Una cantante menuda de melena color arena espera el momento de salir a escena al frente de su nuevo grupo. Para calentar la voz, acostumbra cantar viejas canciones folk. Aquella tarde de principios de 1969, eligió la trágica historia de la novia de un marino que se hace a la mar para buscarle y se suicida cuando descubre que se ha ahogado. Sus compañeros están habituados a escucharle y muchas veces le acompañan con sus instrumentos. Esta vez se monta una verdadera jam que va a continuar cuando suben al escenario. El productor y mánager del grupo, el norteamericano Joe Boyd, entusiasmado, organiza rápidamente una sesión de grabación.
Ella es Sandy Denny. El grupo, Fairport Convention. La canción, «A Sailor’s Life». Así fue como nació un nuevo estilo musical, el british folk rock.
En contraste con la melancolía característica de sus canciones, Sandy Denny era una persona vitalista, divertida, malhablada, bebedora y vividora que se sorprendía de sí misma cuando se sentaba al piano y le empezaban a brotar cadencias tristes y lamentos sombríos. «Late November» es una de sus mejores creaciones con el inconfundible carácter épico adquirido en sus tiempos de folk singer. Una canción que es un torbellino de sentimientos confusos interpretado, sin embargo, por su autora con absoluta autoridad o, como dicen los flamencos, poderío.
«Late November» son cinco estrofas de cuatro versos con rima descuidada en las que la compositora se toma todas las libertades que quiere o necesita para encajarlos en la melodía, aún a costa de sacrificar el sentido y algo de la forma del poema. En conjunto, comunica una sensación turbulenta y casi caótica que se contrapone con la serenidad de los acordes —relativamente convencionales— del piano y la excepcional emisión de voz de la cantante, dulce para unos, dramática para otros, pero tremendamente poderosa y rotunda como debían ser las voces de los rapsodas de la antigüedad que iban de plaza en plaza con sus poemas y cantos (si es que hubo alguna mujer entre ellos).
Aunque a lo largo de su carrera musical Sandy escribió algunas letras más sencillas, «Late November» es una canción que nos arrastra hasta un mundo onírico y desquiciado surgido en la imaginación de la artista. Tres sustantivos marcan desde el comienzo la atmósfera de la canción y también gran parte de la obra de Sandy. El vino que produce embriaguez, elbarco hundido testigo de lo efímero de las obras humanas… Y, por fin,un tiro certero que nos avanza otra de sus grandes canciones, «John the Gun» del mismo álbum que «Late November». Si intentamos desentrañar su estructura, veremos que, después de la introducción, Sandy nos conduce, en primer lugar, a una naturaleza desfigurada, monstruosa, donde habitan seres extraños y suenan algunos cantos procedentes de la orilla del mar. Y «Late November» termina con una explicación prosaica de todo lo que nos ha contado, precedido de un sorprendente interludio abstracto y quizás filosófico.
Sandy Denny paseaba con su perro Watson por las playas escocesas cuando un avión cruzó el cielo. Desapareció enseguida, pero las maniobras del piloto le hicieron pensar que estaba cayendo al mar. La cantante había soñado anteriormente con aquella playa: una pesadilla apocalíptica sobre el fin de la humanidad con una vaca dando explicaciones: «Este es un lugar de santidad».
A Alexandra Elene MacLean Denny le llamaban Sandy desde pequeña o, como en su lápida en el cementerio de Putney Vale, «The Lady», por el título de una de sus canciones. Aunque fue reconocida en vida como una de las mejores cantantes de su tiempo y los años no han hecho más que solidificar la consideración de su música en la historia, su vida fue tormentosa y difícil. Falleció a los treinta y un años en 1978. Había nacido en una familia de origen escocés y creció en la época de los racionamientos. Muy niña se enroló a estudiar piano, a cantar en el coro y se dejó fascinar por las viejas baladas escocesas con sus tremebundas historias de amor y muerte. Intentó estudiar enfermería y bellas artes pero su interés se diluyó tan rápido como aumentaba su actividad musical en pubs y coffee houses.
Sandy no estaba a gusto sola y probó suerte en un par de grupos. Los más conocidos fueron los Strawbs, que se harían célebres en 1973 por su himno sindicalista «Part of the Union», número dos en las listas de Reino Unido y Australia. Con ellos, Sandy grabaría, en 1967, la primera versión de la que quizás es su composición más célebre, «Who Knows Where the Time Goes» (hasta Nina Simone grabó una versión) una reflexión sobre el paso del tiempo cargada de una sabiduría sorprendente en alguien que aún no había cumplido los veinte años. Esa profundidad, esa carga filosófica y esa melancolía marcarán su música.
