Viene de «Maniqueísmo e idiotez (1)»
Como decía Bertrand Russell, las cosas no son ni buenas ni malas: las cosas son así. Al igual que el placer y el dolor, sus conectores con lo biológico, el bien y el mal no existen sino como experiencias subjetivas, objetivables solo en la medida en que son compartidas, puesto que atañen sustancialmente a las relaciones sociales. Pese a ello (o precisamente por ello) el mito de un Bien y un Mal absolutos, a menudo identificados con entidades poderosas y conscientes (dioses, ángeles, demonios, genios…), es común a casi todas las culturas y está en la base de todas las religiones, en función de una necesidad —tanto individual como colectiva— de regular la conducta mediante referentes claros e incuestionables.
El maniqueísmo, por tanto, es la expresión vulgar —e idiota, en el sentido más etimológico del término— de un mito profundamente arraigado en nuestra sociedad, que dista mucho de haber sido superado a pesar del aparente retroceso del pensamiento mágico-religioso frente al racionalismo; y, como tal, no podía estar ausente de una cultura de masas en buena medida idiotizante.
El maniqueísmo más esquemático preside la cultura de masas tanto en sus manifestaciones «realistas» (luego explicaré las comillas) como en una amplia gama de subproductos más o menos fantásticos emparentados con las mitologías y los cuentos maravillosos tradicionales. Las historias (novelas, películas, cómics, series de televisión…) supuestamente realistas suelen ofrecer una versión muy simplificada, y por ende engañosa, de la realidad (de ahí las comillas), en la que los buenos son intachables (además de bellos, fuertes y valerosos) y los malos son malísimos (y a menudo horrendos). Y las historias fantásticas acostumbran a compensar su menor pretensión de verosimilitud con un mal disimulado retorno al mito del Bien y el Mal con mayúsculas, encarnados, respectivamente, en los consabidos superhéroes y supervillanos.
Basta un breve repaso a algunas de las sagas más populares de los últimos tiempos, tanto librescas como cinematográficas y televisivas, para darse cuenta de hasta qué punto el maniqueísmo más extremo contamina la cultura de masas. El Señor de los Anillos, Harry Potter y Star Wars —el pasado, el presente y el futuro imaginarios más frecuentados— comparten, entre otros tópicos, la idea de un ser tan maligno como poderoso que pretende adueñarse del mundo e instaurar un reinado del terror. En ninguna de estas sagas desempeña la religión propiamente dicha un papel significativo; sin embargo, la visión medievalizante de la vida como pugna entre Dios y el diablo está en la base de las tres. Y también comparten estos tres grandes metarrelatos contemporáneos (a los que cabría añadir algunos más, como los ciclos narrativos de Marvel y DC) la idea —esencialmente religiosa— de que la lucha entre el Bien y el Mal no solo se libra en el campo de batalla, sino también en el interior del individuo, y muy concretamente del héroe (la fascinación del anillo de poder, el empleo abusivo de la magia, el lado oscuro de la Fuerza). Y no hay batalla del Bien y el Mal más encarnizada que la que se libra en el interior de los hombres.
Maniqueísmo y lucidez
No es casual que Robert L. Stevenson, uno de los narradores más brillantes de todos los tiempos, el gran maestro de la novela de peripecias, se interesara de manera muy especial por esa violenta cohabitación de los contrarios, por esa batalla silenciosa cuya palestra es un corazón atribulado. Y del mismo modo que problematizó las historias de héroes y villanos (hay un antes y un después de John Silver1 en la narrativa piratesca), dio un mayor espesor psicológico al conflicto interior. A primera vista, podría parecer que en El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde se lleva al extremo la dicotomía entre el bien y el mal, al desdoblarse una misma persona en un ciudadano respetable y un libertino sin escrúpulos; pero, en realidad, al señalar (mucho antes que Freud, dicho sea de paso) que la civilización es represión y que la represión engendra monstruos en nuestro interior, impugnaba la consabida división en «buenos» y «malos» e invitaba explorar nuevos territorios éticos y narrativos.
El propio Stevenson los exploró varias veces, pues, como dijo Borges, «siempre le preocupó el alter ego, que los espejos del cristal y del agua han sugerido a las generaciones». Un espejo deformante en el caso de Jekyll y Hyde, frío e implacable en Markheim, magistral relato alegórico —que parece fruto de una inverosímil colaboración entre Dickens y Poe— en el que un demonio paradójico oficia de ángel de la guarda. El definitivo espejo de la muerte en la balada Ticonderoga.
Maniqueísmo y equidistancia
En el extremo opuesto de la actitud crítica de un Stevenson, la supuesta superación del maniqueísmo de cierto relativismo moral —típicamente posmoderno— para el que el bien y el mal son meros convencionalismos, ha contribuido a sumir a nuestra sociedad en un preocupante estado de perplejidad o indigencia ética2.
