. Yo soy lo que desde el principio otros hicieron de mí. Volvemos a la habitación vacía. Eso fuimos al nacer y desde el principio otros pintaron, colocaron los muebles, las cortinas, la moqueta… llenaron el espacio por completo y llegó un momento en que creímos que esa habitación Biedermann es obra nuestra porque dentro metemos cosas y movemos sillas. Un casi autómata que no sabe que lo es y que se cree legislador universal… eso somos. El ámbito del bien siempre fue político. Lo supieron Sócrates, Platón, Aristóteles y Hegel. Lo repitieron hasta la saciedad: lo moral es la interferencia, el interés de enanos que se piensan gigantes. Pero eso choca con un estilo de hacer política al que interesa la egolatría y lo ético a la manera tradicional. Hay que apegarse a los datos, a lo epistémico, a lo moral, a la esfera en donde la realización del bien sea imposible. Así que el bien se encofra en la ética, su antítesis. Casi no hay nada más siniestro que un individuo bienintencionado pensando en que obra por una causa mayor que sí mismo. Olvídate de que ha sido la división del trabajo lo que conformó tu conciencia. Quien reconoce las limitaciones de su personalidad está a años luz de la universalidad abstracta de la moral positivista. “Sólo sé que no sé nada”… Joder, ¡qué grandeza!
Volviendo a Platón y su apoyo final de la legislación en detrimento de las decisiones del tirano de turno: ¿Alguien se ha dado cuenta de que Putin ha justificado la invasión de Polonia por parte de Hitler? Yo he visto la traducción: «Hitler just wanted to ‘realize his plans’ and Poland was ‘uncooperative’ and ‘forced’ Hitler to attack and start World War II». No veo que ningún diario se haga eco del tema. Se sintió cómodo con el baboso lamebotas fascista y se sinceró, pero sólo he visto una entrada en la prensa occidental a propósito de este punto.
https://www.msn.com/en-us/news/world/fact-check-putin-defends-hitler-s-invasion-of-poland-in-carlson-interview/ar-BB1i2yOz
No queda nada de la URSS ni de Marx ni de Hegel, nada de nada, en la actual Rusia. Un bárbaro salto hacia atrás.
@Arryn
Wittgenstein es un analítico. Dejó de serlo para serlo en otra tesitura. Su razón es siempre epistémica. Jamás afecta lo histórico-social. Un profesor de filosofía me hizo leer la “Conferencia de Ética”. No me he reído tanto en mi vida. Afirma que la ética es trascendente. Vaya. Un nuevo presocrático.
Si el ámbito ético está relacionado con el Bien será por azar. Ese empalme fue cosa del cristianismo y por mucho que sigan soldando la amalgama, se agrieta de continuo. Hace un rato estaba en la taberna, cuando llegó un ceporro y comenzó a largar estupideces a las camareras, dos mujeres jóvenes. Yo estaba haciendo el crucigrama de “El País”. Un par de minutos después lo encaré y le dije que si necesitaba de hacer terapia que no tienen gracia, que fuera al psiquiatra o que dejase a las camareras 100€ por la sesión. Lo enfrenté por moralidad, es decir, porque un idiota agota rápidamente la paciencia de cualquier persona mínimamente racional; o sea, la mía. Ese campo es subjetivo. Sin embargo, el Bien está en un plano objetivo y trascendente. En el ámbito del Bien todo el mundo paga por lo que realmente consume y nadie pierde la educación en la barra de un bar o cuando se abren las puertas de un tren. La legislación sigue históricamente (al menos en Occidente -salvo en el PP y, peor aún, a su derecha-) esa estela, no la de la moralidad.
