Encuestas Cine y TV

¿Cuál es el susto más inesperado en una película que no pertenezca al género de terror?

El «jump scare» cinematográfico, el susto repentino gratuito, ese momento fugaz que provoca un brinco en la butaca, es un recurso de la ficción tan rastrero, vil y denostado como divertido, efectivo o celebrado. Y el ejemplo más clásico de escena de jump scare es aquella que posee naturaleza felina: la supuesta amenaza que habita en la oscuridad y que acaba revelándose como un inofensivo gatito cuyos oportunos aspavientos sobresaltan al personaje en la pantalla, y al público en la platea. Por lo general, esas secuencias se presentan acompañadas de una banda sonora a juego, que incrementa la tensión gradualmente hasta que el animalito salta por sorpresa dentro del plano. 

El primer jump scare tuvo lugar en 1942 con una película llamada Cat People (La mujer pantera en España), en donde daba la casualidad de que existía una amenaza real en forma de criaturas gatunas a la caza de víctimas. Pero, curiosamente, en dicha cinta el susto repentino no lo proporcionaba un gatete asesino, sino algo tan mundano como el transporte público. En cierto momento de la historia, una mujer caminaba de noche por una calle vacía sintiéndose perseguida. Asustada, la señorita comenzaba a acelerar el paso hasta que se detenía, bastante agobiada, para apoyarse en una farola. Y en ese momento, un autobús entraba en escena de manera muy ruidosa y repentina, asustando con mucha eficacia a la audiencia de la época. Se trataba de una jugarreta ideada sobre la marcha en la sala de postproducción por el montador de la película, Mark Robson, cuando el hombre buscaba el modo de inyectarle más emoción al metraje. Al productor de la cinta, Val Lewton, le gustó tanto la ocurrencia como para utilizarla de nuevo en posteriores largometrajes. Y por eso mismo, a la técnica del jump scare se la denominó en principio como «El autobús de Lewton».

Este tipo de sustos gratuitos son un recurso peligroso. Las cintas de miedo que abusan de ellos se antojan cutres y perezosas, mientras que aquellas que los racionan y los usan con gracia pueden demostrarse muy listas al confeccionar un relato de horror. Ocurre que, de tanto en tanto, algunas películas que no pertenecen al género del terror se han atrevido a colar un sobresalto repentino en el metraje para remover glúteos entre el auditorio. Y de eso mismo trata la encuesta que planteamos esta semana, de celebrar el respingo que nadie había invitado de antemano. De intentar recordar aquella escena traicionera que nos aflojó el esfínter en lo que presumiblemente era un espacio seguro. De tratar de responder a la pregunta ¿Cuál es el susto más inesperado en una película que no sea de terror? Nuestros candidatos favoritos se encuentran listados a continuación. La caja para votar por los aspirantes se ubica al final del texto, y la sección de comentarios se encuentra abierta, y a disposición del público, para aportar aquellos sobresaltos que se nos hayan pasado por alto. 


El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo – Bilbo comío por la sortija

Primera entrega cinematográfica de la trilogía El Señor de los Anillos. Hasta los que no estaban familiarizados con la fantasía tolkeniana captaron rápido que el Anillo Único era la pieza de joyería más exclusiva y solicitada de toda la Tierra Media. Y, sobre todo, que la gente de aquellos parajes era capaz de volverse bastante tarumba por meter el dedo en el arete. El asunto estaba bien claro, y por eso mismo resultó muy extraño ver cómo Peter Jackson decidió representar las ansias por el anillo de manera mucho más gráfica, asustando al público gratuitamente con un Bilbo Bolsón al que, ante la presencia del anillo, se le ponía cara de Voldemort recibiendo un enema de aceite hirviendo.

Una jeta de CGI chusquero, emplastada sobre el pobre Ian Holm, y un gruñidito construían un susto barato que daba más grima por ridículo que por efectivo. En la actualidad, aquel fugaz Bilbo yonqui se ha convertido en inesperado objeto de adoración en los rincones más turbios de internet: en Reddit existe un subforo, bastante NSFW porque a sus moderadores se la suda todo, bautizado ScaryBilbo y dedicado en exclusiva a venerar el semblante más chungo del hobbit. Y es en esa madriguera internetera, entre decenas de memes pornográficos, donde uno puede encontrarse con cosas como esta.


