Decir hoy día que una comedia es familiar es prácticamente un menosprecio. Debido a algunas malas prácticas, uno tiende a pensar que es la típica serie que, por intentar contentar al mayor espectro de público posible, está condenada a tener tramas poco trascendentes, a incorporar en su reparto a un anciano entrañable, uno o varios niños con la capacidad interpretativa de una caja de zapatos y a un personaje principal ñoño y plano que no hiere sensibilidades pero que uno acaba aborreciendo antes del primer corte publicitario. Afortunadamente, Frasier (NBC, 1993-2004) está en las antípodas de la definición anterior, demostrando que el género no tiene la menor incidencia en la calidad final de una serie.
Es, sin lugar a dudas, la sitcom clásica con el mayor grado de excelencia jamás conocido, ganadora de treinta y siete Emmy —que se dice pronto— a lo largo de sus once temporadas, y no por ello deja de tener un marcado carácter familiar en cuanto a su capacidad de atraer espectadores de edades, intereses y nivel cultural muy dispares.
Pero el sentido familiar de Frasier va mucho más allá del frío contexto de las audiencias televisivas. También se aplica al personaje en sí. El doctor Crane es hogareño y tiene una relación muy estrecha con su padre Martin (John Mahoney) y su hermano Niles (David Hyde Pierce), pero lo cierto es que conseguir esto no le resultó nada fácil, y no solo por la reconciliación paterna que tuvo que conquistar en sus primeros días de regreso a Seattle: el diseño original de su personaje le condenaba a ser un hombre sin familia.
Un secundario de lujo en Cheers
El doctor Frasier Winslow Crane (interpretado por Allen Kelsey Grammer) tuvo su primera aparición en la tercera temporada de exitosa serie Cheers (NBC, 1982-1993). Era un refinado psiquiatra que fue presentado como el nuevo y flamante prometido de Diane Chambers (Shelley Long), la protagonista femenina de la serie que, anteriormente, ya había tenido trama amorosa con Sam Malone (Ted Danson), su correspondiente masculino.
Frasier fue concebido como un personaje con una esperanza de vida realmente corta, de pocos episodios. Sin embargo, el poderoso contraste que ofrecía con el resto de la clientela del pub, el buen hacer del actor y la complicidad de los guionistas-productores hizo que el personaje resistiera hasta el final de la serie. Peter Casey, uno de sus creadores, reconoció sin tapujos que «los tres (creadores) sentíamos que el personaje del doctor Crane era el más interesante y complejo de Cheers».
Durante esos ocho años frecuentando el bar de Boston, Frasier nunca mencionó a su hermano. En cambio, sí habló sobre su padre en dos ocasiones. La primera fue para decir que su padre estaba muerto. La segunda para afirmar que fue investigador científico.
Curiosamente, esta falta de raccord del personaje saldría a colación más adelante, ya en su propia serie, en la visita que hace Sam Malone a su amigo Frasier en Seattle. Cuando este le presenta a su padre, Sam se sorprende. «Creía que me habías dicho que murió», afirma. Frasier, ante el evidente disgusto de Martin, se confiesa diciendo que era una época con grandes desencuentros con su padre y que no se hablaban. Acto seguido, al conocer que fue policía, Sam vuelve a sorprenderse. «¿No dijiste que era científico?». Ante una nueva mueca de desaprobación de Martin, Frasier zanja el asunto: «Me lo inventé, qué demonios, ¡si ya estabas muerto!».
Durante el resto del tiempo que estuvo en Cheers, Frasier fue plantado en el altar por Diane y más tarde conoció a la doctora Lilith Sternin (Bebe Neuwirth), se casó con ella y tuvo a su único hijo, Frederick. Pero esta construcción familiar se vino abajo poco después y la pareja se divorció. Frasier escenificó un intento de suicidio público para captar la atención de Lilith, pero solo le sirvió para perder la custodia de su hijo. Estos acontecimientos fueron el principal argumento del posterior regreso a Seattle del doctor Crane.
