Después de dos años inciertos por culpa de cierta pandemia, las salas de cine recibieron temerosas en 2022 a un público que ya se había malacostumbrado a pasarse las horas delante de la tele, navegando por los menús de los canales de streaming sin saber qué ver y defecándose muy fuerte en las recomendaciones del algoritmo. Doce meses más tarde, las butacas habían acomodado los culos de un bonito montón de gente ante superproducciones multimillonarias, thrillers cocinados con buena mano, locuras surrealistas a través de multiuniversos, productos fabricados explotando vilmente la nostalgia, y dramas rurales de pequeña escala que encapsulaban grandes emociones.
La encuesta que proponemos hoy apunta a repasar los estrenos (tanto en grandes como en pequeñas pantallas) del año que dejamos atrás y decidir cuál de ellos ha supuesto el acontecimiento más reseñable de la temporada. La pregunta está clara: ¿cuál ha sido el evento cinematográfico más importante del año? Los nominados son curiosos por distintas razones, la caja que contiene la encuesta para votar se ubica al final del texto y los comentarios están abiertos, a disposición de todo lector y lectora que quieran sugerir las películas dignas de participar que se nos hayan pasado por alto.
Avatar 2: el sentido del agua
La secuela de la película más taquillera de la historia, aquella que todo el mundo vio en 2009 pero nadie recuerda. El único producto de consumo masivo capaz de negarse a sí mismo al ser culpable de inventar la «amnesia Avatar»: el inexplicable fenómeno de cómo, pese a su bestial éxito y recaudación mundial, Avatar ha supuesto un nulo impacto en la cultura popular y a sus espectadores les cuesta recordar siquiera qué es lo que ocurría en pantalla. Como bien apuntaba John Tones, lo sorprendente de la bestia de James Cameron era descubrir que no solo no generó el ecosistema natural de fans de las franquicias exitosas —apenas existen fanfics y memes sobre Pandora—, sino que ni siquiera tiene haters decentes porque los que no la tragan, más que despreciarla, la ignoran. Avatar 2: el sentido del agua se ha presentado trece años después de la primera entrega, y también ha arrastrado a un montonazo de gente al cine que no parecía acobardarse ni ante las tres horas y pico que dura el show, ni ante una tecnología 3D a la que Hollywood ya hace la cobra desde hace mucho tiempo. Y todo el mundo parece estar de acuerdo en que Avatar 2 visualmente es una locura espectacular pero narrativamente es inane, pero eh, ahí sigue. Lo único indiscutible es que esta saga supone una de las criaturas más curiosas y dignas de estudio del mundo de los blockbusters.
¡Nop!
Resulta fabuloso el modo en el que Jordan Peele ha efectuado el recorrido desde la posición de cómico histriónico de sketches sobre cultura popular hasta la silla del director de obras de género que siempre beben del estilo The Twilight Zone. Por aquí lo etiquetamos como el Shyamalan bueno, aquel que por ahora no ha metido la pata pese a presentar historias que mal llevadas podrían suponer una catástrofe. Con ¡Nop! no solo se adentró de nuevo en el terror popular a todos los niveles —el propio título emula la reacción inicial de mucha gente al enfrentarse a una cinta de miedo—, sino que además se sumergió en el espíritu de ciencia ficción from outer space de clásicos como Encuentros en la tercera fase. Y no faltaron las secuencias de horror para enmarcar en el salón, como la lluvia sangrienta sobre la casa, la digestión alienígena o la terrorífica escena del simio en el plató de televisión. Imagina Tiburón pero en el cielo. Sip.
