Remco Evenepoel tiene poco más de veinte, un palmarés para ya retirarse feliz y toda la ambición del mundo en su rostro. Remco Evenepoel ha ganado clásicas, ha ganado monumentos, ha ganado carreras chicas y algunas de las medianas. Ahora se apunta su primera grande. La Vuelta a España, dominando de principio a fin. Perfil bajo, con ausencias, pero dominando de principio a fin.
El tiempo dirá si esto ha sido la Vuelta de 1978 o la de 1995. Por ahora Remco es el primer belga en ganar una carrera de tres semanas desde Johan de Muynck. Fue en el Giro, hace casi media centuria. Y llega él.
Veremos por cuánto tiempo.
Ese muchacho que viene de Flandes
Que la Vuelta empezase por Holanda fue concesión al pagadero, claro, pero terminó pareciendo presagio. Allí, entre herejes, votos a bríos, lanzas y naftalina casposa rodaba, tranquilo, Remco Evenepoel. Flamenco él, veintidós añucos. Todo el futuro por delante, bastante pasado detrás. Promesas, expectativas, un hostión bien gordo camino de Faggeto Lario. Luego lo del Giro, las dudas, esa Lieja donde levantaba esquirlas de asfalto. Y ahora esto. Pinta que la Vuelta puede fardar de vencedor.
Y eso, tres días infames, con mucho público y poca competición. Crono por escuadras, dos esprints, día de descanso. A mí esto me parece un cachondeo, pero vemos cómo se impone cada vez más, porque todo lo que sirva para cachondearnos de las bicis.Primera tarde y gana Jumbo. Líder Robert Gesink, veterano larguirucho y sufridor. Diferencias pequeñas, medianas y grandes. Adelanto para muchas cosas, aunque no supiésemos verlo.
Adelanto, por ejemplo, para algunos bochornos. Lo de Hindley, verbigracia. Hindley, sí… Jay Hindley… búsquenlo por «ganador Giro 2022», búsquenlo por «ese chico que no asoma demasiado». Dicen que si venía con idea, dicen que si preparó la Vuelta milimétricamente. Pues… agua. Desdibujado desde el principio, anónimo. Su equipo, que son la monda, tiró el penúltimo día para defender un décimo puesto. Ya ven, modernidades. Dile tú a Visentini que defienda un décimo puesto… te manda a tomar vientos, se sube al Ferrari y tira para el Lago di Como, a ligar bronce.
Segundo en el Giro fue Carapaz, tercero Mikel Landa. Hostia… lo miras en septiembre y el Giro fue una peli de Esteso y Pajares (también salía Ozores mucho, así que tenemos completo pódium). Richard hizo Vuelta de interés, pero hizo una Vuelta de interés tipo Chava tras salir de fiestuqui. Que está muy bien, ojo (tres etapas, la montaña), pero él venía para otras cosas. Así que… decepción. Mikel Landa no, Mikel Landa perpetró exactamente lo que todos pensábamos que iba a perpetrar (salvo retirarse en Pico Jano: aguantó hasta Madrid). Traía menos motivación que Quentin Tarantino rodando un capítulo de Heidi, y así no hay quien dé rendimiento decente. O serio. Una pena, porque estuvo el asunto como para hacer doblete bueno.
(Nibali fue cuarto en el Giro. Yo es que ya no sé).
El ataque de los adolescentes voladores
A Laguardia se llegaba por el puerto de La Herrera. La Herrera por su cara suave, no la mítica de Ocaña rompiendo todo camino Vitoria. Cuarta etapita, además, primera tras Holanda. Vamos, que poco. Sucede que en La Herrera hay pequeño acelerón, y se quedan veinte tíos delante. Cierra el grupo, el grupo de los mejores, un chavalín joven, el que más de la Vuelta. Se llama Juan Ayuso. No asusta, no da miedo, ningún equipo aprieta para matarile. Qué importa, caerá en otros montes.
Tres semanas después Juan Ayuso fue el primer adolescente (tiene diecinueve años) en subir al pódium de una Grande. Solo Henry Cornet logró éxito parecido a esa edad. Mejor, incluso, que gana el Tour de 1904, pero lo gana en diciembre, después de que descalificaran a los cuatro primeros (él hizo quinto). Detalles. A lo que vamos: que Juan Ayuso logró lo que nunca antes se había hecho. Ya de por sí resulta noticiable.