La zona gris
En el transcurso de la última temporada de Cheers, Grammer ya tenía claro que quería emprender nuevos proyectos. La productora de la serie, Paramount, le hizo saber que estaba dispuesta a invertir en una serie protagonizada por él. La decisión de Grammer coincidió con el anuncio de abandono de la serie por parte de Ted Danson y se certificó el cierre definitivo del pub.
Durante ese año, Frasier y Lilith aparecieron como estrellas invitadas en la serie Wings (NBC, 1990-1997), creada por las mismas mentes que Cheers: David Angell, Peter Casey y David Lee. Kelsey Grammer aprovechó la ocasión para confesarles que quería contar con ellos para su próximo proyecto. Y ellos aceptaron.
Pero el equipo era muy reticente a hacer un spin off de Cheers, una auténtica leyenda de la televisión. No solo tenían muy cercano en el tiempo el fracaso absoluto del spin off de la serie protagonizado por la camarera Carla, sino que habían experimentado esta desagradable sensación en sus propias carnes cuando una parte de la crítica definió a Wings como «Cheers en un aeropuerto».
Tampoco el actor parecía interesado en prolongar la vida del psiquiatra esnob. Su idea era algo distinta, quería interpretar a un multimillonario excéntrico de los medios de comunicación (un Forbes) que había quedado paralizado de cintura para abajo en un accidente de motocicleta y que dirigiría su imperio desde su fabuloso apartamento en Manhattan. Este personaje estaría acompañado por su enfermera-asistenta hispana (Rosie Pérez era la favorita) que, por el principio básico del contraste, conseguiría devolver cierta humanidad a su personaje.
Kelsey estaba fascinado por la idea. Los guionistas también. Pero la Paramount se negó rotundamente.
Sus argumentos estaban claros: había que aprovechar la inercia de éxito de Cheers. La posibilidad de captar a su legión de seguidores hacía que el riesgo del spin off mereciera la pena pese al intento frustrado mencionado anteriormente. Pero había otra razón de peso: ¿renunciar a Fraiser Crane? Que un personaje tan alejado del arquetipo de «persona corriente» lograse tanta identificación con el público y que, además, contara con un actor que enriqueciera sus líneas de texto con tantos matices y una capacidad expresiva facial y corporal sobresalientes… era oro puro, reluciente y en lingotes. Y no estaban dispuestos a dejar pasar la oportunidad. Para la cadena, una de las claves del éxito de Frasier Crane, esa rara avis televisiva, es que el gran público no necesita haber visto una ópera veneciana determinada, haber saboreado un exquisito vino francés o captar cualquiera de sus constantes referencias culturales high level, para entender el humor del personaje.
Así que el solitario Crane, el hombre sin padre, plantado en el altar, recientemente divorciado, que había intentado suicidarse públicamente y había perdido la custodia de su único hijo, volvería a las pantallas de televisión.
El regreso a su ciudad natal
La primera cuestión que debían responder los guionistas era sobre la ciudad natal de Fraiser. ¿Cuál debía ser? Como suele ocurrir, la respuesta vino dada por circunstancias ajenas a la creación artística por sí misma.
En esa época los crossovers —que un personaje de una serie apareciera en otra— estaban muy de moda. La NBC adoraba este concepto que permitía aumentar la masa de seguidores de una serie con un mínimo esfuerzo. Los guionistas lo sabían y temieron que la nueva serie se convirtiera en un trasiego interminable de personajes de Cheers como imposición de la propia cadena. ¿Cómo podrían intentar preservar la personalidad de este nuevo proyecto? Muy sencillo, haciendo que la ciudad natal de Frasier estuviera en el oeste del país. Un viaje en avión permitiría la visita esporádica de algún personaje de su círculo de Boston (como efectivamente sucedió) sin el riesgo de convertirlo en algo cotidiano.