Transitamos en el camino de Platón. Él se apercibió de que el curso de la historia debía ser enteramente otro. Aunque cada clase social tuviera sus valores, subrayó que el Bien es trascendente y sólo se encuentra vinculado a la razón. Pensar así en este mundo plagado de tiranos y lacayos sigue siendo una proeza descomunal. Trataron de escarmentarlo vendiéndolo como esclavo en el mercado de Egina y consiguieron radicalizarlo aún más. Los atenienses se apartaban de su paso cuando caminaba entre ellos. No veían a una persona, sino a un fenómeno de la naturaleza. En Viena, los viandantes que se encontraban con Beethoven tuvieron la misma impresión. Cuando comparo mi talento con el de personas así tomo conciencia de lo imbécil que soy y me parece justo morir y ser olvidado.
Estoy de acuerdo, aún transitamos por el camino de Platón. Cuando uno en su fatuidad cree que ha «superado» a un filósofo clásico se lo encuentra en la siguiente esquina, de vuelta de donde uno va, y guiñándole un ojo socarronamente.
Cuídese!
@Óscar
2) Dejaste de comer animales porque “viste” posible un mundo en el que no haya que devorarlos y encontraste que esa realidad era más racional que ésta. No fue por motivos morales, sino por racionalidad. Ese “viste” se trata de una visión eidética objetiva, para nada un sentimiento subjetivo. Los sentimientos sólo duran un tiempo (universalidad abstracta según Hegel). Cambian (contradicción). Sin embargo, tras tomar esa decisión reasumiste tu conducta y su contradicción en un nuevo ámbito objetivo después del que no va a haber ya cambios (universal concreto). Ahí la moral no ha pintado nada. La ética, aún menos.
El proletariado se ha deslocalizado. A la vez se ha pervertido a la población de Occidente creando la ilusión de que aquí todos somos amos. Sin embargo, el proletariado está en África por emplear tu ejemplo en 3 y aquí, la mayoría sigue sin ser dueña de su destino. Estamos a un paso de la miseria. Basta que le echen la agencia tributaria o un proceso encima. Que “lo racional sea real” significa que si algo es irracional, no es real. Se trata de una turbia fantasía que beneficia sólo a algunos y que hay que transformar. Toda esa juventud huérfana de Gaza son la expresión manifiesta de que la razón, justicia y libertad no son sino absurdo, injusticia y esclavitud. Se dan las condiciones para que en este mundo cualquiera pudiera vivir bien y realizarse, para preservar la vida animal y salvaje, para evitar el envenenamiento de aires, tierras y mares que conducen a la extinción. Sin embargo, estamos aún más lejos de esa realización que en tiempos de Napoleón. Pero eso no significa que Hegel o Marx erraran en sus análisis. Por el contrario: lo que significa es que sigue sin realizarse lo que es de razón. Seguimos viviendo en un mundo de príncipes, princesas, hadas y unicornios. Seguimos anclados en la prehistoria.
Fíjate como lo has descrito. «Encontraste que esa realidad era más racional que ésta». Ahí es donde Nietzsche dice que escondemos la verdad detrás de un arbusto y nos sorprendemos de encontrarla. Nadie encuentra nada de sopetón y compara, sin una vivencia previa, sin una inquietud historiada en su vida. Buscamos previamente porque no nos satisface lo que vemos, el sufrimiento en los ojos del animal en el matadero o el trabajo de mierda por el que nos pagan a nosotros o a los que queremos o a los que no queremos pero podríamos querer. Nos acordamos de referencias anteriores y hacemos un cuadro con lo uno y lo otro, los ordenamos en un eje axiológico que nos hace ver las preferencias. Ahí está actuando el plano ético y moral. Desde un principio. Y fíjate en cambio que lo has descrito casi como una revelación divina, como la que tendría Platón cuando participaba en los Misterios. Hasta has entecomillado la «visión» ¿conscientemente?.
