Entrevistas Sociedad

Mijal Iastrebner: «La contribución que hace el periodismo independiente con la transformación social es muy importante»

Mijal Iastrebner para Jot Down

Mijal Iastrebner (Buenos Aires, 22 de marzo de 1988) estudió cine. Pero no la convenció el precario modelo de negocios de la industria argentina. Cambió la cinematografía por el periodismo, pero la disociación entre finanzas y la prensa la llevó a crear la asignatura Periodismo Emprendedor en la escuela donde estudió. Mientras ejercía la docencia cofundó SembraMedia, una organización sin fines de lucro dedicada a incrementar la diversidad de voces y calidad del contenido en español, ayudando a emprendedores de medios digitales a ser más exitosos y sostenibles.

La cita es en la oficina de la organización en Buenos Aires. Un quinto piso en el DoHo, una zona de Villa Urquiza que se posicionó como polo gastronómico. Cervecerías, restaurantes y pet shops conviven con el minimalismo de las nuevas construcciones y las viejas casonas antiguas. Un espacio que durante la última dictadura militar se proyectó para la construcción de una autopista que nunca se hizo y que derivó en un proceso de expropiaciones, demoliciones de viviendas y abandono. Hoy el barrio recupera el esplendor. En un sitio que renace es el espacio ideal para repensar el periodismo que viene. 

Cuando comenzó la revolución digital se dio un fenómeno paradojal. Por un lado, comenzó a haber perfiles periodísticos con diferentes capacidades y habilidades. Pero, por otro lado, se dio en un contexto de menos fuentes de trabajo en los medios tradicionales. ¿Qué hace SembraMedia en ese momento?

SembraMedia está apoyando un futuro. Creemos que es gran parte del futuro del trabajo periodístico, que es la alternativa del periodismo independiente nativo digital, nacido y criado para internet. A partir de brindar herramientas, de entender cómo funciona el ámbito digital que todo el tiempo cambia y enseñando cómo monetizar y cómo «estrategizar» la sustentabilidad de un medio nativo digital.

Sabemos que no todos van a ser fundadores y directores de medios digitales, pero también sabemos que si no trabajamos en este futuro vamos a tener un problema. Ya tenemos bastantes problemas, pero vamos a tener un problema más grave en cinco o diez años. Si seguimos mirando la sustentabilidad de los medios y no apostamos al futuro de los periodistas que están en carreras periodísticas en la universidad y no tienen herramientas sobre sustentabilidad de medios, van a tener un conflicto. Incluso, si hacen un rol que no sea directivo en un medio nativo independiente. Lamentablemente, lo que está pasando con nuestras democracias en América Latina y en el mundo pone bastante a prueba el sistema de medios y el rol del periodista. Los medios nativos digitales tienen maneras más transparentes para con sus comunidades. Tienen un futuro más próspero que lo que conocemos del status actual.

¿Cuál es la importancia de salir a contar el contexto próximo y cercano que muchas veces los medios tradicionales han dejado fuera de la agenda?

La relevancia es absoluta. Sin esa cobertura hiperlocal no hay diversidad en la agenda. Gran parte del rol que cumplen los medios nativos digitales e independientes en América Latina es generar diversidad en las coberturas de la agenda pública, traer los temas que realmente necesitan abarcarse para distintas comunidades. Tenemos muchísimos ejemplos de medios hiperlocales que tienen impacto en legislación, que generan cambios en la fuerza, en la policía. De hecho, para muchos es su misión. La ambición no es llegar a la agenda nacional con su cobertura sino hacer cambios locales.

Mijal Iastrebner para Jot Down

Pienso en la posibilidad del periodismo de soluciones, en función del objetivo de generar cambios. Ahora, ¿cuáles son esos pasos que debe seguir un medio hiperlocal para encontrar la sustentabilidad?

Lo indispensable para cualquier medio, hiperlocal o no, es definir el propósito del medio. Como emprendimiento social es importante que tengan un propósito definido. Cuáles son los impactos sociales que quiere lograr, con qué recursos cuenta y de dónde están partiendo. Tenemos experiencia, tenemos know how, conocemos la comunidad a la que vamos a servir, entendemos sus necesidades y qué vamos a hacer para explorar y conocerlas mejor.

