Rafa Val, Jesús Jess Fabric, Alberto Cantúa y Fernando Campillo se juntaron en Murcia el 25 de diciembre de 2013 con la meta compartida de hacer canciones y pasarlo bien en el camino. De una noche de fiesta surgió el nombre de la banda: Viva Suecia. Una broma interna por el estilo musical que inspiraría sus primeras composiciones y que derivó en que sus seguidores conozcan a los murcianos como «los suecos». Casi una década después se colocan, por méritos propios, entre los grupos más destacados del panorama musical nacional.
A los pocos días de terminar su gira de salas, quedamos con la banda en Murcia, en el restaurante Alborada (porque, si algo iguala su amor a la música, es su gusto por la buena cocina), donde hablamos de sus raíces rockeras y folclóricas, de sus inquietudes y tensiones creativas, del espejismo de lo real, que se amplifica en las redes sociales, de la parte menos visible de la industria musical y, en fin, de todo lo que hablarían cuatro amigos que trabajan juntos y que, aun así, celebran reunirse para comer en su día libre.
¿Qué tal os lleváis con el pasado? Os lo pregunto porque, en más de una ocasión, habéis reconocido que no os da tiempo a asimilar todas las cosas que os pasan.
Rafa Val: No, porque siempre estamos metidos en lo siguiente. Últimamente, nos estamos obligando a celebrar un poco las cosas, porque nos pasan cosas muy bonitas. Con respecto a nuestro pasado, creo que hay una cosa muy buena y es que hemos formado una familia muy bonita. Cuando echamos la vista atrás, en todos los sentidos, nos seguimos queriendo un montón, valorando mucho lo que hicimos en aquellos momentos y sintiéndonos orgullosos.
Jesús Fabric: Yo creo que somos conscientes de que estamos aquí por lo que fuimos en cada momento. No solamente por lo que hicimos al principio, sino por lo que pasó hace un mes. Y, sobre lo que decía Rafa de que no nos da tiempo a asimilar lo que ha pasado, en realidad, creo que es una suerte poder dedicarnos a lo que nos gusta y seguir, estar obligados, de alguna manera y sin darnos cuenta, a actualizarnos a cada momento. Considero que es algo bastante positivo en la vida de cualquiera, no solo de un artista.
Alberto Cantúa: Bueno, yo últimamente (no sé si es que me hago mayor) intento hacer más balance de lo que vivo. Justo ayer vi a Miguel Ángel [Hernández] y hablaba de que vivimos en unos tiempos en que te pasas el día echándote fotos cuando estás de juerga, cuando está pasando algo… fotos que luego nunca revisas. Vivimos en unos tiempos muy crueles. Y últimamente sí que intento, cuando pasa el fin de semana, dedicar por lo menos unas horitas (aunque sea en la cama, ya a punto de dormirme) o un rato a revivir… El otro día Canco [Rodríguez] salió a tocar con nosotros y luego puso una publicación muy bonita.
Jesús: Sí, pero, fíjate, tiene que venir alguien a quien admiramos y que además es una persona de éxito dentro del mundo del arte y de la cultura a abrirnos los ojos.
Yéndonos un poco más atrás, ¿qué se escuchaba en vuestras casas o en los viajes en coche cuando erais niños?
Rafa: Nino Bravo, muchísimo. Los Beatles, Rosana…
Alberto: Hostia, es verdad. Nos comimos a Rosana…
Rafa: «El talismán de tu piel me ha dicho», sí.
Fernando Campillo: Juan Luis Guerra.
Rafa: Sí, Juan Luis Guerra y 4.40. «Bachata rosa» se escuchó mucho. Y luego, por parte de mi madre, que siempre ha tenido un sentimiento folclórico andaluz muy, muy grande: Amigos de Gines, Siempre Así…
Jesús: Yo tenía una cinta de Raya Real, tío.
Rafa: ¡Raya Real! Pascual González… «y se amaron dos caballos, mire usted qué maravilla» [canta].
Fernando: Yo no sé qué coño es eso.
Jesús: Porque tú eres poco rociero.
Rafa: Mi madre nació en Alicante y es murciana, pero siempre ha tenido una cosa con El Rocío, con las sevillanas, con los Carnavales de Cádiz… Tiene una andaluza dentro. Y en mi casa, un poco por ahí.
Alberto: En mi casa se escuchaba mucho a los Beatles. Pero también a Rosana y a Alejandro Sanz.
Jesús: Es cierto que la música que se escuchaba en mi casa fue muy influyente, pero, realmente, creo que es en la adolescencia cuando más te vuela la cabeza y te obsesionas con algo. Y yo me vi muy obsesionado, en el 95 creo que era, o en el 96, con el Más, de Alejandro Sanz, y a la vez con el Agila, de Extremoduro, y, al mismo tiempo, con el Hasta luego, de Los Rodríguez, y con una cinta de tecno de una discoteca de Madrid… Era una mezcolanza de todo.
Alberto: El Nevermind, de Nirvana, sí que lo recuerdo yo…
Jesús: ¿Y el Appetite for Destruction, de los Guns N’ Roses?
Alberto: A mí, los Guns nunca…
Fernando: A mí tampoco…
Rafa: [A Alberto] Tú no eres muy de rock clásico.
Alberto: Voy a dejar un titular: odio a Queen.
Jesús: A mí, sin embargo, me flipan.
Rafa: Y, además, la gente que odia a Queen suele odiar a Michael Jackson.
Alberto: También.
Jesús: Yo considero que, sin Queen, evidentemente hubiesen pasado muchas cosas, pero creo que ha sido una de las bandas de rock más influyentes, y todavía hoy estamos comiendo de esa influencia. Y con Michael Jackson pasa igual. No entenderíamos los directos, los grandes espectáculos de estadio sin lo que hizo Michael Jackson o Madonna.
Rafa: Madonna es increíble.
Fernando: Son respetables, aunque a mí no me gusten, pero bueno.
Rafa: Pero, Fernando, tengo mucha curiosidad. ¿Qué música se escuchaba en tu casa?
Fernando: Mis padres no eran muy musiqueros, pero, bueno, ponían Los 40 Principales… Mis influencias me las he guisado yo. Jamás he estado ligado a una raíz musical de mis padres.
¿Cómo llegas entonces a la música?
Alberto: ¿Cómo acabas tocando la batería? [ríe].
Jesús: Eso nos lo hemos preguntado nosotros más de una vez también.
Fernando: A ver, poco a poco. Igual que ellos, solo que ellos a lo mejor tienen más base histórica o clásica, no sé.
Rafa: Tú pasaste de que no hubiese música en casa a tener unos gustos superespeciales.
Fernando: Es que yo la referencia de los Beatles y toda esta gente… no tuve esa base.
