No-cosas
Alguien dijo de un famoso compositor italiano de cuyo nombre no quiero acordarme: «En su ópera hay cosas nuevas y cosas bellas; pero las nuevas no son bellas y las bellas no son nuevas». Mutatis mutandis (cambiando «bellas» por «ciertas»), creo que podría decirse lo mismo de los libritos (el diminutivo alude a su habitual brevedad) de Byung-Chul Han, que, con sus repetitivos pastiches de citas, tópicos y boutades, y con su uso abusivo del subrayado enfático, se ha convertido en el filósofo de moda (si es que tal expresión tiene algún sentido).
A la vez apocalíptico e integrado, según la denominación propuesta por Umberto Eco en los años sesenta, Han denuncia la fragmentación y superficialidad de la cultura tardomoderna de una forma tan fragmentaria y superficial —tan tardomoderna— que acaba ofreciendo con su propia obra un claro ejemplo de lo que deplora. Repetitivo hasta la saciedad, imitativo, fragmentario, superficial, irracionalista y romántico (en el mal sentido de la palabra), como algunas —demasiadas— teleseries al uso, tal vez las claves de su éxito habría que buscarlas en Netflix. Veamos un par de muestras de sus lucubraciones (los subrayados son suyos):
La fotografía analógica está enamorada de la realidad. La fotografía digital es una mera apariencia. La fotografía digital no es una emanación sino una eliminación del objeto. No profundiza, no se enamora del objeto. No lo llama, no dialoga con él.
Admito que prefiero los libros y las fotos de papel; pero no creo que los libros y las fotos digitales contengan los textos y las imágenes menos —o menos amorosamente— que sus versiones tangibles (en las que, por otra parte, pueden convertirse en cualquier momento sin más que pasar por una impresora). Y me cuesta creer que alguien bastante más joven que yo entone con total sinceridad intelectual y emocional este canto a un pasado más cósico y supuestamente mejor, que chirriaría incluso en boca de un octogenario.
Otra perla sacada del mismo libro (No-cosas, Taurus, 2021) es el final del último capítulo, titulado «Una digresión sobre la gramola»:
Solo las cosas queridas están animadas. Flaubert quiso ser enterrado con su tintero. Pero la gramola es demasiado grande para llevármela a la tumba. Mi gramola es, creo, tan vieja como yo. Pero seguro que me sobrevivirá. Hay algo que consuela en este pensamiento.
Llamadme antropocéntrico, pero a mí me consuela el pensamiento de que me sobrevivirán algunas de mis personas más queridas. Llamadme tardomoderno y no-cósico, pero la supervivencia de mi obsoleta colección de discos me tiene absolutamente sin cuidado.
Autoexplotación
Uno de los conceptos recurrentes del no-discurso de Han es el de autoexplotación. Según él:
El sujeto de la modernidad tardía no desempeña ningún trabajo obligado. Sus máximas no son la obediencia, la ley ni el cumplimiento del deber, sino la libertad y la voluntariedad… Tampoco actúa por mandato ajeno. Más bien se escucha sobre todo a sí mismo.
¿De quién está hablando? Puede que las consideraciones anteriores sean aplicables a los tiburones de Wall Street, los ejecutivos agresivos y los empresarios adictos al trabajo; pero la inmensa mayoría de las personas, en todo el mundo excepto en los libros de Han, siguen siendo explotadas por una minoría que se enriquece a costa del trabajo ajeno.
«El sujeto de la modernidad tardía dispone de un exceso de opciones, pero no es capaz de vincularse intensamente», añade más adelante en el mismo libro (La sociedad del cansancio, Herder, 2022), y por si fuera poco: «El sujeto típico de la modernidad tardía, obligado a aportar rendimientos, no está sometido a nadie».
«Ya no hay contra quien dirigir la revolución, no hay otros de donde provenga la represión. Es la alienación de uno mismo», concluye Han. Y aquí se podría ver una explicación —aunque insuficiente— de su éxito, ya que esta no-idea del fin de la represión (comparable en más de un sentido al «fin de la historia» de Fukuyama) resulta muy útil para quienes realmente (esta vez el subrayado es mío) detentan el poder. Incluso el poder de crear tendencias culturales y poner de moda a un filósofo falsamente rupturista.
La moda Han
Como creo que la moda Han es mucho más interesante que el propio Han, busco en los medios pistas para entender el fenómeno y sus circunstancias, y me sorprende encontrar muy pocas críticas que vayan más allá de la mera reseña informativa o publicitaria. Entre esas pocas destaca la de Alberto Olmos («El filósofo de moda Byung-Chul Han es un bluf, pero es nuestro bluf», El Confidencial, 1-11-21), en la que dice:
He leído un montón de libros de Han y tengo mis quejas. Solo copia, plagia, refríe, recalienta. Su arco de lecturas es muy limitado, básicamente no más de diez filósofos reconocidos son objeto de sus saqueos (a saber: Barthes, Baudrillard, Hegel, Foucault, Heidegger, Nietzsche, Derrida, Benjamin…). Emplea la frase corta para conseguir ser leído, y la yuxtaposición para conseguir no ser entendido. Los títulos de sus libros son intercambiables, las páginas de sus libros son intercambiables y también te los puedes leer al revés.
Tan contundentes como significativos, por cierto, son los comentarios de los lectores que, indignados, arremeten contra Olmos. Por ejemplo:
El autor de este artículo tiene problemas. Le hubiera gustado ser Han o Zizek, pero no pudo. Y entonces la emprende con odio contra ellos. Debería ir a terapia y resolver sus problemas consigo mismo.
Leí su texto por admiración a Han, no por usted. Usted seguirá siendo un pobre desconocido que se cree crítico literario. Han seguirá siendo una de las mentes más brillantes de este siglo, le guste o no.
Definitivamente, dejo de leer a Alberto Olmos. Lo de hoy me ha superado.
Esta es la tónica de la mayoría de los comentarios. Aunque también hay algunos que muestran su acuerdo con el articulista:
¡Menos mal que alguien dice la verdad sobre este filosofastro! Libritos fáciles en los que en gran parte cuenta lo obvio y carecen de interés. Ni siquiera puse los dos que compré en el estante de Filosofía. Aburrido, insulso y repetitivo.