Esa es la mejor aproximación inicial que se puede tener. A eso hay que darle una capa de conocimiento, de cómo «estrategizar». Muchas veces se pasa por arriba la creación de una estructura de toma de decisiones, o sea, management, por más de que es una palabra que tiene una carga negativa. Por los estilos de management que han existido históricamente en las redacciones es una mala palabra, ergo, se tiende a tener muchas estructuras horizontales en donde la toma de decisiones es muy poco efectiva y eso tiene consecuencias re graves. Porque uno de los costos más altos reales de un medio es la rotación. Y es un costo invisible, si no le prestás atención no te enterás que tenés ese costo. Y un medio es el trabajo periodístico, entonces realmente se pierde mucho cuando se pierden periodistas.

Crear una estructura de management, cómo organizamos los roles dentro de la organización y cómo vamos a tomar las decisiones es vital. Y, cuando antes ocurra, es mejor. Con un propósito claro, bien comunicado y nuevo. Eso te permite definir cuáles son las fuentes de ingreso que están a la mano. ¿Vamos a arrancar dando consultorías? ¿Monetizando videos? Va a depender de las fortalezas y de cuáles son los canales principales de consumo de ese contenido.

Existe un cierto divorcio entre las finanzas y el periodismo. ¿Cómo se logra quebrar ese divorcio histórico?

Ese divorcio histórico siempre fue una mentira, porque era una manera cómoda de no hacernos cargo de que hay un negocio atrás. Hay un negocio, solo que yo voy a divorciarme completamente de este concepto y así me voy a considerar independiente. Construir independencia desde la ignorancia cuán lejos nos llevó. Cada uno hace su reflexión. Mi intención no es criticar la historia de nuestros medios. Es una evolución. Cuando empiezan a estar más claros los intereses de los medios, ¿qué pasa con la credibilidad de los periodistas? ¿Dónde está cada uno?

Un medio nativo digital independiente es un ámbito donde uno puede mirar ese problema diferente. Es decir: «sí, yo quiero tener una línea editorial independiente». Básicamente la misión de SembraMedia es proteger esa independencia. Para eso hay que tener diversificadas las fuentes de ingresos, tener claro con quiénes trabajamos. Si soy una organización que se dedica a informar sobre medio ambiente, contaminación y sustentabilidad mi estrategia no puede ser ir a venderle pauta a Coca Cola. No puedo tener esa expectativa ni meterme en ese negocio porque es contradictorio. O sacar un comercial que vaya y venda sin criterio. Muchos medios cometen el error de conseguir a alguien de ventas, que ya es un montón, pero sin transmitir claramente los valores, sin entender a quién salir a buscar. Cuando vos tenés claro el propósito del medio, cuál es la contribución social que querés hacer con el periodismo, tenés bastantes más herramientas para salir proactivamente a buscar esos socios estratégicos, sean miembros de tu comunidad, auspiciantes, alumnos a los que capacitás o lo que sea.

Te escuché decir en alguna entrevista que en tu época de estudiante sentiste que no había ninguna asignatura del plan de estudios que hablara sobre esto. Esa ausencia de los contenidos en el recorrido universitario o profesional como estudiante, ¿te llevó a pensar en este proyecto?

Sí, lo que me pasó es que yo estudié cine primero y me frustré bastante por la situación de la industria. Era mujer, era muy chica y tenía ímpetu de productor. Pero era muy difícil trabajar de productora en cine argentino. No había oportunidades, no era transparente la manera en que se manejaba, no había diversidad de espacios. Me había frustrado un montón. Después, en la carrera de periodismo, que es mi carrera, donde me encontré, tenía esa hambre de ubicarme antes de que se termine mi segunda carrera. Finalizando el primer año surgieron unas pasantías. Yo tenía que laburar para ir a la facultad, no tenía una situación cómoda en la que pudiera hacer una pasantía y no cobrar. No tenía la opción. Hubo una situación particular en la que empecé a colaborar gratis en una revista. Escribía la columna de sexo con veintiún años. Eso fue en 2008. En una nota de eyaculación cambiaron una parte bastante importante, digamos «la puntita». Y era una burrada lo que habían cambiado de la nota y no estaba en mi poder. Realmente me preocupó la modificación de la nota, me di cuenta de que no tenía con quién hablar y noté que en la revista tenían un disclaimer de que las responsabilidades eran de los redactores. Con esa preocupación dije esto no debe ser normal, ¿o es normal? No lo había notado nunca. Me puse como una maníaca a buscar. Fui a la sala de profesores en TEA (Taller Escuela Agencia, instituto de Periodismo) a decir: «che, ¿esto es normal?». Me dicen que «la puntita está ok», y está a mi nombre. Me dije: «no colabores más con esta revista». ¿Cómo me voy a insertar en el mundo laboral?, me preguntaba. Estaba re preocupaba haciendo laburo en empresas, lo odiaba, pero tenía que laburar.