¿El resto os separasteis de lo que se escuchaba en vuestras casas tirando para el lado rock?
Jesús: Yo es que entré muy joven en un… vamos a llamarlo internado (en realidad, era un colegio militar), y ahí fue donde realmente empecé a descubrir otra música. En mi casa no se escuchaba a los Beatles, sino a Triana, a Medina Azahara, a Héroes del Silencio y cosas de ese estilo. O sea, que ya había rock. Sí que es verdad que tuve una época en la que renegaba de cosas que a mí me gustaban, pero, por ejemplo, de Triana, de Medina Azahara o de Héroes no he renegado nunca.
Rafa: No, porque a nivel crítica estaba bien visto.
Jesús: También fui a un concierto de La Oreja de Van Gogh con dieciocho años que me encantó… y me callé, no se lo dije a nadie [risas].
Rafa: ¡Hombre!
Jesús: Esto es cierto, ¿eh? Porque a mí me tenían que gustar los Rage Against the Machine, me tenían que gustar otras historias.
Rafa: Es que creo que eso pasa incluso hoy…
Alberto: El primer concierto al que fui era de Reincidentes, y me lo pasé… que salí de allí diciendo «tengo que tocar la guitarra, tío».
Rafa: El mío fue de Dover, en una final del Murcia Joven.
Alberto: En ese concierto estuve yo también.
Fernando: ¿No fuisteis vosotros al de Mago de Oz? Uno que hicieron en el Malecón. Ese creo que fue el primer concierto al que fui.
Jesús: Mi primer concierto fue de Medina Azahara. Mi padre había comprado una entrada para él y me la dio.
Cuando os formáis como banda, no solo sabéis tocar todos un instrumento, sino que ya habéis estado en otros grupos. ¿Por eso llegáis a Viva Suecia con una visión más enfocada en componer vuestras canciones desde el principio más que en juntaros para tocar covers? De hecho, sacáis «Los años» poquísimos meses después de tocar juntos por primera vez.
Rafa: Hay una cosa muy especial que, para mi gusto, creo que es la base de casi todo lo que pasa en la banda. En Murcia, sobre todo, ocurría una cosa: que la gente iba a ver lo bien que tocaba el batería, lo bueno que era el guitarrista y lo guapo que era no sé quién. Pero no se hablaba nunca de las canciones. Cuando nos juntamos nosotros, daba exactamente igual lo bien que tocara el uno o el otro, estábamos hablando de hacer buenas canciones desde el primer minuto. Por eso, en cuatro meses, habíamos grabado ya cinco temas.
Alberto: Yo es que no sé tocar canciones que no sean las que hago yo.
Fernando: Yo igual. De hecho, ellos saben que, cuando se han planteado covers, he sido un poco reacio, pero, al final, si la canción es buena, me presto. Y, en cuanto a los inicios, yo toqué en dos o tres grupos antes, y hacíamos canciones que a nosotros nos llegaban, ni siquiera pensábamos en la gente. Era un tipo de música algo introspectiva, y nos sudaba un poco la opinión de la gente.
Jesús: A nosotros también nos daba un poco igual la opinión al principio, ¿no?
Rafa: Nos daba bastante igual, de hecho.
Jesús: Cuando no te juegas nada…
Fernando: Sí, pero, con los años, yo creo que estás pensando en hacer una canción que llegue un poco.
Rafa: Es inevitable pensar en si le va a gustar a la gente. Y el que diga lo contrario miente como un bellaco.
Alberto: Piensas en no cargarte algo que funciona por ser unos flipados, ¿sabes?
Jesús: Que nos ha pasado. O tenemos la sensación de que nos ha sucedido en el pasado. Tenemos canciones que ahora mismo las pones y piensas: «¿Por qué tardamos dos minutos en meter una voz?». En esos dos minutos es que no pasa nada.
Rafa: Sobre todo porque esos dos minutos los empleábamos en ser guais.
Jesús: Bueno, y también pasaba eso por lo que nos gustaba en ese momento.
Fernando: Yo creo que en una banda hay que ser coherente, ¿no?
Rafa: Por supuesto, pero ahora echo la vista atrás y pienso: «Joder, esta canción es una buena canción y podría haber sido mejor si no hubiésemos metido esta parte que no tenía ningún sentido».
Jesús: [A Ana Rosa Gómez Rosal] Mira, tú has puesto el mejor ejemplo que se podía poner en nuestra historia. Nosotros, cuando grabamos las cinco primeras canciones, la canción a la que le dedicamos menos tiempo y la más espontánea fue «Los años».
Rafa: Porque nos parecía comercial.
Jesús: A nosotros ni siquiera nos parecía un single.
Sin embargo, suena muchísimo a Viva Suecia…
Rafa: Ahora sí.
Jesús: Y fue la primera que realmente nos dio visibilidad.
Rafa: Pero el autoconcepto que teníamos nosotros de Viva Suecia eran las otras cuatro canciones. Y ahora mismo Viva Suecia es esa canción.
Jesús: Para nosotros, el single era «Palos y piedras», y pusimos toda la energía en esa canción.
Rafa: Es curioso cómo nos tuvimos que descubrir a nosotros mismos y quitarnos de encima la venda de «estamos siendo demasiado comerciales». Ya ves tú, «Los años», que hoy es una canción nada comercial, pero en su momento nos lo parecía. Viva Suecia quería ser las otras canciones.
Las que publicáis como La fuerza mayor. Es un disco muy introspectivo, casi para escucharlo en tu casa con los auriculares, tranquilo y solo, pero en absoluto de festivaleo.
Jesús: Nosotros queríamos hacer canciones, teníamos claro que nos lo queríamos tomar en serio, que no queríamos perder el tiempo, pero nunca imaginamos que fuésemos a salir más allá del circuito de salas que hay en Murcia. Para nosotros, tocar una vez cada dos meses en Murcia ya era un éxito total.
Rafa: Creo que la primera vez que pensamos en un festival —ya después de haber compuesto y grabado— fue cuando hicimos «Bien por ti» [del disco La fuerza mayor]. Porque todos pensamos (incluso lo decía Ricardo, de McEnroe) que eso en festivales iba a funcionar.
Alberto: De hecho, yo creo que funcionar en festivales ha ido más ligado a la actitud en el directo que a las canciones que llevábamos.
Jesús: Sí, hemos hecho festivales con un setlist muy complicado, sin pensar en que fuese realmente algo accesible para una persona que te escucha por primera vez en un festival.
Alberto: Pero fuimos evolucionando en directo hacia algo más rock que indie, y eso fue lo que nos mantuvo en equilibrio. Porque, claro, ese repertorio en un festival, mirándote los pies y así…
Rafa: … siendo muy tristes…
Alberto: … nos hubiera echado del circuito.
