(Viene de la primera parte)
Esos aires nuevos de los que hablábamos al final del anterior artículo comenzaban con el siguiente rey Midas del género, Mark Snow. Del mismo modo en que las composiciones de Mike Post habían imperado en la década de los ochenta, los siguientes años serían prácticamente propiedad de Snow. De su cabeza surgieron las sintonías de Millennnium, Nikita y The Guardian así como la banda sonora de Smallville —aunque no la canción de su cabecera, escrita por Remy Zero—, pero su obra más famosa es sin lugar a dudas la sintonía de Expediente X. Cuenta la leyenda que Snow dijo en una ocasión que la reconocible melodía de su opening en realidad sí tenía letra, y que ésta era «The X-Files is a show… with music by Mark Snow». Personalmente, quiero creer que esto sucedió en realidad. Sin embargo, y por desgracia para el señor Snow, la clave de las sintonías televisivas en la década de los noventa fue la adopción de canciones ya existentes para su uso como jingles. Así, y a modo de ejemplo, para la serie Friends se eligió el tema «I’ll Be There for You» de The Rembrandts, para Ally McBeal la canción «Searchin’ My Soul» de Vonda Shepard y para Los Soprano el afamado «Woke Up This Morning» de Alabama 3. Lo más significativo de estos tres ejemplos, en cualquier caso, es que de sus autores nunca se llegó a saber mucho más.
En el caso «I’ll Be There for You», la canción fue escrita por el compositor Allee Willis y el dúo The Rembrandts en colaboración con la esposa de uno de sus miembros, Marta Kauffman, quien tiempo después sería productora de la serie Friends junto con David Crane, quien también ayudaría en la composición del tema. Vamos, que la canción tuvo más padres que la Constitución y los Rembrandts más suerte que Carlos Fabra —de no haber sido por tan bien avenido matrimonio, la sintonía de la serie habría sido «Shiny Happy People» de REM—. Después de tan enorme exitazo, desaparecieron del mapa. En cualquier caso, en la serie siempre se le dio mucha importancia a la música, y de hecho han aparecido grupos como Hootie & The Blowfish a propósito de un cumpleaños de Ross Geller y en varios momentos fundamentales de la historia de sus personajes han sonado canciones tan famosas como «With or Without You» de U2, «Here, There and Everywhere» de The Beatles o «Untitled» de Interpol. Por no mencionar la importancia del hit compuesto por Phoebe Buffay, «Smelly Cat».
Lo de Vonda Shepard y Alabama 3 fueron casos similares al de The Rembrandts. Después de alcanzar la gloria con las sintonías de Ally McBeal y Los Soprano, jamás volvieron a tener presencia real en la radio. Sin embargo, en el caso de la serie sobre Tony Soprano, existen algunas peculiaridades dignas de mención. Por ejemplo, que el personaje de Rusty Millio está interpretado por Frankie Valli, cantante del grupo de rock de los sesenta The Four Seasons, autor de éxitos como «Can’t Take My Eyes Off You» e intérprete de la canción Grease, que dio nombre a la película homónima protagonizada por John Travolta y Olivia Newton-John. Igualmente, el actor que interpreta a Silvio Dante, la mano derecha del jefe de la familia Soprano, es en realidad Steven Van Zandt, mundialmente conocido por ser el guitarrista de la E Street Band, la banda de Bruce Springsteen, y por ser el fundador del evento musical Artists United Against Apartheid.