Entré a una clase y en el medio viene una profesora que recuerdo la cara perfecta pero no pude retener el nombre. Dice «¿Quién es Mijal?». Me sacó de la clase y me dijo: «Vos sos la prostituta del periodismo». Yo respondí: «No entiendo nada lo que está pasando». «Porque gracias a gente como vos que trabaja gratis para esta nota de mierda, no nos llaman a los periodistas profesionales», agregó la docente. Más allá de la violencia, que no importa, me hizo un clic total en la cabeza. Estoy contribuyendo a algo que no está bien, pensé en ese momento. Si estoy tan preocupada por tener salida laboral, ¿qué futuro hay? ¿Y colectivamente qué estamos haciendo para esto? Me entró una desesperación total: ¿Qué va a pasar con el mercado del periodismo? Me obsesioné.

Eso llevó a que ese año me pusiera a investigar cómo se armaba una revista. Había pasado a segundo año de Periodismo. Usé el taller de la facultad, hablé con todo el mundo, ver qué inversión llevaba, investigar el modelo de negocio aunque no tenía la palabra modelo de negocio. Alguien me mencionó que había un programa de emprendedores que enseñaban a hacer un plan de negocios. Lo aprendí y dije «listo, tendría que ser así, trabajaríamos tal, y esto lo cobraríamos de tal manera…». Tenía veintidós años. Ganamos el premio de ese concurso que enseñaba a hacer. Esa fue la inversión, no tuvimos que salir a buscar un inversor. Nos permitió lanzar la revista y durante casi tres años la dirigí, se llamó Ultra. Estaba enfocada en la agenda cultural under de Buenos Aires.

Cuando en 2013 dejó de haber papel se tenía que volver digital. «Yo no sé cómo se hace el negocio digital, tengo que estudiar», pensé. Tenía un equipo de veinte personas trabajando, nos iba bien, pero nos íbamos a quedar sin papel. El dólar se había ido a las nubes, a ocho pesos. Y eso me llevó a una búsqueda, empecé a investigar, a ver cómo era el negocio digital. Y me di cuenta que no había ejemplos en América Latina, cosa que me indignaba. Así estuve varios años. Cerré la revista para no generar deudas y pagarle a todo el mundo. Y me puse a trabajar en consultoría con medios digitales, ayudándolos a conseguir financiación, a «estrategizar» cómo alinear la técnica periodística con el modelo de monetización. Y ahí empecé a investigar un poquito qué estaba pasando con el mercado en América Latina. Fue muy difícil. Traté de presentarme para una beca en Stanford donde tenían este tema ya en la mira. Y terminé hablando con Carolina Guerrero de Radio Ambulante. Ella me dijo «hay una gringa que enseña esto en el Knight Center». Yo por ese entonces ya estaba enseñando periodismo emprendedor en TEA. La materia era un Frankenstein. Yo tenía veinticuatro o veinticinco años. He tenido alumnos que no se han recibido porque no querían tocar la materia. No querían hablar de guita, les parecía terrible.

Eso derivó en conocer a Janine (Warner). Le dije «vengo a espiar qué enseñás, a ver cuán equivocada estoy, qué me falta. Y necesito data de América Latina». «Yo estoy en la misma, no hay data de América Latina, tengo cinco ejemplos», me respondió. Teníamos la misma información, estábamos enseñando lo mismo, ella en California y yo en Buenos Aires. Hablamos y le conté de la investigación, yo estaba más enfocada en la salida laboral para periodistas y cómo se proyectaba a futuro, y ella más en nativos digitales y modelos de tecnología. Mezclamos las ideas, pensamos SembraMedia y dijimos vamos a hacer un directorio. Busquemos financiación para investigar y el día de mañana podemos salir a apoyar a los medios con lo que aprendamos.

Hicimos un proyecto, en tres meses conseguimos la financiación. Y lo primero que hicimos fue contratar al equipo, que son estos embajadores que están en cada uno de los países. Son una especie de researcher pero también son agentes de comunidad. Y nada, ya pasaron siete años.

Mijal Iastrebner para Jot Down

Antes de hablar del presente de SembraMedia, quiero que me recuerdes ese encuentro con Janine Warner, la cofundadora y directora ejecutiva de SembraMedia.

