Quién recuerda, hace eones, aquel complejo navegador llamado Tor que recomendaban instalar todas las páginas web sobre tecnología si teníamos la intención de echar un vistazo a la «dark web». Los más curiosos, si disponían de algunos conocimientos informáticos, lo instalaban con la sensación de estar a punto de abrir el portal que los llevaría al mundo del revés de Narnia, ese sitio oscuro, sin leyes, donde podrían vislumbrar contenidos prohibidos para, en un último momento de lucidez, salir disparado de vuelta a la tranquilidad del poco añorado internet Explorer. Si lograbas instalar Tor y comenzabas a navegar por el averno la situación más que infernal era desolada. En la profundidad de la «dark web» lo único que había era un vacío casi absoluto con el outfit de Netscape.
Dice ChatGPT que la «dark web» es una parte de Internet que no está indexada por los motores de búsqueda convencionales, no es accesible a través de navegadores estándar y que requiere herramientas y software específico para acceder a ella. Como en muchas otras respuestas, ChatGPT se equivoca, al menos en parte. Efectivamente, la «dark web» no está indexada, de hecho, ya es difícil acceder a determinados contenidos legales sin que te salte un aviso de la policía tecnológica-moral que domina los algoritmos de búsquedas.
Sin embargo, las cosas han cambiado. Acceder a la «dark web» y encontrar los contenidos es posible, ahora, y más fácil que nunca. Es tan sencillo como instalarse el mejor software de mensajería que existe, ese del que muchos ya tenéis cuenta pero que no sabéis para que sirve. Sí, estoy hablando de Telegram, la aplicación de mensajería instantánea que idearon los creadores de VKontakte, el facebook ruso. Telegram es una auténtica maravilla de software y, como la energía atómica o la inteligencia artificial, puede usarse para el bien y para el mal. En cualquier caso, este artículo no pretende clasificar moralmente la diversidad de contenido que nos podemos encontrar en Telegram sino que tiene como objetivo dar un pequeño paseo por esos espacios que tenemos al alcance de un clic. Porque, ojo al dato, lo que no está indexado, lo que no aparece en Google, Bing, Facebook o Twitter no es por defecto algo malo. Esa consideración queda a cargo del intelecto de cada cual.
Y hablando de intelecto, empezaremos nuestro pequeño recorrido con Alvise Pérez, el periodista sevillano que ayer se lamentaba en sus redes de tener que acudir a la Audiencia Nacional por denunciar una supuesta trama de tráfico de influencias entre la alta judicatura, la policía y algunos políticos. El canal de Alvise https://t.me/Alviseperez tiene más de 300.000 suscriptores, muy activos, que interactúan, comentan y, sobre todo, le dan mucha información. ¿Qué noticias podemos encontrar en el canal de Alvise? Pues este periodista se dedica principalmente a dar información sin contrastar o a mostrar imágenes de personas conocidas en espacios públicos. Ayer, por ejemplo, informaba de un ataque yihadista en el metro que luego resulto ser el intento de robo de un reloj… a la vez que publicaba unas fotos de Jordi Évole conversando con Ana Gabriel en una terraza de Casteldefels. Entre las innumerables interacciones que respondían a esta última noticia de gran calado, había ¡8.000! smileys de la cara vomitando. A Alvise, intrépido reportero digital, le tienen enfilado todos por igual, desde la izquierda más castrante a la ultraderecha más hipócrita -se pueden alternar los adjetivos- y es que acumula más audiencia que la mayoría de los medios digitales tradicionales. Tiene su mérito.
Pero no todo el periodismo en Telegram es tan sonrojante. Hay muchos canales en los que podemos recibir información en tiempo real sobre cómo van las guerras que nos rodean. Si os pareció mal que censuraran Russia Today -ojo que el Tribunal General de la UE confirmó la prohibición– podéis informaros de la «otra versión» de la guerra de Ucrania con Intel Slaza Z https://t.me/intelslava , un canal con más de 400.000 suscriptores donde se pueden ver los bombazos que se meten unos a otros entre otras muchas noticias internacionales desde un enfoque un poco más putinista que la prensa patria.
Y si lo que te interesa son la cuitas en oriente medio, el canal Bellum Acta https://t.me/BellumActaNews es un buen sitio para ser el primero en enterarse de lo que pasa, o de los pocos que se enteran. Bellum Acta se define como un agregador de noticias no ideológico y «no tan imparcial» -¡olé!- centrado en la crisis -la de oriente medio, suponemos, por del clima no hablan-, que suele publicar sobre actualidad y geopolítica. Este canal, como los anteriores enlazados, se pueden considerar SFW (secure for work), es decir que si lo abres en una computadora con gente cerca no te metes en un lío. No quiero pasar a la siguiente zona «dark» sin recomendar uno de los medios españoles que más apuestan por la calidad en este tipo de contenidos, también en Telegram: El orden mundial https://t.me/elordenmundialeom que si bien publican poco, merece la pena leer todo que comparten.
