El SNS, Sistema Nacional de Salud, la sanidad pública universal, se implantó en España en los años 80, pero tardó muchos más años en desarrollarse por la falta de recursos. Se pasó de un sistema de seguridad social a uno universal pero, en ese periodo inicial, el contexto internacional de auge del neoliberalismo lo sometió casi desde el principio a reformas que introducían las leyes del mercado en su funcionamiento, cuando no eran políticas netamente privatizadoras. En el siglo XXI, la que ya era una infrafinanciación crónica se convirtió en recortes con la crisis de 2008. Una década después, la pandemia puso al descubierto de forma dramática todas estas debilidades del sistema. Aun así, el SNS probablemente sea la herramienta más eficaz contra la desigualdad en España y el salario indirecto más cuantioso que reciben los españoles. La FADSP, Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, lleva años no solo denunciando los ataques que sufre el SNS, también el derroche de sus recursos o su mal uso en beneficio de los proveedores. El doctor Marciano Sánchez Bayle (Plasencia, 1949) es su portavoz. Queremos repasar con él la historia del SNS, que se ha encontrado a contracorriente desde que nació.
En julio anunció Díaz Ayuso una reforma «profunda» y «severa» de la sanidad de Madrid.
Le gustan mucho los titulares y las palabras grandilocuentes que, luego, generalmente, están vacías de contenido. Igual que cuando ofreció el Zendal para los enfermos de Ucrania, pacientes básicamente quirúrgicos y traumatológicos que difícilmente podrían ser atendidos en un hospital sin quirófanos. Hace esas declaraciones buscando los titulares para que después alguien conteste con irritación diciéndole «eres una imbécil». Y por lo que yo conozco, Isabel Díaz Ayuso no es imbécil, es bastante lista y bastante malvada, además de reaccionaria.
Lo que planea seguramente sea un golpe de Estado en el sistema sanitario, una contrarrevolución según la terminología clásica. Un golpe de timón en el que el sistema sanitario público de la Comunidad de Madrid desaparezca y tengamos un sistema en manos privadas para la gente que tenga dinero suficiente para buscarse la vida y tener una atención más o menos de calidad, que los trabajadores tengan un sistema público de baja calidad y, el resto, a la beneficencia. Esa es su idea, la del neoliberalismo, lo que quería Margaret Thatcher para el Reino Unido, aunque no lo pudiera llevar a cabo, también Reagan o lo que hubo en Chile con la Escuela de Chicago. Lo que pasa es que en Chile hubo un golpe de Estado para tomar estas medidas, en un sistema democrático es más complicado.
¿Como la primera ley de sanidad española, que era de 1855 y hablaba de higiene y vacunaciones, los médicos recibían sus honorarios por el servicio que daban y el resto quedaba en manos de la beneficencia…?
Igual durante el franquismo. Había aseguramiento privado y la gente con contrato laboral tenía la Seguridad Social, que en el caso de la atención hospitalaria al final de la dictadura llegó a tener buena calidad, pero la extrahospitalaria, los ambulatorios, etc., tenían una calidad ínfima. Y el resto de la población, a la beneficencia. De hecho, el Hospital Diego de León de Madrid se llamaba Gran Hospital de la Beneficencia del Estado, o las diputaciones, que tenían hospitales provinciales para atender a la gente sin recursos. Cuando empecé la carrera hice prácticas en un hospital provincial y lo que te encontrabas eran salas con quince o veinte camas sin separación y una monjita atendiendo a todos, que les daba de comer, que ya era algo para gente en situación de extrema pobreza, y algún tipo de tratamiento médico. Creo que este es el horizonte al que quieren que volvamos.
Sin embargo, lo que se repite es el mérito de que el franquismo creó la Seguridad Social.
Fue así, Franco puso la Seguridad Social. Ese es un hecho evidente. También conviene recordar que el sistema de Seguridad Social de Alemania lo hizo Bismarck, que no era precisamente de ideas muy democráticas. Hubo un momento en el que los países capitalistas más o menos avanzados entendieron que era importante asegurar una atención sanitaria básica a la población trabajadora, porque si no eso acababa empeorando de una manera muy notable su negocio.
La producción.
Claro, de hecho, en Estados Unidos, donde no se pudo hacer una reforma sanitaria, los primeros proyectos los hizo Ford por intereses económicos muy concretos. Veía que necesitaba una población trabajadora relativamente bien atendida que no podía estar al albur de tener un accidente y encontrarse él de repente sin trabajadores. Con esta filosofía surgieron los modelos de seguridad social, primero Alemania y luego se extendieron a todos los países de Europa y después Chile, Argentina o México, que tiene un sistema de seguridad social malo, pero lo tiene.
La descripción de broma de que los sistemas de seguridad social eran talleres de reparación de obreros es precisa, entonces.
Sí, en España la población que no era trabajadora no estaba cubierta hasta que se aprobó la Ley General de Sanidad en 1986, donde pasamos de un sistema de seguridad social a un sistema universal. De todas formas, no hay que engañarse, lo del franquismo sigue pasando hoy, aunque sea de otra manera. Ahora la atención también está relacionada con la renta. Si pides cita en atención primaria y te dan para dentro de un mes, tú tienes derecho a la atención sanitaria, pero ejercerlo no puedes. Es mejor tener derechos sobre el papel a que no existan, pero es un consuelo un poco…
En Alemania se implantó el sistema de Bismarck, pero en Reino Unido apareció el de sir William Beveridge, el padre del NHS, que tenía un enfoque universal, como luego tuvo el nuestro.
Después de la Segunda Guerra Mundial entendieron que dar solo atención sanitaria a la población trabajadora por cuenta ajena dejaba a mucha gente fuera de la cobertura. Este sistema británico, de entrada, fue prácticamente universal. Llegaron a dar cobertura hasta a los no nacionales si se encontraban en ese momento en Reino Unido. Este sistema lo importaron los países escandinavos y los ricos de la Commonwealth, Australia y Nueva Zelanda. Posteriormente, llegó a Portugal, Grecia y España, pero ya de aquella manera. Muy tarde y con pocos recursos, porque nuestro país era, evidentemente, mucho más pobre.
Como fuere, al adoptar este sistema, se tuvo que valorar que su eficacia era mayor.
La falta de cobertura estaba clara. En España la Seguridad Social alcanzaba al 75 % de la población, que es una parte muy importante, pero se quedaba fuera otra parte significativa. Otra cosa buena de la Ley General de Sanidad fue unificar todas las redes sanitarias porque, como decía su preámbulo, había como medio centenar de organismos. También se hizo pivotar la sanidad sobre la Atención Primaria, porque se incorporaba de manera relevante la prevención y la promoción, y se descentralizó en las comunidades autónomas para que asumieran todos los recursos sanitarios de forma integral. La pena es que esta ley tenía una vocación salubrista y esta se desarrolló muy poco.
¿Qué eran las igualas?
Un sistema que tenían en España los médicos en el ámbito rural, en los pueblos, en el que la población pagaba una determinada cantidad y el médico se comprometía a atenderles de una manera diferente o mejor que a las personas de la beneficencia.
También había en los barrios de las grandes ciudades.
Sí, entonces la red de la Seguridad Social funcionaba muy mal y había pequeñas clínicas del sector privado que, fundamentalmente, atendían urgencias. Al que estaba en la iguala se le atendía y, el que no, tenía que pagar in situ.
Llegó hasta los 80.
Hasta finales de los 80. En la medida en que se empezó a desarrollar la atención primaria, dejó de tener sentido. En los pueblos aguantó más tiempo. Ahí tenía cierto carácter coercitivo. El que no estaba en la iguala sospechaba o sabía que la atención que iba a recibir no iba a ser la misma.
La Ley General de Sanidad invocaba la Constitución, de hecho, las primeras leyes del gobierno de Suárez seguían esa senda…
Le cambió un poco el nombre al Instituto Nacional de la Seguridad Social, que pasó a ser el Insalud. Incorporó el término «salud» porque empezaba a ser evidente que la atención no debía centrarse exclusivamente en la reparación, sino que tenía que promover la salud también. Ya se había producido la Declaración de Alma Ata de la Organización Mundial de la Salud y se notaba cierto aire de transformación y cambio.
La Constitución decía: «Se reconoce el derecho a la protección de la salud» y «compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto». ¿Estaba bien el redactado o es ambiguo?
Apartados 1 y 2 del artículo 43. Supuso un gran avance sobre lo que había antes, que no existía ningún derecho. Su redacción no es ambigua, porque hablar de la protección de la salud es razonable, no es algo que se pueda exigir, la genética y el cuerpo humano tienen limitaciones. El problema que tenía la Constitución es que en los artículos de competencias de las comunidades autónomas aparece un apartado que es Seguridad e Higiene y las CCAA empezaron a desarrollar actividad legislativa por ahí. Se le traspasó a las CCAA de manera rápida un dispositivo asistencial importante, los médicos de ámbito rural, la beneficencia y las diputaciones. Esto fue positivo, porque era razonable, pero también problemático porque la legislación se empezó a crear de forma descoordinada. Una legislación estatal y diecisiete autonómicas, este es uno de los problemas que arrastra el Sistema Nacional de Salud.
Habría sido mejor o no dar inicialmente Seguridad e Higiene a las CCAA o habérselo transferido todo desde el principio. Esta situación ambigua ha generado un problema que sigue sin resolver. Cuando se aprueba la Ley General de Sanidad, el 38 % de la población vive con la sanidad transferida a su comunidad y desde ese momento se legislaron muchas cosas que ya no eran de aplicación en esas comunidades, disposiciones que ya no eran de obligado cumplimiento por las CCAA. ¿Qué supuso? Pues, por ejemplo, que las CCAA no desarrollaron nada la participación comunitaria, que supuestamente era uno de los pilares de un sistema sanitario público.