Pero no solo las sitcoms como Friends destacaron por crear robustos vínculos con el mundo de la música. Los Simpson, el fenómeno televisivo más importante de las últimas décadas, ha supuesto un antes y un después en la relación entre las series y la industria musical. No solo por sus muchísimos capítulos musicales, como la parodia de Mary Poppins o la biografía de los Be Sharps —Los Solfamidas en España—, sino por las incontables apariciones de conocidos músicos y cantantes como Barry White en el vigésimo episodio de la cuarta temporada interpretando «Can’t Get Enough of Your Love, Babe», o Cypress Hill, The Smashing Pumpkins —tocando su single «Zero»—, Sonic Youth y Peter Frampton en el vigesimocuarto episodio de la séptima temporada durante el festival ficticio de Hullabalooza, o Mick Jagger, Keith Richards, Elvis Costello, Lenny Kravitz, Tom Petty y Brian Setzer, quienes dirigen el campamento de rock al que acude Homer en el segundo episodio de la decimocuarta temporada. Además, en la novena temporada, Lisa y su saxo ponen de moda otra vez la canción «Baker Stree»t de Gerry Rafferty. Y en la decimosegunda, el capítulo «Historia de dos ciudades» devuelve a The Who y su «Won’t Get Fooled Again» a los primeros puestos de las listas de ventas. Ejemplos como estos se repiten por docenas en la magnífica serie de animación sobre la familia Simpson.
Pero si hablamos de la segunda juventud de los Who, el verdadero responsable no es Matt Groening, sino Jerry Bruckheimer y la franquicia CSI. Por decisión del propio productor estadounidense de origen judío-alemán, las sintonías de las policíacas CSI: Crime Scene Investigation —popularmente conocida como CSI Las Vegas—, CSI: Miami y CSI: NY son tres canciones del grupo de Roger Daltrey y Pete Townshend. En el primer caso se trata de «Who Are You», en el segundo de «Won’t Get Fooled Again» y en el tercero de «Baba O’Riley». Como muestra del éxito alcanzado gracias a estas tres series, baste señalar que la banda interpretó en directo un medley comprensivo de los tres temas en el descanso de la cuadragésimo cuarta edición de la Super Bowl, el 7 de febrero de 2010. No obstante, esta no ha sido la primera vez que una serie ha adoptado un himno del rock and roll para dotar de música a su opening. Así, una versión de la canción «How Soon Is Now? de The Smiths ya había sido utilizada unos años antes como sintonía de la serie Embrujadas, del mismo modo que el tema «With a Little Help from My Friends» de The Beatles versionado por Joe Cocker sirvió de música para la cabecera de Aquellos maravillosos años.
A pesar de este breve escarceo con CSI, no me gustaría abandonar la década de los noventa sin rendir un sentido homenaje al actor español de doblaje Iván Muelas por su escrupulosa versión del rap con el que comenzaban todos los capítulos de El Príncipe de Bel-Air. Muelas, que además de ser el doblador de Will Smith, Jared Leto o Josh Holloway también da voz al personaje de Philip J. Fry en Futurama, se encontró de pronto con el incómodo encargo de tener que cantar para millones de personas la sucesión de rimas peor traídas e hiladas de la historia del hip hop. La adaptación al castellano de la sintonía de aquella serie fue una de las cosas más ridículas que se han hecho jamás en televisión, y este pobre muchacho no tuvo más remedio que hacerle frente. Me gustaría destacar, si me lo permiten, cuatro de los versos de aquel despropósito: «Llamé a un taxi, cuando se acercó, / su molonga matrícula me fascinó. / Quería conocer a la clase de parientes / que me espera en Bel-Air con aire sonriente». A ver quién es el guapo que se planta frente a un micrófono y suelta tal cosa sin ruborizarse. Respect.
Con el nuevo milenio, la esencia de los años ochenta terminó de diluirse por completo. Lejos de intentar encontrar la sintonía más atractiva o elocuente —porque hay que reconocer que los openings de Magnum P.I. o Los problemas crecen, por citar dos ejemplos, decían mucho de la serie que los sucedía— los productores televisivos comprendieron que minuto y medio de canción era tiempo suficiente para que el espectador cambiase de canal buscando alguna alternativa, y a veces la encontraba. Lo importante ahora era lanzar el jingle más breve posible para abrir el espacio en cuestión y comenzar el capítulo. Y entre todos ellos, el de Lost se lleva la palma. Un fondo negro, cuatro letras acercándose y un sonido inarmónico a lo largo de unos ocho segundos. Me gustaría conocer la opinión de Mike Post al respecto.