Chicas malas – Chica conoce choque

Chicas malas, un clasicazo de la comedia high school dosmilera y una película que ya se había convertido en un icono queer rotundo antes de que los varones del reparto salieran orgullosos del armario durante los años posteriores al estreno. Lindsey Lohan, una prometedora y sanísima actriz que había sido empollada en los platós de las pelis Disney, como protagonista principal de una cinta de roces entre popularidades en el instituto. Y una escena con un autobús desbocado que nadie vio venir, en especial el personaje de Regina (Rachel McAdams). Y sí, es verdad que Destino final hizo exactamente lo mismo cuatro años antes, pero es que esa película jugaba en la liga de los horrores y se le presuponían ganas de espachurrar al reparto de antemano. En Chicas malas, en cambio, el atropello era toda una sorpresa. Y también un guiño accidental al bus como herramienta del primer jump scare de la historia.


Ciudadano Kane – La puñetera cacatúa

Esto es una maravilla porque técnicamente no se trata de un jump scare, puesto que aconteció un año antes de que este tipo de sustos fuesen concebidos oficialmente, pero en la práctica funciona como tal. En el tercer acto de Ciudadano Kane, dos caballeros dialogaban rememorando cómo Susan (Dorothy Comingore) abandonó a Kane (Orson Welles) cuando, de repente, la imagen de una cacatúa graznando de manera estridente aparecía sobreimpresa en pantalla, durante un par de segundos y justo antes del flashback que mostraba las desavenencias del matrimonio sobre el que giraba la conversación.

Aquel pajarraco invasivo no solo provocó un susto potente para los espectadores, sino que además suponía una de las transiciones entre escenas más incomprensibles del cine. Porque no tenía ningún sentido y no existía justificación aparente para la (fugaz) presencia de dicho animal en la trama.

Durante años, cientos de cinéfilos han divagado sobre el simbolismo oculto del ave en el metraje, e incluso hoy pueden leerse en internet varios tostonazos analizando el asunto. Como esta reseña de Imdb, donde un valiente usuario llega a la conclusión de que la puñetera cacatúa supone «un efecto de sonido diegético que evoca el grito de libertad de la señora Kane, e imita su limitado rango vocal operístico antes de que la imagen se disuelva en la siguiente escena» y justifica al su presencia concluyendo que «Al igual que ocurre con la cacatúa, el marido ve a Susan Kane como un objeto de belleza que debe acumularse y almacenarse junto con el resto de símbolos de sus riquezas materiales».

Lo más gracioso de todo esto es que Welles explicaría, en televisión y entre risas, que había incluido al bicho escandaloso con el único objetivo de despertar al público que se hubiera quedado dormido a esas alturas. Una afirmación que muchos interpretaron como una broma, pero que el propio director ratificó en una entrevista con realizador Peter Bogdanovich: «—¿Por qué esa cacatúa chillona? —Para despertarlos —¿Literalmente?— Ah, sí, cuando se está haciendo tarde tienes que darle una sorpresa a cualquiera que esté cabeceando —¿No había otro propósito? —Un shock teatral, y si quieres sonar grandilocuente puedes decir que está ubicado en cierto momento musical en el que sentí la necesidad de algo breve y exclamativo. Hay una especie de propósito, pero no un significado».


Independence Day – Autopsia alien

Independence Day nos enseñó que la Casa Blanca ya estaba rellena de metano antes de que Donald Trump la habitase, que tampoco es tanto drama la aniquilación de miles de personas mientras se salve un perrito, que Will Smith ya era bastante macarra antes contemplar un monólogo de Chris Rock, y que los alienígenas no solo utilizan ordenadores y sistemas operativos compatibles con los nuestros, sino que además tampoco son de actualizar mucho el antivirus y por ahí es fácil pillarlos. La cinta de Roland Emmerich también trató de advertirnos sobre lo poco adecuado que es hacerle una autopsia a un extraterrestre si uno no lleva pañales puestos, pero lo cierto es que esa lección ya la traíamos aprendida desde Alien, el octavo pasajero. Aun así, el susto de la autopsia al monstruo en Independence Day no resultaba menos efectivo por previsible, porque un cadáver abriéndose de golpe siempre provoca pérdidas de orina, aquí y en cualquier otra galaxia. Emmerich incluso se animó a meter dos jump scares en aquella sala de autopsias, uno durante el unboxing de la cabeza alien y, poco después, otro, menos efectivo, al estampar al caballero que comandaba la operación contra el cristal de la habitación. 