Pero eso no lo vimos en ningún lado, ¿no? El artículo 58 de la Ley General de Sanidad preveía la creación de Consejos de Salud de Área para la participación comunitaria y seguimiento de la gestión, formados por organizaciones sindicales y profesionales sanitarios, la administración del Área de Salud y una representación de los ciudadanos «que supondrá el 50 % de sus miembros».
Nunca funcionaron. No se pusieron en marcha. Los vecinos a través de estos consejos tenían derecho a participar en la gestión de su área de salud, pero como no se llevó a la práctica, pues forma parte de esas cosas que pasan en España con las leyes, como decía Claudio Sánchez-Albornoz, que este es un país que se caracteriza por tener muy buenas leyes que nunca se cumplen.
A nadie le interesaba que los vecinos metieran mano en nada.
Claro, también señalaba que la sanidad penitenciaria se transfería a las CCAA y ahí estamos… Esa misma ley también dice claramente que los dispositivos asistenciales y sanitarios de los ayuntamientos se tienen que transferir a las CCAA y ni Madrid ni Barcelona lo han hecho, siguen teniéndolos y nunca han querido transferirlos porque eso significa dinero, mucho presupuesto que no quieren que vaya a las CCAA, porque el presupuesto es poder y cargos políticos que distribuir entre amistades, conocidos, familiares y parientes.
La primera oposición que tuvo la Ley General de Sanidad fue de los propios médicos.
Del Consejo General de Colegios de Médicos, con Ramiro Rivera.
Y se criticó al gobierno socialista por no enfrentarse a ellos.
Se enfrentó a ellos, pero de una manera insuficiente. La clase médica ya sabemos lo que es, en el Reino Unido también se opusieron. El enfrentamiento aquí fue con los médicos, no fue ni con la población ni con las enfermeras, pero se mezclaron varias cosas. Había una posición política de Ramiro Rivera, que luego fue portavoz de Sanidad del Partido Popular. Tenía esa ideología de la señora Esperanza Aguirre: el sistema sanitario público no tiene sentido, la sanidad tiene que estar provista por seguros privados y sálvese quien pueda. Luego, había un sector profesional importante que vivía de la consulta privada y otros de tener cinco o seis puestos de trabajo públicos simultáneamente y veían peligrar eso si se integraban las redes, como de hecho pasó. Y luego estaban los intereses de la industria farmacéutica, que fue la que claramente financió esta llamada Operación Primavera, porque también tenía miedo de que el gobierno socialista se pusiera a controlar el gasto farmacéutico, que en España ha sido tradicionalmente muy elevado.
¿Qué fue la Operación Primavera?
Salió en la prensa, una operación organizada por la Organización Médica Colegial y financiada por la industria farmacéutica que, mientras se discutía la Ley General de Sanidad en Madrid, pretendía poner cien mil profesionales de la medicina y la gente que se uniera para hacer una gran manifestación contra el Sistema Nacional de Salud. Se desactivó porque se hizo público, se vio lo que había detrás y quedó todo desprestigiado de una manera muy importante.
Luego, viendo cómo fue todo, yo sospecho que el gobierno les amenazaría con quitar la colegiación obligatoria si seguían por ese camino, les dirían: «Si no os estáis calladitos y quietecitos la quitaremos». Es mi sospecha, no tengo ninguna seguridad, pero es probable. Porque son muy liberales, pero la colegiación es obligatoria, yo he tenido que estar colegiado obligatoriamente y a mí nunca me ha controlado el colegio cómo he ejercido la medicina. No se puede decir que eso sea representativo, ahora mismo creo que han votado en las elecciones del colegio el 15 % de los médicos. La mayoría no participamos en los colegios y consideramos que es una cosa antediluviana, es una institución napoleónica. Intentamos en su día una ley de colegiación voluntaria y no tuvimos ningún éxito. Había muchos intereses por detrás, entre ellos cierto pasteleo entre el gobierno y los colegios, porque estos también le sirven a los políticos para decir «los médicos están con nosotros».
¿Cómo se explica que los médicos se opusieran a la creación del SNS y luego se diga que el SNS salió adelante gracias a los profesionales?
Porque, como he dicho, una cosa es el colegio y otra los médicos, que tienen los mismos intereses e ideología que hay en la sociedad. Esa oposición no representaba a los profesionales. La profesión era consciente de que la práctica anterior era muy mala, estaba muy mal retribuida, totalmente maltratada, y un sistema público ofrecía grandes ventajas. Primero, como ciudadanos, los médicos también necesitan el sistema algún día, ellos o su familia, y quieren que las cosas funcionen. Luego, son profesionales y generalmente les gusta hacer las cosas bien en lugar de mal, a nadie le gusta estar todo el día chapuceando y quedarse fastidiados porque no saben si han tratado adecuadamente a un enfermo. Además, los médicos tienen ideología, por ejemplo yo, como muchos otros, veníamos de las movilizaciones de la universidad, éramos de izquierda o progresistas, y pensábamos que era necesario reforzar el sistema, cambiar una situación que entendíamos que era muy mala para el país. Lo raro es que los médicos estuviesen en contra y, cuando se vio la realidad, se comprobó que en contra estaban muy pocos.
Una desgracia de la democracia española es que llegara justo con las crisis del petróleo, también con un momento histórico de posmodernidad en el que se incrementó el desapego por la política. En el caso del SNS ¿qué supuso que se instituyera justo cuando las potencias, con personajes tan influyentes como Thatcher, fueran en la dirección contraria?
Lo que yo digo es que mejor en ese momento que en ninguno, pero afectó enormemente. En el 91 se hizo el Informe Abril que ya replanteaba las bases del sistema sanitario público y puso al SNS a nadar contracorriente. Un sistema sanitario público siempre nada contracorriente en una economía capitalista, porque un sistema público siempre atiende según necesidad y recibe aportaciones según posibilidades. Eso, un señor que se llamaba Carlos lo describía de una determinada manera. Un sistema público está en contradicción con el capitalismo y cuando el capitalismo se ha convertido en neoliberalismo, todavía más.
La sanidad pública en España ha nadado contracorriente desde que nació. Yo solo he visto un cambio en la hegemonía ideológica tras la pandemia. Ahora se ha vuelto a pensar que hace falta un sistema público que proteja a la sociedad frente a la adversidad. Hace cinco o diez años la idea predominante era que la mejor forma de solucionarlo todo es el mercado, que lo que había que hacer para regular era privatizar. Ahora mismo hasta Ursula von der Leyen, que por cierto es médica, dice que hay que ponerle coto al mercado. Esto es importante porque yo creo, como Gramsci, que la hegemonía se gana primero en el discurso. Luego habrá que hacer las leyes, pero si tienes perdida la hegemonía en el discurso ya la tienes perdida en todo lo demás.
¿Qué papel o influencia tuvieron los sistemas sanitarios soviéticos o comunistas en los que se establecieron en Europa occidental?
Creo que los sistemas sanitarios públicos, como otros sistemas de protección social en Europa, surgieron como una contrapartida al socialismo real. Como decían en los Lunes al sol, con la caída del Muro de Berlín los rusos vivían mucho mejor y nosotros mucho peor. Los sistemas de protección del sistema capitalista, en su conjunto, servían para evitar que la gente viera las partes positivas que tenía el otro sistema.
¿No nacían de dinámicas propias de aquí? Los lucharon sindicatos, los consiguieron partidos votados.
Es que cuando el comunismo desapareció la contraofensiva para desmontar los sistemas de protección pública fue tremenda.
Pero cuando se empezó con esa ofensiva, que fue con las crisis del petróleo, todavía estaba vivo el comunismo y nadie se esperaba que cayese.
En parte, pero no se hizo con la misma fuerza que tuvo a partir de la desintegración comunista. En ese momento ya no había alternativa, era o esto o esto, que es lo mismo. Antes, también hay que decir, la alternativa comunista era más ilusoria que real, en mi opinión, pero al menos en el imaginario había una alternativa y convenía dotar a esta de ventajas concretas, conquistas para los trabajadores, el salario mínimo, las vacaciones. El capitalismo aceptó eso porque tenía miedo a la revolución social.
Para mí eso entra en contradicción con el hecho de que aquí esas conquistas llegaran de la mano de fuerzas de izquierda, con la derecha tirando para otro lado.
Los poderes económicos aceptaron eso porque entendían que podía ser el peaje para evitar males mayores.
¿Qué significa aceptar, cómo lo iban a impedir?
Pues no movilizaron a la sociedad contra eso, no hicieron lo de Chile. Pensarían que no era lo mejor para ellos, pero que había que soltar un poco de lastre porque si no se hundía el barco. Luego los partidos socialistas supieron aprovechar la situación.
Entonces influyó como amenaza, no como inspiración.
El funcionamiento del sistema soviético de salud dejaba bastante que desear, por decirlo de la mejor manera posible. Sufría la crisis del resto del sistema, tenían un gasto militar y de imagen, como en la carrera espacial, que no se correspondía con lo que podía dar de sí la economía de esa sociedad, y todo eso se hacía en detrimento de los derechos de la gente y de la economía real. Yo no soy nada prosoviético, la verdad.
Ahora en el SNS, si la población envejece y aumentan los nuevos medicamentos o tratamientos, aunque se mantenga el mismo gasto o solo crezca un poco ¿podemos considerar que en realidad está bajando?
