Empecemos por la final. En concreto, por el último punto del primer juego del tercer set. Carlos Alcaraz viene de perder 6-2 la segunda manga y está completamente perdido. Su juego es errático y en cuanto el servicio le ha dejado de funcionar, todo lo demás se ha venido abajo. Además, está cansado. Viene de jugar cinco sets contra Marin Cilic en octavos, cinco sets contra Jannik Sinner en cuartos y cinco sets contra Frances Tiafoe en semifinales. No solo eso, sino que cada uno de esos tres partidos ha acabado de madrugada, tras lo cual hay que sumarle el tiempo de ducha, rueda de prensa, masaje y recena. Lleva toda una semana acostándose casi por la mañana.
Sin embargo, a Casper Ruud le falta colmillo. Falla un par de golpes sencillos y se ve con un 0-40 en contra nada más empezar el tercer parcial. Alcaraz sube a la red en los dos primeros puntos de break, pero el noruego complica tanto las voleas del murciano que la primera se va a la red y la segunda al pasillo de dobles. 30-40. Si algo lleva haciendo mal Alcaraz desde el principio del partido son las dejadas. No solo están mal ejecutadas —la mayoría se van fuera, ni siquiera obligan a su rival a correr— sino que suponen una mala decisión táctica. Los comentaristas lo hacen notar y así parece reprochárselo su entrenador, Juan Carlos Ferrero. ¿Qué hace, entonces, Alcaraz con ese 30-40 en una bola a media pista? Una dejada. Una dejada perfecta que le da el break y el juego.
Por supuesto, luego perdería esa ventaja, pero el hecho de haberla conseguido antes, probablemente le sirvió para seguir vivo en el set suficiente tiempo para forzar el tie-break y llevárselo 7-1. A partir de ahí, no se volvió a saber de Ruud. ¿Qué demuestra todo esto? Que, a los diecinueve años, a Alcaraz le da igual todo, que la confianza en sus posibilidades es infinita, que tira de instinto donde otros tiran de planilla… que, tal vez, aún no sea un dominador, pero que la variedad de sus recursos junto a una fuerza mental desmedida le hacen candidato a serlo en los próximos años. Intentemos resumir estas dos semanas de tenis en pequeñas píldoras.
1. En general, el triunfo de Alcaraz fue más un triunfo de resistencia que otra cosa. Alcaraz no fue un emperador repartiendo derechas por su camino. Uno podría imaginarse su primer grande como una sucesión de estacazos a la línea ante el estupor general, pero fue todo lo contrario. Una historia de terror de madrugada. Resistió los envites del veterano Marin Cilic, a un nivel impresionante desde el pasado Roland Garros: salvó una pelota de partido en cuartos ante el italiano Jannik Sinner, en el que probablemente fuera, junto al Nadal–Djokovic de París, el mejor partido del año, y se repuso a unas cuantas malas decisiones, un rival en racha y un público volcado en semifinales ante Frances Tiafoe. Cada partido lo jugó de una manera distinta y aún tuvo tiempo de cambiar de táctica para la final.
2. Alcaraz es un jugador agresivo, a veces en exceso. Ahora bien, el repertorio que demostró ante Casper Ruud en la final no lo habíamos visto antes. Se pasó casi cuatro horas de partido haciendo saque y volea de manera casi continua. A veces, se le acusa de abusar de los highlights y se insiste en que así no se ganan torneos. Menos mal. Cuando tuvo que sacar para ganar su primer grande, con diecinueve años y cuatro meses, lo hizo de la siguiente manera: dos aces, un punto de saque, y dos subidas a la red. No esperó a que el partido le llegara, fue a por él con todo. Eso supuso una buena cantidad de fallos, pero todos los asumió sin un mal gesto ni frustración alguna.
3. En ello tiene mucha importancia su entrenador, Juan Carlos Ferrero. El alicantino, que también fue finalista del US Open (en 2003, derrota frente a un Andy Roddick sideral), que también ganó un grande (Roland Garros) y que también fue número uno (justo antes del inicio de la era Federer), es algo más que un entrenador para Alcaraz y se nota. En cierto modo, Ferrero es lo contrario de Toni Nadal, lo que demuestra que el éxito no tiene una sola receta. Donde Toni es un perfeccionista, un estratega, un hombre que pulió a su sobrino en la exigencia constante, hay en Ferrero un punto juguetón. Con 3-1 en el primer set, cuando más nerviosos deberían estar todos, andaba de risas y bromas con su pupilo. Ese es su coaching. Confía y no interviene. Calma ánimos. Relaja el ambiente ante tanta expectativa. Todo eso, sin permitir tonterías. Ojalá la relación dure muchos años.
4. Además de convertirse en el ganador más joven de un torneo de Grand Slam desde Rafa Nadal en junio de 2005, Alcaraz se quedó a unos meses de batir el récord de precocidad de Pete Sampras en Nueva York (1990) y se convirtió en el número uno de menor edad desde el inicio del actual ranking ATP en 1973. No solo eso, sino que tiene toda la pinta de que podrá mantenerlo hasta final de año. Por supuesto, es una barbaridad, aunque haya que echarle un poco de agua a la fiesta y reconocer que ha sido un año muy raro en el ranking: Djokovic se ha perdido dos Grand Slams por cuestiones extradeportivas, los puntos de Wimbledon se han quedado en el limbo, Zverev lleva sin jugar desde Roland Garros y Nadal ha jugado tres torneos en este período, teniendo que retirarse de uno de ellos por lesión. El año que viene veremos más claramente si Alcaraz es un número uno circunstancial o si lo es para quedarse.
5. El número dos de la clasificación ATP es precisamente el finalista del US Open, el noruego Casper Ruud. Ruud nunca es un 9 ni es un 4, pero es un 7,5 todo el partido. No digo esto como algo malo, al contrario. Es verdad que lo mismo con ese 7,5 no le llega todavía para ganar, pero es joven (veintetrés años) y ya ha jugado dos finales de Grand Slam. Es verdad que le falta un punto de calidad para cerrar los puntos y que por algo no ha ganado en toda su carrera un torneo de categoría superior al ATP 250, pero es un jugador ejemplar: apenas comete errores, es sólido con la derecha y el revés, tiene un saque aceptable y juega muy profundo. En los tiempos de zozobra que vienen, eso debería bastarle para ganar dos o tres grandes.
