Escuchas a Carlos de Andrés (Barcelona, 1965) y se te vienen a la cabeza tardes de julio con olor a Tour, ataques a la desesperada y esa familiaridad que tiene la Vuelta cuando pasa por tu pueblo. La pareja de comentaristas que compone con Perico Delgado lleva funcionando a la perfección unas cuantas décadas, y casi nos hace olvidar que hubo otro Carlos, más joven, subido en la moto, chupando frío y agua, sonriendo a los ciclistas como uno más de ellos. Ese que debutó siendo chavalito en Televisión Española, el que hizo retransmisiones en catalán, quien vivió desde dentro (pero al margen) la batalla más cruenta que jamás hubo en el periodismo deportivo. Uno que fue encontrando tonos y frases, el convertido casi en icono pop. Y es que, aunque suene a tópico rancio, eso de «la voz del ciclismo» le cuadra perfectamente.
De todas esas cosas queremos hablar con él. De los años oscuros, de cosas que vio y hubo de comprender más tarde. También, claro, de cómo entiende todo este tinglado del periodismo, su futuro, las redes sociales, José María García, Lance Armstrong o los descensos suicidas a cien kilómetros por hora. O de aquellas Vueltas a España donde había noches de vino rosas, donde el off the record llevaba aroma a cubata de Larios. Toda una vida en el negocio, imaginen.
Ah, y sí… Carlos trae una de sus inconfundibles camisas…
¿Cuándo viste tu primera carrera?
Yo creo que sería en la tele. En persona… si no recuerdo mal, fue una Escalada a Montjuic, que yo tendría dieciocho o diecinueve años… sería en el ochenta y dos, o por ahí. Un poco por casualidad, ¿eh?, porque pasaba aquel día por la zona de Plaza de España, vi que había algo y pensé «ah, pues voy». No es que tuviera la idea muy clara.
Pero a ti te gustaba el ciclismo.
Sí, sí, por la tele lo he seguido siempre. Recuerdo aquellos Tours que no sabías si conectaban o no, si daban o no la etapa. Cuando era chaval yo siempre pensé que quería ser comentarista deportivo.
¿Querías ser periodista o periodista deportivo?
Yo creo que periodista deportivo, sí. Luego en la carrera tienes ese momento en que piensan en ir a una guerra, en hacer cosas, pero… de niño, cuando veía la tele y escuchaba a los que comentaban el tenis, por ejemplo, pensaba que me gustaría hacerlo.
¿Y eras el típico niño que comentaba viendo la tele?
No, eso no.
Mejor.
Pero sabía que aquello me apetecía. Y luego estaba otro componente importante, que eran los viajes. En los años setenta no se viajaba como ahora, así que aquello pesaba, ver sitios, ver mundo, moverme. Viajar siempre me ha gustado. Después entras en un momento de tu vida profesional que piensas «a ver si pronto dejo de viajar», (sonríe), pero al inicio fue apasionante. Yo empecé con veintitrés años a hacer la Vuelta, un año después el Tour, hostia, y el Giro… yo tengo un recuerdo fantástico. Yo tengo clarísimo que si aquel año no hubiese entrado en televisión… no sé cómo sería mi vida, pero no creo que mejor. Me siento un afortunado.
Yo tengo recuerdo de escucharte retransmitir el Giro de 1989 en catalán.
Sí, los dos primeros años… Yo en 1988 hice la Vuelta a España en catalán, pero como de segundo, acompañando a Jacint Felip. Él deja la tele, y en 1989 me proponen seguir a mí. Al principio te asustas un poco, pero en la vida o tiras para adelante o… Y luego tuve la suerte de que en el año 90 Pedro González me pidió hacer la moto con ellos, el equipo de comentaristas de TVE, y aquello ya… bueno, es la bomba. Yo siempre me he sentido muy afortunado, quienes hemos tenido oportunidades no nos podemos quejar. Luego está tu capacidad de aprovecharlas o no, pero hay gente muy válida que a veces no tienen esas oportunidades…
Tú, antes de esto, empiezas en Don Balón.
Allí entré porque conocía a una persona…
Es una revista mítica.
Por eso te digo, que yo siempre he tenido un poco de suerte. Conocía a un señor que trabajaba allí, me hicieron una prueba y adentro. Al principio hacía de todo, casi hasta recados. Entré en Don Balón por 1986, y es lo que tú dices… igual no era ya el gran momento de la revista, pero aun tenía mucho peso. Además yo tengo un recuerdo muy bonito, porque… bueno, yo siempre he sido muy futbolero, y de niño mi padre me compraba el extra Don Balón, que salía a finales de agosto o así, y yo lo hojeaba todo el año, varias veces. Era otro momento, no había tantas opciones de ocio.
Como los anuarios de algunas revistas sobre ciclismo más tarde.
Sí, pero aquello me cogió mayor, era más trabajo. El recuerdo de niño es otro…
¿Se puede preguntar de qué equipo eres?
Claro, soy del Barça. Pero sin pasión, ¿eh? Hace años sí, cuando era chaval… nunca he sido de esos que si pierde su equipo deja de cenar, pero tenía pasión. Pasa que últimamente, los últimos tiempos… Un amigo mío le dice a su hijo que él solo ha visto ganar al Barça, y que nosotros solo lo vimos perder. Aunque parece que ahora es otra historia (ríe).
¿Cuál es la primera carrera que narras?
Pues una etapa de la Vuelta a España. De acompañante, comentando mis cosas.
¿Cómo entras en Televisión Española?
Por unas pruebas… hice unas pruebas en su momento. Entré el mismo día que Ernest Riveras, nos cogieron a los dos.
Luego él va a coger tu relevo en la moto, curiosamente.
Sí, hizo moto unos años, comentó carreras…
En ese trabajo a mí me parecía muy bueno.
Sí, es un buen profesional…
¿Cómo acoge el pelotón de la Vuelta a un chavaluco como tú?
Mira, todo eso va por fases. En los inicios, cuando hacías moto… también es verdad que aquella Vuelta no era la de ahora, entonces no había reguladores, eras el amo, me movía con mi piloto haciendo lo que me daba la gana… bajaba, subía, saludaba, hablaba con los corredores… era una relación muy próxima. A veces pienso que ellos tenían la sensación de que pasaba calor y me mojaba igual que los ciclistas, era todo más cercano. Pero, como periodista… A ver, es normal, hay una fase en la que eres joven, tienes muchos amigos en el pelotón… Luego cuando muere Pedro González y yo cojo el relevo al principio también, pero luego me preocupé por poner algo de distancia. Y después llega un momento en que es ley de vida, porque los ciclistas son más jóvenes que tus hijas, con algunos tienes trato, porque este sigue siendo un deporte con proximidad, pero…
¿Sigues manteniendo amistad con alguien de la primera hornada?
Sí, sí… con Miguel Ángel (Iglesias), que comenta con nosotros, es muy buen amigo mío y un tipo excelente, de esas personas que me alegro de tener cerca… con José Luis Laguía, con Chechu (Rubiera)…
¿Cómo era ir en la moto?
La moto marcó mi manera de comentar. Allí aprendes muchísimo, lo ves todo, da una cercanía, una cierta capacidad para reconocer los corredores y ver algunas cosas que pueden pasar en carrera.
El famoso detalle de fijarse en las zapatillas para ver si es uno u otro.