Aunque no haya buenos ni malos en un sentido absoluto, sí que hay agresores y agredidos, explotadores y explotados, verdugos y víctimas, y en esos casos la equidistancia se convierte en una aberración moral mucho más grave que el maniqueísmo que pretende impugnar3 .
El antifeminismo explícito de los sectores más reaccionarios de la sociedad (y el antifeminismo implícito de la sociedad en su conjunto) es una muestra clara —y especialmente preocupante— de una falsa impugnación del maniqueísmo que desemboca en la grosería del término medio y el solapado atropello de la equidistancia. Grosería y equidistancia de la que a veces no se libran ni siquiera los que intentan denunciar los abusos del poder, como quienes gritaban en las manifestaciones antibélicas «Ni OTAN ni Milosevic», «Ni Bush ni Sadam» o, más recientemente, «Ni Putin ni OTAN». Pero ese es otro artículo.
1. Siempre ha habido piratas literarios caballerosos e incluso heroicos, como El Corsario Negro de Salgari o El capitán Blood de Rafael Sabatini. La singularidad de Silver estriba en que, sin dejar de ser el consabido villano de las novelas de aventuras, posee un espesor psicológico y una cierta ambigüedad moral que lo sitúan más allá del mero estereotipo. Salvando las distancias, Jack Sparrow podría considerarse su versión irónica actual.
2. Como negación de la falsa negación del maniqueísmo, en un montaje de su Discurso sobre los antecedentes y desarrollo de la interminable guerra de Vietnam, Peter Weiss situó a un lado del escenario a los vietnamitas vestidos de blanco inmaculado y al otro lado a los soldados estadounidenses vestidos de negro, para subrayar el hecho de que los primeros eran los buenos y los segundos los malos
3. En este sentido, es especialmente significativo el metarrelato literario sobre la impropiamente denominada guerra civil española que, con el pretexto de una supuesta «reconciliación», se ha promocionado en las últimas décadas, y no solo desde la derecha, como ha denunciado David Becerra en su esclarecedor libro La guerra civil como moda literaria (Clave Intelectual, 2015).
El maniqueísmo actualmente llega a una formulación muy idiota con esa caritativa, mediática y gastronómica denominación de «ensaladilla ucraniana».
En esa línea, los menos jóvenes hemos conocido un tiempo en que, en España, Caperucita Roja era Caperucita Encarnada.
No acabo de comprender el salto mortal tan gratuito al antifeminismo. Ahora mismo, es el supuesto feminismo el que está contra la sociedad, y no al revés. Se está construyendo un relato artificial, decretando leyes discriminatorias en base a una ideología, y promoviendo el conflicto entre hombres y mujeres por puro afán lucrativo, disfrazado de supuesta lucha por la igualdad, explotando precisamente lo maniqueo de las feministas postmodernas
No sé a qué te refieres con «lo maniqueo de las feministas posmodernas» ni con «un relato artificial». Relatos artificiales hay muchos y de todos los colores; pero hay uno muy real: en la «España democrática» asesinan a una mujer a la semana y cada día se producen más de mil actos de violencia sexual.
Sublime la respuesta. Hay gente que olvida algo muy elemental y es que quienes mueren son las mujeres. Y hablan de » lo maniqueo de las feministas posmodernas». Lo que todavía no entiendo es como son capaces de vernos a la cara y no restregarnos nuestro machismo inculto y estúpido.
Debes entender quién es el autor del artículo. Carlo Frabetti es un sujeto a quien los Buenos y Malos tradicionales, reaccionarios (polis contra ladrones, por ejemplo), le parece una comparación maniquea y errónea.
Pero si cambias el cuento a los Buenos y Malos progresistas (dominadores contra explotados, los llama él), entonces la cosa es muy diferente. El maniqueísmo no sólo es válido, sino que su ausencia, la indiferencia como él dice, es lo más perverso de todo.
Toda la moraleja de Frabetti se resume en esto: la Voz es muy malo y Podemos tal vez no sea muy bueno, pero malo no es. Aquello es extrema derecha, pero esto no es extrema izquierda. Por supuesto, en todo esto no hay maniqueísmo, sino «anti indiferencia».
Por cierto: cuando Frabetti habla de los «anti feministas», ¿incluye también a Irene Montero y su Ley Trans, tal como los califican las feministas clásicas? ¿O es al revés? Esperemos que dicte pronto sentencia, a poder ser no maniquea.
Efectivamente: Vox es extrema derecha y Podemos está muy lejos de ser extrema izquierda. El último párrafo de tu comentario no lo he entendido.
El pensamiento complejo le viene grande. Y sí, Vox es extrema derecha que intenta hacer retroceder a la sociedad a épocas medievales y Podemos es un simple partido político que tiene en cuenta a los ciudadanos. Es muy simple y nada maniqueo.