En primavera de 1968, Sandy Denny se integra en Fairport Convention. Sandy mantendrá con ellos una relación intermitente y producirá, entre otras, una joya musical deslumbrante con el protogótico Liege and Lief. Será elegida un par de veces mejor cantante femenina por las revistas de música, pero Fotheringay, el grupo que formó con su marido, el cantautor australiano Trevor Lucas, no lograra tener éxito y, de hecho, su segundo disco no llegó a editarse a pesar de estar prácticamente completado. Aun así Sandy disfrutó de una consideración de reina alternativa que se extendió hasta que las veleidades y cambios constantes en su carrera hicieron que seguirle resultara demasiado exigente para los compradores y los críticos, a pesar de que su casa de discos heroicamente siguió promocionando como pudo sus discos hasta el final.
Ella es la única persona que tuvo derecho a su propio signo esotérico en el cuarto álbum de Led Zeppelin, grabó con Allen Toussaint, Elton John compuso para ella y Pete Townsend fue su protector, le hicieron fotos David Bailey y Gered Mankowitz, se emborrachó con Keith Moon y John Bonham, tuvo un flirt con Frank Zappa, una vida amorosa anárquica y desgraciada y un talento inconmensurable. «Cuando Sandy cantaba, había que agarrarse a los muebles» dice su amiga, la también cantante Linda Thompson. La complicada poesía de sus canciones nos hace viajar entre barcos, tempestades, viñetas de la historia inglesa y hasta de la ciencia ficción. Más adelante, Sandy abrazará las viejas canciones de los años 40. Pero, en 1977, necesitó hasta veinticinco tomas para su versión de «Candle in the Wind» en el que sería su último álbum Rendezvous. Y en la que resultó ser la última de sus canciones decía basta a los estribillos tristes característicos de su obra.
En aquel final del noviembre imaginario de su canción, Sandy nos guía a través de tortuosos barrancos, corrientes sinuosas y aguas profundas. Dentro de este universo suyo inestable y sobrecogedor, un puente nos ofrece una falsa sensación de seguridad que se extingue cuando surgen los pensamientos de un día desafortunado: el peso de un pasado que el oyente desconoce pero puede intuir que ha causado a la cantante sus pesadillas y su angustia. La interpretación habitual es que Sandy se refiere al accidente que sufrió la furgoneta de Fairport en el que perdieron la vida el batería del grupo y otra amiga. Pero el triste suceso tuvo lugar en mayo, no en noviembre.
Estas dos primeras estrofas nos llevan hasta el mundo de lo inexplicable y terrorífico: quizás un paseo por la mente humana o quizás simplemente una ventana al espíritu atormentado de una mujer excepcional. Templos, extrañas criaturas, lágrimas y cantos. Hemos cambiado de decorado y ya no estamos en aquella naturaleza agreste y amenazadora del principio sino en una dimensión onírica dominada por construcciones hechas por la mano del hombre: templos, es decir, puertas a un más allá de la espiritualidad y la eternidad, o, por decirlo de otro modo, de la religión. Sandy nos presenta unos ritos religiosos y una comunidad de creyentes que son «las criaturas más extrañas». Por jugar un poco a la psicología de Hacendado, los testimonios de sus amigos y compañeros retratan a Sandy como una persona que detrás de su vitalidad imparable ocultaba gran inseguridad que necesitaba constantemente la aprobación ajena. A alguien así, los demás siempre le parecerán extraños. A pesar de que percibe todo lo que le rodea como inhóspito y amenazador, Sandy termina esta tercera estrofa diciendo que van a correr lágrimas pero que no serán suyas. Un optimismo un poco incongruente en medio de todo el malestar que ha creado.
La densidad exagerada tanto de las frases como del vocabulario y la narración son paralelas a la compacta elaboración musical de la canción. Para su carrera en solitario, Sandy recupera el piano de su infancia y las letras, melodías y armonías de sus canciones dejan muy atrás los convencionalismos folk y pop. Ya en este primer disco en solitario, ha desarrollado una personalidad artística única que quizás resulta difícil de entender para el gran público. Como muestra, un botón: en 1973, Sandy actúa para lo más chic de la juventud underground barcelonesa en uno de los pequeños y exclusivos locales que se están inaugurando en esa larga agonía del franquismo. Si su fama atrajo a mucha gente, ni su voz ni sus canciones consiguieron atraer la atención del público que no dejó de charlar, reír y beber. Sin completar su set, la cantante dejó el escenario y se refugió en el camerino llorando.
«Late November» continúa con una serie de términos, unos contrapuestos y otros aparentemente inconexos que van progresando hacia algo que causa terror: «Los métodos de la locura, el patetismo y la tristeza, el loco y sabio, el blanco y el negro, la oscuridad de la noche». Para todos ellos, Sandy suplica «God help you all», retomando el tema religioso que vemos se va entrelazando en toda la canción. La estructura musical le obliga a añadir una frase poco congruente: «Solo veo salir humo de las chimeneas» que nos devuelve a algo más cotidiano después de este paseo por las pesadillas de su mente.