Muy mágico, muy alejado, pero estábamos haciendo muy lo mismo en las clases en contextos re distintos. Hablábamos por teléfono y nos colgábamos tres horas, onda historia de amor. Era 2015, yo me había casado ese año y tenía muchas millas porque me había ido de luna de miel a China. Ella viajaba mucho dando talleres en América Latina. Le dije: «¿A dónde vas el próximo mes?». «Me voy a Lima», respondió. Yo tenía mil millas, le dije «te veo en Lima» y a ella le pareció el gesto más romántico de la historia. Nos encontramos y nos dimos cuenta que íbamos a los restoranes y pedíamos la misma comida. Era como demasiado. No podíamos creer cómo teníamos una visión tan alineada viniendo de lugares tan distintos. Increíble esa conexión. Nos dimos cuenta de que éramos muy complementarias, yo soy mega estricta y ordenada, y ella es la creativa, la visionaria, es más histriónica. Ella había viajado mucho los últimos años a América Latina. Entonces conocía muchos periodistas. Y yo tenía mucha data comprendida de acá, yo venía hablando mucho con la parte researcher esos años. Fue como un mix perfecto. Nos seguimos sorprendiendo hasta el día de hoy que hay más de mil cien medios.

Es impresionante el nivel de coincidencia, pero también lo es por el momento en que se da. En ese contexto, entre el 2010 y el 2015, la línea del debate era sobre la muerte del diario en papel. Sin demasiados datos sobre los medios nativos digitales.

Las dos teníamos una percepción de que se habían creado un montón de medios en 2014 y 2015, había un boom pero no estaba mapeado. Después lo corroboramos con la investigación. Pero teníamos una percepción muy fuerte de que había habido una explosión y tenía que ver con que se empezaba a quebrar un poco la estructura. Aquellos que se habían adaptado bien a la transformación digital de sus redacciones, por la no adaptación de otros grupos o por secuencias del management, se abrían por primera vez sus propios medios. Esto, sumado a que venía una ola fuerte de cambios de gobiernos que también estaba generando cambios en la prensa. Se nota muchísimo la creación de medios en Venezuela en 2015. Nacen medios que son muy relevantes hoy, por ejemplo, Efecto Cocuyo, Runrun.es, TalCual, El Pitazo. Medios que son bastiones de la democracia en y que hasta el día de hoy informan internamente con un nivel muy hiperlocal a pesar de que sean medios nacionales. Llegan a la comunidad y a su vez a la diáspora. Están bien enfocados en dar un servicio, que es la clave para que un medio se sostenga.

Hablando de la situación de Venezuela y de otros países, cuando no hay fuentes oficiales, cuando es complicado chequear una información, ¿el medio digital pone en relevancia lo que no se cuenta en los medios grandes?

Exacto. Hay periodismo superriguroso en nativo digital. Para que nosotros sumemos al directorio a un medio y eso haga que después formen parte de la comunidad de eventos, capacitaciones y otras cosas que ofrecemos, muchas veces lo observamos durante un año o un año y medio. Para nosotros lo importante no es una escalabilidad explosiva sino sostener los criterios que debatimos muchísimo con el equipo. Fue una construcción colectiva. No es lo mismo la independencia en los distintos países de América Latina.

Con ese mismo criterio, haciendo investigaciones en el sudeste asiático o en África, nos damos cuenta que es un buen filtro para encontrar periodismo de calidad en todo el mundo. Ahora estamos construyendo el directorio de Europa, también esos criterios siguen sirviendo: que sea contenido original, que tengan una periodicidad rigurosa de publicación, que el contenido esté firmado, que no sea dependiente de una sola fuente de ingreso y que no esté ligado a una financiación partidaria o relativa a la iglesia. Esos criterios funcionan como primer filtro. Y después tenemos que observar el comportamiento porque nosotros no hacemos un juicio sobre si hay una línea ideológica clara. Solamente chequeamos que haya rigurosidad periodística. A veces el embajador tiene que observar esa publicación entre seis meses y un año y medio. 

Si alguien se acerca con un proyecto, con un medio nuevo. ¿Cómo son esos primeros pasos en el contacto con ustedes?