Piensen, ustedes, en sus diecinueve años. Ahora quiten los calimochos, las noches de fiesta, los desengaños y ese libro de poemas que jamás (y he dicho jamás) puede ver la luz del día. Jamás. Jamás de los jamases. Piensen en sus diecinueve años, eliminen a la Vane, los quinitos, las dudas, el no saber muy bien dónde estás pinao. Y añadan ser ciclista profesional, el pódium de una Grande (solo hay nueve paisanos que logren esto cada temporada). ¿Sí? ¿Ven la distancia entre ustedes y Juan Ayuso?
Curiosamente, no impacta como debiera. Al tío lo echarían de Al salir de clase por joven (Raquel Meroño iba a tercero de BUP, recuerden), pero es que vemos tantos chavalines en esto de las bicis últimamente… Remco tiene veintidós, ojo. Y Carlos Rodríguez veintiuno.
Carlos Rodríguez fue el otro zoomer de este rollo. Posee menos carisma que Juan Ayuso (seguramente, luego estos tíos tímidos se ponen en plan Michael Douglas en Un día de furia y te ganan para siempre), pero es duro, serio, fiable. Su caída camino de Piornal hurta un quinto puesto, y le deja con la misma pinta que Ben Affleck tras su luna de miel. No importa, tendrá muchos más intentos en el futuro (Carlos Rodríguez, Ben Affleck no sé yo), porque huele a ciclista de los gordos.
En esa montonera se vio involucrado también Jay Vine. El inescrutable Jay Vine. El tío que es profesional porque ganó un concurso de bici estática durante el confinamiento. Sí, sé que todos lo cuentan con palabas más grandilocuentes, pero… es así. Jay Vine estaba en su casa, haciendo spinning, pim, pam, vamos, disfruta del dolor, un poquito, aprieta, así, ese rolluco, y ahora anda paseándose por las cumbres de septentrión. Entre el desembarco de los chavalines y esto me siento un poco como Julio Médem en una maratón de Peppa Pig.
Ganó Vine, por ejemplo, en el Pico Jano. La gran etapa de esta edición. Brenes, descenso jodido (no vimos muchos descensos jodidos, porque como no hay puertos de paso pues no hay descensos de paso), final duro-pero-no-imposible. Y el tiempo. Que salió con niebla la jornada (que mira y no deja mirar), y eso le dio un puntito de misterio al asunto. Dureza para ellos, ojáncanos en los bosques, un frío de pelotas quienes estuvimos allí. Ya ven, las risas.
En Pico Jano se vistió de rojo Remco Evenepoel. Sexta etapa, ya no iba a soltarlo. Mostró cartas y estilo: martillo pilón, siempre en cabeza, a ritmo, sin demarrajes secos, yo subo a la velocidad que puedo subir, vosotros seguidme si podéis. Y no pueden. Nadie puede.
Salvo Enric Mas. Paradoja, lo suyo. Salió del Tour con muchos dudando de su desempeño como ciclista, se sube, dos meses más tarde, al pódium de la Vuelta. Por ahí… nada que reprochar, éxito absoluto, ponte unos negronis, vamos a celebrarlo.
Sucede que Enric no tiene demasiado carisma, y ataca menos que los osos gummi en el asedio de Acre. Vamos, que cuesta tifarlo. No ayuda, tampoco, que todos los medios nacionales se dediquen, de manera sistemática, a vender acelerones de cien metros como si fueran Gaugamela. Así que llevas un sabor de boca raro. Él estará contento, su equipo estará contento, trincó lo máximo que podía trincar (seguramente), pero… Un mira tú, un ya que estoy… No lo hubo.
No lo habrá.
Cénit y ocaso de Primož Roglič
Primož Roglič llegaba a la Vuelta con intenciones de ser el primero en tener cuatro entorchados sin necesidad de recurrir al Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. Es, por méritos propios, el mejor corredor de siempre en esta prueba. Era, por eso y otras tantas razones, favorito.