Telegram no solo es la plataforma con más medios de comunicación serios y no tan serios para informarse; como no podía de ser de otro modo también es un nido de piratería de contenidos protegidos por derechos de autor. ¿Quieres un libro? ¿una serie? ¿una peli? ¿Un paper https://t.me/scihubot? Pues no hay problema, tienes a tu disposición cientos de bots que te los proporcionarán al instante lo que deseas, sin tener que registrarte, sin miedo a que tu ordenador se infecte con malware y en el formato que quieras. Acabo de terminar la edición de Difuntos bajo los almendros en flor de Baltasar Porcel y lo he hecho con la ayuda del bot «Sala de musculación secreta» -permítanme la licencia de cambiar el nombre del bot para no fomentar la piratería, que soy editor-. Y es que tras comprar los derechos de la obra de Porcel, para poder sacar las nuevas ediciones tuve que conseguir ejemplares de segunda mano ya que no disponía de los manuscritos originales, cortar las páginas, escanearlas, pasarles el reconocedor de caracteres, etc. Un trabajo del siglo XX, estarán de acuerdo conmigo. Ahora me basta con dirigirme a mi nuevo amigo «Sala de musculación secreta» y escribirle, sin tan si quiera saludar: «Baltasar Porcel», a lo que me responderá con un listado de todas sus obras. Tras pulsar en la que me interesa me preguntará si quiero el libro en formato epub o en formato html. Si elijo html obtengo un enlace similar a este: https://telegra.ph/Los-argonautas-10-17-34 (en este caso se trata de una obra de Vicente Blasco Ibáñez que ya es de dominio público). ¡Esta nave Heeche ha llegado a buen puerto!
Seguimos avanzando por la senda de los contenidos no indexados para llegar a la temática más popular: la pornografía. A partir de aquí vamos a empezar a hablar de contenido NSFW (non secure for work) y por razones obvias no publicaré los enlaces a los canales. Para empezar, dentro de las «curiosidades» que me he encontrado mientras preparaba este artículo tengo que destacar el canal «Mangas familiares» que me ha dejado entre estupefacto y tumefacto. Se trata de una pequeña comunidad -menos mal- que se dedican a traducir mangas japoneses cuya temática es el incesto en todas sus variantes, desde la más «normal» con la relación carnal de un hijo adolescente con su madrastra mientras el padre está atareado trabajando -cuanta imaginación- a variaciones con todas las figuras familiares tomadas de dos en dos… o de tres en tres. En este caso el contenido propiamente dicho no es ilegal, aunque sí lo es la modificación y la distribución de las obras sin permiso de los autores. Es admirable el trabajo de esta pequeña comunidad con las traducciones ya que no reciben ningún beneficio económico a cambio de su labor.
Si lo de los incestos dibujados te ha dado un poco de mal rollo te recomiendo que abandones la lectura de este texto ahora, porque vamos a entrar en el dominio de los «incels» y otras gentes de mal follar. Ya sabéis que en Jot Down somos muy de parafilias, siempre desde el consentimiento y el buen gusto. Tristemente, la elegancia sexual no se prodiga en Telegram. No encontraremos un canal dedicado a las pinturas de Hokusai con pulpos haciendo las delicias de las doncellas, ni fotos de Helmut Newton o Nobuyoshi Araki. Por el contrario sí accederemos a cientos de grupos con direcciones IP de cámaras de vigilancia hackeadas. Estamos hablando del paraíso del protagonista de El motel del voyeur, de Gay Talese. Podremos pasearnos desde un salón de depilación y ver en tiempo real como los clientes se ponen gafas protectoras contra los destellos del laser a las habitaciones conyugales donde la duración media de las relaciones sexuales es de tres minutos. Hay una inmensidad de cámaras de videovigilancia que empresas y ciudadanos colocan por diversos motivos en sus dependencias. La mayoría de esas cámaras son vulnerables a los ataques de hackers y una vez que acceden a ellas ponen a disposición de los usuarios suscritos a estos grupos la visualización de las mismas. Bola extra: para los que tienen poco tiempo también existen canales donde se pueden ver los vídeos de los momentos más interesantes, actividad conocida en estos tiempos como «curación de contenidos». Se agradece.