No-conclusión
No entiendo la moda Han. Nunca la he entendido, y tras dedicar bastantes horas a leer sus libros y lo que se escribe sobre ellos la entiendo todavía menos. He intentado relacionarla con otros grandes «éxitos» editoriales, mediáticos o artísticos que tampoco entiendo en busca de elementos comunes, pero no encuentro ninguno que me parezca esclarecedor, así que, una vez más (siempre lo hago de forma tácita), pido ayuda a mis amables lectoras y lectores.
¿Por qué El principito (profusamente citado por Han) es el libro escrito en francés más leído y más traducido de todos los tiempos?
¿Por qué de los libros de Harry Potter se han vendido más de quinientos millones de ejemplares y han dado lugar a una franquicia valorada en veinticinco mil millones de dólares?
¿Por qué Sherlock Holmes es el personaje de ficción que más veces ha sido llevado al cine y la televisión?
¿A qué se debe el éxito multitudinario, multimediático y transgeneracional de El Señor de los Anillos?
¿Por qué H. P. Lovecraft es un escritor de culto?
¿Cómo y por qué un mediocre ilustrador comercial —Andy Warhol— se convirtió en un icono de la pintura?
¿Por qué le concedieron el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan?
¿Por qué las Kardashian tienen mil millones de seguidores?
¿Por qué Madonna es la reina del pop?
Y la metapregunta de rigor: ¿tienen algo en común —además de su desmesura— todos estos fenómenos mediático-culturales?
Byung Chul-Han no es más que un síntoma de la modernidad líquida acuñada por Baumann, la cuota cultureta para que instagramers, influencers y cualquier medianía de las redes sociales se haga pasar por «interesante» citando sus artículos y libros. Cada época ha tenido a estos estandartes que no dejan de ser afortunados por estar en el momento justo en el lugar adecuado.
En literatura sucede con el plasta de Murakami, a Auster se le ven las costuras desde hace mucho tiempo con su literatura reiterativa sobre el azar y la casualidad, o, tirando del producto nacional, Elvira Sastre pasa por ser una de las poetas más leídas cuando la crítica, así como poetas y escritores consagrados, han coincidido en la mediocridad de su escritura. A este respecto no puedo dejar de mencionar a Amanda Gorman, la veinteañera famosa por leer en la toma de posesión de Biden, por no hablar de Greta Thunberg. En resumen, son solo múltiples síntomas de la mayor enfermedad que aqueja a la humanidad desde la eclosión de las redes sociales: la infantilización.
A las preguntas que usted plantea, todas tienen una misma respuesta: se debe a la colonización por parte del mundo anglosajón de todas las artes, desde el cine a la música, pasando por la literatura. «El Principito» vendría a ser la excepción (francesa) en este caso, aunque nuestros vecinos siempre han sido expertos en mercadotecnia, eso que con cierto desdén catalogamos como chovinismo por estos pagos.
Esos artistas y sagas podrían ser sustituidos por otros, sobre todo en el ámbito fantástico, como el fenómeno Marvel, Star Wars, GoT etc. No es casual que proliferen sagas épico-fantásticas, en parte por la evolución del CGI, pero sobre todo, como prolongación de la infantilización de la sociedad a la que antes me he referido. El único cine que lleva gente a las salas es el de los infumables, repetitivos y vacíos superhéroes. Franquicias intercambiables con las que los adultos llevan a sus hijos al cine con la excusa de que experimenten tan sano pasatiempo, pero en el fondo quienes más interesados están son los propios progenitores que, a pesar de haber quemado las etapas vitales que se supone que hay que hacer por inercia, siguen anclados en la nostalgia ochentera que ha propiciado fenómenos (para mí incomprensibles) como ese bluf llamado Stranger Things.
En el aspecto musical, ¿por qué U2 son o han sido una de las bandas más importantes del planeta? No será por méritos musicales, no han inventado nada, sino por un excelente olfato comercial y la proyección mediática y mesiánica de su insoportable líder. Hay decenas de ejemplos.
No es reprochable a la sociedad, quiero decir, que las personas normalmente tienen muchas preocupaciones que atender en su día a día como para que al llegar el fin de semana se pongan a leer a Kundera, ver la última de Haneke, acudir a la última exposición temporal de Patinir, o escuchar el último disco de Leon Bridges. Y no digo que estos tengan que ser necesariamente alta cultura, pero sí que no son «mainstream» por emplear un término global. Profundizar en las artes requiere un tiempo que la sociedad exprés en la que vivimos no proporciona, o, en su defecto, otorga tan poco tiempo que bastante tiene el común de los mortales con llegar a fin de mes y atender sus preocupaciones vitales. Prefieren la evasión a la profundización. Y no hay nada malo ni bueno en ello. Es lo que hay.
Toíto te lo consiento menos falta’le…U2 hasta el POP me parecen, más que dignos, muy buenos…luego ya…
En todo lo demás, muy nítida y afilada su mirada, caballero. Y si sumamos lo que aportan otros lectores, tenemos un hermoso fresco de los tiempos penosos que nos han servido fríos y sin patatas (aunque siempre hay luminosas excepciones)…porque mira si no podríamos estar en la gloria con tantos saberes acumulados.
Nos quieren idiotas e indolentes (echen un ojo a las locuras happyflowers a las que está llegando la escuela), no vaya a ser que podamos vivir en paz y ser felices.
Yo siempre aconsejo a los que quieren vivir de la literatura que prueben fortuna en una agencia londinense y escriban en inglés. Si pretenden sobrevivir en España escribiendo y no tienen apellido o dinero, terminarán trabajando en el Telepizza.
Hay autores mediocres como los que cita, pero también hay países mediocres.
Más que de países mediocres, habría que hablar de mundillos culturales mediocres y/o monopolizados por unos pocos grupos mediáticos. Y además hay países pobres y países ricos, y estos últimos tienen muchos más recursos para difundir sus productos.
Me gusto más tu análisis que el artículo. ¡Gracias!
Gracias, Dani, excelente análisis. Infantilización, sí, en el mal sentido del término; yo me dedico a la mal llamada «literatura infantil», y habría que hablar también de «literatura pueril» (y cine, y tele, y arte…) para supuestos adultos.