6. Si la final tuvo un punto inesperado, de las semifinales ya ni hablamos. Ruud se impuso en cuatro sets al ruso Karen Khachanov, que es lo opuesto al noruego: una colección de mandobles que pueden aterrizar en cualquier lado. Precisamente por eso, Khachanov es un jugador de destellos que no ha conseguido la regularidad esperada: en 2018, ganó a Novak Djokovic el Masters 1000 de París; en 2021, fue medalla de plata en Tokio y este año, por fin, ha conseguido llegar a las semis de un grand slam. A sus veintisés años, si se centra un poco más, quién sabe.
7. Algo parecido podría decirse de Frances Tiafoe, el protagonista de una de las historias más bonitas del torneo. Después de años y años de decepcionar expectativas, el estadounidense llegó a semifinales, cargándose a Rafa Nadal por el camino, y forzó cinco sets ante Carlos Alcaraz. Su problema es el de tantos tenistas de su generación: juega a medias horas. Durante media hora puede parecer imparable y la media hora siguiente caer en la mediocridad más absoluta. Su juego de red es muy mejorable y mentalmente tiende a desconectarse. Aun así, la Arthur Ashe se volcó con él y él les dio lo que pedían: una entrega absoluta. Al fin y al cabo, estaban ante algo histórico: desde 2006, cuando Roddick llegó a la final, no se veía un estadounidense en las semifinales del cuadro masculino del US Open.
8. De hecho, desde que Juan Martín del Potro ganara este torneo en 2009, todos los campeones de todos los grandes en el cuadro masculino han sido europeos. Van trece años ya, cincuenta y un torneos consecutivos. ¿Puede cambiar eso en el futuro? Parece complicado. Los once primeros del ranking siguen siendo europeos. El número doce es Taylor Fritz y cayó en primera ronda, atormentadísimo. Ahora bien, ahí está Sebastián Báez, la gran esperanza argentina; ahí está Seb Korda, el irregular mago estadounidense; ahí están Brooksby y Nakashima, con su juego agresivo… y ahí está incluso el taiwanés Chun Hsin Tseng, el gran dominador de los cuadros junior en los tiempos prepandemia y que, aún a los veintiún años, ha conseguido colarse por fin entre los cien primeros del mundo.
9. Pero, sobre todo, ahí está Nick Kyrgios. Fue finalista en Wimbledon y ahora se ha quedado en cuartos de final del US Open. Es obvio que ha habido un antes y un después en su carrera desde que ganara inesperadamente el torneo de dobles en Australia junto a su amigo Thanasis Kokkinakis. Si algún no europeo puede romper la racha en el corto plazo es él. En Nueva York, derrotó fácilmente a Medvedev (algo que hace con cierta frecuencia), pero cayó en cinco sets contra Khachanov, en un partido en el que, para variar, tuvo problemas físicos. Si consigue mantener esta concentración y esta disciplina doce meses más, cosas grandes le esperan.
10. Si hablamos de futuro, tenemos que mencionar a Italia, por supuesto. El verano le ha sentado de maravilla a Lorenzo Musetti, que ya está entre los treinta primeros del mundo y llegó a tercera ronda en Nueva York (perdió con Ilya Ivashka, tal vez la gran revelación de la primera semana del torneo). También le ha venido bien a Matteo Berrettini, imparable en los torneos de hierba previos a Wimbledon, pero que se perdió el Grand Slam por covid. Su regreso a los grandes escenarios fue por todo lo alto: llegó a cuartos de final derrotando a Andy Murray y a Alejandro Davidovich Fokina en el camino. Eso sí, contra Ruud no tuvo ninguna opción.
11. Jannik Sinner se merece un apartado para él solo. En rigor, lo normal sería que Jannik Sinner hubiera ganado este torneo, lo que nos invita a pensar que ganará un grande de forma inminente. Es un jugador sensacional que tiene todos los golpes posibles y que dominó a Carlos Alcaraz en el partido que daba paso a las semifinales. El problema es que dominar está bien, pero mejor aún es ganar. Sinner «pecheó» de lo lindo contra el murciano: desperdició un punto de partido con su propio saque en el cuarto set, acabó cediendo de nuevo su servicio para perder la manga y, una vez en el quinto, volvió a venirse abajo después de colocarse con break arriba. Estas irregularidades le pueden dañar en el futuro, pero, con veintiún años, se postula como el gran rival generacional de Alcaraz para los próximos años.
12. Vamos con una serie de decepciones y empezamos por la más grande: Daniil Medvedev. Hubo un momento, allá por enero de este año, en el que Medvedev parecía imbatible. Desde entonces, todo ha ido mal: perdió la final de Australia contra Nadal pese a tener dos sets de ventaja, se lesionó, lo vetaron en Wimbledon por ser ruso y su temporada norteamericana ha dejado mucho que desear. Medvedev llegaba a Flushing Meadows como defensor del título y del número uno del ranking. Su defensa duró una semana, lo que tardó en cruzarse Kyrgios en octavos y mandarle a casa. Ahora mismo, Daniil es un mar de dudas. Exactamente lo que era antes de 2019.
13. Peor aún le fue a Stefanos Tsitsipas, que también tenía en su mano acabar número uno del mundo el torneo… si lo ganaba. Tsitsipas es un jugador irregular y eso no lo va a descubrir nadie a estas alturas, pero, bueno, había sido finalista en Cincinnati, donde solo cedió ante el inesperado huracán Borna Coric. En Nueva York, el griego aguantó solo un partido, el que le enfrentó en primera ronda al colombiano Daniel Elahi Galán. Sin quitarle méritos a Galán, Tsitsipas ni lo intentó: los dos primeros sets los perdió 6-0, 6-1 y aunque hubo amago de remontada, todo acabó en cuatro mangas. Por si alguien pensaba que estaba lesionado, al día siguiente volvió a salir a la pista para jugar dobles con su hermano. También perdieron.