Tenemos un formulario donde pueden aplicar para ser parte del directorio. Muchos medios se acercan a nosotros a través de esa vía. Y, como los embajadores crecieron muchísimo y tienen un perfil muy activo en la comunidad de medios nativos digitales, muchas veces son referidos a la o el embajador. Y conversan, les avisan, el embajador los mandará a hacer esa aplicación probablemente. Esa no es la única vía de entrada. Desde que tenemos aceleradoras, programas de mentoría y demás, algunos medios se encuentran con la convocatoria para una aceleradora antes de con el directorio. Es lo menos común pero también pasa. Se enteran de que existe un programa, se anotan y por ahí no estaban en el directorio, pero si cumplen con los criterios pueden quedar seleccionados, tanto para esa iniciativa como para ingresar al directorio.

¿Cómo definirías la aceleradora?

Tenemos distintas aceleradoras, pero nosotros desarrollamos una metodología basados en nuestras investigaciones que básicamente nacen de hacer un diagnóstico que transformamos en un plan de acción que se fija en ocho pilares de la estructura periodística de la organización: contenido, marketing, audiencia, finanzas, management, modelos de negocios, etcétera. Tiene múltiples espacios donde se «estrategiza», se revisa. Y generalmente pasan por un proceso de entrevistas donde también evaluamos el perfil y la ductilidad que tiene ese equipo para llevar adelante un proceso de aceleración. Que no es un proceso soñado, es un proceso muy útil pero donde tiene que haber una voluntad de atravesar un cambio fuerte.

Generalmente los procesos de aceleración vienen con financiación, y la financiación está enfocada en que puedan invertir para generar espacios para crecer. Y que termine ese proceso de aceleración con más oportunidades, un plan mejor articulado, más recursos en sus equipos y demás. Durante los meses de aceleración —depende el programa pueden ser seis meses o dos años— se les da no solo una consultoría permanente de un consultor que sigue la implementación de ese plan de acción, sino entran consultores tácticos y que son especialistas en los distintos temas que necesitan esos medios y trabajan con distintas personas de ese medio. A los seis meses, además de haber recibido e invertido ese dinero, ya tienen en marcha el plan de acción y la idea es que eso les de futuro.

Mijal Iastrebner para Jot Down

Hablando de futuro, una de las debilidades que muchas veces ocurre es que se piensa en el momento de la puesta en marcha del medio y no necesariamente con esa mirada de horizonte. ¿Cómo considerás esa visión en el contacto permanente con colegas?

Sembra trabaja mucho más con instancias más avanzadas. En general trabajamos con medios que recién están arrancando en programas de entrenamiento. Pero para la aceleración tiene que haber una materia prima. Igual tenemos distintas aceleradoras que tratan distintas instancias del medio. Pero no estamos tan enfocados en desarrollo sino en cimentar una organización para que pueda tener una perspectiva de sustentabilidad a futuro.

Quiero volver el tiempo atrás, a la época de la revista. Primero faltaba una asignatura, luego faltó el papel… ¿Cómo mirás ese momento de tu pasado a la hora de la toma de decisiones en el recorrido?

Tremendo hablar en primera persona. Tengo un instinto de supervivencia fuerte, por las distintas razones de la vida y no concibo parar. Realmente no tenía recursos para hacer esa maldita revista y me informé sobre cómo conseguir los recursos. Cuando se acabó el papel hubo que estudiar cómo es lo digital. Y eso me dio la posibilidad de hacer consultoría. Luego llega SembraMedia. El problema va mutando. Y para mí no hay excusas. Siento que es demasiado importante la contribución que hace el periodismo independiente, comprometido con la transformación social, como para sentirnos abatidos y sentarnos a quejarnos. No está en mi esencia. Me quejo, como todo el mundo, pero no siento que tengo el privilegio de sentarme a descansar cuando realmente tenemos algo que hay que defenderlo porque no se sostiene por sí solo.

También tengo la noción de que lo hacemos en conjunto. Me he cruzado con gente maravillosa que comparte la misión y que tiene cosas increíbles para sumar. Para mí es súper apasionante armar equipos, me pasó con la revista y con SembraMedia. Y también me gusta laburar con los medios y sus equipos. Me parece que ahí hay unas potencias increíbles. Y si lo podemos usar para beneficiar a la sociedad, me parece que es lo que tenemos que estar haciendo.

Al principio hablamos de las capacidades y habilidades que deben desarrollar los periodistas. ¿Desde muy joven ya estabas pensando en la cuestión de los perfiles específicos?

