Deportes

O fútbol non era así (al menos cuando empezó en Vigo y en Huelva)

fútbol vigo huelva
The first international association football, Scotland vs. England (1872)

Una de las principales responsables de la llegada del fútbol a nuestro país fue la empresa El Cable Inglés. Y no, no tiene nada que ver con los grandes almacenes de nombre similar, es la denominación local para la Eastern Telegraph Company, que tendió el cable telegráfico entre Inglaterra y Vigo, y que luego continuó su recorrido hacia Lisboa, Gibraltar y Malta. Poder comunicarse en código morse a finales del XIX fue una revolución análoga a la que ha sido para nosotros la aparición de internet. Y quienes vinieron a instalar el cable a Vigo desde Porthcurno, costa sur de Cornualles, fueron ingenieros ingleses que, como tantos otros trabajadores de la época, tenían por primera vez bastante tiempo libre. El horario de ocho horas les proporcionaba suficientes horas de ocio como para destinarlas a la práctica deportiva. Además la élite económica e intelectual empezaba a considerar que no podían separarse la formación por el estudio y el deporte en la pedagogía. La Institución Libre de Enseñanza, muy anglófila, había introducido fútbol y tenis para sus alumnos de ambos sexos. Así que siguiendo esta tendencia social, mezcla de pedagogía y tiempo libre, los ingenieros destinados en Vigo decidieron organizar un club de fútbol para jugar de forma recurrente. Lo que no parece tener ningún sentido en una ciudad donde nadie, salvo ellos, practicaba ese deporte.

La clave, como en otros lugares, fue el puerto, y los barcos de la Armada Británica que recalaban en él. Los marinos ingleses desembarcaban encantados de poder competir con compatriotas en puertos de todo el mundo. Lo que acabó por atraer a los locales, y convertir al fútbol en un deporte internacionalmente conocido y muy popular para principios del XX. Especialmente en aquellas áreas más influenciadas por la actividad comercial del Imperio Británico: Europa, África, Oriente Medio e Hispanoamérica. Su huella permanece hoy.

Pero aunque sucediera en muchos lugares a la vez, el caso de Vigo es el más antiguo documentado en nuestro país. Al menos esto defiende el escritor local Ramón Cabanelas, apoyándose en su investigación en la hemeroteca del periódico Faro de Vigo. Haciendo mención a un recorte de 1876, donde se alude a un desembarco de la Armada de Su Majestad, identifica esa aún desconocida costumbre de jugar en equipo pateando una pelota: «Otra vez han vuelto a visitarnos los ingleses. ¡Son tan amables! Caminan como cuatro, pisan como seis y beben como cincuenta. Pescan, cazan, fuman, pintan y juegan a la pelota según su uso y manera». Toma la fecha de la crónica como referencia del momento de fundación del Exiles Cable Club, algo así como el FC de los exilados del cable, que fundaron en el puerto gallego los ingenieros del telégrafo. Eso dejaría en segundo lugar, un par de años después, en 1878, al Río Tinto Football Club, fundado en la misma época en España.

Si por lo general se recuerda a Riotinto y no a Vigo como origen de los clubes de fútbol en nuestro país no es por las fechas, sino por lo distintos que eran, en origen, el fútbol inglés y el escocés. Para comprenderlo no hay como recordar el primer partido de la historia, disputado el 30 de noviembre de 1872, con cuatro mil espectadores, en el Hamilton Crescent, Reino Unido. Jugaban escoceses contra ingleses, y la mayor dificultad fue acordar las reglas de juego. Porque mientras los ingleses practicaban un deporte que mezclaba las reglas del rugby, donde lo más importante era el patadón y el regate, y la acción individual, los escoceses ya habían comenzado una coordinación entre jugadores más similar al fútbol actual. El sistema escocés, que ha prevalecido, no solo les daba las mayores victorias, tomándose la revancha a lo Braveheart en cada encuentro, sino que resultaba mucho más atractivo para el público. Como los ingenieros de Vigo jugaban a lo inglés y los mineros de Riotinto al modo escocés, la actividad de los de Huelva se hizo mucho más popular que la de la ciudad gallega.