14. No fue tampoco un gran torneo para Rafa Nadal, aunque a estas alturas no se sabe muy bien qué esperar de él. Ganó Roland Garros arrastrando una lesión durante dos semanas, reapareció en Wimbledon, donde volvió a lesionarse, y desde entonces solo había jugado un partido, en Cincinnati, precisamente ante Coric. La sensación durante el partido que le enfrentó a Tiafoe en octavos, era que Rafa estaba ya un poco cansado de todo esto y con pocas ganas de remar contra corriente. Es cierto que la hospitalización de su mujer, embarazada de seis meses, tuvo que influir, pero al fin y al cabo no es sino una desgracia más y van demasiadas. ¿Le merece la pena a Nadal todo esto? Da la impresión de que cada vez menos, pero es tan bueno y él sabe que puede competir a tal nivel que no le queda otra que seguir en el candelero.
15. Nadal fue uno de los cuatro españoles que llegaron a octavos de final del cuadro masculino, que no está nada mal teniendo en cuenta el bajonazo de Roberto Bautista Agut en primera ronda. Los otros tres fueron Carlos Alcaraz (obviamente), Pablo Carreño Busta y Alejandro Davidovich Fokina. Eso son cuatro «generaciones» en la segunda semana de un grande, lo que dice mucho del momento actual del tenis español. Curiosamente, solo ganó el benjamín del grupo. Carreño, campeón en Montreal, cayó frente a Khachanov en cinco sets, igual que Davidovich frente a Berrettini. El malagueño tiene que convencerse de que ese es su lugar y convertir la segunda semana de los grandes en su lugar de recreo. Tenis tiene para ello.
16. Acabemos el repaso del cuadro masculino con una novedad reglamentaria: la legalización del coaching. Al parecer, iba a acabar con el tenis, pero tampoco hemos visto mucha novedad. Simplemente, que los gestos que antes hacían los entrenadores son ahora más claros y que pueden gritar instrucciones. Por lo demás, en lo básico, el jugador sigue ahí abajo, solo, tomando decisiones por su cuenta. Todas las comparaciones con el famoso «pinganillo» en el ciclismo han quedado, de momento, en exageraciones.
17. Vamos por fin al análisis del cuadro femenino y hagámoslo felicitando a la gran campeona polaca Iga Swiatek. Aunque su nivel durante el torneo no fue estratosférico, como lo fuera en Roland Garros, este es su segundo grande en un solo año y el tercero en su carrera a los veintiún años. Para poner esto último en perspectiva, desde 2010 solo cinco tenistas han ganado tres o más Grand Slams: Serena Williams, Naomi Osaka, Angelique Kerber, Ashleigh Barty y la propia Swiatek. Lo dicho, su nivel puede que no sea el de primavera, pero sigue siendo la gran dominadora del circuito, doblando en puntos a la segunda, Ons Jabeur.
18. Precisamente Jabeur fue su rival en la final del US Open. La tunecina, apoyada desde su palco por Arantxa Sánchez-Vicario, jugó un gran torneo y una pésima final. Siempre con un gesto de agobio, Jabeur fue muy irregular en su intento de imponer su ritmo ante la mejor pegadora del circuito. Es la segunda final de Grand Slam consecutiva que pierde después de su derrota en Wimbledon frente a Rybakina. Si la primera dolió por lo inesperado, esta duele por lo previsible. Nada más acabar el partido, Jabeur afirmó su voluntad de luchar por el número uno del mundo el año que viene. Le queda tarea.
19. Swiatek derrotó en semifinales a Aryna Sabalenka, que parecía que, por fin, estaba ante su gran oportunidad. La bielorrusa llegó a ir 6-2, 5-1 abajo contra Kaia Kanepi en segunda ronda, pero acabó ganando 6-2, 6-7, 4-6. Cuando se vio set arriba en el partido contra Swiatek, probablemente pensó que este torneo llevaba su nombre. No era así. La polaca se rehízo con cierta facilidad y Sabalenka tendrá que seguir peleando y cuidando esas dobles faltas que tanto la atormentan. En el otro lado del cuadro, la francesa Caroline García, después de ganar en Cincinnati, también llegó a semifinales. Su racha de once victorias consecutivas acabó en dos fáciles sets contra Jabeur.
20. Con todo, la gran noticia de la quincena fue la retirada de Serena Williams. La estadounidense, de cuarenta años, anunció semanas antes que este sería su último US Open y su última temporada. Ganó un par de partidos y la prensa empezó a fantasear con la posibilidad de que repitiera la gesta de Pete Sampras en 2002, cuando ganó el US Open en su último torneo como profesional. No pudo ser. Alja Tomljanovic se cruzó en su camino y aunque Serena luchó como siempre y salvó varias pelotas de partido, acabó sucumbiendo ante la australiana. Si ese ha sido su último partido o si preferirá aún jugar algún torneo más, aún no se ha hecho público. En cualquier caso, se va la gran dominadora del siglo XXI, probablemente la mejor jugadora de todos los tiempos.
21. Junto a la posible heroicidad de Serena, se soñaba en Flushing Meadows con la sucesión de Cori Gauff. Todos sabemos que Gauff, a sus dieciocho años, va a ser una tenista sensacional, una fuera de serie. Lo que no sabemos es cuándo exactamente va a comenzar su reinado. De momento, habrá que esperar. En Wimbledon hizo semis y en el US Open llegó hasta cuartos, pero su derrota ante Caroline García después de no haber cedido un set en todo el torneo fue una pequeña decepción. Vendrán más oportunidades, eso está claro.
22. Con dieciocho años ganó Emma Raducanu el US Open del año pasado. Desde entonces, no se ha sabido nada de ella. El abismo entre la exhibición de esas dos semanas —diez victorias desde la previa, veinte sets ganados, ninguno perdido— y el rendimiento posterior —unas semifinales en doce meses— es demasiado grande como para no hacerlo notar. De acuerdo, es joven, tiene que lidiar con mucha responsabilidad y todo eso es difícil de gestionar… pero siempre duele al aficionado cuando se pierde el talento en cuestiones menores. Raducanu se ha hinchado a hacer publicidad sin conseguir empalmar tres derechas seguidas en la pista. Llega la hora de invertir los términos. Veremos si será capaz.
