Alfonso Bauluz es periodista, enseña periodismo y defiende el periodismo. Ha sido corresponsal y testigo de los conflictos mundiales de los últimos treinta años, con una dilatada trayectoria en la que ha ejercido el periodismo en todas sus formas, desde el reporterismo de guerra como empotrado en la guerra de Irak hasta el trabajo en el Departamento de Internacional de la agencia en EFE. Es doctor en Periodismo por la misma facultad de la que es profesor: Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y, desde marzo de este año, presidente de Reporteros Sin Fronteras, organización cuyo objetivo es la defensa de la libertad de prensa. Con estas credenciales nos sirve de guía por distintos puntos del mundo desde el emblemático edificio gris de la avenida Complutense, con el periodismo de hilo conductor.
Inicias la presidencia en RSF en marzo, coincidiendo con la primera guerra en Europa para varias generaciones. ¿Qué objetivos te has planteado?
El primero, tratar de proveer a los reporteros de la mayor seguridad, tanto en lo que se refiere a equipos de protección, chalecos y cascos, como a seguros. En ese sentido y hasta la fecha —cruzo los dedos— ha sido muy satisfactorio, no hemos tenido ningún disgusto, a pesar del alto número de periodistas que se han acreditado en Ucrania, muchos de ellos españoles y muchos de ellos socios nuestros. Hasta septiembre se habían acreditado diez mil en el Ministerio de Defensa ucraniano. Lo más importante es la seguridad y sobre todo la concienciación en la seguridad de los periodistas. Hemos hecho un estudio en tiempo real de la cobertura que nos ha demostrado que la precariedad significa una vulnerabilidad muy grande de los periodistas. Si la mitad de ellos no alcanzan unos ingresos de dos mil euros con un trabajo de alta intensidad y un determinado riesgo, si no cuenta con encargos que les pueden dar la tranquilidad de que sus trabajos les van a dar una remuneración, significa aumentar la precariedad.
Luego hay una derivada que ahora se ha puesto de manifiesto y que tiene mucho más largo recorrido, que es cómo la desinformación se emplea como arma de guerra. A quienes lo hemos estudiado académicamente no nos sorprende, lo que ocurre es el foco estaba fijado en el yihadismo, que es fácil de identificar, pero las mismas artimañas y herramientas que utilizaba la propaganda yihadista la estamos viendo tal cual. La amenaza del uso del arma nuclear es igual de intimidatoria que meter a un prisionero de guerra en una jaula y prenderle fuego para tratar de intimidar a militares, en el caso del Estado Islámico a soldados iraquíes de remplazo que no tenían ningún interés en hacer la guerra en territorio sirio, ni siquiera en su propio país. El empleo de esas artimañas se ve ahora acrecentado tanto por la utilización de medios de comunicación estatales obedientes a un régimen dictatorial como por la persecución de periodistas independientes.
Sobre ese tema de la vulnerabilidad, hay una percepción, que si tienes datos me podrás confirmar o no, de que actualmente el freelance, aunque ha existido siempre, es mucho más habitual que el corresponsal o el enviado especial en nómina.
Tenemos datos como que en el informe anual del año pasado hay tres periodistas, de los que consideramos internacionales, asesinados: un periodista indio trabajando para Reuters en Afganistán y dos periodistas españoles en Burkina Faso. Solo hay tres periodistas de internacional. Luego aparte hay periodistas asesinados en su país. Eso se debe al estancamiento de los conflictos en Siria, en Libia, en Yemen…, a la propia pandemia que ha ralentizado mucho, al desinterés de los medios y a la falta de inversión en las coberturas internacionales. Esa es la situación justo antes de Ucrania en cuanto a la implicación de los medios, que han dejado de costear mucha de la inversión en cobertura internacional de conflictos porque son los propios freelance los que las están costeando a sus espaldas. Una guerra con una potencia nuclear suelo europeo sí desata toda la maquinaria mediática para ir a cubrirla, pero en el caso español es notable que muy pocos medios mueven su staff.
¿Quién vela por su seguridad en esa situación más precaria?
Es obvio que los periodistas que no cuentan con una cabecera potente detrás tienen mucho menos respaldo, por eso hablábamos antes de vulnerabilidad, pero nosotros también tenemos la capacidad de sustituir la ausencia de cabeceras, tenemos experiencia, lo hemos demostrado durante muchos años y es un trabajo que estamos acostumbrados a hacer.
¿Hacia dónde crees que se encamina el periodismo en zonas de conflicto? ¿Está en vías de extinción la figura del corresponsal?
Curiosamente, desde el 2008, cuando el gobierno georgiano se va al exilio digital a la presidencia polaca, empecé a darle vueltas a cómo sería dar cobertura a un conflicto cibernético. Pensaba que Rusia iba a atacar con las herramientas cibernéticas más que con el clásico ataque soviético de artillería, cohetería y mandar soldados a la muerte. Una guerra tan vieja no nos la esperábamos, al menos yo. Hace tiempo que pienso que para qué sirve un chaleco y un casco si en realidad la manera de torcer la voluntad de otro es apoderarse de sus cuentas corrientes y no hay que destruir nada. Si te haces con el control de las infraestructuras, aeropuertos, centrales eléctricas, nucleares., etc. si te apoderas de ellas cibernéticamente, ¿cuál es el papel del corresponsal de guerra? Llevo años preguntándomelo y no tengo respuesta para ello, pero yo esperaba tener más una guerra de esas características.