Por fortuna, suplieron esta carencia con una fantástica banda sonora de Michael Giacchino y un gran repertorio de clásicos con los que fueron salpicando numerosos capítulos, como «Heart and Soul» de Joy Division, «These Arms of Mine» de Otis Redding, «Redemption Song» de Bob Marley, «Everyday» de Buddy Holly, «He’s Evil» de The Kinks o «Walkin’ After Midnight» de Patsy Cline. En algunos casos, incluso, otorgándole un papel protagonista a la canción dentro de la propia historia de la serie, como ocurrió con «Make Your Own Kind of Music» de Cass Elliot.
Lo que no ha dejado de existir en la última década es el gusto de directores y productores por liberar rarezas y curiosidades durante los créditos iniciales de las series. La canción del opening de The Wire, por ejemplo, es «Way Down in the Hole» de Tom Waits, pero él solo la canta en la segunda temporada, ya que en las demás corre a cargo de The Blind Boys of Alabama, The Neville Brothers, DoMaje —un grupo de adolescentes de Baltimore, lugar donde se desarrolla la acción— y Steve Earle, quien interpreta el personaje de Walon en la serie y con cuya biografía comparte ciertos paralelismos el propio Earle.
Muy parecido es lo que sucede con la serie Weeds, aunque en este caso, más que una rareza, es la regla general. La canción utilizada para la serie —desde los años noventa, como hemos dicho, lo habitual es usar temas conocidos y no compuestos ex profeso para el show— es «Little Boxes» de Malvina Reynolds, acaso por la semejanza entre el mensaje de la serie y el de la letra de la canción. La versión de Reynolds es la usada en la primera temporada, pero en la segunda y en la tercera llegan a encargarse de la sintonía hasta veinticinco grupos y artistas distintos, reservando el último capítulo a la original. Una versión distinta para cada semana de emisión, para ser exactos. Lo mismo vuelve a suceder en la octava temporada, mientras que en las intermedias pasa lo mismo que ocurría en Lost; un clip de pocos segundos y se acabó. Particularmente, la crítica de la desidia y el automatismo cíclico de la sociedad contenida en la letra de «Little Boxes» la convierte en una de mis favoritas:
Little boxes on the hillside, little boxes made of ticky tacky, little boxes on the hillside, little boxes all the same. There’s a green one and a pink one and a blue one and a yellow one, and they’re all made out of ticky tacky and they all look just the same.
And the people in the houses all went to the university, where they were put in boxes and they came out all the same. And there’s doctors and lawyers and business executives, and they’re all made out of ticky tacky and they all look just the same.
And they all play on the golf course and drink their martinis dry. And they all have pretty children and the children go to school. And the children go to summer camp and then to the university, where they are put in boxes and they come out all the same.
And the boys go into business and marry and raise a family in boxes made of ticky tacky and they all look just the same. There’s a green one and a pink one and a blue one and a yellow one, and they’re all made out of ticky tacky and they all look just the same.
Otra curiosidad se producía en Fringe. La sintonía de su cabecera es obra de su creador, J. J. Abrams, mientras que de la banda sonora se han encargado su habitual colaborador musical Michael Giacchino y su asistente Chris Tilton, quien ha asumido las riendas en solitario a partir de la segunda temporada. Entre los tres quisieron rendir homenaje a Mark Snow, y en el minuto 3:30 de la versión extendida del jingle de Fringe, de unos seis minutos de duración, se puede escuchar cómo el piano reproduce durante un minuto la línea principal de la sintonía de Expediente X. Esa cuya letra confesó en su momento el propio Snow…
Pero no todas las peculiaridades de los temas principales de las series son deliberadas. En el caso de House M.D., por ejemplo, se debe una exigencia derivada de un problema con los derechos de autor. En la versión norteamericana de la serie, la sintonía es la canción «Teardrop» de Massive Attack, pero el contrato no permitía a sus productores usarla más allá de las fronteras de Estados Unidos, por lo que los encargados de la banda sonora de la serie, Scott Donaldson y Richard Nolan, tuvieron que componer una nueva sintonía basada en la canción de Massive Attack llamada «House». En Europa, Israel, Turquía, Japón, Hong Kong, Latinoamérica, Australia y Nueva Zelanda, durante las primeras temporadas de la serie se podía escuchar la primera versión del tema «House»en su opening, que posteriormente fue sustituido por un remake más parecido todavía a «Teardrop».
