Sociedad

‘Crítica de la razón puta’: el estigma y el pánico

Detalle de portada de Crítica de la razón puta, de Paula Sánchez Perera. Imagen Editorial La Oveja Roja.
Detalle de portada de ‘Crítica de la razón puta’, de Paula Sánchez Perera. Imagen: Editorial La Oveja Roja.

Las trabajadoras del sexo politizadas van encaminadas hacia la subversión que transforme las condiciones estructurales del estigma. Esto ya nos tendría que dar una pista sobre el tesoro que resguardan para el movimiento feminista. Apoyar la lucha de las trabajadoras del sexo encierra la oportunidad de impugnar la retórica que juzga que aquello que somos —la fuente de nuestra dignidad y la posibilidad de nuestra destrucción— radica en el sexo.

(Paula Sánchez Perera, Crítica de la razón puta)

Por razones cuya exposición me obligaría a extenderme demasiado, a principios de los años setenta mi casa de Barcelona, próxima al «barrio chino», se convirtió en la sede de un proyecto de sindicato (clandestino, obviamente) de trabajadoras del sexo. Por la misma época, también solían reunirse en mi casa las integrantes de un colectivo de feministas radicales, y ambos grupos entraron en contacto, iniciando un diálogo y unas líneas de colaboración que todavía perduran, y uno de cuyos exponentes más activos era hasta poco (se disolvió en 2019) el colectivo Hetaira, con el que tuve ocasión de colaborar, junto con la antropóloga Irene Amador, mientras residía en Madrid, donde estaba su sede. A lo largo de más de cuatro décadas, he pasado muchas horas conversando con trabajadoras del sexo de varios países y he tenido el privilegio de haber sido invitado a algunas de sus reuniones y congresos, lo que me permite hablar con cierto conocimiento de causa. Y por «conocimiento de causa» entiendo haber escuchado en vivo y en directo los argumentos, las reivindicaciones y las discusiones internas de las interesadas, que bajo ningún concepto podemos ignorar. Y en función de esta larga y poco común experiencia, que ante todo me obligó a modificar mi visión —a la vez ingenua y paternalista— de la prostitución, he intentado, a lo largo de muchos años y artículos1 (de los que este es en buena medida un refrito actualizado), señalar algunas falacias comunes y sugerir algunos temas de reflexión, como los siguientes:

Consignas y decisiones

Las/os abolicionistas suelen decir que ninguna mujer nace para ejercer la prostitución, a lo que las trabajadoras del sexo contestan: «Ninguna mujer nace para decirle a otra qué hacer con su cuerpo» (las comillas indican que cito textualmente un lema o consigna, en este caso de Hetaira).

Otros lemas de las trabajadoras sexuales en la misma línea:

«Ni víctimas ni esclavas, nosotras decidimos».

«Mi cuerpo, mis decisiones».

«No me liberes, yo me encargo».

«Nadie vive mejor sin derechos, las trabajadoras del sexo tampoco».

Es difícil no estar de acuerdo con estas consignas; pero las/os abolicionistas suelen argumentar que las trabajadoras sexuales no deciden realmente, y ese es un punto clave del debate, sobre el que, de entrada, cabe plantear un par de preguntas:

¿No es una forma solapada de paternalismo —y por ende de machismo— decir que una mujer adulta y en pleno uso de sus facultades mentales no está en condiciones de decidir?

Por otra parte, ¿quién decide de forma realmente libre? ¿Son vocacionales todas las barrenderas, camareras, limpiadoras, amas de casa…? Hay trabajadoras sexuales abocadas a la prostitución contra su voluntad y explotadas vilmente, y a esas hay que «liberarlas», sí, como a los subsaharianos que trabajan en los campos en régimen de semiesclavitud; pero esas situaciones extremas no son argumentos válidos ni contra el trabajo sexual ni contra la agricultura. He conocido a no pocas trabajadoras del sexo que prefieren su denostado oficio a otros a los que tendrían acceso fácilmente, y he oído a menudo frases como esta: «Prefiero aguantar a un cliente diez minutos que a un jefe ocho horas». Que la mayoría prefiera aguantar a un jefe no significa que se pueda ondear su elección como bandera de dignidad, y mucho menos imponérsela a las demás.

¿Qué es la prostitución?

¿Por qué nos perturban tanto los servicios sexuales tangibles y aceptamos los intangibles con naturalidad? ¿Acaso las presentadoras sexis que se exhiben generosamente en todas las televisiones (luego hablaremos de las divas del pop) no se ganan la vida explotando su potencial erótico, excitando la libido de los telespectadores y fomentando el tópico de la mujer objeto? ¿Y acaso no vendemos o alquilamos todas/os por dinero cosas que habría que intercambiar amistosamente, como decía Marx?

Y aunque adoptemos una definición concreta y restringida de prostitución, ¿cómo tipificarla sin invadir la intimidad? Paradójicamente, solo las formas de prostitución más toleradas (como las que se anuncian en algunos medios) son inequívocas. Si una mujer se me acerca por la calle, me susurra algo al oído y nos vamos juntos, ¿quién puede demostrar que se trata de prostitución y no de amor a primera vista? Aunque la ropa y la actitud de la mujer dejen poco espacio a la duda, no hace falta señalar lo que implica perseguir a las personas por su aspecto o su indumentaria.

Estigmas y mitos

El mito del amor es el mito nuclear de nuestra cultura, y como tal es especialmente resistente a la crítica, incluso al mero análisis objetivo. Y la demonización de la prostitución se debe tanto al puritanismo de la hipócrita moral cristiano-burguesa como al torpe «romanticismo» de nuestra sociedad enajenada: la prostitución se considera execrable porque profana el sagrado tesoro del amor convirtiéndolo en mercancía, por lo que las prostitutas deben ser proscritas como los mercaderes a los que Jesús expulsó del templo. Curiosamente, otras profanaciones del amor, como el matrimonio de conveniencia o el ligue frívolo, no suscitan el mismo rechazo social. ¿Por qué?

Las reinas y las princesas (y no en vano se les otorgan estos títulos) de la música pop exhiben indumentarias, actitudes y contorsiones que hasta no hace mucho solo se podían ver en algunos antros de mala reputación, y hoy las adolescentes, incluso las niñas, las imitan con el beneplácito —cuando no con el estímulo— de nuestra desquiciada sociedad. En el origen de la desmedida fama de Kim Kardashian hay un vídeo porno puro y duro, lo que no parece preocupar a sus millones de seguidores ni haber dañado su imagen. Y la conocida consigna feminista «La pornografía es la teoría y la violación es la práctica» seguiría siendo válida sustituyendo «pornografía» por «reguetón» o «videoclips». ¿Por qué se demoniza a las trabajadoras sexuales a la vez que se diviniza a las estrellas del pop?  

Crítica de la razón puta

En realidad, esto es la reseña de un libro, de la que los párrafos anteriores (y este también) constituyen una apresurada introducción. Una introducción que es a la vez la celebración de un cincuentenario, pues Crítica de la razón puta, de Paula Sánchez Perera (La Oveja Roja, 2022), llega a mis manos medio siglo después de que un grupo de trabajadoras del sexo combativas y generosas me abrieran los ojos a una realidad que el pánico moral me impedía ver con un mínimo de claridad.

Y el pánico moral de nuestra sociedad ante la prostitución es uno de los temas clave abordados con ejemplar —y por desgracia insólito— rigor por Sánchez Perera; el otro, inseparable consecuencia a la vez que factor perpetuador del anterior, es el estigma.

Con encomiable honradez intelectual, la autora reconoce que cuando inició su investigación sobre la prostitución —con vistas a la preparación de una tesis doctoral— partía de una postura abolicionista (que es la mayoritaria y la que comparten la derecha, la seudoizquierda parlamentaria y el feminismo burgués), y que el contacto directo con las trabajadoras sexuales le hizo cambiar rápidamente de opinión e iniciar un proceso personal que acabaría desembocando en el activismo proderechos.

Uniendo al rigor y la exhaustividad de una tesis doctoral la contundencia propositiva de un manifiesto, Sánchez Perera desmonta uno tras otro los argumentos del abolicionismo al uso y pone al descubierto los engranajes de una estigmatización que siempre va unida a la falta de poder, lo que en nuestra mercantilizada sociedad equivale a decir a la pobreza (lo que ayuda a responder a algunos de los porqués antes formulados), para acabar apelando a una sororidad radical que dinamite las jerarquías impuestas por el patriarcado:

Hablo de reconocer a la otra como una igual, con capacidad de agencia y de resistencia; respetar sus decisiones, su manera de vivir y de practicar el feminismo, aunque no fuese la que eligiéramos para nosotras mismas… La propuesta de transformación social más amplia que remueva estructuras patriarcales o el papel de la utopía para la posición proderechos descansa en esta sororidad radical.

Un libro imprescindible por y para un debate ineludible, pues, como señala la autora: «El estigma puta representa una de las luchas más profundas y significativas que tiene pendiente el movimiento feminista» (y por ende la sociedad toda), y «la primera bala que resquebraja el edificio del estigma se dispara cuando practicamos el feminismo junto a las trabajadoras del sexo».


Notas

(1) Carlo Frabetti. «Todos somos putas» (Rebelión, 2004); «Sobre la prostitución» (La Haine, 2009).

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118 Comentarios

  1. Blunsburibarton

    ¿Cuántas prostitutas ejercen de forma voluntaria? ¿Cuántas de ellas que manifiestan ejercer la prostitución de forma voluntaria empezaron su actividad también de forma voluntaria? ¿Cuántas mujeres que ejercen la prostitución provienen de familias de rentas medias y altas? ¿Cuántas mujeres eligieron de forma voluntaria la prostitución de entre otras muchas alternativas que tenían a su alcance para ganarse la vida?
    Usted que tuvo la suerte de conocer a muchas prostitutas y conocer de cerca la realidad de su actividad ¿sabría darnos una respuesta aproximada a estas preguntas?
    Un saludo.

    • Podría dar una respuesta cuantitativa basada en mi experiencia personal y en la de otras personas que han estudiado el asunto. Pero no es una cuestión numérica. La cuestión es que quienes lo hacen de forma voluntaria reclaman unos derechos que se les niegan sistemáticamente -sistémicamente- y no quieren ser estigmatizadas. ¿Cuántas mujeres son limpiadoras, camareras, barrenderas… de forma voluntaria y cuántas proceden de familias acomodadas?

      • Blunsburibarton

        ¿Hay redes mafiosas que obligan a mujeres a ejercer contra su voluntad de camareras, limpiadoras y barrenderas? Argumentos como el que señala en su frase interrogativa al final y algunos otros que nos presenta en los enlaces que figuran al final del texto son los que me indican que no puedo tratar con usted de esta materia.

        • Evidentemente que no puede usted tratar esta materia con el autor del artículo, ha quedado manifiestamente claro con la enumeración de lugares comunes presentados como preguntas en su primer comentario.

        • Así es, la trata de personas con fines de explotación sexual es de un 36%, mientras que el resto comprende otros tipos trabajos forzados, tanto de hombres como de mujeres.