Seattle no fue la primera opción, la ciudad elegida era Denver. Pero esta decisión colisionó con la aprobación de una ley ciertamente desfavorable hacia la comunidad gay por parte del estado de Colorado y fruto del desacuerdo ideológico con dicha ley, el equipo de la nueva serie cambió de planes y se mudó definitivamente a Seattle, una ciudad que estaba experimentando un enorme protagonismo mundial no solo por ser la vanguardia del movimiento grunge, sino que gozaba de una comunidad artística con una gran reputación, despegaba entonces la «revolución del café» y sus restaurantes se expandían hacia nuevas y excitantes cocinas. Era el lugar donde el mismísimo Frasier Crane hubiese querido estar.
El concepto original para el desarrollo de la serie era que el doctor Crane trabajara en una emisora de radio local. Esta idea surgió para un capítulo de Cheers que jamás se llevó a cabo. Nunca se planteó que tuviera una consulta privada, porque eso la haría muy similar a The Bob Newhart Show (CBS, 1972-1978). Pero la idea de tener encerrado a Frasier en la emisora tampoco convencía del todo, sonaba demasiado a WKRP In Cincinnati (CBS, 1978-1982). Le faltaba algo.
Y ese algo era Martin Crane. El padre de David Lee había quedado recientemente discapacitado y él, como hijo único, tuvo que ayudar a su madre en los cuidados paternos. Así, el propio David presentó su experiencia personal al resto de guionistas y propuso que Frasier se enfrentara a algo similar, a la responsabilidad de los cuidados de su padre. Esto, además de un nuevo personaje, implicaba el crecimiento de la familia Crane dentro de la serie y añadía una localización con muchas posibilidades, su propio apartamento, que complementaría con el ámbito privado al profesional de la radio local.
Más adelante, durante los ensayos del episodio piloto, Kelsey recordó lo que dijo sobre su padre en Cheers. La respuesta de los guionistas fue unánime: «Que le den (a la incoherencia). No cambiaremos el concepto. Seguiremos adelante».
Pero la familia Crane no se quedó ahí. Gracias a «uno de los golpes de suerte más grandes de la historia de la televisión», llegó al mundo catódico otro doctor Crane, Niles, hermano menor y what if en toda regla: él era la persona que sería Frasier si este no hubiese viajado a Boston.
Un día, durante los preparativos, la asistente del director de casting entró en su despacho común con una fotografía de David Hyde Pierce y preguntándoles si habían pensado en la posibilidad de que Frasier tuviese un hermano. Las similitudes físicas eran asombrosas, pero los guionistas no conocían al actor y se preguntaron si su capacidad interpretativa estaría a la altura. Tras ver un puñado de cintas, quedaron tan alucinados que inmediatamente empezaron a crear al personaje de Niles sin haber contactado con el actor. Niles fue un hijo no planificado por los guionistas, pero tremendamente querido.
Lo realmente maravilloso de la concepción de Niles es la valentía de los guionistas al romper una regla de oro del guion, que recomienda que nunca tengamos a dos personajes demasiado parecidos en nuestras historias. Frasier y su hermano supusieron una increíble excepción a la estricta regla del contraste.
Quedaba un último escollo para formalizar la familia Crane: la aprobación de la cadena. Según las palabras del propio Peter Casey, «fue el mejor pitch en el que he estado jamás. Habitualmente, la cadena no te interrumpe. Te escucha o lanza ideas que podrían mejorar el show. Sin embargo, cuando presentamos a los personajes de Martin y Niles y propusimos a los respectivos actores, nos interrumpieron. Dijeron que les encantaban esos actores y que, si podíamos conseguirlos, contábamos con su preaprobación». Finalmente, la cadena propuso cambiar la nacionalidad de la terapeuta al cuidado de Martin. Si les gustaba la idea de que fuera una chica inglesa en lugar de hispana y les convencía Jane Leeves para el papel de Dafne Moon, tendrían también el OK de la cadena. Esto implicaba librarse de las tediosas sesiones de casting con miembros de la cadena buscando al actor más adecuado para los nuevos personajes. Pero lo más sorprendente llegó al final de la reunión con la cadena. Hubo un largo silencio. Ninguna indicación por parte de la NBC, ningún cambio, nada de nada. «Go do it», fue lo único que dijo Warren Littlefield, presidente de la NBC.