23. Garbiñe Muguruza dio pequeñas señales de que la campeona de las WTA Tour Finals del año pasado estaba de vuelta después de un año nefasto (once victorias y quince derrotas). Llegó con cierta solvencia a tercera ronda de un torneo en el que nunca en su carrera ha pasado de octavos. Allí, frente a la veterana Petra Kvitova, se impuso en el primer set y tuvo un 5-2 a favor en el tercero. Perdió toda su ventaja y aun así dispuso de dos pelotas de partido con 6-5 y saque de la checa… pero tampoco hubo manera. Perdió 12-10 en el supertiebreak. Sale así del top ten, en el que aún resiste Paula Badosa, número cuatro del mundo pese a caer en segunda ronda con la croata Petra Martic.
24. Antes de terminar, conviene echar un vistazo al resto de cuadros del torneo, y empezamos, por supuesto, con Martín Landaluce, el madrileño de diecisé años que se impuso en el junior masculino. Landaluce defiende así, de alguna manera, el título conseguido el año pasado por Daniel Rincón, y confirma el excelente futuro de nuestro tenis. Es verdad que entre los torneos juniors y los profesionales hay un mundo y que muchas figuras adolescentes se han perdido a la hora de dar el salto, pero peor sería si no hubiera nadie ahí llamando a la puerta.
25. El estadounidense Rajeev Ram y el británico Joe Salisbury consiguieron defender título, el tercero que consiguen como pareja. Son los primeros en repetir en Nueva York desde que lo hicieran los míticos Woodbridge y Woodforde en 1996. Los dobles femeninos fueron para las checas Barbora Krejcikova y Katerina Sniakova, el tercer grande para ellas después de Australia y Wimbledon. El sexto en sus carreras. Los dobles mixtos los ganaron la pareja Sanders–Peers y en el junior femenino se impuso Alexandra Eala, la filipina de diecisete años que ya ganara en dobles en Australia 2020 y Roland Garros 2021.
En fin, se acabaron los grand slams, pero no se acabó el año. En breve, llegarán las eliminatorias de la Copa Davis y luego la descafeinada gira asiática (no se jugará en Shanghái por conflictos políticos con China y su trato hacia Shuai Peng). Por último, París y, por supuesto, el Masters. Lo que está en juego es el número uno del mundo y en realidad solo tres tenistas optan a ello salvo sorpresa descomunal: Carlos Alcaraz, Casper Ruud y Rafael Nadal. Teniendo en cuenta que este último no es probable que juegue demasiado y que Ruud no es un especialista en pistas rápidas, podemos decir que el murciano tiene el cetro al alcance de su mano.
Como siempre, estupendo resumen.
Me ha encantado la reflexión sobre Ferrero y su coaching.
1. Carlos Alcaraz.
Ya se ha dicho todo de este chaval de 19 años, su calidad tenística y variedad es impresionante. Pero su fierza mental es irreal para un chico tan joven. Destaco 3 momentos.
– En el partido contra Cilic, está teniendo muchas dificultades al resto. Entonces, tras hablar con Ferrero, se echa 3 metros para atrás pegadito a la pared (ni se le ve en la cámara de televisión cuando resta) y empieza a dominar cuando saca Cilic. La desesperación del croata es tal que intenta un saque-dejada. Pero Carlos llega.
– En el partido contra Tiafoe, tiene a todo el público apoyando a su rival. Probablemente nunca ha jugado con tanto ambiente en contra. Tiene 19 años. Si le afectó, no se notó.
– En la final contra Casper, pierde un puntazo y termina boca abajo en el suelo. ¿Se enfada y maldice? No, mira a la cámara y sonríe. Le faltó guiñar un ojo. El Carlos más juguetón.
– Último set, saca para ganar y falla una volea clarísima, muy fácil, golpe sencillísimo. No le afecta lo más mínimo, ace y saque volea para llevarse el punto y el campeonato.
2. El relevo generacional
Reconozco que solo vi los partidos del murciano (o del marciano). Pero creo que todos pensamos que estos nombres son los que vamos a ver con frecuencia en la última semana de los grandes torneos, quitando al ruso: Sinner, Casper, Alcaraz . Sinner es un jugadorazo pero todo lo que tiene de bueno, le falta de carisma y mentalidad ganadora. Aún es joven.
La next-gen de Tsisipas, Thiem, Zverev o Medvedev me recuerda a Carlos III de Inglaterra; toda la vida esperando para reinar…y parece que no van a tener mucho tiempo.
3. El futuro pinta bien
Este año ha sido fantástico, con la irrupción de esta camada que asegura buen tenis para otra década. Esperaba más en general de los canadienses Shapovalov y Félix y una pena «lo de Djokovic».
El final de año y el 2023 van a ser apasionantes.
Bienvenidos a la era Alcaraz. No sabemos cuan duradera ni cuan estable será, pero ha confirmado que va a ser uno de los referentes de este deporte en los próximos años. Ha llegado a número uno de carambola pero los más grandes han tenido suerte en sus carreras.
Da igual como lo llames colmillo, sangre, mala leche… pero a Rudd le falta de eso, y se tiene o no se tiene porque eso no se entrena. Puede ganar títulos e incluso en esta época tan inestable de cambio generacional puede copar el ranking pero no tiene la «mentalidad de tiburón» que tanto se necesita en estos ambientes.
A Rafa se le ha visto que estaba más por obligación que por ilusión. Haga lo que haga, en mi casa lo aplaudiremos.
Veremos cómo evoluciona todo, pero veo una rivalidad bastante bonita(deportiva al menos, si luego se matan a cuchillazos yo ya no me meto) entre Sinner-Alcaraz que tengo ganas de seguir.
En cuanto al circuito femenino, no soy un gran conocedor pero lo veo un poco desolador. Una número uno porque era la siguiente en la cola, estrellas fugaces, quejas constantes de presión… Y encima se junta con el retiro de ¿la mejor? jugadora de la historia.
Bueno… interesante US Open de las despedidas. Despedida segura de Serena Williams, más que probable de Venus, aunque no haya dicho nada, y presunta de Nadal, cada vez más acosado por las lesiones, e incluso de Djokovic, que a ver cuándo es capaz de volver a competir en qué Grand Slams, y en qué condiciones.