El análisis de Marx fue certero, el de Hegel revelador, pero las consecuencias del posible descarrilamiento de la Razón, o de su razón, no la vieron. Su razón es tan histórica y social en sí misma que no vieron por ejemplo ni a la mujer ni a las otras especies. La historia no viene con libro de instrucciones. Eran hijos de la ilustración pero en su análisis no previeron la razón instrumental, y las consecuencias fueron, Y SON, de órdago. Podemos estar de acuerdo en que el capitalismo crea ficciones, y las intenta pasar por naturales en un homo economicus más falso que la sonrisa de IDA cuando le preguntan por Feijoo, pero las consecuencias son reales, ya lo eran en tiempos de Marx. Estoy de acuerdo con el fetichismo de la mercancía, la reificación de la economía y demás, como análisis de lo que ocurre y ocurrió me parece muy acertado…pero no es suficiente. La Razón no es el Bien, al menos no en este mundo material.
Entrecomillé “viste”, porque no me refería a la percepción, sino a captar el “quid” de algo.
Aunque todos los seres humanos seamos unos miserables ególatras, las sociedades mejoran en la historia. Todos llevamos vidas mediocres de ambición y esfuerzo tratando de alcanzar metas que jamás conseguiremos y, mientras, el fruto de nuestro trabajo queda para otros. Los individuos fracasamos, pero el curso de la razón se va realizando en la retaguardia y las sociedades mejoran en la historia, que es en donde se realiza el bien. No digo nada nuevo, pero soy consciente del proceso y no me cuesta seguir siendo racional, aunque obviamente no por motivos morales. Eso es lo que me chirría de la razón analítica: sus constantes guiños a la moralidad. Si es moral, no es racional, sino interés subjetivo y privado. Nada que ver con el bien. La historia no es un señor de Burgos.
¿Seguro que mejoran las sociedades? Pues depende, incluso tú mismo has dicho que estamos peor que en tiempos de Napoleón. Ésto no es ni nuevo, ya lo sabes. Con el mito del progreso, creíamos que el proceso tecnológico y el económico llevaban aparejados una razón intachable, una superioridad evidente en el que la civilización victoriana era el epítome del progreso. Ésa mirada de Hegel era tremendamente eurocentrica, y germanofila. El resultado ya sabes cuál fue. Confundimos Verdad con Poder. Empezamos colonizando y creyéndonos superiores a los otros, a los colonizados, y no les reconocimos que tuvieran una razón y una lógica distinta hasta que fue demasiado tarde. Aún hay gente así. Los condenamos a ser pueblos sin (sin gobierno, sin razón, sin economía, sin propiedades….) Y de ahí al genocidio en nombre del progreso liberal, del Destino Manifiesto, del Imperialismo Ecológico, los holocaustos de hambre en la India en nombre de laisse faire que los economistas invocaban porque aplicábamos a Darwin en lo social. Sí Dios había muerto había que justificar la desigualdad a base de Ciencia, con racismo y la eugenesia de los inferiores.
Bastante de acuerdo en que aún no se ha llegado a un mundo de Razón. Aunque sí ha habido avances…
Respecto a qué me guía en mi actitud… te cuento y luego juzgas, porque a lo mejor estamos diciendo algo parecido y yo no me estoy dando cuenta:
yo lo que veo es que podemos «pensar», «reflexionar» sobre una injusticia, pero si no «sentimos» lo que vemos, no actuaremos contra esa injusticia. Por ejemplo, yo veo que hay gente que sabe que es injusto lo que está haciendo Israel en Gaza… pero NO SIENTE el sufrimiento de los/as niñas de Gaza, entonces al final seguirán votando al PP aunque éste haya concedido una medalla a Israel en pleno bombardeo sobre Gaza. Lo harán porque quizá pesa más el odio que sienten hacia Sánchez, Podemos, Sumar, Puigdemont… que las conclusiones a las que les lleva el pensamiento y la reflexión sobre los bombardeos. ¿Y por qué pesa más? Ese es otro tema muy interesante a discutir. Quizá porque no hacen el esfuerzo para que pese más la reflexión y menos el odio o sus intereses particulares… no lo sé. Y diría que lo mismo ocurre con los mataderos: la gente sabe que es más importante el sufrimiento de un cerdo que la satisfacción del paladar propio, pero no sienten el sufrimiento de un cerdo con fiebre, con dolores de cáncer encerrados en una granja y transportados con sed en un camión… o no lo quieren sentir.