Impecable reflexión, Dani. Una sola cosa quiero agregar con respecto al “Principito”, que tal vez parezca traída de los pelos, anacrónica o ínfima, ya que el devenir de nuestra Historia nos ha hecho considerar a los franceses fuera del mundo anglosajón, sin embargo, los francos eran tribus germánicas, el grupo étnico que contiene a todas las nacionalidades del nordeuropa, que unificadas bajo Karl Magnus (así está escrito en documentos de la época) no tuvieron mejor idea que ir a degollar “primos” sajones que no querian abrazar el cristianismo, y según mi parecer ese hecho historico dio origen al ancestral odio entre franceses y alemanes llevándonos al horror de las dos grandes guerras. No solo problema geopolíticos o comerciales fue la causa. Y no hablemos del encoronamiento del primer Káiser alemán en un palacio francés después de la guerra franco-prusiana. Soy del parecer que cada etnia, pueblo o nación ocupa su lugar que merece por el solo hecho de existir, pero la cultura anglosajona está a la base de cualquier evento, más negativos que positivos, que nos implica o nos han implicado.
«¡El horror, el horror!» El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad.
¿Sabías que Conrad tardó varios días en encontrar ese final aparentemente tan obvio?
«¿Por qué Sherlock Holmes es el personaje de ficción que más veces ha sido llevado al cine y la televisión?»
¿Más que Jesucristo? Pues ya deben de ser veces…
Hay unas 300 películas protagonizadas por Holmes, además de una gran cantidad de telefilmes y dibujos animados. Más que Jesucristo, sí.
Creo que ha olvidado el fútbol.
Y también a Pablo Coelho, el black friday y Halloween.
I el fútbol claro está.
Creo que el fútbol va más allá de lo que intento analizar en este artículo. Nunca mejor dicho, el fútbol juega en otra liga, es más que un producto cultural.
Cierto, en las noticias (en los periódicos, en la radio.) cada dia hay una noticia relacionada con el futbol, hasta el punto en que monopoliza la sección de s deportes en el 90 por ciento de su contenido . Si añadimos, baloncesto, ciclismo, tenis, formula 1 y motociclismo casi el 100 %. (nadie practica judo, piragüismo, esquí de fondo, natación.. si no és en las olimpíadas) Haya o no haya competición, es una noticia fija, que muchas veces nada tiene que ver con el deporte si no con la economia (o de rebote, en la seccion de sociedad, pues los futbolistats y sus mujeres se convierten en gente influyente, en el mundo cultural). Como dice, juega en otra liga pues pocos fenómenos en esta vida son tan omnipresentes. ¿Por que el futbol es el deporte rey y no el lacrosse o el Kin-ball? Y con eso intentaria responder a su pregunta de por que Madona es la reina del pop.
Por cierto, hace poco el ganador de un video juego (Fornite) ganó mucho más dinero, en el Fornite World Cup, que el ganador del Tour o el de Roland Garros, en concreto tres millones de dolares. ¿Son los video juegos algo más que productos culturales? ¿Puede entrar el Fornite en su lista de incredulidades? ¿És un producto cultural? Lo digo por que és un juego (como el futbol) y parece que el público lo disfruta mirando como lo juegan otros (o eso parece) y puede identificarse con unoo o varios jugadores. Imagino que en breve tendremos selecciones nacionales de jugadores de Fornite, para rizar el rizo.
A lo que planteas, María, hay una respuesta fácil y una difícil. La fácil es que el fútbol, el deporte agonístico en general (pero sobre todo el fútbol) y algunos videojuegos son herederos directos del circo romano y su función adrenalínica. La difícil conllevaría analizar en profundidad la trama de manipulaciones e intereses económicos -y políticos- que confluyen en estos fenómenos masivos. Y, sí, es probable que pronto haya selecciones nacionales de jugadores de videojuegos. La ciencia ficción ya ha especulado con ideas similares.
¿No le parece que todo lo que envuelve a la música pop, también se parece al circo romano?. Fíjese en un concierto de Cold Play, por poner un ejemplo, o los de Madonna, en su día. También sirven para liberar mucha adrenalina, ¿no le parece?
Nunca sabremos si las fabulas de Esopo eran el principito de la época, luego plagiadas por La Fontaine, y el viaje de Ulises en la Odisea, podía equivaler al de Frodo Bolsón en el señor de los Anillos. No dudo que entro en un terreno cercano al sacrilegio pero estas obras, ahora ya clásicas, arrastran siglos años de estudio y distintas interpretaciones que, sin duda, han incrementado su misterio y, también, sus posibles significados. Quien sabe que maravillas se ocultaban en la biblioteca de Alejandría!.
Hasta el invento de la imprenta los antiguos emplearon en método de supervivencia de lo mejor a lo grande. Si una obra no era estimada a lo largo del curso histórico por sucesivas generaciones se dejaba de copiar y terminaba perdida. Si no se transmitió, no era maravillosa. Ni siquiera se trasmitieron las obras literarias de Aristóteles no se trasmitieron ni las sistemáticas de Platón. En tiempos de Séneca ya no existían entre los griegos.
Acerca del fútbol, cae plenamente en las cuestiones planteadas. Es un espectáculo físico que adormece, como el resto de la cultura de entretenimiento y cuyo fin último es evitar el pensamiento racional. Son las sombras en la pared de la caverna, sólo que en color y sin que parezcan sombras. Nos distraen de un gasto militar disparado frente a unas condiciones de vida mayoritarias precarias. ¿Se imagina lo que significaría el gasto que EEUU y Rusia están realizando en Ucrania (con toda Europa y el resto del mundo detrás) invertido en investigación médica, en energías renovables, en dar de comer a la gente o en facilitar profilácticos para evitar embarazos no deseados?
Se trata de evitar que la mayoría piense. Adormecerla. Una mayoría entretenida con gilipolleces es una mayoría que no compite, ni protesta, ni molesta.
No es cultura, sino alienación cultural.
Poco que añadir a la lúcida respuesta de Crustáceo. En cuanto al «sacrilegio» de comparar a Frodo con Ulises, no hay tal, ni siquiera cabe hablar de imitación, pues llevamos milenios contando las mismas historias, y las atribuidas a Homero no fueron las primeras. Borges llegó a decir que solo hay dos historias que, bajo distintas formas, se cuentan una y otra vez: la del héroe que regresa a casa tras una serie de peripecias, y la del que se inmola por los demás.
No conocía a este señor. Los últimos filósofos conocidos han sido Kant, Hegel, Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche, Marx, Heidegger y Gadamer. Podría añadir a Wittgenstein, pero no me da la gana. Antes debería citar al minusvalorado Mainländer. Todos alemanes. No parece accidental, ¿verdad?