Sucede que Primož lleva un año… raro. La caída del Tour, el escalafón que se corre, ese feeling de que, quizá, su tiempo era otro para Grandes Boucles y similares. Por España, refrendó. Fue falible donde antes iba sin perdonar, fue guerrillero donde… bueno, donde antes también era guerrillero, porque Roglič defrauda lo justo. Jugó, además, a ganador, y solo Remco puede decirlo además de él.
Digamos que todo empezó como acostumbra en estos lares, con el esloveno trincando ventajas, celebrando victorias, vistiendo de rojo. Pero en Pico Jano… cambio. Cambio drástico. No es que se le fuera Evenepoel, no es que perdiese de vista a Mas… Roglič ascendía junto al Alsa con muchos tíos a su rueda. Aquello era… extraño. Anómalo. Asturias repite la historia. Segundines inapreciables en Fancuaya, hostia buena por Les Praeres, exhibición de Remco incluida. La crono bien, pero mal, porque ganó a todos, menos al líder, y cuando solo te vale ganar al líder, pues no ganar al líder es quedarse a mitad del curro.
Así que… tocaban remos. Y es algo desacostumbrado para Roglič, que en sus predios ibéricos reinaba cual Merckx en Lieja. O cual Merckx en Liguria. O cual Merckx en París. Bueno, me entienden. Que reinaba. Y ya no.
Labor de zapa. Montaña andaluza, recorrido infame. En toda la Vuelta habremos tenido tres o cuatro puertos realmente duros que no tuviesen meta en su cima. Así poco se puede hacer, amiguete. Pero Primož prueba. En La Pandera ve debilidades al líder, salta con todo, hace distancias. Fue el peor día del flamenco, fue el mejor día del vigente vencedor. Espadas en alto. Sierra Nevada, más interés. No por lo que vimos, sino por conclusiones. Que Roglič jugaba a grande. Ataca Miguel Ángel López, ataca Enric Mas. No puede acompañarlos, así que… a rueda de Remco. Cualquier otro hubiese relevado, para amarrar pódiums y mierdas del estilo. Él no. A por líderes debe ir el líder. Y ya luego se le mete caña, si uno puede.
Aquel día… aquel día vimos una de las escenas soñadas por todos. Como cuando Al Pacino y Robert de Niro coinciden en Heat. Como Steve Rogers blandiendo el Mjölnir. Pues mejor aún. Porque se meten en la misma escapada Enric y López. Mas y Mal, compañeros sin igual. Solo que ya no son compañeros, y tampoco parecen best friends forever, partiendo la pana, dame un abrazo, siempre juntos, juntos siempre. Tuvo gracia, el tema, con el español rateando relevos, el colombiano haciendo gestitos, y todos esperando finales tipo Ivan Drago contra Apollo Creed. Solo que no. Al menos tuvimos esperanzas.
Como las tenía Roglič. Vio debilidades en Remco, y, si sangra, podemos matarlo, por pasar a otra peli de Carl Weathers. Así que… luchas. Riesgos. A veces funciona, a veces te la pegas. Literalmente.
Primož atacó a cinco kilómetros de meta el día de Tomares. Repecho chico, una cuestecilla de nah. Cuando les cuenten eso de que es imposible romper el pelotón en este o aquel puerto… digan «Tomares». Digan «Tomares», guarden silencio, hagan un mic drop, disfruten de la hostia. Si hay piernas y mentalidad de campeón, cualquier pendiente sirve. Roglič tiene piernas y mentalidad de campeón.
También algo de mala suerte. A su rueda salen cuatro esprínters (ganaría Mads Pedersen, maravillosa carrera la suya), y nuestro esloveno tira sin guardarse ni para el bus, luego se mete en la llegada, sufre caída. Caída fuerte, caída impactante. Las imágenes lo mostraban aturdido un buen rato después. Mirada al infinito, en silencio. Quizá le dolía todo (seguro que le dolía todo), quizá estaba en que, hostia, vaya puto año. Allí acabó su lucha. Las últimas pedaladas de Primož Roglič en esta Vuelta 2022 fueron al ataque.
Otros nunca podrán decir lo mismo. Por eso a otros siempre caerán grandes determinadas cosas.