          • Blunsburibarton

            No sé de dónde extrae ese dato. Tampoco entiendo con precisión qué realidad quiere exponer con él. Quizá me está diciendo que de todo el universo de seres humanos en condiciones de explotación, un 36 por 100 de ellos lo están en el ámbito de los servicios sexuales. Si es así, ese dato no aporta mucho. Primero porque mezcla hombres y mujeres cuando en el ámbito de los servicios sexuales mi impresión es la de que la mayoría de las víctimas de explotación son mujeres. Segundo, porque nada dice de la relación entre las mujeres que han ejercido en condiciones de libertad respecto de las otras que ejercen o han ejercido mediando intimidación grave, violencia o coacción. Es obvio que el universo de personas que trabajan coaccionadas en tareas del campo o de la construcción o qué se yo, puede ser muy numeroso porque este sector emplea a muchísima gente pero su importancia relativa, dentro de ese sector, puede ser muy inferior al sector de servicios sexuales.

        • Hay mafias que trafican con mano de obra semiesclava en los campos, en la construcción y, sí, en la limpieza. Por supuesto que hay qua perseguir a las mafias, pero no a las trabajadoras sexuales. Y no tienes por qué tratar conmigo de esta materia: trata con las afectadas, si de verdad te preocupa.

          • Blunsburibarton

            Como señalo en un comentario más abajo, le pido que estime qué porcentaje de personas en el territorio español ejercen o han ejercido la actividad de la agricultura, servicios de limpieza o construcción mediando violencia, coacción o intimidación grave respecto al total de las personas que trabajan en ese sector. Y haga lo mismo en relación con el sector de los servicios sexuales.
            Disculpe la pregunta, ya me ha dejado claro que para usted los aspectos cuantitativos de esta cuestión no son relevantes.

            • Frabetti

              ¿Cuál es el porcentaje de trabajadores agrícolas explotados que justificaría la abolición de la agricultura? Porque hay zonas, como el Maresme, en que puede que en algún momento se haya alcanzado.

              • Blunsburibarton

                El comparar la prostitución con otras actividades económicas lo ha hecho usted. Para mí es un error de partida. En la comparativa camarera vs prostituta intenté, mal que bien, explicar por qué motivo es un error. Como también es un error el introducir referencias al capitalismo en este debate. Usted mismo sabe que la expresión «abolir la agricultura» tiene muy poco sentido cuando hay que alimentar a miles de millones de seres humanos. Yo, por mi parte, no he hablado de abolir la prostitución. Sin embargo, cuando Javier le ha indicado con cifras hasta dónde llega la explotación de las prostitutas en Colombia ni siquiera se ha tomado la molestia de rebatir esas cifras o de consultar sus fuentes. Usted no precisa qué grado de explotación existía en el Maresme. ¿Era un porcentaje del 90 por 100? ¿Es extrapolable ese porcentaje al resto de la actividad agrícola que tiene lugar en España como sucede en Colombia con la prostitución? Es que…

                • La agricultura, tal como hoy se practica, inseparable de la ganadería, hay que abolirla, por supuesto: es la principal responsable e la deforestación, las pandemias y el surgimiento de las superbacterias, la próxima gran amenaza. Insisto, consulta fuentes fiables y bien documentadas. Pero, en cualquier caso, aunque la mayoría de las trabajadoras sexuales vinieran de situaciones de maltrato o abusos (y no es así, o no más que el resto de las mujeres, puesto que la mayoría han sufrido algún tipo de maltrato o abuso), eso no afectaría en absoluto a su derecho a decidir y a que se atendieran
                  sus reivindicaciones. Dices que no has hablado de abolir la prostitución, lo cual me parece muy bien (sin ironía); pero entonces no entiendo cuál es tu propuesta.

  2. Entre el 96 y el 99 por ciento de las mujeres prostituidas son mujeres pobres, vulnerables y migrantes. La prostitución es una institución que forma parte de raíz de la opresión y también tiene un origen religioso, y tiene componentes de sexo y de clase, se van categorizando a las mujeres, hay unas que tienen más valor que otras, y las prostitutas son consideradas lo más bajo del eslabón. Un libro que da muchas luces respecto a ese tema es _ La creación del patriarcado de Gerda Lerner.
    La prostitución vulnera todos los derechos de las mujeres prostituidas, su efecto es sostener el rol de la mujer en la sociedad. Una función subordinada a los hombres, una función sexual y reproductiva.

    La prostitución y trata son dos fenómenos que no se pueden desligar para funcionar. En Colombia el código penal castiga al tratante y al proxeneta, pero son muy pocas las condenas. No se penaliza a los dueños de los burdeles, por ejemplo en 2019 hubo 249 denuncias de trata de personas, 139 casos archivados, precluidos, se extinguió la acción penal. Solo 9 condenas, 8 preacuerdos y una aceptación de cargos, muchas veces no se puede probar.
    54 por ciento de mujeres prostituidas en bogotá vienen de otras partes del país. En España las segundas personas que más trafican son las colombianas. En la abolición de la prostitución toca crear unas condiciones de vida digna para estas mujeres con todos sus derechos reestablecidos.
    Ahora la autodeterminación, la autodeterminación no es algo etéreo, uno evalua la autodeterminación cuando tiene el contexto para decidir, el 90 por ciento de las mujeres prostituidas fueron explotadas siendo menores de edad… entonces a los 17 eres una víctima, y cumples 18 y eres una trabajadora y es tu libre decisión.
    El 90 por ciento de las mujeres prostituidas fueron violadas antes de comenzar a ser prostituidas. No hay forma de transar con la dignidad humana, yo no puedo esclavizarme a mí mismo, el discurso abolicionista es el de la dignidad humana, no de moral.
    La trata de personas tiene que apoyarse en la prostitución, porque la demanda es tan alta, que no es suficiente con las mujeres prostituidas, es una cadena que se nutre mutuamente. Hay prostitutas que pagan seguridad, cosa que demuestra que no son independientes.
    Unas preguntas que planteo
    ¿ si la prostitución fuera un trabajo ¿el vih y los desgarros serían considerados accidentes laborales y los pagarían el sistema de salud?
    ¿ cuál sería la causa de despido?
    ¿cual sería la forma de seleccionar el personal?
    Tocaría despenalizar ciertos tipos penales
    ¿ Al ser población en alto riesgo, la pensión sería a los 30 años?…. sis e considera una profesión ellas son la profesión más asesinada del mundo…Me parece que es un absurdo considerarlo un trabajo, es un absoluto blanqueo de los tratantes y los clientes.
    Alemania regulo la prostitución en 2002 un estudio realizado en 2017 demostró que se disparo el número de burdeles, y el 95 por ciento son migrantes, de las 400.000 mil mujeres prostituidas en Alemania solo se comprobó que 44 eran independientes.
    Hagamos un juego de la imaginación, hay una mujer que dice que quiere prostituirse porque quiere y además tiene las condiciones de vida para hacerlo. Incluso en esa circunstancia, no por una persona o un porcentaje tan pequeño, podemos justificar una regulación para que el otro 99 por ciento sea explotada. es un tema de derechos humanos que están constantemente vulnerados.
    Dejo mi aporte a este tema, que sé tiene un grado complejidad muy alto, y aporto para enriquecer (eso espero) la discusión, mi completa admiración por muchos otros de tus textos Carlo. att: Javier desde el caribe colombiano.

    • Cada cual debería poder hacer con su cuerpo lo que le diera la gana.
      En el sistema capitalista todo es una mercancía y cada trabajador se prostituye, pues aliena como mínimo su tiempo en ocupaciones que no poseen otra finalidad que la retribución.
      Si a un profesor no se le pagara, ¿cuánto tiempo seguiría en su puesto? Seguro que no es la explotación lo que rige su conducta.
      A mi entender privar a las prostitutas del derecho a cotizar y sindicarse es entrometerse, como hace esta dama que va de blanco cargada de principios morales:
      https://www.youtube.com/shorts/uBds01x3xRo

      • Frabetti

        Afortunadamente, no todas las monjas son así: en otro comentario hablo de las oblatas, que llevan a cabo una labor admirable y acorde con los verdaderos principios cristianos.

      • Blunsburibarton

        La mención al capitalismo me parece inadecuada. Le hago unas preguntas para conocer su opinión ¿Considera que la prostitución es un fenómeno del capitalismo? ¿Existe para usted algún sistema económico en el que no se dé la prostitución?
        Hablando concretamente del comunismo. ¿Considera que en los países comunistas no existe o no ha existido prostitución?
        Y en un ámbito más general. ¿Considera usted que en un sistema comunista no cabe la posibilidad de que un hombre explote a otro hombre?

        • ¿Por qué inadecuada? El sistema económico imperante es el capitalismo. Se puede hablar en términos de «utopía», «mundo posibles», etc., pero eso será adentrarse en lo imaginaria. Convendrá hablar de lo que existe y conocemos. Frabetti cita a Barcelona no a Tianjin.
          ¿Qué entiendes por «explotación»?
          Repito: las prostitutas deben tener el derecho a sindicarse y cotizar.

          • Blunsburibarton

            Esta afirmación que usted ha vertido: «En el sistema capitalista todo es una mercancía y cada trabajador se prostituye, pues aliena como mínimo su tiempo en ocupaciones que no poseen otra finalidad que la retribución.» es la que me ha llevado a dirigirle las preguntas que le remití anteriormente. He considerado esta afirmación inadecuada porque relaciona la prestación laboral en el ámbito capitalista con el verbo prostituir que en su segunda acepción significa deshonrar o degradar algo o a alguien abusando con bajeza de ellos para obtener un beneficio. Así que si el trabajador en el mundo capitalista debe de degradarse con bajeza para obtener un salario pues quizá deberíamos de perseguir otros sistemas económicos en que no se dé semejante situación. Y de ahí mis preguntas. Por otra parte, el hecho de que el trabajador tenga que prostituirse por un salario no es más que una forma de explotación. Y explotación, respondiendo a su pregunta, sería el abuso cometido sobre una persona en provecho de un tercero.

            • Creo que no. La «explotación» es el abuso cometido sobre una persona por otra «en el trabajo». Es ahí en donde se da la explotación. Ya me contarás qué jefe que hayas conocido no era un jefe tóxico. Yo los he conocido de todos los colores. Gracias a ello la única «ilusión» de los trabajadores de 50 años, aparte de no ser despedidos (pues saben que nadie les volverá a contratar) es poder jubilarse, lo que indica qué gratificante es el trabajo en nuestra sociedad y cuánta promoción hay. Siendo este el plan general, el trabajo de las prostitutas sólo es uno más dentro de una sociedad alienada. 3941 muertes se declararon como suicidios en España en 2020 y eso que siempre que se puede, se categorizan por defecto las muertes como accidentales salvo que haya una nota despidiéndose de alguien. Por otro lado, España es el país que más ansiolíticos consume de Europa. Aquí más de 2,5 millones de personas consumen ansiolíticos diariamente. Qué felices somos. Sigo sin comprender por qué mi mención al capitalismo te ha parecido inadecuada, porque si estás en activo, es casi seguro que estarás vendiendo tu tiempo por plata. Y si estás jubilado, vendiste tu vida sólo para poder seguir vivo. En el sistema capitalista cada trabajador se prostituye. Si existe tanto rechazo a reconocer que las prostitutas tienen los mismos derechos que cualquier otro trabajador a sindicarse y cotizar para tener el día de mañana derecho a una jubilación no es porque lo suyo no sea un trabajo, que lo es, sino porque eso significa que no podemos evitar ya tomar conciencia de cuál es la condición laboral mayoritaria, algo que rechazamos tomando ansiolíticos, inventando un futuro mejor, imaginando que todo está bien porque nos sacrificamos por la estabilidad de nuestra familia, evitamos pensar en los motivos racionales de quienes se suicidaron, etc.
              Decía Leibniz que cada mónada refleja a su manera la totalidad y que la claridad del reflejo depende de su posición en el conjunto. La mejora de esa claridad no se asume sin sufrimiento. Significa darse cuenta de que tu posición no era la que creías que era, sino que se encuentra en donde jamás pensaste que estuvieras. Ayer te acostaste marchando al lado de los reyes y hoy te despiertas sabiendo que caminas detrás de los publicanos y las rameras. No es fácil ni bonito abandonar la reificación.