Soy muy creyente de que el nicho importa. Porque mi comprensión, lo que se me enseñó, es que el periodismo es un servicio. Entonces tengo muy presente que tiene que beneficiar a alguien. El periodismo que apunta a un nicho cambia la existencia de esa comunidad. También he coleccionado revistas desde la adolescencia. Entonces he sido el nicho de otros. Entonces entiendo cómo te transforma porque te habla a vos y te responde las preguntas a vos. En la masividad no hay personalización. Internet cambió esa dinámica. Y viendo los desiertos informativos y las consecuencias que eso trae siento que es nuestro deber promulgar que es posible hacer un medio hiperlocal y que hay gente que lo está necesitando.

¿Cómo se construye comunidad desde lo digital y esa relación más de fan?

Somos un poco exagerados. Lo mismo pasa con el tema dinero y crédito. Existen las dos cosas, lidiemos. Existe lo presencial, lo material, y también existe internet. Tenemos que ver cómo monetizamos internet pero cómo no perdemos la conexión. Muchas veces, sobre todo cuando se hace algo hiperlocal, requiere de encuentros, de distribuir flyer, de hacer un fanzine. Desde lo más artesanal hasta lo más producido. En Venezuela, El Pitazo pasó años y años distribuyendo noticias en papel para atraer a comunidades a que se sumaran como reporteros locales. Tratar de encontrar reporteros locales en lugares muy remotos. Entonces la manera era tener algo de contenido para ellos que no dependiera de las conexiones en momento de mucha incertidumbre, de falta de conexión. Y después eso se volcaba siempre a digital, a armar un grupo, a darles un rol, a armar conversaciones, a que parte del equipo del diario viajara a esos lugares. Y era una comunidad increíble y un engagement muy alto. No tienen que estar necesariamente peleados por completo. Pero el soporte como modelo de negocios ya es complicado.

Hace diez o quince años atrás hubo una sobrevaloración de que la comunidad se creaba a través de las redes sociales. ¿Cómo se hace para generar ese complemento de la comunidad digital y la comunidad territorial?

Hay muchas especificidades. Si la comunidad se genera a través de un nicho temático, puede ser que sea completamente nativa de una red social. O sea, somos todos fan del k-pop, cien por ciento digital e intensa la relación. Se me viene a la cabeza un medio mexicano que tenía una comunidad increíble, Magazine K. En México, Argentina y Colombia están las comunidades más grandes de k-pop. Es mega de nicho, mega específico y mega nativo de redes sociales, inicialmente en Facebook.

El reporte climático como Amazonia tiene un soporte específico fotográfico y demás. Después eso se transforma en muestras. Hay como una comunidad que sigue y tiene presencialidad y no nace en la red social. Está íntimamente relacionado con el propósito del medio. Por eso digo que ese es el núcleo y aunque parezca recontra obvio no sabés la cantidad que nunca se plantearon cuál es el propósito del medio, no han tenido una conversación y no se han ocupado de transmitirla a su equipo para nada. Somos cuatro amigos que creemos que es muy importante el periodismo.

¿Cambian los criterios de noticiabilidad que uno ha estudiado? Porque ahí se discute la relevancia, la novedad, lo extraño. Y no se discute demasiado sobre propósito, objetivo.

Son conversaciones un poquito tabú. Nos mueve la estantería demasiado. Los medios tradicionales ya están cubriendo prime news. Entonces, el trabajo de un medio nativo digital no es ese. La noticia viene a través de la investigación, o es una cobertura con un punto de vista atravesada por un protagonista. Pasan otras cosas, como en el periodismo de soluciones. Es un espacio donde florecen más otras narrativas, otro involucramiento a la posibilidad de traer a la comunidad a una situación, cierta cosa de experimentar la noticia. No solamente es una cosa que alguien cuenta cinco segundos en la tele y ya pasó. Está pasando y es la realidad de las personas. En ese sentido sí hay una reconfiguración de cómo pensamos las noticias. Menos de descubrir y la primicia, menos de competir y más de colaborar en construir conciencia.

¿Qué debe aprender el periodismo de los streamers, de los influenciadores? 

Ni todos los influencer son lo mismo ni todos los streamers son lo mismo. Pienso que hay cosas y cosas. En general, la interactividad es lo más admirable o el punto de contacto, incluso la persona que te parece lo más aberrante y el contenido más pelotudo tiene alguna idea creativa sobre cómo interactuar con su comunidad. Esas son las cosas que tenemos para aprender. Esto es un principio personal pero creo que aplica: nada que no sea genuino es sostenible. Si bien hay mucha cosa artificial en los influencers, la gente se engancha con algún aspecto genuino. Y cuando tratás de reproducir o copiar exactamente lo que hace otro influencer sin algo genuino, no se sostiene en el tiempo. El que tiene mayor llegada es el que en algún aspecto está haciendo algo muy genuino, aunque sus contenidos sean una bosta.