Mulholland Drive – A la vuelta de la esquina

Mucho ojo con la jugada maestra de David Lynch en Mulholland Drive fabricando uno de los mejores sustos de la historia del cine cuando se presentaban todos los elementos en su contra. Porque el jump scare de dicho film tenía lugar a plena luz del día, en los exteriores de una ubicación tremendamente vulgar pero nada tétrica, un restaurante de comida basura de Sunset Boulevard, y justo después de que un personaje hubiese explicado exactamente dónde iba a ocurrir el sobresalto. Y aun así, aquella secuencia proporcionaba un shock tan eficiente como para que gran parte de los espectadores escupieran el corazón por la boca. En la práctica, se trataba de un ejercicio excepcional sobre cómo tejer la tensión en la pantalla. Un episodio donde Lynch ensamblaba los elementos con elegancia y premeditación, desde el vaivén de la cámara flotante hasta la perturbadora banda sonora, para construir un instante de pesadilla. Y con un señor sucio, o lo que que parece un cosplay de caca, como gran revelación a la vuelta de la esquina. Por todo esto, no resulta extraño que para muchísima gente la escena del Winkie’s de Mulholland Drive sea lo primero que les viene a la cabeza cuando toca repasar los momentos más aterradores experimentados en una sala de cine. 


Spider-Man (2002) – Dafoe in your face

Las aventuras del Spider-Man interpretado por Tobey Maguire aterrizaron en el cine en 2002 bajo la batuta de Sam Raimi, un realizador famoso por haberse divertido mucho en los ochenta y noventa asustando a la gente con una trilogía, Evil Dead, rellena de demonios adobados con ketchup y comedia. Con aquel currículo, no sorprendió a nadie que el hombre aprovechase el blockbuster del trepamuros para deslizar unos cuantos sustos fáciles en la trama. Y todos ellos orbitaban en torno al malote del film: la escena donde Harry Osborn (James Franco) encontraba a su progenitor Norman (William Dafoe) inconsciente y sufría un flashback repentino sobre experimentos de laboratorio, Spider-Man tropezándose con su antagonista camuflado bajo un visillo en un edificio en llamas y, sobre todo, el tramposo momento en el que Harry y Norman se fundían en un abrazo. Una secuencia que el montaje remataba con un primer plano del Duende Verde berreando muy fuerte a la cámara. Y que a su vez contenía un detalle inquietante e inexplicable: si uno se fijaba bien, o tiraba del botón de pausa, tras el melón del villano, en segundo plano, era posible intuir brevemente a otro Duende Verde contemplando al primero.


Seven – Este muerto está un poco vivo

David Fincher se presentó en 1995 con Seven, un thriller oscurísimo (y sucísimo) donde dos detectives, interpretados por Morgan Freeman y Brad Pitt, perseguían el rastro de un psicópata que despachaba a sus víctimas homenajeando a los siete pecados capitales. Seven caló tanto como para crear escuela, con decenas de films sobre asesinos en serie imitando su estética y sus formas, porque en el ambiente malsano, y en aquel sorprendente final embalado en caja de cartón, se encontraba el encanto del film. Una película que provocaba escalofríos construyendo el relato utilizando como mecanismo el horror, y no el terror. De hecho, Seven tan solo contenía un susto traicionero en su metraje, pero aquel era realmente espeluznante: en lo que parecía el domicilio de un youtuber acostumbrado a meter las sobras en el congelador, los investigadores se topaban con un pobre desgraciado bastante pocho. Un hombre aparentemente muerto y amarrado a una cama, representando el pecado de la pereza. La palabra clave de la anterior frase es «aparentemente».


Jurassic ParkBack in business

Jurassic park, el centro recreativo más terrorífico tras el Tivoli World de Málaga, y el único parque donde las atracciones se comen a los visitantes cuando saltan los plomos. Steven Spielberg soltando por la isla dinosaurios CGI como nunca se habían visto antes en la gran pantalla y salpicando Parque Jurásico de momentos tensos, y muchos botes inesperados. Pero a la hora de elegir nos quedamos con un clásico del brinco: Laura Dern pasilleando en busca de un panel de control para devolver la energía al lugar, y la posterior aparición de un velociraptor justo cuando la mujer celebra el éxito de su empresa.