      • Que extraña vídeo ,,, supongo que será un montaje,,,salud

    • Gracias, Javier. El problema es enormemente complejo, y por eso recomiendo el libro de Paula Sánchez Perera, que lo aborda en toda su complejidad y recoge los testimonios de numerosas trabajadoras sexuales. La cosa no es tan sencilla como abolición o regulación, pues hay formas de regulación que, como apuntas, solo benefician a los explotadores. Por eso el único camino es escuchar a las interesadas en cada momento y circunstancia, atender a sus reivindicaciones y defender sus derechos, empezando por el derecho a no ser estigmatizadas.

    • Blunsburibarton

      Javier, los datos cuantitativos que usted expone son horripilantes. Especialmente los referidos al porcentaje de prostitutas que han sido previamente violadas y que ejercieron siendo menores de edad. Me pregunto de dónde provienen esos datos.
      Cualquier debate serio sobre esta cuestión no puede obviar el esfuerzo por manejar la mayor cantidad de información objetiva posible.
      Un saludo.

      • Los datos son horripilantes, pero no afectan solo a las mujeres que acaban en la prostitución, sino a toda la población femenina, como he podido comprobar en mis viajes a Colombia y otros países de Latinoamérica. Lo cual no afecta al derecho de esas mujeres a decidir y no ser estigmatizadas.

      • Blunsburibarton, los datos vienen especificamente de 3 fuentes, Una es una abogada penalista y Juez e investigadora acádemica que se llama Helena Hernandez y ha dedicado parte de su carrera a investigar este tema, la segunda es una corporación que se llama Anne Frank que recoge a mujeres que fueron prostituidas y también hacen investigación respecto al tema, la tercera es medicina legal, que es la entidad que se encarga de recoger los datos relacionados con crímenes en Colombia, de esas 3 fuentes he conocido otras investigaciones, cómo la que realizo el estado Alemán respecto a lo que pasa allá.
        Al igual que tú coincido que hay una falsa equivalencia en comparar a las camareras con las mujeres prostituidas, a una camarera no se le va a caer el recto, no va a sufrir desgarro, ni las infecciones y afecciones propias de la prostitución.
        Y de nuevo dos cosas que mencione en mi primer comentario, la autodeterminación, o la decisión individual esta determinada de acuerdo a tu contexto,Muchas de estas mujeres sufrieron otras violencias y eso crea unas condiciones previas y un ser humano no se puede desconectar de las emociones de su cuerpo, si has aguantado hambre, si sufriste desplazamiento forzado, violencia, ¿cual es tu poder de decisión? no se puede decir que las personas eligen sin mirar su contexto…Claudia Quintero la directora de la fundación Anne Frank habla de las pistolas simbólicas, que eso es decidir con una pistola en la cabeza.
        Y para terminar, en Colombia las mujeres prostituidas son más las que dicen que no quieren trabajar en esto que las que sí, vuelvo y repito Mis deseos personales no pueden ser derechos, tenemos que pensar que queremos, si derechos humanos o derechos laborales… y por ultimo de nuevo repito La trata es un vehículo, la prostitución es el fin, la trata es la captación de una persona, la trata esta reglamentada en el protocolo de Palermo que dice que el consentimiento de la víctima no es relevante, es un delito, nadie puede permitir su propia esclvitud.

        • Totalmente de acuerdo por lo que respecta a las situaciones de sometimiento o esclavitud encubierta, que por desgracia constituyen una terrible realidad; pero no hay que confundir esas situaciones intolerables con las de las mujeres que dicen «Ni víctimas ni esclavas, nosotras decidimos» y «No me liberes, yo me encargo». ¿Quiénes somos los demás para decidir por ellas? Puestos a «liberar», habría que empezar por las monjas de clausura, las esposas infelices, las amas de casa…

          • Carlo sigo pensando que ciertas equivalencias que usas que aparentemente son lógicas, tiene algún rasgo en común, pero las consecuencias para las mujeres en condición de prostitución en la mayoría de casos serán peores que para las monjas, y las esposas infelices… concuerdo contigo que si hay mujeres que quieren ejercer la prostitución en total libertad puedan hacerlo, pero no es un dato menor, que no se puede legislar bajo el deseo de unos pocos, cuando hay consecuencias para otras en que su dignidad está siendo vulnerada, incluso creo que no podremos vivir en una sociedad en igualdad de condiciones si hay prostitución, sí las mujeres o algunas de ellas están para ser prostituidas…la prostitución está reafirmando que hay un sistema patriarcal que está oprimiendo a la población de mujeres vulnerables, y por eso es tan fácil comercializar la violencia y el cuerpo de la mujer en otros escenarios, como bien mencionas en tu artículo. esto no es una rueda suelta. Un placer esta conversación contigo y otros particpantes.

            • Frabetti

              Gracias, Javier, por tus concienzudos comentarios. Creo que, en el fondo, estamos más de acuerdo de lo que puede parecer a primera vista. Ya he dicho en algún momento que la alternativa a la abolición no es cualquier tipo de regulación, sino el diálogo respetuoso con las trabajadoras sexuales para atender sus reivindicaciones sin crear trampas legales que beneficien a los explotadores. Me parece muy oportuna tu metáfora final: esto no es una rueda suelta, hay que arreglar todo el vehículo social.

        • Blunsburibarton

          Gracias por su respuesta. Echo de menos un enlace que me permita ampliar el contenido de la misma aunque es posible que no dependa de usted.

  3. Blunsburibarton

    Apunto diversos aspectos que me llaman la atención de lo que acabo de leer, traicionando quizá mi intención inicial.
    Camareras (o personal de limpieza) vs prostitutas
    Camareras:
    Las camareras pueden trabajar por cuenta propia (las menos) o por cuenta ajena.
    Ejercen un labor de carácter público a la vista de todos.
    El cliente es diversa tipología.
    Su trabajo está regulado.
    Prostitutas:
    No me resulta concebible la prostitución por cuenta ajena. ¿Puede un dueño de negocio obligar a otra persona a mantener relaciones sexuales con quien quiera y cuantas veces quiera?
    Ejerce un trabajo privado e íntimo. Sin videovigilancia ni tutelas de terceros en cuanto al desarrollo de la práctica.
    El cliente es de una tipología muy uniforme. En la prostitución femenina es un varón de una determinada condición. La situación en la que se encuentra la prostituta, sola, ante un hombre es precaria y susceptible de caer en violencia.
    El trabajo no está regulado o no de la misma forma que el de una camarera. En una relación de prostitución ambas partes pueden convenir tiempo y prestaciones muy distintas para ejercer la prostitución. En ese ámbito los riesgos de que el cliente no esté satisfecho son elevados y, por tanto, se modifiquen las condiciones de la prestación.
    El colmo de la comparación es el de tratar de equiparar a las camareras que están en situación precaria con las prostitutas. Yo creo, sin números fehacientes que me avalen, que la inmensa mayoría de las camareras de mi ciudad no se han visto coaccionadas o intimidadas o violentadas de la misma forma que lo están o lo han estado un número muy importante de las prostitutas que ejercen en mi ciudad.
    Dentro de las preguntas iniciales que Mesoj ha calificado como lugares comunes hay una de ellas que me parece muy pertinente. En mi opinión, muchas prostitutas que dicen ejercer con libertad no han iniciado su prestación con ese grado de libertad del que ahora disfrutan. Se les mete con violencia, intimidación o coacciones en el negocio y luego ya no salen de él. Algunas acabarán por interiorizar y aceptar su condición de prostitutas. Como decía Jardiel Poncela, los primeros días en el infierno son horribles. ¿Cuántas de las que ejercen caen en esta situación? No lo sé. Frabetti que podía darnos algunas pistas no lo dice.
    Para Frabetti los factores cuantitativos no son relevantes. Lo relevante es que hay personas que quieren libremente ejercer la prostitución pero no pueden gozar de derechos equiparables a otras actividades por el estigma de la prohibición. Para mí, y para mucha gente, sí que es relevante el factor cuantitativo. Creo que hay mucha gente que está conforme con prohibir la prostitución si un número muy importante de personas que la ejercen, quizá la mitad de las prostitutas, lo hacen o lo han hecho mediando violencia, intimidación grave o coacción, aunque ello ponga en dificultades a las personas que sí quieren ejercer la prostitución de forma libre.
    No sigo. Entiendo que el tema es complejo pero hay argumentos que no son admisibles.

    • Frabetti

      Claro que es importante lo cuantitativo, y por eso mismo hay que manejar los datos numéricos con rigor y contrastando las fuentes. Puesto que pareces sinceramente preocupado por el tema, te recomiendo encarecidamente que leas el libro de PSP, basado en una tesis doctoral sólidamente documentada y en un concienzudo trabajo de campo.

    • Camareras: «Su trabajo está regulado.»
      Tu no has trabajado en la hostelería, ¿verdad? Es evidente.
      Por otro lado, la poca regulación que hay se debe a que «se» legitima la misma. Si un tropel de ministros deciden que trabajar de camarero es horrible (que lo es) y que atenta contra la dignidad humana y que debe proscribirse su «ocupación» del ámbito laboral, dejaría de estar «regulado».
      Esa es la p. hipocresía.
      En teoría, cuando trabajas para un hostelero echas 8 horas de jornada. En la práctica son unas 10 y a veces 12 ó 14. En teoría tienes derecho a un mes libre. Con suerte, unos días. Probablemente ni eso. Basta con tener un ejército en el paro de sustitutos. Si no son nacionales, se les «contrata» en Marruecos:
      https://www.diariodecadiz.es/chiclana/hosteleros-Cadiz-contratacion-camareros-Marruecos_0_1774623591.html
      https://cadenaser.com/andalucia/2023/03/14/horeca-propone-traer-estudiantes-de-hosteleria-marroquies-para-suplir-la-falta-de-trabajadores-en-cadiz-radio-cadiz/
      Entre los argumentos inadmisibles, los tuyos. Revelan a alguien cuyo saber depende de libros o trabaja en la administración o está jubilado. Si en serio crees que en hostelería se trabajan escrupulosamente las 40 horas legales convenidas, te invito a que compres un billete desde Narnia y aterrices en la realidad. Obviamente no va a reconocerlo la patronal, porque reconocería que se están pasando su propio convenio legal por los c.
      Lo que hay que leer.

      • Blunsburibarton

        Cuando me refiero a trabajo regulado, no me refería en ningún momento a la regulación legal puesto que la prostitución en España no tiene amparo normativo, sino a las tareas concretas que son características de cada una de las prestaciones. Por supuesto que sé que muchos negocios de hostelería tienen horarios extenuantes, pero ¿es este problema exclusivo de la hostelería? ¿No habrá prostitutas sometidas también a horarios inhumanos?
        Yo, por supuesto, no voy a hacer juicios acerca de usted y del mundo en que vive.