The Batman
Hoy en día, Marvel podría estrenar en cines una trilogía sobre una maratón de macramé entre sus superhéroes menos populares al ritmo de música de Enya y la gente, en lugar de huir, haría cola en las salas el día del estreno. Porque Marvel se lo ha montado bien. En DC, en cambio, tienen su universo cinematográfico hecho un puto cristo. Tan pronto cultivan un bombazo (Aquaman, Wonder Woman), como fabrican cosas ante las que dan ganas de sacarse los ojos (Catwoman), se descalabran (La Liga de la Justicia), o deciden elaborar remixes de sus descalabros para intentar arreglarlos (La Liga de la Justicia de Zack Snyder). En Gotham City la cosa es curiosa, ya hemos contemplado a un buen montón de Batmans diferentes en tono y actitudes, y a un Joker firmado por Todd Phillips que arrasó haciendo un Taxi Driver y alejándose del cine de superhéroes. Y parece que lo de este último es el camino que nos podría proporcionar más alegrías: directores con personalidad que hagan con los personajes clásicos lo que les venga en gana, sin preocuparse por un crear un universo cinematográfico. Y ahí entra Matt Reeves con su propio Batman, una versión del héroe tejida a ritmo de Nirvana, con Robert Pattinson como Bruce Wayne, Paul Dano en el papel de Enigma, Zoë Kravitz como Catwoman y Colin Farrel irreconocible bajo las capas de maquillaje que lo transformaban en el Pingüino. Tres horas de hombre murciélago de lo más competentes y empaquetadas bajo una espectacular fotografía de Greig Fraser. Batman tenía que volver y reinvertarse en algún momento, y da la impresión de que lo hizo de la mejor manera posible.
Alcarrás
Nuestro cine ya no es el que era. Hace no tanto le costaba horrores pelear con los prejuicios y lograr que el público pagase conscientemente una entrada a la sala, pero hoy en día no es tan sorprendente ver cuatro o más películas encaramándose a los puestos del top ten semanal de taquilla. Al margen de los productos de masas y consumo rápido, encabezados por un omnipresente Santiago Segura centrado en el cine familiar y alejado de sus Torrentes, las producciones más cercanas ahora tienen pendiente recolectar prestigio rodando de nuevo por festivales con más frecuencia, algo que hasta hace poco parecía una empresa exclusiva de Pedro Almodóvar. Y aquí tenemos a Carla Simon quien, tras acaparar atenciones de público y crítica con su Verano 1993, ha logrado llevarse a casa el Oso de oro en la 72ª edición de la Berlinale, el máximo galardón del evento, un premio que España no olía desde 1983, cuando recayó en La colmena de Mario Camus. Un drama sobre una familia de payeses recolectando melocotones, rodado en catalán y con un reparto de actores no profesionales, que ha sido capaz de conquistar Alemania y también de recaudar más de dos millones de euros en nuestras salas.
Morbius
It’s morbin’ time. Nadie dijo que el mayor evento cinematográfico de 2022 tuviese que ser la película más rompetaquillas de la temporada, la más celebrada por el público o la más laureada por los críticos. Porque el acontecimiento más importante del año también puede ser un truño descomunal de setenta y cinco millones de dólares que sirve para demostrar lo poco que entienden algunos la naturaleza de internet. Morbius llegó dirigida por el anteriormente competente Daniel Espinosa y protagonizada por el continuamente repelente Jared Leto, narrando las desventuras de un vampiro de Marvel que compartiría universo con Spider-Man. Y fue un desastre, uno vapuleadísimo por la crítica profesional y casual, que se la pegó a lo grande en la taquilla.
Su descalabro propició que internet la tomase como epicentro de las coñas y collejas: el hashtag #MorbiusSweep apiló tuits jocosos donde se aseguraba que la peli había triturado todos los récords de taquilla recaudando morbillones de dólares con un 203 % de reseñas positivas por parte de la crítica. En un momento dado, alguien publicó una cita falsa de Martin Scorsese, quien se había ciscado públicamente en el cine de superhéroes, alabando el film y uno de los actores de Morbius, Tyrese Gibson, se tragó el fake hasta la campanilla. El posterior lanzamiento en plataformas avivó la magia: los bromistas comenzaron a inventarse frases y escenas ridículas como «It’s morbin’ time», asegurando que aparecían en el film, a emitir la película entera non stop en los canales de Twitch, servirla troceada en redes sociales o comprimirla entera en un gif para Tumblr. En Twitter «It’s morbin’ time» se convirtió en trending topic durante más de una semana.
