Escribe el periodista Miguel Ormaetxea «Adiós a la emblemática revista National Geographic» un texto en el que lamenta que la prestigiosa revista dejará de venderse en los quioscos a partir del 1 de enero en EEUU. Esta noticia no es una novedad. Hace tiempo, otras publicaciones icónicas como Rolling Stone dejaban de imprimirse en España o Investigación y Ciencia que además de desaparecer en formato impreso, eliminaba sus fantásticos contenidos digitales. Estas cabeceras no solo eran fuentes de información, sino también símbolos de una época, testigos de la historia y guardianes de la verdad. Su desaparición nos recuerda la precariedad del periodismo en nuestra era.
Es cierto, el periodismo, como muchos otros sectores, está en plena transformación. La era digital ha cambiado las reglas del juego. Pero, ¿sabías que la mayoría de los grandes medios de comunicación operan con pérdidas millonarias? A pesar de ello, sobreviven y florecen, no por la rentabilidad de sus contenidos, sino gracias al respaldo financiero de poderosos accionistas y lobbies que buscan, en muchos casos, influir y dirigir la narrativa. Ante este panorama, el periodismo independiente, aquel que no responde a intereses ocultos, se convierte en un bien precioso, casi en peligro de extinción. Es una isla en un océano turbulento. Y mantener esa isla a flote, defendiendo valores como la objetividad, el compromiso y la integridad, es una tarea titánica que requiere del apoyo de todos. En estos tiempos, en los que los algoritmos dictan lo que leemos y las fake news florecen a un ritmo alarmante, el periodismo independiente se erige como un faro en medio de la oscuridad.
En Jot Down, llevamos doce años contando historias interesantes, divertidas y divulgativas. Hablamos de shibari, de Esparta, de epidemiología. Y lo hacemos con sentido del humor y sin tener en cuenta si ofenderemos a la moral calvinista de Facebook o de Google, lo que nos trae, a veces, muchas veces, una disminución en la visibilidad de nuestros artículos. Somos una revista utópica en un mundo distópico. Por eso nuestro nuevo número de Jot Down se lo dedicamos a las «distopías» que nos rodean. Sean políticas, tecnológicas o medioambientales, cuando no de todas las clases a la vez, lo cierto es que cada día abundan más las visiones pesimistas del porvenir. De un porvenir, profetizan esos mismos relatos, que está a la vuelta de la esquina. ¿Son advertencias legítimas o solo un género que vende libros, audiencias y elecciones? ¿Hacemos bien en temer al futuro o es este miedo, precisamente, el que contribuye a que el futuro sea peor?
Con este número especial de Jot Down, en el que hacemos una metadistopía llevando el color a una maravillosa portada realizada por María Medem, queremos responder a la pregunta que encabeza este artículo. Para ello contamos con ensayos, cómics y relatos realizados por autores como Basilio Baltasar, Marilena de Chiara, Agustín Fernández Mallo, Rebeca García Nieto, Mathieu de Taillac, Aloma Rodríguez, Ferrer Lerín, Anapurna y Daniel Gascón. Con este número maravilloso, queremos animar al lector de Jot Down a suscribirse, no solo porque adquieres una revista de calidad, sino porque te conviertes en defensor del periodismo independiente. Cada suscripción es un voto de confianza en una información de calidad, un respaldo a los periodistas que, día tras día, buscan la verdad en medio del ruido. Es una inversión en nuestra sociedad, en la construcción de un mundo más informado, crítico y libre.
Como dice el autor, ya no quedan medios de comunicación realmente independientes. Los que no tienen grandes bancos como accionistas cuentan con propietarios de marcada ideología política o tendencia religiosa. Los hay casados con las grandes empresas del Ibex y otros comiendo de la publicidad institucional.
JOT DOWN, como la aldea de los galos de Asterix, es de los pocos medios que, después de 12 años, se mantiene independiente.
Apoyemos lo que es necesario.
¿Alguien recuerda aquello de «no os oigo remar»? Pues la suscripción siguen los 30 euros putos mejor gastados del año..
Jotdown no solo es ese faro en la oscuridad, sino que es de lectura obligatoria para todas las mentes inquietas por saber un poco más de todo, porque de eso se habla aquí, de todo. Muchas gracias por existir, y viva la utopía.