Exacto. Tú estudias una carrera, pero esto es un oficio, y tiene trucos que vas aprendiendo y mejorando… los tempos, subir y bajar el ritmo… en una transmisión de cuatro horas no puedes estar siempre arriba. En este caso junto a Pedro (Delgado) te vas compaginando. Una de las cosas que me satisfacen es mi evolución como comentarista… Yo llegué en 2000, con muchos años de moto, y tenía muy claro lo que quería hacer… pero a los dos o tres años cambié mi manera de comentar, me di cuenta de que a veces cometemos el error de comentar para nosotros, para los ciclistas, para los directores y no… nosotros comentamos para la gente. Lo vi año en que me pegué un curro enorme haciendo gráficos con las planificaciones de los corredores, cuál había sido su primer pico de forma, un esfuerzo que era baldío. El público general maneja conceptos básicos: sufrimiento, caída, victoria, y poco más. Yo notaba que cualquier broma de Perico hacía gracia, se lo gritaban en las salidas, y eso me ayudó a ver que igual lo que yo tenía tan claro en realidad no… En ese sentido he aprendido. Y luego, evidentemente, cuando las etapas van en La 1 esto es puro entretenimiento. Nosotros nos lo tenemos que pasar bien para que la gente se lo pase bien, porque si yo me aburro es muy difícil que otros disfruten. Debes ser entretenido.
Me parece interesante ese concepto de adaptar el discurso a quien te escucha… es una cura de humildad grande.
Pues nunca me lo había planteado así, pero… Tú tienes que saber para quién trabajas. Si yo pongo una tienda y vendo las camisas que a mí me gustan…
Son míticas, tus camisas.
(Ríe). Sí, ya lo sé. Pues eso, pongo las que me gustan pero no vendo ninguna, no tiene sentido. No debemos olvidar que periodistas y comentaristas trabajamos para el espectador. Otra cosa es un telediario, que necesita rigor, y seriedad. Nosotros trabajamos para quien nos escucha, y hay muchísima más gente que no controla. Una vez hicieron un estudio y no salía más de un cinco o un siete por ciento de espectadores en La 1 que manejan conceptos elevados de ciclismo. Hay mucha gente que no sabe, y tenemos que pensar en esas cosas…
Lo de los chistes igual ayuda a quitarnos ese exceso de épica que a veces nos ataca a quienes hablamos sobre bicis.
Mira, yo, por ejemplo, nunca digo nada sobre vatios. Pretender que un espectador medio sepa eso… pensará que hablamos de la luz. Creo que es excesivo.
Yo pienso que lo de los vatios, umbrales de esfuerzo y demás es una narrativa que podemos plantear en excel, y a mí no me interesa…
Exacto, es un buen ejemplo.
¿Pasaste miedo alguna vez en la moto?
Un año, que tuve un piloto… Tú debes confiar siempre en tu piloto, y aquel no… Yo creo que fue solo en la Vuelta, no me daba confianza, no lo pasé bien…
Habrás vivido auténticas locuras. La clásica etapa de Alisas y el Asón, con niebla, lluvia…
Pero también eras más joven, te ponías a ochenta, a noventa, a más… Yo recuerdo bajar el Túnel del Cadí a más de cien por hora con un corredor delante, pero aquello es una recta. Para mí las peores bajadas son las intermedias, esas donde el corredor hace las curvas casi rectas, y ahí la moto debe frenar, plegar, acelerar… Las bajadas de mucha curva no son muy técnicas, depende más de si hay gravilla o algo. Yo solo recuerdo una derrapada, supongo que tuve suerte. Curiosamente yo suelo ir en moto en mi día a día, y ahí me he caído un par de veces.
¿Nunca te pidió ayuda ningún ciclista? Ese amago de agarrarse, siempre hay leyendas…
No, a mí no. Me han dado ropa, cosas, pero eso no. Yo a veces lo hablo con los corredores… cuando se quejan de la moto, y a mí me da un poquito de vergüenza. El noventa por ciento de los pilotos están haciendo su trabajo, no intervienen. Bastante tienen con ir delante del pelotón como para ayudar a uno o a otro.
Sabes que hay una historia de Fignon agarrado a una moto en el Tourmalet, durante el Tour de 1989, aparece en algunos libros…
Pues no lo sabía, pero a mí nunca me ha pasado. Yo siempre iba muy en cabeza, ahí es difícil que se te agarren, porque lo vería todo el mundo. A veces me preguntaban cosas.
¿Y pedir que te arrimases para coger rueda?
No, jamás. Jamás me lo dijo nadie.
Me llama la atención, pensaba yo que había más golfos.
Yo creo que hay un poco de mito con estos asuntos. Empiezan a correr cosas, bulos…
Como aquellas motos con Beltrán, que si un guardia civil era de su pueblo y lo llevaba cerquita.
Yo eso lo oí, pero no lo vi. Tampoco estaba yo entonces ya en moto. Y era guardia civil, no una de tele…
Aquel ambiente hedonista de las Vueltas ochenteras y noventeras, esas de abril, ¿es cierto? Lo de coincidir periodistas, ciclistas, directores, en los bares, por las noches…
Eso es verdad, sí.
¿Y se sigue haciendo?
Yo es que ya no salgo, estoy un poco mayor (ríe). Pero creo que es mucho menos que entonces. Había una cercanía tan grande que a veces te llegaba a confundir, eso de no saber si formabas parte del pelotón, si eras periodista. También es verdad que de noche averiguabas muchas cosas. Muchas. Aunque la mayoría iban off the record, dependiendo de la situación. Yo eso siempre he sabido interpretar bien, porque si una noche te encuentras un tío y estás tomando copas, lo que te cuente… no sé. Alguna vez sí he pedido permiso, me lo dieron o no. Pero… una de las cosas en que me alegro de tener 57 años es haber disfrutado la profesión, porque creo que está perdiendo mucho… Soy bastante crítico con la situación actual, veo cosas que no me cuadran. Entiendo que los medios quieren ganar dinero, pero ha cambiado todo. Yo veo chavales jóvenes en la tele que no van a conocer lo que yo viví, eso de moverte, buscar tus contactos, tener… Yo siempre digo que mi valor para Televisión Española es, actualmente, mi agenda. Llamo a Contador o Enric Mas y se me ponen. Hoy en día si el deportista no tiene guardado tu contacto es difícil que cojan la llamada.
Igual cosas que se hacían en los ochenta hoy son imposibles, como aquellas entrevistas a los ciclistas en plena carrera.
Sí, en los noventa ya estaba prohibido. A veces te dejaban en la etapa de Madrid, pero solo eso.
Y a los directores…
A los directores sí. Juan Carlos (moto) entrevista todos los días.
Pero de una forma más superficial que antes.
Bueno, pero es que ahí estaba el fenómeno de José María García, por el quien un gran respeto. Él transformó la Vuelta a España. Es verdad que llega un momento que parecía que la dominaba, incluso…
¿Mandaba tanto?
Ya no es mandar, que mandaba muchísimo, seguro, pero es otra cosa… Se hacía con el control de la carrera, creo que hasta condicionaba alguna etapa con sus conexiones, «por qué no tiras, por qué tal». Para su empresa y para él aquello era espectacular.
Tú además caes en el epicentro de la guerra entre García y De la Morena.