O sea, ¿aspiras a la extinción de la guerra clásica?
Por supuesto. Para lo bueno y para lo malo. ¿Cuál es la manera de torcer la voluntad del contrario? Apoderándose de sus capacidades, da igual que sean humanas. Si le cierras el grifo a todos los carros de combate porque el suministro de carburante no llega, no se mueven.
También se perciben en esta cobertura más mujeres, lo cual es lógico porque también hay más mujeres estudiantes.
Hay más mujeres estudiantes en periodismo desde que yo me matriculé en los ochenta. Yo creo que hay compañeras corresponsales en el nivel más alto y ya hay muchas perfectamente asentadas en el reconocimiento profesional entre los colegas, que es la única forma de medir esto. Sin ninguna duda, además hace tiempo. Por ejemplo, en Trípoli en 2011 ya había muchas compañeras ejerciendo ese trabajo, incluso a veces eran más numerosas ya. Lo que, por ejemplo, sí se desprende de nuestro estudio es que, de los que no tienen ninguna experiencia, son más los varones que viajan que las periodistas. A lo mejor es porque ellas prefieren prepararse más.
¿Un signo de prudencia?
O ellos son más irresponsables o tienen más hambre. No lo sé, no soy capaz de darle un significado.
Los avances tecnológicos han propiciado que con un pequeño dispositivo se pueda ser periodista, fotógrafo, cámara y transmitir en tiempo real en redes. ¿Esto beneficia o perjudica al oficio?
No creo que ningún avance tecnológico sea negativo en sí mismo. Es decir, una buena revista con buenas entrevistas y buenos reportajes tiene cabida, y las posibilidades que ofrecen las tecnologías pueden complementar otro tipo de coberturas. Yo trabajé en los ochenta en África y la dependencia del télex era un auténtico horror, quien vea aquello con nostalgia es muy libre, pero desde luego no tiene nada que ver la capacidad de información que circula y a la que tienes acceso hoy en día con la que teníamos en los años ochenta en cualquier país africano, pero hay mucho romanticismo al respecto.
En ese cambio de la forma de informar en un conflicto, ¿cómo se resuelve analizar toda esa cantidad de información y filtrar fuentes? Es un avance pero a la vez es una dificultad.
No, es un mayor grado de exigencia. El periodista de lo último que se puede quejar es de la abundancia de fuentes, eso significa que no ha trabajado en una dictadura asquerosa africana donde no hay fuentes, no hay acceso a la información. Quien se queje de que tiene demasiadas fuentes es que no sabe hacer el trabajo propio del periodista que es seleccionar fuentes, discriminar el valor de la información y jerarquizarla. En conflictos como el de Siria, había un buen número de expertos que conocían el terreno que estaban aportando información —expertos, no periodistas—, en este es aún mayor. Tristemente se ve el desajuste entre la información que está disponible para el gran público, no solo para periodistas, a través de redes sociales de quienes son capaces de interpretar información en tiempo real y que esa interpretación, esa contextualización, llega a los periódicos con días de retraso respecto a las redes. Es un fenómeno que puede observar cualquiera que quiera.
Es verdad que no todo el mundo está especializado en información militar, en información geoestratégica, etc., pero la manera en la que se va observando poco a poco con elementos bastante visibles lo que es el ejército ruso, un ejército en estado corrupto, estaba a disposición de los periodistas para contextualizar y darle profundidad a la información. La información circula y el periodista tiene que saber hacer uso de la información disponible. My Lai se detecta y se denuncia desde Washington y las torturas de Abu Graib también, por el mismo periodista. Por supuesto, el trabajo sobre el terreno sirve para denunciar las atrocidades de los crímenes de guerra. Hemos visto a qué velocidad se han denunciado, se han recopilado todas las pruebas y pueden ser puestas a disposición de un tribunal internacional en tres meses. Con la velocidad a la que viaja la información también viajan esas investigaciones.
Al inicio de la invasión, Rusia endureció el código penal con la finalidad de controlar los medios, lo que supuso la huida de muchos medios extranjeros. ¿Cómo está la situación en el terreno en estos momentos? ¿Quedan en Rusia fuentes de información más allá de la versión oficial?
La mayor parte de los periodistas independientes se han tenido que ir del país, los medios que siguen están fuera, de hecho, Reporteros Sin Fronteras tiene un fondo y está trabajando en la viabilidad de la continuidad de estos medios en el exilio, es uno de los elementos que podemos aportar. Luego, obviamente, sí quedan algunas personas, gente que discrepa y todavía no se ha ido del país, que sí pueden facilitar información a periodistas rusos que, aunque estén fuera, tienen capacidad para tener sus propias fuentes y para interpretar mejor que nadie las luchas de poder, las enemistades y cómo es el blaming game de echarse la culpa los unos a los otros de los desastres; esto, que es algo que ocurre siempre, aquí lo estamos viendo a velocidad de vértigo, además con una casuística: que lo muestran en las redes sociales, es decir, se hace en directo, en abierto y cualquiera lo puede ver.