Un inoportuno corte de internet me impidió ver tanto la final femenina de dobles como la masculina de individuales. Ninguno de los dos partidos parecía muy emocionante al principio, el primero porque ahora mismo el único obstáculo importante que se puede cruzar en el camino de la pareja Kréjcikova/Siniakova es que ambas están más enfocadas en su carrera de individuales que en la de dobles, y desde luego no parecía que la pareja Towsend/McNally fuera a incomodarlas demasiado, por muy buen juego de saque y volea que tenga la afroamericana, y el segundo porque en él participaba Casper Ruud, y ningún partido con Casper Ruud puede ser emocionante, ni siquiera uno contra Alcaraz.
El noruego es un Rafa Nadal de Hacendado. Uno más, entre los otros cincuenta o sesenta imitadores del juego del mallorquín que hay tanto en el circuito masculino como en el femenino. Nadal, sin embargo, solo hay uno, y si hay algo que dejan claro estos imitadores es que si al juego de Rafa Nadal le quitas el carisma, la garra y las ganas que le pone el de Manacor, en realidad su juego es aburridísimo. Es un tenis de limitar al máximo los errores no forzados y luchar por cada bola, lo que sobre el papel suena muy bien, pero en realidad la estrategia que Toni Nadal grabó a fuego en la cabeza de su sobrino a base de machacar y repetir consiste en jugar a no perder el punto en vez de a ganarlo, a pasar la bola por encima de la red y esperar el fallo del rival. Y Nadal complementa esa táctica con una derecha y un revés tremendos, profundísimos, de bote imposible y efectos complicadísimos para el rival que además de ser terriblemente efectivos, además son entretenidos de ver. Pero sus imitadores no llegan tan lejos. La organización del US Open subió un vídeo titulado «Casper Ruud wins insane 56-shot Set Point!», pero a pesar de las mayúsculas, del signo de exclamación y del adjetivo «insane», el vídeo ilustra todo lo que va mal en el juego del noruego – y de buena parte del circuito: https://www.youtube.com/watch?v=cKaCWTG-ajc
El rally dura 56 golpes porque ambos jugadores se limitan a pasar bola todo el rato esperando el fallo del rival, sin atacar, sin proponer nada, sin arriesgar. Todo raquetazos con mucho topspin para que la bola no se vaya lejos, todos los botes a mitad de cancha. Al final Kachanov deja una todavía más corta que las demás y Ruud se arriesga lo mínimo con un golpe ligeramente menos liftado y más ajustado a la línea que los demás. Mucha gente le critica a Alcaraz la falta de paciencia, el apresuramiento, el hambre de ganar el punto, pero para mí (y no creo ser el único) es de los pocos jugadores que merece la pena ver. Toni Nadal renegaba en un artículo de «el país» diciendo que algo iba mal en este deporte si un jugador «tan interesante» (para él) como Ruud estaba jugando ante gradas vacías mientras el público seguía a otros jugadores quizá peores pero más mediáticos, pero francamente creo que cualquiera prefiere ver jugar a Kyrgios (por lo menos cuando juega, en lugar de dedicarse a insultar a público, árbitro y rivales) que a alguien como Ruud.
En el circuito femenino, pues ganó la que tenía que ganar. Iga no había hecho una gira americana particularmente impresionante tras caer en Wimbledon (la hierba no es lo suyo… aún), pero seguía siendo la principal candidata al título tras su apabullante inicio de temporada. La compañía era también grata: una Ons Jabeur imperial, en su segunda final consecutiva de Grand Slam; Caroline Garcia, que ha vuelto al mejor nivel de su carrera después de varios años en el limbo y venía de ganar el Western&Southern a Petra Kvitova y, por fin, Aryna Sabalenka, que tras caer en las semifinales del US Open del año pasado llevaba 12 meses de resultados espantosos, con infinidad de problemas con su servicio, pero que rebotó a su mejor juego en este torneo.
La final, por desgracia, empezó demasiado tarde para Ons Jabeur. Concretamente empezó cuando ya iba un set y 3-0 abajo en el segundo. Si Jabeur hubiese sacado como sacó ante Caroline Garcia en semifinales, se habría llevado el torneo. Pero un 50% de primeros servicios ante una de las mejores restadoras de la WTA, sino la mejor ahora mismo… pues como que no. Aún así remontó hasta el 4-4 y tuvo un par de bolas que de haber jugado mejor podrían haberle dado la rotura que necesitaba para ponerse 5-4 y sacar para ganar el segundo set, y con suerte hubiésemos visto un tercer set infarto. Pero no pudo, y en el tiebreak Swiatek volvió a mostrarse mucho más sólida con el saque. Segunda decepción seguida para Jabeur, pero mejores sensaciones que las que dejó ante Rybakina en Wimbledon. Con suerte, a la tercera va la vencida.
Y para irregularidad al saque, la de Simona Halep. La rumana se ha aliado con Patrick Moratoglou, el que fuera entrenador de Serena Williams durante muchos años, y este le ha cambiado la técnica de saque. El nuevo saque es mucho más efectivo que el anterior, pero es como el Guadiana y de vez en cuando simplemente desaparece. Ya le pasó en Wimbledon ante Rybakina, donde cometió más dobles faltas en ese partido que en todos los demás juntos. Parecía que la cosa estaba bajo control cuando ganó su tercer masters de Canadá, pero luego incomprensiblemente cayó en primera ronda ante la desconocida Snigur. Algo parecido le pasó a Daria Kasátkina, que como no pudo jugar Wimbledon por ser rusa y cayó en la primera ronda tanto en Canadá como en Cincinatti decidió apuntarse a un torneo la semana de antes del US Open. Lo ganó, pero no sé si le pesó el cansancio porque tanto ella como su rival en la final, su amiga del alma y tocaya Daria Saville (de soltera, Gavrilova) cayeron a las primeras de cambio.
Alcaraz apunta a tener una carrera de 8-10 gran slams, con sinner por ahi batallando, no se quizas es el tenista mas ilusionante en 15 años pero la gente en españa va con Rafa, no hay otra cosa que Rafa, quizas cuando alcaraz lleve 4 grandes ya se quite esa losa, porque a nivel de juego es infinitamente mas divertido un partido de carlos que otro de rafa
Si no tiene percances físicos, ha comenzado la era Alcaraz. Y lo ha hecho por mucho tiempo. No me cabe duda de que para él esto es sólo el principio. Es ambicioso y, si no se distrae, en ese aspecto se parece mucho a Nadal y Djokovic. Si llegará a 20 GS no lo puede saber nadie. Pero que lo va a intentar, seguro.