Seguimos nuestro emociondo caminar virtual entrando en los dominios del lucrativo negocio de OnlyFans. Como ya saben nuestros lectores por nuestro detallado artículo sobre la plataforma de «creadores» que no hay nada nuevo bajo el sol aunque sí lo hay claro, como no lo va a ver si estamos hablando de pornografía y Telegram. Se dice que la pornografía es el tipo de contenido que más banda usa en el tráfico a través de Internet. Desconozco si ese dato es cierto pero por mi experiencia haciendo esta investigación apostaría que es así y dentro de la pornografía creo que tanto los vídeos de los creadores de OnlyFans como todo el cibersexo que se practica vía Snapchat, Omegle y tantas otras plataformas similares ocupan un lugar destacado. Esto es una buena señal, hay más amantes de la masturbación ajena que de ver como adolescentes se chupan entre ellos los dedos de los pies. Tras pasarme unas cuantas semanas accediendo a cientos de grupos puedo aventurar con gran acierto que si te grabas teniendo sexo hay una alta probabilidad de que acabes como «actor» involuntario para una piara de gorrinos que llenarían el Maracaná. Y, atención, es en estos canales de pornografía robada, involuntaria o no, donde se cazan a los que quieren algo más…
Dejemos de momento nuestro particular recorrido por los grupos y canales de este pozo sin fondo llamado Telegram para explicar como es posible que todos estos contenidos sean relativamente fáciles de acceder para cualquiera. Por si alguien lo desconoce, les informo que una de las ventajas de Telegram -especialmente para el anonimato- es que, a diferencia de Whatsapp, no se necesita un número de teléfono para registrarse con lo que cualquiera puede acceder a todos los contenidos… sin restricción de edad. Es cierto que, mediante el propio buscador de Telegram difícilmente se puede encontrar contenido pornográfico ilegal más allá del comentado anteriormente. Además, Telegram es rápido cuando se denuncia contenido ilegal, cierra grupos y canales sin miramientos al primer aviso o indicio. ¿Cómo se las ingenian entonces los que dedican horas a crear grupos y canales pornográficos? y ¿cómo monetizan ese trabajo?
El sistema es muy sencillo. En los canales con pornografía «normal» de repente aparece una imagen que conecta con la parafilia y/o trastorno sexual de algún «shur» -guiño, guiño, codo, codo-. La mayoría desplazará la imagen para ver la siguiente -hasta la pornografía está tiktokeada ya-, pero el «interesado» buscará información adicional en el post. Esta puede aparecer en el propio vídeo como un enlace superpuesto, en la bio del autor del post o con algún otro detalle que no interesará a la mayoría de los lectores. Siguiendo el hilo se llega a otros canales o grupos más «específicos». Todo este proceso es intuitivo, no es necesario tener abierto este artículo para seguir las «instrucciones» paso a paso. En estos nuevos grupos podemos encontrar más vídeos de los que le gustan a ese usuario específico y estos ya pueden ser más o menos ilegales. Estos canales son continuamente denunciados y por tanto eliminados sin previo aviso, así que lo primero que te recomiendan los bots al entrar es que te conectes al canal «backup» -de respaldo- asociado, donde no se publican contenidos prohibidos. De esa manera aunque Telegram elimine el canal, los usuarios pueden acceder de nuevo al mismo cuando se vuelve a recuperar, ya que la información del nuevo enlace se publicará en el grupo o canal de respaldo. Cómo se puede observar el sistema es muy sencillo y funciona perfectamente.
La última cuestión: ¿se mueve dinero? la respuesta es cristalina: sí, y mucho. Una vez que has consumido cien o doscientos vídeos de la temática que te interesa el administrador del canal te ofrecerá más y mejores vídeos mediante enlaces a Megaupload, el último eslabón de la cadena. Aquí entran en juego las criptomonedas como medio de pago de la «dark web». Todos los «vendedores» tienen cuenta en el mayor exchange de bitcoins: binance y las transacciones son sencillas de realizar dejando poco rastro -o rastro cero si utilizas un wallet personal-. Paypal y otros medios de pago similares han pasado a la historia de las transacciones ilegales. Podría ser más exhaustivo y entrar a comentar la jerga de los que participan en estos grupos. Entender a donde nos conducen siglas como PYT o NL nos haría seguir perdiendo confianza en el ser humano. Así que prefiero terminar ya este breve recorrido por Telegram acabando con un consejo: «no pongas cámaras en el interior de tu casa» y una imagen con el mensaje que suelen tener mostrar los canales pornográficos «legales»:
será todo lo buena que quieras pero no tiene (o no tenía cuando deje de usarla por seguridad), cifrado por defecto. Todos los mensajes se acumulan eternamente en el ordenador del dueño. usad signal.org
Lo de sonrojante de Alvise entiendo que lo decís porque deja en bragas al periodismo cobarde de pacotilla palmero agradaor tertuliano de este país de chiste, ¿o no?
Alvise es un indocumentado, aparte de un pésimo periodista
No muy diferente a la prensa convencional…
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Cree uno que lo ha visto todo pero la realidad siempre supera las expectativas…
Es increíble cómo el libertinaje de Telegram ha crecido exponencialmente y, Google, sabiendo el contenido que se comparte, sigue permitiéndolo en sus tiendas y las apps que solo tienen una mínima infracción, se van al fondo
¿Dices que ChatGPT se equivoca porque no considera que Telegram sea Dark Web? Interesante.
Esto ya venía pasando desde el 2018. Al contar con muchos beneficios de privacidad, es fácil tener chats secretos y compartir grandes archivos aunque más que «Dark Web» propiamente dicha, sería algo así como su foro de intercambio perfecto. No obstante, como otra red social o cualquier tecnología, el uso que le dé el usuario es culpa del usuario… como pueda ocurrir con lo que se hace con un deep fake en vídeo o con la IA.
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Alucinante. En un artículo sobre la «dark web» no se menciona el protocolo torrent, un auténtico abismo sin censura ni restricción alguna. Los teras que tengo de música, por ejemplo, los he procurado ahí. Aparte de mis películas favoritas, por supuesto. Todo gratis.
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