Así no se diseña una Vuelta, así no se gana una Vuelta
Última semana de la Vuelta. A ver, cómo explicarlo… El recorrido de esta Vuelta ha sido como si ustedes quedan con los colegas para tomar el vermú, y todo va de puta madre, y han caído tres frascas de blanco, cinco izaguirres (no Ion, ni Gorka) y tres raciones de rabas, y ahora andan con los orujos, pegando hostias fortísimas a las mesas y cuñadeando a lo grande… y entonces, pum, uno se va porque tiene que llevar a los hijos al fútbol, otro ha quedado con la novia para ver una peli iraní y el de más allá tiene cita con el suegro para jugar al golf, seguro que lo entiendes, me va ayudar con la entrada del chalé, ah, si te pregunta alguien yo no estuve aquí, guiño, guiño. Pues ese rollo, la última semana. Vamos, que solo podía salvar el tema alguna heroicidad de Juan Ayuso o Carlos Rodríguez, que para eso están en edades de quemar sábados…
Solo que no.
Pintaba rara la cosa tras lo de Roglič, y los peores augurios, pum… realidad. Ojo, no siempre ocurre, porque otros años la Vuelta ha presentado semanas finales que darían miedo a Gengis Khan, pero luego, vaya usted a saber razón, se ponía el asunto coqueto. Bueno, pues nanai. Un coñazo tras otro, bostezos, decisiones incomprensibles, paseitos en plan Verano azul. En el Pico Jano la carrera trae firma de Gutiérrez Solana… por Madrid llevaba un garabato de Marlene Mourreau.
¿Quieren datos? En los últimos cinco días solo cambiaron, dentro del top ten, las posiciones de Carlos Rodríguez y Rigoberto Urán. El segundo fue por escapaditas medio consentidas (trincó etapuca, con la lisérgica rueda de prensa que todos esperaban). Lo de Rodríguez trajo drama mayor, por aquello de una caída, un outfit tipo Freddy Krueger recién salido del solárium, y cara de estar haciéndose mucha caca y no tener ningún servicio cerca. Vamos, que sufrió. Ya digo, importa lo justo, tendrá más ediciones y esto también es aprendizaje. Pero, vaya, cómo sufrió…
Y, eso, que poquitas cosas. La victoria de Evenepoel en lo alto de Piornal (una crono, una llegada montañosa: como debe ser), los pesetazos en Tentudía, la vergüenza perpetrada allá por Talavera de la Reina, que no quiero imaginarme a Gwyneth Paltrow (es superdifícil escribir Gwyneth Paltrow) poniendo la tele todo ilusionada y viendo semejante esperpento. Así nunca lograremos aficionar al ciclismo a las estrellas de Hollywood, colegas (ni a nadie con dos dedos de frente, añado). En serio, es algo pera meter reflexión si buscan ideas a medio plazo y no solo factura inmediata…
Entonces… ¿qué nos queda? Pues la sierra de Guadarrama, que muchos llaman la sierra de Madrid, porque Madrid es todo, y llega hasta Piedrasluengas, aproximadamente, y Piedrasluengas mide, para que se hagan idea, como siete Bernabéus o más, y seguro que me entienden, sí, qué pedazo de agua, en Madrid, no te tiran una caña en condiciones, fuera de Madrid. Fin de festejo, bastos en perspectiva. Recorrer toda la sierra, subiendo mucho de lo subible, pero… joder, es que el asunto no da para más. Puede darlo, ojo, miren 2015, pero hacen falta ganas. Y este 2022…
(Ni siquiera sirvió esa montaña final para despedir en condiciones a dos leyendas de esta prueba. Una, Vincenzo Nibali, ganó en 2010. La otra, Alejandro Valverde, triunfó un año antes, logró su primera etapa en 2003, es el tío con más pódiums de siempre. Ambos tuvieron colofón anónimo, triste. Que no quede como reflejo de su carrera).