Fernando: Y, sobre todo, porque el disco está hecho con una producción que no tiene nada que ver con los directos. Es mucho más…
Rafa: … low-fi.
Jesús: Pero es que flipábamos con eso.
Rafa: Estábamos muy flipados con ese sonido. De hecho, Paco Neuman produjo esos dos EP. Además, escuchábamos mucho a Nudozurdo, Standstill, McEnroe, a Rufus T. Firefly…
Jesús: De hecho, había canciones que, hasta que se les ponía nombre, eran «la de Stansdtill», «la de los Rufus», «la de Los Planetas»… Porque te suenan, evidentemente, a eso.
Rafa: Fue la época de mi vida en la que más he escuchado a Los Planetas con diferencia. Pero muchísimo.
Alberto: También, cuando te vas haciendo mayor, vas cogiendo referencias que se salen de lo más evidente. Así, hemos puesto un montón de referencias en Otros principios fundamentales y esto se percibe, y todavía se notó más en El milagro, y, en el último disco, se nombró a Bruce Springsteen mil veces.
Rafa: Y a los Parcels.
Jesús: Yo creo que forma parte de coger seguridad en ti mismo.
Rafa: Pero es una vuelta al principio. Una vuelta a no tener miedo a decir lo que nos gusta.
Alberto: Quizá es una cosa que te da también la edad. A lo mejor hacer un disco como este con veinte años es más difícil, porque quieres aparentar, hacerte un hueco, pero, cuando ya lo tienes, es tu responsabilidad abrir ese abanico. Joder, si es que la misma gente que a lo mejor nos ha pegado algún palo, se está poniendo los discos de Bruce Springsteen y le está comiendo los huevos. ¡No pasa nada!, ¿qué pasa? Ahora sacas tú un tema con un saxo y ¿qué?, ¿pasa algo? Todos hemos escuchado a Fito.
Alberto, Jesús y Rafa: El A puerta cerrada lo hemos tocado todos…
Rafa: … todos, menos Fernando [risas].
Fernando: Yo no, la verdad es que no.
Alberto: Jesús, que es el único que sabe pinchar en esta mesa, dice que todo el mundo es muy indie hasta que pone a Estopa.
Jesús: O a Camela.
A vosotros os han llamado indies desde el primer momento.
Alberto: Y nos lo siguen llamando.
Jesús: Es una manera fácil de etiquetar. Yo creo que la gente necesita etiquetar de alguna manera…
Pero vosotros como grupo ¿os definís así?
Jesús: Es que, al final, depende de la posición en la que te encuentres. Si tú quieres entrar y decir «quiero tocar en los festivales», pues vas a poner en la Wikipedia: «soy indie». Lo pone muy fácil. Y a los medios igual. En el mismo momento en que entras ahí es verdad que te preguntas qué significa indie. Entonces, ¿qué hacemos? Rock. Llegó un momento en el que dijimos: «Somos una banda de rock».
Alberto: Es que este tema es como preguntarle a una persona: «¿Tú qué eres, de izquierdas, de derechas o de centro?»… La vida tiene muchos matices.
Jesús: ¡Je! ¡Apolítico!
Rafa: Ya, pero entiendo que todos, cuando nos definimos y cuando nos definen, nos metemos en el cajón más grande posible. Porque cuando decimos que somos una banda de rock, bueno… ¿realmente lo somos? Sí, pero…
Alberto: Porque el concepto de rock es más grande y más libre.
Rafa: No, pero es que el rock tiene actitud, y el indie no tiene actitud. O sea, lo que hacemos en el escenario, toquemos la música que toquemos, es rock. El indie nadie sabe qué cojones es. Lo que faltaba es que el público entendiese que indie no define absolutamente nada. Ahora mismo la definición de indie es: «Banda o solista que toca habitualmente en festivales». Porque de lo que era el indie, en su concepto inicial, no tiene absolutamente nada. Puedes ver en un festival a Dani Martín, a Ángel Stanich, a nosotros y a Varry Brava, y no puedes decir que los cuatro somos indies. ¡Qué cojones es el indie!
Alberto: Pero queda todavía una reminiscencia ahí de…, si haces un aforo un poquito más grande, ya no eres indie.
Rafa: Ya ni siquiera eso. Es un movimiento. Es una gente que escucha a un determinado número de bandas, que va a un determinado número de bares y que tiene un determinado número de amigos con ciertas influencias. Eso es ser indie. Pero, a nivel musical, no define absolutamente nada.
Jesús: Ya, pero es muy fácil. Nosotros, cuando queremos ir a algún local después de tocar en un concierto, ¿qué buscamos?: «¿Dónde hay un bar por aquí donde pongan indie?».
Rafa: «Donde pongan música de gente que toca en festivales».
Alberto: Al final es una etiqueta necesaria porque quieres, de alguna manera, desmarcarte.
Rafa: Pero coge el cartel de cualquier festival. Musicalmente no define nada desde hace años.
¿Y el pop?
Rafa: Es la madre de todos.
Jesús: Es curioso porque, de donde yo vengo, lo que después se llamó indie al principio era pop… De hecho, cuando yo empecé a ir a los conciertos de Los Planetas, de Niños Mutantes, de El Hombre Burbuja, había gente que me decía: «¿Te estás haciendo popero?». Al final, las etiquetas son muy ambiguas.
Alberto: Aquí, en Murcia, pasó igual. Primero eran poperos y luego ya pasaron al indie.
Jesús: Si eras popero, tenías que llevar camisetas con la rayita muy fina y flequillo.
Rafa: Y las gafitas de pasta. Si podías, claro. Vincent Finch.
En 2017 sacáis Otros principios fundamentales, un disco que supone un cambio musical notorio con respecto al anterior (y, además, recibe críticas buenísimas). ¿Ese cambio de ritmo surge espontáneamente por la experimentación en el local o es algo intencionado?
Alberto: Es un disco muy de tránsito.
Rafa: Yo creo que la particularidad de ese disco es que lo compusimos y lo grabamos follados. Porque La fuerza mayor salió en febrero de 2016, y en marzo de 2017 sale Otros principios fundamentales. Ese año hicimos más de ochenta conciertos, compusimos un disco y lo grabamos. Y, claro, si el disco salió en marzo, quiere decir que estaba listo antes de Navidad. O sea que en ocho meses hicimos todo eso. Echando la vista atrás, para mi gusto, creo que es el peor disco que tenemos.
Jesús: Uh… Te van a llover las hostias.
Rafa: Creo que lo que lo mantiene guay es la frescura, que no tuvimos demasiado tiempo para pensar.