En la guerra de propaganda, ¿quién es más eficaz? ¿Ucrania o Rusia?
La publicidad de Rusia respecto a su población —aquella que cuando un hermano llama a otro y le dice que su vecindario ha sido bombardeado no le cree— es evidente que es eficaz y excelente, de cara a su propia audiencia. Los medios al servicio del Kremlin tienen una gran influencia en América Latina, muchísima más influencia que cualesquiera otros medios occidentales; lógicamente tendrá que ver con el antimperialismo estadounidense, pero es verdad que los canales de difusión que emplea el Kremlin en América Latina son muy eficaces. Lo que ha ocurrido es que la inesperada figura de un clown, como podía ser despreciado el presidente ucraniano, ha sabido conectar a través de redes sociales.
Una figura populista.
Sí, absolutamente, y en Ucrania hay tantos oligarcas soviéticos como en Rusia, esto no hay duda. Ha sabido utilizar los elementos a su alcance, las herramientas del débil, es decir, el débil siempre sabe que tiene que tener una relación más abierta con los medios internacionales, siempre ocurre así, es el que se considera más poderoso el que no cree que le favorezca la presencia de medios internacionales. Creo que Zelenski ha sido muy hábil presentándose como lo que era: el agredido, y por supuesto manteniendo el peso en la capital; los estadounidenses le aconsejaron que evacuara y eso probablemente habría provocado el desmoronamiento de la moral de combate de los ucranianos. Con lo cual no sé si ese consejo era un consejo envenenado. Desde luego, desde el punto de vista de la propaganda, era un consejo envenenado.
¿Qué opinas del veto por parte de la UE a medios rusos cono Rusia Today o Sputnik?
Nosotros, como Reporteros Sin Fronteras, defendemos un ecosistema democrático. Hemos propuesto una iniciativa que es la certificación de la calidad de los contenidos, JTI (Journalism Trust Initiative) pretende que todos los medios que siguen unas pautas propias de un periodismo profesional y ético en sociedades democráticas cuente con ese tipo de certificaciones y es algo que ha recogido la propuesta de la comisión europea de libertad de prensa. ¿Qué significa esto? Que podemos pedir una reciprocidad. Podemos ver Rusia Today como un excelente periodismo, y claro que hay grandes piezas de periodismo, pero yo que he vivido dos años en Guinea Ecuatorial y aquello es una dictadura más pequeña, pretender que los medios de comunicación al servicio de Obiang Nguema hacen periodismo para mí es una falacia, ergo, pretender que los medios de comunicación que rinden un servicio a Putin hacen periodismo es una falacia; periodismo en el que nosotros creemos y defendemos, a lo mejor hay otro tipo de periodismo, militante o como se le quiera llamar, pero un periodismo profesional y ético por supuesto que no. Podemos observar basura mediática, programas de factura infame, sin ninguna duda, pero entre los periodistas internacionales que acuden a los conflictos y pueden estar en cualquiera de los dos lados es en lo que creo. Nosotros defendemos a los periodistas perseguidos, no a los que estimulan la persecución. No a los que piden el encarcelamiento y el linchamiento. No a los que se jactan del asesinato justo en coincidencia con el cumpleaños de Putin.
Uno de los cometidos a los que se enfrenta RSF es la defensa de Pablo González, ¿en qué estado del proceso se encuentra?
Cuando entró en la comisaria en Ucrania ya estábamos informados, antes de que saliera ya habíamos tuiteado sobre su situación y el clonado de su teléfono. Regresa a España y después vuelve a Polonia, donde él reside y, una vez que está haciendo la cobertura de la crisis fronteriza en Polonia, es detenido. La primera irregularidad que hemos denunciado desde el principio es que no comparece ante el juez con asistencia letrada, a pesar de que, supuestamente, contó con una abogada de oficio que tenía que saber español. Desconocemos las razones por las que no comparece, podemos pensar que a lo mejor le parecía un hueso duro de roer para alguien sin experiencia o del turno de oficio. El mayor problema que ha habido al inicio en este caso es que Pablo no tenía una asistencia letrada polaca que le representara ante los tribunales. Desde el momento en que tiene un abogado polaco que le representa, el abogado piensa que conseguir la liberación de una persona que tiene nacionalidad rusa, acusado de espionaje en Rusia, no es muy popular en Polonia, entonces piensa, no sé si acertadamente, que el perfil bajo en los primeros momentos es más adecuado para sus intereses. Por supuesto todos podemos tener una opinión, pero yo aunque la tenga no conozco el sistema judicial polaco. ¿Quién lo conoce? Los polacos. Yo sí le puedo preguntar al exministro de Defensa de Donald Tusk si es algo habitual en su país que detengan a periodistas acusados de espionaje y me dice que no, que en absoluto, aunque sea la ultraderecha que le ha expulsado del poder la que esté en el gobierno.
El tipo de acusación que él tiene, obviamente, ha significado un régimen carcelario durísimo y la negativa a la libertad provisional. Ahora la vía que el abogado polaco ha emprendido es acudir al Tribual Europeo de Derechos Humanos, donde ya hay un precedente de un encarcelamiento parecido a este en el que el tribunal se vio obligado decretar la libertad. La reclamación a los gobiernos para que pongan en libertad a los presos generalmente no es muy eficaz salvo en determinadas latitudes. Hemos pedido desde el principio que se respete la presunción de inocencia y que se prueben las acusaciones —Polonia no ha probado absolutamente nada— y por supuesto la celebración del juicio con todas las garantías. Lo más difícil ha sido coadyuvar a que tuviera una defensa jurídica coherente.