A ver, cómo se lo explico… En Morcuera debía saltar todo por los aires. Movistar trabajando, Remco solo, hombres que podrían hacer de puente, kilómetros favorables (de esos llanos que son falsos, esos donde el equipo ayuda de cojones), avispero loading. Hasta el ataque de Mas. El ataque definitivo de Mas. El ataque de Mas para trincarse toda una Vuelta a España. El ataque de Mas que dura cien metros, que dura diez segundos, el ataque de Mas que es un polvo adolescente, que es un chupito de madrugada, que es el último sobao de la alacena. Un fiu, un ¿ya?, un ¿para esto me he depilao? Eso fue el ataque de Mas. Yo entiendo lo de la falta de fuerzas, porque fuerzas no tenemos nadie (salvo Remco, Roglič y, seguramente, Gwyneth Paltrow) pero la intención hace mucho. Era día de estrategia, no de burradas. De ajedrez y no vatios. Ocurre que Enric arranca y para, como un Ford Fiesta viejo, y los del coche tampoco son Arturito Pomar. Vamos, que no hay forma. Así que entente cordiale y todos contentísimos. Remco el rojo, Richard su etapa, Mas y Ayuso pódium, el público que mira reloj, como diciendo, ok, perfecto, me piro a ver una de Tim Burton. Aproximadamente.
O, al menos, eso me debió parecer a mí. Enhorabuena a Remco. Enhorabuena a Pedersen. Enhorabuena a… Enhorabuena a todos aquellos que ustedes piensan que la merecen.
¿Cuántos les salen?
Jajajaja muy divertido, no vi nada de la vuelta pero si un pan sin salsa, estoy tan desconectado que pensaba que Ayuso era la del PP, cosas veredes y Mas DEBERIA ir a Turquía a por un implante sano, quizás con pelazo postizo le echa mas huevos y consigue echar un polvaso de esos de dos horas que queda la chica que no se puede ni sentar, Mas deja de ser un funcionario de la bicicleta
La verdad es que aunque los ciclistas llevan años fumándose muchos etapones de alta montaña la realidad es que el recorrido de la vuelta de este año era tan lamentable que no han necesitado fumarse nada.
No había ni una sola etapa de alta montaña, solo la de Sierra Nevada se acerca algo y fue descafeinada por motivos ajenos a la organización.
Más llevaba las mejores piernas de la última semana pero entre que el recorrido no daba para más, que después del tour que hizo ser segundo ya estaba bien, que Movistar es una inutilidad táctica desde hace 20 años y que además necesitaban los puntos uci como el comer las últimas etapas fueron bochornosas.
En fin, Remco es un corredorazo y justo vencedor pero todavía no sabemos si tiene la capacidad de superar puertos largos.
No estoy de acuerdo, yo me he divertido bastante mas q con el Giro. La comparacion con Canada no tiene ningun sentido.
Una pena lo de Roglic porq este año si tenia un rival de altura. Lo de q Carapaz ha hecho una vuelta decepcionante… La ultima victoria de Carapaz es una exhibicion, me quede con la pena de q Remco no lo intentara cazar, el resto estaban fritos.
Mas? Pues hasta donde puede, a veces parece q somos los mas listos, sabemos como estaba Enric y sabemos como estaba Remco mejor q Enric. Yo hacia mucho q no he visto al lider hacer tantos kilometros tirando del grupo de favoritos, flojo no iba.
Este año Talavera-Talavera, el año pasado Navalmoral-El Barraco. Al triángulo que conforman el este de Cáceres, el sur de Ávila y el Norte de Toledo deberían de bautizarlo como el triángulo de las grandes fumadas ciclistas, porque vaya dos etapas más majas, más de sacarle partido, más de guerra de guerrillas, más de…no se que más, que al final se han perdido en el tiempo como lágrimas en la lluvia…
El artículo está bien redactado, es original, entretenido, aunque se hace largo y sobran referencias cinéfilas. Y escrito por alguien que no sabe lo que es competir en ciclismo ni siquiera a nivel amateur. Comentar ciclismo no debería ser como comentar fútbol.
Ataquitos de cien metros es como decir articulitos de 100 líneas…
Marcos Pereda siempre deja artículos originales sobre las grandes vueltas, que a mí me resultan divertidos.