Jesús: Pero, aun así, fue el primer disco con el que pensamos que estábamos grabando un disco.
Alberto: Hubo un cambio de productor… Fue el disco con el que sentimos que iba a pasar algo.
Rafa: Porque la banda estaba empezando a funcionar.
Jesús: Aunque pagamos parte del disco, fue el primero en el que tuvimos detrás a una discográfica.
Alberto: Nuestra antigua discográfica dirá que lo pagó entero, pero no.
Rafa: Bueno, por matizar lo de que me parece el peor disco: lo digo porque, a nivel musical, creo que los demás son mejores.
Hace poco, los Rufus T. Firefly (con quienes habéis trabajado y compartido escenario) publicaron un tuit en el que anunciaban que habían limitado el precio de las entradas a sus conciertos. Vuestras entradas también tienen precios (vamos a decirlo así) populares. ¿Cuál es vuestra opinión acerca del cambio que estamos viviendo en el mercado de las entradas?
Rafa: Nosotros hemos crecido en las salas. Por tanto, para nosotros, las salas son importantes. Por eso es importante que un chico o una chica de diecisiete años pueda ir a una sala a ver a una banda que le gusta porque puede pagarlo. Otra cosa es la sostenibilidad.
Alberto: Y otra cosa es el show que lleves.
Rafa: Y otra cosa es el promotor.
Alberto: Es una pregunta que no tiene sentido. Entiéndeme, esta polémica que hay ahora yo no la entiendo. «Es que Madonna cobra…». A lo mejor Madonna lleva la aurora boreal dentro del WiZink, ¿sabes? Si no te apetece, si es muy caro, no lo compres.
Jesús: Yo creo que, si tenemos en cuenta la historia general del mundo, ahora mismo estamos en la época en la que la cultura, la música, el cine… todo es más accesible que nunca. Nuestros padres igual no podían ir al cine.
Rafa: No estamos pagando por un montón de cosas de las que no se habla. Pero por un montón. Yo tenía que ahorrar no para comprar, sino para escuchar un disco. Uno. Hoy escucho todos los que quiero gratis. Todos. A nivel mundial. ¡Es muchísimo! Y te digo, si nosotros tocamos en una sala y podemos poner el precio de la entrada, nuestra decisión será que pueda venir todo el mundo. Pero lo que no puedo exigirle a un evento con un montaje que cuesta sesenta mil euros es que se cobre una entrada de veinte para que pueda venir todo el mundo.
Jesús: Yo, de verdad, creo que no se trata del precio que están adquiriendo las cosas, porque, al final, forma parte de una industria, y la industria forma parte del mercado, y esto es indiscutible. El problema no es el precio de las cosas, sino la espontaneidad con la que te puedes quejar de casi cualquier cosa. Hoy te estás quejando del precio de las entradas y mañana te estás quejando de que el disco que acabas de escuchar gratis —y que no vas a escuchar nunca más en tu vida— es una mierda.
Alberto: Con mucha ligereza, sí. El mismo ejemplo: si mañana sacas tú el mismo tique y lo pones a diez euros, te van a caer palos igual. Es que da igual, es acojonante. «No, es que quieren llenarlo». Pero, vamos a ver…
Rafa: Todo esto lo decimos habiendo hecho una gira a veinticinco euros la entrada, ¿eh?
Jesús: Sí, pero lo que dice Alberto ha pasado, ¿eh? «¿Ponéis una entrada barata? ¡Es que lo queréis llenar!».
Alberto: ¿Cuánto quieres que valga la entrada? Que nos lo digan uno por uno… Que son cuatro pelados en Twitter. Es que es absurdo. Dejad a la gente que ponga la entrada a lo que le dé la gana. ¿Que no te gusta? ¡No la compres! ¿Que te parece un gilipollas? ¡No lo sigas! Gracias a Dios, es tan fácil…
Rafa: Quería apostillar que hay shows que están sobredimensionados, y otros que van a sacar los cuartos. Y me parece un poco injusto, en según qué casos, elevar los precios de una manera abismal, porque la ilusión es más poderosa que todo lo demás y van a ir a verte cueste lo que cueste. Yo, por ejemplo, si se reúne Oasis, pagaría mil quinientos euros por una entrada.
Alberto: No irías, Rafa, no irías.
Rafa: En el caso de Oasis, sí… Hay gente que se aprovecha de eso, sí. Pero el problema, como con todo, es que en Twitter la opinión es sí o no, y no se tienen en cuenta todos los matices que hay en medio.
Jesús: Yo, de todas formas, sigo pensando que la cultura no está tan cara hoy por hoy. Creo que es más accesible que nunca. Sea un concierto, el teatro…
Alberto: ¿Y los festivales? Si puedes ver al mismo artista, con mucha probabilidad, en un festival.
Jesús: Es que ¿cuánto te gastas una noche de copas?
Rafa: ¿Cuánto te han costado los discos de las bandas que vas a ver en ese festival?
Jesús: Cero. Hoy, cero.
Rafa: ¿Cuánto les ha costado a esas bandas hacer esos discos?
Alberto: Es que vivimos de esto. Hay tantos matices… ¿Qué me parece el precio de una entrada a un partido de fútbol? Caro. Pero, claro, es que estamos hablando de que un partido de fútbol mete a la misma gente que una gira entera de Viva Suecia en salas.
Rafa: No, no, un solo partido en el Bernabéu son tres giras de Viva Suecia.
Alberto: Aparte, si estás hablando de los Lori Meyers (que es lo que está moviendo toda esta polémica), te pones a ver lo que incluye la entrada VIP, y, coño, es que le puedes oler el sobaco al cantante. ¡A lo mejor lo vale!
No, en realidad, la pregunta iba más por la decisión de los Rufus de poner las entradas a un precio asequible para que la gente que fuese a verlos a ellos un día, al siguiente, pudiese permitirse ir a otro concierto.
Rafa: Eso es maravilloso.
Jesús: Está muy bien por su parte.
Alberto: Si pueden comer con eso…
Rafa: Y no solo eso. Si, con ese ejemplo, otras bandas, en una situación parecida, pueden poner la entrada a ese precio y vivir, muy bien. Porque me imagino que Rufus —que son colegas y los queremos un montón— pueden poner la entrada a ese precio y vivir, pero dile a La M.O.D.A. que ponga la entrada a ese precio y que viva. Entonces, lo que no quiero es que alguien vaya al concierto de una banda con ocho miembros y diga que está cara la entrada porque los demás la han puesto a doce.
Jesús: A algunos artistas les gusta lanzar un mensaje político, otros somos pues…, no sé, siempre te decides por algo. Si decides que el precio de tus entradas tiene que ser más asequible porque es un tema por el que quieres luchar, está bien. Pero yo creo que habría que analizar si realmente es sostenible o no, ya que mucha gente que aboga por abaratar el precio de las entradas también se queja de cachés muy bajos, con los que no puede vivir.