¿Y qué hicieron en Warner ante tanta mofa y befa? Creer que con tanto runrún sobre Morbius existía una demanda real por la película, y reestrenarla en mil cines de nuevo, esperando que los asociales que hacen bromas en Reddit salieran en masa a celebrar el meme en salas. Para sorpresa de nadie, no fue a ver el reestreno ni la familia de Leto y eso supuso una rejuvenecida retranca internetera al convertirse Morbius en la única superproducción que se la pegaba a lo grande dos veces seguidas. De este modo, el film podría ser el evento del año al ser una estupenda evidencia de que los ejecutivos encorbatados no tienen ni repajolera idea de cómo funcionan las redes modernas.
Wakanda Forever
Marvel no lo tenía fácil a la hora de darle continuidad a Black Panther tras el fallecimiento de su protagonista, Chadwick Boseman. Pero se las apañó apuntando hacia Wakanda y convirtiendo el show en un inmenso homenaje al actor desaparecido. Y por lo visto funcionó, dando como resultado la que para muchos fans podría ser la entrega más potable de la desaborida cuarta fase del todopoderoso Marvel Cinematic Universe. Los testigos del evento mencionaban salas de cine en completo silencio durante las escenas más emotivas, y eso, tratándose de la churrería de Marvel, ya es un logro envidiable.
Todo a la vez en todas partes
Los Daniels, un combo formado por Dan Kwan y Daniel Scheinert, son probablemente la pareja de directores más chiflada, inusual y fascinante del panorama actual. Un dúo que se presentó liándola en el terreno de los videoclips: ellos fueron los que aniquilaron a Foster the People para montar un concierto a lo Este muerto esta muy vivo, y los que agarraron la tonadilla «Turn Down for What» de DJ Snake y Lil Jon para convertirla en la demostración más salvaje de perreo de destrucción masiva gracias a una picha bravía que atravesaba techos a hostias y a un par de tetas boxeadoras bailongas. También son unos colegas con la mente tan trastornada como para posar en sus fotos oficiales orgullosos de vestir una camiseta de Nickelback. Una pareja artística que se estrenó en el largometraje con Swiss Army Man, aquella película protagonizada por un náufrago (Paul Dano) y un cadáver (Daniel Radcliffe) que ejercía de ayudante multiusos a base de pedos y de un pene brújula.
Con este tipo de antecedentes lo tenían muy difícil para superar el listón de mindfucks que habían establecido. La sorpresa no es solo que lo lograran con Todo a la vez en todas partes, sino que la propia película se haya convertido en un fenómeno de culto de manera instantánea: en EE. UU. se estrenó en un número reducido de salas, hasta que el boca a boca y las butacas llenas obligaron a la distribuidora a organizar un reestreno a lo bestia. Y eso es algo fascinante para una película que contiene elaboradas peleas de kung-fu entre gente sin pantalones que tiene dildos metidos por el culo. Resumir Todo a la vez en todas partes es imposible: multiversos como churros, Michelle Yeoh, dedos como salchichas, un donut-agujero negro, Jamie Lee Curtis en modo cabrón, un mapache en modo Ratatouille, Ke Huy Quan (Tapón en Indiana Jones y el templo maldito y Data en Los Goonies) volviendo al cine, un par de piedras poniéndose tiernas, relaciones materno-filiales, ojos de broma, una lavandería, Hollywood, efectos especiales caseros, formatos de pantalla mutantes, Una odisea del espacio, Wong Kar-wai, nihilismo, surrealismo y absurdismo. Todo a la vez. Para algunos es demasiado, para otros es alucinante. Para el mundo del cine los Daniels son la avanzadilla de una nueva generación de realizadores, aquella que además de haberse criado con los directores clásicos también ha mamado miles de horas de cortometrajes tontorrones en YouTube, memes en las redes sociales y Staff picks en Vimeo.