En ello tuvo mucho que ver un médico escocés contratado para trabajar en las minas de Riotinto. William Alexander Mackay aprovechó el interés por el nuevo deporte de los expatriados que trabajaban en la mina para estimular el ejercicio al aire libre, como médico pionero en relacionar actividad física y buena salud. Además pasaba consulta gratuita los jueves para todo aquel que necesitase asistencia médica y no pudiera costeársela, lo que atrajo el interés de los locales por el médico extranjero y por sus actividades. Muy pronto comenzaron a acudir como público a los partidos del doctor Alejandro, como le llamarían a partir de entonces. Los atroces accidentes de la mina onubense le dieron también ocasión de convertirse en un eminente cirujano, atrayendo a su consulta a famosos, políticos y hasta a Santiago Ramón y Cajal, por entonces próximo a ganar el Nobel de medicina. Esas buenas relaciones con la élite social e intelectual del país facilitaron que se tomaran mucho interés en ese club deportivo que acabaría fundado en la capital de provincia en 1889, el actual Recreativo de Huelva. Con los colores de la bandera de su país natal, azul y blanco, condición que exigió al resto de la junta directiva, y consiguiendo con su influencia que la reina regente María Cristina y un Alfonso XIII aún muy joven asistieran como público a uno de sus primeros partidos.

El Recreativo hizo además historia al jugar el primer partido de fútbol en nuestro país disputado entre dos clubes. Un año después de fundado recibió la carta del recién creado Sevilla FC. El texto, breve, contiene además de la invitación a jugar en la ciudad, una singularidad: convoca al equipo rival a las cinco de la tarde de un ocho de marzo «con objeto de adelantarnos al frío de la noche». El clima no era el de hoy, pero además nuestro huso horario tampoco, si lo trasladamos a la hora actual resulta que jugaron a las ocho. Dos partes de treinta y cinco minutos con un descanso en medio, que terminaron por tanto alrededor de las nueve y media hora actual, con cena a las diez en el lujoso salón del café Suizo. Los detalles los facilita la crónica, en inglés, del diario escocés The Dundee Courier and Argus, que nos da detalles como el buen estado de la hierba pese a la abundante lluvia, o la singularidad de que uno de los jugadores apareciera vestido con un pijama estampado. Llevaba poco tiempo jugando y desconocía la equipación habitual del deporte. El público se rió de él llamándole Clown Yugles, nombre genérico con el que se apodaba a los payasos malabaristas (jugglers) y acróbatas de los circos. Lo que no impidió que fuera autor del segundo gol de la victoria, con triunfo para el Sevilla, vencedor por 2-0.

La influencia del fútbol iba a ser enorme en nuestra sociedad a partir de estos primeros focos, restringidos a ciudades portuarias o ferroviarias. Además de los clubes mencionados, se formaron otros similares en las mismas fechas en Málaga, Bilbao, Barcelona, Sant Martí, Gran Canaria, Las Palmas, y también en Albacete, en este caso promocionados por los ingenieros del ferrocarril. Y esta influencia se trasladó además no solo a la práctica deportiva, sino al patrocinio de las empresas con los que estaban relacionados por trabajo, y al asunto de las apuestas deportivas. Con el Código Penal de 1870 en vigor, estaban estrictamente prohibidas, como cualquier otra forma de juego. Pero el hecho de que los clubes fueran estrictamente ingleses facilitó que se rigieran por sus propias normas, al margen de la legislación nacional. Tanto es así que en el primer encuentro al que aludíamos en Sevilla, todos los apellidos de los jugadores son estrictamente ingleses o escoceses, como McCall o Smith. No es impensable que su público, también inglés, adoptara la práctica habitual de su país, acompañar los encuentros con apuestas. Como tampoco lo es que en el período que transcurre desde el nacimiento del fútbol en España hasta la legalización de las apuestas en 1977, estas siguieran haciéndose por acuerdo entre participantes, público, organizadores y jugadores. De hecho la popularización actual, que ha llevado a hacerlas habituales en internet, especialmente para los encuentros de LaLiga, no se entendería sin una tradición que primero se llevó en secreto y que luego, al legalizarse, se siguió de forma natural.