        • Es que ya has hecho tañes juicios. Has hablado de camareras. Una camarera que trabaje por cuenta propia será una hostelera, no una camarera. Aunque trabaje en régimen de cooperativa eso será otra cosa. Para empezar comerá lo que cace. Por no hablar de que no tiene que soportar el acoso del patrón ni de los clientes, que de eso bastante hay.
          A ti te puede repeler el oficio de prostituta. A mí me repelen los que depilan ingles ajenas. O los tatuadores, por ejemplo. Pero lo que no negaré es que hay demanda del servicio que ofrecen y, por lo tanto, que tienen derecho a sindicarse y cotizar, cosa que hoy en día se niega a las prostitutas, lo que constituye una hipócrita doble marginación.

  4. francisco clavero farré

    El tema es delicado. La teoría es clara: una mujer o un hombre usan libremente su cuerpo para ganar dinero; en la práctica suelen interferir chulos de distinto nivel. Recuerda un poco a las drogas: libertad, mafias y proteccionismo ajeno. En fin, yo soy partidario de la legalidad de prostitución y drogas.
    Un aparte: hace poco estuve en Nápoles y compré un libro de historia de la ciudad. Resulta que en el siglo xvii, virreinato español, una monja predicó y practicó una rara doctrina. Según esta Sor las obras de caridad habituales no estaban perfectas: mucha gente pasaba una vida mísera sin un cuerpo que amar y abrazar. Obligación caritativa de los buenos cristianos y cristianas era ofrecer sus cuerpos a esos desdichados y desdichadas. Cuando intervino la Inquisición la propia familia del virrey practicaba esta nueva caridad con abnegación. El asunto hubo de ser sofocado discretamente; la monja, cuyo nombre no recuerdo, acabó sus días en clausura.
    En verdad muchos hombres y no pocas mujeres sólo gracias a putas y putos conocen el calor y el abrazo de un cuerpo.

    • Frabetti

      Otro aparte en la misma línea: en uno de los congresos de trabajadoras sexuales a los que asistí, durante un descanso me puse a charlar con una mujer muy combativa y elocuente, y cuando le pregunté a qué se dedicaba me dijo que era monja; así descubrí a las oblatas, que se dedican de forma especial a atender y apoyar a las trabajadoras del sexo, facilitándoles otras opciones pero sin pretender «redimirlas».

  5. Hasta hace cuatro días (y hoy en día en partes el mundo menos afortunadas que la nuestra) incluso el matrimonio era otra forma de prostitución, incluyendo la figura del proxeneta.
    Y tengo la sensación de que querer prohibir la prostitución radicalmente es entre naif e hipócrita.

    • Abolir no es lo mismo que prohibir, y podrías revisar los casos de Suecia, Noruega, Islandia, Irlanda del Norte, Cánada y Francia… en Francia por ejemplo parte de la ley abolicionista se hizo porque disminuía el gasto en asistencia médica a las mujeres prostituidas, cómo muchas cosas también hay razones prácticas.

    • Disculpa, K, se me había escapado tu comentario, breve pero contundente, en este océano de texto. Sí, hay una «ingenuidad hipócrita», valga el oxímoron, en el abolicionismo. Creo que tu fórmula define muy bien la moral(ina) al uso.

  6. Durante seis años viví en un edificio pequeño de seis apartamentos y todos estaban ocupados por prostitutas menos el que alquilé yo. No sabía donde me metía. Las llegué a conocer porque esto es una ciudad pequeña y los vecinos se tratan. Antes tenía opiniones pero ni idea del asunto realmente. Ahora tengo algo más de idea pero no me atrevo a opinar. Lo único que tenía claro antes de conocerlas y ahora es que vivían en un gueto.

    • Inevitablemente, estigma y gueto van unidos. Y has apuntado algo muy importante: es un tema sobre el que se suele opinar sin tener una idea clara, en función de unos prejuicios profundamente arraigados, y cuanto más lo conocemos, más nos damos cuenta de su complejidad y de lo difícil que es abordarlo de forma objetiva y respetuosa.

  7. Blunsburibarton

    Frabetti, le contesto aquí a su última réplica para evitar la estrechez de la columna a la hora de la lectura y la escritura.
    Le confieso que desde ayer su contestación me tiene descolocado. Su exposición sobre los métodos actuales de practicar la agricultura es ociosa. No sé si lo hace a propósito para desviar el debate. Le recuerdo que hemos llegado a la agricultura porque usted traza un paralelismo entre la prostitución y otras actividades económicas que yo creo que no es apropiado.
    A continuación, resumo el que es para mí su enunciado estrella, que expone casi obiter dictum en el marco de una oración condicional con el propósito de defender su postulado principal relativo a la libertad de ejercicio de la prostituta. Dicho enunciado se divide en dos proposiciones:
    1. La mayoría de las trabajadoras sexuales no provienen de situaciones de abusos o maltrato.
    2. De haber sufrido maltrato estas trabajadoras, este no es más que el que han sufrido el resto de las mujeres, «puesto que la mayoría (de las mujeres) han sufrido algún tipo de maltrato o abuso» (sic). Por supuesto, que el resto de las mujeres no son solo las camareras, prostitutas o limpiadoras, que usted había aludido en mi primera réplica, también están las ingenieras, médicas, juezas y profesoras de enseñanza.
    Las dos oraciones anteriores pueden ser contradictorias.
    Tenemos por un lado al conjunto de las mujeres. La mayoría de ellas han sufrido algún tipo de abuso o maltrato. Dice usted.
    Dentro del conjunto de mujeres tenemos el subgrupo de las trabajadoras sexuales. La mayoría de ellas no han sufrido maltrato o abuso que les lleve a ejercer la prostitución.
    Es posible considerar cierta incongruencia en los enunciados anteriores porque ello nos podría llevar a sostener que las trabajadoras sexuales sufren igual o quizá menos (¡¡¡) abusos que el resto de las mujeres a pesar de que ellas realizan una prestación altamente riesgosa para su integridad personal. Por otra parte es posible que usted se haya equivocado y que simplemente quisiera indicar que la actividad de la prostitución no empeora la posibilidad de que sufran abusos o maltratos respecto de otras mujeres.
    Esta afirmación, que no remite a ningún tipo de fuente y que por otra parte podría haber expuesto en el principio de este intercambio de opiniones, me parece que no se ajusta a la realidad. En primer lugar, porque no define propiamente lo que es el abuso o maltrato. Y el abuso que se perpetra a una prostituta está relacionado con la introducción en su cuerpo contra su voluntad de elementos (un pene, una mano, un objeto…) no deseados por ella. Distinto es ese abuso del que puede sufrir una mujer en otras esferas de la vida (en su familia, en el trabajo…) y que implique, por ejemplo, un trato vejatorio pero que no viola su integridad física y que, por otra parte, también pueden padecer las prostitutas (y muchos otros grupos humanos). Así las cosas, para mí es evidente que una prostituta está sometida a un riesgo adicional que afecta a su integridad física mucho más elevado que el resto de las mujeres. Circunstancia esta que aparece refrendada por los datos que nos ha ofrecido Javier anteriormente respecto de Colombia.
    Por lo cual, sostengo que es altamente improbable que su afirmación estrella, esa que he dividido en dos proposiciones, matizada por el tipo de abuso que yo he destacado, se ajuste a la realidad. En cualquier caso, para mí es muy importante encontrar algún tipo de evidencia empírica que confirme o desmienta esta impresión. De ahí las preguntas que planteé al principio de todo.
    ¿Por qué es importante para mí conocer toda esa casuística relacionada con el perfil de las trabajadoras del sexo? Porque este asunto, el de la prostitución, puede abordarse desde varias perspectivas (la libertaria, la de la salud pública, la meramente económica que se ocupa de resolver un problema de demanda…), pero para mí, la principal es la protección de las personas (las mujeres en este caso) que sufren abusos y la realización de cualesquiera actuaciones dirigidas a su protección.
    Si la prohibición total del modelo sueco protege mejor a las víctimas que el modelo alemán que la regula abiertamente es algo que desconozco. Supongo que ambos modelos, y otros situados en el medio de estos extremos, generarán distintos tipos de ventajas e inconvenientes.
    En cualquier caso, mi intercambio de pareceres con usted, que conoce el problema mucho mejor que yo, no me parece que haya sido clarificador: contradictorio a la hora de dar importancia a los datos, confuso a la hora de comparar la prostitución con otras actividades y renuente a la hora de aportar información cuantitativa que clarifique los hechos.
    A estas alturas de la película ya no sé si este texto es un mero ejercicio de escritura o un contenido que le pueda ser útil a alguien. En cualquier caso, agradezco su disponibilidad para el intercambio de opiniones.

    • Frabetti

      O yo me expreso muy mal, o has malinterpretado mis «argumentos estrella». Mi único argumento estrella, que no es mío, es que el abolicionismo no tiene en cuenta las reivindicaciones de las trabajadoras sexuales, por lo que ellas son las primeras en rechazarlo, y quienes conocemos de cerca el problema también. Dicho de otro modo: este artículo, al igual que el libro al que remite, es una refutación del abolicionismo, no una apología de la prostitución. Por eso te pregunto cuál es tu propuesta. Porque si no defiendes el abolicionismo y lo único que quieres decir es que la prostitución es deplorable y ojalá desapareciera, estamos de acuerdo. Te aseguro que yo quisiera vivir en un mundo sin prostitución. Y sin tabaquismo, sin alcoholismo, sin religión… Pero si tú quisieras fumar, beber o ir a misa y alguien intentara impedírtelo, defendería tu derecho a hacerlo. Gracias por tu insistencia, muestra de una loable preocupación por un problema que merece la máxima atención.

      • Blunsburibarton

        He hablado de afirmación estrella o enunciado estrella. No de argumento estrella, como usted dice. Lo he denominado así porque esa afirmación tiene carácter fáctico pero no es un argumento o un razonamiento. Para tomar decisiones tenemos que basarnos en hechos, en evidencias fácticas. Todo el tiempo he estado tratando de identificar la realidad fáctica de la prostitución. Si para mi asombro usted dice, lo que yo he llamado afirmación estrella, que las trabajadoras sexuales no han sufrido más abuso que el resto de las mujeres, y sobre ese supuesto fáctico pretende proponer una regulación de esa actividad, yo lo que digo es que su proposición no está basada correctamente en la realidad.
        Usted es un prescriptor. Su opinión tiene valor. Su esfuerzo por difundir y analizar diversas temáticas a través de artículos, libros y trabajos es loable. Yo soy un ser anónimo. Mi opinión no tiene valor. Solo tiene cierto valor si soy capaz de fundarla en presupuestos fácticos reales. Y a partir de esos presupuestos proponer una regulación de ese fenómeno social que combine adecuadamente todos los intereses en juego.
        Lo crea o no, no he tenido nunca contacto con las trabajadoras del sexo. Para formar una opinión válida necesito un conocimiento mínimo de esa realidad. He intercambiado opiniones con usted, conocedor de esa realidad mucho mejor que yo, y no he encontrado más claridad que la que tenía antes.
        No pierda más su tiempo conmigo. Le agradezco su espíritu dialogante.