Las autoridades españolas supongo que están haciendo su labor.
Me consta. Nosotros hemos escrito al defensor del pueblo, a la Fiscalía… es decir, hemos hecho todo tipo de gestiones públicas y no publicitadas, pero la cuestión es que ningún país en la UE va a aceptar que sea el gobierno, aunque sea el que lo encarcele, el que lo ponga en libertad. Y, por supuesto, creer en acusaciones que se hacen ante tribunales que se van a ver coartados por un servicio de inteligencia es un panorama difícil.
¿Por qué este caso tiene poca repercusión mediática, salvo en el primer momento de su detención?
Con los freelance siempre pasa igual, no es con Pablo. Cuando Gadafi detiene a cuatro periodistas del New York Times, quince días después detienen a Manu Brabo, James Foley —al que luego decapitaron en Siria— Clare Morgana Gillis y a un sudafricano, Anton Hammerl, que murió en la balacera. Tuvimos suerte de que, como los del New York Times habían pasado por todo el circuito, por supuesto habían tenido todas las presiones, y eso de cara a ayudar a la familia facilitó todo el proceso. La atención de los medios cuando son periodistas freelance siempre es mucho menor.
Desde la muerte de Mahsa Amini y las posteriores protestas, Irán ha intensificado la violencia contra las mujeres, sin embargo las protestan siguen y ya se califican de revolución. ¿Qué información podemos tener de la magnitud real de las protestas y de si van a provocar un cambio?
Si nos vamos al famoso Kapuscinski, él decía de la revolución del 79 que donde se adivinaba si eran poderosos la protesta y el rechazo era en los bazares. Al menos conocemos un remoto antecedente. El más inmediato son las protestas del 2009 que fueron sofocadas por los motoristas matones. Lo que ocurre es que si vemos la demografía de Irán la gente joven es muy mayoritaria y después de cuarenta años de clérigos el hartazgo es grande, de los jóvenes y de los adultos. Aquello era un fraude electoral lo que se denunciaba y aquí lo que se manifiesta es un hartazgo. Va a depender de la capacidad represora.
Hasta ahora solo ha habido una escalada de represión.
No sé cuál es el motivo por el cual van a dejar de practicar la represión. Es un régimen teocrático, a veces nos olvidamos.
Lo que no sé es si se estamos construyendo un relato con la poca información de que se dispone.
A mí al menos la experiencia lo que me dice es que el ansia de libertad nunca falta. Además, Irán se caracteriza por una doble vida, la vida en público y la vida en privado, que tienen una contraste tan brutal que a lo mejor la gente joven hoy en día tiene los mismos afanes que tiene aquí, y uno de ellos tiene que ver con la utilización de los móviles, los filtros y todo lo que ello lleva asociado, para lo bueno y para lo malo, no permitirles expresarse de ese modo es causa de ese enfado. Nunca había visto a colegialas increpar a los dirigentes iranís, yo al menos de eso no tengo memoria. Eso, además de arrojo y valor, es muy sintomático del grado de hartazgo. Normalmente cuando las élites que acompañan al poder le retiran el apoyo es porque los hijos de las élites lo rechazan. Esto lo he visto en la Indonesia de Suharto, el agotamiento del régimen de Suharto llega cuando los hijos de las élites, los universitarios, rechazan el régimen.
Las iranís habían utilizado las redes sociales para compartir las protestas. Reporteros Sin Fronteras ha denunciado que el gobierno ha restringido el acceso a Instagram y WhatsApp, que eran las que quedaban.
En el 2009, los corresponsales que trabajaban sobre el terreno fuimos cambiando todos de redes, esto es el juego del ratón y el gato. Elon Musk dijo que iba a activar sus satélites y en Ucrania están teniendo un éxito que es una de las claves por las que ha mantenido el gobierno ucraniano su país, precisamente porque la telefonía digital vía satélite ha permitido que no hubiera operaciones de destrucción de comando y control, que era lo que querían hacer los rusos para decapitar el régimen y, al no poder eliminar la comunicación, el comando y control se ha mantenido. Las redes sociales en este caso avivan las protestas, pero eso no tumba gobiernos. Ni las redes sociales ni las protestas en las calles. Lo que tumba a los gobiernos es cuando los soldados ya no apuntan a los manifestantes, sino a los oficiales.
¿Qué se puede esperar de la comunidad internacional en el contexto actual en Irán: sin restaurar el acuerdo nuclear, crisis energética…?
Nos podemos encontrar con que la política occidental desecha las reclamaciones de la gente joven por el acceso al crudo que puede ofrecer es este momento. Esto no lo sabemos, pero puede suceder, porque estas cosas suceden así.
Ahora mismo cualquier país con petróleo está…
Exento de todo, sí. Tristemente es así.
Fuera del escenario de la guerra, uno de los países que más atenta contra la libertad de prensa es China. La situación se ha agravado con la pandemia. ¿Hay una respuesta política y diplomática internacional a la altura? ¿Pesa más la economía?