Es relevante además que el fútbol, como deporte y como cultura, se trasladara al ámbito español a través de los hijos de ingleses y escoceses expatriados que acabaron estableciéndose de forma definitiva en nuestro país. Los ingenieros del telégrafo en Vigo figuran entre los primeros que celebraron matrimonios con mujeres gallegas, y lo mismo ocurre en el resto de ciudades con clubes. Justo en el momento en que los hijos de esos matrimonios están en edad de ser jóvenes jugadores, los clubes no solo se extienden por todo el país, sino que se constituyen como entidades legales, algunos origen de los actuales. El Atlético de Madrid, 1903, es inicialmente una sucursal del Athletic de Bilbao de 1901, el futuro Real Madrid aparece ese mismo año promovido por el catalán Carlos Padrós, antes lo habían hecho el Barcelona FC, en 1899, o el RCD Espanyol, en 1900.

Ya en 1902 se organiza la primera competición a nivel nacional, Copa de la Coronación, futuro Campeonato de España, organizada por el Madrid Foot-ball Club, tendría éxito suficiente para perdurar y convertirse en la actual Copa del Rey. Además hay numerosos campeonatos regionales, con Cataluña como única capaz de organizarlos anualmente, y regiones muy activas en el norte, Bilbao y San Sebastián principalmente. Es también el momento en que por primera vez se hacen populares los nombres de futbolistas, concretamente de los delanteros del Madrid, los tres con apellido catalán, Prast, Giralt, Parages; y de los defensas del Barcelona, dos de ellos hermanos, Charles y Percival, nacidos aquí pero de padre escocés. Su apellido, Wallace, como el de William, el histórico Braveheart, parece querer recordarnos, en un último guiño del destino, que con origen vigués u onubense, nuestro fútbol es, sobre todo, así: una herencia escocesa.

SUSCRIPCIÓN MENSUAL

5mes
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL

35año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL + FILMIN

85año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
1 AÑO DE FILMIN
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 

6 Comentarios

  1. Que casualidad, en 1876 una colonia inglesa que desembarcó en Águilas (Murcia) para trabajar en el ferrocarril se dedicaba a lo mismo

  2. Charles Adams

    Vamos a ver. El club con el que se enfrentó el Recre en 1890 no era ni mucho menos el actual Sevilla FC, fundado en 1905, según consta en sus escrituras, donde además se indica que se creaba porque hacía mucho tiempo que no existía allí ningún club dedicado a la práctica del fútbol. Por tanto, no son el mismo club. Con quien jugó el Recre en 1890 fue el Club Inglés de Sevilla, que se dedicaba a la práctica del fútbol, al igual que el Recre se enfrentaba en aquella época a los otros clubes ingleses cercanos, como el de Málaga y sobre todo el de Riotinto, con el que se jugaron decenas de partidos.

  3. Fecha acreditada de fundacion del Athletic club 1898, justo ayer 05/11/2023 celebraron el 125 aniversario

    • Celestino

      Eso parte de la trampa de Arrate para celebrar el centenario bajo su presidencia. El Bilbao FC se funda en 1898, pero el Athetic se funda en el 2002

  4. Juan Maria Morillo López

    Magnífico artículo. Sabía todo lo concerniente a los inicios del fútbol en España, la irrupción en Huelva, etc, pero no conocía esa rivalidad Inglaterra Escocia en cuanto al estilo de juego.

  5. El texto proporcionado por Martín Sacristán ofrece una perspectiva detallada y cautivadora sobre los inicios del fútbol en España, destacando la influencia británica en su introducción y desarrollo. La narrativa histórica presenta un relato bien fundamentado, respaldado por datos concretos y anécdotas reveladoras que ilustran la evolución del deporte en el país.

    Personalmente, encuentro que la manera en que se entrelazan los eventos históricos con las dinámicas sociales y culturales de la época es muy enriquecedora. Además, la inclusión de figuras clave como el médico escocés William Alexander Mackay añade profundidad al relato, mostrando cómo individuos específicos contribuyeron significativamente a la difusión y popularización del fútbol en diferentes regiones de España.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.