        • No es perder el tiempo, sino todo lo contrario. Creo que por fin veo claro el equívoco: «que las trabajadoras sexuales no han sufrido más abuso que el resto de las mujeres, y sobre ese supuesto fáctico pretende proponer una regulación de esa actividad». Ni yo propongo una regulación al uso (lo que intento es refutar el abolicionismo e invitar a que se escuchen las demandas de las trabajadoras sexuales), ni ese supuesto fáctico, aunque importante en sí mismo, es relevante para este debate: aunque la falacia del 80% fuera cierta (y te sugiero que veas el vídeo colgado por Chusman), ¿tendrían menos derecho a decidir y a ser atendidas las trabajadoras sexuales por haber sido víctimas de abusos? En cualquier caso, celebro que, aunque no estemos de acuerdo, este diálogo te haya aportado algo de claridad. A mí me ayuda a comprender mejor otras posturas y a darme cuenta de que algunas de mis afirmaciones pueden ser equívocas. Todos aprendemos algo, y de eso se trata. Por cierto, en este foro solemos tutearnos.

          • Blunsburibarton

            Por favor, lea bien. No es la primera vez que lee mal mis palabras. Le he dicho que NO he encontrado claridad en este diálogo. Utilizo el tratamiento de usted para reflejar respeto, pero sobre todo distancia. A mí no me molesta que me trate de tú.
            El vídeo de Chusman, poco serio en el formato, es un metaanálisis bastante pobre, en mi opinión, que mezcla declaraciones de políticos y periodistas con diversos estudios, algunos de ellos probablemente sesgados, de distinto alcance. No analiza la metodología de dichos estudios y pienso que extrapola datos obtenidos con distintas metodologías para simplemente exponer una refutación pero no para cuantificar el problema de las mujeres que se dedican a la prostitución en contra de su voluntad. Si el mejor análisis de carácter cuantitativo sobre esta materia que me puede sugerir es el vídeo de Mundo Puti, estamos aviados.

            • Tienes razón, me había saltado el NO; lástima. El de Mundo Puti no es el mejor análisis, aunque sus datos son contrastables. El mejor análisis actualizado que conozco es precisamente el libro al que, por esa razón, he dedicado este artículo. Vuelvo a recomendarte que lo leas, ya que pareces tener un interés genuino por el problema, lo cual, cuando la mayoría de la gente mira hacia otro lado, es encomiable.

        • No puedo por menos de entrar en el diálogo. Perdón a ambos.
          Lo que llama mi atención es tener una conciencia reificada por reparos morales. Si reconoces que un colectivo está marginado, ¿por qué lo marginas aún más privándole de los derechos reconocidos al resto de los trabajadores? La situación laboral es de abuso. No habrás conocido a prostitutas, pero sí a camarer@s. Fíjate cuál es la mentalidad de l@s hosteler@s:
          https://www.elplural.com/comunicacion/radio-y-tv/dueno-restaurante-madrileno-defiende-jornada-laboral-16-horas-diarias_308354102
          Imagina que el trabajo de camarer@ no estuviera regulado. Lo está y fíjate qué personaje tan abyecto. Supón que no lo estuviera. Pues eso es lo que acontece ahora mismo con las prostitución. Hasta una mala regulación del sector será preferible a ninguna regulación, ¿no? ¿Tan difícil es de comprender?

          • Gracias, Kaeru, se me había escapado esa «reivindicación patronal» tan sutil. Pues no, no es difícil de comprender, como no es difícil de comprender que la democracia no es compatible con la brutalidad policial, o con bolsas de pobreza en continuo aumento, o con un «emérito» que hace lo que le da la gana impunemente. Pero el pánico moral impide ver incluso lo más obvio.

            • Blunsburibarton

              La frase «la democracia no es compatible con la brutalidad policial o con bolsas de pobreza en continuo aumento» es pura demagogia. La mención del emérito quizá tenga cierto sentido, matizable, pero no voy a entrar a discutir este asunto porque nos volveríamos a apartar de la cuestión principal.

              • Frabetti

                ¿Por qué es pura demagogia? Ya que te gustan tanto los datos numéricos, en el Estado español uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza y exclusión social. Y antes de hablar a la ligera de lo que, obviamente, desconoces, te sugiero que teclees en cualquier buscador las palabras «tortura» y «España».

                • Blunsburibarton

                  Mi crítica a su frase ha sido excesiva y me retracto de ella. Pido disculpas. En el momento de escribirla quizá adopté una concepción muy restrictiva de la democracia sin prestar atención a lo que venía después. Obré también así con cierto hastío porque mi impresión inicial fue la de que se abría otra materia de discusión.

                  • No hay por qué disculparse, entiendo tu último argumento: yo no debería haber introducido otras materias de discusión en un debate ya de por sí sobrecargado.

          • Blunsburibarton

            Siento que no avanzamos nada. Ya he obviado replicar alguna intervención anterior de usted porque siento que no nos lleva a ningún sitio tratar sobre las mónadas o ese descripción del trabajador prostituido en el mundo capitalista.
            Le planteo unas cuestiones:
            ¿Concibe usted la prostitución como una actividad que se ejerce por cuenta propia o por cuenta ajena?
            Si es una actividad por cuenta propia, es decir que la trabajadora sexual es una pequeña empresaria que decide sobre su negocio, ¿me puede señalar que impedimento tiene esa persona para cotizar en la seguridad social por la base mínima de cotización dentro del epígrafe, por ejemplo, «actividad general de consultoría»?
            ¿Concibe a la trabajadora del sexo como una trabajadora por cuenta ajena? Sí es así, ¿admite usted entonces que el empresario tiene derecho a exigirle a una prostituta con quién tiene que mantener relaciones sexuales y con cuántas personas? ¿Le parece eso concebible?
            Y le hago estas preguntas siendo consciente de que un número incierto de prostitutas están trabajando en esas condiciones que para mí constituyen una forma de explotación impresentable.
            Sí no le parece concebible que una prostituta trabaje por cuenta del empresario, ¿por qué motivo insiste en comparar el ejercicio de la prostitución con el de camarera?

          • Blunsburibarton

            Me puede explicar, por favor, qué quiere decir «tener una conciencia reificada por reparos morales».

            • Significa que tus principios morales «cosifican» tu conciencia. El árbol de lo moral no te permite ver el bosque de lo social. Terminas, paradójicamente, siendo inmoral por motivos morales.
              Tiene sentido hablar de las mónadas, porque cada una representa a la totalidad del mundo… pero sólo desde su posición. Cada uno refleja el mundo por completo, sí, pero no con la misma nitidez. El diálogo a propósito de este tema puede concentrarse desde la individualidad ética o bien teniendo en cuenta la alteridad, lo social. Si te centras en ti mismo, entonces condenas la prostitución y, por lo tanto, a quienes se prostituyen como modo de vida. Crees que condenando la actividad por execrable solucionas el problema. Pues no. Lo único que queda a salvo son tus principios morales… a costa de marginar a l@s ya marginad@s. Sin embargo, si reconoces que la prostitución es una actividad laboral que merece ser regulada y ell@s que tienen derecho a tener la misma protección laboral que cualquier otro trabajador, facilitas que un colectivo marginado mejore su posición. Pero para dar este paso precisas reflejar el mundo con una claridad mayor de la que de momento permiten tus motivos morales. Eres inteligente, así que tanto peor. Despliegas un argumentario bárbaro. Romper ese acorazamiento te va a resultar muy difícil.
              Y tutéame. Evita las distancias de la lengua.

              • Blunsburibarton

                Creo que se equivoca en el diagnóstico. Creo que coincidimos en que existe una moral individual y una moral del grupo. El intercambio de opiniones que hemos realizado yo siempre lo he enfocado desde la moral grupal.
                No sé si le valdría de algo decirle que yo personalmente no tengo ningún inconveniente en que dos personas voluntaria y libremente (esa libertad es quizá el meollo de la cuestión) decidan intercambiar dinero por sexo.
                Mi postura en este intercambio larguísimo ha sido muy cómoda en el sentido que voy a indicar: varias veces Fabretti me ha instado a que defina mi postura y no lo he hecho. Y precisamente no lo he hecho porque dictar normas que afectan a la colectividad es un ejercicio muy complejo. Y porque he entendido desde el primer momento que mi postura moral, la que me afecta a mí personalmente, no puede decidir de forma decisiva cuál creo que es la conducta moral del grupo.
                Le reto, por favor, a que me indique qué afirmaciones he vertido con anterioridad que indiquen que yo estoy en contra del intercambio LIBRE de dinero por sexo.
                ¿Decir que no he conocido a ninguna prostituta, como es cierto, le da a pie a pensar que mi moral individual es la que rechaza este tipo de relaciones?
                Me despido de usted. Gracias por molestarse en dialogar conmigo.

                • No es ninguna molestia. Constituye un placer poder razonar con alguien que mantiene un punto de vista inteligente distinto, pues me ayuda a clarificar aún más el mío en aspectos que no había anticipado:
                  Hay un artículo de hoy mismo que viene al caso:
                  https://web0.cc/a/n384YWazrG
                  Plantea la paradoja de que se pretenda ofertar becas para la reinserción de l@s prostitut@s cuando l@s jóvenes universitari@s están ejerciendo la prostitución para poder costearse sus estudios.

                  1. Si no tiene nada en contra del intercambio libre de dinero por sexo, entonces ¿qué le impide aceptar regular la prostitución como una actividad laboral más?
                  Supongo que el problema se encuentra en el «libre».

                  2. Hay otra cosa que me llama la atención. Entiendo su alegato desde la moral individual, pero no desde una perspectiva social. Hay una “conciencia” grupal que nos conduce a comportarnos teniendo en cuenta la actitud de los demás, pero ¿qué es una «moral” grupal? La moral de la iglesia no es una moral grupal, sino la moral de la iglesia. Los frailes y sacerdotes son proclives a dar el cambiazo y decir que hay una moralidad universal, que es la suya. El pueblo ha de ser el “pueblo de Dios”. Ese modo de hablar se me hace raro de encontrar después de la Modernidad aparte de entre los “católicos” que entienden por “moral grupal” la dictada desde el Vaticano (lo que la convierte en una moral inmoral).

  8. Francisco Clavero Farré

    Sinceramente a mí vivir en un mundo sin alcohol no me sería grato. Beber una coca-cola comiendo es un anticipo del infierno. Fui fumador, ya no; lo dejé cuando me dio la gana, no me molestan los fumadores. Tomé diversas drogas y las fui dejando a medida que me hastiaron. El vino de momento, no: no me quito de la sangre de mi dios. Las misas suelen ser aburridas, como las corridas de toros; pero es un sacrificio en que muchos hallan consuelo y amparo. La prostitución quizá sea deplorable, la santa inquisición laica quizá lo sea más; ni siquiera pretenden salvarnos: sólo estadística, mala leche y poder. Estadísticamente llevarán toda la razón. Cristo que de novia se echó una puta no miraba estadísticas: era un chulo y un indocumentado. Así acabó, el pobre.

    • Un pequeño matiz: he dicho que me gustaría vivir en un mundo sin alcoholismo ni tabaquismo, no sin alcohol ni tabaco.

