Música

Los caminos de la música: al oído también se le engaña

Los caminos de la música
Foto: Getty.

Como afirma Orson Welles en el prólogo de F for Fake: «Casi todas las historias incluyen algún tipo de mentira». En la historia de la música han existido bulos, también llamados engaños o fraudes. Han sido pocos, pero muy sonados. En un engaño musical se atribuye intencionadamente a algún compositor conocido una obra de otro.

¿Qué motiva a un músico a camuflar su propia obra bajo el nombre de otro compositor? 

En arte se mira y escucha de manera distinta en función de quién es el autor, que es quien determina en gran medida el valor de la obra. La predisposición del oyente es distinta si el autor de la obra es un compositor reconocido o si por el contrario se trata de uno menos conocido. 

Para algunos intérpretes, los engaños musicales fueron una vía para poner en circulación sus propias obras musicales y de esa manera agrandar el repertorio de su instrumento. 

Este tipo de artimañas fueron usadas por dos de los más grandes virtuosos de la historia de la música. Ambos compusieron pequeñas obras musicales que atribuyeron a otros compositores, principalmente de la época barroca y clásica. Al ser atribuidas a otros compositores, se dieron a conocer como transcripciones y no como obras originales.

Una transcripción de una obra musical es una adaptación para un instrumento distinto del que originalmente está escrita. Las transcripciones requieren de un gran conocimiento del registro y de las posibilidades técnicas y tímbricas del instrumento o de la formación para la que se transcribe la obra. El piano, dado su registro y posibilidades polifónicas, siempre ha sido un instrumento perfecto para realizar transcripciones. De hecho, muchas transcripciones han pasado a la historia como grandes obras de arte, como las realizadas por el pianista y compositor austrohúngaro Franz Liszt

Algunas transcripciones, sin embargo, han dado pie a engaños musicales.

Gaspar Cassadó fue uno de los violonchelistas y compositores más importantes y con mayor proyección internacional de todos los tiempos. Nació en Barcelona en 1897 y a lo largo de su vida vivió en diferentes ciudades y dio conciertos por todo el mundo. Estudió violonchelo en París con Pau Casals, además de recibir consejos de Maurice Ravel y de Manuel de Falla. Al estallar la Primera Guerra Mundial regresó a España y después decidió expatriarse e instalarse en Florencia. Formó dúo con la gran pianista Alicia de Larrocha y trío con Yehudi Menuhin y Louis Kentner. Una terrible acusación escrita por Diran Alexanian en nombre de Pau Casals y publicada en The New York Times truncó su carrera en 1949 cuando comenzaba su segunda gran gira americana en una época de gran convulsión política. 

Su legado ha quedado disperso y los acontecimientos históricos tampoco han ayudado a mantenerlo vivo. A lo largo de su vida fue testigo de varias guerras, no tuvo descendencia y, unos años antes de morir, se casó con Chieko Hara, una pianista japonesa que regresó a Japón con gran parte de las partituras de su marido al quedar viuda.

Gaspar Cassadó fue también compositor y hoy en día sus obras forman parte del gran repertorio del violonchelo. Sus composiciones más conocidas son la Suite para violonchelo solo, Requiebros o la Sonata en estilo antiguo español. Además de sus composiciones, realizó múltiples transcripciones para violonchelo y piano de obras de otros compositores, como Granados, Chopin o Debussy

Además de las transcripciones, Gaspar Cassadó compuso pequeñas obras que atribuyó a otros compositores y que fueron publicadas como transcripciones. En 1925, Universal Edition publicó una serie de supuestas transcripciones realizadas por Gaspar Cassadó de obras de Schubert, Couperin, Muffat o Frescobaldi. Una de las obras que publicó fue la «transcripción» de la Toccata de Girolamo Frescobaldi, un compositor y organista italiano nacido en 1583. Esta obra pasó a formar parte del repertorio habitual de los recitales no solo de Gaspar Cassadó, sino también de otros intérpretes de gran fama internacional. Incluso el director de orquesta Hans Kindler realizó en 1942 una transcripción para orquesta de la Toccata a partir de la transcripción publicada por Cassadó. Esa transcripción realizada por Kindler se hizo popular y la Orquesta Sinfónica de Boston la incluyó en uno de sus conciertos en 1955. Para preparar las notas al programa de tal concierto, el escritor John Burk le pidió a Cassadó el manuscrito y los datos de la Toccata. Cassadó evadió todas las preguntas y tan solo aportó datos difusos alegando que la había descubierto en los archivos de la Merced, donde su padre había sido organista. Nunca fue localizado el manuscrito, por lo que en 1978 se publicó un artículo de Walter Schenkman en el que afirmaba que el propio Gaspar Cassadó era el auténtico compositor de la Toccata. No consta que Cassadó haya reconocido jamás el engaño. Años después, la obra pasó a llamarse Toccata en el estilo de Frescobaldi y a figurar el propio Gaspar Cassadó como su único compositor. 