Es mi manera de ver esta cuestión de la moral y la Razón.
Un misil tomahawk cuesta más de medio millón de dólares. ¿Es mejor gastar esa cantidad en un arma o en asistencia sanitaria? ¿De verdad que tienes que acudir a la moralidad, a la religión o a los sentimientos para saber qué es mejor? ¿No basta con apelar a la razón?
Comer carne no es necesario. Conservar la vida sobre el planeta es mejor que destruirla. ¿De verdad que es preciso dar un rodeo por los sentimientos para saber qué decisión tomar?
Si bastase la razón todas las máquinas y las IA serían buenas. Es la finalidad y los valores lo que orienta la razón y ahí ya estás hablando de ética.
La historia de la IH no es buena. Ni la actualidad de la IH. En este momento hay más de cien conflictos armados.
Hitler, Stalin, Mao y Torquemada apelaron siempre a las emociones, cosa de la que la IA carece.
Los británicos votaron por el Brexit llevados de la mano de rancios prejuicios nacionalistas en contra de sus intereses, cosa que la IA no hubiera hecho.
Dudo que la IA identificara como dignos líderes del país más poderoso del mundo a un delincuente chiflado o a un viejo cada día más senil.
Tu primera proposición esconde ya un juicio de valor que confunde los valores con el bien. En la premisa está tu conclusión.
@R Carece de sentimientos pero la IA no carece de finalidad, de sesgos, de valores, los que le da el el programador. Ya sea aplicar una inyección letal o explosionar una bomba atómica. Incluso las que se programan «solas» y que dejan de tener sentido, sólo si son posteriormente selecionadas en función a una finalidad. La razón solo es instrumento. Ya Aristóteles decía que la finalidad era la actividad de la felicidad y el camino la virtud y la razón. Vuelvo a repetir que no fue por ética que los nazis hicieron lo que hicieron, fue por razón instrumental, para buscarle una justificación a su razón aria. Heiddeger o Heisemberg son consecuencia de la razón, para lo bueno y lo malo. No puedes separar ambas cosas, como lo decía Pascal, el corazón tiene razones que la razón desconoce.
Aquí hay mucho a lo que responder. Tengo que pensar. Te responderé más abajo.
Me encantaría que bastase la razón. Pero ya vemos… los seres humanos somos como somos. Fíjate, ha habido millones de personas humildes que han votado en Argentina por un tipo que ya dijo que iba a quitar el bono-transporte o que lo iba a subir exponencialmente… Y lo han votado sabiéndolo. ¿Dónde está la razón? Es como un taxista argentino que dijo una hace años, cuando gobernaba Macri: «prefiero estar peor con Macri que mejor con Cristina Kirschner». ¿Dónde está la razón? ¿Es falta de capacidad de razonar? Creo que no.
La lucha contra la esclavitud creo que requirió de una sensibilidad, no sólo de la razón, porque seguro que mucha gente sabía que la esclavitud no era razonablemente justa, y sin embargo la toleraban, ¿por qué? POrque no se ponían en el lugar del otro quizá…
¿Qué por qué la justificaban? Por razones económicas pero también por razones ideológicas. Ser esclavo significaba mayoritariamente ser negro.