El caballero oscuro – Batporrazo de Batman fake

El caballero oscuro, o la película de Joker y Dos Caras featuring Batman, poseía un jump scare tremendamente efectivo: el cadáver de un imitador de Batman interrumpiendo una conversación al estamparse violentamente contra una ventana. En las salas de los multicines, aquella escena provocó unos hermosos brincos colectivos. Pero también habría que apuntar que lo verdaderamente terrorífico sucedía poco después, y sin recurrir a sustos repentinos, cuando los habitantes de Gotham contemplaban un vídeo casero filmado por el Joker (Heath Ledger). Una amenaza en forma de filmación donde el payaso le berreaba al pobre Batman falso un «LOOK AT ME!» tan espeluznante como para congelar el torrente sanguíneo de toda la audiencia. Esto último no cuenta como jump scare, pero se merece una mención de honor por haber logrado que nuestras gónadas promocionaran a corbata con una rapidez asombrosa.


Bajo cero (2006) – Canino versus marino

Es muy probable que el lector no recuerde la existencia de Bajo cero. Al fin y al cabo, y si exceptuamos a Colmillo blanco y a Oso vicioso, las películas que combinan nieve y mamíferos peludos no suelen calar demasiado bien entre el público. También es cierto que su reparto humano estaba formado por personas que no se puede decir que emanaran carisma. Gente como el tristemente desaparecido Paul Walker, que nunca llegó a rodar demasiado bien fuera de la saga Fast and Furious, o Jason Biggs, uno de los pocos actores que encontró hueco en Hollywood follándose a una tarta en lugar de a un productor. En el fondo, Bajo cero estaba más preocupada por los perretes, los verdaderos protagonistas de aquel drama de supervivencia animal, y hasta los trailers presentaban antes a los chuchos que a los actores. En cambio, lo que sí que recordarán bastante bien quienes se hayan sentado ante Bajo cero es al putísimo león marino que surgía de golpe desde las entrañas del cadáver en descomposición de una orca en aquella película para todos los públicos. Bien jugado, Disney.


Infinity War – Visión trinchada

Tampoco os vamos a engañar, a la altura de Vengadores: Infinity War este redactor ya estaba tan hastiado de las películas de gente en pijama como para que a día de hoy ni siquiera tenga claro si esta entrega la ha visto entera o, en caso de haberlo hecho, tener claro lo que en ella acontece. Lo que sí que recuerda es que Infinity War incluía un trinchado de Visión repentino que pilló a muchos por sorpresa. Así pues, vamos a rellenar este hueco con los comentarios destacados de YouTube sobre dicha secuencia: «Me asustó de cojones» afirma CxlxYoutube, «Este fue, literalmente, el jump scare más gracioso que he visto en una película» asegura mashprint4888, «No puedo ver esta escena sin sobresaltarme físicamente» apunta easyawesomemagic5703, y el entrañable «Deberían hacer un montaje con las veces que apuñalan a Visión en esta peli» que sugiere nomify9674. Echándole un ojo al clip la conclusión inmediata es compadecerse del pobre Paul Bettany y su destino como alfiletero, el tío parece buena gente y se le ve limpio.


Interestelar – Matt Damon cabezota contra la explosión silenciosa

Como buena hija de su padre, Interestelar poseía uno de los mayores defectos de Christopher Nolan: la sobreexplicación narrativa. Porque Interestelar era aquella película en donde teníamos a un científico ilustrando a otro sobre la naturaleza de los agujeros negros. Y a todo el reparto recordando continuamente al público que el tiempo fluctuaba a diferente velocidad si te arrimabas demasiado a uno de aquellos butrones espaciales. Curiosamente, el momento epatante de la cinta tenía lugar cuando el personaje de Matt Damon pasaba olímpicamente de las explicaciones y las advertencias. Y estaba fabulosamente resuelto, interrumpiendo el discurso de Damon con un susto imprevisto en forma de deflagración sin estrépito, silenciosa porque en el espacio nadie puede oír tus gritos, pero mucho menos las explosiones. 


