Cerramos este primer año de un Futuro Imperfecto centrado en la ciencia y la tecnología con unos cuantos desarrollos tecnológicos de 2022 y avances científicos que parecen sacados de libros y películas del género. Los hay que están aplicándose, otros en desarrollo, y algunos no pasan de ideas basadas en una posibilidad científica real. Solo el futuro dirá si pueden hacerse completamente operativos y económicamente viables. Mientras el tiempo responde, tendremos que ser nosotros los que decidamos si los científicos e inventores llevan tiempo inspirándose en la ciencia ficción o si sigue siendo al revés. Para que cada uno saque sus conclusiones, cada desarrollo va acompañado de los libros, películas y otras creaciones culturales que los anunciaron, mucho antes de que se presentaran.
Energía: creadores de estrellas en la Tierra
Si mañana encontráramos en el hielo de la Antártida una nave espacial alienígena que nos diera, de golpe, cien años de desarrollo científico y tecnológico, tendríamos un enorme problema. Carecemos de una fuente de energía para poner esos hipotéticos desarrollos en marcha, y lo mismo nos ocurriría en un mundo de coches autónomos, ordenadores cuánticos e inteligencias artificiales generalizadas. Después del carbón y el petróleo, nos falta el combustible para la siguiente fase de la revolución industrial.
Esto explica, en parte, el enorme interés de los países desarrollados por invertir miles de millones en desarrollar reactores de fusión. El internacional ITER, con un derivado pequeño en la universidad de Sevilla, el Smart; el sol artificial chino; o el del MIT, SPARC. Desde el punto de vista de la física son posibles, solo necesitamos mejorar nuestra tecnología para desarrollarlos. Y este mes de diciembre se hizo un espectacular anuncio presentado por la secretaria de energía estadounidense: después de varias décadas se ha logrado generar más energía en un reactor de fusión de la que gasta en encenderse. ¿Fue verdad o exageración?
Fue una verdad a medias. Los láseres empleados en encender la pastilla del reactor y generar la fusión sí que gastaron menos energía de la generada. Pero para conseguir los tres millones de julios que se midieron el sistema entero gastó… trescientos millones de julios. ¿Decepcionante? No, qué va. Es un paso más hacia el futuro, que puede estar a unos cincuenta años de distancia. Si no conseguimos esto, no hay alternativa conocida, y con lo que hoy tenemos disponible tendremos que aceptar no solo un decrecimiento económico, sino uno científico e intelectual.
Hacedor de estrellas, 1937, es una novela de Olaf Stapledon donde describe una estructura construida por una civilización avanzada en torno a una estrella para aprovechar la energía de fusión. En 1960 el físico Freeman Dyson teorizó algo similar, pero desde la ciencia, y en un paper, proponiendo una estructura construida alrededor de una estrella, la esfera de Dyson. Lo más importante de aquel artículo era su conclusión: el límite que la energía impone al desarrollo de cualquier civilización.
Aplicaciones de la inteligencia artificial: identificar si eres o no un delincuente en la imagen de videovigilancia
Como se explicó en el Futuro Imperfecto anterior, sumando a las imágenes de las ubicuas cámaras de videovigilancia un programa con inteligencia artificial podrá identificarse a casi cualquier individuo en un espacio público. Las garantías constitucionales impiden que esto se aplique en bruto en la Unión Europea o Estados Unidos, pero no así en China. En ese país ya están cruzando imágenes de vídeo y modelos de conducta para determinar quién se comporta de manera normal, y quién no, en estaciones de tren, aeropuertos y calles.
Se ha conseguido mediante una base de datos multidimensional, o sea que asocia datos y hechos, desarrollada para la policía por la empresa china Megvii. Al aplicar modelos de conducta a los individuos se alerta de aquellas personas que, por ejemplo, pasen muchas horas esperando o paseando por una estación de tren sin equipaje ni compañía. Generando una alerta para la policía. En el caso de perímetros de colegios, la alerta se dispara si aparece en las cámaras alguien diagnosticado con un trastorno psiquiátrico.