  9. Blunsburibarton

    Frabetti, Kaeru. Me he prometido a mí mismo que esta sería mi intervención final porque ya les he indicado que siento que pierdo mucho tiempo y que yo no he adquirido más sabiduría y conocimientos antes de intervenir por primera vez en este foro.
    ¿Por qué motivo está prohibido el comercio de órganos del cuerpo humano? En el ejercicio de mi libertad por qué no voy a convenir comprar el riñón de mi vecino de al lado si él quiere vendérmelo. Mucha gente opina que existe esa prohibición porque salva vidas. Gracias a ello podemos evitar que yo, siendo pobre y un malnacido, procreara un hijo y al día siguiente lo vendiera en lotes.
    Valga este símil para señalar una prohibición que, aunque perjudica a ciertas personas, sirve para proteger a otras. Estoy seguro de que el comercio de órganos tiene poco alcance porque es muy difícil que una mafia controle la infraestructura de medios humanos y materiales para entregar un órgano a alguien que quiera pagarlo.
    A lo mejor este símil les parece inadecuado como a mí me lo parece el de las camareras y limpiadoras, pero a mí me sirve para ilustrar el supuesto que viene a continuación.
    Ahora imaginemos que el 99 por ciento de las prostitutas han sido sometidas a violencia para ejercer la prostitución. Es un supuesto. No sé si es real. Pregunto: ¿la prohibición de la prostitución podría servir para frenar la producción en masa de prostitutas por medios violentos?
    Yo no sé la respuesta. No necesito que ustedes me ofrezcan la suya.
    Simplemente a través de este supuesto me he limitado a exponer quizá uno de los motivos por los que la prostitución está prohibida en no sé cuántos países del mundo.

    • Frabetti

      Si las mujeres fueran sometidas a violencia para ejercer la prostitución, tu argumentación tendría mucho sentido, por más que prohibir suele ser un arma de doble filo (recordemos la ley seca, que solo benefició a Al Capone). Pero es que las mujeres no son sometidas a violencia PARA encaminarlas hacia la prostitución, por lo el hecho de que muchas o pocas de las violentadas se conviertan en trabajadoras sexuales no afecta para nada a la violencia machista: no hay ninguna «producción en masa de prostitutas por medios violentos», nadie maltrata a una mujer con el objetivo de que surja en ella el impulso de dedicarse a la prostitución (aunque a veces las maltratan para obligarlas, pero esa es otra cuestión, y ahí sí que habría que intervenir con la máxima contundencia).
      En cuanto al tráfico de órganos, es un tema muy complejo como para liquidarlo en un comentario (tal vez le dedique un artículo, gracias por la sugerencia). Y sí que hay mafias que lo controlan, y la solución no es sencilla, ni a nivel práctico ni ético. Porque, tal como están las cosas, a lo mejor alguien podría salvar la vida de su hijo vendiéndole un riñón a un millonario. Como decía Javier en uno de sus comentarios, no se trata de cambiar una rueda pinchada: es todo el vehículo social el que funciona mal, y no hay soluciones sencillas.

      • A veces me impacienta tu paciencia excesiva. ¿Por qué te molestas en intentar razonar con alguien que él mismo te dice que no pierdas el tiempo? Alguien que dice que hablar de pobreza o brutalidad policial es demagogia, o es tonto de remate o es de la derechona, en el primer caso no puede entender y en el segundo no quiere.

        • Aplícate el mismo cuento. Vienes rechazando sin más el diálogo con quienes no comulguen al pie de la letra con tus principios. Entonces, ¿para qué sirve el diálogo? ¿Como adorno? ¿Como método de autoafirmación con los correligionarios? Blunsburibarton está en camino, tratando de definir sus contenidos. Todos andamos en ese trance. Sin embargo, tú te hallas aún más lejos, porque fallas por completo en la forma de lo que el diálogo es. Ni siquiera pareces entender que haya otras perspectivas aparte de la tuya.

        • Un lector que se toma la molestia de comentar ampliamente un artículo mío merece toda mi atención. Si no consigo expresarme con la debida claridad, o si él no puede o no quiere entenderme, mala suerte, pero nunca se pierde el tiempo intentando dialogar. Y, por desgracia, para negar la pobreza o la brutalidad policial no hace falta ser de la «derechona» (a no ser que bajo ese epígrafe coloquemos a la mayoría de la población); son temas, como el de la prostitución, sobre los que los grandes medios -es decir, los grandes poderes- desinforman sistemáticamente. Da igual que los relatores de la ONU y Amnistía Internacional denuncien torturas y abusos policiales, pues la mayoría no se entera. O no quiere enterarse. Pero por lo menos Blunsburi, como señala Kaeru, sí parece querer enterarse, y eso, en una sociedad en la que casi todos miran hacia otro lado, merece un respeto.

          • Frabetti y Kearu, tenéis razón, me he dejado llevar por la indignación. Pero es que llamar demagogo a F. por hablar de pobreza en un país en el que 1 de cada 3 niñes pasa hambre o privaciones es muy fuerte, y la brutalidad policial qué os voy a contar. Pero he visto otro comentario en el que B. se retracta y eso le honra. Yo también me retracto.

            • Todos nos dejamos llevar. Las opiniones, en especial las que no compartas, forman parte del juego libre de la imaginación. Hay que aprovecharlas, pues nos ayudan a refinar nuestro propio pensamiento. Son como un banco de pruebas. A mí lo que me cabrea no son las opiniones, ni las personas, sino el sistema en curso, que se reproduce por pura inercia y que hasta nos constituye como sujetos. El sistema lanza sus redes y enseguida encuentra colocación a cada uno en su estructura. Viendo a la policía francesa tan salvaje en estos días como en la época de De Gaulle te preguntas cómo es posible que una persona normal, que una vez fue niñ@, pase de ser Pulgarcito a convertirse en el ogro del casco, la porra y las botas de siete leguas.

            • Bendita indignación, no la perdamos; pero no olvidemos que es una magnitud vectorial, como dicen los físicos, y no hay que dirigirla contra quien no la merece.

      • Blunsburibarton

        Mire Frabetti. Copio y pego un extracto de la intervención más relevante de Javier en este intercambio larguísimo de comentarios:
        «el 90 por ciento de las mujeres prostituidas fueron explotadas siendo menores de edad… entonces a los 17 eres una víctima, y cumples 18 y eres una trabajadora y es tu libre decisión.
        El 90 por ciento de las mujeres prostituidas fueron violadas antes de comenzar a ser prostituidas.»
        A mí esa descripción me pareció bastante a una producción en masa de prostitutas por medios violentos.
        Como ya le dije en otra ocasión usted no replicó ninguna de las cifras que Javier aportó ni nada dijo para desmentir esa cruel realidad. Luego yo le pedí a Javier referencias acerca de esas cifras, pero no hemos podido contrastarlas.
        Más tarde dijo usted esto:
        «Pero, en cualquier caso, aunque la mayoría de las trabajadoras sexuales vinieran de situaciones de maltrato o abusos (y no es así, o no más que el resto de las mujeres, puesto que la mayoría han sufrido algún tipo de maltrato o abuso), eso no afectaría en absoluto a su derecho a decidir y a que se atendieran sus reivindicaciones.»
        Y ese contraste de realidades resumidas en dos citas para mí indica un mal diagnóstico del problema. Y antes de buscar soluciones primero es necesario analizar el problema. Y esa tarea aún no está acabada.
        Gracias de nuevo por su atención y paciencia conmigo.

        • Que la tarea de analizar el problema no está acabada, y que es de una enorme complejidad, en eso estamos de acuerdo. Ojalá lleguemos a conocer y a controlar tan bien las causas del problema -como los abusos y malos tratos- que podamos evitarlo. Pero hay una situación de hecho que afrontar, aquí y ahora, es decir, unas personas que reclaman derechos y atención, y no podemos ignorar sus reivindicaciones. Así de simple. Y así de complicado. Gracias a ti por tomarte en serio una cuestión que la mayoría de la gente prefiere ignorar.

    • Qué es mejor: ¿una interrupción del embarazo médicamente asistida o una peligrosa? Los embarazos no deseados y los abortos van a seguir existiendo, sean cuales fueren nuestros reparos morales. Pues la respuesta es obvia, ¿no?
      Qué es mejor: ¿una prostitución regulada o una marginada? Eres lo suficientemente listo para saber cuál es la respuesta, aunque ofenda a tus principios morales.

        • No basta con cualquier regulación y mucho menos una neoliberal. Ese problema se podía prever. Debido al ejercito industrial de reserva, es decir, a la tasa monstruosa de paro que afecta especialmente a los más jóvenes y que se mantiene no porque no exista trabajo, sino para que éste sea vendido al precio más bajo posible, una regulación laboral laxa como la alemana con los empresarios empeorará la condición alegal en curso del colectivo. El capitalismo es lo que es y enseguida busca rentabilidad a costa de todo. Pero el modelo que propone el artículo es el sueco, que penaliza a l@s puter@s en lugar de perseguir a l@s prostitut@s. Oculta que dado que en Finlandia la prostitución es tan alegal como en España, la legislación sueca «resuelve» el problema potenciando el turismo sexual hacia Finlandia, país con el que comparte una enorme frontera común.

  10. Eduardo Moreno Ruiz

    El debate de la prostitución siempre me ha dejado absolutamente perplejo: ¿por qué hurtar a mujeres adultas —por pocas que sean— la capacidad de decidir con qué actividad ganarse la vida?, ¿por qué se les pide un verdadero goce en todas y cada una de las experiencias sexuales de las prostitutas para dar por válido su consentimiento —ojo, hablo de goce, no confundir con ausencia de dolor y humillación, que es innegociable—?, ¿por qué, en definitiva, esta sociedad otorga una inexplicable primacía metafísica al cuerpo sobre la conciencia, la cual puede verse pisoteada sin problemas trabajando en un lugar corrupto y criminal, mientras llevemos traje y corbata, o incluso mero uniforme?
    No he encontrado jamás respuesta racional a estas preguntas, todo lo más un reduccionismo del tipo: «¿te gustaría que tu hija fuera prostituta?». Evidentemente no, pero mis principios morales no pueden ser la regla para el conjunto de la sociedad.
    Antes he leído el argumento del tráfico de órganos, que me parece muy interesante y para el que yo sí tengo una propuesta de respuesta. Si condeno el tráfico de órganos —al contrario que la gestación subrogada por ejemplo— es porque considero que los órganos sí son un derecho para los enfermos que los necesitan; cualquier ser humano cuya vida dependa de un órgano se convierte ipso facto en acreedor de un trasplante, no importa cuál sea su posición en la sociedad, y solo razones médicas podrán delimitar la prioridad en la lista de espera. Las relaciones sexuales NO son un derecho, por lo que no veo que tenga sentido comparar su comercio con el de un bien esencial.
    Me atrevo a aventurar una hipótesis sobre el origen de esta animadversión hacia la prostitución o, más bien, de esta noción de que la prostitución libre es un oxímoron: se trata de una institución que se concibe, esencial aunque no únicamente, como un servicio para el varón, es más, para el disfrute egoísta del varón. Conjeturo que si la prostitución gozara del mismo predicamento en ambos sexos no estaría tan denostada y se buscaría regularla como una forma más de la vida social. En fin, es solo una hipótesis, probablemente inmadura, pero me apetecía compartirla.

    • Seguro que lo que apuntas es un aspecto de la cuestión (de hecho, Paula Sánchez Perera también lo toca en su libro), aunque creo que la hipócrita moral cristiano-burguesa y el mito del amor romántico son las principales causa del pánico moral ante la prostitución. En cuanto a la pregunta de marras, llevo más de cuarenta años oyéndola, y tengo todo un repertorio de respuestas, según el/la interlocutor(a). La estándar es esta: «No me gustaría tener una hija trabajadora sexual, pero tampoco me gustaría tener una hija monja, guardia civil, votante del PP, modelo de alta costura, ama de casa, abolicionista o princesa». Para no herir susceptibilidades, no diré cuál es mi orden de preferencias entre estas posibilidades.