Sí, todo aquello de «el equipo navarro». Creo que ya en Antena 3 Radio… García era muy listo, yo era un chaval pero me decía que entrevistase yo. Claro, el de la tele. Muy listo. Bueno, es obvio. Yo, por ejemplo, sentía que me respetaba. Tenía sus momentos, pero comunicador, y como persona con contactos, era espectacular…
Tú además tienes la relativa suerte de caer equidistante de los dos bandos, al ser Televisión Española.
Tampoco teníamos que entrar nosotros en eso, eran problemas…
Pero con Ana Cancio sí tuvo alguna enganchada García, años más tarde.
Bueno, pero un calentón puede pasar, yo también tuve alguno con otros compañeros de profesión, hay momentos en que tienes presión, quieres que alguien te hable, lograr algo… Pero, en general, tengo un recuerdo muy bueno de todo…
Eras joven, además, y el recuerdo mejora.
Incluso hoy. Claro que ha habido problemas, pero es ley de vida. Si estás a un cierto nivel de responsabilidad tienes que tomar decisiones, y te vas a meter en algún lío. A mí me pasó los años en que estuve de director de Teledeporte. Pero eso es la vida.
En una entrevista con José Ramón de la Morena él nos contó que se arrepentía de los espectáculos en líneas de meta durante aquellos años, que era poco edificante.
Es probable, sí, entre ellos llegó a haber momentos de mucha tensión. No sé si yo sirvo para meterme en ese tipo de cosas.
¿Crees que hoy se miden mucho más las declaraciones?
Seguro, todos van aprendiendo, y desde que existen las redes sociales o mides o…
Yo no me imagino a un tío como…
(Interrumpe) Como Mínguez siendo prudente, ¿no? Ahora no, los equipos insisten mucho a los corredores con estas cosas. El ciclista no toma ninguna decisión sin consultar con su jefe de prensa. Yo estoy en contra de eso. Lo puedo entender en alguien que acaba de llegar al equipo, pero… La gente debe tener personalidad.
Y luego en su Twitter publican chorradas…
Yo tengo muy claro que mi vida privada es mía. La gente que publica cosas en Twitter o Instagram de dónde está, dónde para…
¿Tú no tienes Twitter?
Tengo uno falso, porque sigo cosas, pero no…
¿Nunca te metes a ver otros asuntos? Hay cuentas tipo Carlos de Andrés out of context. A ti te suelen tratar bien…
Sí, yo no me quejo. A ver, es como todo en la vida… Esto me lo dijo un amigo mío al poco de entrar en televisión: «Carlos, debes entender que gustar a todo el mundo es imposible». Pero lo importante es que tú sepas lo que quieres hacer. No me preocupan mucho las críticas. Me preocupan cuando tienen razón, porque he cometido errores, claro, pero en general yo me siento bien tratado por la gente. Valoro cuando voy por la calle, o en el aeropuerto, y alguien me dice «buen trabajo». Nada más. Esta gente discreta. Antes, cuando mis hijas eran pequeñas, yo notaba que les molestaba. Con tanto viajes y encima me paraban por la calle. Al final haces sacrificios…
¿Y andando en bici no te dicen nada?
Bueno, es que yo… Me gusta andar en bici, y desde que dejé la dirección de Teledeporte ando bastante, pero mira… tengo un strava con nombre falso, pero porque no sigo a nadie. Lo uso para ver si mejoro, conmigo mismo. Una vez subiendo el Tourmalet miré a ver si lo había hecho mejor y tal, pero yo ya tengo una edad como para andar picándome. Y en bici alguno me reconoce, pero con el casco, las gafas y tal es complicado… Ando sobre todo hasta junio, y luego durante el Tour, en Madrid, sí que salgo algunos días con Pedro (Delgado).
¿Te saca los ojos?
Sí, claro (ríe).
¿Y le gusta exhibirse?
No, no, qué va… él sabe cuál es mi límite y me lleva. Lo paso muy bien. Y me gusta mucho andar en bici solo… no me gusta madrugar, y lo uso para pensar…
Un conocido mío dice que si piensas en bici…
Es porque no vas muy cansado, sí.
Tú estabas en aquellas Vueltas a España en abril donde os podíais pasar cuatro horas contando la nada, con imágenes solo de la niebla en meta. Eso ahora el espectador no lo permitiría.
No, y lo entiendo. Hoy en día las etapas se tienen que ver, salvo temas muy extremos. Aquello, en su momento, tenía un toque épico, no te ibas de la tele para ver si volvía la señal, y la gente aguantaba mucho tiempo delante de una pantalla sin ver nada. Aquello era también bonito, pero ahora, con la inmediatez, sería imposible…
¿Y cómo lo solventábais?
A veces me preguntan algo parecido, que cómo podemos hablar cinco horas. Bueno, yo tengo una amiga cirujana que opera durante seis o siete horas, y me parece más complicado. Al final es tu trabajo, tu oficio. Suelo estar muy pendiente de lo que se ve, la gente no pone la tele para escucharte a ti… puedes dispersarte, pero a partir de los últimos veinte o treinta kilómetros la carrera es lo que importa.
¿Crees que como espectadores, quizá también como sociedad, somos un poco más cínicos? Pienso en la figura mediática de Pedro Delgado, no sé si sería posible hoy.
Bueno, quizá Contador no ha llegado a tanto, pero fue una estrella muy grande.
Ni comparada con Pedro.
Pero es que entonces había menos oferta, hoy se transmite todo. Es verdad que Pedro era un fenómeno social, casi tenía que esconderse. Pedro es que lleva 25 años saliendo en la tele, yo creo que por la calle lo conocen más que a Indurain. Pienso que ha sido el ciclista más popular.
¿Cómo era contigo? Cuando era ciclista, digo.
Conmigo siempre fue todo bien…
Ese «conmigo» te delata.
Bueno, es cierto que en su momento tenía un carácter duro. Fignon también. Yo creo que un campeón un poco de mala leche debe tener.
¿Y algún ciclista te ha impuesto respeto? Precisamente pensaba en Fignon.
Bueno, es que yo era muy joven, así que con Fignon poco. Y el resto… pues nunca lo he pensado. En general aquí tenemos suerte, la gente es muy amable, colaboran.
¿Los ciclistas de hoy son distintos a los de antes?
(Piensa) Es que la entrada de internet ha cambiado el mundo, cualquier ciclista tiene sus redes sociales y… Creo que siguen siendo gente bastante humilde, con la que puedes hablar. Hay otros que no, claro, pero por lo general…
¿Cómo era Pedro González?
Él me dio la oportunidad, todo lo que diga será bueno. Tenía sus arranques, se enfadaba, pero… Yo aun recuerdo el momento en que me llamaron para contarme que Pedro había muerto. Quedé helado. Aquel año en el Giro tuvo ya un susto, un desmayo, pero se lo miró y estaba bien. Murió muy joven, aunque siempre me queda el consuelo de que vivió intensamente. Era un poco extremo. Exigente como jefe, podía tener alguna salida, pero luego tenía mucho corazón, esa capacidad para disculparse. Yo estoy muy contento de dónde he llegado, pero ese puntito de haber muerto un amigo tuyo y tú ocupar su puesto…
Miguel Indurain
Es tan buena persona y tan educado que no sé cómo llegó a ganar tanto.
¿Y con los periodistas?