Yo confieso que no sé qué es lo que significa el feminismo en este momento. Yo pensaba que era la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, por ejemplo que por un mismo trabajo se reciba igual remuneración, que no haya “techos de cristal”, etcétera. Pero sí que se nota hoy en día un tono maniqueo en el feminismo, donde por ser hombre ya eres sospechoso de ser el malo, y por ser mujer es más probable que seas buena. Una peligrosa inclinación al supremacismo. Hace poco me crucé con una manifestación feminista, y por un momento me sentí como un negro a principios del siglo veinte dándome de bruces con una procesión del Ku Klux Klan.
No sé qué manifestación sería ni qué hizo que te sintieras como un negro ante el KKK; pero las estadísticas dicen que, de manera abrumadoramente mayoritaria, son los hombres los que agreden a las mujeres de todas las formas imaginables. Insisto: un feminicidio a la semana y más de mil agresiones sexuales diarias.
Las estadísticas son una cosa, la realidad otra. Las estadísticas faltan a la verdad, y la realidad es inalcanzable.
De acuerdo, la realidad es inalcanzable; pero ¿de verdad crees que mienten cuando todos los medios coinciden en que cada semana muere una mujer a manos de su pareja o ex pareja? ¿O cuando trascienden las agresiones sexuales y las violaciones en manada?
Las dictaduras sean de izquierda o de derecha son un expresión triunfante de maniqueísmo. Aunque es muy posible que el articulista siguiendo una lógica parecida a la de Vox- Podemos concluya que las dictaduras de derecha son dictaduras y las de izquierda, democracias, Hitler una bestia y Stalin un gobernante bonachón.
No creo eso en absoluto. Y tu regla de tres no tiene nada que ver con la realidad: Hitler no es a Stalin como Vox a Podemos (y conste que no estoy a favor de Podemos, como he manifestado claramente en varios artículos). Con mucha imaginación, se podría pensar que Bildu o Izquierda Castellana son de extrema izquierda; pero Podemos está más cerca del PSOE (que tiene poco de socialista y menos de obrero) que de esos partidos.
Caramba, ¿ha dicho lo que has dicho que ha dicho Frabetti ? Porque revisando el artículo, no he leído nada de lo que pones que ha escrito.
Tus conclusiones son un claro maniqueísmo de comprensión lectora. ¿O soy yo el maniqueo?
Gracias, Manuel, a veces tengo la impresión, al leer algunos comentarios, de no expresarme con suficiente claridad. Cosa que seguro que ocurre a veces, pero creo que no en este caso, y tu comentario me reconforta.
Señor Fabretti, señor Queimaliños Rivera
Les aseguro que recuerdo la clase de EGB en la que me enseñaron lo que es el sesgo de las noticias.
Mueren mujeres y mueren hombres, a manos de hombres y de mujeres, aunque, efectivamente, viendo los noticieros pareciera que sólo uno de esos grupos es el perpetrador y el otro la víctima.
No sé qué opinión les merecerán las siguientes afirmaciones y proclamas feministas:
«Feminismo o barbarie».
«El violador eres tú».
«La Historia es la historia de la explotación de la mujer por el hombre».
A mi personalmente me parecen todas parecen bastante maniqueas.
1. Si entendemos el feminismo como la reivindicación de la igualdad de derechos y el cese de la violencia de género, es incuestionable: la discriminación y la violencia son barbarie; por lo tanto, sí: feminismo o barbarie.
2. Nunca había oído la consigna «El violador eres tú». A no ser que vaya dirigida a alguien en concreto y que merezca ese calificativo, no tiene sentido.
3. En casi todas las épocas y en casi todas las culturas las mujeres han estado sometidas a los hombres, por lo que la última consigna no es nada maniquea: se limita a describir una situación de hecho.
Qué extraño batiburrillo de artículo.
Respecto al feminismo, me produce tristeza en lo que ha terminado deviniendo y en el desprestigio en que se ha sumido. De ser un movimiento anti sexista que quería destruir prejuicios a defender la asimetría legal y la presunción de culpabilidad en función de género. De buscar que el sexo no influya en las decisiones políticas a basar toda acción política y social en el género y la identidad sexual. Aunque ciertamente le ha ocurrido lo que ha muchas revoluciones: un movimiento justo, necesario y progresista que, cuando alcanza el poder y sus objetivos fundamentales, se dedica básicamente a buscar motivos que juatifiquen su supervivencia, y a no admitir ninguna objeción a los dogmas definidos. Así, si alguien plantea dudas razonables sobre cuestiones como, no sé, la gestación subrogada, la cuestión trans, la violencia de género, la prostitucion, etc, es directamente tildado de fascista, machista, o llanamente idiota, como parece hacer el señor Fabretti. Supongo que todas las revoluciones, aún las necesarias, terminan pasando por este tipo de fases, aunque algunas se encallan en totalitarismos casi tan nocivos como la injusticia que trataban de corregir. Solo espero que no pase lo mismo y se puedan matizar, criticar o intentar corregir algunas medidas que se proponen en su nombre sin que la única respuesta sea el insulto al disidente. Porque además esta actitud está arrastrando a toda la izquierda a la derrota y la irelevancia.