Creo que el problema que hay actualmente es por la eficiencia del sistema. El sistema sanitario público está muy colonizado por los intereses industriales. La industria farmacéutica y la tecnología tienen una gran capacidad para incentivar gasto. Hasta hace unos años han sido bien conocidos los congresos médicos que sufragaba la industria en lugares como, por ejemplo, Marrakech, en hoteles de lujo y pagando la estancia de acompañantes. No solo es un fenómeno español, el British Medical Journal ha estudiado el tema y ha citado ejemplos de cómo se llevaban a los médicos a Turquía a fiestas diversas. Es un sector que funciona así, aproximadamente un 30 % del gasto que hace esa industria es en promoción, que suele ser en eventos de este tipo, y pasa lo mismo con las tecnológicas. El SNS tiene sobreutilización tecnológica. Alrededor de un 20 % de las pruebas diagnósticas que se hacen no están bien indicadas, no son necesarias. Aunque esto siempre es más fácil decirlo a posteriori que a priori, porque el médico ante la incertidumbre en un paciente actúa, pero es un hecho evidente que muchas exploraciones son innecesarias y redundantes y a veces incluso están pensadas para servir de iconografía en una publicación.
Si el sistema utilizase mejor los recursos que tiene podría ser mucho más eficiente, podría ahorrar una cantidad importante. Sobre todo podría ahorrar más si controlase los precios descontrolados de los medicamentos. En resumen, son necesarios más recursos porque hay más población, por supuesto, más envejecida, con más enfermos crónicos, pero el problema está más en que los recursos no se utilizan bien. Un ejemplo, el 80 % del gasto sanitario de una persona lo hace el último año de su vida. Eso quiere decir que eficaz se ha sido poco. No quiero decir que a la gente se la deje de atender, pero muchas veces se usan recursos que no están justificados. Deberían racionalizarse mejor. El problema también es que esto es muy difícil de hacer. Cada caso concreto puede ser complicado, con mucha variabilidad, y tomar decisiones es muy difícil, he sido médico cuarenta y siete años y lo sé, siempre hay margen de error y siempre te equivocas alguna vez. El problema es que hay que equivocarse el menor número de veces posible y que las equivocaciones no sean irreversibles.
El sistema de trasplantes ha recibido alguna crítica en ese sentido, en que cuando se tiene que llevar a cabo uno en muchas ocasiones es porque ha fracasado todo el sistema antes. ¿Está de acuerdo con esa visión?
No, yo aparte de pediatra soy nefrólogo y hay cosas que se pueden evitar, pero otras que no. En este campo, la mayoría de las enfermedades renales terminales son por causas no evitables. En la mayoría se puede hacer poco. No me parece un buen ejemplo. En las cardiopatías, por el contrario, sí. Los infartos y anginas de pecho sí que están relacionados mayoritariamente con problemas que se pueden prevenir relacionados con el colesterol y la hipertensión arterial, que es muy barato de evitar, con una dieta sana y haciendo ejercicio.
El SNS arrastró de inicio los problemas de la sanidad del franquismo: exceso de medicalización y parasitación del sector público por el privado. En lugar de más reformas o más profundas, lo que nos encontramos al empezar los 90 fue el Informe Abril que ya hemos mencionado. ¿Qué fue?
Abril Martorell había sido ministro de la UCD, pero esto de alguna manera surgió del poder, porque fue una comisión que nombró el Congreso de los Diputados, cuya mayoría la tenía el PSOE. Yo creo que a Abril se le fue un poco la mano en el informe, puso las cosas en crudo. Si un hospital tenía déficit presupuestario, había que cerrarlo. Eso generó un gran rechazo social, sindical, incluso dentro del propio PSOE, y lo dejaron ahí metido en un cajón, inicialmente no se aprobaron las medidas que proponía, pero luego con los años se han ido aplicando poco a poco.
Como decía al principio, el contexto de aquellos años era de neoliberalismo, de la globalización, de las privatizaciones, de introducir el mercado en los sistemas sanitarios… Estas reformas estaban inspiradas en un teórico estadounidense, Alain Einthoven, que bastaba con examinar su trayectoria para ver de quién estábamos hablando. Cuando estuvo en Defensa años atrás, había implantado la «gestión por resultados» en la guerra de Vietnam, el famoso «body count», el recuento de cadáveres, que sirvió para incentivar le ejecución de todo vietnamita, fuese Viet Cong o no, para alimentar los balances o la estadística. El resultado, además de una masacre, fue incluso contraproducente para los intereses americanos en la guerra, porque volvió a toda la población contra ellos. Si mataban a todos, los vietnamitas pensaron «mejor que me maten matando que quietecito cultivando arroz». Pues este fue uno de los genios modernos que metió el mercado dentro del sistema sanitario.
Pero en estas fechas ya se conocían las fisuras del sistema sanitario estadounidense. ¿Por qué adoptarlo?
Martorel proponía una reprivatización. En el sistema de Estados Unidos lo público era muy débil, bajo mínimos, allí solo ha funcionado la Administración de Veteranos porque tiene una red propia con recursos propios. Luego Medicare y Medicaid es parecido al modelo Muface de aquí. Son dos seguros gestionados desde el sistema público, pero que conciertan y contratan con el sector privado. Pues todo esto se tomaba como referencia de las ventajas del mercado, algo delirante porque Estados Unidos es el país que mayor porcentaje del PIB dedica a sanidad y tiene una situación espeluznante, mucho peor que la de España, con un 20 o 30 % de la población sin cobertura y otro tanto con cobertura limitada…
En esas fechas, en Catalunya también se puso freno al sistema público.
En Catalunya siempre habían tenido un sistema muy privatizado. Cuando muere Franco aproximadamente el 70 % de las camas hospitalarias de Catalunya eran privadas y el 30 % públicas y, en el resto del país, la situación era a la inversa. Muchísimos catalanes, todos los que se lo podían permitir, tenían un seguro privado o una iguala. Era un sistema muy privatizado y cayó en manos de Convergencia i Unió, que lo que hizo fue sacralizarlo. Hicieron una ley que fue la LOSC, Ley de Ordenación Sanitaria de Cataluña, que introducía las llamadas teorías de mercado de la Nueva Gestión Pública. Se creó la XHUP, Red de Hospitales de Utilización Pública, donde los centros privados estaban incluidos. Así, la gente iba indistintamente a centros públicos o privados con dinero público. De esta manera, los privados florecieron y se especializaron en lo que les era rentable y, lo que no, pues lo derivaban a Bellvitge, al Vall d’Hebron o donde fuera.
Más adelante, en el 96, el SNS no tenía ni diez años, y a estos dos envites había que sumarle el Real Decreto que habilitaba «nuevas formas de gestión», o la Ley 15/97 que permite la entrada de entidades privadas… Se llevaba el modelo catalán a escala nacional.
Eso coincide con el modelo Alzira, el Hospital Costa del Sol de Málaga, las fundaciones sanitarias de Feijóo, secretario general de Sanidad de la Xunta en ese momento, en Galicia… Dos hospitales bajo este modelo, cuando luego gobernó el PSG en coalición con el BNG, los devolvieron a la red pública, pero ya habían diseñado hospitales para pobres y paisanos en el ámbito rural.
Sin embargo, este modelo que arranca en la segunda mitad de los 90 se extendió a Madrid, a La Rioja y a Baleares. En la Comunidad Valenciana el modelo Alzira también se fue extendiendo a otros departamentos. Aguirre en Madrid hizo el modelo de contrato de financiación privada, las silgas en inglés son PFI, que en ese momento estaba en boga en el Reino Unido, y luego fue a Burgos, a Galicia… Una serie de empresas construyen el hospital y se quedan con la gestión de todo lo que no es sanitario, que queda en manos de las consejerías y se les paga un canon por un plazo que suele ser veinte años. En Madrid, además, privatizaron también los laboratorios de los hospitales que iban a otra empresa privada distinta. Cada vez más diversificado, más empresas y empresitas…
¿Las consecuencias?
Primero, que el servicio acaba siendo más caro, pero no solo eso. Estas empresas luego han solido ir revendiendo su parte a grandes multinacionales. También, además de ser más caro, se empeora la situación del personal, más horario y menos retribución, y un montón de trampas que luego se han ido descubriendo. Por ejemplo, un informe de la Comunidad de Madrid señalaba que en la Fundación Jiménez Díaz la población que estaba en la farmacia hospitalaria era mucho menor que en el resto de hospitales. Es decir, que se incentiva a los pacientes a que se trasladen a otros sitios en cuanto presentan una enfermedad que no es rentable.
Había una historia en Estados Unidos de que si querías abrir un negocio de seguros privados de salud, lo primero que tenías que hacer era poner la oficina en un piso alto sin ascensor, así los clientes, si podían llegar hasta ahí, es que muy mal no estaban, y eran a los que rentaba darles servicio. Y cuando hubiera un problema, pues se les llenaba de trabas para que se fueran a otro seguro. Práctica que es la que hace Muface aquí en España, con diez mil asegurados que se cambian a la pública cada año, la mayoría personas mayores o con enfermedades graves.
Nuestro SNS, en teoría, se iba a articular con la atención primaria como pilar básico. Un sistema basado en buena parte en la medicina más eficaz y barata, la prevención. Por eso tenía sentido la participación ciudadana que hemos comentado antes…
Lo que peor funcionaba antes de la Ley General de Sanidad era la primaria, los ambulatorios, los médicos podían atender a setenta pacientes en dos horas…
¿Setenta en dos horas? ¿uno por minuto?
Y menos de un minuto. Los malveían. Los médicos decían «receta bien y no mires a quién». Se daba una receta y, venga, siguiente. La atención era de calidad ínfima. Esto es lo que la gente percibió de forma más importante como una transformación del sistema sanitario. Se hizo muy lentamente, porque la inversión necesaria para la transformación no se hizo en el acto, fueron incrementos muy paulatinos y muy lentos, por eso tardó mucho en generalizarse el modelo de atención primaria, como unos diez años, acercándonos al 2000.