Fritz Kreisler fue uno de los más grandes violinistas y compositores de la historia de la música. Nació en 1875 en Austria y estudió en el conservatorio de Viena y París. Fue alumno de los compositores Anton Bruckner, Léo Delibes y Jules Massenet. Realizó su primera gira por Estados Unidos con catorce años. A pesar de su éxito, fue rechazado por alguna orquesta y decidió estudiar Medicina e incluso sirvió en el ejército un breve tiempo antes de retomar sus giras en 1899. Durante la Segunda Guerra Mundial se exilió en Estados Unidos huyendo del nazismo. Gozó en vida de una popularidad mundial e inspiró a grandes compositores, como Edward Elgar, que le dedicó su Concierto para violín y orquesta

Su faceta como compositor y arreglista fue también muy importante. Imitaba de manera extraordinaria el estilo de otros compositores, lo que le llevó a publicar varias obras que atribuyó a otros compositores, como Boccherini, Vivaldi, Couperin, Pugnani, Dittersdorf o Stamitz. Afirmaba haber encontrado los manuscritos de dichas obras en iglesias, monasterios y librerías de toda Europa. En sus conciertos era habitual que interpretara estas obras atribuidas a compositores barrocos o clásicos. Se hicieron tan populares que incluso otros intérpretes las incluyeron en sus recitales. Una de las más conocidas fue el Praeludium and Allegro atribuido a Gaetano Pugnani, un violinista de Turín nacido en 1737. Según Kreisler, dicho manuscrito lo había encontrado en un viejo convento del sur de Francia. 

La autoría de estas obras no fue cuestionada hasta que un crítico de la sección de Música de The New York Times llamado Olin Downes comenzó a investigar su procedencia para preparar una conferencia sobre un recital. Ante la falta de éxito al tratar de encontrar los manuscritos, no dudó en preguntar a Kreisler si era él el autor de esas obras. Kreisler admitió el engaño y reconoció su autoría. Ante el revuelo provocado por tal revelación, Kreisler escribió en 1935 en The New York Times que «su único objetivo fue enriquecer sus programas de concierto y que le pareció inoportuno y sin tacto repetir su nombre sin fin en los programas».

Tanto Cassadó como Kreisler fueron grandísimos intérpretes y compositores, además de magistrales imitadores de estilos. Parafraseando de nuevo a Welles, en el mundo de la música hay también «muchas ostras, pero solo unas pocas perlas». Estas obras han perdurado en el tiempo y forman parte del repertorio de violonchelo y violín, a pesar de los engaños. 

Las grandes obras de arte sobreviven a las circunstancias si son perlas, como lo han demostrado las falsas transcripciones de Kreisler y Cassadó. Estas obras originales se publicaron unos años después con el nombre de sus auténticos compositores y se añadió el nombre del compositor imitado con el epígrafe «en el estilo de…».

Como expresó Fritz Kreisler en 1935: «El nombre cambia, el valor permanece».

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4 Comments

  1. viruela

    porco pecatto componer y ceder la autoría a otro… ¿y al revés? ay, el plagio, daría para un artículo mucho más jugoso

  2. Cesario Caldera

    Un artículo muy bueno e informativo hasta ahora. Lo disfruté mucho mientras leía. Mantenga continuar con su buen trabajo. ¡Mis mejores deseos!

  3. ¡¡¡me encantó!!! buenísimo.
    gracias

  4. Daniel C

    Apasionante artículo de esta genial divulgadora !!
    Por favor, más!!

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