El feminismo está muy lejos de alcanzar el poder, así que de momento no hay peligro de que se convierta en una nueva forma de totalitarismo. Y nadie (no yo, al menos) llama idiota a quien plantea dudas razonables sobre temas tan complejos como la prostitución o la violencia de género. Pero una cosa son las dudas razonables y otra negar la discriminación sexual, o ver en las feministas a un nuevo KKK.
Hombre, hablamos del contexto actual español, todo un gobierno autodenominado feminista, con un ministerio del feminismo (porque es lo que es), con los medios de comunicación mayoritariamente entregados a la causa, incluso con la oposición eludiendo debatir sobre ello (salvo Vox, que lo hace de forma ridícula y desproporcionada, pero por lo visto útil para seguir creciendo) no sé qué más querría, supongo que hacer desaparecer todo disenso.
La discriminacion sexual existe, pero hoy en día es bidireccional. Que se presta una atención sideralmente mayor a los problemas que afectan más a las mujeres (violencia sexual, violencia doméstica, acceso a puestos de poder) que a los que afectan mayoritariamente a los hombres (mendicidad, sinhogarismo, alcoholismo y drogadiccion, muertes en siniestro laboral, muertes por suicidio, fracaso escolar, etc) es una realidad asumida y aceptada caballerosamente por todo el mundo, en base a unas supuesta opresión histórica de las mujeres
Es curioso que, a pesar de que el 90% de los hombres a lo largo de la historia no han sido más que campesinos, siervos, pescadores, artesanos, soldados, mineros, y toda clase de ocupaciones duras e ingratas, se les haya ya definido como poderosos opresores. Si a cualquiera de sus mujeres les hubieran ofrecido cambiarse por su marido, abandonar el seguro hogar hacer su duro trabajo y asumir la responsabilidad de mantener a la prole no dudo que la inmensa mayoría de ellas habría rechazado la oferta. No en vano el feminismo surgió con el advenimiento de la clase media y la proliferación de ocupaciones menos duras e ingratas en las que la fuerza física no eran tan grandes ni el riesgo tan elevado.
Y bueno, aceptaré que no pretendía llamar idiotas a los que no son rigurosos fieles de la doctrina, pero el título que ha puesto no ayuda mucho a creerlo.
Si lo que quieres decir es que se habla mucho de los problemas que afectan a las mujeres, estamos de acuerdo; pero esa «atención sideralmente mayor» es de boquilla. También se habla mucho del cambio climático y de los migrantes y de los abusos a menores en el seno de la Iglesia. Y, por supuesto, el 90 % de los hombres también están y han estado siempre oprimidos; pero eso no les impedía ni impide oprimir (pegar, violar, controlar, matar) a su vez a las mujeres.
Los hombres pegan/violan/controlan/matan tanto como los vascos somos etarras, los italianos mafiosos, os musulmanes terroristas, los gitanos roban y las mujeres son putas. Una barbaridad que hoy día se puede soltar alegremente y no pasa nada.
No dicen eso las estadísticas. Ni la Historia.
Si te basas en las estadísticas de violencia sexual que publicó El País, que incluía miradas impertinentes o comentarios ofensivos como violencia sexual desde luego.
Me baso en numerosas estadísticas y de distintas procedencias, es un problema que conozco bastante bien. Y, por supuesto, los comentarios ofensivos son una forma de violencia.
Que incluso usted y yo hemos sufrido, pero alinearlo con las violaciones es una frivolidad y un menosprecio para las víctimas de auténticos abusos sexuales.
Desde luego, si se equiparan es una frivolidad y un agravio comparativo (precisamente la falsa equivalencia es una de las formas de «maniqueísmo a la inversa» que intento denunciar en mi artículo). Un comentario ofensivo es infinitamente menos grave (y los matemáticos no solemos tomar el nombre del infinito en vano) que una violación; pero no deja de ser una forma de violencia, sobre todo cuando va dirigido a una mujer que, por una mera cuestión de fuerza bruta, puede sentirse intimidada o amenazada.
Llama la atención la cantidad de hombres que, bien intencionados o no, se definen como «feministas» a la vez que se esfuerzan en poner unas cotas «razonables» al feminismo, por ejemplo, como Rafa más arriba en este espacio, que las mujeres cobren lo mismo que los hombres, cosa que absolutamente todo el mundo parece estar de acuerdo, y sin embargo, aun así, no es el caso ni mucho menos, ni en España ni en ningún país todavía creo, sino los hombres siguen cobrando bastante más…
Seguramente en parte es así porque estos hombres que dicen querer la paridad salarial nunca hacen la siguiente pregunta que toca, la pregunta que aquellas feministas tan molestas llevan haciendo desde hace muchos años, que es: ¿por qué las mujeres han cobrado y siguen cobrando sueldos muy inferiores a los hombres no solo en España sino todo Occidente, desde siempre, para limitarnos al tema donde no hay discusión? ¿Por qué es? ¿Por qué ha sido?