Dice un parroquiano de la cafetería en donde ahora estoy (que hizo estudió filosofía, pero lleva toda la vida trabajado como tabernero) que no hay más Han que Han Solo y que preocuparse de alguien que te irrita es perder el tiempo.
He llegado a lo de la fotografía analógica y he decidido no enmarranar mi mente más. He pasado a la tanda de preguntas.
Acerca de la metapregunta de rigor, mi respuesta: a excepción del primero, son todos anglosajones. Vives en una de sus colonias y estás sometido a su poder blando, es decir, a las modas de su metrópoli.
Sí, son (casi) todos anglosajones; pero no está claro -al menos para mí- por qué algunos -esos y no otros- tienen cientos de millones de seguidores. Como matemático, soy muy sensible a los grandes números.
Mal vamos en el mundo cuando las televisiones se preocupan por los cocineros y los intelectuales por los chinos.
Vamos bastante mal, sí; pero de los chinos tenemos mucho que aprender. Y, por cierto, Han es coreano (de ellos también podemos aprender, pero menos).
Los tibetanos han aprendido mucho de los chinos, si es que alguno ha quedado vivo para contarlo…
Según esa regla de tres, no deberíamos aprender nada de los alemanes y olvidar sus aportaciones a la filosofía, la literatura, el arte y la ciencia por lo que hicieron en la II Guerra Mundial.
Alemania, medalla de bronce. URSS, medalla de plata. China, medalla de oro. Habrá que aprender de los pueblos que no hayan producido un genocida entre los suyos, no del medallista de oro que sigue ejecutando más personas cada año que el resto de los países juntos.
Tan repetitivo es el Han este como la cantidad de escritos que se escriben comentando que es un pesado el Han . El rollito de este es mejor o peor o main stream o minor stream o comercial o underground y alternativo y lo culto es esto y lo petardo es aquello …es tan aburrido y tan ladrillo que termino por desco**narme …y claro , no tardan luego en aparecer algún/a/e en comentar …» er furbo e el opio der pueblo » y tal… sentencias , listas de mejores y peores y rollos místico culturetas en un mundien el que todo está dicho , repetido , adaptado y manoseado como una morcilla . Ni sociedad líquida ni sociedad gaseosa , ni mineral , sociedad ladrillo !! . Entre la mediocridad y las imposturas , seguimos en el barro …no se vayan todavía , aún hay más … El Atchung Baby es una obra maestra de la música moderna
De hecho Achtung Baby y Zooropa son los dos únicos discos que me gustan de U2.
«La sociedad ladrillo». Tomo nota: si lo uso en un artículo, te citaré. Pero he hecho una búsqueda reciente y no son muchos los que tachan a Han de pesado; son muchos más los que lo elogian o, cuando menos, lo dan por bueno.
¡Sociedad ladrillo! Oportunísima definición, pero visto que hay dos tipos de ladrillos, el lleno, el de los pobres, rústico y más barato, y el otro, el hueco que es más sofisticado pero frágil, me gustaría más «Sociedad ladrillo hueco»
Y oportuno matiz, ER. Y ya puestos, podríamos añadir el ladrillo refractario.
Te pregunto, ¿Y no crees, Carlo, que a lo que apunta Han es a como es el sujeto en la era del triunfo de la postmodernidad, en el sentido de que la gran mayoría ha asumido el capitalismo y sus valores mecanicistas de competitividad, eficacia, inexorabilidad, apatía y escapismo? ¿el determinismo de que es más posible la destrucción del ser humano que el cambio del sistema?¿No es la razón económica la imperante y única? ¿No es la asunción de los valores de una élite económica por parte de gran parte de la sociedad, que es a su vez su víctima, el triunfo de los mercados?
Sí, de acuerdo, apunta a eso. Y por eso empiezo diciendo que en su obra hay cosas ciertas, verdades como puños que toma de otras/os, y aportaciones suyas que no aportan nada, sino que enmarañan y confunden, cuando no tergiversan.
Cada una de las preguntas finales que haces daría para varios artículos. Algunos tremendamente polémicos y dignos de ver, te animo a ello.!
Gracias, Arryn, lo intentaré con algunas de las preguntas.
No tiene todo ésto algo que ver con la campana de Gauss?
Tiene mucho que ver, en el sentido de que la campana de Gauss es una adecuada representación gráfica del fenómeno. La pregunta es: ¿por qué esta campana y no otra?
La respuesta es sencilla. Macrodatos. Hasta la implementación de internet era difícil anticipar el éxito de un producto. Después de su asentamiento, hay compañías que se dedican a recoger datos de los usuarios (en otra época denominadas “aware”) para detectar sus preferencias y ofrecerles productos más cerca de sus hábitos de consumo. Entre otros, los productos culturales. A principios de la década pasada un estudio de Hollywood pidió a una de tales agencias que indicara qué elementos deseaban ver en una serie la mayoría de los espectadores. Los deseos de los consumidores indicaban un serie de intriga política con Kevin Spacey de protagonista, Kate Mara de becaria follable, etc. Cada elemento de “House of Cards” (incluyendo todo el reparto) atendía a las preferencias de la mayoría y se contrataron por primera vez los 26 primeros episodios (2 temporadas) antes de remitir piloto alguno por ningún canal. La tasa de éxito de la serie marcó un hito y desde entonces todos los productos culturales masivos son un “feed-back”. Disney lo aplicó inmediatamente a Marvel. Todo el mundo echa pestes, pero es lo que más se ve. Aunque hace una década que no hay la menor originalidad en las películas, series, videojuegos, etc., cada vez recaudan más. La campana de Gauss la marca el mercado. Si los productos culturales son tan polillosos, amigo, es que la gente es así. Eso es lo que eligen como bienes culturales. Y con la política ocurre igual. Es un mito de la izquierda creer que el electorado esta desinformado. La IDA expresa cuál es la condición humana de la mayoría de los madrileños. Ha terminado de destrozar la asistencia médica madrileña, pero da a los «gatos» lo que la mayoría de ellos desea votar.
Macrodatos, por supuesto, pero eso no hace que la respuesta sea sencilla (aunque podríamos ir, como apuntas, a una simplificación/homogeneización cada vez mayor de las productos culturales). Hay muchos factores en juego, y los casos que enumero al final del artículo son anteriores a la revolución -involución, más bien- del Big Data.