Teníamos entonces un modelo que se había hecho siguiendo los criterios de Alma Ata, sobre promoción y prevención, pero como nunca tuvo financiación suficiente, funcionaba más sobre la buena fe y buena disposición de los profesionales que sobre los recursos existentes. Y claro, la buena fe y la buena disposición da para lo que da, la gente llega un momento que se harta, se jubila o se muere. Los médicos que entraron con la Ley General de Sanidad estaban muy comprometidos con el sistema, pero luego después los siguientes fueron buscando más la comodidad, como es lógico en cualquier trabajo, y no ha habido un gran compromiso. De tal manera que todas las debilidades del sistema en cuanto a personal y recursos cada vez son más patentes. Para rematar, con la crisis de 2008, la mayoría de recortes se hicieron sobre la Atención Primaria, y cuando se salió de la crisis, se recuperaron los presupuestos de los hospitales, pero no los de la Atención Primaria. Eso está ahí.
Se recomienda invertir un 25 % en primaria y España está en un 14,93 %.
Y hay comunidades con menos, que 14 % es la media de las CCAA. Madrid está en un 10,7 %. Aparte, hay un problema que nosotros siempre destacamos, el de la enfermería. En España hay muy pocos profesionales de enfermería en Atención Primaria. En todas las CCAA hay más médicos que profesionales de enfermería. El promedio de la UE es de 1,4 por médico, en España estamos por debajo de 1. En Atención Primaria necesitamos en torno a 20 000. Esto agilizaría el funcionamiento, porque todas las labores de promoción y prevención de la salud las harían en enfermería. Muchas labores que hacen los médicos ahora mismo las puede hacer un profesional de enfermería. Mirarte la garganta lo puede hacer alguien de enfermería. De hecho, en España se aprobó la prescripción enfermera, pero no se está llevando a cabo porque la han ido boicoteando las CCAA.
Y está la sobrecarga al médico con labores burocráticas.
Porque también faltan profesionales administrativos. Las plantillas están descompensadas y son muy desiguales de unas CCAA a otras.
Pasada la pandemia, tenemos listas de espera en Atención Primeria de nueve a once días.
Y más… El 20 % es más de once días, según el último barómetro.
Esto era inverosímil hace veinte años.
Catalunya ya empezó a hacer listas de espera en los años 90. Yo tuve alguna pelea con algún médico de atención primaria en Catalunya que decía que todo funcionaba estupendamente, pero con listas de espera de una semana. Con una semana para la cita no es una atención primaria. La gente se va a un seguro privado. Solo le puede funcionar bien al médico, porque tiene menos pacientes. Ahora mismo hay un nuevo problema en primaria derivado de esto, que es que hay un porcentaje cada vez mayor de personas que no se presentan a la cita. Eso tiene relación directamente con la demora. Si te dan la cita a quince días, la mitad se va a urgencias o se cura sola o se va a la privada o se ha muerto. Eso es un desastre. Aparte, el fenómeno genera un círculo vicioso que sigue aumentando las demoras.
Este año, en Madrid, hicimos una encuesta con CCOO y detectamos que las matronas tenían cita a treinta días. ¿Qué son treinta días para una embarazada? Muchísimo tiempo. Fisioterapia, setenta u ochenta días de media. Salud mental te da para seis meses… ¡la primera consulta! Aparte, en Madrid se hace trampa. Se dan antes las primeras citas, para que contabilice la media de listas de espera como menor, pero luego la segunda cita se te va a meses y meses. También se trampean las listas para intervenciones quirúrgicas en Madrid, aquí te cuenta oficialmente cuando te ve el anestesista hasta la operación, cuando deberían contar desde el momento en que se decide que ese paciente necesita una intervención, como en el resto. Así Madrid presenta listas de espera llamativamente por debajo de la media española.
Una trampa burda.
Pero les funciona.
En las residencias de mayores, la FADSP ha reclamado que la Atención Primaria se responsabilice de la atención en todas ellas.
Primero, por lo que hemos visto y porque es razonable que la sanidad de la residencia esté en manos externas y no del empresario de la residencia, porque puede hacer cualquier tropelía. Y luego porque la atención sanitaria tiene que ser integral para toda la población. Esto lo que supondría es que el equipo de atención primaria que tenga asignada una residencia reciba el refuerzo correspondiente.
¿Qué pasó en la pandemia?
No les atendieron y, cuando les quisieron atender, les encerraron. Uno de los problemas que observamos es que la explotación de las residencias suele hacerse por holdings que tienen varias. De modo que el personal sanitario de la empresa era el mismo para muchas e iba de una a otra extendiendo los virus alegremente. Luego, donde hubo casos, fue la Comunidad de Madrid y no las residencias la que decidió encerrarlos allí y que no salieran, que se murieran sin tratamiento, ni diagnóstico ni nada. Mucha gente se podía haber curado perfectamente o a lo mejor no tenía covid y necesitaba otras cosas. Fue un matadero.
En el SNS, un 30 % del total del gasto sanitario es en medicamentos. Se han hecho estudios que demuestran que se prescriben cajas con una cantidad de medicamentos que luego no se consume y acaban caducados en un armario o en la basura. ¿No sería más eficaz una prescripción por dosis?
Nosotros lo hemos dicho siempre, no se debería prescribir por envases comerciales sino por tratamiento, como se hace en muchos países del mundo, Estados Unidos mismamente, porque esto no tiene que ver con el neoliberalismo ni con nada de eso, tiene que ver con las farmacias.
Las farmacias tienen un negocio cautivo, una concesión del Estado en unas condiciones especiales y el resultado es que tienen un monopolio. Un cambio en la prescripción de envases supondría una merma significativa en sus ingresos y tienen fuerza para impedirlo, tanto esto como que se liberalice la farmacia, a pesar de lo que dice la normativa de la Unión Europea.
Encima la prescripción en general es elevada.
Hay mucha gente que toma muchos medicamentos, sobre todo la gente mayor, y no son necesarios tantos.
En la ley del medicamento de 2006, cuando se reguló el plazo en el que vencía una patente para poder producir genéricos, Farmaindustria, la patronal farmacéutica, se quejaba de que si no podían rentabilizar más las patentes, desaparecería la innovación en España. ¿Era cierto?
El problema es que los genéricos ya están metabolizados también por la industria. Lo quieren todo, quieren ganar mucho, ganar cada vez más y no renunciar ni a un céntimo de sus ganancias a pesar de que ganan millones y millones. En España los genéricos se podrían aumentar, podrían disminuir algo el gasto farmacéutico, pero ahora mismo el principal problema son los medicamentos que tienen precios inasumibles.
Recuerdo el de la hepatitis, que se podría decir que prácticamente el laboratorio estaba extorsionando al Estado.
Claro. Estaba clarísimo. Y tienen una capacidad para intoxicar a la prensa alucinante, como cuando dijeron que el Remdesivir era buenísmo para el covid. ¿Pero qué me estás contando? El Remdesivir parece que se ha demostrado que puede reducir la enfermedad grave, pero tendrías que tomarlo antes de ponerte enfermo.
Entonces encantado el laboratorio.
Sí, se lo das al cien por cien de la población y mira qué negocio. El precio de las vacunas también ha sido abusivo claramente. Los medicamentos para enfermedades raras tienen precios exóticos, te pueden pedir doscientos mil euros.
Frente a este problema, hay dos medidas. Ninguna es fácil, porque con la industria nada es fácil, pero una sería dotar al país de una industria farmacéutica propia que permitiera fabricar medicamentos a muy bajo coste y una investigación propia sufragada por el Estado de la cual adquiriríamos los rendimientos que generase. Además, el resto de la industria tendría un competidor que no estaría conchabado con los otros competidores, lo que rebajaría los precios. La segunda medida, más difícil, es acabar con las patentes. Reducir ese plazo en el que no se pueden fabricar genéricos. Por otro lado, cuando haya subvención pública para una patente, que al patentarlo el porcentaje correspondiente revierta sobre lo público. Si, por ejemplo, Glaxo recibe un 80 % del precio de investigación de un medicamento de una subvención pública, esa patente debería ser compartida entre Glaxo y el país que sea y que se repartan los beneficios equitativamente.
Ante toda esta problemática, en Andalucía se intentó poner en marcha la subasta de medicamentos.
Sí, para los medicamentos de uso más general se hacía una subasta. Si se preveía el gasto de equis dosis de un medicamento, se hacía público, se subastaba y se le compraba al que las ofreciera por un precio más bajo. Esto redujo el precio que se gastaba la Junta en medicamentos, de la misma manera que cuando se quitó, aumentó.
La medida la llevaron a Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y luego al Constitucional. Se hicieron montones de campañas de prensa diciendo que el medicamento que tenía un precio más bajo es porque era peor. La misma campaña que se había hecho años antes con motivo de la entrada de los genéricos. Cuando todos sabemos que se trata de un principio activo que siempre es el mismo, los que lo comercializan son simples envasadores. Le ponen un color y una cajita.
El medicamento necesita que haya una política activa. Al médico que receta, ahora que se hace todo por ordenador, cuando prescribe un medicamento se le tienen que dar opciones, es decir, el mismo principio activo pero más barato. En Andalucía estuvieron muy activos con esto, crearon un cuerpo de farmacéuticos de atención primaria que seguían las prescripciones, cuando alguien se iba mucho se entrevistaban con él y se le daban otras alternativas.
Por ejemplo, omeprazol, que en España es muy discutible el excesivo uso que se hace de estos medicamentos, los inhibidores de H2, pero es igual, el caso es que te encuentras médicos recetando pantroprazol, que vale tres o cuatro veces más.
El grado de privatización es más elevado en Madrid, Catalunya y Baleares, que siempre se han mantenido en los altos puestos, y por debajo están Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía, pero que está subiendo…
Andalucía está disparada como consecuencia del gobierno liberal. El deterioro del sistema y las privatizaciones van de la mano, son como vasos comunicantes. Si privatizas, deterioras y la gente se va al privado, y entonces luego puedes dedicar el dinero público a concertar con el privado.
La sanidad es un negocio muy rentable para la economía financiera. ¿Desde la política se pueden abrir espacios de negocio para que entre?