La misma técnica se ha aplicado al tráfico de coches y peatonal, en este caso mediante la compañía Hikvision. La cual está a punto de ser incluida en la lista de Estados Unidos de empresas vetadas, por su riesgo para la seguridad del país, como antes Huawei por su 5G. Aquí la técnica es ligeramente distinta. Los millones de horas de grabación acumuladas en una década de vigilancia del tráfico se han pasado por el análisis de una IA, generando patrones de conducta en las masas de vehículos y de personas en las aceras. Permitiendo avisar a la policía, con diez minutos de antelación, de dónde va a producirse un atasco, o un altercado en caso de multitudes o manifestaciones. En España el centro comercial Vialia en la Estación de Vigo ha contratado con Hikvision su control de visitantes.
Un último ejemplo de aplicación, no policial, de la IA asociada a imagen de vídeo es la de la empresa de videojuegos Tenet, que abre la cámara de tu teléfono móvil u ordenador a altas horas de la noche o tras mucho tiempo de uso para comprobar que no eres un estudiante. Si lo eres, te bloquea.
Un anuncio de Apple prometía en 1984 que ese año no sería como la novela de George Orwell, pero hoy es una de las empresas que más nos vigila espiando nuestros datos. Menos conocida, Nosotros, de Yevgeni Zamiatin, habla de una policía que puede vigilar individualmente a cada ciudadano en una pantalla. Escrita en 1920.
Biotecnología: arroz perenne, carne cultivada y leche sintética
Piensa en un manzano y te vendrá a la cabeza la idea de que te dará manzanas toda la vida. Eso es un cultivo perenne, pero la mayoría de especies domesticadas que comemos a diario no funcionan así. Trigo y arroz deben plantarse cada año, y la planta nace, crece y muere. La siembra anual genera contaminación por el diésel de los tractores y los abonos químicos, además del agotamiento de los suelos. Una de las investigaciones más importantes en alimentación es conseguir cultivos perennes, que se planten una sola vez y den varias cosechas, y ya se ha conseguido con el arroz.
El arroz perenne es un híbrido cruzado por científicos usando dos especies, una asiática y otra africana. Después de veinte años de desarrollo, su resultado es una planta que produce ocho cosechas consecutivas durante cuatro años antes de tener que replantarse, en lugar de una. Además aporta nitrógenos y nutrientes al suelo y mantiene su humedad, así que regenera la parcela en que está plantado. Si consiguiéramos muchas especies como esta, resolveríamos en parte el reto de la alimentación humana para un planeta de ocho mil millones de personas. Está considerado uno de los mayores avances científicos de este año, aquí el paper.
El otro avance, esta vez tecnológico y de inversión, es una fábrica de carne de laboratorio por la empresa Believer en EE. UU., que producirá dieza mil toneladas anuales. Su principal competidor, Good Meat, abrirá otra similar. Mediante biorreactores donde se cultivan células de cerdo, vaca o pollo, pueden conseguir algo parecido a la «carne». No un filete, ni un corte como el de las carnicerías, pero sí un producto útil para embutidos, hamburguesas y otro tipo de procesados para supermercados y cadenas de comida rápida. La agencia alimentaria estadounidense ya ha autorizado la carne de pollo sintética, así que en cuanto estas empresas generen su producto podrán comercializarlo. Y quizá hasta lo comamos sin advertirlo en unas sanísimas lonchas de jamón de york. Cultivado.
No es el único neoalimento. A la industria le interesa abaratar la base de los alimentos procesados, y Unilever, el mayor fabricante de helados, ha anunciado que el próximo año su marca Ben & Jerry’s en EE. UU. la fabricarán con una leche cultivada a base de hongos con levaduras añadidas y agua, capaces de generar un líquido con las mismas propiedades culinarias que la leche de vaca.
El desarrollo culinario más avanzado de la ciencia ficción fue el replicador de alimentos en la serie Star Trek, del que la comida no solo salía cocinada, sino emplatada, lo mismo que la bebida. Esto no es lógico, capitán. Ya, pero es el futuro.