El mínimo común denominador de todo lo que planteas al final de artículo es el control absoluto sobre el producto: Su gestación, lanzamiento y deriva.
Marketing, caro Carlo.
Un saludo.
Vamos, que son productos. Quizá alguno de los casos que mencionas no fue conferido como tal, pero ya se encargaron otros de «empacarlo».
Cierto, pero eso mismo es aplicable a muchos otros productos, y todos aspiran a maximizar la audiencia y los beneficios. ¿Por qué algunos lo consiguen de forma tan desmedida?
Porque unos conforman nuestro tiempo, le dan forma, y otros no. Cuál es el tamiz que discrimina la paja del grano? Quién lo bambolea? Por qué?
Hasta aquí podría llegar.
Gracias y un saludo.
Cuando se metió con el porno dejé de entender a este señor… pero si la pornografía ha enseñado a más de una generación en la sexualidad…
Y así nos va.
La pornografía no enseña nada, solo muestra. Y lo que muestra banaliza, objetualiza y distorsiona -y a menudo degrada- las relaciones interpersonales.
Quizás el error sea pensar que Han es el nuevo Hegel o el nuevo Derrida. Personalmente disfruto del estilo sintético, claro y divulgativo de la obra del coreano. Creo que se trata de un buen autor para iniciarse en el pensamiento filosófico y una puerta de acceso al conocimiento de otros pensadores con un discurso de mayor calado: Heidegger, Baudrillard, etc. Sus análisis de la postmodernidad, la alienación, la autoexplotación, la atomización del tiempo, etc. son esencialmente certeros (aunque carezcan de una matización histórico-materialista).
Al final, la crítica de Frabetti entiendo que se dirige más que al autor, a la sustitución del Cánon por el márketing. Algo inevitable desde que vivimos en esta sociedad de consumo y mass m(i)e(r)dia. Por cierto, también me gustan los U2 de Zooropa y todo Bob Dylan sin premio nobel. Incluso me gustan los artículos de Carlo Frabetti en Jot Down.
Gracias, Lucio. A mí también me gustan mis artículos (si no, no los publicaría), pero sería el primer escandalizado si me dieran el premio Nobel. Y, sí, tl vez el único interés de Han sea que puede inducir a leer a otras/os autoras/es.
Han es lo anormal entre tanta o férrea cordura=la peor locura explicada de tal forma que no dura. Patología o ante dicha bipolaridad que, en Noruega se le pone remedio píldoras.. ¡Wow se cura!. O sea, jamás como lo dice el obispo, cardenal o cura. Seguid leyendo a Chul-Han, porque el no lo procura=Ni uñas, ni laca y sin manicura. Y no tengáis pena, remordimiento o recochura. O prisas, hartura o premura. Tampoco echéis mano a la bravura. Y dejad en paz a la burra y al niño que lleváis dentro ¿ Pues se trata de una antigualla o ricura. El que se realiza y tiene que comer. Sin duda, se lo curra. Pero que no se engañe, dice Han. Se explota hasta los higadillos con sus propias ligaduras ¡Abrazos y sed felices con o sin ventura!
¿No has pensado en ponerle música? Es guay (lo digo en serio).
No entiendo cómo se puede meter en el mismo saco a Tolkien (y a Rowling incluso), que a Kardashian. No entiendo que se equipare a escritores que se han dedicado a utilizar su cerebro y su imaginación con una persona que hasta donde sé se ha dedicado a desarrollar su culo. Y otra cosa: de U2 lo mejor es Joshua Tree.
No es meter en el mismo saco (como no sea el heterogéneo saco del éxito apoteósico). Son fenómenos muy distintos, pero en su difusión/comercialización masiva hay elementos comunes; aunque, como digo, no los tengo del todo claros.
«¿Por qué Madonna es la reina del pop?»
Todavía Madonna… Pero Lady Gaga o Dua Lipa…
¿Alguien comprende que esa broma llamada Rosalía se haya convertido en un fenómeno musical?
No es de ahora. Los contemporáneos de Beethoven no le hacían demasiado caso. El músico del momento era Meyerbeer. Tampoco el gusto musical de Beethoven estaba alejado de la moda. No encontraremos ninguna variación sobre un tema de Bach, Haydn o Mozart, sino de Paisiello, Grétry o Süssmyer.
Yo tampoco comprendo la «broma» Rosalía. Pero poca broma, como dicen los catalanes, cuando una broma mueve millones (de personas y de euros), pues entonces se convierte en un síntoma.
Quizás sea una broma, no puedo juzgarlo, pero Rosalía termino sus estudios en el Esmuc, con notas excelentes. Su trabajo de final de carrera se basa en un texto clásico occitano (sin duda con esto no hay suficiente), pero fue su primer éxito y consiguió poner en pie de guerra a todos los puristas del flamenco, luchando en su propio terreno (fue telonera de Miguel Poveda). Como hizo Camarón, por cierto. Y como también ha hecho el Niño de Elche. Creo que a Madonna, Lady Gaga y compañía, (y ya no digo la Pantoja) ya les gustaría tener un currículum similar.
¿Que ha tenido un éxito increíble? ¿Que su música parece una broma? Bueno, a muchos pintores les han acusado de pintar como niños, entre ellos a Miró o a Modrían…
Como diría un aficionado al fútbol, si quieres cobrar como Messi, haz lo mismo que él.
Creo que no es equiparable (y conste que detesto el fútbol). Hay criterios objetivos que permiten decir que un deportista es el que corre más rápido o el que mejor juega al fútbol. En cuanto a pitar como niños, Picasso dijo que a los 15 años pintaba como Miguel Ángel y que tuvo que llegar a los 70 para poder pintar como un niño. Las canciones -sobre todo las letras- de Rosalía me parecen tan vulgares como sus actuaciones, pero no tengo nada en contra; simplemente, digo que su desmedido éxito es un síntoma.
Bueno, quizás el criterio de una escuela de música de prestigio, como el Esmuc, no sea valido, para valorar a un músico. Pero como le decía el trabajo que la lanzó a la fama se baso en un clásico occitano del siglo XII, llamado Flamenca. Un antecedente del llamado amor cortés propio de los trovadores!
Que sepa, no hay estudios para ser futbolista!
Cierto lo que dice de Picasso y de Miguel Ángel! Y bien es sabido que un buen número de escritores afirman que lo más difícil es escribir sencillo, (como un niño). Me he expresado mal. En muchas ocasiones he escuchado afirmaciones del tipo, esto un niño lo haría mejor!