Hay un presupuesto de ochenta mil millones, las multinacionales ven un nicho de mercado enorme y quieren pillar, y algunos políticos ven ahí la salida, en lugar de irse a un despachito cutre, se quieren ir de director general a una consultora de no sé qué. Eso solo se lo van a dar amigos a los que han favorecido previamente. Igual también hay un dos por ciento que no tiene la cabeza bien puesta y cree que el sistema sanitario está mejor en manos privadas.
Puertas giratorias tuvo Lamela, consejero de Sanidad de Madrid.
Fue a varias empresas y tiene un bufete que está relacionado con la patronal de los laboratorios. Luego vino Güemes, que fue a varias empresas, entre ellas la multinacional Unilabs. En Catalunya el recorrido es al revés, de la patronal pasan a la Consejería de Sanidad.
¿Qué significa?
Pues que se domina mejor desde dentro. Ahí hilan más fino.
¿Y en el resto de España?
Hay montones de casos de estos. En Galicia una consejera montó una consultora con domicilio en su casa e inmediatamente le hicieron un contrato de cientos de miles de euros. Esto es un negocio fenomenal y con la pandemia ha habido todavía más.
Una de la situaciones más graves que se vive en el SNS es el aborto, que también es un derecho que en realidad no es efectivo en muchos sitios.
Hay una solución relativamente sencilla: el 30 % de las plazas de ginecólogos, matronas y anestesistas que salgan a concurso tienen que tener la condición de que no pueden ser objetores.
¿Por qué hay tantos objetores?
La mayoría de los objetores no son objetores reales, es gente que vive más cómoda siendo objetora, porque obedecen a los jefes de servicio, que son nombrados a dedo por los políticos. Esos políticos son los que no quieren que no haya abortos en la pública y se obedece. Hay que tener en cuenta que gran parte de las plantillas está en una situación de interinidad, eventualidad, etc., y dependen de su jefe de servicios para su contratación siguiente o mantener la que tienen, y hay gente que tampoco tiene mucha capacidad de pelea, porque la Iglesia católica y las organizaciones fundamentalistas son terribles.
En Navarra hubo dos que dijeron que ellos iban a hacer los abortos, empezaron a realizarlos y los llevaron a los tribunales, tuvieron un juicio y los absolvieron, pero se pasaron un año pendientes de los juzgados. Les hacían pintadas en la puerta de su casa llamándoles asesinos, una de esas personas era una doctora que era madre. Pamplona es un lugar reducido y les hicieron la vida imposible. Les pasaban cosas increíbles como que los celadores se negaban a pasar la camilla al quirófano porque también eran objetores. Total, que al final ellos también se tuvieron que hacer objetores. Esto es lo que pasa en los sitios pequeños, aunque quizá Pamplona sea un lugar especialmente conflictivo. No es fácil y la gente se pone de perfil.
Hubo declaraciones triunfalistas de que en España la esperanza de vida era la más alta del mundo, aunque ahora ha bajado bastante…
Ahora tenemos el exceso de mortalidad más alto de Europa, que está bastante por encima de las muertes asociadas al covid.
… lo que se criticaba era que la calidad de vida en la tercera edad ya no era tan buena.
Yo eso tampoco… yo creo que el SNS comparativamente era bastante bueno. Era. Ahora ha empeorado, pero depende de con quién te compares. Si pensamos en el ideal, está muy mal. Si lo comparamos con el resto de países pues es muchísimo mejor que el de Estados Unidos, mucho peor que Canadá o Nueva Zelanda, se moverá así asá con Alemania y Francia, seguramente peor que el de Finlandia, mejor que el del Reino Unido. Italia está bastante mal. Con Portugal hay algunas cosas que tenemos nosotros mejor que ellos y otras al revés, su atención primaria es bastante mejor, aunque también atraviesa muchos problemas, aparte, que es una atención primaria muy buena, pero solo cubre al sesenta por ciento de la población, el resto siguen cubiertos, pero por un sistema de peor calidad.
¿Cómo respondió el SNS ante la pandemia?
Hay que tener en cuenta que era algo totalmente inesperado y no se sabía por dónde ir. Creo que se hizo lo que se pudo. A pesar del gran esfuerzo de los profesionales, se pusieron de manifiesto todos los problemas previos del SNS, como la mercantilización, la privatización y el deterioro de la Atención Primaria, que estalló. Y el problema es que después del covid no se ha recuperado la situación anterior.
Igual hasta se aprovechó el covid para seguir reformando ya sabemos cómo.
En el caso de Madrid, de forma flagrante para seguir con la privatización. La atención primaria tiene unas demoras terribles, con las urgencias, treinta y siete centros que había en Madrid, cerrados desde marzo de 2020 y se sigue manteniendo la atención telefónica. En el Congreso hubo una comisión de reconstrucción en la que estuve compareciente, en ella se hicieron muchas promesas. Una vez más, no estaba mal el dictamen final, pero nunca se ha cumplido.
¿Qué balance hace de décadas de activismo de defensa de la Sanidad pública?
Se han conseguido muchas cosas y se han paralizado otras muchas, el balance global es positivo. Para que haya un buen sistema sanitario público se necesita una población que lo apoye mayoritariamente, un colectivo profesional que esté comprometido con el sistema y un gobierno que también lo esté. Si fallan cualquiera de las tres no se puede avanzar.
Las movilizaciones solo pueden evitar que se retroceda o paralizar medidas. En la época de Javier Fernández-Lasquetty se pararon muchas cosas, querían privatizar veintiséis centros de salud y no lo hicieron. Planteaban privatizar totalmente los hospitales PFI y no lo hicieron. Por eso el gobierno de la Comunidad de Madrid ha pasado de un ataque frontal a la sanidad pública a un ataque sinuoso, gota a gota.
Se privatiza mejor con gota malaya.
A largo plazo van cambiando la correlación de fuerzas. Es lo que decía Engels, una acumulación de cambios cuantitativos acaba produciendo un cambio cualitativo.
Pues aquí terminamos
¿Citando a Engels? Pobre de mí.
entrevista necesaria y cargada de información. muchas gracias a los dos.
j
No suelo fijarme en temas ortográficos, salvo cuando afectan al título. Leo:
«Isabel Díaz Ayuso no es imbécil, es bastante lista y bastante malvada».
Quizás conviniera haber editado:
«Isabel Díaz Ayuso no es imbécil, es bastante lista y malvada».
El valor de la conjunción evita la repetición del adjetivo. Me choca bastante ese título. Si estuviera en medio del artículo, no me llamaría la atención. Lenguaje coloquial y tal. Pero en el título…
A mí me chirría bastante.
Imparcial y nada sectario este señor. Mis diez.
no tiene por qué ser imparcial, no? está claro quién es y qué piensa. no me parece que engañe a nadie. aporta su experiencia personal, su conocimiento del sector en el que ha trabajado y no oculta sus ideas sobre cuáles deberían ser los objetivos del sistema de salud. en cuanto a lo de sectario, pues no sé decirle.
j
Entiendo que su comentario está cargado de ironía.
Es una entrevista interesante, pero creo que peca de parcialidad y sectarismo, sobre todo al principio. Voy a dar mi opinión sobre algunos puntos como médico emigrado.
Lo que menos me ha gustado es la parte inicial, me ha parecido terriblemente sectaria. Para cualquier debate productivo sobre la sanidad pública, hay que empezar por evitar la deshumanización del rival ideológico, y discutir las ideas con argumentos y evidencia científica cuando sea posible.
Don Marciano Sánchez, como muchos médicos y muchos votantes/políticos de izquierdas, consideran a Isabel Ayuso (y al PP madrileño) «bastante malvados», y cosas mucho peores. El cuento de que el PP madrileño lo forman una banda de monstruos avaros que solo quieren enriquecerse y favorecer a «los ricos» me parece rídiculo e inaceptable como punto de partida de un debate productivo. ¿De verdad alguien piensa que el objetivo del PP madrileño es «volver a un horizonte donde las personas sin recursos estén en sitios de quince o veinte camas sin separación y una monjita atendiendo a todos», como sugiere el entrevistado? Seamos serios, basta ya de maniqueísmo barato, y de insultos (muchos desde la líder de la oposición madrileña en cada sesión). La superioridad moral y la deshumanización del rival quizá den votos, pero no ayudan a un debate sano.
Hay muchas cosas que mejorar pero el debate está súper polarizado (como casi todo hoy en día). La parte que más me ha gustado de la entrevista es cuando habla de la ineficiencia del sistema y del papel nocivo de la industria farmacéutica. El debate debería quizá centrarse en estos puntos, y en otros (no en lo malos malísimos que son los del PP madrileño).
Primero: ¿cómo mejorar la eficiencia del sistema público? La prevención y la atención primaria parecen clave pero están infrafinanciadas. La idea que propone Marciano de aumentar el personal y responsabilidades de enfermería en AP parece una buena idea, así como el personal administrativo.
En cuanto a los hospitales, el modelo del PP, simplificando, se basa en la gestión privada de centros públicos (no en una privatización total). Me encantaría leer un debate extenso y profundo sobre las desventajas y beneficios de este sistema, un análisis riguroso de los datos. ¿Cuáles son los resultados de la Fundación Jiménez Díaz, o del Hospital de Torrejón respecto a otros? Veo muchos contras: trato de paciente como cliente, derivación a otros centros o infrautilización de recursos cuando el gasto no compense, etc. El ejemplo que menciona el entrevistado sobre la Farmacia de la Fundación Jiménez Díaz es muy llamativo. Pero… algo debemos hacer.
Algunos análisis recientes como el Monitor del Sistema Hospitalario de la Comunidad de Madrid (https://www.plantadoce.com/publico/radiografia-de-la-eficiencia-los-hospitales-de-madrid-frente-a-frente.html) o el Cuadrante de eficiencia de la UNED (https://www.europapress.es/madrid/noticia-jimenez-diaz-lidera-cuadrante-eficiencia-hospitalaria-uned-segundo-ano-consecutivo-20220602095951.html) señalan a la Fundación Jiménez Díaz (de gestión privada) como el centro más eficiente. Ojo: menos gasto por paciente, menos lista de espera… y menos reclamaciones.