En numerosos capítulos de la serie, y aprovechando que Hugh Lauire es músico, el doctor Gregory House aparece tocando diversos instrumentos como la guitarra, el piano o la batería —lo cual no constituye una excepción a la regla, ya que son muchos los actores cuyos personajes han disfrutado de habilidades musicales, como el pianista Charlie Harper, interpretado por Charlie Sheen en Dos hombres y medio; el guitarrista Jesse Katsopolis, interpretado por John Stamos en Padres forzosos; el DJ David Silver, interpretado por Brian Austin Green en Beverly Hills, 90210... Pero si hay una serie que esté literalmente plagada de músicos, es Treme. Ambientada en la Nueva Orleans posterior al huracán Katrina, por su metraje han desfilado desde Troy «Trombone Shorty» Andrews hasta Sammie «Big Sam» Williams, pasando por Kermit Ruffins, Elvis Costello, Steve Earle, Deacon John Moore, Ron Carter o Dr. John. La vocación jazzística es innegable.
Sin embargo, detenerse a citar cameos de músicos en series de televisión es un trabajo de chinos. Ha habido cientos. Miles. Millones, si se me permite la hipérbole. Pero hay dos que no puedo dejar de mencionar. El primero es el de Chris Martin en Extras, de Ricky Gervais. En el cuarto episodio de la segunda temporada, Andy Millman —interpretado por el propio Gervais— está rodando un anuncio solicitando la caridad de los telespectadores para ayudar a las personas del tercer mundo, que apenas disponen de agua potable para beber. Cuando ha terminado, aparece en el estudio Chris Martin, líder de Coldplay y reconocido activista a favor del comercio justo y en contra del hambre y de la pobreza, y lo primero que hace es preguntar de qué va el spot en el que va a participar y comentar que su grupo está a punto de publicar un Greatest Hits, pidiendo que coloquen la portada como fondo del anuncio. La directora le comenta que en el vídeo aparecerá gente enferma, muriendo de sed, y que lo de la portada no sería una buena idea. «Pero podrían estar sujetando el disco», comenta Martin. Cuando le sugieren lo inapropiado de su petición, él responde de forma delirante, proponiendo que se escuchen los acordes de su canción «Trouble» mientras se ve a los hambrientos caminar tristemente y que por debajo se pueda leer: «Ya disponibles los grandes éxitos de Coldplay». Después de insistir un rato, desiste por fin en su empeño y se coloca frente a la cámara para pedir el apoyo de la audiencia en la causa humanitaria. En cuanto se quita el abrigo, se puede ver la portada del álbum estampada en su camiseta. No sé a ustedes, pero a mí me parece sublime. No solo la idea de transformar a Chris Martin en un aprovechado que únicamente piensa en vender discos y a quien le importan un bledo los pobres y los hambrientos, sino el hecho de que él aceptase ser retratado así. Eso es tener sentido del humor.
El segundo cameo digno de mención es el de Edward Norton en el octavo episodio de la primera temporada de Modern Family. Claire se siente acusada de no ser demasiado buena haciendo regalos, así que decide contratar al músico favorito de su marido, el bajista de Spandau Ballet, para que toque su canción favorita en el salón de su casa. A Phil, sin embargo, ni le gusta Spandau Ballet ni conoce la canción que Norton comienza a destrozar frente a su sofá. El resto del episodio es mejor que lo vean ustedes mismos.