      • Carlo, una parte del origen de la prostitución está ligado a rituales religiosos en donde los » sacerdotes o maestros» accedían a cuerpos más jóvenes que en otras condiciones no hubiesen podido acceder, a la moral cristiano burguesa por el contrario la existencia de la prostitución le cae cómo anillo al dedo, porque sirve para categorizar mujeres, mostrar que unas tienen más valor que otras y que además les sirve para indicar cual debe ser el supuesto buen comportamiento de una mujer. Hay varios comentarios que los participantes que se concentran en la moral, o en comparar la prostitución con otras actividades laborales que consideran reprochables y están cometiendo dos tipos de falacias, la ad hominem al decir que blusibarton o tal vez yo somos moralistas y la falacia de falsa equivalencia al comparar dos tipos de explotación, que sin embargo en las mujeres prostituidas tiene consecuencias mucho mas nefastas. a mí por el contrario el ejemplo de la camarera me demuestra que sí se le vulneran los derechos a ellas, tampoco se le van a respetar a las prostitutas en una supuesta regulación. Con esto no quiero decir que yo tengo la verdad o una respuesta absoluta, pero me he limitado hablar de la situación con la información que he recolectado por varios años y por supuesto sacó conclusiones de esa información, Por ultimo por mucho que uno piense que hay otras actividades que ustedes piensen son reprobables, las consecuencias para las mujeres prostituidas siguen siendo mucho peores, así que a la pregunta de marras que entre otras yo no he mencionado en mi argumentación y en las que muchos dan respuestas ingeniosas, las pueden dar porque son hipotéticas, no tienen un efecto real en sus vidas, en Alemania un estudio revelo que de 400.000 encuestadas solo se pudo comprobar que cuarenta y cuatro lo hacían porque querían, ¿en serio ustedes creen que esto es una cuestión de principios morales?, o es una cuestión de derechos humanos que están constantemente vulnerados, llevo alrededor de siete años leyendo está revista y nunca había comentado un artículo, me he tomado el trabajo de hacerlo en esté porque es un tema de vital importancia que cómo tu has mencionado, no esta en el interés general, y al contrario de lo que tu piensas creo que la desinformación que hay, le es más conveniente a los explotadores de mujeres que a las abolicionistas, tenemos todo un tejido de creencias que permiten que la prostitución siga existiendo, y que si estás en desacuerdo con ella es por una cuestión moral, o de fe, cuando estamos hablando de la vida de muchas mujeres, precisamente estar a favor de la abolición es apoyar a las mujeres prostituidas, no repudiarlas, y por supuesto si hay un mínimo porcentaje que lo quiera ejercer que lo haga, pero no se puede legislar para favorecer los gustos de unos pocos. Por último vuelvo y repito, la trata es un medio, la prostitución es el fin, la trata es una forma de esclavitud moderna, en donde se ha coartado la libertad de muchas mujeres que de por sí muchas ya venían de situaciones precarias, relacionadas con violencias y maltratos, la libre elección no existe sin contexto y me parece que muchos opinan sin tener eso en cuenta, cómo siempre un placer hacer parte de está discusión contigo y con los otros participantes.

        • La trata es una forma de esclavitud, por supuesto, y es intolerable; pero, por favor, dejemos de confundir cosas que, aunque a menudo coincidan, no son lo mismo. Hay muchas formas de esclavitud moderna, y no las confundimos con sus versiones libres. Para muchas personas, en muchos ámbitos y oficios, la libre elección no existe, y si alguien afirma que para una mujer tiene consecuencias más graves el trabajo sexual que meterse monja de clausura o entrar en el ejército o casarse con un hombre machista, tiene que demostrarlo (y aun en ese caso las afectadas seguirían teniendo derecho a decidir). Y, totalmente de acuerdo, no se puede legislar para satisfacer los gustos de unos pocos: cualquier legislación que se adopte al respecto tendrá que empezar por proteger a las mujeres más vulnerables. Una vez más, te recomiendo encarecidamente la lectura del libro de Sánchez Perera; estés o no de acuerdo, estoy seguro de que te interesará. El placer es mío, así como el privilegio de poder debatir con lectoras/es que se toman en serio cuestiones que la mayoría prefiere ignorar.

          • La conversación ha dado para tanto que olvidé mencionar ese detalle, yo voy a leer el libro, me interesa hacerlo. Un saludo.

  11. Si en las lunas de Urano hubiera un alienígena observando a la humanidad, ignorante de lo político y la muerte, lo que para nosotros sólo es trágico y político él lo consideraría sobre todo cómico. Pudiendo destinar fondos suficientes para asegurar la vida y educación de todos y el mantenimiento del planeta, se gastan cantidades monumentales en armas repitiendo una y otra vez las condiciones de esclavitud y el envenenamiento global del mundo. Ni la revolución industrial, ni la revolución informática han cambiado nada. Más bien han permitido concentrar aún más la riqueza en manos de una élite multimillonaria y expandir la servidumbre a una mayoría sin futuro. Un mayor análisis de cada problema en su nicho termina manifestando rasgos de inutilidad y quijotismo, pues la resolución de los problemas de millones de destinos individuales es factible aquí y ahora y lo ha sido siempre: depende de una redistribución equitativa de la riqueza que se imposibilita desde un poder dispuesto a reventar la Tierra antes que permitir un cambio en la estructura social. Los que quieren no pueden y los que pueden no quieren. La situación es trágica para nosotros, pero el marciano de Urano sólo se divierte. Si pensara, lo haría como Obélix: “Los humanos están locos”.

  12. Hay un primer elemento presente en la perspectiva de Javier, francisco clavero farré y Blunsburibarton que llama mi atención. El más locuaz ha sido, afortunadamente, Blunsburibarton. Es sorprendente su acorazamiento, porque apelan a la “libertad”. El último escribe: “no tengo ningún inconveniente en que dos personas voluntaria y libremente (esa libertad es quizá el meollo de la cuestión) decidan intercambiar dinero por sexo”. La tesis está en el paréntesis, que asume lo indefinido de la posición que mantiene. “Voluntaria y libremente” es un imposible. Mantener relaciones sexuales con alguien por curiosidad caería fuera de lo voluntario. Si fuera por piedad, estaría al margen de la libertad (verse “obligado” por pena). Y, por supuesto, como actividad laboral, no parecerá ni lo uno ni lo otro. Hay una doble proscripción… que no se generaliza al marco del ámbito laboral global. El rechazo de la prostitución como trabajo legítimo opera como cortafuegos. Evita que se pueda pensar en la coerción inherente a cualquier ámbito laboral. Aquí no rige el “voluntaria y libremente”. Si se niega el reconocimiento de la prostitución como lo que es, una actividad laboral, no hay que pensar en que la inmensa mayoría de los trabajos del sistema se realizan en términos de coerción. No sólo la estructura social, sino que la ideología que posibilita su reproducción quedan indemnes.

    Después está un segundo párrafo que tampoco tiene desperdicio: “Y ese contraste de realidades resumidas en dos citas para mí indica un mal diagnóstico del problema. Y antes de buscar soluciones primero es necesario analizar el problema. Y esa tarea aún no está acabada.” El pensamiento termina así convertido en una pura contemplación. El momento analítico del método permite parapetarse tras su ciclo perpetuamente ininterrumpido para no hacer absolutamente nada. Evita que lleguemos siquiera al mínimo: cambiar de opinión. Siempre se necesitará más teoría. Pero hay problemas concretos y urgentes para las personas que viven de ese trabajo. La solución se necesita tras anteayer. La cifra de mujeres que ejercían regularmente la prostitución en el año 2005 superaba las 100.000. De la ocasional y la masculina apenas hay cifras. Todas esas personas deberían haber podido darse de alta en la seguridad social y tener la misma protección que el resto de los trabajadores. Sin embargo, diecisiete años después, el momento analítico del método sigue ciclando.

    • Frabetti

      Al leer tu comentario me doy cuenta de que a mi artículo le falta una keyword tan importante como «estigma» y «pánico moral», y es «chivo expiatorio». O «proyección», si se prefiere la terminología freudiana a la bíblica, un mecanismo de defensa que a menudo se activa ante situaciones emocionalmente difíciles de afrontar o cuando nuestras creencias básicas se ven amenazadas. ¿Por qué la prostitución nos parece tan sórdida e indigna? Porque proyectamos en ella la sordidez de nuestra propia vida, nuestra propia indignidad de mercancías humanas. Gracias por tus numerosos e incisivos comentarios.

      • Se puede ir todavía un poco más allá.

        Cuando buscas el término “ideología” en el diccionario de la RAE aparece una presentación de la misma que no puede ser más ideológica, pues neutraliza por completo su sentido más crítico. La RAE presenta tan sólo dos acepciones:
        – “1. f. Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.”
        – “2. f. Fil. Doctrina que, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, tuvo por objeto el estudio de las ideas.”
        La primera es análoga a la cosmovisión, paradigma o “Weltanchauung”. La segunda alude a Destutt de Tracy, que deseaba preservar los ideales de la revolución francesa antes de que cayera en la etapa del terror. Los monárquicos académicos (que sirven a su amo) ni siquiera citan la acepción de Marx, para quien no hay otra ideología que la de la clase dominante. Eso es justo lo que viene al caso.

        La conciencia de los gobernados en el seno de las sociedades bajo el signo neoliberal es como un cospel sobre el que se va fraguando un sello para siempre con objeto de que cada uno actúe siempre independientemente de sus propios intereses y se reflejen siempre los valores de la casta dominante. Los llamados valores culturales “universales” lo son en cuanto que nada fuera de ellos puede ser asumido como valor (o bien se trata de valores utilitarios que hay que analizar y analizar y analizar…)

        Pero si en la ideología el mundo se presenta del revés, la pregunta del millón será: y entonces, ¿cómo se presenta la ideología misma? Pues de ninguna manera. Desaparece. Lo más omnipresente se desvanece, lo mismo que acontece con las acepciones inconvenientes para la RAE. La ideología está siempre ahí, en cada opinión y, aún más, en cada omisión, pero no se manifiesta nunca, porque cada uno confía en que su pensamiento, al que tiene derecho, es necesariamente “libre”. Sólo cobras consciencia del poder del sistema en curso sobre cada persona debido a los deslices de la lengua cada vez que ocurre un intercambio de opiniones.

        • He leído el comentario de Kearu después de escribir el mío. Si hubiera sido al revés no lo hubiera escrito y solo diría, chapeau!