Alberto: Es que es muy complejo, tío. Nosotros cuidamos mucho eso, hacemos muchas cosas que nosotros no cobramos, pero el staff cobra… Hay que dignificar el oficio.
Rafa: Hay conciertos que nos han costado dinero.
Alberto: Claro que nos han costado dinero. Tú pagas el IVA de un bolo y no has cobrado; pagas a tu staff, pagas comisiones a tu oficina, la comida y, joder, hay que luchar por las cosas. ¿Qué se piensa la gente?, ¿que vamos en yate?, ¿que somos Dave Grohl?, ¿que somos los Green Day, tío? Somos currantes. Tenemos un trabajo de picar mucha piedra. Por eso, cuando veo estos linchamientos en redes [por el concierto de los Lori Meyers en el WiZink], digo, mira, tío, ¿qué sabrán, macho, lo que hay detrás?
Fernando: Ole, los Rufus. Ese es el resumen.
Este consumo masivo que podemos hacer ahora de la cultura, como comentabais antes, parece que provoca que se pierda un poco la perspectiva de que sea simplemente ocio. Como si la cultura siempre hubiese de ir pareja a un compromiso político, pidiéndole a los artistas que sean más correctos políticamente que los propios políticos. Sin ir más lejos, a vosotros os ha caído algún ataque por haber criticado cosas de vuestros trabajos anteriores.
Jesús: A mí, sí.
Rafa: Para empezar, el corte de la entrevista aquella estaba muy mal extraído. Y era, evidentemente, una broma. Pero, aunque fuese en serio, ¿qué cojones les importa a los demás?
Jesús: ¿Quién mejor que el dueño de su obra para criticar su obra?
Rafa: ¡Radiohead no toca «Creep»! O sea, ¡no pasa nada!
Jesús: Yo estuve jodido, porque creo que se piensan que, detrás de las redes, hay un equipo de informáticos que lo maneja todo, pero somos nosotros mismos. Se tomó como una falta de respeto a nuestros primeros fans. Pero no les estaba faltando el respeto a ellos. Volvemos a lo de antes, es la espontaneidad, la facilidad para decir las cosas, cerrar y dejar a otra persona hundida.
Rafa: Déjame matizar que mucha de esa gente que metió mierda luego pidió invitaciones para los conciertos. Varios.
Alberto: Son los mismos que luego te piden acreditación para ellos, para su novia, para todos los colegas…
Rafa: Y vinieron al concierto y hasta les gustó.
Alberto: Y, seguramente, los mismos que se quejan de las entradas caras están buscando ahora invitaciones. Es que… las redes sociales…
Jesús: A mí, me hizo pensar mucho en esto Dani Fernández (a quien queremos muchísimo y sabemos qué tipo de persona es), que explicaba cómo las redes sociales, en un momento de su vida, le habían generado muchísimo mal. Y te planteas que no merece la pena todo eso, pero forma parte de nuestro trabajo. Somos músicos, pero ya, sin quererlo, tenemos que estar ahí.
Alberto: ¿Puede haber una carrera más íntegra que la de Dani en este país? Y que todavía le peguen palos…
Jesús: A nosotros nos ha pasado.
Fernando: Y nos seguirá pasando.
En 2018 recorréis España entera por salas, teatros, festivales, y, además, viajáis a Colombia, a México, empalmáis sin parar con 2019, voláis a Londres, regresáis a México… ¿Cuántas expectativas llevabais de lo que podía ser la vida de gira, en la carretera, y cuántas de ellas se cumplieron?
Rafa: Yo creo que a todos nos flipaba este mundo, que todos estábamos enamorados de esa idea, y, una vez que se cumplió, a todos nos flipó aún más. Es verdad que, con el tiempo, llegó un momento en el que se volvió un poco estresante y problemático, pero fue increíble. Y lo sigue siendo.
Jesús: Nos obligó a elegir (y eso fue bastante duro) entre nuestros trabajos anteriores y, de alguna manera, nuestra vida anterior.
Rafa: Nos obligó a elegir de entre la gente que nos importa a quién le íbamos a quitar tiempo.
Alberto: Sufrimos también.
Fernando: Ese año fue duro.
Alberto: Yo creo que una de las conversaciones clave fue con los Niños Mutantes. Recuerdo que me decían: «Tío, hacedlo, porque, si no, os vais a arrepentir toda la vida, vaya bien o vaya mal». Hemos tenido mucha suerte porque nos hemos rodeado de compañeros de profesión que siempre nos han apoyado, nos han ayudado, aquí, en Murcia, con los Second, principalmente. Y los Mutantes al principio nos dieron muchas oportunidades. Y que una banda a la que respetas te diga eso, joder…
Cuando dais ese paso, os metéis a componer El milagro, que es el primer álbum que podéis enfrentar con cierta tranquilidad, y se nota en la apertura de estilos musicales. ¿Tener ese tiempo disponible dificulta saber cuándo una canción está terminada?
Jesús: Sabemos cuándo no está terminada.
Rafa: Claro, sabemos cuándo le falta algo, pero, cuando está, lo identificamos rápido. Somos gente muy práctica también.
Fernando: Bueno, pero siempre está la visión del productor. Dejamos las puertas abiertas para que el productor pueda decir algo, pero, sí, es verdad que, cuando hacemos las canciones, queremos dejarlas casi terminadas.
Alberto: Llegan muy masticadas al estudio.
Jesús: Somos cuatro productores en potencia y eso es un peligro a veces… Es muy bueno, muy positivo, a nosotros nos funciona, pero…
Rafa: Si supieran en Twitter todo lo que hablamos entre nosotros de las canciones… Hacemos un trabajo muy bestia de preproducción. Entonces, cuando llegan al estudio, el ochenta por ciento de las decisiones complicadas ya están tomadas, y eso agiliza mucho todo lo demás.
Jesús: Pero una cosa es grabarlo y otra componerlo. El milagro se compuso en el local de ensayo durante el verano. Lo único bueno es que habíamos dejado el peso de nuestros trabajos, pero lo hicimos girando. Parece que tuvimos mucho tiempo, pero tampoco fue tanto.
Rafa: Pero tiene razón en eso que dice: fue la primera vez que tuvimos más de una semana para grabar y para componer.
En esa época sonó mucho vuestro nombre, seguido de El milagro y de la palabra éxito, antes incluso de que empezase a girar el disco. ¿Qué pensáis vosotros que es el éxito? (Porque luego llegó la pandemia y dio la sensación de ser una expectativa frustrada, a pesar de que la primera canción del disco acumule nueve millones de escuchas en Spotify).