X
Una de las alegrías para los fans del terror, en un año plagado de cosas muy interesantes en el género, la proporcionó Ti West homenajeando el slasher clásico al mismo tiempo que hacía guasa de la ridícula e impostada etiqueta de «terror elevado» que se ha puesto de moda últimamente. Folk horror, cine con tres equis, villanos perturbadores, asesinatos exagerados y divertidos, «(Don’t Fear) the Reaper», sangre y vísceras salpicando las paredes de una granja, estrellas del porno, sexo chungo, Mia Goth por partida doble, pitos y tetas, humor gamberro, Jenna Ortega (Miércoles), y bailes ante faros teñidos de rojo. La jugarreta fue tan efectiva como para provocar dos entregas más, precuela y secuela, de manera inmediata. Como anunciaba el sheriff al ver la escena del crimen: «Must be one goddamn fucked up horror picture».
As bestas
Ojo con Rodrigo Sorogoyen, un realizador que tan pronto factura un thriller potente en Que dios nos perdone, como fabrica un drama político con El reino, construye la celebrada serie Antidisturbios, corta la respiración con un plano secuencia en el corto nominado al Oscar Madre, o agarra ese mismo cortometraje y lo transforma en una película completamente distinta. Con As bestas traslada la acción hasta una aldea casi deshabitada de Galicia para elaborar un tensísimo thriller rural, inspirado por eventos reales, donde una pareja de franceses se ve amenazada por otra familia local como consecuencia de las ofertas económicas prometidas por una compañía energética que planea instalar molinos eólicos en aquellas tierras. As bestas acumuló todo tipo de elogios en su paso por los festivales de Cannes, Sitges o San Sebastián, y su posterior aterrizaje en cines supuso más alegrías: no solo funcionó estupendamente en Francia, sino que en España ha conquistado la taquilla y amasado tres millones de euros por parte de una audiencia que ha vivido con mucha tensión la visita al terruño galego.
Jurassic World: Dominion
Lejos de los años noventa, y de la fiebre por los dinosaurios, la nueva trilogía sobre los parques cuyas atracciones se comen a la gente se presentó en 2015 con una aventura para el público PlayStation bastante palomitera y disfrutable, Jurassic World. Y a partir de ahí todo fue cuesta abajo y sin frenos. El reino caído de nuestro J. A. Bayona salió regular y la presente Dominion prometió cerrar la trilogía con estilo pero acabó descalabrándose de manera bastante ruidosa. Pero que de calidad fuera escasa no impidió que se convirtiera en uno de los grandes bombazos del 2022, acumulando mil millones de pavos con la venta de entradas. Fue una mala película, pero también una que arrastró hordas de espectadores hasta las butacas. Pero sobre todo, fue el producto que tuvo el detalle, descaradamente oportunista, de colocar a los repartos de ambas sagas jurásicas bien juntitos frente a los dinosaurios.
Blonde
Una de las películas que más divisiones y peleas ha provocado entre la audiencia y la crítica durante 2022. Ana de Armas en la piel de Norma Jeane Mortenson, la eterna pin-up conocida como Marilyn Monroe, comandando un pseudobiopic dirigido por un Andrew Dominik en modo kamikaze. Según a quién se le pregunte el resultado es una cinta deleznable, sorprendente, victimista, atrevida, sexista, indispensable, irritante, oportunista, fascinante, moralmente cuestionable o epatante. No fue el mayor éxito de público del año, pero sí que se convirtió en una de las películas más polémicas y debatidas de toda la temporada. En lo único en lo que todo mundo estaba de acuerdo parecía ser en el hecho de que Ana de Armas lo bordaba interpretando a la leyenda rubia.