La gran aventura de Pee-Wee – Large Marge

Lo de Large Marge en La gran aventura de Pee-Wee puede considerarse una brecha cultural. En Estados Unidos el personaje de Pee-Wee Herman, interpretado por el recientemente desaparecido Paul Reubens, se convirtió en un icono tremendamente popular entre los infantes de los ochenta gracias al programa televisivo Pee-Wee’s Playhouse. Una serie donde aquel caballero se presentaba como un adulto de mentalidad exageradamente infantil y naíf, alojado en una casa repleta de objetos parlantes. En España no estuvimos expuestos ni a sus tropelías previas en The Pee-Wee Herman Show, una función teatral para adultos, ni a su reconversión en producto para niños. Y, por eso mismo, observábamos a Pee-Wee de refilón y con desconfianza. Porque pocas cosas dan más mal rollo que un señor trajeado con pajarita, flaco, lechoso, con voz chillona y ademanes histriónicos. Reubens cayó en desgracia durante los noventa, tras ser arrestado por tocar la zambomba en un cine erótico, y diez años más tarde acabó sentado ante un juez por coleccionar revistas vintage muy turbias que implicaban niños y poca ropa. Pero antes de todo eso gozó de un estatus de auténtica estrella, llegando incluso a presentar, junto a Robocop, una categoría en los Óscar.

En 1985, el personaje se estrenaría en cines con La gran aventura de Pee-Wee, un artefacto que acabaría convertido en cinta de culto. La película se rodó cuando Pee-Wee todavía no comandaba una serie infantil, su trama parodiaba el clásico italiano Ladrón de bicicletas de Vittorio De Sica, y supuso tanto el debut tras la cámara de un director llamado Tim Burton como la segunda banda sonora que firmaba un compositor bautizado Danny Elfman. Pero lo que nos importa de verdad es que La gran aventura de Pee-Wee es la culpable de alimentar durante años miles de pesadillas. Y todo gracias a la escena en la que una camionera llamada Large Marge realiza muecas monstruosas, stop-motion mediante, para darle color a la historia que relata. Por estas tierras es raro encontrar infancias trastocadas por Large Marge, porque La gran aventura de Pee-Wee solo la vieron cuatro personas en España, y tres de ellas probablemente salieron espantadas tras escuchar el primer graznido de Pee-Wee. Pero en Norteamérica es casi un milagro encontrar a alguien que habiendo sido niño durante los ochenta no se haya traumatizado con aquella camionera peinada por el peluquero de la novia de Frankenstein.


Harry Potter y el misterio del príncipe – Carrie Potter

La película La mujer pantera inventó el jump scare tirando de autobús, pero fue la encantadora Carrie (1976) de Brian De Palma, la primera adaptación de un relato de Stephen King, la que afianzó el recurso como elemento moderno del cine de terror. En el desenlace de Carrie, Sue Snell (Amy Irving) se soñaba aproximándose a la tumba de la chica que daba nombre al filme, para mostrar sus respetos y depositar un ramito de flores. Pero al arrodillarse ante el lecho, una mano ensangrentada surgía repentinamente de la tierra para agarrarla del brazo. Treinta y tres años después, Harry Potter y el misterio del príncipe confirmó que el truquito de la mano chunga brotando de profundidades para dar un susto de muerte sigue acojonando al personal con la misma eficacia que en aquellos maravillosos setenta.


Enemy – SPOILER: La escena final

Enemy, una película canadiense dirigida por Denis Villeneuve, protagonizada por Jake Gyllenhaal y con un guion —firmado por el logroñés Javier Gullón que adaptaba libremente la novela El hombre duplicado de José Saramago. O uno de esos films por los que en 2013 te podían convalidar la entrada del cine por un puñado de créditos en la carrera de Modernito Alternativillo. El caso es que Enemy estaba bastante bien, era inquietante, malrollera, amarillenta y bastante interesante en general bajo esa apariencia de puzle a descifrar. El respingo para muchos llegó con su enigmática y fascinante escena final. Una secuencia cuyos detalles tampoco van a ser spoileados aquí por tratarse del cierre del film, más allá de comentar que su significado aguanta tantas lecturas distintas como patas tiene el bicharraco. Uy.