Mijal Iastrebner para Jot Down

Vamos a hablar de los desiertos informativos que fue uno de los temas que sobrevoló ¿Qué evaluación hacen desde SembraMedia de esos desiertos y cómo se hace para ir cubriendo?     

Hay mucho por hacer y tampoco sobran los recursos en el ecosistema como para hacerlo. Hay más conciencia de que es necesario. Eso es una re transformación. Tardísimo para resolver, reparar. Pero hay una mayor predisposición a resolverlo. Desde que la UNESCO lo hable hasta que sea una preocupación de Google o de Meta. Que esté en agenda es buenísimo. Nosotros, cuando empezamos, teníamos que salir a gritar: «¡Alguien piense en el modelo de negocios!». Ahora tenemos que salir a gritar: «¡Alguien piense en los estudiantes!». El medio que va a cubrir ese desierto va a estar formado por un pibe que por ahí acaba de empezar la carrera. Falta que la universidad llegue a esta conversación. Por eso en Sembra lo tomamos súper en serio. Tenemos toda un área de formación de profesores de periodismo emprendedor en toda América Latina, en España, en Estados Unidos. Y diseñamos la currícula, que ese es un poco el origen de Janine y mío de ser profes, a partir de lo que investigamos, conocemos, lo que funciona y lo que no. Hay que exponer a los alumnos antes de que salgan a vivenciar y se frustren. Entonces, ese medio, tal vez nunca exista. 

En 2018 descubrimos que menos del 3 % de las universidades en América Latina y en España enseñaban contenidos ni remotamente cercanos al periodismo emprendedor. Ningún curso, ni una charla, ni un invitado, nada. Había en 2008 un 97 % de las universidades que estaban ignorando esa situación. Ahora vamos a renovar ese estudio y vamos a ver cómo estamos después de haber trabajado todos estos años en empujar a que las universidades incorporen este contenido. Sospecho que hay bastante más por hacer. Esto contribuye mucho más directamente de lo que pensamos a que se cubran los desiertos.

¿Cómo es la estructura actual de SembraMedia y cómo será el lanzamiento en España?

En Sembra tenemos un equipo operativo que maneja todos los proyectos y la estrategia en general. Está el equipo de comunicación que tiene editores de contenido, gestión de redes sociales, diseño, edición en inglés, es un equipo muy completo. Un equipo de innovación que tiene la parte del manejo de datos y la parte de innovar con tecnología aportada a todos los programas que hacemos. El área de aceleradoras y mentorías, el área de desarrollo profesional que maneja un sistema interno que creamos de trackeo (sirve para analizar y obtener información de la eficacia y rendimiento de algunos procedimientos) de impactos y de resultados. Trackeamos todos los impactos sociales que tenemos y les enseñamos a los medios a hacerlo también. Tenemos el área de educación que maneja la Escuela Virtual en español, todos los proyectos y la red de profesores. Tenemos un programa que hacemos en todos los países con embajadas locales en donde enseñamos a profesores y alumnos el periodismo emprendedor. En este equipo tenemos unas veintidós personas en distintos países. Está el equipo de finanzas, administración y el equipo directivo, Janine y yo codirigimos la dirección ejecutiva. Y tenemos a la mejor directora de operaciones que es María Eugenia Álvarez, que también es periodista y que trabaja con nosotros prácticamente desde el inicio.

Después tenemos a todo el equipo de embajadores que son diecisiete en veintidós países. Y tenemos en Europa un equipo de cuarenta personas que básicamente reproduce el modelo de embajadores. Hay una directora del proyecto de investigación, tres personas que manejan distintas regiones de Europa y una o dos investigadores por país. A eso se suma un montón de gente que hace trabajos de otras cosas. Pero básicamente es el modelo de embajadores, construyendo ese directorio por primera vez. Nosotros estamos enfocados en América Latina pero estamos aprovechando la metodología que creamos para que sirva en otros mercados. A todos nos sirve que circule información actualizada. Está dentro de nuestra misión. Creamos este «monstruo», pero la idea es que otras organizaciones con más localía en Europa tomen este impulso. Por eso nos asociamos con GFMD (Global Forum for Media Development), el IMS (International Media Support), el European Journalism Centre y otras organizaciones en Europa para que sigan después el proyecto.