Año tras año el círculo de corresponsales en Beijing dice que las condiciones empeoran. Los periodistas australianos se han escapado literalmente del país, ya no hay periodistas australianos por miedo a las detenciones de corresponsales internacionales. Sin olvidar, por supuesto, las detenciones de discrepantes, abogados, defensores de los derechos humanos o periodistas dentro del país. Es una gran cárcel. Es muy difícil atisbar una salida, salvo un desastre poblacional por la pirámide de edad que tiene China —el envejecimiento de la población va a tener a tener consecuencia— o que las aspiraciones de la clase media dobleguen al partido comunista chino, pero los instrumentos de control que tienen son abrumadores, es un control social. Probablemente se estén equivocando en el tratamiento de la pandemia, al menos a la luz de cómo nos va a otros.
Pero la ha aprovechado para cercar más.
Desde el punto de vista económico no les ha ido muy bien y el eje del gobierno chino es» si la economía funciona, todos callados», ese es su discurso político. Una prolongación del poder de Xi Jinping, que es su voluntad frente a los usos y hábitos de ir trasladando el poder cada dos mandatos, pues veremos. En cualquier caso la capacidad represora de China es brutal, y desde luego está a años luz en términos de propaganda respecto a Rusia.
Mientras estamos con la mirada puesta en una posible guerra nuclear, Corea del Norte lanza misiles, no sé si como alarde de poder, llamada de atención, amenaza o forma de ser de Kim Jong-un.
Yo estaba en Singapur en una cumbre de seguridad Asia-Pacífico-Europa en el año 99 y fue cuando su padre lanzó el primer misil que sobrevoló Japón. Es una manera de llamar la atención, de exigir a los demás respeto y de chantajear a la comunidad internacional, pero también es cierto que desde la caída de Gadafi o desde la devolución del arsenal nuclear por Ucrania a Rusia, a lo mejor tiene más claro que la única forma de sobrevivir es ser capaz de chantajear con el arma nuclear. A lo mejor antes era más un farol y ahora lo considera un eje de su supervivencia. Ucrania es un ejemplo y Gadafi otro.
Cuando iba a firmar un acuerdo con Trump se habló de peticiones «excéntricas» de Kim Jong-un que nunca se desvelaron. Qué sería «excéntrico» para Trump.
No creo que jamás la administración de Trump estuviera cerca de firmar ningún acuerdo con Corea del Norte. No lo creo en absoluto. Y he conocido a uno de los dos negociadores norcoreanos.
En esa escenificación.
Eso sí. John Bolton en sus memorias tampoco avala esa alegría de hipótesis, en absoluto, y era su consejero de seguridad nacional. Ahora, que le hubiera cambiado unos cromos y el otro hubiera dicho que sí, dentro de las excentricidades de Trump, a lo mejor habría llegado a algún tipo de acuerdo, pero dudo mucho de que el volumen de dinero que significa para Estados Unidos toda la industria de defensa fuera a estar al albur del capricho de un mandatario narcisista.
Fuiste corresponsal en México, como conocedor de la zona, ¿puedes explicarnos la situación de violencia endémica, en particular contra periodistas? Hay un número de periodistas asesinados similar a zonas en guerra.
Hay dos países en los que he trabajado que son los que tienen la tasa de mortalidad sostenida más alta: Filipinas y México. En el caso de México tiene una explicación muy clara: el fracaso del Estado por la penetración del crimen organizado, de los narcos. Eso significa una impunidad absoluta y una incapacidad del Estado para proteger a los periodistas y encarcelar a los culpables. Este es el escenario. Acabamos de hablar de la industria armamentística, pues igualmente la industria de la droga es otra poderosísima maquinaria de matar personas, de corromper voluntades y de acabar con Estados. A veces hablamos de Estado fallido y México muchas veces lo parece. Si a eso le añades la falta de sensibilidad del actual presidente, que poco más o menos no le parece que tenga importancia lo que está ocurriendo, los mensajes que emite son muy desalentadores.
El problema, y este es general allí donde ocurre la multiplicación de asesinatos, es la impunidad. Puede haber un asesinato en Holanda, pero no creemos que vaya a quedar impune de manera deliberada. La respuesta de la sociedad cuando ha habido un asesinato en Países Bajos ha sido unánime, de rechazo, denuncia y exigencia de responsabilidades. En México, por desgracia, entre todos los factores de criminalidad, está la mortalidad de chicas desaparecidas, los feminicidios…. El entorno es perverso y la impunidad es lo peor de todo.
Respecto al cambio de postura de España respecto al Sahara, ¿le encuentras una explicación?