Bien… Evidentemente no tenía la capacidad comunicativa de Pedro (Delgado), pero te trataba con absoluto respeto. Y luego es una persona de palabra. Si decía «sí» es «sí». A mí eso me gusta… A veces me enfadó con los jefes de prensa que te marean siete días. Mira, yo te pido esto, y te doy dos días. ¿La respuesta es «no»? Perfecto, así yo puedo buscar un plan B. Al final es muy importante eso, «sí» o «no». Y con la edad lo veo más. Miguel en aquel momento estaba con Francis (Lafargue) de prensa, y con la explosión de los Tours hablabas directamente con él. Tuvimos mil discusiones, alguna hasta subida de tono… es normal que un periodista discuta con un jefe de prensa, siempre guardando respeto. Pero la vida pasa, y siendo rencoroso es difícil ser feliz.
Miguel da la impresión de ser una persona muy inteligente… tanto que no necesita demostrarlo todo el tiempo.
Sí, pero sobre todo es… noble. Iba a decir honesto, pero prefiero noble. Yo tengo un recuerdo de Miguel… no sé qué año sería… entró en la sala de prensa de un Mundial y los periodistas se pusieron a aplaudir. Al poco de retirarse, fue. Eso demuestra el cariño que dejó…
Eso no va a pasar con Wiggins o con Froome…
Con Wiggins no creo, no. Pero a Froome yo creo que lo respeta mucho la prensa. Hay sitios que no… en Francia han tenido sus problemas. Pero, más allá de que cada cual piense si se ha dopado o no se ha dopado, su figura para mí es muy honesta. El trato con los periodistas. O con la Vuelta, que le ha aportado muchas cosas. A mí ahora me está haciendo sufrir, no me gusta ver a los campeones en estas circunstancias. Saber retirarse a tiempo es algo importante.
¿Crees que el ciclismo de antes era más divertido? Tú eres muy crítico con todo esto de los potenciómetros, los datos…
Yo lo que creo es que el error forma parte del espectáculo, y en el ciclismo, incluso en el mundo, todo está tan controlado que… Mira, la dieta del corredor se calcula al acabar la etapa, el nutricionista decide si va a tomar ciento cincuenta o doscientos gramos de carne. Todo eso provoca que haya menos pájaras, menos desfallecimientos. De SKY contaban que ellos sabían a qué potencia podían subir un puerto para que fuese imposible atacar. También tienen calculado cuándo puedes explotar. El año de Alpe d´Huez, con Nairo y Froome… sabían que era importante llegar a los dos últimos kilómetros, después ya estaba hecho, podía ir a bloque sin miedo.
Qué diferente a Indurain en Sestriere.
Claro… en aquel momento no había esa planificación. Una de mis primeras imágenes del ciclismo es ver a Urs Freuler, el suizo aquel de los bigotes, comerse la bandeja entera de los espaguetis por la mañana. En un Giro de Italia, se me quedó grabado.
Bueno, tú andando en bici habrás tenido que parar a comprar pastelitos alguna vez…
No, porque yo soy de dos horas, dos horas y media. Prefiero hacer un rato más intenso que… Me gusta la bici, pero me gusta también hacer otras cosas.
Volviendo a lo de antes… nos falta hoy espontaneidad.
Claro, el margen de error para el ciclista es muy pequeño. Hay teles en los coches, hay pinganillos… Es casi imposible que te quedes. También hay más caídas, porque hay más nervios. Pero antes pasaban muchas más cosas, y había un lapso… el corredor se daba cuenta de algo, avisaba a su compañero, todo era por voz…
Y el periodismo ciclista… ¿crees que también ha perdido espontaneidad?
No lo creo, no. Incluso pienso que en algunos aspectos ha mejorado. Hubo una época en que había demasiada cercanía con los equipos. Para mí es muy importante mantener la distancia, decir lo que pienso. Sobre todo ahora. Tampoco soy demasiado polémico. Siempre hay… mira, existe una frase que me da risa, eso de «me han dicho que has dicho». Es comprensible, eh, la madre, la mujer, el hermano… jamás estarán contentos con lo que puedas decir, por muy bueno que sea. Hay que minimizar las cosas, si hasta la París-Niza es nicho, necesitas dimensionar lo que haces. La vida del deportista profesional es muy dura, ¿eh?, tienes que estar entrenando, cuidándote, y llega un momento en que no puedes fallar. Y eso no todo el mundo lo sabe gestionar…
Los periodistas jóvenes que van entrando al ciclismo… ¿los ves diferentes a vosotros? ¿Demasiado pendientes de las redes, quizá?
Pero es que eso no lo podemos evitar. Pero ahora… yo veo una generación que me gusta mucho. Hubo una época en que la gente quería más salir en la tele que ser periodista. Yo eso nunca lo hice… Supongo que ahora ya estoy acostumbrado, mi cuota de vanidad está cubierta. Creo que nunca fue muy alta, pero está cubierta.
Y lo nuevos formatos… Youtube, Twitch…
La evolución no se puede detener. Dudar de que Ibai Llanos tiene talento y hace algo bien… alguien que hace un directo, le siguen cientos de miles de personas… mira, yo me quito el sombrero. La gente que arriesga y hace cosas nuevas… Yo cuando era directivo intentaba apostar por los jóvenes. Pero ocurre otra cosa… a mí me dijeron una vez que Ibai nos iba a quitar el trabajo… no, perdona, yo tengo mucho respeto, pero eso no es periodismo. El periodismo tiene que tener un punto crítico. ¿Cuál es el problema? Que a veces, incluso en el ciclismo, un equipo o un jefe de prensa prefiere entrevistas de youtuber, que solo van a ser «jijí, jajá» antes que con un periodista. A mí es lo que me preocupa, porque cada vez es más complicado. Otra vez me dijeron que si una marca invierte en el ciclismo hay que hablar bien de ella. Bueno… es que si yo digo algo de Movistar, o de Kern, o de Euskaltel… yo no critico la marca, en todo caso critico a los gestores del equipo. Me parece equivocado confundir esas cosas.
Has dejado caer la idea… ¿No crees que tantas entrevistas «falsas» dificultan que haya auténticas entrevistas?
Bueno, si por entrevista piensas en esto que estamos haciendo hoy, quizá sí… Pero no creo que pase con las declaraciones después de etapas y eso. Con la pandemia, además, los equipos pusieron mucho de su parte para facilitarnos el trabajo. Pero, mira, hablando de la pandemia… Yo he visto entrevistas por skype absolutamente impresentables en informativos. Ahí Televisión Española intenta ser cuidadosa. Pero, claro, hacer una entrevista en la casa de un señor te obliga a ir allí, llevar equipo, dinero… haces una llamada y sale gratis. Por eso te decía que cuestiono la situación actual del periodismo… Se está perdiendo espíritu crítico, se está perdiendo el ir a los sitios. A mí me ha pillado con una edad que a veces hasta lo agradeces, pero… El haber vivido tantas carreras desde dentro me ayuda a retransmitirlas en un estudio. Probablemente quien me sustituya irá a muy pocas carreras…
¿Lees foros especializados?
No, eso no. Hace muchos años veía uno que se llamaba Parlamento Ciclista, pero ahora no. En Twitter sí miro cosas, tengo uno a modo informativo. Pasa que ahora los ciclistas ya van a Instagram, y eso me da más pereza. Pero no me apetece perder mucho tiempo en eso. Mira, durante la pandemia me acostumbré a ver series y ahora leo mucho menos que antes, y me da rabia. Leer siempre es recomendable.