Licorize Pizza
Chico conoce chica en la Norteamérica setentera de Paul Thomas Anderson. Para algunos, una colección de postales nostálgicas e idealizadas profundamente anodinas. Para otros, una colección de postales nostálgicas e idealizadas que les tocaban bien fuerte la patata. Con un reparto encabezado por una estupenda Alana Haim, famosa por militar en la banda pop Haim junto a sus hermanas, y un debutante Cooper Hoffman cuyo fichaje supone un bonito homenaje al legado de su padre, el desaparecido Phillip Seymour Hoffman, un actor que fue muy habitual en los fotogramas de Anderson. Coming of age desenfadado y sin ínfulas al ritmo de los setenta que además tiene a Bradley Cooper pasándoselo teta interpretando al zumbado de Jon Peters.
Pinocho de Guillermo del Toro
Olvidad los rumores que aseguran que este año existió un Pinocho de Robert Zemeckis, eso nunca ha ocurrido, y de haberlo hecho seguro que el resultado ha sido tan insulso como para que nadie lo recuerde a estas alturas. El verdadero Pinocho de 2022 es obra del gran Guillermo del Toro y se estrenó bajo el techo de una Netflix en la que el realizador también ha presentado su episódico y personal gabinete de curiosidades. Pinocho supuso un proyecto de laboriosa stop motion que el mexicano ha estado fraguando durante catorce años. La reinterpretación del cuento de Carlo Collodi influenciada por Frankenstein o el moderno prometeo de Mary Shelley y las ilustraciones del artista contemporáneo Gris Grimly. Una fábula que Del Toro logró trasladar a su mundo, reubicándola en la Italia de Benito Mussolini y añadiéndole sus propias criaturas, tejiendo con todo ello lazos a obras previas como El laberinto del Fauno o el bestiario que asomaba las zarpas por las aventuras de Hellboy. Lo sorprendente, o no, es que su Pinocho se ha presentado como un relato sobre la inevitabilidad y omnipresencia de la muerte. Y hay que tenerlos bien puestos para cascarse una película animada de apariencia encantadora cuya principal enseñanza es que todos nosotros hacemos cosas y luego nos morimos. Bien ahí, Del Toro.
Top Gun: Maverick
Las jetas famosas capaces de arrastrar manadas de espectadores a las salas de cines son cosa del pasado. En la actualidad ya no existen esos grandes nombres, las todopoderosas estrellas de la acción blockbuster que rentabilizan con su presencia en el póster unos presupuestos muchimillonarios. Porque ya no estamos en los noventa, y hoy en día la gente ha dejado de perseguir a intérpretes que exudan carisma para dedicarse a prometer fidelidad a las franquicias entrelazadas, a los grandes eventos y a los (multi)universos. En el mundo del entretenimiento actual tan solo parece haber un hombre cuyo nombre sigue siendo capaz de vender las entradas por sí solo, un superviviente superestrella de otra época: Tom Cruise. Ese tío que, en lugar de hacer las promociones habituales sobre futuras películas sentadito en una silla, se dedica grabar vídeos saludando a los espectadores apoyado en el ala de un avión como si aquello fuese la barra de un bar o saltando al vacío en moto desde una puta montaña noruega.
Es probable que Cruise sea el último ejemplar del Hollywood que reverencia el espectáculo circense proporcionado por un buen one-man-army. Un tío que ya tenía la película lista durante la pandemia pero rechazó las ofertas de los servicios de streaming porque defendía su estreno en salas. Alguien a quien la taquilla le ha dado la razón: Top Gun: Maverick, pese a ser una secuela extremadamente tardía, rodada treinta y seis añazos después de la primera parte, se ha convertido en la película más taquillera de 2022, con mil cuatrocientos ochenta y ocho millones de recaudación en la cartera. La primera Top Gun fue aquella cinta de Tony Scott que vendía patriotismo mercantilizado de la era Reagan. La segunda ha sido esa película que este verano todo el mundo decía que había que ver en pantalla grande.
«Blonde» y cierra la encuesta. Es la suma de todas las demás más Ana De Armas. Ni la pobre Norma fue jamás tan Marilyn.