¿Qué otras opciones se proponen para reducir el gasto? Hay un tema tabú en este debate que es la palabra «copago». Me gustaría oír un debate sosegado y que creo que podría ser una solución en algunos casos específicos.
Segundo: en cuanto a la influencia de la industria farmacéutica, estoy de acuerdo en que es un gran problema. Se está trabajando mucho en este sentido. Hace años veías cómo se pagaban comidas y cenas a tutiplén, y ahora hay más control. Parte del problema es que se sigue dependiendo de ellos para la formación: asistir a cursos y congresos es importante para la formación continuada, estar actualizado y dar una mejor atención, pero dichos cursos son caros y con el sueldo uno no puede permitirse pagar por ellos.
Por cierto, me parece increíble que las farmacias no dispensen por dosis prescrita,como en Canadá o EEUU y den cajas completas. Parece algo muy sencillo de hacer y racional.
Marciano menciona Canadá. He vivido allí los últimos años, y tienen un sistema público muy bueno; aunque me sorpendió ver que las Urgencias hospitalarias eran aún más caóticas y con más espera que en España, y las plantas de hospitalización tenían habitaciones con 4-6 pacientes. Hay menos camas de cuidados intensivos por habitante y la COVID19 fue un problemón. Los médicos de familia eligen o aceptan a sus pacientes, no se les asigna; es un problemón y muchas personas tardan semanas o meses hasta encontrar uno. Por otra parte, las consultas externas son muy eficientes y tienen acceso a novedades terapéuticas en campos clave como la oncología mucho antes que en España, con más soporte para la investigación y la docencia.
Para terminar, creo que la politización de los médicos como colectivo no es buena en absoluto. Claro que hay debemos luchar por nuestros derechos y por mejorar el sistema de todos, pero creo que en Madrid estamos siendo utilizados como marionetas por parte de la izquierda política, lo cual genera rechazo en una parte importante de la población. Ver a (un gran número de) compañeros subiendo a la redes la foto de la puerta de un centro de salud cerrado con el cartel de «Estamos cerrados, no hay médicos; pero el bar de enfrente está abierto. Libertad» me genera un enorme rechazo por lo sectario y demagógico. Y ver a multitud de gente contestando («Estaréis haciendo bailecitos etc») me produce una gran desazón.
Una respuesta de quitarse el sombrero. Deberían haberte hecho a ti la entrevista, en serio lo digo.
Una respuesta de 10.
Muchas gracias por compartir su educada consideración.
Suscribo totalmento lo expuesto por CarlosF y Pedro Javier.
Por otro lado, me ha llamado muchísimo la atención lo que cuenta de Canadá sobre los problemas para que te admita un médico de atención primaria.
Gracias por los comentarios.
La falta de médicos de familia en Canadá se está convirtiendo en una crisis nacional, agravada tras la pandemia. Este estudio reciente refleja una realidad muy preocupante:
https://angusreid.org/canada-health-care-family-doctors-shortage/
También hay déficit de enfermeras y otro personal sanitario…al final en todos lados cuecen habas
Si lo que le produce un enorme rechazo son los cartelitos a la puerta de los ambulatorios y no los despidos y condiciones de lis sanitarios, los cierres de centros de salud y el abandono y muerte de ancianos en residencias, la corrupción y autoritarismo de la clase dirigente, debería hacérselo mirar. Y si estos son unos monstruos avaros que quieren enriquecerse se dice y punto. Sectarios son los que niegan todo esto.
También me apena el innegable deterioro en la calidad asistencial de la sanidad pública madrileña. Muchas cosas se han hecho y se hacen mal.
Pero el enfoque (el insulto y la deshumanización constante de la clase dirigente como principal y casi único argumentario) simplemente me parece inadecuado. Le guste a usted o no, vivimos en un sistema democrático y estas personas han ganado las elecciones por mayoría absoluta. La oposición de Mónica García y Más Madrid me parece corrosiva, demagoga e infantil, más proclive al insulto y a la crispación que al debate de ideas.
En mi humilde opinión sería más productivo discutir modelos alternativos y posibles soluciones con un pelín menos de crispación y deshumanización.
Mariano propone buenas ideas. Aumentar responsabilidades de las enfermeras y que puedan liderar centros de salud con apoyo puntual o telemático suena razonable, pero supongo que hiere el ego de algunos.
Y controlar o reducir el gasto farmacéutico también es clave; muchos de los que se quejan a diario de la falta de personal son los que prescriben Pantoprazol o X fármaco siendo 3-4 veces más caro que la alternativa, o exigiendo el uso fármacos carísimos con beneficio mínimo espoleados por la presión y el poder de la industria farmacéutica que diseña estudios deficientes para potenciar la aprobación
Bien haríamos en abandonar el activismo político personalizado y el maniqueísmo barato y centrar el foco en lo importante, pero su comentario, que es la tónica habitual, me vuelve a recordar que es tan utópico como el sistema que tiene usted en su cabeza y que nos estamos dejando utilizar por la misma clase dirigente a la que usted apunta
Mónica García y Más Madrid recurren al insulto y a la crispación? Y dice esto teniendo enfrente a Díaz Ayuso y el PP?? Éste sí que me parece un comentario sectario y de un maniqueísmo barato. Apuesto un dedo a que usted no es de los que tienen que esperar 6 meses por una segunda cita, si no probablemente estaría un poco más mosqueado de lo que está..
Mea culpa. No debería haber metido nombres en la discusión, precisamente lo que critico es la politización del problema y es lo que he hecho al mencionar a Mónica García y Más Madrid; mis disculpas.
Mucho que mejorar sin duda y siento que tenga que esperar tanto por su cita, ojalá solucione pronto su problema de salud. Un saludo
Basta que aparezca la muleta de la política para que todos entren al trapo. Después dirán que la tauromaquia está en época de crisis. No debería existir, en especial tauromaquia política. Debería ser mucho menos fácil llevar a las personas racionales al nivel de los astados dando medias verónicas tan simples. Me encantaría ver los rostros de todos estos espontáneos de la política si un día apareciera un vídeo subidísimo de tono de la Ayuso dándose el lote a base de bien con la citada García.
Ellas sólo son sofistas. Están ahí porque beneficia a su cuenta bancaria. Estáis confundiendo interpretación y realidad, personajes y actrices, churras y merinas.
Mea culpa. Mis disculpas por politizar el debate metiendo nombres, justo lo que critico.
Siento que tenga que esperar tanto por su cita y le deseo que su problema de salud se solucione pronto. Sin duda, hay muchísimo por mejorar en la sanidad pública madrileña, que fuciona cada vez peor.
Aunque mucho me temo que no habrá solución a corto plazo (por lo complejo del tema y por lo politizado y polarizado del debate).
Un saludo.
«Discutir modelos alternativos» civilizadamente con una política del nivel de Ayuso, que suelta perlas como que el cambio climático va contra la evidencia científica y tilda de comunistas a cualquiera que le lleve la contraria, es imposible y Ud. lo sabe.
Tiene la soberbia de quien jamás ha tenido que luchar para conseguir algo, y como tal, desmantela el sistema público para regalárselo a los suyos. Eso es una realidad, y es clasismo. Abandonar ahora el activismo político sería simplemente de cobardes.
Se le ve el plumero Miguelón.
El deber de la oposición en un sistema democrático es precisamente debatir modelos alternativos, y convencer a la población de que su modelo es mejor para así ser más votados. Es como funcionan y avanzan las democracias: discutiendo ideas, alcanzando consensos. Con tanta polarización, es misión imposible.
El activismo es necesario en algunas ocasiones pero permítame opinar que en Madrid el colectivo médico esté quizá abusando del mismo, y siendo instrumentalizado y utilizado por la izquierda como meras marionetas. Al final será como en el cuento de Pedro y el lobo.
A Arryn le diría que, en un sistema público utilitarista, la vida humana sí tiene un coste; esto es, hay un precio máximo por año de vida que el sistema puede permitirse pagar (no sé si son 25.000€ por año de vida ajustado a calidad), y eso es así aquí, en UK (NICE) y en cualquier sistema público. Aunque este debate es más complejo
Llamativo que, en todos los comentarios, no hay ni una mínima intención de rebatir o argumentar con ideas, solo la descalificación y el insulto. Mal vamos.
Quieres creer que los médicos salen a la calle porque están siendo manipulados por la oposición para polarizar a los ciudadanos. Sin embargo, cuando Ayuso, en campaña, usa el lema «Comunismo o libertad» no ves polarización alguna, supongo.
¿No te parece que haber desmantelado la sanidad pública por pura codicia es motivo suficiente?
Justificáis la corrupción y el nepotismo con mucha educación, eso sí.
Es que yo no suscribo el utilitarismo, la vida y el bienestar de las personas es un fin en sí mismo. Acumular ad infinitum no, el dinero es un medio.
«Le guste a usted o no, vivimos en un sistema democrático y estas personas han ganado las elecciones por mayoría absoluta» (Miguelón).
Sr. Miguelón, su afirmación es falsa (https://resultados-elecciones.rtve.es/autonomicas/mayo-2021/comunidad-de-madrid/)
«Se denomina mayoría absoluta a la circunstancia que se da en una votación cuando un candidato o proposición obtiene más de la mitad de los votos, es decir, cuando obtiene el voto favorable de la mayoría de los miembros»
https://es.wikipedia.org/wiki/Mayor%C3%ADa_absoluta
Hombre, teniendo en cuenta que la señora Diaz Ayuso se pasa sus comparecencias echando la culpa a los demás de su gestión tiene bastante de inri su mensaje. Para ella, si el culpable no es Sánchez, cuando Madrid tiene las competencias sanitarias desde hace décadas, lo es la oposición, que no son los que gestionan ningún organismo público, o si no los propios médicos a los que su Gobierno cambia literalmente de un día para otro de lugar de trabajo, a kilómetros, y de horario. Y ya mejor no hablar del despido de los 6000 sanitarios en mayo. Pero todo lo «soluciona»llamando comunistas a los demás. Me parece no ya malvada, me parece una irresponsable y una inepta.