Unos cinco años después de la revolución francesa surgió “El Terror”. El curso humano hacia una mayor racionalidad tiene retrocesos e intervalos estacionarios. Hay siglos que se desarrollan en unas pocas semanas. Recordamos sólo los períodos de razón, de mayor esplendor y progreso. Nos interesamos por la Atenas de Pericles en la misma medida en que nos resultan indiferentes los siglos posteriores de su curso histórico. No todas las naciones contribuyen del mismo modo al progreso humano, lo que no significa que no comprendamos que la democracia está muy por encima y delante de un gobierno despótico, por mucho que un determinado pueblo un día elija las cadenas. Basta apelar a la razón. Sentimientos nacionales hubo muchos durante el nacional catolicismo, pero no marcan el curso del bien. Hasta los beneficiarios de un régimen corrupto se apartan cuanto pueden de un pasado retrógrado. A la muerte del dictador el pueblo hizo amnesia colectiva de su régimen y cuando exhumaron sus despojos acudieron cuatro gatos. El bien se predica de la razón en su desarrollo histórico; la moral se predica de nuestra biografía. Sin embargo, lo universal que hay en nosotros no son nuestros sentimientos, ni nuestras convenciones morales, sino nuestra racionalidad.
¿Cómo puede ser universal algo que va cambiando en función a la cultura y el momento en el que se vive?
@Arryn
Mezclar moral y bien, subjetivo y objetivo es correr con zapatillas de cemento. En tiempos de la Revolución Francesa las mejoras estaban al alcance de la mano. Los intelectuales europeos fueron conscientes de ello y se entusiasmaron hasta el punto de aplaudir las victorias francesas en contra de los ejércitos de sus propias naciones. No era un insulto, sino un galardón que te llamaran “afrancesado”. Todo fue esperanzador hasta que Napoleón se coronó emperador. Ya no estamos siquiera en aquel momento. Los lacayos científicos no han parado de poner en manos de los ya poderosos aún más poder. La situación de inamovilidad de los estados parapetados tras el armamento nuclear no es la misma que el de las monarquías decimonónicas. Rusia ha caído bajo el nazismo. A EEUU le falta el canto de un duro. Es probable ahora más que nunca una circunstancia de dictadura perpetua. Aún así, la mejora no va a venir de Arabia o Irán. Todo cambio posible procederá desde dentro de una potencia nuclear. Ahí volverá a ponerse en juego la juventud de la razón. El artífice del hundimiento del III Reich fue Canaris, racionalista a su pesar. Le conmocionaron las atrocidades sinsentido perpetradas en contra de los judíos por los Einsatzgruppen y socavó el régimen. ¿Recuerdas la “perestroika” y la “glasnost”? ¿Quién habría anticipado algo así durante la época de Brezhnev? ¿Quién se hubiera atrevido a imaginar la democracia durante el nacional catolicismo de los tiempos de Franco? Hasta los más íntimos colaboradores de Nerón soñaban con un orden mejor en el que sus hijos no pudieran terminar en la horca por el capricho del carnicero. No creo que la mirada de Descartes, Voltaire, Rousseau o Hegel estuviera errada.
@R Pues mira, yo creo que lo que llamas objetivo es intersubjetivo. Depende, entre otras cosas, de la concepción previa, el planteamiento, las discrepancias y el entendimiento dentro del grupo que lo define para ponerse de acuerdo. No hay un salto radical, una oposición, como parece que señala esa dicotomía subjetivo/objetivo, que es problemática en muchos aspectos (como también es problemática la dicotomía razón/sentimiento). Hay matices innumerables en medio.
¿Qué en la dinámica de la historia surgen cosas nuevas?: por supuesto, creo que con Hegel se explican mejor según qué cosas, (y no sólo la historia, otras disciplinas como la biología me parece interesante desde la perspectiva dialéctica de Richard Lewontin, por ejemplo). Yo tampoco creo que la ilustración sea negativa enteramente, de hecho si estamos aquí debatiendo es porque también somos sus hijos y porque nos da herramientas de análisis, pero creo que la sola razón no ha bastado nunca, al menos no en un trayecto tan largo.