Uno de los géneros musicales que parece estar más de moda actualmente entre los guionistas de televisión es el indie —si es que tal cosa existe en realidad—. En varias ocasiones he escuchado como música incidental de algunas series canciones de grupos como The Decemberists, Band of Horses o My Morning Jacket. Recuerdo que la banda favorita de una de las novias del cansino y aburrido Ted Mosby en Cómo conocí a vuestra madre era Belle and Sebastian y que en otro capítulo invitaba a una chica a pasar a su habitación para enseñarle el nuevo álbum de Wilco —valiente excusa—. También en España han sonado The Sunday Drivers en Cuestión de sexo y hasta había un póster de Niño y Pistola en una de las paredes del instituto de Física o química —esto me lo ha contado un amigo, lo juro—. De todas formas, el programa que más ha contribuido a la difusión de la música en la televisión española fue sin lugar a dudas La bola de cristal. Nadie puede negar que los niños de la segunda mitad de los años ochenta aprendieron dos cosas con Alaska y compañía: qué escuchaban los jóvenes en las discotecas de la movida madrileña y qué significa la palabra corporativismo.
Sin embargo, La bola de cristal era un programa infantil y no una serie, así que me centraré en otras curiosidades de la producción nacional, además de las ya mencionadas sobre Verano azul y Curro Jiménez. Porque hay algunas que me tienen enamorado. Una de ellas se refiere a la banda sonora de la versión española de La vuelta al mundo de Willy Fog —que ha conseguido que muchos jóvenes crean que el nombre del protagonista de la novela La vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne es en realidad «Willy»—. Tanto la sintonía de la serie como las canciones que habitualmente entonaban sus personajes, así como el popular tema que sonaba durante los créditos finales y que todo el mundo conoce como «Sílbame», fueron interpretados por el grupo Mocedades. Es más, el álbum en el que se contiene la música de La vuelta al mundo de Willy Fog es el último disco que publicó el grupo con su «formación histórica». Willy Fog acabó con ellos. Ahí es nada.
Otro dato curioso de las sintonías en España es que en la serie de dibujos animados La aldea del arce, tanto la canción de la cabecera como la de los créditos finales es de Emilio Aragón. Un hombre empeñado desde que era un crío en destacar en el mundo de la música y terminó firmando su mejor obra al componer los jingles de la versión española de unos dibujos japoneses. Qué desgracia. Porque es cierto que también ha compuesto grandes clásicos radiofónicos de calidad como «Cuidado con Paloma», «Hey, Mr. Waiter» o «Te huelen los pies» y otras sintonías televisivas como la de El gran juego de la oca o las series Periodistas y Siete vidas, pero coincidirán conmigo en que como la canción de La aldea del arce, ninguna.
Y será mejor dejarlo aquí, o terminaremos hablando de la versión de Siete Vidas que hizo el grupo El Canto del Loco, de la canción de The Lightning Seeds que plagió —para variar— Mikel Erentxun y cedió a Fran Perea para que la cantase en el opening de Los Serrano, o lo que es aún peor, del bar de Al salir de clase y su resident band, Los Silvanos. No sé si les suena…
Excelente articulo. Hablando de REM, a mi la que me marcó fue su tema «Stand» utilizado en ese monumento de serie que fué ‘Búscate la Vida’.
Mención de honor a FM y su temazo «Rangers ride forever», que aparecía en los títulos de crédito alternativos (tenía dos endings diferentes) de la serie de dibus Galaxy Rangers. Si bien el tema de apertura «No guts no glory» era también glorioso, no me atrapaba tanto.
Felicidades por este entretenidísimo repaso. Echo en falta, por eso, alguna referencia a una de las sintonías más carismáticas de las series de ficción: Dr. Who (y sus múltiples versiones).
Una serie en la que la música era un personaje más del elenco era Scrubs. Maravillosa.
Cuatro palabras: Angelo Badalamenti y Twin Peaks. Un poquito de por favor.
Gran articulo, pero para mí el gran cameo de un grupo musical en los Simpson, fue el de los Aerosmith en el Super clásico «El flambeado de Moe», de hecho yo me atrevería a decir que es en ese episodio donde empezó la edad dorada de los Simpson.