¿Con Peio Ruíz Cabestany llegaste a trabajar? En una entrevista con nosotros contó que Pedro Delgado le hizo la cama en televisión.
Trabajé un año con él, sí. Yo creo que eso de Pedro no es verdad. Te prometo que lo creo así. Probablemente no soy imparcial, porque Pedro es muy amigo mío, pero… Además es que, sinceramente, creo que no lo necesita, está un poco por encima de estas cosas. Es una persona que cae bien a todo el mundo, desde el técnico de sonido al realizador…
Le siguen pidiendo fotos hoy…
Nosotros alguna vez hemos tenido que pedir ayuda a la policía para que pudiese bajar del autobús. Perico es una persona que tiene algo…
Carisma, que no se entrena. Lo tienes o no.
Sí, carisma.
Los años noventa, aquella escalada de dopaje… tú estabas dentro, ¿veías algo?
Sí… si te digo que no veía nada estaría mintiendo. Ahora, lo que llegó a ser, tan grave… eso ya no.
Tú, por ejemplo, seguías la Vuelta cuando Eufemiano Fuentes era médico de algunos equipos… ¿tenías relación con él?
Sí, incluso una vez estando en Canarias lo vi, nos saludamos y tal… Pero te voy a contar una anécdota. Eufemiano siempre llevaba una maleta. Siempre. Él nunca estaba toda la carrera, iba y venía. Con la maleta. Cuando entran en su piso, aquí en Madrid, en esas imágenes yo vi una maleta abierta, azul, y pensé que ya la conocía. Estaba llena de medicamentos. A mí lo que realmente me cuesta entender es que, he sido consciente después, durante unos años la gente se jugaba la vida.
¿En aquel momento no eras consciente de tanto? Esas historias de ciclistas corriendo por las noches en los hoteles para que les circulase la sangre…
No, eso lo supe a posteriori. Pasaban cosas, a veces veías asuntos raros. En los hoteles… yo he visto a corredores llegar muy tarde al hotel, y ahora lo relacionas… Yo leí entero el dossier de la Operación Puerto, y hay cosas que encajas incluso por fechas. Pero nunca sabes… Una vez vi un corredor que llegó su padre a recogerlo y se fueron del hotel, serían las seis o siete de la tarde… Luego se supo que a algunos sus padres les llevaban bolsas de sangre. A mí un hijo me dice eso y… Esto es muy arriesgado, las transfusiones se hacen en los hospitales. Si tú trasladas la sangre… ¿la llevas en una neverita enchufada al mechero del coche?
O las famosas alcayatas en las habitaciones para colgar bolsas…
Eso lo he visto yo, que no había cuadros, me di cuenta más tarde. Pero esos límites que hubo no los conocí…
Aun cuando no supieras de los límites, debías ser consciente de aquella «escalada armamentística». Pienso en algunos equipos italianos a mediados de los noventa… Tú eso ¿cómo lo vives? ¿Con desencanto?
Sí, había equipos que no eran normales. En aquel momento no tienes desencanto, pero a posteriori sí. Supongo que es porque estás tan dentro del mundillo… Yo, por ejemplo, no estoy de acuerdo con esta gente que dice «Armstrong se dopaba, pero era el mejor, todos hacían lo mismo». Eso no me vale. El «todos lo mismo» me recuerda a mi hija, cuando tenía quince años y, para pedirme ir a algún sitio, decía que iban todos. Es un comportamiento adolescente, tú debes tener personalidad. Hablamos de gente de veintitantos años… Chico, has querido asumir esos riesgos. También entiendo que es muy difícil… imagino que tienes veintidós años, te ficha un equipo y… hay que tener mucha personalidad para decir «yo no, tú a mí no me tocas». No digo que sea fácil, pero creo que… Siento que durante algunos años aquello era una trampa. ¿Me preguntas por ahora? Pues absolutamente claro que está más limpio, pero decir que nadie… tampoco me lo creo. Esto es ley de vida, al final tras el dopaje está el dinero.
Y tú como periodista… ¿alguna vez sentiste responsabilidad por no denunciar todo aquello?
No, porque para denunciar cosas tienes que tener pruebas, prácticamente necesitas ver a un corredor haciéndose una transfusión…
Y tú nunca viste eso.
No, no creo que ningún periodista haya visto eso. Yo sí he visto movimientos, cosas raras, habitaciones sin cuadros… Rendimientos, corredores que aparecen y desaparecen, pero… Si yo hubiera contemplado aquello entiendo que lo tendría que explicar.
Salta la Operación Puerto.
Lo recuerdo como si fuera ahora. Estábamos en el Giro de Italia, en Monte Bondone, y después de la etapa llamó alguien de la Ser a Pedro Delgado para contarle que habían detenido a Manolo Saiz y a Eufemiano.
En aquel momento ¿temes por el conjunto del ciclismo o te alegras porque pillen a los tramposos?
Yo en aquel momento pienso que aquello es grave. El ciclismo ha demostrado ser un deporte con base fuerte, de aficionados, de tradición. Algún otro deporte no sé si hubiera aguantado todo este asunto. A mí lo que no me gustó fue el corporativismo dentro de los ciclistas.
Aquel famoso Campeonato de España que no se celebra.
Pensé que no se estaban enterando de nada. Yo estaba allí, se reunieron algunos corredores y el problema parecía ser Carlos Arribas (periodista de El País), que acababa de publicar… Pensar que Arribas tiene la culpa de esto es increíble. ¿En qué mundo viven? Algunos que no se quedaron a la asamblea que hicieron. Eso me impacto, daba la impresión que a esos tíos les daba lo mismo… Me abrió mucho los ojos.
¿Perdiste alguna amistad por eso?
Sí, alguna. No tanto entonces, sino después, yo fui muy crítico y…
Pregunta directa: ¿para ti qué es el dopaje?
Consumir productos prohibidos, no hay otra definición. El problema es que los ciclistas creen que el dopaje es dar positivo, y eso no es verdad. Dopaje es consumir.
Lo pregunto porque dos grandes druidas de la época, Eufemiano y Ferrari, hacen siempre referencia a recuperaciones, auxilios, etcétera… Supongo que viste la entrevista que le hicieron a Fuentes en Salvados
Sí, y me río cuando dice que los estaba ayudando a su salud. Defender que una transfusión en un bar o en un hotel es saludable pues…
Y luego están las famosas declaraciones de Ferrari comparando la EPO con el zumo de naranja, y diciendo que si te tomas veinte zumos de naranja también te puedes morir…
Eso ya me parece una tontería. Al final esto es como la vida… tú te puedes comprar un Ferrari…
Pon otra marca, igual…
(Ríe), vale, vale. Un coche de cien mil, uno de cincuenta, uno de treinta o uno de quince. El que tiene la posibilidad de comprarse el caro pues está bien… Yo eso lo he sabido a posteriori, que había tratamientos de muchos precios. Quizá el que gastaba más arriesgaba menos que quien gastaba una cifra menor. Y creo que quien gastaba poco se estaba jugando la vida. Por ganar carreras. Claro que ganar carreras es ganar dinero. Ahí sí les puedo entender un poco.