Sí. Inmediatamente antes del cambio de posición del gobierno español, Alemania modula su posición, que era mucho más intransigente frente a Marruecos o más defensora del derecho de autodeterminación. El mandato de Zuma en Sudáfrica respecto a la Unión Africana fue un desastre, la posición del CNA en la defensa de los procesos de descolonización había sido firme y rotunda, la presidencia de Zuma no tiene nada que ver con todo eso. Después, con los acuerdos de Abraham de Donald Trump, todas las monarquías del Golfo deciden una detrás de otra que van a reconocer a Israel y, de propina, Marruecos también. En esa balanza, el reconocimiento de Israel por Marruecos es un desastre para los saharauis. Yo estuve el 6 de septiembre del 91 y creíamos no solo que iba a entrar en vigor no el plan de paz, sino que se iba a llevar a cabo el referéndum, con Baker de secretario de Estado. Una vez que no vimos eso, el lento proceso de colonización va llevando a que demográficamente no se pueda hacer ya un censo. Las amenazas de desestabilización del Sahel y la utilización de la frontera en Ceuta como elemento de presión política utilizando los seres humanos como arma arrojadiza… es un cúmulo de factores. Seis meses antes de esa decisión, el Partido Popular había cambiado de posición y así lo explicitó el entonces presidente Pablo Casado que había estado conversando con dirigentes marroquíes. Yo recuerdo haber pernoctado con diputados del PP vasco en una jaima hace bastantes años. Si esa política es la adecuada o necesaria es difícil saberlo si no tienes todos los elementos.
RSF elabora el ranking de países según la calidad de libertad de prensa. España ha descendido tres puestos y ocupa el lugar 32 en 2022. ¿Cuáles crees que son las causas de esa percepción más negativa y cuál es el método de valoración?
La metodología que se ha empleado, que es nueva en este último informe, incluye cinco puntos. Por el que España sale peor parada y le hace retroceder tres puestos es la situación económica. Si analizas la situación económica en España respecto a la libertad de prensa tienes un duopolio televisivo brutal y una dificultad de emprendimiento de proyectos informativos tremenda. Ahora mismo la Ley europea de libertad de los medios de comunicación, Media Freedom Act, exige transparencia en la distribución de la publicidad institucional. Aquí todos sabemos que los favores no se pagan, se compran, eso obviamente favorece a los jugadores que ya están instalados, especialmente a los grandes, y perjudica a los pequeños. La precariedad laboral de los periodistas es atroz. Personas con una vulnerabilidad profesional porque su empleo peligra es el peor caldo de cultivo para un periodista, donde no se valora su trabajo porque no se remunera y donde además la seguridad en el empleo puede depender de un cambio de gobierno, que es lo que significa que la fuente principal de ingresos de un medio sean las campañas institucionales. Nos ha pasado lo mismo que a Austria, son fenómenos paralelos. En lo que tiene que ver con los ataques a la prensa, por suerte, toda la etapa de tensión del procés en Cataluña, que fueron ataques tanto de policías como de manifestantes, ha desaparecido. Respecto a otros elementos, los legislativos, la ley mordaza supuestamente está en trámite de abolición lo que pasa es que nunca acaba de completarse. El factor que hace retroceder a España es el entorno socioeconómico, que es muy desfavorable y lo sabemos cualquiera porque lo padecemos todos los que estamos en esta profesión.
En los últimos años muchos medios han pasado a muro de pago tras un época de todo gratis. ¿Significa esto la estabilización del producto digital y alejarse de la precariedad?
A mis alumnos les digo que los editores hace veinte años subían un pdf a internet y creían que era la versión digital de su periódico y me temo que muchos siguen estando ahí, gente muy bien pagada y con unas destrezas harto incompetentes. El ejemplo palmario es que todos los que tenemos memoria de comprar el Ya para la búsqueda de pisos conocemos lo que era el negocio clasificado. Craiglist acabó con ese negocio en Estados Unidos, aquí que podían haber espabilado y verlo venir estaban muy bien conectados con el poder, esa conexión con el poder y esa alegría del reparto de las prebendas institucionales, dejo una industria mediática absolutamente vulnerable y el ejemplo es como tres chavales montan un portal como Idealista y se comen el mercado del clasificado inmobiliario. Lo primero que se necesita es gente que conozca cuál es el negocio que se trae entre manos y cuál es el futuro, cosa que es difícil de saber.
Yo no soy pesimista por naturaleza, lo que sí creo es que estamos en una transición brutal de lo industrial a lo digital pero jamás iría de la mano de los analógicos. Posiblemente lo bueno está por venir y vendrá, porque si ves la cantidad de gente joven que sienten la vocación de ir a narrar la guerra que va a marcar esta generación es porque sigue habiendo estudiantes que quieren ser periodistas y que lo van a ser. No todos van a tener una vida muy bien pagada, aunque conozco excelentes periodistas que no siempre tuvieron ni remuneración ni reconocimiento. No todos desde el primer día. Escucho quejas desde el sector de la televisión, cuyas coberturas en algunos casos son inexistentes o se subcontrata, pero al final a la pieza de un corresponsal en un noticiero le dan un minuto, en Tik Tok te dan dos. He tenido una alumna youtuber en primero con ciento sesenta mil visitas, ya le gustaría a EFE. A lo mejor es que no se conocen los lenguajes, no se conoce el canal, no se conoce cuáles son los contenidos de interés y además está el duopolio de Google y Facebook que se quedan con el ochenta por ciento de la tarta publicitaria y eso significa que no hay mercado para los demás.
Además, no sé si estamos abocados a que Google decida con qué noticias nos va a bombardear cada vez que nos conectemos a internet según los datos que le regalamos.