– Top Gun: Maverick: definitivamente la crítica y el público han perdido el oremus. Ya había pistas con el cine de superhéroes, pero leyendo los titulares grandilocuentes de la secuela de Top Gun esperaba simplemente entretenimiento, en absoluto me fiaba de las notazas hinchadísimas que me recordaban a cualquier evaluación de instituto. Tampoco tengo nada en contra de que sea un producto de exclusivo lucimiento de Tom Cruise y que haya ciertos guiños nostálgicos a la película de 1986 (de hecho es lo único «bueno» de la peli). El problema es que la sucesión de acrobacias y tópicos son tan aburridos que no he parado de mirar el reloj. Infumable, y, lo peor para un producto de 170 millones de dólares, aburridísima.
– Licorice Pizza: lo último de Paul Thomas Anderson, nominada a algunos óscars importantes (película, director y guion). Ninguno se justifica si no fuera por el peso que tiene en el hipsterismo este director, que cada vez se parece más al insoportable Wes Anderson. Inane, larga y aburrida.
– As Bestas (2022): extraordinaria película de Sorogoyen, que va atesorando una obra de gran calado. No me extenderé mucho: la mejor película que he visto este 2022, junto a Almas en Pena en Inisherin.
– Nope(2022): la última película de Jordan Peele (Déjame Salir) es un artefacto tan extraño para mal, que creo que nos quiere tomar el pelo dándoselas de moderno. Me temo que se le ha indigestado el éxito de su ópera prima. Un batiburrillo de ideas inconexas y ridículas, que no se sabe en qué género encajar. No la he entendido ni creo que haya nada que entender. Como bien dice el artículo, la secuencia del mono es lo mejor pero, ¿qué tiene que ver con la trama más que subrayar que el coreano es el niño, cosa que ya se dice previamente? Y lo de que el bicho (que parece la mascota del mundial de Catar) da miedo supongo que es una broma, porque produce sonrojo. Infumable. Queréis buenas películas de terror? Vamos con la siguiente.
– X (2022): Slasher curioso al estilo setentero en el que unos amateurs que van a grabar una película casera porno a una casa rural de Texas se topan con la agria senectud de los arrendadores. Y, aunque no aparezca en la lista…
– Smile (2022): en el trillado cine de género se agradecen propuestas bien hechas con sustos medidos y trama interesante. Recuerda a It, Hereditary, Fallen, Mama, It Follows y The Ring, y, sin embargo, tiene personalidad propia gracias a una gran labor de dirección y dosificación de los momentos de tensión. Acojona, que no es poco.
Se me olvidó poner…
Todo a la vez en todas partes (2022): Metes en una coctelera Matrix, Kill Bill y Rick & Morty, y tienes esta inclasificable, original, divertida, caótica y excesiva película.
Puf, otro bodrio, un pestiño más indigesto que un bocadillo de almendras garrapiñadas. Otro engendro con el que la crítica ha debido de ser untada (como con la Roma de Cuarón) debido a la sospecha unanimidad en encumbrar semejante tostón. Un magnífico somnífero para insomnes.
Mateo 7, 1-4
Excusese ese gasto, que buen condimento es el ajo
Fernando II de Aragón, el Rey Católico
Modelo 77. Sus primeros minutos son de una inmersión absoluta en la que, junto con el protagonista, experimentas el horror y la indefensión de la cárcel en tiempos de la transición.
Y the northman???
sólo hablaré de las dos que he podido ver:
NOP: lamentable. una pena porque las otras dos pelis de jordan peele me encantan, pero esta vez no le ha salido la jugada. aburridísima.
LICORICE PIZZA: sosita. como «erase una vez en hollywood» pero sin gracia.
lo que sí tengo claro es que con lo que me cuesta poder ir al cine, podría haber ido a ver otras dos pelis mejores, si la puta crítica cinemátográfica de hoy en día no me las hubiera vendido como la monda.
j
pd: alguien menciona «the northman» en los comentarios… no me hagan hablar por favor, Commando de suarsenaguer tenía más gracia que semejante dislate, ni poniendo la mente en modo «hostias a mansalva» colaba.