Yo no concibo lo ético o moral como enteramente subjetivo, como lo ligado exclusivamente a las emociones o sentimientos. Para mí es una esfera indisoluble con lo humano, como lo es la política, y que solo desaparecería si estuviéramos completamente solos. Y sí desaparece cuando estamos completamente solos es porque no es enteramente subjetivo, propio exclusivamente del sujeto, sino que nace de su relación con los demás, como la política. Esa ruptura que propones me parece antinatural y creo que mistifica y acaba ocultando más que aclarando. Pero te agradezco que la saques, porque si no no habría intercambio que siempre viene bien porque es estimulante.
Los actores de una obra de teatro poseen su propia individualidad, pero siguen un guión. La representación no se deduce de la caracterización de los personajes. Otra trama habría sido posible. La obra de teatro puede tener muchas interpretaciones, pero por enorme que sea la hermenéutica que arrastre, seguirá siendo la misma obra. A la historia humana no la constituye esta batalla y esa otra, este jefe de estado y aquel otro, etc., sino el curso de vida que se desarrolla gracias y a pesar de esta batalla y esa otra, este jefe de estado y aquel otro, etc. Al hipostasiar la moral individual para hacer que coincida con el bien llega un momento en que se confunde personaje y guión, subjetivo y objetivo, pasión y razón. Los católicos apuestan por la confusión, pues San Pablo pretendió convertir la historia de uno en historia universal. El precio a pagar por seguir esa ruta, en efecto, implica multiplicar entes sin necesidad.
A diferencia de una obra de teatro la vida no tiene guión. Cuidado con las metáforas que las carga el diablo. Sigo pensando que de tanto alejar el bien del interés de las personas terminas esencializando e hipostasiando tu mismo. El bien está en el contexto, en el día a día, al menos en esta dimensión de la vida humana.
Me temo que descartas en la premisa el caso de que el objetivo de la vida humana consista en realizar la racionalidad. La eliminación de los antagonismos es el motivo capital del pensamiento de la izquierda. Las contradicciones sociales deben ser resueltas porque son irracionales. La derecha no tiene ese problema. Lo solventan con la receta: para que cambien las cosas es preciso sólo «trabajo, trabajo y trabajo» (esto lo soltaba Fraga cada dos por tres). De ahí la diferencia entre el votante de izquierdas y el de derechas. Al votante de derechas no le importa que sus líderes sean corruptos. Convive con la contradicción social y de su formación política. Sin embargo, el votante de izquierdas no vota cuando sus líderes son corruptos. Es contradictorio para la izquierda apoyar una opción en sí misma contradictoria para eliminar las contradicciones sociales. Por ejemplo, la mera apariencia de monarquía en la cúpula de Podemos ha desangrado en votos al partido.
Estoy básicamente de acuerdo contigo. Pero no consigo ver en mi mensaje anterior ese descarte del que me informas.
@Arryn y Óscar.
Imaginad que de la noche a la mañana se oyera un estruendoso “¡POP!” y de pronto a cada uno de vosotros le fuera exigida de la tarea de realizar leyes para todos los ciudadanos del mundo. En vuestra nueva condición de legisladores ¿admitiríais elementos inherentes a la legislación como la pasión, los sentimientos, los hábitos locales y la ética de cada cual? ¿O exigiríais la isonomía, la igualdad absoluta ante la ley?
Intentaría renunciar porque debo ser un legislador malísimo. Y si no pudiera:
A) Creo que sería una ley tremendamente injusta si fuera isomorfa y para toda la humanidad. Ha habido comunidades humanas, bandas, que han tenido un comportamiento que yo considero ejemplar a la hora de garantizar la igualdad entre sus miembros, la solidaridad, el no dejar ningún miembro atrás en los momentos duros y en impedir la acumulación de la riqueza, causa de la mayoría de los males. ¿Cómo imponerles algo ajeno cuando su modo de vida es más justo que mi estratificada sociedad donde unos pocos acumulan tanto y reciben admiración y se practica el darwinismo social sin ningún recato? No lo haría desde luego sin contar con su aceptación individual.
B) Dentro de una misma cultura me decantaría más por el isomorfismo. Pero intentaría el mayor consenso posible.