Te quiero preguntar por la situación latinoamericana de riesgos, inseguridades y cómo incide esto en el periodismo hiperlocal explorando distintos tipos de narrativas en el medio de un contexto complejo en la singularidad de cada región.

De alguna manera los latinos tenemos la costumbre de no tener una expectativa de una realidad muy estable. Lo cual no necesariamente es bueno o malo. Pero a nivel mundial se está dando una ruptura de cómo consumimos información. Y de cómo se dan los procesos electorales, cómo se sostienen las democracias, de política internacional inclusive. Desconocer que el periodismo cumple un rol es imposible, es absurdo. Se ha hablado un montón y no soy experta en hablar de desconfianza en el periodismo. Pero claramente es un momento de probar que nosotros, los periodistas, aportamos a sociedades más participativas, más seguras. Y no es lo que estaba pasando en el último tiempo. 

Hay muchas cosas que contribuyen a esto: la forma en que se distribuye la pauta, la forma en que funciona el algoritmo y la pauta en las redes sociales. Hay un montón de cosas que condiciona a que quienes concentran el poder lo sigan ejerciendo en aquellos espacios donde también circula información. Entonces la existencia de estos medios nativos digitales independientes es realmente revolucionaria y muy necesaria para poder sostener espacios donde se pueda verificar noticias, donde pueda aparecer información que sea cerca de la fuente. Y sobre todo, después de varios años de trabajar en SembraMedia en armar una comunidad, hay mucho intercambio entre los medios. Siempre estuvo pero se da de una manera mucho más ágil la colaboración entre medios de distintos países. Esto también contribuye a que no estemos embotados con nuestra propia realidad, que tengamos una noción, porque los procesos en América Latina siempre se dan de manera conjunta. Desconocerlo como sociedad nos perjudica.

¿Por qué estudiaste cine?

Estudié primero en la UP (Universidad de Palermo) pero me resultó muy inviable con mi trabajo y me costó un montón. Trabajaba de recepcionista en una agencia de medios, como secretaria. Después trabajé en una ART (Aseguradora de Riesgo de Trabajo) haciendo las liquidaciones. Mucho tiempo de este tipo de laburos mientras estudiaba. Me pasé de la UP a la FUC (Universidad del Cine) también difícil de mantener pero mucho más viable. Tenía una profesora en mi colegio que decía que yo quería contar cosas. En tercer grado me cambiaron de colegio a Villa Devoto, unos años después de lo de la AMIA (el ataque terrorista con coche bomba​ que sufrió la Asociación Mutual Israelita Argentina en 1994) y de que mis viejos se pelearan con el colegio porque no ponían seguridad. 

Un martes me cambiaron de colegio a Devoto, yo vivía en Villa Crespo. Y ese año estuve muda, no pude socializar con nadie. El primer informe es que quería contar cosas. Tengo esa sensación. Siempre supe que era por ahí. El periodismo es mi vocación total, aunque la verdad es que lo ejercí poco porque siempre estuve del lado de la producción. Creo que mi verdadera pasión es armar equipos, el management, eso.

¿Cuántos años tenías cuando ocurrió el atentado en la AMIA?

Tenía seis años. Me acuerdo perfectamente. Mi abuela había muerto esa semana, entonces mi papá fue a AMIA el día anterior. Una secuencia del horror. Mi vida ese día cambió completamente. Todo lo hacía dentro de la comunidad judía. Mi mamá era profesora de hebreo. Vivíamos en el absoluto terror. Mi vida fue toda la primaria con evacuaciones, alarmas, todas las anécdotas. Calculo que un poco eso me influenció. Una noticia que me cambió completamente. Como nos pasó a todos: fue una bomba literalmente.

Dijiste que te habías quedado muda un año. La expresión es fuerte. Es el silencio previo a narrar.

Fue traumatizante. Yo entendía todo. Tenía seis cuando fue el atentado y el cambio de colegio fue a los ocho. Estaba recontra consciente de lo que estaba pasando, demasiado consciente para tener ocho años. Estaba muda, no tenía nada para decir. Estaba muy aterrorizada. Después me adapté como nos adaptamos todos. Pero después, cuando hablé, tenía cosas para decir. Me preocupaba no solamente lo que yo tenía para decir, me preocupaba qué es lo que no sabemos. Eso marcó el camino.

Mijal Iastrebner para Jot Down 

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