Drive my car
Puf, otro bodrio, un pestiño más indigesto que un bocadillo de almendras garrapiñadas. Otro engendro con el que la crítica ha debido de ser untada (comp con la Roma de Cuarón) debido a la sospecha unanimidad en encumbrar semejante tostón. Un magnífico somnífero para insomnes.
A ver cuando diriges tu una peli y nos iluminas a todos. Como dice la canción, el mundo necesita conocer tu opinión de m…
No me dedido a ello, y soy libre de opinar. Ya te he iluminado con mi mensaje previo. Y sí, mi opinión es una opinión «punsetiana», como todas. Es más, estaré encantado de recibir tu ídem sobre el tostón en cuestión, por si se me escapa alguna clave (lo de Chejov lo pillo, no hace falta que me lo aclares). Y te aseguro que me gusta el cine sesudo tipo Bergman, Haneke y otros áridos cineastas. Pero de verdad que no veo nada reseñable más que sopor en «Drive my car».
No es por defender a Dani ( que ya sabe hacerlo él solo ), pero creo que tu comentario no tiene mucho sentido. La crítica es una actividad perfectamente legítima que uno es libre de ejercer, sin necesidad de saber hacer eso que se critica.
Se puede ser crítico gastronómico sin saber freir un huevo, o artístico sin saber pintar, o , ya llevando la cuestión al absurdo, taurino sin haber cogido un capote en su vida. ¿ O es que alguien les dice a los críticos taurinos que se pongan delante de un toro ?
As bestas, para mí la mejor pelicula del año, sin más.
Alcarrás no la terminé, me pareció tan banal y aburrida como su anterior trabajo, Verano 93 ( dos niñas jugando a cocinitas, su papi las graba en vídeo: eso es todo )
Blonde también excelente, no se hace larga, a pesar de su metraje.
Licorizze Pizza floja.
De Avatares y Batmans no hablo, a mí me gusta el cine, no las tontás.
As Bestas . extraordinaria. Blonde los primeros minutos muy buenos . No sé, 15-20…hasta la ultima escena en la que Marilyn visita a su madre en el hospital. Por cierto que extraordinaria actriz la que hace de madre de Marilyn. El resto, momentos buenos mezclados con algunos soporíferos y mala eleccion de actores (casting) sobre todo el que hace de Joe Dimaggio que no se parece en nada…fisicamente. Ana de Armas, estupenda.
El resto de las peliculas lista ni las vi ni me apetecen nada.
Top Gun, ¿por qué? Porque el tío sale dando las gracias a la gente por volver al cine, y porque dice que la ha hecho para que la gente pase un buen rato. Y yo me lo pasé muy bien y me olvidé durante las dos horas y pico de lo que pasaba fuera, que al fin y al cabo es para lo que vas al cine.
Más que X (que está bien), como evento cinematográfico pondría Terrifier 2. Que se hizo con dos leuros más que la primera y lo ha petado. Si hasta la van a estrenar en España.
Como «evento cinematográfico» que es, con toda su carga de publicidad machacona, campañas de marketing, y que nos la colaron en todos lados (hasta en cosas como el Flight Simulator de Microsoft y el último Ace Combat…), Top Gun:Maverick se lleva la palma.
Insisto, sólo como «evento cinematográfico», nada más.
Pues gracias a los comentaristas me apunto X, Todo a la vez…, Blonde, Smile, Modelo 77 y As bestas.
X::::::::::::::::: Muy bien
Modelo 77:::::::::::::: Bien
As bestas ::::::::::::::: Bien
Todo a la vez… :::::::::::: Intragable, un camelo.
A ver cuándo caen Blonde y Smile, y añao Elvis y 1985.
ELVIS
A As Bestas le sobra una media hora de metraje, por lo demás está muy bien, Zahera está enorme
1985. La mejor película. Sin duda alguna