Al fin y al cabo, Dafne no era sino otra pata más de la familia Crane. No de sangre ni de presente, pero sí claramente de futuro. La trama amorosa de Niles y Dafne, con el paso de las temporadas, acabaría llevándose a cabo para que la asistenta entrara con pleno derecho en la familia como nueva señora Crane. Pero antes que eso ocurrió algo verdaderamente significativo. El personaje de Dafne tuvo la oportunidad de mudarse a su propio apartamento e incluso de casarse con algún prometido. Nunca hizo ni lo uno ni lo otro. Dafne confesó sentirse parte de la familia Crane, demasiado integrada como para vivir en algún otro lugar.
También Roz Doyle (Peri Gilpin), el personaje de la productora del programa radiofónico de Frasier, se convirtió en no ya un miembro del compuesto familiar, pero sí en una amiga y confidente (y, por momentos, se llegó a barajar que fuera su futura esposa al final de la serie).
Frasier, Niles, Roz y Dafne tenían otra localización que servía de punto de encuentro intermedio entre el apartamento de Frasier y la emisora, el café Nervosa, un lugar para disfrutar del café al estilo europeo y que marcaba la equidistancia de ámbito personal entre lo privado y lo profesional.
¿Y qué ocurrió con la familia que Frasier dejó en Boston? Pues lo cierto es que su relación con su exmujer y su hijo también evolucionó, especialmente con Lilith, cuyas visitas fueron cada vez más frecuentes. La frialdad y resentimiento inicial dio paso a una complicidad y un reconocimiento mutuo que reforzó sus lazos entre ellos.
Mientras tanto, la vida amorosa del doctor Crane no dejó de ser inconstante y decepcionante a partes iguales. Era este el último detalle que quedaba por pulir en este personaje.
«Goodbye, Seattle»
Este fue el título del episodio doble con el que se despidió la serie, con el doctor Crane anteponiendo sus objetivos personales (seguirá a su última novia, Charlotte, hasta Chicago) a los profesionales (el nuevo trabajo en televisión que había aceptado en San Francisco).
El final de la serie estuvo impregnado de melancolía y no solo por el recuerdo de David Angell, que falleció en uno de los aviones que se estrellaron contra el World Trade Center en el atentado del 11S. Frasier se despedía para siempre de nosotros veinte años después. Y eso es mucho tiempo, demasiado para no tenerle cariño a un personaje tan carismático e irrepetible, algo que ocurre con todas las buenas series de larga duración en su final pero que, en el caso del psiquiatra pomposo y su círculo más cercano, el efecto se magnifica.
Como Dafne, hechizada por el influjo de los Crane, muchos espectadores sentimos lo mismo que cuando se marcha un amigo, un gran amigo que nos ha hecho disfrutar tanto que pasamos a considerarlo integrante de nuestra propia familia.
La gran familia Crane.
Kelsey Grammer, una historia de violencia
Resulta sorprendente que un actor que tantas carcajadas ha proporcionado haya sufrido unos golpes tan duros a lo largo de su vida. En primer lugar, cuando apenas contaba con trece años, su padre fue asesinado en el jardín de su casa. Posteriormente, en 1975, su hermana fue violada y asesinada a la salida de un restaurante. Años más tarde, el joven Grammer, ya integrado en una nueva familia, vivió otra experiencia con fatales consecuencias: sus hermanastros, gemelos, murieron tras sufrir un ataque de tiburón mientras practicaban buceo.
Relacionado o no con estos hechos, el propio actor reconoce tener experiencias sobrenaturales de manera constante, algo que sin duda le motivó para convertirse en uno de los productores ejecutivos de la serie Médium (NBC, 2005-2009, y CBS, 2009-2011).