Transhumanismo: úteros artificiales para tu bebé
«Los futuros padres podrán experimentar una recreación virtual a través de gafas 3D lo que ve su bebé y escuchar sus sonidos, gracias a las dos cámaras y micrófono incorporado del habitáculo». En la presentación de la primera instalación de úteros artificiales del mundo, EctoLife, las afirmaciones son tan delirantes que alertan al más adormilado sentido crítico. Y efectivamente, esta alternativa a los vientres de alquiler humanos o gestación subrogada, así como para madres con problemas de fertilidad, no es ni siquiera un proyecto. Solo el vídeo de un divulgador científico, Hashem Al-Ghaili, cuyas imágenes espectaculares han conseguido que sea replicada como noticia por periódicos de todo el mundo.
Lo que no significa que esta técnica, denominada ectogénesis, no pueda conseguir en el futuro el desarrollo completo de un embrión. Hasta el momento los dos hitos conseguidos fuera de un útero natural han sido un feto de cordero, vivo durante ciento veinte días, el equivalente a veintucatro semanas de gestación humana; y el segundo embriones de ratón que vivieron hasta el día once. La mitad por tanto, ya que la gestación total de los ratones es de veinte días. Pero a partir de cierto grado de desarrollo fetal no hay reemplazo posible para el aporte sanguíneo de la madre a través del cordón umbilical. Ectolife propone superar ese obstáculo con donaciones regulares de la madre.
La ectogénesis tiene a su mayor defensor en el profesor de Yale Carlo Bulleti, obstetra y ginecólogo. Convencido de que con la inversión adecuada podría conseguirse en una década. En su visión imagina un gel para el feto que sustituye la placenta, un pulmón artificial para oxigenar la sangre que recibe el feto —extraída de la madre—, y un riñón artificial para filtrarla. Cuenta con publicaciones científicas donde explica la «inmortalidad del útero», referida a que el trasplantado desde una mujer menopáusica a una mujer joven permite concebir. Hace referencia a un experimento de 1988 en que un embrión fue implantado en un útero mantenido con vida fuera del cuerpo mediante perfusión sanguínea. Es decir, el útero podría ser natural y no artificial si se le proporciona sangre de forma regular y un entorno estéril. Además explora la posibilidad de criar órganos enteros a partir de células del paciente para trasplantes.
Científico y divulgador coinciden en que sería una técnica muy cara, y aunque no lo mencionan, el motivo está en el consumo energético de los úteros. También coinciden en asegurar que sería un gran paso para proporcionar hijos a personas que no pueden ser madres y padres. Lo que callan es que hay millones de niños para adoptar en el mundo, que ya existen sin esperar un desarrollo tecnológico. Con una pega, no son de raza caucásica. Y para evitar que sus hijos tengan aspecto africano o asiático muchos padres potenciales prefieren un útero artificial, o uno alquilado, antes que superar un prejuicio.
El inventor de la píldora anticonceptiva Carl Djerassi fue también escritor, y su interés reside en haber inventado el concepto «ciencia en la ficción», recreando los problemas que enfrentan los científicos en el mundo real. En El gambito de Bourbaki retrata la obsesión de ser reconocido por otros científicos, la comunidad científica como un reducto cerrado y excluyente, y la necesidad de que las mujeres tengan un papel más preponderante en ella.
Feliz futuro 2023 a todos
Muy interesante, Martín, como siempre. Por cierto, se ha colado una errata que podría despistar a los legos en mates: es Bourbaki.
Agradecido y corregido, Carlo. Un abrazo.
Mi predicción es que en 2023 alguna empresa más o menos china secuenciará genomas por 200 € y en 2025 las tarjetas sanitarias tendrán un chip con la secuencia de nuestro genoma.
¡Arroz perenne! Esa no la vi venir y es quizás la más trascendente en el corto plazo (la fusión en el largo). Me recordó el cuento más polémico de «Los viajes de Tuf» , de cuando George Martin escribía ciencia ficción bastante buena.
Sobre el útero artificial y la gestación fuera del cuerpo, la referencia obvia es «Un mundo feliz», pero añadiría las novelas de Miles Vorkosigan de Lois Macmaster Bujold, que analizan los efectos sociales en los roles asignados a las mujeres en culturas con esta tecnologia.
Saludos y gracias por este artículo.
PS.: Futuro imperfecto es el nombre de una colección de cuentos de ciencia ficción de la escritora chilena Alicia Fenieux.