Yo en esto de la sanidad lo tengo meridianamente claro, ¿importa la vida más que el beneficio? ¿sí? ¿no?. Lo que no se puede es andar con paños calientes intentando cuadrar el círculo. Pero ahí seguimos, con una ideología dañina que se ha convertido en dogma de fe.
«La concentración empresarial en las concesiones administrativas crea un verdadero oligopolio. Las sucesivas concesiones y las compras empresariales hacen que 3 de las 4 concesiones administrativas estén en manos de una empresa, Quirón, que además gestiona la Fundación Jimenez Díaz, con lo que un 12,47% de la población madrileña depende para su asistencia sanitaria sufragada con fondos públicos de esta empresa. Este hecho produce una situación anómala de prácticamente un oligopolio y prácticas de holding entre los 4 hospitales gestionados por la misma empresa que planifican y coordinan su actuación utilizando para ello otros recursos públicos (por ejemplo el transporte sanitario).
La FJD (Fundación Jiménez Díaz) es un caso claro de incrementos de financiación en un entorno de recortes (…)
Para contextualizar este importante crecimiento de fondos públicos destinados a la FJD conviene recordar que entre 2009 y 2013 el presupuesto de la Sanidad Pública madrileña per capita presento una disminución del 18,5% . Por otro lado se producen aumentos extra-presupuestarios, que se sepa 94 millones € en 2011 y también es conocido que en 2015 recibió un total de 386,3 millones € del presupuesto sanitario público, casi 100 millones más de lo presupuestado. Esta evolución incrementalista se sitúa en el contexto del aumento significativo de dotación presupuestaria que destina la Comunidad de Madrid para la asistencia sanitaria privada que ha pasado de 755,16 millones € en 2012 a 962,21 millones € en 2016 (un 13,23 % del presupuesto de 2016 y un 27,41% de crecimiento en medio de la crisis), todo ello según las cifras oficiales, que como ya se ha señalado subestiman la realidad de la privatización sanitaria. La compra de la FJD por Quirónsalud y de esta por Fresenius Helios una de las mayores multinacionales europeas de provisión sanitaria, ha generado un potente grupo privado de asistencia sanitaria con financiación pública (FJD, Mostoles RJC, Collado Villalba y Valdemoro) que atiende al 12,47% de la población madrileña y que funciona como un sistema integrado autónomo que deriva pacientes de uno a otro hospital del holding de acuerdo con una mayor rentabilización de los recursos propios, utilizando para ello frecuentemente el transporte sanitario público.»
(«La Privatización Hospitalaria en Madrid “Balance de 10 años” https://elpuebloquequeremos.org/la-privatizacion-hospitalaria-madrid-balance-10-anos/)
Vamos, que le molesta que algunos médicos estén «politizados» hacia la izquierda. Los otros deben de ser sosegada gente de bien, como la elegida democráticamente y siempre moderada lideresa de los madrileños.
A mí lo que me hincha las pel.. es que una panda de sociópatas se quieran cargar la sanidad, educación y lo que haga falta públicas para forrarse ellos mismos y sus amigotes esgrimiendo una ideología directamente psicopática. Y sí, aquí hay superioridad moral y no hay lugar para equidistancias ni sosiegos. Bien común se llama.
En la entrevista se señala algo que a mí siempre me ha llamado la atención. El sistema está organizado y majenado por los políticos y los profesionales. Pero los usuarios, lo que lo pagamos, ni cortamos ni pinchamos. No tenemos ni voz, ni voto. Solo nos queda ver como, por ejemplo, han hecho desaparecer la atención primaria, sin más opción que hacerte un seguro privado si quieres que un médico te vea en un plazo razonable. Y eso, evidentemente eso es algo que mucha gente no se puede permitir. Y a algunos que podemos nos toca los huevos profundamente. Por el heco de que te están timando y ponen cara de risa.
Sí tienes voz, y por supuesto voto. Sánchez y Ayuso no están ahí por intervención divina. Otra cosa es el cómo debería ejercerse ese voto, o cada cuánto.
Pero me hace mucha gracia que se quiera que las «organizaciones sociales», «activistas» y demás tengan más capacidad de decisión e intervención que yo y mi voto.
No estamos hablando de elecciones. Hablamos de participación de los usuarios en los órganos de control o gestión de esto. A la manera de los consejos escolares, para entendernos.
Mira que decir que Franco creó la Seguridad Social. Todo el mundo sabe que fue el Partido Socialista. Zapatero en concreto
https://www.seg-social.es/wps/portal/wss/internet/Conocenos/HistoriaSeguridadSocial
Fadsp publica en la revista “Salud2000” una valoración del anuncio del Ministerio de Sanidad de acelerar la homologación de profesionales de otros países. Es llamativa la reiterada referencia a que la inmigración de profesionales cualificados es una política imperialista. Aunque reconoce que es necesario un debate sobre el númerus clausus en el grado de Medicina, no se insiste en absoluto en esta vía de incrementar la producción de profesionales, amparándose en el argumento de que “tiene gran rigidez”.
Tornasol y Miguelón, que probablemente sean el mismo troll, han venido aquí a hacer un sealeoning de libro (https://es.wikipedia.org/wiki/Sealioning), esto es, un troleo cubierto de falsísima amabilidady ecuanimidad. Cuando todos sabemos que el gobierno de la CAM es una manga de sociópatas de tomo y lomo, y el PP de Madrid el partido más corrupto de Europa (cuando no organización criminal), y vemos a Isabel Díaz Ayuso diciendo verdaderares BARBARIDADES a diario que escuchamos todos, y sabemos que dejaron morir a casi diez mil viejos en residencias, etc. y que te vengan a decir que la oposición ¡la oposición! polariza, con la señora Díaz Ayuso utilizando evidentes tácticas trumpistas desde que se lanzó al ruedo para llegar donde quiere llegar, rompiendo por el camino lo que haga falta… incluso a su amigo y propulsor, Casado. Mirad, que no somos imbéciles, y vosotros tampoco. Sabéis lo que están haciendo, y sabéis lo que estáis haciendo, sectarios.
Recordatorio: Madrid (y España) tiene un sistema democrático y el PP obtuvo mayoría clara con 1,6 millones de votos (45%).
1,6 millones de personas que son diariamente tomadas por tontas o malvadas por haber votado a supuestos monstruos corruptos, sociópatas y criminales.
A ver si no que no les va a gustar es la democracia… Los titiriteros agitan astutamente sus manos y las marionetas ladran. Unos rascaran un puñado de votos más (probablemente insuficiente, pero dará para seguir calentando sillones) y otros perderán credibilidad y a costa de seguir quemándose.
Puede usted meterse la wikipedia y sus anglicismos por donde le quepan; de nuevo, ni un argumento, solo insultos y descalificaciones.
Nada que hacer!
1,6 millones de personas imbéciles, sí, con una minoría malvada y tan sociópata y con tan poco interés por lo que le ocurra al prójimo como a esos no supuestos sino demostrados, por los hechos, monstruos corruptos, sociópatas y criminales. Y esto es así y no pasa nada, es la democracia, y que la mayoría decida una cosa no significa que por ser mayoría tengan razón, y esto es de primero de política y de pensamiento filosófico, como sabe cualquiera. Repitamos, Moby Dick o Miguelón o como prefieras: ser mayoría no me da la razón. Me da la legitimidad política en una democracia para hacer ciertas cosas, pero no me salva de ser un imbécil y/o sociópata llegado el caso. A ver si podemos cuestionar a millones de personas por sus gustos televisivos y no por sus estúpidas decisiones a la hora de votar. También hay que ser imbécil para no entender esto, aunque por supuesto tú no lo eres: solo un sectario más de la infección ideológica liberal, que ve el daño que provoca pero es incapaz de negarlo porque, oh dolor, eso me coloca en el otro lado, el de los titiriteros. Otro ecuánime al que se le ve cojeando de la diestra desde aquí. Casi son mejores los que van a pecho descubierto y te ladran su odio a todo lo que es distinto a su cuerda conservadora que los cínicos que te intentan vender moderación y sensatez, mientras saben lo que está ocurriendo. Esto son argumentos, lo malo es que cuando te cogen en el lado malo parecen insultos. Pero no lo son: son diagnósticos. Aplíqueselo, doctor.
Millones de alemanes votaron a Hitler. Como si no supiésemos a estas alturas la relación entre cultura de masas y fascismo. Y eso que ha llovido desde Horkheimer y Adorno.
La diferencia de Hitler con Stalin es que a este último no le votó nadie.
A Franco tampoco y ése sí nos ha tocado.
Hitler llegó al poder con un golpe de estado. Nunca tuvo mayoría democrática en la cámara. En 1933 tenía que hincar la rodilla ante Hindenburg y von Pappen para aprobar ley alguna. Consciente de que iba a ser el cuarto canciller en caer, convocó elecciones que no iba a ganar, aun con los fondos del estado a su favor, y aprovechó el incendio del Reichtag para realizar un decreto que suspendía todas las leyes democráticas, incluyendo la existencia de partidos de la oposición. Hubo elecciones, pero el único partido legal al que poder votar era el NSADP.
Fue un golpe de estado. Sólo la tercera parte de los alemanes habían votado a Hitler y jamás pudo ganar en Berlín. Hitler quería dinamitar Berlín y construir sobre sus cenizas la nueva capital que llamaría Germania.
Eso no contradice la afirmación de que millones de alemanes votaron a Hitler.