Jesús: Yo creo que, desde el principio, hemos tenido la sensación de ser una banda exitosa. Desde que empieza a sonar «Los años», nunca hemos tenido que buscar un concierto nosotros. Hemos hecho siempre lo que nos ha dado la gana, ¿hay más éxito que eso, que todo vaya por encima de lo que tú no habías ni siquiera imaginado? Y siempre ha estado por encima.
Rafa: En casi todos los casos, el éxito es fruto de que somos unos currantes natos, eso por encima de todo. Lo que mejor se nos da es currar. Y se nos da muy bien porque es un trabajo que nos apasiona, claro.
Alberto: El equipo ha crecido mucho, lo que está pasando nos está pasando a todos, juntos, y, joder, también creo que gran parte de querer seguir subiendo escalones es que siempre te acompañe tu familia. Con lo difícil que es todo, llegar hasta aquí todos juntos y llevarnos tan bien, desde el que carga el camión hasta el cantante… ese es el auténtico éxito, macho.
Salió allá por 2019 un titular en el que decíais que para escribir canciones había que estar en la mierda. ¿Seguís componiendo desde ahí?
Rafa: A ver, evidentemente, es una exageración. Pero, al final, ser músico es una montaña rusa. El sábado estás tocando para veinte mil personas en un festival y el lunes estás poniendo una lavadora y tendiéndola en calzoncillos.
Jesús: O media hora después estás sintiéndote completamente solo en un hotel.
Rafa: Claro. Esto te rompe la cabeza a ti, pero trastoca todo tu entorno: familia, parejas, amigos y demás. Por muy bien que estés… El milagro es un disco escrito por amor, para el amor, mientras se atraviesan una serie de situaciones bastante complicadas, como las de cualquier persona en su vida, lo que pasa es que, en nuestro caso, esas situaciones complicadas se magnifican, como en Gran Hermano.
Parece que la ira y la rabia, al ser sentimientos explosivos y que cuajan rápidamente, permean con mayor facilidad en la sociedad, mientras que el amor requiere de tiempos lentos, pausados, necesita dedicación… ¿Llegáis al tema del amor al ir ganando tiempo para crear o era una idea que traíais desde antes de empezar a componer y luego le dais forma?
Rafa: Yo creo que nosotros nunca hablamos de conceptos. Nunca decimos: «Esto va a salir así». Y El amor de la clase que sea es el ejemplo perfecto de cómo trabaja Viva Suecia. Hemos tenido todo el tiempo del mundo para hacerlo y creo que es el reflejo más fiel.
Fernando: Es el punto al que hemos llegado, ¿no? De ir subiendo en cuanto a familia, bienestar, con nosotros, con el staff… y hemos llegado a ese amor.
Alberto: Pero, sin ser un concepto, sí que es verdad que queríamos echar un poco de luz en toda esta nueva fase de la banda, porque la había. Es verdad que es más fácil dar ese mensaje negativo siempre. De hecho, cuando comentamos el título con todo nuestro staff, no le gustó a nadie. Pero, si luego estamos todo el rato predicando el amor, pues, joder, vamos a plasmarlo también en el título.
Y ¿va dirigido a alguien secretamente?
Rafa: A todos ellos. A nuestro staff…
Jesús: A nuestras familias, nuestros amigos…
Rafa: El disco empieza diciendo: «Vale que tu ego esté lleno de adornos y no necesites poner la otra mejilla, tu grano de arena, la cara de “todo va bien”», y acaba con la frase: «Me quedo con la mano que sé que no me dejará caer». Esto significa: todo el mundo tiene su ego, todo el mundo tiene su historia y tal, pero esto va de una familia, va de una casa de amor.
Jesús: Estábamos componiendo El amor de la clase que sea y no sabíamos qué iba a pasar con nuestra vida. El mundo se había paralizado, con quien más, quizá, con la cultura. No sabíamos si íbamos a volver a tocar, si íbamos a salir ese año, si no, si íbamos a caer en la auténtica ruina por el frenazo que había pegado El milagro.
Rafa: En medio de todo esto, rompemos con la discográfica y salir nos costó dinero, nos quedamos sin trabajo, no sabíamos a dónde ir, nuestro disco más relevante se había ido a la puta mierda…
Jesús: Y sabes que ese disco no va a recuperarse nunca en la vida y se ha parado cuando ni siquiera has terminado la gira de presentación.
¿Cómo se produce ese cambio del sello anterior al actual, Universal?
Rafa: Nosotros le comunicamos a Carlos Galán, el 18 de diciembre de 2019, cumpleaños de Jesús, que queríamos salir de Subterfuge.
Alberto: No nos llevó ningún festival ni nada, pedimos irnos nosotros.
Rafa: De la manera más amigable posible. Luego vino la pandemia y empezaron los trámites, todo vía telefónica, vía pantalla, para salir de Subterfuge. Aquello fue un infierno, de todos los tipos. Cuando conseguimos salir, nos dimos cuenta de que en una multinacional tenemos un contrato con mejores condiciones, tenemos a gente que nos quiere más, que nos trata mejor, y que está más a gusto en el sitio en el que trabaja que en una independiente. Por lo menos hablo de la multinacional y de la independiente que nosotros conocimos.
Alberto: Claro, no hay que generalizar. Son las personas. Pero, sobre todo, eso: a nosotros no nos ha robado ningún festival. A la gente no te la roban, se te va. Nosotros decidimos irnos. Y hemos acabado donde hemos acabado: con The Music Republic al management y en Universal como discográfica editorial.
Jesús: Igual no sabe por qué decimos esto…
Alberto: Porque salió una entrevista aquí [en Jot Down] a Carlos Galán, en la que decía que los festivales robaban…
Jesús: … que ahora no son las multinacionales las que roban las bandas a los sellos independientes, sino los promotores.
Alberto: Pues la cosa es que la gente se te va, no te la roba nadie.
Rafa: De robar podríamos hablar un rato… Pero no vamos a entrar ahí.
Volviendo a la música, en vuestro último LP se nota que ha cambiado la estructura en la composición de las letras. ¿Tenías algún referente en estilo o es eso que dicen los escritores de encontrar la voz personal?
Rafa: Es totalmente deliberado. Antes de El amor de la clase que sea, me pasaba muchísimo tiempo, primero, tomándome demasiado en serio lo que escribía, y eso es un error, y, luego, analizando lo que había escrito. Mi referente —tengo muchos, pero el más grande— es John Lennon. Porque es capaz de hacer una canción diciendo cosas que, aparentemente, son muy fáciles a nivel gramatical, pero muy complejas en su sentido más profundo. Por ejemplo, «God» o la propia «Imagine» son buenas referencias. Me propuse intentar descargar las letras de metáforas que solo entendía yo, escribir lo primero me saliera y luego modificarlo.