La última parte de la canción: una especie de conclusión donde nos da la clave de que toda ha sido un sueño. Una solución fácil para una escritora que parece incapaz de encontrar su camino entre las exigencias de la estructura musical y la temática desconcertada y desconcertante que ha elegido para la letra de su canción. Es ahora cuando nos habla del piloto volando sobre el mar pero elige de nuevo un escenario turbulento donde el mar es de mercurio y la arena de fósforo, dos sustancias peligrosas para alguien que vuela solo. Tal vez una inesperada metáfora sobre la aventura y los riesgos del artista creador y la clave del significado de sus complicadas imágenes. En un rizar el rizo argumental, volvemos al sueño y nos encontramos con sus nuevos pobladores: «tall brown people» y «sacred young herd» que, si me permite el lector, me tomaré la libertad de traducirlo por «rebaño» en el sentido de «congregación» dado que Sandy le ha puesto el adjetivo «sagrado» y, unos versos atrás nos ha hecho entrar en aquellos templos.
Una veintena de versos con contrastes y contradicciones, una intérprete intensa con una voz perfecta y única y una densidad musical que puede resultar agobiante al oyente casual. Como casi todas las canciones de The North Star Grassman, «Late November» procede del repertorio entonces inédito de Fotheringay. De hecho, con la adición de una guitarra de Richard Thompson y una nueva grabación de la voz de Sandy, el acompañamiento instrumental es el que se había grabado para el segundo álbum del grupo, que será reconstruido y finalmente publicado en 2008.
El tiempo y la justicia restaurativa de internet no han cesado de reivindicar a Sandy. Se han editado y reeditado todas sus grabaciones y maquetas, se han recuperado grabaciones en video desconocidas y olvidadas. El historiador de la música popular Clinton Heylin escribió una extensa y sombría biografía (No More Sad Refrains, Helter Skelter Publishing, 2000) y, en 2006, Liege and Lief recibió su aplazado disco de oro. Este mes de agosto 2023, Georgia Lucas, hija de Sandy y Trevor, comisarió una pequeña y encantadora exposición en el fringe del festival Fairport Cropredy Convention: fotos, dibujos, manuscritos, trajes, juguetes, guitarras y los premios que recogió en su corta e intensa carrera.
Pero el destino de Sandy Denny iba a ser necesariamente trágico. Cada vez menos éxito, problemas con la voz y una actitud autodestructiva, con alcohol y sustancias, hasta su muerte prematura y absurda a consecuencia de una caída después de tres días en coma. Billie Holiday, Janis Joplin, Nina Simone, Amy Winehouse… y, ¿por qué no?, Frances Farmer, Judy Garland, Marilyn Monroe, Carrie Fisher… ¿Cuántas mujeres con talento y éxito han sido desgraciadas y han tenido vidas complicadas e infelices? ¿Y por qué?
Que interesante … Patricia Siempre descubriendonos cosas interesantes… Gracias.
Muy buen artículo. Congratulations, Patricia. Pero sin ánimo de polemizar, ¿Carrie Fisher?. Una actriz del montón con la suerte de caer en una película mítica y los típicos problemas de adicciones de hijos de famosos. En cambio se te ha olvidado la maravillosa Karen Carpenter, una voz celestial, de vida desastrosa, muerta poco después de Sandy, también a los 31. ¿Por qué me ha parecido siempre que los críticos le tienen tirria? ¿Por ser más bien ñoña? A mi me parece una de las mejores cantantes pop de siempre, sino la mejor. Saludos cordiales!
Coincido completamente con respecto a Karen Carpenter. Ojalá escuches Superstar por Sonic Youth, es imposible que no te guste. Saludos.
Claro que me gustan Sonic Youth! Es curioso que un grupo tan lejano en su estilo adoren a Karen, pero cualquiera que la escuche atentamente lo hace. Su interpretación de «Superstar» en la BBC 1971 es asombrosa. No es posible cantar mejor. Creo que es una cantante claramente infravalorada y no me explico porqué. Solo interesa su tragedia y no su increíble talento y sensibilidad.
Joer vaya temazo A sailor’s life
Coincido contigo. Un crescendo larguísimo y muy gradual, dura unos 10 minutos, aunque, habiéndolo oído, dudo que nadie quisiera que fuera mas corto.
Sin duda Fairport Convention siguen teniendo una larga sombra, para ejemplo el segundo álbum de Midlake. Por otro lado, está bien el tema de mujeres que han tenido vidas trágicas, tumultuosas etc., pero creo que es más una constante en el mundo del arte y en el caso que nos toca de la música. Da igual el género o sexo, un ejemplo son Bon Scott, Kurt Cobain, Chris Cornell y un largo etcétera.
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