Cuando triunfaron los Rolling, también eran considerados unos diablos (ellos mismos se definían como sus satánicas majestades) y eran mal vistos por la sociedad bien pensante, por su comportamiento y por la desmesura que expresaban en sus conciertos. Y sus letras no son precisamente las que las han hecho triunfar. Como tampoco ha triunfado AC DC por sus letras o Kiss.
La primera época de Camarón, como la primera de Paco de Lucía fue una cosa. Después vino otra y no todo lo que hicieron fue bueno. Hubo bastante tema de relleno y complicación sin apenas inspiración a partir de 1980. Se versionean a sí mismos, pero ya no les sale nada nuevo ni genuino.
Hablar de notas casi me parece infantil, de la Esmuc o de la Juliard. Aparte del aparato de propaganda que lleva detrás Rosalía, musicalmente hablando es como Wham! Es música de entretenimiento, al nivel de Camela o Estopa, pero con mucho más marketing.
No daría por un cuadro de Miró, Modrian o Jackson Pollock ni un duro. Tampoco por el urinario de Duchamp, uno de tantos vividores. Hay una teoría del arte (nada menos que de Panofsky) que dice que la pintura quedó démodé debido a la fotografía (con el photoshop ya ni te cuento) y que el futuro de la pintura está en su pasado.
Desconozco si la Esmuc regala los títulos, como parece que lo hacía la Juan Carlos I, cabe pensar que creen en lo que hacen. En todo caso, imparten estudios y sus alumnos son evaluados. Cabe pensar que, los que pagan alegremente sus cursos, tienen eso en cuenta cuando se inscriben.
Cierto es que no todas las obras de un creador son sobresalientes. Ni que decir tiene que ser siempre original es muy difícil y arriesgado. Puedes dejar de gustar en un tris, a pesar de que tu creación sea impecable y muy influyente en un futuro. O no.
Joan Fontcuberta es un fotógrafo que siempre se cuestiona su oficio y ironiza sobre el. Celebre es su montaje del cosmonauta ruso desaparecido en el espacio que incluso engañó a los redactores de Quinto Milenio. Ni que decir tiene que el arte debe ser cuestionado en todas sus facetas.El ex director del museo metropolitano de Nueva York, Thomas Hoving, en su obra False Impresions: the Hunt fot big art fake, sostiene que un 40 % del arte expuesto en los museos es falso. Si fuera verdad cuestionaría el mundo de la pintura en todas sus facetas.
En todo caso y a medida que envejezco me doy cuenta que ya no entiendo tan bien los gustos de los jóvenes. Pero eso ya lo decía mi padre o incluso mi abuelo.
En el artículo se podría añadir fenómenos como el del manga, o el de los súper héroes de la Marvel. Creo que Superman supera a Sherlock Holmes y a Jesucristo (aunque todo el arte que se le ha dedicado a esta figura lo convierte en insuperable ya que en cada iglesia católica hay una reproducción suya y estas son innumerables) en el ranking antes expuesto de obras de ficción. Y eso que llevar los calzoncillos por encima del traje, no es nada sexy.
En todo caso, lo que gusta a las mayorías, siempre resulta sospechoso, y permite que salga nuestra vertiente conspiranoica. Nos manipulan.!Somos víctimas de las corporaciones y del sistema! Penicentiagite, como decía el Salvatore del nombre De la Rosa. En cambio, cuando se tratan los gustos de las personas de una en una, todo se apacigua, pues hay tantas razones como individuos. Somos gregarios y cuesta tiempo adquirir un gusto personal, a parte de que suele marginar a los que lo consiguen. Lo más lógico es que nos dejemos llevar por lo más popular. Y de eso se aprovecha el sistema económico.
Han puede que sea un listillo.¿ Pero cuantas sinecuras existen de pensadores que besan los pies al poder o a los que lo ostentan en un momento determinado?. Y estos obtienen cargos, premios y sueldos considerables.¿ Cuantas obras destruyeron los cristianos o los musulmanes por no ser consecuentes a sus credos?.
El cristianismo y el islamismo pueden no ser violentos en sí. San Pablo añadió bastante porquería a la religión que exhortaba a amar al prójimo como a uno mismo. Ocurre que hay gente violenta que expresa su agresividad de una manera u otra y otros adictos al control que las instrumentalizan persiguiendo sus propios fines.
Ha habido filósofos premiados por el poder (como Aristóteles, Kant, Hegel o Heidegger) que, sin embargo obligan a pensar y refinar nuestro pensamiento. Son personas que están en contra, aún sin querer, de la alienación cultural y, paradójicamente, del poder. Orígenes y Tertuliano eran de esa opinión y estaban a favor de la quema de cualquier libro de filosofía, en especial de Platón, porque sus escritos posibilitan el razonar fuera de lo pastoral y colectivo.
Coincido en lo de Camarón y Paco de Lucía. Le ocurrió lo mismo a Bach. «El Arte de la Fuga» y la «Ofrenda Musical» son obras complicadas, pero les falta la frescura de la «Variaciones Goldberg» o las «Partitas». Y también en lo de la la Esmuc. Haydn y Mozart son famosos por incluir en sus partituras muchos ejemplos de los que los profesores de música de la época consideraban errores de composición. Beethoven estaba tan harto de los académicos que en la 3ª sinfonía incluye casi todos los tipos de «disonancias» que los que se dedicaban a explicar armonía consideraban erróneas.
Respondiendo globalmente a las preguntas finales que plantea el autor, imagino que porque el placer no está en una cosa, sino en saber disfrutar todas… Unas son más «fáciles», otras requieren más esfuerzo: todas me ayudan a vivir. No me importa en absoluto ver «Infinity War: End Game» con mis hijos, leer luego a Han, o a Bauman, o a Fabiolince, o a Haidt, o Bobbio, echar una mirada maravillada a las aves de «El Jardín de las Delicias» si puedo pasarme por Madrid (soy biólogo de profesión), o mover el culo escuchando «Soy aquella niña de la escuela» en You Tube. Me resulta muy difícil emitir juicios de valor sobre lo que les gusta los demás, más allá de preguntarme si la decisión de restringirse a la superficialidad epipelagica o los fondos abisales no nos hace perdernos una parte inestimable de la gran riqueza del mundo…
Totalmente de acuerdo en no restringirse a priori ni juzgar los gustos ajenos; pero es lícito -incluso necesario, creo yo- preguntarse por qué determinados productos tienen un éxito desmedido, pues eso puede darnos claves importantes sobre nuestra cultura y nuestra sociedad.