Estos hombres que dicen ser feministas no llegan a hacerse esa pregunta nunca mientras las feministas si la hacen en voz alta, que es cuando espetan la palabra tan molesta, «patriarcado», palabra fea que a los hombres feminista les pone de los nervios por lo general, pues ya se complica todo y ya no se trata de zanjar el tema con un ajuste salarial teorico simplemente, sino supone algo mucho más enrevesado y complicado y elusivo, es decir, todo un sistema ideológico en gran medida inconsciente o asumida de manera tacita por toda una sociedad que favorece a los hombres de manera sistematica en el reparto de poder / dinero en casi todos los campos por encima de las mujeres…
Si, además, todo o gran parte de esto es inconsciente o subconsciente, si el patriarcado está y estaba delante de las narices todo este tiempo sin saberlo plenamente uno, ¿qué más puede haber allí también?: racismo, clasismo, tics y fobias y prejuicios contra todo el que no sea el hombre blanco y de clase media….En fin, uno ha sido un depositario de rancias ideologías hasta cierto grado u otro, desde siempre, y el primer paso es reconocer eso…
…y si todo esto es verdad, que es ese «yo» que opina tan incesamente y se ofende a primeras de cambio también, y que cree que es único y especial y ay de mí, tan necesitado de entendimiento? ¿Que es lo que somos exactamente los seres humanos? ¿No nos parecemos más bien a uno de aquellos personajes de Sam Beckett, apenas una voz incorpórea y sinuosa en un espacio oscuro?
En fin, cualquier acercamiento más o menos serio al tema del feminismo es un acercamiento a los grandes temas de nuestro tiempo… ¿no? ¿Que es este patriarcado? ¿Quien lo sostiene y lo perpetúa y cómo es eso exactamente si TODOS queremos la paridad salarial y sin embargo ni siquiera eso se ha conseguido? Una tesitura que será fruto del patriarcado, no un hecho aislado y azaroso en sí, pero que demuestra lo difícil que es el cambio a nivel práctico…
Nos interesa a todos yo creo, sobre todo los hombres que no quieren acabar como Johnny Depp que se ha hecho un ridículo espantoso al poner su carrera por encima de absolutamente todo lo demás y cree que eso es justificado… y muy flaco favor a muchas mujeres maltratadas de paso…
Los prejuicios de clase, género y especie han calado tan hondo en todos -y todas- que no solo es difícil superarlos, sino tan siquiera darse cuenta de que los tenemos. Tú lo has expresado muy bien: «todo un sistema ideológico en gran medida inconsciente o asumido de manera tácita por toda una sociedad que favorece a los hombres de manera sistemática en el reparto de poder/dinero en casi todos los campos por encima de las mujeres». Como señalas, somos depositarios de rancias ideologías y el primer paso es reconocerlo. Gracias por tus reflexiones.
El caso es que la famosa brecha salarial es uno de esos mitos que se repiten una y otra vez y da igual cuántas veces se desmientan, vuelven a repetirse. Las mujeres no cobran menos que los hombres por el mismo trabajo en las mismas condiciones. El menor salario de las mujeres como conjunto se obtiene de hallar lo que cobran ls mujeres de media y compararlo con lo que cobran los hombres de media, sin considerar el tipo o puesto de trabajo. A partir de esta trampa se monta todo el tinglado.
Los empresarios, que solo miran el margen de beneficio, siempre contratan a la persona a la que puedan pagar menos con los mismos resultados; si la discriminación salarial existiera sólo contratarían mujeres.Además de ser absolutamente ilegal, cualquier mujer que la sufriera tendría todas las de ganar denunciando su caso.
De hecho las pocas empresas que han hecho estudios concienzudos sobre discriminación salarial en función de sexo, como Google, descubrieron que los hombres, con el mismo rango y horas de trabajo, ganaban ligeramente menos.
Otro debate sería el porqué, de media, las mujeres optan a trabajos menos remunerados o aparecen menos en los puestos altos de los escalafones. Ahí podríamos buscar la discriminación o el famoso y omnisciente patriarcado. Idea con la que tampoco estoy de acuerdo pero que no voy a debatir aquí porque no acabaríamos nunca.
Te refieres a la brecha salarial no ajustada, que, efectivamente, se debe a que, en general, las mujeres «optan» (como si pudieran elegir) a trabajos peor remunerados. Y esa es la verdadera expresión -o la más significativa- de la discriminación laboral. Y no es otro debate, pues remite, como tú mismo señalas, al «famoso y omnisciente patriarcado».