Un doblaje para recordar
En la actualidad estamos acostumbrados a ver las series en versión original y al escuchar el doblaje en castellano de determinadas producciones (Fringe, por ejemplo) le entran a uno ganas de meter la cabeza en un cubo de ácido. No ocurre lo mismo en Frasier y el sobresaliente trabajo de los actores de doblaje Antonio Esquivias (Frasier) y José Padilla (Niles).
La tradición de los personajes en off
Las comedias de situación tienen una amplia tradición en el uso de personajes en off. Están constantemente en la narración pero nunca los veremos: Charlie en Los ángeles de Charlie, el vecino desnudo de Friends, George Steinbrenner en Seinfeld o la madre de Howard Wolowitz en The Big Bang Theory, por poner algunos ejemplos.
Entre este selecto grupo, resulta imposible olvidarse de Maris, la esposa de Niles. Los guionistas ya usaron en Cheers esta figura con Vera (la mujer de Norman) pero el grado de refinamiento y las imágenes mentales que nos proporcionaron sobre la delicada y blanquecina señora Crane la llevan a lo más alto de la lista de personajes en off de la historia de las sitcoms.
Eddie, el Crane peludo
Los niños y los animales son el terror de toda producción que sepa lo que hace, no solo por su escasa capacidad interpretativa sino por el caos que pueden llegar a originar en toda planificación, y más en una serie, donde los tiempos no solo se traducen en presupuesto. Esto explica (y así lo reconoce el equipo) el motivo de las pocas apariciones de Frederick Crane a lo largo de la serie. Pero el personaje de Eddie era un caso distinto.
Por una parte, era necesario dado el carácter solitario con el que nos presentaron a Martin Crane: viudo, lisiado por un disparo en la cadera y con escaso contacto con sus hijos. Si llegan a presentar a Martin sin su adorable perro, hubiera causado la impresión de ser un ogro comeniños.
Pero su participación no fue testimonial. Interpretado por dos «actores caninos» (Moose, de 1993 a 2003, y Enzo, de 1993 a 2004), a Eddie solo le faltó tener líneas de diálogo para brillar aún más.
Una de mis series favoritas de todos los tiempos. Estupendo artículo. Muchas gracias por devolverme a la mente a estos estupendos personajes.
Una serie buenísima. Gracias por el artículo.
Bravó!!!!!!
👏👏👏👏👏👏👏
También de las mías. Yo la seguí los primeros años, luego, por diversas razones, tan solo esporádicamente. Un amigo me dijo un día que deberían cambiar el nombre de la serie, en lugar de «Frasier» poner «Niles».
Simplemente, la mejor sitcom de todos los tiempos. No sé cuántas veces hemos visto en casa las once temporadas, y siempre nos saca la sonrisa. Se rumorea su vuelta, pero el bueno de Kelsey tiene un escollo durísimo de superar, que es asumir en la serie la triste pérdida del irrepetible John Mahoney, e integrarla en la temporada 12. Esperemos que las musas hagan su trabajo y podamos disfrutar de nuevo de una deliciosa vuelta.
Excelente artículo que nos recuerda una serie entrañable. Gracias.
Kelsey Grammer es un estupendo actor dramático, mejor aún que cómico, como demostró interpretando al alcalde Tom Kane en la serie llamada «Boss». Además es una fiera del negocio audiovisual. Lleva siendo productor ejecutivo de un montón de películas y series rentables, como «Frasier» o «Medium». Si no hubiera adelantado la pasta para «Frasier», la serie no se hubiera realizado. Hace mucho que en la industria del cine mandan los canales, no los estudios. Los actores o se convierten en productores o apenas tienen minutos delante de las cámaras. Tienen el tiempo que pueden pagar. Es la cruda realidad. Si la serie no tiene éxito, pierden dinero ellos, no los canales.
Kelsey Grammer era la voz original del Actor Secundario Bob en los Simpsons. El hermano de Bob, Cecil, tiene la voz de David Hyde Pierce (Niles); y su mutuo padre, la de John Mahoney (Martin), en una clarísima referencia a la serie Frasier (primera aparición, 8×16); como lo es también que el Actor Secundario Bob mencione a Meris en ese mismo episodio (Se plantearon incluso que Meris apareciese físicamente, pero las descripciones de su aspecto físico tenían demasiadas contradicciones).