          • El mérito es de Frabetti, que actúa como detonador. Es una persona muy optimista. Yo adolezco de su ilusión.
            Si echamos un vistazo a los diálogos platónicos, los interlocutores parecen tener la posibilidad de abandonar la perspectiva de la que parten. A veces el diálogo les conduce a la perplejidad, pero entre el inicio y el final hay siempre una modificación sustancial de cada perspectiva. No sé si fue una ilusión generada por un producto artístico, pues la noción de ideología aparece ya entonces presentada como “noble engaño”, pero parece que el diálogo conduce a algo. Esta visión también es optimista.
            Leibniz se encuentra en el polo opuesto. No creyó que la modificación del parecer fuera posible, lo que desconsuela, porque aparte que él estuvo bien informado, tuvo mucho mundo. Escribe que “las mónadas no tienen ventanas”. Vivimos dentro de nuestras representaciones, que nos negamos a abandonar, siendo incapaces de comunicarnos realmente. Cada uno refleja el universo, pero sólo debido a una armonía preestablecida por Dios, que Marx atribuyó a la omnipresencia de la ideología. Sin embargo, Marx deja demasiado por explicar. Por ejemplo, ¿por qué no se da la “conciencia de clase”? Porque el hecho es que no se da. Baste repasar a l@s que han posteado aquí, en especial a l@s que rechazan reconocer a la prostitución como una actividad laboral más en el conjunto de un mercado en donde cualquier cosa se acepta como mercancía. Ell@s no pertenecen a la casta dominante. Tampoco son cayetan@s. Argumentan racionalmente. Les falta ese rasgo de estupidez consustancial propio de cualquier cayetan@. Tienen un concepto serio de libertad. Cuando hablan de libertad están bien lejos de soltar “perlas” como: “La libertad es salir a trabajar y poder ir un ratito a ver una película, ir al teatro o salir a tomarse algo”. Entonces, ¿por qué defienden algo que va en contra de sus intereses? ¿Por qué adolecen de la conciencia de la clase a la que pertenecen? No son casos puntuales. Baste ver los resultados electorales para apercibirse inmediatamente que la mayoría vota constantemente en contra de sus intereses. La superestructura no es un mero reflejo de la infraestructura. Hay un “feed-back” y las ideas comúnmente asumidas, paradójicamente, perjudican a los más.
            Y volvemos al “noble engaño”. A diferencia de los demás animales gregarios, comenta Platón que la coerción sobre los seres humanos se ejerce mediante la persuasión y la fuerza. No se da la una sin la otra. Se persuade más que se fuerza a los represores y se reprime más que se convence a los productores. No importa que la sociedad sea heterogénea, pues el sistema encuentra respuesta adaptada a cada uno. Lo que nos conduce a evaluar si Platón llegó alguna vez a creer en la utilidad del diálogo o empleaba la lengua como un método de persuasión. Termino creyendo más en Aristófanes quien sugeriría que el único modo de que l@s prostitut@s vean reconocidos sus derechos de manera inmediata consistiría en ponerse en huelga. A fin de cuentas, nadie podría imponer servicios mínimos a una actividad no reglada. Pero no se puede pedir a l@s marginad@s que tengan conciencia de clase. Ni siquiera que tengan solidaridad. Bastante tienen con ir subsistiendo día a día.

            • Créeme, no soy «muy optimista»; simplemente, pienso que hay que intentarlo, aunque la probabilidad de éxito sea baja (porque de lo contrario, tal como están las cosas, es cero). En cuanto a Leibniz, tenía mucho mundo, sí, y también mucho morro (pero ese es otro artículo). Y la conciencia de clase… A ver si me atrevo a tocar EL tema.

              • El racionalismo tiene una periferia blanda y un núcleo duro. Ese núcleo es Leibniz, a pesar de sus muchas apropiaciones culturales. Lo mismo acontece con el idealismo, en cuyo núcleo duro está Hegel, aunque desagrade su legitimación del estado policial prusiano. Y algo análogo acontece con el existencialismo, cuyo núcleo duro es Heidegger por más que nos repugne su nazismo. Y al igual que no se puede entender el pensamiento del siglo XX sin Heidegger o el del XIX al margen de Hegel, tampoco se puede comprender el del XVIII sin Leibniz.

                • No creo que sean comparables: Leibniz está un escalón por debajo de Hegel y Heidegger un escalón -o dos- por debajo de Leibniz. Otra cosa es la influencia que tuvieron en función de una serie de circunstancias. Mutatis mutandis, también Ortega, un filósofo claramente menor, ejerció una gran influencia en el pensamiento español y tuvo «discípulas/os» claramente superiores y menos famosas/os, como María Zambrano. Pero ese es otro artículo.

                  • Comparable no es equiparable.
                    Entre los discípulos de Heidegger están Sartre, Merleau-Ponty, Ricoeur, Foucault, Bataille, Baudrillard, Deleuze, Althusser, Gadamer, Lacan, Vattimo, Levinas, Adorno (a su pesar), Habermas (abiertamente), Marcuse, Arendt, Leo Strauss y me olvido de un buen puñado de ellos, porque Cioran, a su manera lo sigue, y el último Russell expuso tesis heideggerianas en «Los Problemas de la Filosofía».
                    Estadísticamente, los números-Google de impactos documentales de Hegel, Heidegger y Leibniz son respectivamente de 2,42, 24,7 y 78,4 millones. Cantidad no es calidad, pero los parámetros cuantitativos dan una pista a propósito de la relevancia cultural de un autor y evitan que sigamos el curso subjetivo de nuestras simpatías.

                    • Hay, tanto en ciencia como en filosofía (y en cualquier otro campo), autores cuya influencia se debe más a factores circunstanciales o a su habilidad como comunicadores que a sus aportaciones reales. O a haber publicado unos resultados un poco antes o con más difusión que los demás. Sin negar sus méritos, que son muy grandes, Einstein y Hawking están sobrevalorados y su fama es muy superior a la de otros físicos tanto o más creativos. Por no hablar de Borges o García Márquez en literatura. Pero, insisto, ese es otro artículo.

                  • Puestas a comparar, ¿lo de Leibniz y Spinoza no es un poco como lo de Edison y Tesla?

                    • Solo un poco. No hay que olvidar que Leibniz, a pesar de su oportunismo y sus manipulaciones, es uno de los escasos, escasísimos grandes científicos que son a la vez grandes filósofos, como Descartes o Pascal.

                    • Spinoza es muy original y su planteamiento metafísico impactó en Leibniz, cosa que éste no reconoció, pues aquél era tenido por un hereje y Leibniz no dejaba de ser un cortesano. Sin embargo, la noción de composibilidad, por ejemplo, no la imaginó jamás Spinoza. Desde Aristóteles se pensaba que la estructura proposicional era de la forma sujeto-predicado. No hay nada en Spinoza que se salga fuera de este compás. Ahora, hablando de dos segmentos de longitud diferente Leibniz comenta que se puede considerar que uno es mayor que otro, que éste es menor que aquél o considerar simplemente la relación prescindiendo de sujeto y objeto. Ahí piensa de una manera que no volvería a aparecer hasta Frege. La noción de composibilidad y la contingencia (hoy diríamos «relatividad») de la extensión (que ahora llamamos «espacio y tiempo») son cosa de Leibniz.

              • Voy a ir a por el tema.

      • Quizás esté estigmatizada porque lo asociamos, a la droga, al alcoholismo, a la pobreza, al proxenetismo, a la necesidad, a lo despiadado de esta sociedad que ha invertido los valores instaurando al dinero como fin y todo lo demás como un medio. No todo es éso, por supuesto, pero pesa. ¿Es esa mercantilización de los cuerpos similar a los, tan actuales, vientres de alquiler?¿Al trabajo asalariado? No hay que perseguir, hay que comprender y dar oportunidades.

        • Frabetti

          Por eso me parece tan importante el libro de Sánchez Perera, porque desmonta el mecanismo de la estigmatización y pone al descubierto sus engranajes, que tienen que ver con todo lo que Kearu y tú señaláis.

  13. Hijoputa es el peor insulto y algo estupendo es «de puta madre», ¿cómo se come eso?

    • La expresión “de puta madre”, ¿no es un contrasentido? Lo digo porque la maternidad y la prostitución parecen opuestas. La cualidad más definible de la virgen ser madre, ¿no?

      • Claro que es un contrasentido; por eso es tan interesante (decidido: le dedico un artículo).

        • Un tráiler, plis, o al menos una a pista. La duda me corroe.

          • Otro contrasentido. Clara, pero duda ;)

          • Lo intentaré. «Hijo de francesa» y «de madre francesa» son frases equivalentes; sin embargo, «hijo de puta» y «de puta madre», literalmente análogas a las anteriores, se emplean para expresar conceptos antagónicos: lo peor y lo mejor. Y creo que esta «fusión de contrarios» extrema revela una profunda contradicción, a la vez que una fantasía masculina imposible, que quisiera unir dos arquetipos incompatibles: la madre purísima, asexuada, y la bacante o ninfa voluptuosa que invita al desenfreno. Hay un bolero del inefable Antonio Machín que lo expresa muy bien: «Una es el amor sagrado, compañera de mi vida,
            esposa y madre a la vez. La otra es el amor prohibido…». Por ahí va la cosa, creo.

            • Gracias, ya veo por dónde va la cosa. En esa línea, o en otra, no lo tengo claro, me sorprende que entre tanto comentario nadie diga nada sobre tu comparación de las divas del pop y las presentadoras sexis con las trabajadoras del sexo. Supongo que Pedroche y Rosalía no leen Jot Down.

              • Y aunque lo leyeran les resbalaría, me temo. Son ricas y famosas, y por tanto están más allá del bien y del mal: los estigmas son para las/os pobres. A mí también me sorprende que nadie haya comentado nada al respecto; pero supongo que el tema central es tan peliagudo que los temas colaterales quedan eclipsados.

  14. Frabetti

    Dios es amor, Dios es todo bondad y misericordia… pero te puede condenar a un suplicio eterno por tener sexo fuera del matrimonio, ¿cómo se come eso? La perversa moral cristiano-burguesa se come lo que haga falta con tal de preservar el statu quo. Pero esa contradicción concreta que señalas tiene mucha miga, merecería por sí sola un artículo, gracias por la sugerencia.

  15. “Hay, tanto en ciencia como en filosofía (y en cualquier otro campo), autores cuya influencia se debe más a factores circunstanciales o a su habilidad como comunicadores que a sus aportaciones reales.”
    Eso lo habría suscrito Aristófanes a propósito de Sócrates y el círculo platónico ;)

  16. A la única conclusión que se puede llegar después de tan interesante y largo debate es que los que hablan son justamente los que no ejercen la prostitución. Seguramente ese sea el meollo de la cuestión. No deberían pronunciarse las personas que «sufren» ó «ejercen» ?

  17. Jorge Padrós

    Amorfas del poder o con la razón en el polvo, como casi todos.
    Una alegoría del poder hay en las pirámides de cuarzo que crecen desde su base amorfa. Son varias y alcanzan a formar su vértice incisivo. Las leyes del vértice político no generan comprensión en la base. Las diversas sexualidades han buscado reconocimiento acudiendo a una de las leyes más estúpidas del s XXI, la de matrimonio.

  18. Jorge Padrós

    Debo aclarar que no me refiero al matrimonio sino a la ley. Se puede entender que en el siglo XIX el gobierno, libre de credos, haya decidido incorporar el matrimonio al Código Civil argentino, como alternativa laica. Pero se insiste hasta hoy. Manteniendo como identidad de las personas el ridículo concepto de «estado civil». A las casadas correspondería el sólido, a las solteras, el líquido y a las divorciadas, el gaseoso?

    • Frabetti

      Muy bueno lo de los estados. Se puede seguir por ahí, y dividir los sólidos en cristalinos y amorfos, introducir el estado pastoso, los gases nobles… Y no hay que olvidar a las viudas, especialmente a las alegres.

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