¿Las mujeres no pueden elegir? No sé qué mundo percibe usted. Las mujeres han elegido copar los trabajos de judicatura o medicina por ejemplo, les falta la ambición malsana de los hombres para sacrificar familia, tiempo libre y escrúpulos que exigen los puestos de mayor poder. Pero ya están empezando, como es notorio.
Ya le han respondido antes, los trabajos más duros, ingratos y peligrosos, y por tanto mejor pagados, suelen recaer en su mayor parte en los hombres. Eso no va a cambiar por ahora, y así podrá seguir hablándose de la falsa brecha salarial. Las mujeres hace tiempo que pueden elegir qué quieren ser en la vida, y curiosamente, en los países más avanzados en libertades e igualdad, las mujeres siguen siendo propensas a elegir actividades tradicionalmente ligadas a su género. Por cierto, que en esos países que podríamos denominar más avanzados, los índices de violencia doméstica son más altos que en España.
¿Los trabajos más duros, ingratos y peligrosos son los mejor pagados? Pobre altos ejecutivos y directivos bancarios, no sabía que sufrían tanto. Ni que los bomberos y los barrenderos fueran millonarios.
Señor Frabetti, los altos ejecutivos y directivos no son santo de mi devoción, pero le aseguro que suelen trabajar muchas más horas de las que muchos estaríamos dispuestos a aceptar.
También le digo que a lo largo de mi trayectoria profesional he comprobado que las mujeres que demuestran su valía ascienden en mi empresa igual que cualquier hombre. Y, aunque puede que me equivoque, tengo entendido que los bomberos y barrenderos no tienen un sueldo bajo.
No quiero que parezca que paso olímpicamente, pues es de agradecer que un lector se tome la molestia de comentar un artículo extensamente y argumentando, aunque yo no comparta esos argumentos (o precisamente por ello), pero poco podría añadir a lo que ya he dicho. Gracias por tus comentarios.
La brecha salarial en España en el 2021 era de un 24%, o algo mas de 5.000 euros brutos anuales, una cifra alucinante, que se explica por varios motivos….
https://www.lavanguardia.com/economia/20220215/8057406/mujeres-hombres-salario-brecha-cobrar-menos.html
En cuanto al patriarcado, para verlo con mas relieve, solo hace falta mirar a Iran o Arabia Saudi o países del estilo que excluyen la mujer de la vida publica del todo y la privan de los derechos mas básicos, como la España de Franco hacia tambien…
Alguien puede decir de verdad que hablar de un patriarcado en dichos casos sea una exageración? En cuanto a Occidente, la incorporación de la mujer en la vida publica es muy reciente… y los derechos adquiridos siguen siendo mas bien precarios como estamos viendo estas semanas…
Como se ve en este hilo, lo que yo percibo es una reacción muchísimo mas fuerte y de mayor calada contra el feminismo y sus logros recientes que los politólogos están reconociendo…
Estará detrás de Trump, de Brexit, y del auge de la extrema derecha en Europa sin duda… para cierto tipo de hombre, su estatus frente la.mujer es lo mas importante que hay tal vez… urge cambiar de mentalidad, no se…
No existe brecha salarial, existen trabajos mejor y peor pagados, y existen personas que trabajan más que otras.
Derechos adquiridos precarios en Occidente? No sé a qué se refiere. Los derechos son los mismos para todos desde hace tiempo y así debe ser.
Le sorprenden las reacciones que se producen contra el feminismo imperante? A mí no. No hace falta ser politólogo para darse cuenta. Y mientras éste feminismo siga la senda actual la extrema derecha no dejará de avanzar.
Lo siento, no creo que tenga mucho sentido entrar en un debate con alguien que niega la existencia de la brecha salarial…
En su última novela, «2666», Roberto Bolaño dedica 352 páginas a detallar y describir los asesinatos, mutilaciones y muertes violentas de las miles mujeres de Ciudad Júarez, que para Bolaño se convertían en una especie de obsesión, decia el gran chileno que había algo fundamental en esos crimenes sin sentido ni lógica, motivados por el sadismo y el machismo y la crueldad, y poco más…
Son 352 páginas dificiles de leer, y en la segunda lectura, yo las salté directamente, pero con cada telediario que pase en España, creo que Roberto Bolaño tenía toda la razón, que hay algo fundamental en la incesante riada de noticias de crimenes violentos contras las mujeres en España también… ..hay en todas esas crimenes juntadas, una gran verdad sobre la sociedad en que vivimos y que nos refleja a todos de alguna forma indirecta…
Señor MacNaughton, respecto a su primer párrafo, estoy totalmente de acuerdo con usted por la razón estrictamente contraria.
