Pon a prueba tus conocimientos sobre el castellano de Argentina respondiendo a estas diez preguntas.
9 Comments
Leave a Comment Cancel
Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.
Ingresar
Sus Suscripciones
- No estás conectado.
Y claro que la vi Esperando la carroza. Y supongo que ustedes saben lo que significa el título: para los que no, es una forma de decir que uno está esperando lo imposible, por chabón o boncha (tonto, ingenuo, pavo, etc. etc). Con respecto a «perro», me parece que el diccionario que usaron es un poco viejo o parcial: falta el significado de hacer trampa, o ser poco honesto: meter el perro o meter la mula en un negocio tienen el mismo significado. Y sí, ser un perro para algo se me olvidó, ya que para el fútbol, fuente inagotable de usos metafóricos del lenguaje para explicar la vida usamos «es un tronco». A los perros, a veces les gusta la pelota. Con sangüiche, que jamás lo pronunciamos de tal manera, ya que la «e» final desaparece en la pronunciación caí como un chorlito, y eso que la leí al revés varias veces, pero nada. Jamás la usé de esa manera, con sánguich era suficiente y es imposible decirla al vesre.. Con «Aca» también falta el otro significado, o sea una cosa de poco valor, una insignificancia, igual que en italiano: non sa un’ acca, no sabe una hache, por muda e inútil en consecuencia, supongo, que los italianos hacen sentir la doble c, pero en argentino español es imposible. En definitiva, moralmente hice 10 sobre diez. A papá mono con bananas verdes. Gracias por esta noble pasión por las palabras.Y si quieren divertirse con Cicerón, ese rancio y egoista aristocrático cabezadura pero culto, busquen como nos llegó la palabra Inhibir. Lo pintan de cuerpo entero.
7 de 10. Deberían haber sido 7, pero de otra forma, quería contestar que «choco» era «perro» porque tuve un perro Choquito (era del tamaño de un choco-late con ese nombre), pero no creí posible la coincidencia. Y no conocía «chegusán», pero era evidente, no creo que «sánguche» sea un extranjerismo, al menos no más que «aceite» o «limón». Talué.
Tocayo, estuve diez minutos tratando de saber qué significaba «Talué». De entrada lo asocié a un sobrenombre familiar, luego me acordé de Talcahuano, Tafí del valle, del árbol tala y por último de mi abuela mapuche que decía taluego para despedirse. Qué sudar.
¿En serio? Lo usan unos amigos porteños muy urbanitas y muy millennials. Pensaba que era algo común. ¿De dónde era tu abuela? Chau, tocayo.
Son tantos años ya. Recuerdo dos nombres: Coyahique y Puerto Aysén. Como teníamos que cruzar un rio para llegar a su casa, en bote en aquellos tiempos, supongo que el lugar era el primero donde no se veía el mar.
Quizás terminemos siendo familia además de tocayos. En esa zona los mapuches son inmigrantes del siglo XX, hoy representan alrededor de un cuarto de la población. Los huilliches (la rama sureña) y el resto de gente de las islas de Chiloé llegaron por el oeste en barco y se quedaron mayormente en Puerto Aysén y el resto de la costa. Otros huilliches de algo más al norte y muchos mapuches de la Araucanía llegaron desde el este con sus rebaños o sus maletas, a través de un largo viaje por Argentina (de años y años) y se establecieron mayormente en Coyhaique y el resto de pueblos y pampas al este de la cordillera. Si entras desde el mar hacia Puerto Aysén, el barco te deja en Puerto Chacabuco y al poco rato dejas de ver el mar (el fiordo Aysén) tienes que cruzar ríos, en cualquier dirección que vayas. Los paisajes son impresionantes y la gente que se fue a vivir ahí con poco más que un hacha y un caballo no tiene todo el reconocimiento que debería. Saludos.
¡Vaya con las vuelta de esta noria!, por no decir vida ya que aquella es más previsible. Tiempo atrás tuve un momento de alegría al leer que una activista, creo que ecológica y de Puerto Aysén tenía el mismo apellido de mi abuela: Aynol. ¡Mi abuela india!, magra y de pocas palabras, siempre rodeada de sus amados animales, y de hijos por supuesto, y por de más, todos con dos nombres, pero el primero era José para los varones, y María para las mujeres. Me has traído entrañables recuerdos. “¿Por qué será que hoy me acuerdo de mi abuela?, india pía y silenciosa que paría hijos bien erguida aferrándose a una soga que venía de lo alto, como tratando de hacer sonar las campanas de su iglesia pobre de madera, ventisca y chapas. Un cojín de oveja a sus pies, una palangana de agua tibia, cristalina y pura, dos tijeretazos, el fajado, una sonrisa resignada y al trabajo. Chile, Chile, Chile ¿Por qué será que hoy me acuerdo de la geografía de la mitad de mi persona?” Gracias por estos momentos. PD. Leyendo tu primer comentario sobre “sánguche” creo que sea un extranjerismo, ya que proviene de ese conde o marqués inglés, aficionado al juego de azar, que para no perder tiempo mientras jugaba con una comida con platos, cubiertos, etc. etc, se inventó los Sandwiches, unas islas que parece le pertenecían. Un gran abrazo, tocayo.
Entonces tenía origen chilote, como yo. Ainol y sus variantes hoy existen principalmente en las islas del mar interior, al norte: Quinchao, Llingua, Linlín, Meulín, Mechuque… Vivo a unos 1000 metros de Quinchao (hay mar de por medio), pero no conozco personalmente a nadie con ese apellido, porque incluso siendo su zona de «abundancia», tampoco es común. Quizás muchos se fueron a la Patagonia en otros tiempos. Un gusto haber conversado contigo. Un abrazo.
Pingback: ¿Sabes qué significan estas diez palabras argentinas? – ERIespacio