No entiendo muy bien los comentarios. ¿Sabe la gente que Jotdown es una revista cultural? Seguro que encuentran artículos más cortos y sin referencias cinéfilas en prensa deportiva y especializada. De lo que hay que ser ciclista para comentar de ciclismo…no estoy muy de acuerdo aunque es un debate más largo.
Al grano. En mi opinión (como no-ciclista, que me perdone Pablo), lo que da salsa y espectáculo a las grandes vueltas son los grandes corredores. Y este año en Andalucia no había muchos. Seguro que el recorrido no ayudó, pero ya vimos al gran Primoz atacando cuando y donde pudo. Faltaba el otro esloveno y el bueno de Van Wert, por ejemplo; buen espectáculo dieron en el Tour y buen espectáculo estaban dando en Canadá.
Lo de Carapaz deja un sabor agridulce. Da sensación de que tenía piernas para mucho mas. No sé qué le pasó en la primera semana.
En cuanto a Enric…al pobrecillo se le da mucha caña. Demasiadas esperanzas en un buen ciclista al que le falta carisma y trazas de corredor grande. Sin ir más lejos, Mikel Landa gozaba unos años atrás de mucha más estima y cariño, con peores resultados (dos terceros en el Gro y creo que ningún podio más en las tres grandes).
Mención especial a Marc Soler. Un chaval al que tampoco le sobra carisma pero ha hecho un buen tour. Valiente, y una etapa merecidísima.
Tengo ganas de ver a Pogacar, Roglicz y Remco en una gran vuelta. Y ojo con los jóvenes españoles, sobretodo Ayuso. 2023 pinta bien.
Buah, me encanta. Enorme la descripción del ataque de Mas en la sierra de Madrid, nadie lo ha descrito mejor.
Brutal artículo, enhorabuena por las frescas
Enhorabuena por el comentario.
Crítico, pero sin faltar a nadie.
Cada vez me va aburriendo más el ciclismo. No sé qué sería en estos tiempos de Bahamontes, Julio Jiménez, Luis Ocaña, JM Fuente (el más grande a pesar de sus pájaras), el otro Jiménez, José María, y hasta podría incluir a Perico El Segoviano.
Ahora mucho mirar los vatios, dieta controlada y fugas de los antiguamente llamados «torerillos» para cubrir horas de tedio. Sí Juan Ayuso hace podio, pero está programado desde los trece años y tiene a un gurú Íñigo San Millán, que también tiene a Pogacar en su «cuadra». Este no es el ciclismo épico y de «esforzados de la ruta».
Me gustaría asistir a una tertulia con Javier Mínguez sin micrófonos. Seguro que contaba verdades como puños.
Por favor, sigue asi y no te rindas al poder establecido, como hacen los de las televisiones que ensalzan emociones donde no las hay.
Marcos. No hagas caso. Somos muchos los que estamos esperando tus crónicas.
Felicidades Marcos. Gracias por exponer tan originalmente lo que pasó en este país «ciclista» en tres semanas del tardío verano. Tu pregunta final es sublime. Magnífica. Yo, si me lo permites, añadiría otra ¿Qué hubiera sido de esta vuelta si no se hubiera caído el otro esloveno aquel que últimamente las carreras lo están tratando como un «primoz»?
Nunca se sabe pero desde mi modesto punto de vista el final de la ronda española hubiera tenido la emoción e intriga de la que careció a pesar de los Carlos de Andrés, Pedro Delgado y compañía.
Comparto otras reflexiones:
– La distancia entre los actuales dioses del ciclismo, esos que solo entienden este deporte como una demostración de talento, valentía y fuerza (los Remco, Wout, Mathieu, Julian, Primoz, Tadej, Richard y pocos más) y el resto, se agiganta a cada carrera que pasa. Habrá que ver, con el paso de los años, que que quieren ser de mayores las dos joyas en ciernes del ciclismo español.
– Coincido con todos aquellos que no se cegaron con lo que la organización y sus acólitos quisieron hacernos ver y reconocen que el cartel de la vuelta fue bastante peor que otras carreras. Baste como ejemplo la comparativa con aquellos que viajaron a un país con tan «fuerte y arraigada cultura ciclista» como Canadá.
En fin, habrá que seguir disfrutando del ciclismo allende los mares.