No he leído «2666» de Bolaño, pero creo que Ciudad Juárez y España no son sociedades muy comparables en términos de violencia. No creo que la violencia sea algo intrínseco a las sociedades sino a los individuos, y la educación es seguramente el mejor remedio contra ella. Pero también hay que ser conscientes de que es imposible erradicarla por completo, ya que en el fondo no dejamos de ser animales con nuestros instintos y nuestras bajezas.
No sé qué tiene que ver la brecha salarial con 2666 la verdad. He leído la novela y, aunque a Bolaño no termino de cogerle el punto, transmite muy bien la angustia y frustración que produce ese fenómeno incomprensible. Pero, sin ánimo de minusvalorarlo, también hay que contextualizarlo en la situación de altísima violencia generalizada que se vive en el país. Siendo muchísimas las mujeres asesinadas, hay que considerar que en México por cada feminicidio se producen nueve asesinatos de varones, y esos casos no escandalizan a nadie ni aparecen nunca en las noticias. Aun considerando que muchos de ellos se deberían a situaciones y entornos de delincuencia, no deja de ser llamativa la diferente valoración que se le da a la vida de unos y otras.
En España, con niveles de delincuencia mucho menores, las víctimas varones duplican a las víctimas mujeres en número de muertes violentas, pero tampoco se suele encontrar ninguna noticia sobre estos homicidios en los medios o, si los ves, ni preocupan ni generan compasión alguna.
Y es que sólo los casos correspondientes a violencia de género están siempre en primera página, de manera que parece que hay una plaga tremenda e insufrible que nunca hasta ahora había ocurrido.
Por seguir contextualizando, el año pasado murieron 41 mujeres de forma violenta en España, pero se suicidaron más de mil, cuatro cada día (y casi 3.000 hombres) ¿Por qué esto no escandaliza? ¿se está haciendo algo? ¿qué investigaciones se están realizando para parar, esta sí, verdadera plaga?
Parece que sólo Íñigo Errejón está planteando estas cuestiones en el congreso, con iniciativas sobre salud mental y precariedad que tienen muy poco eco.
Mientras se siga echando la culpa al «machismo» o «el patriarcado» entes indefinibles, no mensurables, que no necesitan ser demostrados porque es algo «que se siente» pues no queda espacio para buscar causas concretas y reales que sí influyen en la violencia de género (la precariedad, las drogadicciones, el alcoholismo, la inmigración desarraigada, las enfermedades mentales, las familias desestructuradas…)
Resulta difícil debatir con un antifeminista, como lo es discutir con un terraplanista. La convicción (la obcecación), está muy por encima de los argumentos o de los datos. Hace pocos días, un defensor de la Asociación Nacional del Rifle sostenía que los asesinatos a martillazos en EEUU son más numerosos que los producidos por armas de fuego. Pueden afirmar esto y lo que sea: El mundo es un matriarcado. Los que más ganan son los que hacen trabajos más denigrantes. El Sol se mueve alrededor de la Tierra. Vox no es extrema derecha. Las estadísticas faltan a la verdad. Buf… Qué paciencia, Frabetti.
Entre los tópicos y afirmaciones que has puesto al final, te ha faltado poner dos que están al nivel del terraplanismo: la izquierda trae progreso, y el feminismo es único y está súper unido (como demuestra la Ley Trans).
No pensaba entrar en debate, pero la simplicidad de su respuesta, típica de la derecha, no me deja otra opción:
1. No le quepa duda. Los grandes progresos sociales de la humanidad contemporánea, y por tanto de sus derechos individuales (la eliminación de la monarquía absolutista, la erradicación de la aristocracia parasitaria, la liberación de países colonizados, la abolición de la esclavitud, el sufragio universal, el voto de la mujer, los derechos de los trabajadores, la cierta progresividad de los impuestos, la separación entre la iglesia y el estado, los derechos de las minorías, la escolarización obligatoria, la sanidad pública y gratuita…) han sido posibles gracias a movimientos considerados “de izquierdas” que a lo largo de estos siglos han recibido distintos nombres. Y contra los que se han opuesto y se siguen oponiendo movimientos que pueden considerarse “de derechas” y que también han recibido distin-tos nombres.
2. Lo que usted llama “movimiento feminista” no está unido, ni lo tiene como objetivo ni es bueno que lo esté. Es más bien un “movimiento social”, que implica a bastantes mujeres (no todas) y a bastantes hombres (todavía no suficientes) y que promueve la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y el cambio en estructuras y filosofías patriarcales y por tanto machistas. Se trata de una corriente, no de un partido; y, por tanto, abierto a opiniones distintas, fluido y cambiante en función de las sociedades y los tiempos.
Gracias, Pi, una respuesta clara y ajustada. Ojalá los debates fueran siempre en estos términos.