¿Es un éxito desmedido que a alguien le den un premio?
Según qué premio y según a quién, diría yo. Creo que Bob Dylan, por ejemplo, se merece todos los premios musicales que se quiera, pero no el Nobel de literatura por decir que la respuesta está en el viento.
Pero no estás buscando claves de la sociedad, como creo que aseguras arriba, sino las de un Comité muy reducido. La desmesura de las Kardashian es de otra índole. Aquí parece claro que es tu gusto el único criterio, no la excesiva dimensión de un producto respecto a otros. Difícil encontrar qué tienen en común los productos exitosos de tu lista.
El Nobel no es el resultado del criterio de un comité muy reducido: es un premio en el que confluyen diversos argumentos e intereses, entre ellos los políticos, especialmente en los de literatura y paz. Mi gusto personal siempre está presente, por supuesto; pero al hacer una lista de éxitos multitudinarios el criterio principal es el numérico.
Bueno, en un planeta con ocho mil millones de habitantes, parece lógico que haya algún libro que venda millones de ejemplares como el Principito o las obras de Stieg Larson y que esté muy por encima de la media. Recuerde que somos un primate que aprendemos por imitación. Por tanto, creo lógico que haya objetos, obras, músicos, libros que destaquen muy por encima del resto. Que a su vez recibirán mas comentarios, al ser consumidos por mucha más gente que, probablemente acrecentaran su leyenda.
Un ejemplo? Los cuadros que hace poco han sufrido agresiones en protesta por el medio ambiente. En nada habrá gente que los incluya en su catálogo de visitas obligadas. En este caso el arte importa poco!
Muy cierto. Ya decía Aristóteles que, puesto que ocurren tantas cosas, es muy probable que ocurran cosas muy improbables. La pregunta es: ¿por qué esas precisamente?
o girando el calcetín ¿Y por qué no estas?.
También me vale la respuesta a por qué no: se trata de entender el mecanismo de selección.
Creo que hay una tendencia, en general bastante justificada entre los que nos consideramos seres pensantes, a desconfiar del éxito. Hay una anécdota de alguien, que ante la noticia de un premio otorgado a un cierto libro aclaraba: “Es muy bueno, a pesar del premio” Eso puede suceder. No siempre lo exitoso es malo, o mediocre. Lo que sí me parece más difícil es ser vanguardista y exitoso. Lo que sucede en el caso de Tolkien es que se ha convertido en un clásico, que ya es otro tema y va más allá de las modas del momento.
En una sociedad altamente mercantilizada, es razonable sospechar de un éxito que en gran medida se identifica con el éxito comercial. En el caso de los premios, además, hay que tener en cuenta que muchos están amañados. Sí, Tolkien va más allá de las modas del momento (por eso lo califico de transgeneracional); pero el éxito actual de la franquicia (películas y teleseries) es equiparable al de otras franquicias de temática fantástica.
El éxito de Han es simple: desarticula los grandes sistemas para hacerlos digeribles y reiterativos a esos mismos de los que habla: el sujeto de rendimiento. ¿Qué caso tendría hacer un mamotreto indescifrable, como la mayoría de filósofos lo hace? Intenta que de manera sencilla cualquiera entienda el nuevo paradigma de lo que siempre ha sido obvio: cómo coacciona el poder. Si al menos este «filósofo de moda» ha hecho pensar a unos cuantos que de otro modo no lo hubieran hecho, pues qué bien.
Cuando digo que en sus libros hay cosas ciertas, me refiero precisamente a eso que señalas. Y si no lo enmarañara todo con sus supuestas aportaciones personales, podría ser un buen divulgador.
Estaba pensando en cómo la verdad esencial de una persona se ve en los detalles (así poéticamente), y de repente he leído tu comentario y me he dado cuenta de que tú verdadero ser se ve mucho mejor en esa última frase. Eres cortés, das argumentos de peso y, al final, zasca, aún siendo cortés.
Pues eso. Que si especulo con tu personalidad y tu pensamiento profundo, me es más útil esa última frase que todo lo anterior.
Como tu comentario, Josele, ha salido pegado a la izquierda, no sé a qué última frase te refieres. En cualquier caso, intento ceñirme a aquello de que lo cortés no quita lo valiente, aunque a veces no consiga ser ni una cosa ni otra.
Sin ver yo desmesuras (o con qué medir) y dados los ejemplos, quizá sea la certidumbre de hallar lo grato la que explique la repetición de lecturas, vistas o audiciones. Lo grato de una mina (en la jerga local); el placer demagógico que suelen contener los premios; lo grato de entender (o creer que se entiende); lo grato de parecer (o aparentar); lo grato de pertenecer: de ser parte de un sentimiento común, o de un mundo imaginario (incluso o especialmente en soledad); lo grato de resolver problemas deliberadamente creados para ser resueltos; lo grato de la convicción ya constelada (negativa o positiva) sin haberla analizado demasiado uno mismo, porque como decía el sincero Pepe Mujica luego de una larga explicación política, dejando perplejo al reportero «…y como te digo esto, te digo lo contrario».
Las repeticiones pueden hacer de un objeto cultural un fenómeno mediático, de consumo cuantificable como el ajo, pero existe una especie de «Heráclito» no cuantificable para la cultura sensible, la de los medios de sentir directos, cuyos flujos cesan o no cesan pero no se repiten. El libro-río (o la partitura), lecturas, ejecuciones, reproducciones en escenarios, en el patio de una aldea o en la casa. Una película en la que «actuamos». O el famoso fútbol, que no hay otra cosa para darle a un niño a que le dé patadas y allí comience o termine el cambiante «baño» que dice el griego.
Gracias, Jorge, hermosa y profunda reflexión, que aunque no explica la desmesura, sí la repetición. Añadiría que hay repeticiones en círculo, que nada aportan a las vueltas anteriores, y otras en espiral, que a cada vuelta añaden o matizan algo. Hay libros que al releerlos te descubren o sugieren algo nuevo y otros que se te caen de las manos.
Gracias a vos por el estímulo, Carlo.