Tiene mucha razón Ferrero cuando dice que está al 60 por ciento, o al menos lo ha estado en el US Open. Ni siquiera tuvo que estar brillante en la final para ganarla. Su suelo competitivo es inalcanzable para casi todos los demás. Si está fino, es imposible ganarle. Quien albergue dudas tenísticas, que revise el partido que hizo contra Bautista en Indian Wells. Días antes, Carlitos había debutado en Copa Davis siendo el 2, y Roberto el 1. Y el vendaval tenístico que le cayó encima a Bautista fue estratosférico. Roberto no jugó ni bien ni mal. Es que no pudo jugar. Es un partido muy significativo, más incluso que la final de Madrid contra Zverev, de lo que va a ser Alcaraz.
Empezó el año como un tiro y creo que se agrandó demasiado antes de París y Londres. Su actitud en los cuartos de final de ambos torneos no fue la correcta. Luego le vino el bajón, y las derrotas del verano, que posiblemente le han servido para aumentar su capacidad de sufrimiento y venirse arriba en ese aspecto en New York. Tiene que mejorar el saque y esas idas y venidas de cabeza que tiene, su falta de paciencia y la obsesión por el winner, que le hace fallar mucho en las bolas de break. Pero con 19 años claro que mejorará. Hemos visto mejorar a Nadal bien metido en la treintena. El paso del tiempo harán que, sin perder la agresividad, sea más inteligente en ocasiones, invitando a que falle el rival también.
Seguramente el Alcaraz del año que viene no habría permitido que se llegara al quinto set contra Cilic, Sinner y Tiafoe. Se habla mucho del match ball de Sinner, pero es que antes Alcaraz había fallado un tiro clarísimo para ponerse 2 sets a 0. Contra Cilic y Tiafoe fue más o menos igual. Al norteamericano lo estaba desbordando por tenis, pero no saber cerrar el cuarto set le costó ‘irse’ y encajar un rosco en el tie-break. No obstante, qué mérito tuvo sobreponerse al ambiente creado en la grada con Michelle Obama, media NBA, y situaciones políticas que poco tienen que ver con Alcaraz. Ese quinto set no se ha resaltado suficientemente, pero por el contexto fue una demostración de personalidad increíble de un muchacho de 19 años.
Puede que Sinner sea su rival más fuerte. En lo tenístico ambos son admirables y tienen grandes armas, pero da la impresión de que Alcaraz es superior en el aspecto mental. Su seguridad y su capacidad de sufrimiento son grandes bazas. A ver quién lo para en el Open de Australia…
En cuanto a Nadal, problemas de preparación y temas familiares aparte, tuvo la mala fortuna de tener un día gris contra un Tiafoe, que se vislumbraba que esta vez sí se lo creía. Al americano le salió un partidazo y poco más se pudo hacer. Como apunte muy personal, creo que para Nadal va a ser mejor haber caído contra Tiafoe que perder contra Alcaraz en semifinales, que creo que hubiera perdido. Con el resquemor que parecen despertar en su entorno los triunfos de Carlitos no sabemos hasta qué punto Rafa habría podido digerir adecuadamente esa derrota. Va a seguir compitiendo por acabar primero en la carrera de los GS, con opciones si llega bien a Roland Garros. Y no se puede descartar al campeón del Open de Australia. Además, aunque Alcaraz le puede ganar a él, también puede ganar a Djokovic. Otro factor más para dilucidar esta apasionante carrera por ser el mejor de la historia.
Gran análisis como de costumbre. Mis aportes:
-Ausente Djokovic (la dictadura persiste) y mermado Nadal, las miradas apuntaban a Carlitos Alcaraz, que a diferencia de la mayoría se agiganta cuando peor pinta el marcador. Volvió a prolongarse más de la cuenta la final como los partidos previos contra Sinner y Tiafoe porque su tenis de videojuego y eléctrico, en conexión con la espectacular Nueva York, prima la impulsividad en detrimento de la efectividad, algo más propio del finalista que aprovechó un cuadro más benévolo para filtrarse en la final del Us Open, al igual que en París. La épica victoria contra el italiano levantando bola de partido evidenció una vez más que Alcaraz está hecho de la pasta con la que se moldean los elegidos. Esta es de momento la página más importante de un libro escrito en letras de oro, en cuya portada figura ya un hito para la historia: el murciano es el #1 más joven de la historia del tenis. Porque eso parecía durante la ceremonia de clausura, un niño incapaz de canalizar las emociones ante la gesta conseguida en un día para el recuerdo.
– Sobre Ruud, llevo tiempo diciendo que es un jugador ejemplar que ha sabido aprovechar las circunstancias. En un mundo tan volátil como el de hoy, donde el deporte no escapa a la sobrecarga de estímulos y falta de concentración, cualquiera mínimamente disciplinado puede llegar lejos, como ha sucedido con el noruego, quien además de tener un camino fácil se ha beneficiado de las ausencias de Djokovic y Zverev. No le veo ganando un GS porque se tienen que dar muchas circunstancias, como las que llevaron por ejemplo a Cilic a ganar el US Open en 2014.
– Respecto a Sinner, ha evolucionado en su juego gracias al cambio de entrenador que pedía a gritos desde hace año y medio por lo menos. El problema del italiano es que tiene sangre de horchata, lo cual no quiere decir que sea frío y cerebral (Lendl era esto último y ha sido de los mejores de la historia). Derrotas como las que sufrió ante Novak en Londres o esta última con Alcaraz, con punto de partido al saque y un cuadro libre del Big-3 son de las que se graban a fuego. A este respecto quiero recordar que Medvedev, que pasaba por ser el más fuerte mentalmente de la Next-Gen, no levanta cabeza desde la final que perdió en Australia con Nadal, que se debió más a sus gestos cuando vio que el público apoyaba al español cuando este hizo el 3-3 en el tercer set.