Sí, es un buscador que ya no te arroja lo que estás buscando, desde hace años. La cuestión no es esta empresa, que tiene veinticinco años y puede desaparecer dentro de dos como han desaparecido otras. La cuestión es que se han quedado con el núcleo duro de los ingresos de los medios de comunicación, al menos de los privados.
Cómo han llegado a tener tanto poder estas empresas.
Porque los legisladores estadounidenses hasta el año 2016 no las consideraban una amenaza para su reelección. Cuando ven que una plataforma puede ser una amenaza, entonces se lo toman en serio. El informe del Parlamento británico la tilda de «digital gánster» [Nota: «Disinformation and ‘fake news’: Final Report», House of Commons Digital, Culture, Media and Sport Committee], porque es verdad que algunas de sus actividades no son muy ortodoxas. No solo es apoderarse de información que pueda tener utilidad pública y que es privada per se, sino sobre todo la captura de la publicidad. El proyecto de ley europea dice que no pueden retirar contenidos de los medios como si fueran un usuario más, que tiene que apercibirles, explicar las causas, y hacer un informe anual de los casos que han ocurrido. Es decir, ya se está tasando esto de una forma más racional, porque hasta ahora era la inexistencia que cualquier norma.
Se suele achacar a las propias redes la generación de bulos. ¿Crees que es así?
Eso es como decir que el cemento es la causa del derrumbe de los edificios. El problema es que al igual que en las televisiones, en sus espectáculos de circo, el enfrentamiento y los gritos o la falta de razonamiento es lo que prima porque tiene audiencia, el algoritmo sigue el mismo mecanismo del enfrentamiento de audiencia. Es echarle la culpa al algoritmo de algo que hacían ya las televisiones cuando no deja de hacer lo que se hacía antes solo que con más velocidad, más poder y más repercusión.
¿Crees que la cruzada contra las fake news está siendo efectiva?
Que las herramientas de comprobación que están al alcance de cualquier usuario básico se vayan tornando familiares sirve más que nada para que no te vean la cara de tonto. La realidad es que esto es educación y respeto. Qué problema tenemos, que la gente no se ha dado cuenta de que la red social es ámbito público, no es un bar, penalmente las consecuencias no son las mismas, en esta facultad se les explica a los estudiantes que tú como periodista cuando publicas algo no puedes injuriar porque lo estás haciendo con publicidad y eso tiene una responsabilidad tanto para el autor como para el director de la publicación. Ahora cualquier persona con acceso a redes sociales tiene esa repercusión pero nadie le ha enseñado esto o lo aprenden de manera traumática.
¿Hay mayor injerencia del poder político en la prensa o de la prensa en el poder político?
Una cosa es que la prensa critique al poder político y otra cosa es que la prensa sea el mamporrero del poder político y muchas veces, por desgracia, lo es.
No me refiero a eso, ha habido declaraciones explícitas del deseo de cambiar un gobierno…
Sin personalizar, porque hay para todos los gustos, creo que el periodismo profesional tiene poco que ver con todo eso y el problema es que en España se mezcla deliberadamente información y opinión. Aquí a los estudiantes les enseñamos la diferencia básica entre información y opinión. Y que la opinión no significa tergiversar los hechos y los datos. Eso no es opinión, es falacia. La libertad editorial desde el punto de vista profesional no permite ni tergiversar los hechos ni no separar la información de la opinión. El que quiera disfrutar de la prensa de partido del siglo XIX es muy dueño. Es verdad que a los oyentes, a los televidentes y a los lectores lo que más les gusta es que les des la razón.
Las generaciones que ahora están estudiando periodismo no han vivido una guerra en Europa y menos con amenaza nuclear.
No, porque no habían nacido cuando la guerra de los Balcanes. A mis estudiantes de primero de hace cinco años les tocó vivir el asalto a la sala Bataclán y se vieron totalmente reflejados porque tenían consciencia de que les podía haber pasado a ellos, porque podían haber estado en París. Cuando yo estudiaba jamás hubiéramos pensado que nos iba a coger una cosa de estas en París. Ellos todos se vieron afectados porque se creyeron viendo ese concierto. Pero la amenaza nuclear, salvo los episodios de Corea del Norte había quedado fuera del tablero gracias, entre otras cosas, a Gorbachov y el final del muro.
¿Qué impacto percibes que les está causando la guerra?
La verdad es que después de la crisis de 2007 y la pandemia estoy empezando a pensar que poco. Por suerte o por desgracia es una generación a la que le ha tocado sufrir dos crisis inauditas. Hay estudiantes que vienen a la universidad, que a las diez está todo cerrado, y pueden ver a sus amigos en la hora de clase y volverse, es muy triste para la vida universitaria. Cuando estaba dando clases en Políticas no encontraban trabajo de nada, ahora por lo menos encontraban trabajillos, como vuelva a pasar lo mismo nos encontramos con una falta de horizontes muy grande. Es verdad que siempre se nos olvida que hay jóvenes también en Asia y que el Asia que conocimos hace treinta años vivía en el subdesarrollo y la marginación económica de prácticamente toda la población, hoy en esos países hay gente que viven muchísimo mejor que hace treinta años. A lo mejor ese reequilibrio también se nota.
¿Te sientes más útil como profesor o como periodista?