Sabiendo todo lo que sabemos hoy… ¿se puede echar de menos en el ciclismo actualmente a personas como Manolo Saiz o Vicente Belda?
A Manolo Saiz yo lo respeto muchísimo, creo que es alguien que hizo cosas increíbles. Nunca te hablaré mal de Manolo, y mira que mi gran problema en este mundillo lo tuve con él…
Aquella moto en Navacerrada, durante la Vuelta de 2003.
Sí, yo allí lo pasé mal. Aquel día colgué el teléfono como a la una de la mañana.
Yo siempre he pensado que aquella moto estaba muy cerca…
Bien, vale, pero lo que no puede ser son las cosas que se oyeron ahí… se escucharon amenazas de muerte. Todos superamos límites que no se pueden superar. Pero, volviendo a Manolo, a él no le recibe bien el ciclismo, venía de fuera, era un innovador. Todo el tiempo que dedica a este deporte, sacrificando incluso su vida familiar, me parece increíble. Cuando llegas a un nivel tan alto como él llegó tienes que tomar muchas decisiones y también puedes cometer más errores. Yo creo que los cometió. Pero hay que poner todo en la balanza, no solo lo negativo.
¿Crees que encajaría en el ciclismo de hoy?
Yo creo que ahora ya no, ha pasado el momento. Pero siempre digo lo mismo… ¿Por qué Bjarne Riis ha podido tener un equipo y Manolo no? O Bruyneel. Eso se me hace difícil de entender.
Al hilo de lo anterior, y sin querer personalizar… ¿alguna vez has deseado que un corredor pierda porque el director te caía mal?
Jamás. Yo tenía mis preferencias, claro, pero esos personalismos no… Ahora ya no tengo esas preferencias, y creo que es importante… Es curioso, llevamos unos años sin hacer el Giro y cuando lo veo por la tele a veces hasta me pongo nervioso. Casi disfruto más una carrera que no comento que otra donde sí estoy trabajando. Es mi obligación, además, ver todas las carreras que pueda…
¿Alguna vez has comentado una prueba sabiendo que era mentira?
No, aunque alguna vez sí he tenido la sensación de ver algo que me chirriaba.
El Tour 2011, por ejemplo, con aquello que dijiste…
¿Qué dije yo?
Ataca Contador en el Galibier, va Voeckler de amarillo y aparece medio equipo Europcar. Literalmente tú dices «Vincent Jerome (…) estas apariciones en el puerto final del Tour de Francia yo no las he visto nunca (…) Iba a decir una de esas cosas que siempre te da miedo decir, pero el rendimiento del Europcar me parece una cosa alucinante. (…) Yo soy de los que creen que aquí hasta que uno no da corre sobre las reglas, pero, no sé, siempre han sido tan críticos con todos…»
Ahí me equivoqué. Porque yo tengo muy claro que si entonces dije eso también debería haberlo dicho otras veces. También me equivoqué el día de La Covatilla, por ejemplo, con el famoso ataque de Carapaz. No por decir que lo iba persiguiendo Movistar, sino por expresar que aquello era por venganza.
¿Te dan un toque?
No, toques no me dan, pero sí llegan cosas… A mí Eusebio me llamó directamente, vaya. Reconozco que mi comentario de «estarán pasando factura» fue un error, pero su movimiento también… En una lucha entre primero y segundo tú no te puedes meter. Y luego la excusa que sacaron al día siguiente, de si estaban pendientes del vigesimoquinto top ten de Valverde… Mira, eso solo os interesa a vosotros. De hecho hay una imagen del mecánico y Patxi Vila en la que parecen decir «¿qué estamos haciendo?». Yo me equivoqué en mi comentario, y ellos en su planteamiento.
¿Crees que el ciclismo ha sido chivo expiatorio con el dopaje?
Lo que es obvio es que el ciclismo ha hecho muy mal las cosas, así que no matemos al mensajero.
¿Ha hecho las cosas peor que en otros sitios?
Bueno, el atletismo y la natación han tenido momentos que… ¿Otros deportes han ido tan al límite como este? No tengo ninguna duda. Quizá hay algunos donde no lo necesitan tanto. Aunque luego ves aquello que se vio de Cannavaro y… tampoco seamos tontos. Pensar que solo el ciclismo se dopa sería de… Pero una parte de lo que se ha llevado sí lo merecía.
Relacionado con esto… la figura de Lance Armstrong.
Nunca me gustó. Para mí lo peor que hizo fue meterse en aquella fuga donde estaba Simeoni (Tour 2004). Eso fue de mala gente, «este tío ha dicho algo y le voy a joder la vida». Me llegó que en aquella fuga otros ciclistas le decían a Simeoni que se descolgase. Me parece tremendo, es como pegar a un niño.
Tenía un comportamiento…
Mafioso.
Yo iba a decir arrogante, pero también. A mí siempre me pareció que arrastraba tics de sociopatía…
Yo esa palabra no la usaré, pero tenía cierta megalomanía, se sentía muy superior a todo el mundo…
¿Y Marco Pantani?
A ver… que se dopó creo que es obvio. Pero a mí su caso y el de Chava me dan mucha pena. A mí Chava me pilló con la moto, y él era un encanto. Era alegre, alegría pura. Yo creo que podía conquistar la Vuelta, pero no quería. Se ganaba muy bien la vida, lograba etapas… Tengo anécdotas con él, algunas de las cuales no puedo contar, pero… Siempre me decía «o a cola o en cabeza, en medio no te ve nadie. O ganas o a cola, que te aplauden mucho». Era su carácter. Yo nunca pensé que él, siendo la alegría personificada… Es verdad que vas a malos lugares, gente inadecuada…
¿Lo sabíais?
No, yo lo del Chava no. Era alegre, diversión…
¿Cómo vivís desde dentro aquella Vuelta del 98, cuando está combatiendo con Olano pese a militar en el mismo equipo?
El Chava bromeaba mucho con ello, en el pelotón había mucho chiste, yo hacía moto y… A Olano no le haría ninguna gracia, pero es que el Chava caía muy bien. Y, mira, Olano es otro que hizo sacrificios, merece mucho respeto.
Yo creo que se le ha respetado poco.
Bueno, a él eso de sucesor de Miguel le beneficia económicamente y le perjudica desde otros campos. Pero hizo muchos esfuerzos, yo lo conocí cuando pasó a profesionales con aquel equipo (CHCS), y pensar que ese hombre pudiera lograr lo que acaba logrando…
Pero Chava tenía carisma y él no.
Sí, es una buena definición. Chava tenía carisma.
¿Cómo se fragua tu nombramiento como director de Teledeporte?
Creo que fue una evolución profesional. A mí me pilló de sorpresa. El director Manuel Farero, buen amigo mío, se quiere marchar a otro departamento, y me propone a mí. Al principio no me seduce la idea, pero también hace ilusión, que piensen en ti para algo así… No me arrepiento de haberlo aceptado. Solo puse una condición, y es que seguiría haciendo Tour y Vuelta.
Pareces más animal periodístico que de gestión.
Sí, por eso te digo que después de ser director de Teledeporte soy mejor profesional, pero no mejor periodista. Globalmente fue una experiencia bonita, pero también dura. Intenté dejarlo antes, creo que me sobraron los dos últimos años…
¿Es ahí donde te das cuenta de que tú te diriges a una audiencia generalista?