– La Next-Gen está perdida y corre el riesgo de quedarse en nada. Tsitsipás es un jugador técnicamente maravilloso y completo (ha ganado títulos en todas las superficies), pero le falta una peseta para le duro. Aparte, llevo tiempo diciendo que necesita cambiar de entrenador y mandar a su padre a paseo. Necesita a alguien que le meta en cintura. Quizá Zverev sea el que enarbole la bandera de esta generación, camino de ello llevaba en Roland Garros cuando desgraciadamente se lesionó. El tiempo dirá si vuelve en condiciones, pero viendo el precedente de Thiem soy pesimista.
– Kyrgios ha demostrado que si quiere, puede. Lo que no tengo claro es que quiera, a pesar de haber hecho 2 meses buenos.
– Yo no daría por enterrado ni muchísimo menos a Nadal y, sobre todo, Djokovic. Alcaraz tendrá ahora más presión y, si bien ha demostrado lidiar fenomenalmente con ella, no es fácil ganar en un GS al balear y belgradense. De hecho, Djokovic ganó Wimbledon sin despeinarse. Nadal sufrió en Roland Garros con el serbio y Zverev. Al murciano le veo ganando 10 GS por lo menos, pero de ahí a equipararse al Big-3 hay un trecho que, aunque difícil, si hay alguien capaz de recorrerlo es él. Lo que es indiscutible es que a su edad es el tenista más completo de la historia. Ni Nadal, Federer o Djokovic eran así con 19 años.
– El ranking es engañoso en el caso de Ruud, hubiera sido bastante paradójico que un tenista con solo ATP-250 en su haber hubiera llegado a esa instancia. El único precedente data de Marcelo Ríos en 1998, pero el chileno se hartó de ganar M1000.
– Sí que se nota cierto resquemor en Toni Nadal y el entorno respecto a Alcaraz, ya que en los artículos de este se percibía cierta neutralidad en las preferencias sobre el ganador, ya que el noruego es alumno de su academia.
Alcaraz tiene 19 años y una pinta bárbara. Un saque que le da bastantes puntos gratis (algo que siempre se echaba en falta a los españoles) y con esa edad, mucha capacidad de mejora.
Pero acaba de ganar su primer grande (hasta ahora era hype, la gran esperanza de tener algo que vender en un futuro) y empezar con la futurología, las comparaciones con Nadal y Djokovic, y calcular cuantos GS va ganar… De momento ha ganado este (merecidísimamente por otra parte) con Nadal mermado físicamente (yo sigo convencido de que tenía muchas ocpiones de haber ganado Wimbledom) y con la cabeza en la salud de su mujer, y Nole en casa. Y esos dos se mueven mucho para enterrarlos ya….
Como suele pasar en estos casos, y por lo que se ve en la mayoria de comentarios, Nadal y Djokovic parecen acabados. Yo apuesto a que el año que viene, si ambos estan medianamente sanos y pueden jugar en todos los GS, se vuelven a llevar 3 de 4.
A mi me ha parecido unos de los últimos GS de menos nivel, juntamente con el Us Open 2020. Alcaraz me parece un muy buen jugador y atractivo de ver pero no lo veo ni de broma llegando a igualar a ninguno del big three. Me da que se queda corto fisicamente. Ahora, siendo tan joven, suple la falta de altura con la energia que tiene, pero si os fijáis en los grandes jugadores de los últimos años, ninguno baja del 1,85.
Supongo que necesito verlo ganar algún GS contra Nadal o Djokovic (a Federer no lo veo volviendo) para que me convenza. Veremos el año que viene si es capaz.
La cantidad de periodistas que están confundidos con la provincia de nacimiento de Ferrero, que no tiene mayor importancia lo sé, pero es que no solo se equivoca el autor del artículo es que son muchos otros. Ferrero es de Ontinyent provincia de Valencia, el alicantino, de Xàbia, es David Ferrer.
Exacto. Aunque se haya criado tenística mente en Villena (Alicante), Ferrero es de Ontinyent, Valencia.
¿Aburrido Ruud? Para mí aburrido es un partido entre Isner y Raonic. Ruud es admirable a su manera. Llegar a donde llegó, sin tener un gran saque, tiene su mérito. Tampoco entiendo los comentarios acerca del poco espíritu competitivo de Sinner. Además de ser un maravilloso jugador es un hueso de mucho cuidado. Puede que no sea muy expresivo, pero ese chaval no le regala nada a nadie, eso seguro.
Como casi siempre, los comentarios están al nivel del artículo. El resumen de Dani es certero, lo suscribo punto por punto.
El debate sobre si ya ha llegado el relevo o Nole y Rafa seguirán dando guerra, es más difícil de contestar. Supongo que lo sabremos pronto. Yo con Rafa soy más pesimista, entre problemas físicos y personales. Pero si alguien ha demostrado que nunca se le puede dar por muerto es él, y a buen seguro dará guerra al menos en Roland Garros.
El caso de Nole es distinto, no sé cómo le afectará el parón y los líos extradeportivos; pero es más joven y tiene menos problema de lesiones. Así que…la previsión de que entre los dos se llevarán 3 de 4 GS de 2023 no es descabellada en absoluto. Será interesante y tengo ganas de ver a Sinner o Alcaraz vs Djokovic a 5 sets.
Y estoy de acuerdo en que debatir sobre si Alcaraz o cualquiera puede llegar a los 20 GS no solo es prematuro y precipitado, sino tremendamente aburrido y absurdo. Anda que no pueden pasar cosas de aquí a 15 años…hablemos mejor de 2023 o corto-medio plazo, no creéis?
En cualquier caso, creo que el circuito necesitaba algo así. Creo que ya lo ha mencionado Guillermo alguna vez. Entre el despiporre del circuito femenino en el que puede ganar cualquiera, y la burrada del cuadro masculino donde 3 tíos llevan 15 años ganando todo, creo que es bueno que haya un término medio. 5-6 tíos de nivel estando siempre en la pelea en la última semana de los GS. Entre el último baile de Nole y Rafa y la irrupción de la nueva camada (Sinner, Casper, Alcaraz) más las incógnitas de Zverev, Medvedev, Kyrigos, creo que va a ser un 2023 apasionante de tenis
Por último,me gusta la novedad del coaching, que se pueda interaccionar con el entrenador. Como dice Guillermo, al final sigue estando solos con sus fantasmas y el rival enfrente, pero creo que aporta sin romper el espectáculo
Ruud parece un calco de Ferrer. No tiene ningún golpe de 10 pero todos de 8. Igual que Ferru tiene mucha disciplina, y al no coincidir en el tiempo con el big-4 en plenitud, puede rascar algún Major cuando fallen los cocos (de momento llamo cocos a Alcaraz y a Sinner, pero que estos lleguen a la consistencia de los otros y no dejen ni las migas a los demás es mucho decir).