Te sales de la premisa: te toca realizar «leyes para todos los ciudadanos del mundo».
Una premisa muy eurocéntrica.
Si la ley tiene como finalidad la felicidad humana le tendrás que preguntar a un experto en «naturaleza humana», un antropólogo, y te dirá que es una tarea inasumible. Existe algo llamado inconmensurabilidad. ¿Cómo podrías legislar sobre algo que dependiendo de la cultura comporta una cosa que es distinta a otra? por ejemplo, no es lo mismo el matrimonio para nosotros que para los Nayar. Lo único que se puede sacar en conclusión es un principio que está presente en todas las personas y que permite a los antropólogos posicionarse con los derecho humanos, y que vendría a ser algo así como la pulsión de desarrollar sus capacidades en la cultura en la que vive.
Ya puestos ¿cúal sería el tuyo?
@Arryn
La ONU debería tener esa responsabilidad. Más aún: la ONU debería ser su “consejo de seguridad”, sin estados permanentes, ni derecho al veto y con todos los estados representados en ella. No parece que haya demasiado eurocentrismo ahí. El universalismo es más bien su antítesis.
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Pondré un ejemplo sacado de las noticias. Dos lesbianas entran en un kebab de Lavapiés regentado por dos pakistaníes. En el curso del almuerzo una lesbiana tiene un gesto cariñoso con su pareja y son agredidas por los musulmanes.
Alguien que considere que los sentimientos, la moralidad y los hábitos no juegan el menor papel en el curso del bien, tiene el problema jurídico resuelto desde el minuto uno: los musulmanes deben ser detenidos y juzgados por una agresión.
Sin embargo, alguien que considere que los sentimientos, la moralidad y los hábitos son elementos inherentes al bien, tiene una brasa en las manos. Habrá de tener en cuenta que ellas pudieron ofender conscientemente los sentimientos morales de una minoría. Sabían que era un kebab y, además, pudieron ir a otra parte. A la vez, las lesbianas son también una minoría, de manera que habrá que proteger jurídicamente su condición. Ese delito, además de agresión implicará homofobia. ¿Qué condición minoritaria debe prevalecer y en qué sentido ha de resolverse?
Pero sí es eurocéntrico en la concepción de las leyes como elemento regulador de la vida en el sentido de «para todos». La ONU es una iniciativa de los estado-nación, y ya llevan una carga ideológica encima, para bien y para mal.
Discrepo de tu punto de vista con respecto a la no consideración de sentimientos, moralidad o hábitos. No somos robots, ni extraterrestres, ni podemos pretender serlo, no somos amorales ni aculturales, ni tenemos un botón que apretar para eliminar sentimientos. Otra cosa distinta es que integremos eso en nuestras maneras de pensar y hacer, en la racionalidad y busquemos una objetividad que siempre es intersubjetiva.
Con respeto a tu ejemplo creo que se puede tener en cuenta que puede haber conflicto pero hay algo más importante que es la integridad de la vida y de no agredir al prójimo, de ser tolerante. Ser musulmán, o cualquier otra identidad, no implica automáticamente comportarte como un energúmeno. Las culturas no son monolíticas y viven sus propios procesos de apertura y permeabilidad de valores. Hay conflictos de valores en las mismas ( Mira lo que ocurre Rojava con los kurdos, un ejemplo y una lección de vida para toda la izquierda). Y sobre todo lo mismo podría haber pasado de ser el dueño un católico del yunque votante de Vox. ¿Te puedo recomendar un libro? Todo se Desmorona, de Chinua Achebe.
El derecho no debe ser subjetivo. Cuando lo es, se vuelve distinto para una clase (los aristócratas) respecto de los demás. Incompatible por completo con el pensamiento de izquierdas. Esa es la negatividad de lo dado. Al defender esa negatividad acontece la negación de la negación, que no es una afirmación. Todo lo contrario: socavas tu pensamiento.