Me dan verdadero miedo comentarios como el suyo.
Por cierto, cuando «lo de Cataluña» se premiaba ser ecuánime.
Pues sí, sealionhunter de manual.
Señores, aquí está claro que el señor Miguelón es un troll y los que le siguen el rollo somos clones suyos. Se nos ve el plumero a la legua. A ustedes sin embargo no se les ve a ninguno.
En serio, Sealionhunter, tiene usted un problema bien gordo en la azotea.
Yo personalmente acepto los resultados de las elecciones, pero me parece indignante que alguien cuyo CV es hacerse pasar por un perro en Twitter gobierne la comunidad de Madrid. Se llama nepotismo y a veces pienso que en este país se valora más la servidumbre que el trabajo duro.
Totalmente de acuerdo. También se valora acostarse con el jefe para subir escalones sociales (política feminista donde las haya). Tristemente todo lo que decís arriba, más lo que añado, es la realidad política española.
La diferencia es clara. Dos leyes y varios planes para aumentar los derechos y libertades de todas, todos y todes (a quien le fastidie la inclusión que se lo haga mirar) y mucha valentía frente al acoso a su familia, y reconocimiento de la ONU. Vale por si misma. En frente una persona puesta a dedo, trumpista en sus declaraciones que hace todo lo posible por ser el centro de la atención, día sí y día también, ensalzada como una diva por la prensa subvencionada, a la que hoy mismo le han salido a la calle 200.000 madrileños a quejarse por su pésima gestión de la sanidad. Y no hablemos ya de contratos familiares, de los avales perdonados, de sus ocurrencias negacionistas y de sus puñaladas traperas a sus propios compañeros para reinar…
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
Si las alternativas a escoger son Ayuso y Monteero, voy a ii buscando un barranco para despeñarme.
No desespere. Puede elegir también entre Bob Esponja, Calamardo, Patricia y Arenita.
Maravillosa entrevista, muy ilustrativa. Sería necesario dar más difusión a estos profesionales, que ayuden a entender o visibilizar mejor la situación, de dónde venimos y hacia donde podríamos ir
El estilo de oposición de los partidos de izquierda en la Asamblea de Madrid puede parecer más o menos acertado, pero lo que no es cierto es que no rebatan con argumentos: la oposición está cansada de presentar propuestas alternativas no solo en gestión sanitaria, sino en muchos otros ámbitos, pero el Gobierno autonómico las ignora por defecto, cuando no las vilipendia o descalifica directamente….
Lo que lleva al estilo dialéctico del que hablábamos al principio: no es, desgraciadamente, la oposición la que ha instaurado un tono soberbio, chuesco, barriobajero y demagogo en la Asamblea y fuera de ella. Me pregunto qué se puede hacer para replicar o tratar de establecer un diálogo serio y constructivo con alguien cuya estrategia consiste en volar todos los puentes de entendimiento a lomos de las noticias falsas, las descalificaciones y las faltas de respeto constantes, incluso entrando en el insulto personal. Es el estilo de Ayuso y su banda, y tristemente sobran los ejemplos para demostrarlo, desde el «dónde están los pobres que no los veo», pasando por el «la curva es exactamente el reflejo de su boca mustia» hasta el reciente «Pedro Sánchez se propone derrocar a Felipe VI» o «se comporta como Daniel Ortega».
En efecto, puede ser discutible si es un acierto entrar o no en ese nivel de «diálogo», pero está claro que abstraerse de él es casi imposible, más aún cuando cada boutade de Ayuso cuenta decenas de medios y corifeos empeñados en normalizar lo absolutamente anormal, si no directamente subnormal.
Para esto ha quedado JotDown. Para impulsar a Podemos hacia la nada.
Pablo e Irene dándose la vida padre y sus súbditos despellejándose en los comentarios.
Qué tendrán que ver….
¿Cualquier chorrada es buena con tal de desviar la atención del tema, y con tal de sacar a paseo las obsesiones y las neuras personales, verdad? Cuanto más ruido y más simpleza, mejor ¿verdad?
«Sincero» en lo de ser adreconorticotropichormona, eso hay que reconocerlo.
https://elpais.com/espana/madrid/2022-11-15/una-pediatra-de-un-centro-de-salud-de-madrid-nos-llaman-rojos-y-vagos-el-jueves-atendi-a-67-ninos.html
«Se están cargando la sanidad a propósito». Este es el problema, y no es cuestión de ponerse maniqueos, sino de tener apenas un poco de perspectiva. Y lo dicen los médicos, ojo, ni siquiera los pacientes.
No hace falta ser Einstein para darse cuenta de que un gestor debe solucionar problemas, no crearlos. Que alguien me intente convencer, si puede, de que no parece el camino correcto si llamo vagos, mantenidos al personal y los trato mal con mala paga y malas condiciones. Es básico.
Son preguntas muy sencillas uno puede hacerse y responderse internamente. ¿Las acciones y gestos de los que están al mando de la CAM van en la buena dirección o al contrario?
La falacia ad populum que algunos repiten por aquí: se tiene la Sanidad que se quiere porque mayoría lo han votado es aparte de mentira, infantil:
nadie ha votado por tener centros de salud cerrados y por tener 4000 médicos menos, tampoco se ha votado por tener que hacerse seguros médicos para que te atiendan, ni por docenas de tertulianos y programas que directamente han mentido al televidente con temas como los muertos en las residencias ancianos.
Dejen de tomarnos por retrasados, por favor, no conozco a NADIE que no quiera un sistema de salud pública como la que tenemos, nadie. Lo que se lleva haciendo en Madrid desde hace décadas es por la puerta de atrás.
Comparto solo en parte. Evidentemente, nadie te va a votar si vas con semejante propuesta en el programa electoral. Pero esta mafia lleva ya veintiocho años laminando el sector público en la Comunidad. Que te la metan doblada la primera vez, o la segunda, pase, pero que vuelvan a salir una y vez tras otra es de frenopático, aunque evidentemente, no solo, porque como dices hay todo un ecosistema mediático y económico que consciente e inconscientemente lleva a personal a votar una y otra vez en contra de sus intereses.
En el fondo se sitúa la victoria total del relato de la derecha neoliberal, que ha conseguido que compremos sin rechistar la falacia aspiracional de que todos somos o podemos ser clase media de piso en Las Tablas, BMW en la puerta y niños en el cole privado, y de que la mejor forma de conseguirlo es a través de un individualismo atroz que implica mirar todo lo público o lo social como un desplifarro sospechoso y a extinguir.
A ver Miguelón y prole, almas de cántaros, que lo de no politizar los temas siempre lo decís los mismos, destinar más o menos dinero a la sanidad de todos es una decisión política, contratar más o menos médicos es una decisión política, trasvasar dinero público a manos privadas para que éstas gestionen la sanidad es una decisión política. ¿Como no se va a politizar el tema? Lo que hay que leer, los tecnócratas sin ideología, los buenos gestores apolíticos…. que el cuento ya es muy viejo, aunque a veces sigue funcionando lamentablemente
Hola marco,
Entiendo su punto. Es cierto que Madrid es una de las CCAA que menos dinero dedica a su sanidad. La Atención Primaria está infrafinanciada y en crisis.
Partiendo de esto, no entiendo muy bien la movida actual. Permítame intentar resumirla:
– En la pandemia, hace más de dos años, cerraron la mayoría de urgencias extrahospitalarias (Puntos de Atención Continuada o PAC, Servicios de Atención Rural o SAR), por falta de personal (había que cubrir covid etc).
El plan actual era que volvieran a abrir 24h y en fin de semana, lo cual es muy útil ya que evitas saturar las urgencias de hospitales con problemas menores y además es más accesible, un primer filtro.
La queja es que se ha hecho muy precipitadamente y no hay suficientes médicos para cubrir todos los puntos (de los 80, sólo había para 48 creo), e implicaba mover a mucha gente de su sitio, doblar turnos, etc. Una chapuza en toda regla, vamos.
Lo que no entiendo muy bien es la politización y exageración de este conflicto, que no tiene nada que ver con la defensa de la sanidad pública si no con el déficit crónico de personal y presupuesto en atención primaria, que es un problema de toda España aunque más grave en Madrid.
¿Posibles soluciones?
1. Encarcelar a Ayuso y demás «criminales», hacer una revolución y tomar el poder (esta la dejamos por utópica, y que sigan ladrando por aquí)
2. Aumentar el número de médicos y facultades – No parece ser la solución. No faltan médicos; faltan mejores condiciones en AP para que los médicos se decanten por esta bonita especialidad que es la Medicina de Familia. Todos los años sobran plazas en el MIR para MF.
3. Facilitar convenios y convalidación de títulos extranjeros
4. Telemedicina – muy criticada, dificil implementación
5. Dar más responsabilidad a las enfermeras (prescripción de ciertos fármacos, etc)
La clave seguramente es meter más pasta en AP y combinar algunas de las anteriores. Con las jubilaciones que vienen el problema aumentará.
Ah!! Y encarcelar a los monstruos del PP también, que no se me olvide que si no me cancelan los cazadores de leones marinos y demás
Lo que dice:
(07/11/2022) Ayuso: «Médico que esté en paro, médico que esta misma tarde yo contrato»
https://www.diariocritico.com/nacional/ayuso-garantiza-dialogo-con-los-medicos-profundo-activismo-politico
Lo que hace:
(30-03-2022) Ayuso ejecuta el despido de 6.000 sanitarios. La Comunidad de Madrid prescindirá a partir de este viernes 1 de abril de médicos, enfermeros, celadores y auxiliares, mientras las listas de espera están en máximos históricos y los colectivos sanitarios reclaman el refuerzo de las plantillas, sobre todo, de Atención Primaria.
https://www.eldiario.es/madrid/ayuso-ejecuta-despido-6-000-sanitarios_1_8843619.html