Sin embargo, en el episodio 6×11, cuando Homer entra en el bar de Cheers, aparece Frasier, pero sin una sola línea de diálogo. Ted Danson, Rhea Perlman, Woody Harrelson, John Ratzenberg y George Wendt dan voz a sus personajes de Cheers.
Por su parte, John Mahoney ya había aparecido en Cheers 11×5, en un papel que no tenía nada que ver con Martin Crane, tocando el piano…
Y, que yo recuerde, el doblaje de Los Simpson se molestó en usar las mismas voces que en Frasier para Bob y su hermano. Todo un puntazo.
Excelente artículo sobre Frasier. Hasta que vi Big Bang Theory, fue mi serie favorita. Vi todos los capítulos varias veces. No sabía muchas de las cosas que se cuentan en este artículo, así que muchas gracias al autor. Ojalá vuelva la serie, como he leído recientemente.
Big Bang Theory no le llega a Frasier ni a la suela del zapato. No hay color.
Frasier está completamente fuera de concurso. Y me gusta Big Bang Theory, es una buena serie. Pero a años luz de Frasier
Brillante serie. Me cambio la vida
Brillante serie. Me cambio la vida
En casa tenemos una «deliciosa excentricidad». Vemos Frasier todos los veranos, las 11 temporadas, desde hace más de una década. El verano empieza cuando empieza Frasier en su lluviosa y húmeda Seattle.
Maravillosa costumbre.
Extraordinario costumbre. Es Vd un tío grande, Vd y su familia
La vi un tiempo y, después, me aburrió todo, en especial, sus risas enlatadas. Que te digan cuando hay que reír me cabrea bastante.
Los que escribís aquí padecéis «spleen». Todo son series muy pasadas y vistas. En lugar de los Soprano o Frasier, sed valientes. ¿Por qué no os atrevéis con «Modern Love»?
Un consejo antes daña que aprovecha si, quien lo da, no tiene mucha cordura y quien lo recibe, mucha paciencia. Baltasar Gracián
Aplíquese el cuento.
Bueno, es su opinión. Más bien parece que entra aquí a tocar los huevos a los que amamos Frasier porque es una serie única.
Pero nada, que «está pasada de moda»?y es un coñazo sólo porque lo diga el nene minarete. Y a callar tor mundo que estamos todos equivocados, menos mal que tenemos la gran suerte y privilegio de que minarete descienda hacia nosotros oh plebe chusma asilvestrada, para abrirnos los ojos , hacer que tomemos conciencia de nuestra ignorancia y decirnos cuáles son las series realmente buenas.
Larga vida a Minarete
Una excelente serie, de mis favoritas pero ahora con el streaming la he podido volver a ver y completar todas temporadas tendría como 14 cuándo la daban y claro no había forma de repetirla pero ahora repito los capítulos cuantas veces deseo.
Solo comentar que la primera aparición de Frasier en Cheers fue en su primer capítulo ;)
Gran artículo!
Tengo este artículo en una pestaña abierta constantemente, y cada cierto tiempo lo vuelvo a leer, y si bien me sabe a poco, en cierta manera lo veo como un sentido homenaje a una serie que con mucho, marcó nuestras vidas.
Madre mía, ahora voy a tener que volver a ver la serie😆😆
Una de mis series favoritas de toda la vida… Gracias por el artículo
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La mejor sitcom de todos los tiempos y con gran diferencia. Spin off de Cheers tan buena que hace que la propia Cheers parezca a veces un petardo, especialmente las 3 primeras temporadas.
Un humor de talento, inteligente y original como ninguno. Yo compré las 11 temporadas por Internet y la guardo como oro en paño.
Me alegra ver que por aquí escribe gente con gusto y criterio. Salvo Minarete, todos los comentarios son excelentes.