Alberto: Yo he notado que, en este disco, hay más mezcla de acercarse a la escritura automática de la que hablaba Jeff Tweedy, de lo primero que se te pasa por la cabeza, que es muy anglosajón.
Rafa: «No te creas lo que dicen los cantantes»… es una frase tan normal que no se me habría ocurrido escribirla nunca.
Alberto: El otro día estuve reescuchando las maquetas y, por la música que tiene ahora, la colaboración y tal, me daba la sensación de que se perdía, con tanta grandilocuencia, la letra que más me gusta del disco, que es «Lo siento». Pero, claro, luego en el estudio tomó la dimensión que tomó, que es de una canción grande, claro.
Rafa: Ya, era más cortavenas…
Alberto: Tensiones creativas guais, porque, al final, mola que empiece una cosa en un sitio y acabe en otro, pero que todo el mundo apoye ese recorrido.
Cuando entrevistamos a Niños Mutantes, nos contaban todos los problemas que han tenido. Vosotros todavía no habéis llegado a ese punto, ¿creéis que, en algún momento, las tensiones creativas derivarán en problemas?
Alberto: Yo creo que no vamos a tener tensiones creativas.
Rafa: O sea, tensiones creativas tenemos un montón, pero que deriven en problemas, nunca.
Fernando: Siempre llegan a buen puerto.
Alberto: La cuestión es que en el centro de todo está la canción.
Rafa: Y, si la canción es buena con algo que se pueda hacer, que lo haga quien sea. O sea, yo toco el piano y no he grabado casi ningún piano del disco, porque estaba Fluren, que toca el piano de puta madre. Entonces, podemos estar tres horas conmigo grabando para grabarlo bien, o que esté él quince minutos para grabarlo bonito.
Fernando: Yo creo que los cuatro compartimos el mismo concepto sobre cómo trabajar una canción o llegar a un punto.
Jesús: Y, a ver, hay una ausencia de egos bastante importante.
Rafa: Por lo menos en lo musical.
Alberto: Y yo creo que eso nos viene de nuestras familias.
Acabáis de terminar la gira de salas de este disco, con todo vendido con meses de antelación. ¿Cuándo se siente uno más nervioso?, ¿cuando va a dar un concierto y no sabe si va a venir alguien o cuando sabe que está todo vendido?
Fernando: La segunda, sin duda.
Alberto: Es que lo seguimos pasando mal, yo creo que peor todavía.
Jesús: Cuando esto te importa, y nosotros, que somos los cuatro muy emocionales a nuestra manera —mú sentíos, que decimos en mi tierra—, da igual lo que pase, da igual que todo vaya bien o mal, nosotros nos vamos a seguir poniendo nerviosos, nos va a seguir inquietando lo más mínimo, da igual la magnitud de lo que esté pasando.
Alberto: Yo estoy cada día más nervioso con los bolos. Es que la exigencia es máxima. Antes de salir, piensas «esta gente se tiene que ir a casa feliz». En lo que a mí respecta, lo paso peor ahora. Ojalá estar desde el minuto uno disfrutando y no pasarte tres canciones diciendo «me va a dar, me voy a desmayar».
Jesús: Ah, pues yo no quiero estar tranquilo antes.
Rafa: Ni yo. Yo creo que lo que me da el subidón es precisamente eso.
Fernando: Yo, como soy batería y no me ven… [risas].
En la publicación que subisteis por el fin de la gira de salas decíais que tenéis pendiente dar la noticia más grande de vuestra carrera…
Rafa: Tocamos en el WiZink.
Jesús y Rafa: [Al unísono] Nos separamos.
Rafa: Tocamos en el WiZink y nos separamos el mismo día [risas]. A ver, no está confirmado, pero, en principio, tocamos el año que viene en el WiZink.
Jesús: Realmente, nosotros no tenemos como meta tocar en tal o cual sitio, se trata simplemente de seguir un camino natural. Ahora mismo, el espacio más fácil para montar un concierto con estas dimensiones es el WiZink. Pero, claro, ya vas con miedo de que se lo tomen a mal.
Rafa: Alguien se quejará de algo, pero bueno.
Jesús: Es como que estamos sometidos a juicio, con cada paso que damos, sea el que sea.
Sin embargo, da la sensación de que vosotros os tomáis las cosas con muy buen humor.
Rafa: Si no tuviésemos este sentido del humor y no nos llevásemos de esta manera, habría sido imposible que sacásemos un disco como El amor de la clase que sea, porque nos han llovido palos por sacar el disco que queríamos sacar.
Jesús: Pero, aun así, también hemos tenido nuestras llamadas de «madre mía…».
Alberto: Igual llovieron palos un día que en Twitter fuimos tendencia o no sé qué.
Rafa: Fue un poco una bola de nieve. Había mucha gente cabreada porque sacásemos el disco que nos gustaba a nosotros. La verdad es que es una cosa que me parece absolutamente estúpida: enfadarte porque una música no te guste.
Alberto: También parece que tenemos que ser pobres, vivir en una chocica, con un bidón, para ser más indies.
Rafa: Justo en esa época vi el documental de David Bowie (que está guapísimo, porque hace la trilogía berlinesa) y, cuando saca el Low, le preguntan en una entrevista: «Con la carrera que llevabas, ¿por qué la quieres joder? ¿Por qué te vas a Berlín y haces un disco en el que la mitad de las canciones es instrumental? ¿Es que no quieres ganar dinero?». Diez años después hace Let’s Dance, que es un superhit mundial, y entonces le dicen: «¡¿Por qué te has vuelto tan comercial?! ¡¿Tanto dinero quieres ganar?!». Es superrepresentativo de haz lo que te salga de los huevos, porque alguien lo va a criticar y a alguien le va a gustar. Nosotros estamos en esas. Es verdad que es ciertamente duro, porque había gente que ya era parte de la banda, que han venido al camerino y, de repente, se enfadan porque has sacado el disco que tú querías…
Alberto: Mientras, en su casa, en el cuarto de baño, se lo ponen [risas].
¿Cómo ha sido la recepción del vídeo «No hemos aprendido nada»? Porque es un vídeo muy bien producido, pero también muy gracioso. ¿Os dieron caña?
Rafa: Pues no, fíjate, pensaba que nos iban a caer más palos, pero no. Con los vídeos, me parece que con ninguno, ¿no?
Jesús: Sí, nos cayó con «Bien por ti» porque salía una chica en ropa interior.
Rafa: Y la directora del videoclip era una chica.