Cuando leí la metapregunta pensé que una posible metarespuesta era «tienen en común una sospecha de Frabetti». Una palabra clave sobre lo sospechado sería «adormidera», nítidamente puesta en contexto por Crustáceo. Sobre la metáfora del opio transcribo de Ricardo Soca (La palabra del día: opio) el otro sentido:
«Los adversarios del filósofo comunista alemán Karl Marx (1818-1883) recuerdan con frecuencia que era un enemigo de la religión, con base en una frase suya en la que afirmaba que la religión era “el opio del pueblo”. En realidad, el fundador del comunismo se refirió a que la religión servía en la época, al igual que el opio, como alivio al sufrimiento de los pobres y de los oprimidos, como vemos en la cita completa:
La religión es el suspiro del oprimido, el corazón de un mundo insensible, el alma de situaciones desalmadas. Es el opio del pueblo. (Karl Marx. Collected papers [1844]).»
Saco bien alude a la época. Pero creo que restaría examinar la actual, desde la música hasta el fútbol, en el terreno sensible, como el de la canchita en el barrio pobre.
la música es universal porque toda música tiene a quién le guste, pero ninguna es universal, poque ninguna gusta a todos y a nadie le gusta toda.
A nadie le gusta toda, e incluso hay melófobos a los que no les gusta ninguna. Parece ser que Freud era uno de ellos, aunque probablemente lo suyo fuera más amusia que musofobia.
‘’pero la inmensa mayoría de las personas, en todo el mundo excepto en los libros de Han, siguen siendo explotadas por una minoría que se enriquece a costa del trabajo ajeno’’.
Esta respuesta suya, y el resto de respuestas, a lo que predica este filosofo Byung-Chul Han de la existencia hoy de una supuesta ‘’auto-explotación’’ en la que cada individuo se explota a si mismo, tiene el suficiente nivel de calidad para mi, para que se la confirme y amplíe en lo que yo sepa. Su respuesta y la mía lleva, tal como dice, a Han al baúl de los intelectuales reaccionarios justo al lado, entre otros muchos por desgracia, del ya felizmente olvidado historiador Francis Fukuyuma. Esa es mi confirmación y ahora se lo amplio utilizando mi profesión de economista ,(economista socialista, es decir avanzado porque es el siguiente paso en la ciencia eocnomica y, además, incluyea la economía capitalista ya en declive pero no despreciando sus aportaciones) y utilizando mi especialización en las revoluciones y sus ciclos. Y esto se lo enlazo con una charla en este mismo blog de Jot Down que tuve con usted hace algo así como un año sobre los ciclos revolucionarios, concepto que a usted le sonaba de sus charlas con André Gunder Frank. Pues bien, la situación social actual no esta , como dice Han, en una posición en la que ‘’Ya no hay contra quien dirigir la revolución, no hay otros de donde provenga la represión’’ sino que, todo lo contrario, esa posición social de revolución ha añadido este mismo año dos hundimientos/conflicto económicos decisivos que sumado al anterior conflicto capital-trabajo que han echado lecha al fuego revolucionario. Me refiero a los eventos de este año de la Guerra Ucrania-Rusia (Febrero) y al conflicto medioambiental (en este mismo verano, y no antes, se han agudizado gravemente sus efectos con serias perdidas económicas derivadas de la sequías, incendios forestales, etc.). Dos conflictos que son la causa única ( y no otras , tal como el publicitado por medios de comunicación conservadores del efecto de las inexistentes subidas de salarios) de la crisis del coste de la vida derivada de la inflación. La teoría del ciclo económico con causa revolucionaria-de la que yo, sin animo de pedantería alguna, soy un experto de nivel mundial alto.-No presumo de nada. Es solo ciencia, ciencia socialista en la que yo trabajo para IGUALAR los ingresos de todos y de todas sus ocupaciones. Por tanto, presunciones la justas, cercanas a cero- precisamente predice ese estos eventos conflictivos. En esas charlas de hace 1 año le decía que la teoría de los ciclos revolucionarios predice una revolución socialista alrededor de año 2,040. Y esta teoría predice que sucede en esas fechas porque previamente han empeorado (es un requisito ‘’sine qua non’’ ) previamente la condiciones económicas de la población. Y para que empeoren las condiciones económicas tienen que haber empeorado los conflictos que tiene el modelo capitalista (capital-trabajo, geopolítico y medioambiental). Y eso es, justa y precisamente y en este mismo año, los que ha sucedido con los dos últimos conflictos. Los datos de la recesión económica ya han llegado , y sus datos no pararán en descender, a pesar que los gobiernos y sus economistas los intentar tapar todos los días, sino que, lenta y progresivamente se mantendrán e incluso empeoran hasta alrededor del 2,040. Y no, no es que yo que y otros investigadores tengamos un macabro interés por la revoluciones, por causa de que, entre otros problemas, todos tendremos que apretarnos más el cinturón económico en este y los próximos años, sino que se añadido evidencia decisiva de que el modelo capitalista explotador se acerca a su fin y que para las generaciones futuras si será un suceso ‘’alegre’’ porque verán mejoradas por completo sus condiciones de vida (el crecimiento de multiplica y la desigualdad se reduce o desaparece) .
Un saludo
Gracias, Antonio, por tu valiosa aportación. Hay muchas variables en juego, y algunas muy nuevas y difícilmente predecibles, pero ojalá se produzca pronto la «alegre» transformación radical delas relaciones de producción e intercambio, porque se nos acaba el tiempo.
Madre mía..qué ola de comentarios la que ha dejado esta lectura de Han….tal como aquel océano de información y positividad -que es precisamente el planteamiento con el que Han carga su metralla ontológica- nos ahoga en su centímetro de profundidad. Ese es, creo yo, uno de los problemillas que acarrea el dataísmo con el que tenemos que lidiar en estos tiempos. Y ni hablar de los fragmentos y las citas que se esparcen como estrellas en el firmamento de las ideas. Ese es, creo yo, uno de nuestros desafíos: reconocer los destellos de una línea bien planteada (lo haya dicho Hegel o la vecina de mi vecina…)
Sí, ese que señalas es el aspecto más positivo de la crítica de Han; lástima que lo diluya en un montón de divagaciones gratuitas (en el mejor de los casos). Creo que lo has expresado estupendamente: reconocer los destellos de una línea bien planteada (o, como diría Machado, pararse a distinguir las voces de los ecos). Gracias, Bruno.
La de Machado me la he apuntado. Gracias de vuelta, Frabetti.