No, ya lo había visto. Pero es verdad que te ayuda, porque como director aprendes muchas cosas sobre cómo van las audiencias, las reuniones, conoces a gente que eran auténticos killers del share, en aquel tiempo la televisión pública se gestionaba como ahora la privada, mirando hasta la última décima… En general siempre he tenido suerte para aprender de mucha gente y, después, tomar mis propias decisiones.
El comentarista ha cambiado mucho desde que tú empezaste, creo. Entras en el Youtube, pones etapas de los ochenta y aquello suena antiguo…
Sí que me suena antiguo, sí. En otros deportes, además, había gente que era poco rigurosa. En general ahora quien comenta es bastante más profesional.
¿En Teledeporte es posible crear una narrativa imparcial o siempre te debes fijar más en el español?
Es lo que decíamos antes, tienes que saber a quién te diriges. Si tuviésemos al campeón del mundo de petanca veríamos todos petanca, mira lo que pasó con la Fórmula 1 y Alonso. Es cierto que en el ciclismo hay una base bastante sólida incluso ahora que no tenemos a ningún gran campeón. Pero es que no podemos hablar de ciclismo… debemos hablar de Tour y Vuelta, lo que va en La 1, y el resto. Hay gente que le encantan los paisajes, por ejemplo, y nos pone para ver paisajes. La Vuelta es un entretenimiento.
¿Cuánto tardáis en prepararla?
La primera reunión post-Vuelta llega en la última semana de septiembre. El trabajo directo es desde enero. En la Vuelta somos coproductores, así que yo conozco el recorrido mucho antes de que se haga público. Pero no como periodista, ya te digo. Unipublic, por ejemplo, nunca aprobará una meta a la que nosotros no demos visto bueno, porque algo que no se puede ver…
Yo sé de algunas etapas que se han producido fuera de los sitios donde terminan…
Bueno, pero es habitual. Cuando vamos al Angliru, por ejemplo, la unidad más grande se queda aparcada en Oviedo y trabaja desde allí. La producción es milimetrada. Un ejemplo… debemos saber dónde va a repostar un helicóptero con mucho tiempo de adelanto. Es mercancía peligrosa, si te dan permiso en un sitio no puedes hacerlo en otro.
¿Y estas superficies que aumentan dificultades? Adoquines, sterrato…
A mí me gustan, sí. Y lo comento a veces… Yo me pongo a ver una carrera de motos y me exige atención durante cincuenta minutos. En ciclismo le pedimos a la gente tres horas durante un mes, redondeando. Hostia, es que tenemos que dar algo bueno. Por eso esas etapas donde los ciclistas van parados… El coste de hacer una etapa es enorme, mucho mayor que otros productos emitidos a la misma hora. ¿Por qué es un éxito Sálvame? Porque es un programa barato. Gran audiencia, bajo coste. Si eres una empresa privada pues…
Me da la impresión de que no te importa asumir críticas propias, pero te molesta que se critique el producto en general.
Sí, me molesta porque yo tengo productores que duermen poquísimo, técnicos que montan lloviendo o nevando, lo que haga falta… Entonces esta gente que desde el sofá dicen «hostias, por qué no empiezan ya en la tele» pues… Como si voy al horno de mi pueblo, que lleva cuarenta años el hombre, y le digo «Joaquín, a este pan le queda un minuto de cocción»… Es partir de la base de que somos tontos o no sabemos hacer nuestro trabajo. Y luego hay otra cosa… nosotros tenemos medios técnicos adecuados, pero cuando se jubilen dos o tres personas en la Vuelta vamos a tener problemas, porque la experiencia es muy importante. Con lo que tiene el Tour no habría pega…
El despliegue del Tour, con respecto al vuestro… ¿el doble?
El triple, diría que el triple. Hay una cosa que no me gusta de su emisión, y es que siendo una carrera internacional su criterio es muy francés, muy chauvinista. Lo de mostrar quedándose al campeón de Francia, aunque no importe mucho para el devenir de la competición. Creo que nosotros tenemos un tono más internacional.
¿Tú te escuchas? O igual a estas alturas ya no hace falta.
Sí, siempre hace falta. El problema es que no puedes escucharte veinte minutos, tendrías que hacerlo toda la emisión. Y lleva rato. Pero siempre hay cositas. Le digo a Pedro que entre antes, o mi abuso del «eh», que es muy catalán.
Y tus coletillas, tipo «qué duro es este deporte», ¿las tiras deliberadamente?
Eso surgió, yo sé que la gente se queda con ello y… Nunca me he preparado una frase, creo que se notaría mucho. Si no eres espontáneo, si no te diviertes…
Y otro tipo de comentaristas… lo que hacen en Eurosport, lo que hace la Rai, que es un espectáculo muy italiano…
Tengo un respeto absoluto por mis compañeros… uno me gustará más o menos, pero no voy a decir que lo hace mejor o peor. Ahora… hay gente hablando sobre Javier (Ares)… mira, Javier Ares te podrá gustar o no, pero es un profesional con una trayectoria que ya me gustaría tener a mí… Al final es un tema de gustos.
Yo creo que a la mayoría se les acusa de tibieza.
A ver, yo sobre todo escucho a otros compañeros durante el Giro, claro. Pero es cierto que Javier fue en su momento un periodista bastante crítico…
Se lo exigían, quizá.
No lo sé, puede… pero a mí no se me ocurriría decir nada de… Mira, lo digo también por mí: si llevas treinta años haciendo una cosa pues mal no lo debes hacer, hay una trayectoria.
Durante el confinamiento empezasteis a sacar cosas del Archivo de RTVE… Aquello debe ser una joya casi inexplorada.
No, está bastante explorada, pero es inmenso. Ahora está todo digitalizado, en su momento hubo cosas que se perdieron, pero actualmente se conserva bien. Fue una experiencia muy bonita.
Creo que no somos conscientes de lo que hay.
No, ni mucho menos. Durante la pandemia el ciclismo era lo que mejor funcionaba en la tele. A mí me pedían carreras, listas de posibles, yo lo hablaba con Pedro, que para algunas cosas tiene mejor memoria… Hubo gente que se lo curró muchísimo.
Metiste allí alguna Clásica, que pudiera no ser la elección más popular en España. Tú fuiste casi de los primeros en retransmitir Clásicas en España y te encantan, se nota…
Siempre lo digo… Flandes y Roubaix son las mejores carreras del año, aquello no es ir a trabajar. Como carreras son la hostia. Yo entiendo que eso es nicho, ojo.
Freire era un corredor nicho.
Absolutamente, entre que corrió siempre fuera, que se dedicaba a cosas sin mucha tradición aquí… Tuve buena relación con él, pero era un poco particular, no creo que fuese muy amigo de ningún periodista. Era un tío normal.
¿Cuál es la carrera más especial que has narrado?
Yo tengo mucho cariño al primer pódium de Flecha en Roubaix. Era un corredor especial, con mucha determinación por brillar en lugares difíciles, se tuvo que ir al extranjero. Luego alguno de los Tours de Contador. Y guardo muy buen recuerdo de etapas en la moto. En el País Vasco, por ejemplo, y mira que me mojaba mucho. Pero deseabas que llegase la Vuelta al País Vasco.
Aquellas ediciones de los noventa, con Rominger, que parecía llover a diario.