Si la corriente liberal (entendida como búsqueda ante todo de la libertad del individuo) la enmarca usted dentro de «la izquierda», entonces le doy la razón. Pero claro, habría que meter como de izquierdas a la independencia de EEUU y lo que trajo (13 años antes que la Revolución Francesa), y tildar de derechas a la Revolución Rusa.
Algo no cuadra.
De todas formas, yo decía lo de los tópicos porque, para mí, en el siglo XXI decir «izquierda» o «derecha» es algo tópico en sí mismo. La pelea está en el grado de libertad individual, en sus dos vertientes: económica y social. Y los políticos y agentes sociales (sindicatos, asociaciones…) todavía no se han enterado, con lo que mantienen un mensaje muy errático, y la gente, o no vota, o vota extremos.
Pd: Podemos es tan radical de izquierdas como Vox de derechas. Igual que ERC son y Bildu van de súper izquierda y revolucionarios. Lo que pasa es que cuando gobiernas, ya no puedes hacer lo que decías en los mítines, y además tienes que alimentar y dar puestos de trabajo a mucha gente de las bases.
Señor Tres14, sepa usted que tan difícil le resulta a usted este debate como a aquellos a los que denomina «antifeministas», y que creo que harían bien en cuestionarse si pueden estar equivocados: si los datos en los que basan sus argumentaciones están completos o sesgados, si tienen asteriscos y matices (a los que ya han tenido que recurrir en ocasiones en estos mismos comentarios), si obvian otras cuestiones… En fin, este debate hace tiempo que está agotado. Sin embargo, no hay duda de que ustedes reman con el viento a favor, y tal vez por eso se permite la licencia de situar a los «antifeministas» en un nivel similar al de los «terraplanistas», cosa que podría considerarse una falta de respeto y que yo nunca me hubiera atrevido a hacer. Que tengan todos un buen día.
Señor Chema M: Me temo que ni usted y yo podemos dar por cerrado un debate que no ha hecho más que empezar, porque el tema que nos ocupa (feminismo/antifeminismo) tiene cuerda para rato. Lamento que tome como una ofensa mi comparación, porque no era un ataque personal, sino argumentativo. Y es que inventando datos o negándose a los evidentes no se cambia una realidad. A lo mejor tiene usted un hijo y una hija. Probablemente sea consciente de que su hija tiene una mayor exposición a agresiones sexuales y de otra índole que su hijo; y tal vez llegue a reconocerme que, en caso de ser madre, sus dificultades para la crianza y la compatibilidad de esta con el mundo laboral serán mayores que los de su pareja, si es un varón-padre. Por si no admite ninguna de estas cosas, espero que al menos celebre que la campaña en contra de la mutilación genital femenina haya tomado auge y que en breve podamos considerarla erradicada; ojalá ocurra lo mismo con la trata de mujeres. Un saludo.
Estimado Carlo: acostumbrado a tus análisis implacables, y a veces demoledores de obras literarias, ahora con el tema del maniqueísmo tengo la excusa para preguntarte algo que siempre quise saber: se me dio por pensar cuáles de mis lecturas favoritas de mi infancia y juventud se salvarían, y serían capaces de tener tu aprobación absoluta, sin reparos. Obras capaces de pasar por tu escrutinio sin recibir ni un rasguño. Se me ocurrieron dos. “El maravilloso viaje de Nils Holgersson a través de Suecia” de Selma Lagerlöf, y “Momo” de Michael Ende. ¿Qué piensas?
Hombre, Rafa, creo que es un poco exagerado decir que mis análisis son implacables y demoledores; me gustaría pensar que son sosegadas invitaciones a la reflexión, aunque supongo que no siempre lo consigo. Por otra parte, «aprobación absoluta» también es una expresión muy extrema y, por tanto, difícil de asumir. «El maravilloso viaje…» me encantó cuando lo leí de niño, pero no he vuelto a leerlo; aun así, lo recomiendo sin dudarlo. Ende, sin embargo, no me gusta (tal vez le dedique un artículo para explicar por qué), aunque Momo, concretamente, tiene, creo, un lado muy positivo, que es su crítica implícita al consumismo. Gracias por tus asiduos comentarios, siempre interesantes.
Ahí queda pintado este personaje que nunca tuvo abuela. Mamma Mía. Saludos.
Me cuesta entender el maniqueísmo, bien definido en la RAE. Pienso que se debe a que reduce tanto la realidad que los opuestos (o uno de ellos) resultan ser imaginarios.
Claro que el malo puede ser malo, pero también puede ser superficial y estúpido, a la vez o por separado. Un recuerdo aquí para Hanah Arendt.
Claro que la voz “pueblo” puede representar lo bueno, pero ocurre que nadie es el pueblo y por tanto nadie su representante (excepto formulismo legal) y menos aún su vanguardia. Un recuerdo personal aquí para los “60”, ciudad de La Plata, juventud iluminada por la revolución cubana y la, entonces creciente, idea fatal del foquismo.