Cuando hago algo bien, de lo uno y de lo otro.
Muchos periodistas suelen decir que el periodismo es un oficio que se aprende con la práctica, por ejemplo, Soledad Gallego-Díaz, nos decía hace unos años: «No es una carrera universitaria. No contiene conocimientos teóricos suficientes para justificar cinco años de estudios. Se convirtió en carrera universitaria porque los periodistas teníamos complejo de no ser universitarios». Demoledor.
Estará hablando de su época. Yo escuché a uno de sus predecesores decir en esta facultad ante un auditorio de estudiantes «es periodista quien decide la empresa que es periodista», a mí me pareció aquello muy próximo a la expedición del carnet del régimen franquista. El que no haya vivido la vida universitaria no sabe lo que es. Evidentemente si tú haces un escaneo de las personas que de las distintas facultades de periodismo hay en todos los ámbitos de la comunicación y el periodismo es impresionante. Es cierto que si trabajas en una publicación de cirugía a lo mejor son excelentes los conocimientos de los cirujanos, pero el periodismo es una disciplina académica, que aprendes y por supuesto creces, tanto intelectualmente como a la hora de mejorar tus capacidades y tus adiestramientos. Me temo que los licenciados en medicina no saben operar cuando salen, y cuando entran en un quirófano tendrá que haber alguien a su lado. En otra época probablemente habría ciertos complejos, pero hoy en día la cantidad de estudios académicos abarcan un sinfín de conocimientos y de ramas del saber.
Durante toda tu carrera profesional como periodista, ¿en qué momento has visto más comprometida la libertad de prensa?
Con los atentados en Madrid, porque en mi empresa decidieron hacer la campaña de desinformación y a mí me correspondió denunciarlo en los medios internacionales. Fue una situación dura y difícil, por un lado estaba el trauma de lo que había pasado y por otro el intento de intoxicación de un medio público con fines espurios.
¿Y algún momento de autocensura?
¿La autocensura en qué consiste? Porque si la definimos como autocensura que no cuento lo que sé: todo el tiempo, todos los días, porque a veces hay información que no está suficientemente contrastada o hay elementos informativos que no los consideras importantes. ¿Para progresar en mi carrera profesional? No.
O sea, no, nunca.
A ver, yo trabajo en un medio público. Si alguien decide que lo que yo he mandado no le gusta o no le quiere dar es él, no yo. Y los procesos selección de quienes son responsables de tomar decisiones editoriales muchas veces son elegidos por su proximidad al poder.
¿Te identificas con la figura del reportero de guerra?
No. Con el tiempo te das cuenta que cada momento tiene su afán: el afán viajero, de conocer las desigualdades, el afán de saber si tu trabajo es tu vocación, si tiene repercusión social… vas quemando etapas. Me vino muy bien dedicar una etapa al estudio de los conflictos porque me di cuenta de que los militares estudiaban a los periodistas pero los periodistas no estudiábamos a los militares, por lo tanto ellos siempre iban a tener ventaja porque sabían de antemano como nos íbamos a comportar, conocer las debilidades de los militares cuando te relacionas con ellos es una manera de crecer profesionalmente. Trabajo en una agencia, vivo en la actualidad, le he pegado a muchos palos y ya está. Cada cosa tiene su parte bonita. Lo mejor como profesional, como periodista, que puede tener, más allá de contemplar lo que veas y que te da la oportunidad de presenciar la historia, es que sí que te pone a prueba respecto a tus pares, tu capacidad y destreza profesionales. En ese sentido sí es el lugar donde pones más a prueba tus capacidades profesionales. Como no me he dedicado en exclusiva a eso no me siento identificado. Hay quien es paracaidista y solo se dedica al hotspot porque es su especialización, pero yo no vivo de eso.
Sobre esa figura del reportero te voy a leer unas palabras de Enrique Meneses, al que entrevistamos poco antes de su fallecimiento: «Llevo sesenta y tres años haciendo de freelance, me manejo muy bien. Ha habido veces que he perdido dos mil dólares en hacer un reportaje. Nunca he querido estar en nómina. He hecho los reportajes que me gusta hacer, no los que me dice el redactor jefe, que muchas veces es el sobrino del dueño del periódico o un enchufado y no tiene ni idea de lo que es fotografía. Si no haces algo que te gusta, nunca te saldrá bien».
Está describiendo la realidad tal cual es. Estoy muy de acuerdo y además hay algo de Enrique que le honraba: nunca lloró porque emitieran en todos los telediarios las imágenes que filmó de Castro, no, decía que le sacó cincuenta mil dólares a CBS y ya está, se quedó con eso y a la siguiente. Era un espíritu libre que creció en el París de la ocupación nazi y si tenía que pintar cuadros o dar clases de francés en El Cairo para sobrevivir, lo hacía. Ahora, ni todo el mundo tiene esa vocación aventurera reporteril, ni todo el mundo va a aceptar esa forma de vida. Como forma de llevar a cabo tu carrera profesional es excelente y muy recomendable para el que tenga esa personalidad. Es cierto que periodistas muy veteranos tenían una inventiva que probablemente hoy no tengamos a la hora de resolver problemas.
q gran persona Alfonso Bauluz, hubiese sido un privilegio tenerlo de profesor,, grande!