Pues pillaba todas. Pero, oye, estaba diluviando y tenías ganas de empezar. También es especial algún Mundial de Freire. Ah, y aunque diga que he puesto mucha distancia… reconozco que me emocioné con el Mundial de Valverde. Me sorprendí a mí mismo.
¿Valverde o Contador?
A mí me hacen gracia esos amigos que dicen «te recomiendo este restaurante, que hace la mejor paella». Pues algo así, tan claro… Yo no tenía preferencias. Muchas veces me decían que era de Contador o de Valverde. Hubo un día, en la Vuelta, que al mismo tiempo entraban mensajes en el Twitter de RTVE diciéndome unos que se me notaba mi preferencia por Contador y otros lo mismo sobre Valverde. Yo no sé de quién soy, pero si no lo tenéis vosotros claro… Yo tenía cariño a Chechu (Rubiera), a Flecha, a Purito… Mira, a Chavanel casi no lo he tratado, y me gustaba mucho. A veces hay corredores que te entran por el ojo.
Esa pareja de comentaristas con Pedro Delgado.
Es que ya somos más que compañeros. Ahora mismo me costaría hacer algo sin él. Ya no me quedará mucho, pero me costaría. Perico es un tío que tiene carisma, y cuando tienes la suerte de caer bien a la gente todo es más fácil. Punto final.
¿Te arrepientes de no haber probado otra cosa? Pienso en reportajes largos…
Bueno, yo he hecho dos documentales, sobre Contador y Valverde. Lo disfruté mucho. Pero es que he tenido mucha suerte con mi trabajo, la vida me ha tratado bien. Tengo una hermana que dice que, cuando va conmigo en coche, siempre encontramos aparcamiento (ríe). Así que estoy muy agradecido, no me arrepiento de no haber hecho más cosas.
¿Y escribir?
Alguna vez he hecho columnas en prensa, muy esporádicamente. A ver, tengo una novela a medio escribir, pero supongo que por vergüenza… Alguna vez me han ofrecido escribir libros de ciclismo y lo he rechazado, creo que ya dedico suficiente tiempo a este asunto.
¿Y unas memorias?
No, no lo creo. No siento que sea tan importante, que tenga tantas cosas que contar. A veces me sorprenden estos deportistas que con veintidós años ya tienen su autobiografía.
Sí, esas autobiografías que podrían venir escritas en tercera persona.
(Ríe), esas.
¿Valdrían más tus memorias por lo que contarías o por lo que callarías?
Alguna cosa callaría, pero no tengo tantos secretos, creo.
¿A quién te hubiese gustado entrevistar con este formato nuestro? Un rato larguísimo, tranquilamente…
En televisión esto es difícil, ¿eh?, casi imposible. Pero bueno… ahí me iría fuera del deporte. Hay tantos personajes… (piensa), a mí la política me interesa, la sigo mucho. Me hubiese gustado entrevistar a Nelson Mandela, el Rey emérito, algún escritor… a mí me encanta Vargas Llosa. O, mira, te vas a reír, pero yo he leído mucho a Houellebecq y me encantaría…
Y a mí, ¿eh? Pero no sé si se iba a dejar. Tiene ya el personaje montado, ¿no?
Sí, con su aspecto y tal. Debe ser interesante.
Yo pensaba que me ibas a decir Indurain o alguien del mundillo.
No, para hacer una entrevista así de recorrido vital los deportistas no suelen…
Terminamos… ¿te gustaría cubrir una última carrera sobre la moto?
No, pero te explico la razón. Yo creo que la vida son etapas, y esa ya pasó. Si me dejarán escoger un sueño sería hacer un Tour como la Vuelta de este año, con reportajes, el post etapa… El problema es que en la tele todo es muy caro…
Creo que en varias ocasiones ha podido hablar más de lo que lo ha hecho; pero en general muy buena entrevista, contestando a todo. Por edad pillé menos a Pedro González y relaciono más a Carlos con esas no siempre emocionantes tardes de ciclismo. Ha sabido transmitir su pasión y se ha erigido como una voz propia, independiente del difunto Pedro.
Cuando hablan de Armstrong, que si mafioso, que si megalómano, que si arrogante, que si sociópata…simplemente a-me-ri-ca-no de los usa.
Muy buena entrevista. Para los amantes del ciclismo Carlos es una referencia.
En lo negativo, señalar que sorprende la cantidad de errores en el texto, no tanto faltas de ortografía sino omisiones de palabras y cosas así…
Yo soy amante del ciclismo y de referencia no tiene nada. Mucho explicar su relación con Movistar pero no cuenta ni media verdad. Un sa.ludo
Por no hablar de cuando en las olimpiadas salía como reportero a pie de pista y en cuanto algún atleta protestaba de la federación, comenzaba a largar sus opiniones a favor del «establishment» federativo y pasaba por completo del entrevistado. Estos fueron sus primeros pinitos en el ente público y por ello fue cumplidamente recompensado. Era la cara B de Frederic Porta, el «periodisto» del ciclismo. No llegaba a confundir «gregarios» con «gregorios» como hizo éste, pero jamás ha dicho nada que pudiera molestar en el corral patrio, de manera que se ha apalancado, aunque su voz sea poco agradable.
Tuvo un encontronazo memorable en BCN 92 con Peñalver, en la zona mixta de Montjuich…
De hecho, yo a Carlos de Andrés le he escuchado narrando Rugby, soy yo ? o pasó eso en realidad?
Personalmente me parece una verguenza muchos de los invitados que lleva al plató para comentar las etapas.
No concibo que traiga a gente que ha cumplido sanciones por dopaje, gente que aparecía en el juicio de la Operación Puerto como clientes del Dr. Fuentes,…. y lo que es peor: que no les haga ninguna pregunta al respecto.
Para mi, mal periodista si no pregunta.
El deporte tiene que soportar mediocres ¿periodistas? ….
«Yo creo que hay que ver si tiene sentido seguir». Esas fueron las «gloriosas» palabras que el periodista de RTVE Carlos de Andrés dijo durante la retransmisión de la etapa de ayer ,mientras la cámara enfocaba a Tadej Pogacar, quién sufrió (y seguro aprendió ) , una derrota histórica (casi 6 minutos de diferencia con Jonas Vingegaard, su gran rival). Qué mensaje se transmite como deporte entonces? Si te superan, déjalo… A cuatro jornadas de finalizar la carrera, tras haberse batido durante casi tres semanas con un excelente corredor, el mensaje a transmitir a las futuras generaciones de ciclistas es que hay que dejarlo? ¿No es mejor aprender a reconocer la victoria del rival? ¿No es mejor felicitar a quien te gana?
Las palabras de De Andrés son un reflejo del tipo de deporte, del tipo de aficionados, del tipo de prensa que hoy día abunda.
Siempre menospreciando y creando dudas ante el ganador.
¡¡Claro que tiene sentido seguir!!
El Tour se ha acabado en la etapa reina con el tercer y definitivo golpe de Vingegaard. Impresionante e inolvidable !!!
Excelente entrevista, de esas que ya no se leen, como la de José Manuel Abascal. Muy buen trabajo, enhorabuena.
A mí me parece un buen periodista, ideal para el ciclismo por su experiencia y estilo desenfadado e imparcial. También es cierto que peca de políticamente correcto y a veces no parece decir todo lo que piensa, pero supera a su antecesor Pedro González y no veo otro mejor que él para acompañar a Pedro Delgado.