Jesús: Ahí, nosotros no decidimos nada, el guion ya estaba, y dijimos «de puta madre, lo que quieras». Es verdad que los videoclips nos han costado siempre mucho trabajo, y nos han desgastado mucho, porque es un mundo que no controlamos como el musical. La directora decidió hacerlo así, y nos cayó, que si éramos unos machistas y tal, aunque no lo hubiésemos hecho nosotros…
Alberto: Pero, mira, ese vídeo [«No hemos aprendido nada»] nos trajo a Canco [Rodríguez], que es familia también. Todo tiene algo bueno siempre. Y el otro vídeo [«Justo cuando el mundo apriete»] a Carlos Santos, que también es murciano, lo dirigió y protagonizó junto con Amaia [Salamanca]. Siempre nos quedamos con las cosas buenas, tío.
Como banda murciana que sois, ¿qué tenéis que decir de Murcia?
Rafa: Fíjate que ellos [Alberto y Jesús] son murcianos de adopción, pero siempre hablamos de la banda como murciana, porque, al final, la banda ha nacido y crecido aquí. Y porque somos murcianos, joder. Nos encanta nuestra tierra.
Jesús: Somos murcianos. Yo no nací en Murcia, ni siquiera vivo aquí ahora, y me siento murciano.
Alberto: Yo tampoco ¡y me jode no haber nacido aquí! [risas].
Fernando: Murcia es el lugar donde mejor se come de España.
Me encanta Viva Suecia, con el corazón en la mano lo digo, pero decir que son rock es síntoma de que ellos han escuchado poco rock. En el escenario son la ostia, correcto, pero como muchas bandas de pop. Tal vez con otra producción en los discos y otro «sonido» (que hasta yo con mi humilde Mac se lo conseguiría) sonarían a rock.
Un abrazo y seguid asi máquinas!!
Otro grupo salido del mismo molde de los últimamente pomposos Vetusta Morla, semillero de esquejes como Izal y ahora los murcianos. Intercambiables todos ellos.
Como no querer a estos chicos de Murcia, como no amar la música que hacen, superándose día tras día.
Jesús, comentas que a la gente le cuesta “cero” euros los discos de las bandas que van a escuchar a los festivales. Cierto que hoy en día con plataformas como Spotify, Amazon Music, se tiene acceso a vuestra música, solo espero que dichas plataformas os retribuyan de manera justa por las escuchas de vuestra música. Por cierto, en lo que a mi respecta, tengo comprados vuestros discos tanto en el móvil, como en CD… más aparte alguno de vuestros vinilos que he tenido la suerte de conseguir… como el del Milagro, en el concierto de febrero de 2020 en la Sala Razzmatazz de Barcelona… puñetera pandemia, que cortó lo que tenía que haber sigo una gira grandiosa.
Alberto, no podías ser perfecto, lo demuestras cuando dices que no te gusta Queen… además, yo se que has confundido (de jovenzuelo, eso si), el “The Man Who Sold the World” de Bowie, con la versión de Nirvana… ;)
Seguid haciendo rock and roll, o rock, o indie, o como queráis/quieran “etiquetaros”, seguid transmitiendo el amor por lo que hacéis, y seguid dándonos buena música !!
Un saludo !!!
Quizá no sepáis lo que es Indie pero Rock tampoco. Si lo que hacéis es Rock Ac/Dc hacen death metal entonces.
Lo q mas me ha gustado es eso de…q cojones es el indie?….hacemos rock, es muy coherente y muy racional xq eso es cierto, bueno, yo tb lo veo asi, y puedo tener razon o no. Todo es relativo incluso la musica. Y no entiendo un comentario q he visto sobre una persona q dice q tiene todos los discos, los cd, y los escucha en Spoty. Si t haces seguidor de un solo grupo o cantante, solo conoceras una musica y tu nivel critico será siempre muy limitado.
Buenas Luis.
He sido yo en mi comentario el que he escrito que tengo todos los discos de Viva Suecia. Para su tranquilidad, comentarle que por supuesto, escucho y también tengo discos de otros grupos, cantantes (no todos los que quisiera, dada la economía).
Y de todos modos, no sé en qué parte de mi comentario se puede deducir que solo escucho a un grupo. En fin.
Un saludo.
El indie se define fácilmente: niñatos acomplejaditos jugando a ser rockeros.
El indie es rock «sentío», gafapasta y popero. Viva Suecia tiene un disco apetecible, otro regulero, y luego ya la nada. No me ha gustado su evolución, pero oye, parece que mucha gente sí, por lo que felicidades por acertar con los cambios.
Yo ya no me planteo ir a un concierto de los suyos. La proporción de canciones que me pueden gustar ya no me renta.
Pues será que nos hemos perdido algo. Viva Suecia NO es un grupo de rock. No sé qué entienden ellos por rock, pero están empadronados en otro municipio. Siendo una buena banda, que una cosa no tiene que ver con otra. Quizá la etiqueta indie ya no sea rentable y haya que buscar escapes. Parece que haya un escape ahora que la gente ya se va cansando de la canción monserga, y bandas como esta van renegando. En cinco años nadie se acordará de ellos. De las bandas de rock a las que dicen pertenecer sí nos acordaremos. Su función, como la de Sidonie o la de los Lesbian, ha sido vender mucha Heineken a precios abusivos en los festín,
Lo de indie…(pero indie patrio, no el extranjero), siempre lo entendí como algo que hacían allá por los primarios 90 gente como Psilicon Flesh, Cerebros Exprimidos, Penelope Trip, El inquilino comunista, Cancer Moon, El Regalo de Silvia, Iluminados (mira, unos de Bullas), y una larga lista de grupos que tocaban algo diferente pero que raramente iban a vender como para disco de oro y a llenar estadios como Madonna, eso si, los ponían de relleno en los primeros festivales de 3 días que se hacían para darse a conocer. En aquella época no existía ni Spotify, ni Youtube…vamos ni internet como para darse a conocer, tan solo Radio 3 (cuando era algo) o medios como Rock de Lux o Ruta 66 escribían sobre estos grupos. Tenía mérito la cosa, parece antediluviano….pero fue ayer.
Madre mía, menudo retrospector con los grupos que citas. Siempre me pareció que hubo un momento en el que la etiqueta «indie» pasó de denominar a esos grupos a ser la etiqueta de un nuevo estilo de pachanga. Al final ese «indie» patrio pretendía emular a grupos como Sebadoh, Dinosaur jr., Pavement, Half Japanese… y esos referentes parece que ya quedan muy lejos.
Es q es un grupo q siempre me dio mucha pereza escuchar..y yo si creo q exista el índie, faltaría más, otra cosa es q ellos no sean una banda índie o no tengan muy claro q son.