Señales – Cumpleaños infeliz

Habrá quien apunte que Señales podría considerarse una cinta de terror. Pero eso resulta bastante discutible, y ni siquiera la página oficial en Imdb la etiqueta como película de miedos, sino como un relato de «ciencia ficción», «drama» y «misterio». En realidad, la ocurrencia de M. Night Shyamalan era sci-fi con una moraleja muy obvia: que la gilipollez es algo universal y es muy posible que existan razas alienígenas alérgicas al agua con una merma tan grande como para considerar buena idea invadir un planeta compuesto en su mayor parte por H2O. El momentazo de Señales, lo que la hace una candidata potente para ganar esta encuesta, es la muy recordada escena del cumpleaños en Brasil. Aquella grabación casera repleta de infantes inquietos por la presencia de un extraterrestre voyeur oculto entre los arbustos. Unas imágenes emitidas en los informativos que Joaquin Phoenix contemplaba aterrado mientras le gritaba a la tele «Move on children! Vámonos!». Es cierto que hoy en día un clip así no pasaría de ser un TikTok del montón, y que Shyamalan es capaz de lo mejor y de lo peor tras la cámara. Pero aquel minuto y medio de Señales, presentado en forma de cumpleaños infeliz, suponía una secuencia de angustia y tensión impecablemente bien traída. 


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22 Comments

  1. Alfonso Grau

    Hay un susto que me encanta por simplón. Al comienzo de Encuentros en la 3ª fase, pantalla en negro con la música in crescendo y sin solución de continuidad plano luminoso del desierto. después viene eso de «el sol salió anoche y me cantó…». Pero esa es otra historia.

  2. Rafowsky

    Para mi sin duda, el susto que se llevan los Cazafantasmas con la fantasma de la biblioteca al principio de la película. Qué acojone en su momento.

  3. Mariano

    Brad Pitt arrollado por un auto en «Meet Joe Black»

  4. Pajares y Esteso cantando bingoooo…

  5. Vicentet

    En La conquista del Oeste, año 1963: George Peppard se despide de su madre Carroll Baker, en la granja familiar para irse a combatir al frente de la guerra de Secesión. Sin dar tiempo a ver nada, se oye un cañonazo de la hostia que hace que tres cuartos de la platea se caguen encima del susto y el otro cuarto se atragante con las palomitas. Puede que en casa y en la tele, no sea para tanto y menos en estos días, pero en 1963 y en una sala con sonido Cinerama, ¡fue la debacle!

  6. El bebé de Requiem por un sueño.

    • GERARDO ORTIZ

      Creo que te refieres al bebé de Trainspotting.

      • Cierto, no sé por qué siempre mezclo esas dos películas.

        • GERARDO ORTIZ

          Es lógico, la temática es muy parecida, aunque en Trainspotting hay mucho sentido del humor, mismo que está por completo ausente en Requiem por un sueño.
          Saludos.

  7. Abruptus

    Vi Mulholland Drive en el cine y nunca he olvidado el susto del vagabundo. Viéndolo ahora en Youtube me sorprende que me asustase tanto, realmente no es nada, aunque evidentemente verlo en el cine y dentro del contexto extraño de la película es diferente. Por cierto creo que fue de lo poco que me gustó de esa película. Demasiado rara y enrevesada incluso para los estándares de David Lynch.

  8. Tipo de Incognito

    La de Bilbo da muy mal rollo, siempre me hace saltar.

  9. Pauvre Gaspard

    La nevera saltando en “Réquiem por un sueño”.

  10. Roberto Montes

    Hay un momento en la original de El Exorcista, que no pasa nada, está creo recordar el padre Larras solo en su casa y suena el telefono de repente. A volumen mil, lo recuerdo en el cine como uno de los mayores sustos de mi vida

  11. The Mother We Share

    No soy muy fan de Mulholland Drive, pero en la sala de cine el susto del vagabundo acojona que flipas.

  12. Pingback: ¿Cuál es el susto más inesperado en una película que no pertenezca al género de terror? - Multiplode6.com

  13. El cadáver congelado que aparece entre los restos de la nave en Gravity.

  14. Cuando Bobby Perú perdió su cabeza no estaba mal.

  15. Enemy sin duda. Teniendo en cuenta el ritmo de la película… De repente esa escena! Te pilla totalmente desprevenido.

  16. El salto de Alan Arkin para agarrar a Audrey Hepburn en «Sola en la oscuridad»

  17. maquinangel

    En la película Misteriosa obsesión (The Forgotten), hay dos escenas, cuando un camión choca contra un auto, es repentino. Y cuando una de las agentes esta hablando con el protagonista y es jalada de golpe hacia el cielo. Los dos muy efectivos.

  18. Pingback: Guía para una maratón de cine insufrible - Jot Down Cultural Magazine

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