Alcaraz pinta muy bien. Al estar el listón tan alto, parecería que todo aquel que no pase de 15 GS no es nadie, pero con que gane más de 5 ya sería uno de los grandes de la historia.
Por qué se habla tanto de Nick? Lo de Wimbledon fue una casualidad. Si este tío llega a una semi de un torneo importante, yo me rasuro las ingles.
Ruud tiene algo más que Ferrer: mejor saque y mejor derecha. Se habla tanto de Kyrgios porque para bien o para mal, es un elemento necesario en el circuito. Yo pagaría por verle jugar, es puro talento e inspiración y nula constancia. Tiene un golpeo que con muy poco movimiento saca verdaderos misiles tanto de servicio como de derecha.
Ahora que Federer acaba de anunciar su retirada (estaba cantado) lo lógico es especular por el siguiente, que con los problemas físicos que arrastra, sumados a su próxima paternidad, podría ser Nadal durante el año 2023. Yo a Djokovic le veo con cuerda y posibilidades de seguir sumando GS hasta 2025.
Me he perdido casi todo el USOpen. Gracias a Guillermo y a los comentaristas por mantenerme al día. Sorprendido por los párrafos de Valhue dedicados al torneo masculino, comentarios que invitan a puntualizar algunas cosas por mi parte pero no lo voy a hacer.
No creo que pueda aportar nada de valor. Disparo algunas ideas que tengo en mi cabeza que no son más que ampliaciones de comentarios que acabo de leer.
1. Alcaraz el número uno con menores puntos de la historia del ránking (o eso me parece). Sintomático que Ruud optase también a esa condición sin ganar ningún torneo ATP500 o superior en el último año de tenis. Dos finales de GS y una final de Master1000 son todo el mérito recabado. Si una de sus finales de GS hubiese sido Wimbledon (harto improbable dado la naturaleza del jugador) pues a lo mejor Ruud no llegaba a Top5. Tiempos extraños estos que nos toca vivir.
2. El partido Alcaraz-Sinner me llevó a pensar que el tenis de los torneos GS es un deporte contra el signo de los tiempos. Aficionados que tienen que abandonar el estadio porque mañana es un día de trabajo y gente en Europa llegando tarde al curro (o perdiéndose la resolución del partido precisamente por tener que trabajar). Me pregunto si este tipo de deporte va contra una mentalidad que exige mayores certezas y espectáculos no tan prolongados en el tiempo. ¿Habrá cambios en las reglas del GS para que los partidos no sean tan largos?
3. El último partido de Serena me llevó a recordar aquellos que yo jugaba contra tipos bregadísimos, medio acabados y con prominente barriga. Entras en la cancha pensando en que vas a mover al rival y todo se dará por añadidura. Luego ves como el juego del oponente consiste en no desgastarse, en dominar el centro de la cancha y en administrar golpes ganadores. Al final yo soy el que corre y nunca consigo hacerme con el mando del partido. Pues esto último es lo que me pareció que le sucedería a Tomljanovic en algunos momentos. Por el bien del tenis femenino el tercer set acabó con las energías de la afroamericana y Serena no avanzó de ronda. ¿Realmente sería positivo que una leyenda de más de cuarenta años y con problemas de movilidad se hubiese colocado en cuarta ronda de un GS?
4. Me uno a Dani y a otros comentaristas que piensan que Djokovic jugará el año que viene para aumentar la cuenta de GS. Estoy seguro de que será así. Lo que haga Nadal cada vez parece más dudoso. En el medio, el hueco de la Nextgen que no ha podido discutir apenas el trono de los más grandes. Y de repente Alcaraz. El futuro podría depararnos un traspaso de papeles en formato Charly ganando a Djokovic como lo hizo Federer a Sampras en un Wimbledon muy lejano. Me gustaría que sucediese así pero me parece alto improbable, al menos de momento.
5. A pesar de este ránking tan mal construido, comparto la idea de Guillermo de que Álcaraz puede afianzarse en él. El problema es la cuenta de los GS en la que estamos todos y que, por lo tanto, la idea de ser número uno parece algo secundario. AO23 se antoja un torneo relevante. Después del descanso del mes de diciembre Zverev, Nadal, Djokovic, Alcaraz, Aliassime, Sinner y Ruud es un plantel lo suficientemente atractivo para no dar nada por sentado. Estemos atentos al futuro.
¿Uh? ¿Y por qué no lo vas a hacer, si lo mejor de estos artículos es el salseo y el debate? Aunque el único comentario que he hecho sobre el circuito masculino es que no pude ver la final masculina por un corte de internet, y que el juego de Casper Ruud me aburre.
Lo del tipo bregadísimo que se planta en el centro de la cancha y administra el juego desde allí es la mejor definición del tenis de Roger Federer post-2016 que se ha hecho nunca. Si fue positivo o no para el circuito masculino que llegase a cuatro finales del Grand Slam y ganase tres de ellas (y se quedase a dos saques de ganar la cuarta), ya te dejo a ti el análisis. O de que si anunciase una gira de despedida para 2023 llegaría al menos a octavos de final de cada torneo. O ya puestos, de que un cojo haya ganado dos este año.
6. Me dejaba un apunte sobre Kyrgios. Si asistiera a un GS procuraría no perderme como son sus entrenos sin entrenador. Me parece imposible que este tío con todo este talento pueda ganar un grande si no tiene a nadie que lo dirija. Me encantaría que se pudiera dar cuenta de ello y que encontrase la forma de dejarse gobernar por alguien que lo mejore. Sería muy bueno para el tenis.
Increible Carlos. Va a ganar muchos GS
Por cierto, Swiatek en polaco quiere decir lo mismo que Nadal en mallorquí o català: Navidad