Que el derecho no sea subjetivo significa que tampoco debe ser para unas naciones distinto de para otras. El gran problema es que los estados se siguen comportando como individuos salvajes en estado de naturaleza. La cuestión identitaria tan manifiesta en los nacionalismos de EH Bildu o ERC es una cuestión derivada de ese tema, completamente contradictoria con la universalidad que ha de pretender cualquier movimiento de izquierdas. Simpatizo con ambos partidos, pero jamás en el “EH”, ni en la “C”. En cuanto introducen una distinción crean una clase aristocrática, una separación y re-introducen necesariamente la negatividad que pretenden superar. Tienen que justificarlo teóricamente de continuo.
No hay nada tan radicalmente opuesto al eurocentrismo como el universalismo. Justo los cinco países eurocéntricos con derecho a veto hacen cuanto está en sus manos para sabotear la universalidad. El sometimiento a un tribunal penal internacional les da pavor. Muchos de sus mandatarios evitan salir de sus países desde el caso Pinochet.
Cuando tengas la tentación de sondear en tus sentimientos o tu moral, trabaja para alguien que no pueda costear tus servicios (sea lo que sea aquello en lo que trabajes) o invita a una comida caliente a la primera persona que te encuentres mendigando, pero no permitas que los unos o la otra contaminen tu pensamiento.
Yo creo que no habría que perder la perspectiva de que el derecho surge en las sociedades jerarquizadas, eso implica un reparto desigual del poder y por tanto una voluntad de proteger esa jerarquía. Los estados son, en gran parte, maquinarías de represión, eso lo sabía Marx.
Aplicado al caso de las lesbianas que entran en el kebab, ¿quieres decir que hay que dejar libres a los agresores pakistaníes porque son sus costumbres y están sometidos a la jerarquía de su país? ¿Y qué les dices a las víctimas? ¿Las culpas por haber ido al kebab, por ser lesbianas o por no preguntar a los camareros del kebab por las costumbres sexuales de Pakistán? ¿No será mejor que los agresores cumplan condena y hacer lo posible para forzar a Pakistán a que cumpla con los derechos humanos en lo relativo también a las mujeres y a las lesbianas?
Aristóteles, Hegel y Marx dirían que el derecho debe ser coercitivo, porque la pasión no obedece a la razón, sino a la fuerza… pero el universalismo de la razón se aplica no sólo a los individuos, sino especialmente a los estados.
No, quiero decir lo contrario. Ser de una cultura u otra no da licencia para hacer daño a los demás.
¡Voila! Ése es un principio universal. No has escrito «debe» ni «debería». Acabas de apostar por el universalismo, que no conoce matiz alguno ni en función de los sentimientos, la moral o las costumbres. No necesitas de la ética para juzgar. Te basta la razón.
Bueno, también podría ser un principio ético. Independientemente de como lo consideremos lo importante, a mi entender, es ser consecuente con el mismo.
«The wrong side of the history»:
https://twitter.com/Kahlissee/status/1757164239809139169
Hay un singular párrafo en el hilo nuevo de Frabetti que dice:
«Porque si aceptamos la ley que los encarcela —entendiendo por ley no solo la legislación vigente, sino también a los jueces que la interpretan y al Gobierno que los manipula— todos los presos son presos comunes. Y viceversa: si no aceptamos a un Gobierno corrupto, ni a unos jueces indignos, ni unas leyes cuyo principal objetivo es defender los privilegios de una minoría, ni un sistema carcelario inhumano, todos los presos son presos políticos.»
Es muy similar a algo que yo he escrito aquí sobre el origen del estado, la sociedades jerarquizadas y el mantenimiento de mecanismos que garanticen la desigualdad.
Esa formulación es una falacia de la razón analítica, habitual en la izquierda cuqui. He contestado a Frabetti aquí:
https://www.jotdown.es/2024/02/mentiras-gozosas-domesticacion-infancia-1/#comment-1374222
Sigo de excursión allá.